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domingo, 18 de junio de 2017

SAN GREGORIO BARBARIGO, 18 DE JUNIO


Gregorio Barbarigo, Santo
Obispo, 18 de junio


Por: n/a | Fuente: EWTN.com 



Obispo

Martirologio Romano: En Padua, en el territorio de Venecia, san Gregorio Barbarigo, obispo, que instituyó un seminario para clérigos, enseñó el catecismo a los niños en su propio dialecto, celebró un sínodo, mantuvo coloquios con su clero y abrió muchas escuelas, mostrándose liberal con todos y exigente consigo mismo.( 1697)
Fecha de beatificaciòn: 20 de septiembre de 1761 por el Papa Clemente XIII
Fecha de canonización: 26 de mayo de 1960 por el Papa San Juan XXIII

Breve Biografía

Este simpático santo nació en Venecia (Italia) en 1632, de familia rica e influyente. La madre murió de peste de tifo negro, cuando el niño tenía solamente dos años. Pero su padre, un excelente católico, se propuso darle la mejor formación posible.

El papá lo instruyó en el arte de la guerra y en las ciencias, y lo hizo recibir un curso de diplomacia, pero al joven Gregorio lo que le llamaba la atención era todo lo que tuviera relación con Dios y con la salvación de las almas.

Estudiando astronomía admiraba cada día más el gran poder de Dios, al contemplar tan admirables astros y estrellas en el firmamento.

Deseaba ser religioso, pero su director espiritual le aconsejó que más bien se hiciera sacerdote de una diócesis, porque tenía especiales cualidades para párroco. Y a los 30 años fue ordenado sacerdote.

Un amigo suyo y de su familia, el Cardenal Chigi, había sido elegido Sumo Pontífice con el nombre de Alejandro VII, y lo mandó llamar a Roma. Allá le concedió un nombramiento en el Palacio Pontificio y le confió varios cargos de especial responsabilidad.

Y en ese tiempo llegó a Roma la terrible peste de tifo negro (la que había causado la muerte a su santa madre) y el Santo Padre, conociendo la gran caridad de Gregorio, lo nombró presidente de la comisión encargada de atender a los enfermos de tifo. Desde ese momento Gregorio se dedica por muchas horas cada día a visitar enfermos, enterrar muertos, ayudar viudas y huérfanos y a consolar hogares que habrían quedado en la orfandad.

Acabada la peste, el Sumo Pontífice le ofrece nombrarlo obispo de una diócesis muy importante, Bérgamo. El Padre Gregorio le pide que lo deje antes celebrar una misa para saber si Dios quiere que acepte ese cargo. Durante la misa oye un mensaje celestial que le aconseja aceptar el nombramiento. Y le comunica su aceptación al Santo Padre.

Llega a Bérgamo como un sencillo caminante, y a los que proponen hacerle una gran fiesta de recibimiento, les dice que eso que se iba a gastar en fiestas, hay que emplearlo en ayudar a los pobres. Luego él mismo vende todos sus bienes y los reparte entre los necesitados y se propone imitar en todo al gran arzobispo San Carlos Borromeo que vivía dedicado a las almas y a las gentes más abandonadas. En Bérgamo jamás deja de ayudar a quien le pide, y los pobres saben que su generosidad es inmensa.

Propaga libros religiosos entre el pueblo y recomienda mucho los escritos de San Francisco de Sales. En sus viajes misioneros se hospeda en casas de gente muy pobre y come con ellos, sin despreciar a nadie. Después de pasar el día enseñando catecismo y atendiendo gentes muy necesitadas, pasa largas horas de la noche en oración. El portero del palacio tiene orden de llamarlo a cualquier hora de la noche, si algún enfermo lo necesita. Y aun entre lluvias y lodazales, a altas horas de la noche se va a atender moribundos que lo mandan llamar. Y es obispo.

El médico le aconseja que no se desgaste tanto visitando enfermos, pero él le responde: "ese es mi deber, y ¡no puedo obrar de otra manera!".

El Sumo Pontífice lo nombra obispo de una ciudad que está necesitando mucho un obispo santo. Es Padua. Los habitantes de Bérgamo decían: "Los de Milán tuvieron un obispo santo, que fue San Carlos Borromeo. Nosotros también tuvimos un obispo muy santo, Don Gregorio. Que gran lástima que se lo lleven de aquí".

En Padua se encuentra con que los muchachos no saben el catecismo y los mayores no van a Misa los domingos. Se dedica él personalmente a organizar las clases de catecismo y a invitar a todos a la S. Misa. Recorrió personalmente las 320 parroquias de la diócesis. Organizó a los párrocos y formó gran número de catequistas. Aun a las regiones más difíciles de llegar, las visitó, con grandes sacrificios y peligros. En pocos años la diócesis de Padua era otra totalmente distinta. La había transformado su santo obispo.

El nuevo Pontífice Inocencio XI nombró Cardenal a Monseñor Gregorio Barbarigo, como premio a sus incansables labores de apostolado. El siguió trabajando como si fuera un sencillo sacerdote.

Fundó imprentas para propagar los libros religiosos, y se esmeró con todas sus fuerzas por formar lo mejor posible a los seminaristas para que llegaran a ser excelentes sacerdotes.

Todos estaban de acuerdo en que su conducta era ejemplar en todos los aspectos y en que su generosidad con los pobres era no sólo generosa sino casi exagerada. La gente decía: "Monseñor es misericordioso con todos. Con el único con el cual es severo es consigo mismo". Su seminario llegó a tener fama de ser uno de los mejores de Europa, y su imprenta divulgó por todas partes las publicaciones religiosas. El andaba repitiendo: "para el cuerpo basta poco alimento y ordinario, pero para el alma son necesarias muchas lecturas y que sean bien espirituales".

San Gregorio Barbarigo murió el 18 de junio de 1697 y fue beatificado en 1761 y canonizado por S.S. Juan XXIII, el 26 de mayo de 1959.

lunes, 12 de junio de 2017

SAN JUAN DE SAHAGÚN, 12 DE JUNIO


San Juan de Sahagún
12 de Junio


Sahagún es una cuidad de España, y allá nació nuestro santo en el año 1430.

Sus padres no tenían hijos y dispusieron hacer una novena de ayunos, oraciones y limosnas en honor de la Santísima Virgen y obtuvieron el nacimiento de este que iba a ser su honor y alegría.

Educado con los monjes benedictinos, demostró muy buena inclinación hacia el sacerdocio y el señor obispo lo hizo seguir los estudios sacerdotales y después de ordenado sacerdote lo nombró secretario y canónigo de la catedral. Pero estos cargos honoríficos no le agradaban, y pidió entonces ser nombrado para una pobre parroquia de arrabal.

Después de varios años de sacerdocio, sintió el deseo de especializarse en teología y se matriculó como un estudiante ordinario en la Universidad de Salamanca. Allí estuvo cuatro años hasta completar todos sus estudios teológicos. Al principio era bastante desconocido pero un día fue invitado a hacer el sermón en honor de San Sebastián, patrono de uno de los colegios, y su predicación agradó tanto que empezó a ser muy popular entre la gente de la ciudad.

Y sucedió que le sobrevino una gravísima enfermedad con serio peligro de muerte y no había más remedio que hacerle una difícil operación quirúrgica (y con los métodos tan primarios de ese tiempo). Fue entonces cuando prometió a Dios que si le devolvía la salud mejoraría totalmente sus comportamientos y entraría de religioso. Dios le concedió la salud y Juan entró de religioso agustino.

En el noviciado lo pusieron a lavar platos y barrer corredores y desyerbar campos, y siendo todo un doctor, lo hacía todo con gran humildad y total esmero. Después lo pusieron a servir el vino a la comunidad, y todavía se conserva la vasija con la cual hizo el milagro de que con un poco de vino sirvió a muchos comensales y le sobró vino. En cumplimiento de sus deberes, en penitencias, en obediencia y en humildad, no le ganaba ninguno de los otros religiosos.

El convento de los padres Agustinos en Salamanca tenía fama de gran santidad, pero desde que Juan de Sahagún llegó allí, esa buena fama creció enormemente. Era un predicador muy elocuente y sus sermones empezaron a transformar a las gentes. En la ciudad había dos partidos que se atacaban sin misericordia y el santo trabajó incansablemente hasta que logró que los cabecillas de los partidos se amistaran y firmaran un pacto de paz, y se acabaron la violencia y los insultos.

Los biógrafos dicen que Fray Juan era un hombre de una gran amabilidad con todos, devotísimo del Santísimo Sacramento y muy amigo de dedicar largos ratos a la oración. Las gentes cuando lo veían rezar decían: "parece un ángel". El estudio que más le agradaba era el de la Sagrada Biblia, para lograr comprender y amar más la palabra de Dios. A veces gastaba todo el día visitando enfermos, tratando de poner paz en familias desunidas y ayudando a gentes pobres y hasta se olvidaba de ir a comer.

Algunos lo criticaban porque en la confesión era muy rígido con los que no querían enmendarse y se confesaban sólo para comulgar, sin tener propósito de volverse mejores. Pero su rigidez transformó a muchos que estaban como adormilados en sus vicios y malas costumbres. Confesarse con él era empezar a enmendarse.

Otro defecto que le criticaban sus superiores era que tardaba mucho tiempo en celebrar la Santa Misa. Pero para ello había una explicación: y es que nuestro santo veía a Jesucristo en la Sagrada Eucaristía y al verlo se quedaba como en éxtasis y ya no era capaz por mucho rato de proseguir la celebración. Pero las gentes gustaban de asistir a sus misas porque les parecían más fervorosas que las de otros sacerdotes.

San Juan de Sahagún predicaba muy fuerte contra los ricos que explotan a los pobres. Y una vez un rico, amargado por estas predicaciones, pagó a dos delincuentes para que atalayaran al santo y le dieran una paliza. Pero cuando llegaron junto a él sintieron tan grande terror que no fueron capaces de mover las manos. Luego confesaron muy arrepentidos que los había invadido un temor reverencial y que no habían sido capaces de golpearlo.

En un pueblo habló muy fuerte contra los terratenientes que no pagaban lo debido a los campesinos y desde entonces aquellos ricachones no le permitieron volver a predicar en ese pueblo.

Sus preferidos eran los huérfanos, los enfermos, los más pobres y los ancianos. Para ellos recogía limosnas y buscaba albergues o asilos. A las muchachas en peligro les conseguía familias dignas que les dieran sanas ocupaciones y las protegieran.

Hizo frecuentes milagros, y obtuvo con sus oraciones que a Salamanca la librara Dios, durante la vida del santo, de la peste del tifo negro, que azotaba a otras regiones cercanas. Un joven se cayó a un hondo pozo. Fray Juan le alargó su correa y, sin saber cómo, salió el joven desde el abismo, prendido de la tal correa. La gente se puso a gritar "¡Milagro! ¡Milagro!", pero él se escondió para no recibir felicitaciones.

Salamanca sufría un terrible verano. El les anunció que con su muerte llegarían lluvias abundantes. Y así sucedió: apenas murió, enseguida llegaron muy copiosas y provechosas lluvias.

Y sucedió que un hombre que tenía una amistad de adulterio con una mala mujer, al escuchar los sermones de Fray Juan, se apartó totalmente de tan dañosa amistad. Entonces aquella pérfida y malvada exclamó: "Ya verá el tal predicador que no termina con vida este año". Y mandó echar un veneno en un alimento que el santo iba a tomar. Desde entonces Fray Juan empezó a enflaquecerse y a secarse, y en aquel mismo año de 1479, el santo predicador murió de sólo 49 años.

A su muerte, dejaba la ciudad de Salamanca completamente transformada, y la vida espiritual de sus oyentes renovada de manera admirable.

Que Dios nos mande muchos valientes predicadores como San Juan de Sahagún.

Dijo Jesús: El que pierda su vida por mi en este mundo, la salvará para la vida eterna (Jn. 12, 25).

viernes, 9 de junio de 2017

SAN JOSÉ DE ANCHIETA, APÓSTOL DE BRASIL, 9 DE JUNIO



José de Anchieta, Santo
Apostol de Brasil


Sacerdote, 9 de junio 


Por: Isabel Orellana Vilches | Fuente: Zenit.org 



Apostol de Brasil

Martirologio Romano: En Reritiba, Brasil, beato José Anchieta, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús, el cual, nacido en las Islas Canarias, pasó casi toda su vida en las misiones de Brasil, donde trabajó denodadamente y con gran celo. ( 1597)

Fecha de beatificación: 22 de junio de 1980, por el Papa Juan Pablo II.

Fecha de canonización: Culto universal confirmado el 2 de abril de 2014, por S.S. el Papa Francisco.
Nació el 19 de marzo de 1534 en San Cristóbal de La Laguna, Tenerife. Su padre, don Juan de Anchieta, fue un vasco originario de Urrestilla, Azpeitia, tierra de San Ignacio de Loyola, con cuya familia estaba emparentado. Su madre, doña Mencia Díaz de Clavijo, era natural de Las Palmas, de la isla Gran Canaria, descendiente de los vencedores cristianos del Archipiélago. Fue el tercero de una numerosa familia. 

A los 15 años enviaron a José junto a uno de sus hermanos a Portugal. regentada, entonces, por los PP. de la Compañía de Jesús. Allí estudió Filosofía escolástica. 

Su trayectoria académica fue brillante. Entonces se apreciaron sus singulares dotes para la poesía. Fue época de cruciales decisiones comenzando por la consagración de su virginidad ante una imagen de María. En 1551, animado por las noticias que san Francisco Javier transmitía en sus cartas, se sintió llamado a la vida misionera y se vinculó a la Compañía de Jesús. Pero padecía severa escoliosis desde que era niño y se acentuó con la misión que le encomendaron: ayudar a los sacerdotes que oficiaban la misa, más de una decena diarias. Tanto tiempo de pie fue agravando la lesión y acarreó de por vida dolores osteoarticulares. Aunque no se quejaba -solamente llevaba una faja para su mejor sostén-, unos comentarios que escuchó acerca de ella le hicieron temer que podría verse obligado a dejar el convento. El provincial Simón Rodríguez, compañero de san Ignacio, lo tranquilizó; no tenía nada que temer. Al final, como él deseaba, fue trasladado a Brasil junto a otros jesuitas.

Llegó a Bahía en 1553 lleno de ardor apostólico, con el anhelo de hender la cruz en aquellas tierras que quiso de antemano. Cristo bendecía ese signo del genuino misionero que parte entusiasmado, lleno de fe. Tanto es así que en unos meses, junto al provincial Manuel de Lóbrega, fundó Piratininga. 

Determinado a evangelizar a los indios, se estableció junto a ellos. Con la ayuda del P. Auspicueta se familiarizó con la lengua de los tupíes y guaraníes. Acogió como si fueran suyas costumbres y leyendas. A su vez, les enseñó gramática al igual que hizo con los hijos de los portugueses. 

Fue pionero, tanto en apreciar una raíz común entre todas las lenguas que se hablaban, a la que denominó tupí, como en dar a luz una gramática, diccionario y catecismo tupi-guarani; no fueron sus únicas obras. La vertiente pastoral estuvo presente al menos en dos textos: uno dedicado a confesores y otro para asistencia de los que se hallan en trance de morir. En uno de sus trabajos incluyó un conjunto de sermones y cantos. Fue dramaturgo y autor de manuales de medicina, fauna y flora. Engrosan su labor literaria, poesía y dramas en diversas lenguas. Se le considera iniciador de la historia literaria de Brasil. Se convirtió en gran defensor de los derechos de los indios a quienes prestó toda su ayuda. 

En la festividad de san Pablo de 1555 inauguró el colegio que hizo construir. Fue origen de la ciudad de Sâo Paulo. En 1563 fue designado embajador de paz entre los portugueses y los tamoias. Era un pueblo peligroso que practicaba la antropofagia y lo tuvo como rehén durante cinco meses en la aldea de Iperoig. Les enseñó el Evangelio sin dejar de encomendarse a Dios insistentemente y a María en cuyo honor escribía en la arena -y grababa en su memoria- un extenso poema latino, publicado en 1663 en Lisboa. Mientras llegaba la paz, amenazaron con matarle en distintas ocasiones. Pero él decía: "Yo sé que no me mataréis, que no ha llegado aún el tiempo de mi muerte". Al final, viendo los prodigios que realizó, fue estimadísimo en la tribu. En 1565 fue ordenado sacerdote. Ese año, junto a Nóbrega, puso los cimientos de la fundación de Río de Janeiro.

Durante una década fue rector del colegio de San Vicente, y en este tiempo no solo predicó a los portugueses con gran fruto, sino que se encargó también de evangelizar a los vecinos indios tapuyas, una tribu difícil y feroz. Su intenso apostolado con los indios discurrió entre las colonias portuguesas de Río y de Espíritu Santo. El dominio de la lengua, su valentía y el amor que profesaba a esos pueblos, a los que alfabetizó y enseñó diversas artes sanándoles humana y espiritualmente, fue admirable y heroico. 

Afrontó situaciones comprometidas, llenas de angustia y altamente peligrosas. Transitando con un hermano con los pies descalzos por un barrizal, comentó: "Algunos desean que les sorprenda la muerte en varias partes o colegios, conforme al afecto de cada uno, para pasar aquel último trance con mayor ánimo y consuelo, ayudados de la caridad de sus hermanos; pero yo digo que no hay género de muerte mejor que dejar la vida anegada entre el cieno y el agua de estas lagunas, caminando por obediencia y el bien de nuestros prójimos".

Su labor como provincial se caracterizó por el trato caritativo y delicado que dispensó a todos. Se desplazaba con tanta rapidez para visitar a los hermanos, especialmente si debía restablecer la paz entre algunos, que se ha visto en ello un hecho milagroso. Fue un hombre de profunda oración; a veces hasta comiendo se quedaba tan prendido de la presencia de Dios que se olvidaba de la comida. Fue un maestro de la pobreza y de la obediencia, servicial, humilde e incansable trabajador, muy devoto de la Pasión de Cristo. 

Recibió varios carismas y dones, entre otros el de éxtasis y profecía. Al final le sugirieron que eligiese un lugar para su retiro. Lo rehusó. Había ido a misionar Brasil y allí quería morir. Partió a Reritiba en 1587 junto a al P. Guarapari, y sacando fuerzas de flaqueza siguió evangelizando a los indios. Tenía debilidad por los enfermos. Una noche se levantó para asistir a uno de ellos, y sufrió una caída. Su salud se fue agravando durante seis meses y falleció el 9 de junio de 1597, como él mismo vaticinó. Juan Pablo II lo beatificó el 22 de junio de 1980. En honor del santo, Reritiba modificó su nombre tomando el de Anchieta que mantiene en la actualidad.

BEATA ANA MARÍA TAIGI, PATRONA DE LAS MADRES DE FAMILIA, 9 DE JUNIO


Hoy 9 de junio celebramos a la Beata Ana María Taigi, patrona de las madres de familia




 (ACI).- “Aquella mujer era una felicidad para mí y un consuelo para todos... Con su maravilloso tacto, era capaz de mantener una paz celestial en el hogar”, así la describió el esposo de la Beata Ana María Taigi, patrona de las madres de familia y cuya fiesta se celebra el 9 de junio. 

Ana María Antonia Gesualda nació en 1769 en Siena (Italia). Su familia, empobrecida, migró a Roma y sus padres se dedicaron a trabajar en el servicio doméstico, mientras ella fue internada en una institución educativa para niños sin recursos.


A los 13 años la beata empezó a ganarse el pan con su trabajo. Fue empleada en un centro de tejidos de seda y luego estuvo al servicio de una dama noble en su palacio. Poco a poco fue experimentando las tentaciones de la vanidad, como el uso de vestidos ostentosos y el deseo de ser admirada.

Más adelante se casó con Domingo Taigi, que laboraba como sirviente en una familia adinerada. La gracia de Dios se fue adueñando del corazón de Ana, quien más adelante vivió una etapa de conversión y realizó una confesión general.


Con la guía de su director espiritual encontró consuelo en la oración y en ciertas mortificaciones externas que no afectaron su servicio como ama de casa, e ingresó a la Tercera Orden Trinitaria.

Ana debía cuidar a su quisquilloso esposo, sus siete hijos, algunos de los cuales fallecieron cuando eran pequeños, y sus padres que vivían con ella. Solía juntarlos cada mañana para orar, los llevaba a Misa y en la noche se volvían a reunir para escuchar lecturas espirituales y rezar. Este era su secreto para unir a la familia.

Se daba tiempo también para trabajar en costura y con el dinero obtenido compensaba el poco salario de su marido para los gastos del hogar y ayudaba a los más necesitados.

Siendo ama de casa la Beata tuvo algunas experiencias místicas. Dios le concedió intuiciones sobre los designios divinos en referencia a los peligros contra la Iglesia, sobre misterios de fe y acontecimientos futuros. Los cuales se le revelaron en un “sol místico”.

Sufría agonías físicas y mentales cuando oraba por la conversión de algún  pecador endurecido, podía leer los motivos y pensamientos de las personas que la visitaban y las ayudaba. A San Vicente Strambi le pronosticó la fecha exacta de su muerte.

En los últimos años de su vida su salud se resquebrajó gravemente. Asimismo tuvo que afrontar la prueba de las murmuraciones y calumnias, que soportó incluso con alegría.

Partió a la Casa del Padre el 9 de junio de 1837, fue beatificada en 1920 y sus restos se encuentran en la Iglesia San Crisógono de Roma. Es patrona de la Acción Católica Italiana y de las mujeres sometidas a abusos verbales por parte de sus esposos.

jueves, 8 de junio de 2017

BEATA MARÍA DEL DIVINO CORAZÓN DE JESÚS


Beata María del Divino Corazón de Jesús
8 de Junio



María Anna Johanna Droste zu Vischering nació el 8 de septiembre de 1863 junto a su hermano mellizo Max, en el día de la Solemnidad de la Natividad de Nuestra Señora, en Münster - Alemania, hija de una familia noble que se distinguió por su fidelidad a la Iglesia católica durante la persecución del Kulturkampf. Sus padres fueron el conde de Erbdrosten Clemente Heidenreich Franz Droste zu Vischering y la condesa de Galen Helena von Galen.

Fue bautizada inmediatamente después de su nacimiento; debido a la salud muy frágil que tenía. Pasó su infancia con su familia en el Castillo de Darfeld. Desde niña se sintió atraída por el Sagrado Corazón de Jesús. Para ella, la devoción al Corazón de Cristo siempre va unida con la devoción al Santísimo Sacramento, como ella dijo: "Nunca pude separar la devoción al Corazón de Jesús de la devoción al Santísimo Sacramento y nunca seré capaz de explicar cómo y cuánto el Sagrado Corazón de Jesús se dignó favorecer a mí en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía".

El 25 de abril de 1875 hizo junto a su hermano mellizo Max, su Primera Comunión: "Esperé en ese día la gracia de la vocación religiosa, pero en vano...". Esta gracia lo recibió en el día 8 de julio del mismo año, pero sólo después de la recepción de la Confirmación.

En 1878 escuchó un sermón sobre el pasaje bíblico que dice: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma" y reaccionó de la siguiente manera: "En ese momento pensé: Tengo que llegar a ser religiosa! Hubiera preferido que mis oídos no lo hubieran escuchado, pero es imposible resistirse a la voz de Dios".

Durante la primavera de 1879, en los caminos de su especial devoción al Corazón de Cristo y después de una primera experiencia de vida religiosa celebrada en el Internado de las Hermanas del Sagrado Corazón en Riedenburg, llegó a la siguiente conclusión: "[...] Empecé a entender que sin espíritu de sacrificio el amor al Corazón de Jesús es sólo una ilusión".

En el año 1883 oyó en su interior una frase de Jesús que le dijo: "Tú serás la esposa de Mi Corazón". El 5 de agosto de ese mismo año, mientras celebraba las Bodas de Plata del matrimonio de sus padres, María expresó su deseo definitivo de convertirse en religiosa y no duró mucho para que esto fuese una realidad.

En 1888, visitó con su madre el Hospital de Darfeld y allí encontró a una niña que había dado escándalo. María, superando su timidez y el disgusto de su la madre, se le acercó. Se podría decir que esto fue su primer contacto con el carisma de las Hermanas del Buen Pastor.

El 21 de noviembre ingresó en el convento del Buen Pastor en Münster respondiendo a una inspiración del Sagrado Corazón: "De repente, estando en la iglesia parroquial de Darfeld preparándome para la confesión, mientras esperaba mi turno, me vino como un relámpago este pensamiento: Debes entrar en el Buen Pastor, y fue para mí tan claro y preciso que desde aquel momento no tuve ya ninguna duda". María decidió entonces entrar en el noviciado del Convento del Buen Pastor de Münster.

Después de tener recibido el hábito blanco de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor recibió el nombre que se ha convertido para ella en un programa de vida: Hermana María del Divino Corazón.

Sor María del Divino Corazón pasó sólo cinco años en Münster, pues la obediencia la llamó una misión especial en Portugal para donde fue enviada inicialmente como Asistente de la Madre Superiora del Convento del Buen Pastor de Lisboa. Entre los meses de Febrero y Mayo de 1894 permaneció en la capital portuguesa, pero pronto fue nombrada a su puesto definitivo como Madre Superiora del Convento de las Hermanas del Buen Pastor de Oporto.

Entre 1897 y 1898, la Madre María del Divino Corazón, de acuerdo con las peticiones del mismo Jesús que se le continuó revelando por medio de locuciones interiores, escribió al Papa León XIII a pedir la consagración del género humano al Sagrado Corazón de Jesús. El Papa León XIII, no sólo accedió a la petición como incluso dijo que éste fue el mayor acto de su pontificado.

Sor María del Divino Corazón murió santamente en Oporto el 8 de junio de 1899 después de haber sufrido una parálisis durante tres años. Su cuerpo fue encontrado incorrupto en la exhumación y está actualmente expuesto a la veneración pública en la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús en Ermesinde, Portugal, cerca del Convento de las Hermanas del Buen Pastor de la misma localidad. También hay reliquias extraídas de su cuerpo y que están expuestas a la veneración en el Convento de las Hermanas del Buen Pastor de Oporto, Portugal, y en la Capilla de los Confidentes de Jesús situada en el Santuario Nacional de Cristo Rey en Almada, cerca de Lisboa, Portugal.

En 1964, Sor María del Divino Corazón, condesa Droste zu Vischering, recibió oficialmente el título de Venerable por la Congregación para las Causas de los Santos.

El 1 de noviembre de 1975, solemnidad de Todos los Santos, fue beatificada por el Papa Paulo VI, justamente al cumplirse el tercer centenario de las revelaciones del Corazón de Jesús a Santa Margarita María Alacoque, al lado de la cual se distingue como apóstol de la misericordia del Corazón de Cristo.

miércoles, 7 de junio de 2017

BEATA ANA DE SAN BARTOLOMÉ, CARMELITA DESCALZA, 7 DE JUNIO


Ana de San Bartolomé, Beata
Carmelita Descalza, Junio 7


Por: . | Fuente: Carmelnet.org 



Nació el 10.10.1549 en Almendral (Avila), de familia pobre en bienes materiales, pero muy buenos cristianos.

Ingresó en el Carmelo de San José de Avila en 1570. Fue la primera lega de la Reforma de Santa Teresa. Desde un principio fue muy querida de la Santa Doctora, en cuyas manos hizo sus votos el 15.8.1572.

Por obra de Dios, méritos de Santa Teresa y obediencia de esta beata, ascendió de simple hermana conversa y analfabeta a la secretaria muy particular de la doctora mística.

Así llegó a ser discípula predilecta y heredera aventajada del espíritu de Teresa, como del gran vidente Elías lo fue el profeta Eliseo. Tal rezan los procesos de la causa de la beata Ana.

En funciones de secretaria acompañó a Santa Teresa en sus correrías fundacionales. Y la Santa, reconociendo la valía de su prestación personal y su extraordinaria santidad, llegó a decirle:

"Ana, Ana, tú tIenes las obras, yo tengo la fama".

Aprendió a escribir de modo milagroso.

Descolló siempre por su extraordinaria caridad, tanto para con Dios como para con el prójimo.

En su autobiografía se lee que deseaba con ansias morir de amor y suspiraba por esta dicha. Suya es la frase: "¡Ay, como me pesa este cuerpo!. Y estoy cansada de cuidarle, todo mí deseo sería ver rotas estas cadenas!"

Muerta Santa Teresa, pasó a Francia, donde fundó varios conventos, dando maravillosos ejem-píos de todas las virtudes. En su Autobiografía, escrita por obediencia, nos dejó constancia de las muchas gracias místicas que gozó durante su vida, como fruto de su gran amor a la Humanidad de Jesús y al Misterio de la Sma. Trinidad.

Murió en 1622 y fue beatificada en 1917 por el Papa Benedicto XV.

martes, 6 de junio de 2017

SAN MARCELINO CHAMPAGNAT, FUNDADOR DE LOS HERMANOS MARISTAS, 6 DE JUNIO


Hoy 6 de junio es fiesta de San Marcelino Champagnat, fundador de los Hermanos Maristas

(ACI).- “Todo en honor de Jesús, pero por medio de María. Todo por María, para llevar hacia Jesús”, decía San Marcelino Champagnat, fundador de los Hermanos Maristas, cuya fiesta se celebra cada 6 de junio.

San Marcelino nació en 1789 en una familia francesa y muy cristiana que pasó dificultades con la revolución. Su madre lo consagró a la Virgen y su tía le leía la vida de los santos.

Creció sin asistir a la escuela, pero se formó con lecturas caseras en el amor por la fe. En su infancia aprendió el oficio de albañil y su habilidad en los negocios para la venta de corderillos le ayudó a ahorrar para costearse después sus estudios.

Más adelante ingresó a un seminario menor cerca de su pueblo. Aunque encontró dificultad para aprender las materias, a tal punto que casi fue echado del lugar, su buena conducta y el apoyo de buenos amigos le permitieron continuar.

Uno de sus compañeros, incluso con más problemas en el estudio, fue el futuro San Juan María Vianney, también conocido como el Santo Cura de Ars.

San Marcelino fue ordenado sacerdote en 1816. Lo enviaron como vicario de un sacerdote anciano en un pueblo donde la gente desperdiciaba su tiempo en borracheras y fiestas; pero el santo animó tanto a los jóvenes a aprender las cosas de Dios, que los muchachos llegaban antes de las seis de la mañana a la iglesia para la catequesis.

En una de sus visitas al Santuario Mariano de la Fourviere, San Marcelino recibió la inspiración de fundar una congregación religiosa dedicada a enseñar catecismo. En aquel entonces se encontró con un joven enfermo carente de preparación en la fe. Lo ayudó a morir en paz y buscó compañeros para comenzar la obra educativa.

El 2 de enero de 1817 se dio inicio a la nueva comunidad de Hermanos Maristas, a quienes el santo instruyó con mucha dedicación, enviándolos a diversas parroquias como maestros de religión y catequistas, mientras llegaban nuevos aspirantes.

Dentro del método que se empleaba en la formación estaban la caridad, el canto y la participación activa de los alumnos. Estaba rotundamente prohibido el trato humillante y los castigos físicos y deprimentes. Otra esencia de la pedagogía era el amor a María.

“Nuestra Comunidad pertenece por completo a Nuestra Señora la Madre de Dios. Nuestras actividades deben estar dirigidas a hacerla amar, estimar y glorificar. Inculquemos su devoción a nuestros jóvenes, y así los llevaremos más fácilmente hacia Jesucristo”, decía San Marcelino a sus religiosos.

El fundador de los Hermanos Maristas partió a la Casa del Padre el 6 de junio de 1840 con tan sólo 51 años de edad, después de padecer una gastritis aguda por mucho tiempo y un cáncer al estómago que le ocasionó la muerte. Su obra educativa se ha expandido en muchos países.

Fue canonizado en 1999 por San Juan Pablo II, quien enfatizó que “San Marcelino anunció el Evangelio con un corazón ardiente. Mostró sensibilidad a las necesidades espirituales y educativas de su época, especialmente a la ignorancia religiosa y al abandono que experimentaba particularmente la juventud”.

lunes, 5 de junio de 2017

SAN BONIFACIO, MÁRTIR Y PATRONO DE ALEMANIA, 5 DE JUNIO


Hoy 5 de junio celebramos a San Bonifacio, mártir y patrono de Alemania

 (ACI).- LLamado el "Apóstol de Alemania" por haber evangelizado sistemáticamente las grandes regiones centrales, por haber fundado y organizado iglesias y por haber creado una jerarquía bajo la jurisdicción directa de la Santa Sede. Sus dones de misionero y reformador generaron importantes frutos.

Winfrido (su nombre de bautizo) nació en el año 680 en Wessex - Inglaterra. Se trasladó de muy joven a la abadía de Nursling, en la diócesis de Winchester, donde se le nombró director de la escuela. Ahí escribió la primera gramática latina que se haya hecho en Inglaterra.

A la edad de 30 años recibió las órdenes sacerdotales y se dedicó al estudio de la Biblia. En el año 718 el Papa San Gregorio II otorgó a Winfrido un mandato directo para llevar la Palabra de Dios a los herejes en general. Éste lo escuchó complacido y le dijo: "Soldado de Cristo, te llamarás Bonifacio". Este nombre significa "bienhechor". El Santo partió inmediatamente con destino a Alemania, cruzó los Alpes, atravesó Baviera y llegó al Hesse.

En poco tiempo, pudo enviar a la Santa Sede un informe tan satisfactorio que el Papa hizo venir al misionero con miras a confiarle el obispado. El día de San Andrés del año 722, fue consagrado obispo regional con jurisdicción general sobre Alemania. Bonifacio regresó a Hesse y como primera medida, se propuso arrancar de raíz las supersticiones paganas que eran el principal obstáculo para la evangelización.

En el año 731, el Papa Gregorio III, sucesor de Gregorio II, mandó a San Bonifacio el nombramiento de metropolitano para toda Alemania más allá del Rhin, con autoridad para crear obispados donde lo creyera conveniente. En su tercer viaje a Roma fue nombrado también delegado de la Sede Apostólica. San Bonifacio y su discípulo San Sturmi fundaron en el año de 741 la abadía de Fulda, que con el tiempo se convirtió en el Monte Cassino de Alemania.

El 5 de Junio del año 754, cuando el Santo se disponía a realizar una confirmación en masa, en la víspera de Pentecostés, apareció una horda de paganos hostiles que atacó al grupo brutalmente con lanzas y espadas."Dios salvará nuestras almas" se escuchó gritar a Bonifacio y alzó el evangelio a modo de protección. La espada partió el libro y la espada del Santo.

El cuerpo del Santo fue trasladado al monasterio de Fulda, donde aún reposa.

sábado, 3 de junio de 2017

SAN CARLOS LWANGA Y COMPAÑEROS, 3 DE JUNIO


Hoy 3 de junio se conmemora a Carlos Lwanga y compañeros mártires de Uganda



 (ACI).- Carlos Lwanga, José Mkasa, junto a 20 compañeros, fueron martirizados entre los años 1885 y 1887 en Uganda por haber conformado la sociedad de los Misioneros de África, conocida como los Padres Blancos, que se encargó de la evangelización de ese continente durante el siglo XIX.

El 3 de junio de 1886 doce de ellos fueron quemados vivos junto a otros 20 anglicanos porque se negaron a renunciar a su fe. Los otros 10 mártires fueron descuartizados.


Ya en los principios del apostolado, los Padres Blancos se encargaron de la región de Uganda como parte del Vicariato del Nilo superior (1878). Consiguieron entrar en la región y obtener muchos neófitos.


El mismo rey, llamado Mtesa, al principio favoreció a los misioneros, pero después, por temor a que la nueva religión fuera obstáculo para el comercio de esclavos que él mantenía, los obligó a alejarse.

Tiempo después fue sucedido en el trono por su hijo Muanga, quien fue amigo de los cristianos. Sin embargo, aquel panorama se complicaría de nuevo.

El líder de la comunidad católica, que para entonces tenía unos 200 miembros, era un joven de 25 años llamado José Mkasa (Mukasa) que trabajaba como mayordomo de la corte de Muanga. El rey lo mandó a mandó a matar por confrontar una decisión suya.

José les dijo a sus verdugos: "un Cristiano que entrega su vida por Dios no tiene miedo de morir". Lo quemaron el 15 de noviembre de 1885.

Los cristianos lejos de atemorizarse, continuaron con sus actividades. Por su parte Carlos Lwanga, favorito del rey, reemplazó a José como jefe de la comunidad cristiana y sus oraciones lograron que Muanga desistiera de las persecuciones por 6 meses.

En mayo del año siguiente la violencia se desencadenó. Los cristianos fueron capturados y llamados ante el rey. Este les preguntó si tenían la intención de seguir siendo cristianos, "¡Hasta la muerte!", respondieron ellos. El rey ordenó ejecutarlos en un lugar llamado Namugongo, a 60 kms de distancia.

Carlos Lwanga, Andrés Kagwa, y otros 20 jóvenes fueron beatificados el 6 de junio de 1920 por el Papa Benito XV. Posteriormente fueron canonizados por Pablo VI el 18 de octubre de 1964.

viernes, 2 de junio de 2017

SAN FELIX DE NICOSIA, EL HUMILDE, 2 DE JUNIO


Hoy 2 de junio es la fiesta de San Felix de Nicosia, el humilde



 (ACI).- San Feliz fue un humilde fraile de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos que practicó enormes austeridades y manifestó su amor a Dios a través de la caridad y la obediencia.

Durante gran parte de su vida de sacerdote ejerció el oficio de limosnero. Cada día recorría las calles del pueblo llamando a las puertas de los ricos, invitándolos a compartir sus bienes, y a las de los pobres, para ofrecerles ayuda en sus necesidades.

Siempre daba las gracias, cuando le hacían donativos y también cuando lo rechazaban de mala forma, diciendo: “Sea por amor de Dios".

Aunque era analfabeto, conocía bien las Sagradas Escrituras y la doctrina cristiana, pues se esforzaba por retener en la memoria los pasajes bíblicos y los textos de libros que se leían en el convento durante la comida; también retenía lo que escuchaba durante las predicaciones en las iglesias de Nicosia.

San Félix nació en la ciudad siciliana de Nicosia (Italia) en el año 1715 con el nombre de Filippo Giácomo, en el seno de una familia humilde y religiosa.

A los 20 años, pidió su admisión en el convento de los capuchinos para que fuera aceptado como lego, ya que, por ser analfabeto no podía ser clérigo. Fue rechazado durante 8 años hasta que finalmente admitido.

Hizo su profesión el 10 de octubre de 1774 y lo mandaron al convento de Nicosia.

Era muy devoto de la Eucaristía (se pasaba horas ante el sagrario), la Virgen de los Dolores (llevó en su pecho durante treinta años una estampa de la Virgen) y la Pasión de Cristo (pasaba mucho tiempo con los brazos en cruz meditando el crucifijo).

Murió el 31 de mayo de 1787 en el convento de Nicosia, a la edad de 78 años. Fue Beatificado el 12 de Febrero de 1888 por el Papa León XIII y Canonizado el 23 de Octubre del 2005 por el Papa Benedicto XVI.

jueves, 1 de junio de 2017

SAN JUSTINO, 1 DE JUNIO


San Justino
1 de Junio


“La oración y la acción de gracias son lo que más agrada a Dios"

San Justino nació alrededor del año 100, en la antigua Siquem, en Samaria (ciudad que en su tiempo se llamaba Naplus). Sus padres eran paganos, de origen griego, y le dieron una excelente educación, instruyéndolo lo mejor posible en filosofía, literatura e historia.

En sus libros, sobre todo "Diálogo con el Judío Tifón" nos cuenta que tuvo un largo camino filosófico de búsqueda de la verdad,luego del cual, llegó a la fe cristiana. Fundó una escuela en Roma, donde enseñaba gratuitamente a los alumnos en la nueva religión, considerada como la verdadera filosofía. En ella, de hecho, había encontrado la verdad y por tanto el arte de vivir de manera recta. Por este motivo fue denunciado y fue decapitado en torno al año 165, bajo el reino de Marco Aurelio, el emperador filósofo a quien Justino había dirigido su «Apología».

Justino y su obras demuestran cómo la Iglesia celebraba el culto desde sus inicios. Las actas que se conservan acerca del martirio de Justino son uno de los documentos más impresionantes que se conservan de la antigüedad. Justino es llevado ante el alcalde de Roma, y empieza entre los dos un diálogo emocionante:

Alcalde. ¿Cuál es su especialidad? ¿En qué se ha especializado?

Justino. Durante mis primero treinta años me dediqué a estudiar filosofía, historia y literatura. Pero cuando conocí la doctrina de Jesucristo me dediqué por completo a tratar de convencer a otros de que el cristianismo es la mejor religión.

Alcalde. Loco debe de estar para seguir semejante religión, siendo Ud. tan sabio.

Justino. Ignorante fui cuando no conocía esta santa religión. Pero el cristianismo me ha proporcionado la verdad que no había encontrado en ninguna otra religión.

Alcalde. ¿Y qué es lo que enseña esa religión?

Justino. La religión cristiana enseña que hay uno solo Dios y Padre de todos nosotros, que ha creado los cielos y la tierra y todo lo que existe. Y que su Hijo Jesucristo, Dios como el Padre, se ha hecho hombre por salvarnos a todos. Nuestra religión enseña que Dios está en todas partes observando a los buenos y a los malos y que pagará a cada uno según haya sido su conducta.

Alcalde. ¿Y Usted persiste en declarar públicamente que es cristiano?

Justino. Sí declaro públicamente que soy un seguidor de Jesucristo y quiero serlo hasta la muerte.

El alcalde pregunta luego a los amigos de Justino si ellos también se declaran cristianos y todos proclaman que sí, que prefieren morir antes que dejar de ser amigos de Cristo.

Alcalde. Y si yo lo mando torturar y ordeno que le corten la cabeza, Ud. que es tan elocuente y tan instruido ¿cree que se irá al cielo?

Justino. No solamente lo creo, sino que estoy totalmente seguro de que si muero por Cristo y cumplo sus mandamientos tendré la Vida Eterna y gozaré para siempre en el cielo.

Alcalde. Por última vez le mando: acérquese y ofrezca incienso a los dioses. Y si no lo hace lo mandaré a torturar atrozmente y haré que le corten la cabeza.

Justino. Ningún cristiano que sea prudente va a cometer el tremendo error de dejar su santa religión por quemar incienso a falsos dioses. Nada más honroso para mí y para mis compañeros, y nada que más deseemos, que ofrecer nuestra vida en sacrificio por proclamar el amor que sentimos por Nuestro Señor Jesucristo.

Los otros cristianos gritaron que ellos estaban totalmente de acuerdo con lo que Justino acababa de decir.

Justino y sus compañeros, cinco hombres y una mujer, fueron azotados cruelmente, y luego les cortaron la cabeza.

Y el antiguo documento termina con estas palabras: "Algunos fieles recogieron en secreto los cadáveres de los siete mártires, y les dieron sepultura, y se alegraron que les hubiera concedido tanto valor, Nuestro Señor Jesucristo a quien sea dada la gloria por los siglos de los siglos. Amen".

miércoles, 31 de mayo de 2017

LA VISITACIÓN DE MARÍA, 31 DE MAYO


Visitación de María
31 de mayo

El niño salta de alegría en el vientre de su madre; Isabel se llena del Espíritu Santo, reconoce al Señor presente y comienza a profetizar.


Por: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Retiros y homilías del Padre Nicolás Schwizer 




Toda nuestra vida, cuando es auténticamente cristiana, está orientada hacia el amor. Sólo el amor hace grande y fecunda nuestra existencia y nos garantiza la salvación eterna.

Y sabemos que ese amor cristiano tiene dos dimensiones. La dimensión horizontal: amar a los hombres, nuestros hermanos. Y la dimensión vertical: amar a Dios, nuestro Señor.

Es fácil hablar de amor y de caridad, pero es difícil vivirlos, porque amar significa servir, y servir exige renunciar a sí mismo. Por eso, el Señor nos dio como imagen ideal a la Sma. Virgen. Ella es la gran servidora de Dios y, a la vez, de los hombres.

En la hora de la Anunciación, Ella se proclama la esclava del Señor. Le entrega toda su vida, para cumplir la tarea que Dios le encomienda por el ángel. Ella cambia en el acto todos sus planes y proyectos que tenía, se olvida completamente de sus propios intereses.

Lo mismo le pasa con Isabel. Se entera que su prima va a tener un hijo y parte en seguida, a pesar del largo camino. Y se queda tres meses con ella, sirviéndole hasta el nacimiento de Juan Bautista. No se le ocurre sentirse superior. Y no busca pretextos por estar encinta y no poder arriesgar un viaje tan largo. Hace todo esto, porque sabe que en el Reino de Dios los primeros son los que saben convertirse en servidores de todos.

También nuestra propia vida cristiana debe formarse y desarrollarse en estas mismas dos dimensiones: el compromiso con los hermanos y el servicio a Dios. Y no se puede separar una dimensión de la otra. Por eso, cuanto más queremos comunicarnos con los hombres, tanto más debemos estar en comunión con Dios. Y cuanto más queremos acercarnos a Dios, tanto más debemos estar cerca de los hombres.

¿Qué más nos dice el Evangelio? Nos cuenta de algunos sucesos milagrosos en el encuentro de las dos mujeres: el niño salta de alegría en el vientre de su madre; Isabel se llena del Espíritu Santo, reconoce al Señor presente y comienza a profetizar.


Y nos preguntamos: ¿Es la Sma. Virgen la que hace esos milagros? Ello se puede explicar sólo por la íntima y profunda unión entre María y Jesús. Esa unión comienza con la Anunciación y dura por toda su vida y más allá de ella. Y por primera vez se manifiesta en el encuentro de María con Isabel.

María no actúa nunca sola, sino siempre en esta unión perfecta entre Madre a Hijo. Donde está María, allí está también Jesús. Es el misterio de la infinita fecundidad de su vida de madre.

Y si nosotros queremos ser como Ella, entonces debe ser también el misterio de nuestra vida. ¿En qué sentido? Nos unimos, nos vinculamos con María, nuestra Madre y Reina. Y entonces, ¿qué hace Ella? Ella nos vincula, con todas las raíces de nuestro ser, con su Hijo Jesucristo.

Porque María es la tierra de encuentro con Cristo, nos conduce hacia Él, nos guía, nos cuida y nos acompaña en nuestro caminar hacia Él.

Pero, María no solo nos conduce hacia Cristo, sino trae, ante todo, a Jesús al mundo y a los hombres. Es su gran tarea de Madre de Dios.

Y en su visita a la casa de Isabel realiza, por primera vez, esta gran misión suya: le lleva a su Hijo. Y el Señor del mundo, encarnado en su cuerpo maternal, manifiesta su presencia por medio de aquellos milagros.

Lo hizo María hace más de 2000 años. Pero lo hace también hoy: nos trae a Cristo a todos nosotros.

Preguntas para la reflexión

1. ¿Llevo a Cristo a los demás?
2. ¿De de qué manera sirvo a los demás?
3. ¿Soy un elemento de unión?

lunes, 29 de mayo de 2017

SANTA ÚRSULA LEDÓCHOWSKA, VIRGEN Y FUNDADORA, 29 DE MAYO

Úrsula Ledóchowska, Santa
Virgen y Fundadora, 29 de mayo 


Por: n/a | Fuente: Vatican.va 



Virgen y Fundadora

Martirologio Romano: En Roma, tránsito de santa Úrsula (Julia) Ledóchowska, virgen, que fundó el Instituto de Religiosas Ursulinas del Sagrado Corazón de Jesús Agonizante, y afrontó fatigosos viajes a través de Polonia, Escandinavia, Finlandia y Rusia ( 1939).
Fecha de beatificación: 20 de junio de 1983 por S.S. Juan Pablo II
Fecha de canonización: 18 de mayo de 2003 por S.S. Juan Pablo II

Breve Biografía

Nació el 17 de abril de 1865 en Loosdorf (Austria), segunda de nueve hijos. Su madre, de nacionalidad suiza, descendía de una familia noble; su padre procedía de la antigua y noble familia polaca Ledóchowski, en la que destacaron hombres de Estado, militares, eclesiásticos y personas consagradas. Creció en un clima familiar lleno de amor y exigente. María Teresa, su hermana mayor, fundadora de las Misioneras de San Pedro Claver (Hermanas Claverianas), conocida como "madre de África", fue beatificada por el Papa Pablo VI en el año 1975; su hermano Vladimiro, un año menor que ella, fue superior general de la Compañía de Jesús de 1915 a 1942. Otro de sus hermanos, Ignacio, general del ejército polaco, murió asesinado por los nazis en el campo de concentración de Dora-Nordhausen, el año 1945.

En 1883 la familia se trasladó de Austria a Polonia. Tres años después, Julia entró en el convento de las Ursulinas de Cracovia. Durante la profesión religiosa, emitida en 1889, tomó el nombre de María Úrsula de Jesús. Destacó por su amor al Señor, su talento educativo y su sensibilidad ante las necesidades de los jóvenes en las difíciles circunstancias sociales, políticas y morales de su tiempo. En 1904 fue elegida superiora del convento de Cracovia. En ese tiempo emprendió valientes iniciativas apostólicas. Abrió un internado para jóvenes universitarias -el primero en Polonia-, donde las muchachas no sólo pudieran encontrar un lugar seguro, sino también una sólida formación religiosa: les organizaba la Congregación mariana y cursos para profundizar la visión cristiana de la vida, dirigidos por eminentes teólogos.

Convencida de la necesidad de cambiar las Constituciones según las nuevas necesidades pastorales, se dirigió a Roma en 1907. En una audiencia, propuso al Papa Pío X realizar su trabajo apostólico en el corazón de la Rusia hostil a la Iglesia. Con la bendición del Vicario de Cristo, ese mismo año, al concluir su cargo de superiora del convento de Cracovia, acompañada de otra religiosa, ambas vestidas de civil, pues la vida religiosa estaba prohibida en ese país, partió hacia San Petersburgo.

Las religiosas vivían en la clandestinidad y, aunque eran vigiladas continuamente por la policía secreta, realizaban una intensa labor educativa y de formación religiosa, también con vistas a promover buenas relaciones entre polacos y rusos.

En 1908, la Santa Sede, a causa de las grandes dificultades de comunicación, aprobó la erección canónica de la casa de San Petersburgo como casa autónoma, con noviciado. La madre Úrsula fue nombrada superiora. Al año siguiente, la actividad del convento se extendió a Finlandia, donde construyó una escuela con internado para muchachas.

Cuando estalló la primera guerra mundial, en 1914, la madre Úrsula, al ser ciudadana austríaca, tuvo que salir de Rusia y emigró a Escandinavia: primero a Suecia y luego a Dinamarca, desde donde podía mantener más fácilmente contactos con sus religiosas de San Petersburgo. Para evitarles las consecuencias de la revolución bolchevique, trasladó la comunidad a Estocolmo, donde fundó un instituto de lenguas para muchachas. En 1917 se trasladó, con toda la comunidad, a Aalborg, en Dinamarca, donde abrió una casa para niños huérfanos de los inmigrantes polacos.
Durante el tiempo de su estancia en Escandinavia, además de su apostolado educativo, trabajó intensamente en la promoción del compromiso ecuménico. Asimismo, colaboró con el Comité de ayuda a las víctimas de la guerra en Polonia, fundado por Henryk Sienkiewicz, famoso escritor polaco premiado con el premio Nobel por su libro "Quo vadis".

La casa de sus religiosas se convirtió en un apoyo para la gente de diversas orientaciones políticas y religiosas. Su amor ardiente a la patria iba unido a la apertura a los otros. Cuando le preguntaban cuál era su orientación política, respondía sin vacilar: "Mi política es el amor". En ese tiempo, la Santa Sede le concedió el permiso para transformar su convento autónomo de Ursulinas en la congregación de Hermanas Ursulinas del Sagrado Corazón de Jesús Agonizante.

La espiritualidad de la congregación se centra en la contemplación del amor salvífico de Cristo y en la participación en su misión por medio de la labor educativa y el servicio al prójimo, especialmente a los que sufren, a los que viven en soledad, a los marginados y a los que buscan el sentido de su vida.

Úrsula educaba a sus religiosas para amar a Dios sobre todas las cosas y en Dios a toda persona humana y a toda la creación. Recomendaba, como testimonio creíble de una relación personal con Cristo, la sonrisa, la serenidad de espíritu, la humildad y la capacidad de vivir la vida ordinaria como camino privilegiado para la santidad. Ella misma era un ejemplo notable de ese tipo de vida.

La congregación se desarrolló rápidamente. Nacieron comunidades de religiosas Ursulinas en Polonia y en otras regiones. En 1928 abrió en Roma la casa general y una pensión para muchachas pobres. Las Ursulinas comenzaron también a trabajar entre los pobres de los suburbios de la ciudad eterna. En 1930 se establecieron en Francia.

La madre Úrsula fundó numerosos centros de educación y de enseñanza; enviaba a las religiosas a dar catequesis y a trabajar en zonas pobres; organizaba ediciones de libros para niños y jóvenes; ella misma escribió libros y artículos.

Trató de iniciar y apoyar organizaciones eclesiales para niños (Movimiento Eucarístico), para la juventud y para las mujeres. Participaba activamente en la vida de la Iglesia y del país. Recibió condecoraciones estatales y eclesiásticas.

Ejerció gran influjo sobre la vida de la madre Úrsula su tío Mieczyslaw, arzobispo de Gniezno-Poznan, primado de Polonia y después prefecto de la Sagrada Congregación para la propagación de la fe.

Murió en Roma el 29 de mayo de 1939. Fue beatificada por el Papa Juan Pablo II el 20 de junio de 1983 en Poznan y canonizada por el mismo Papa el 18 de mayo de 2003 en la Basílica Vaticana.

Reproducido con autorización de Vatican.va
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