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miércoles, 31 de mayo de 2017

LA VISITACIÓN DE MARÍA, 31 DE MAYO


Visitación de María
31 de mayo

El niño salta de alegría en el vientre de su madre; Isabel se llena del Espíritu Santo, reconoce al Señor presente y comienza a profetizar.


Por: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Retiros y homilías del Padre Nicolás Schwizer 




Toda nuestra vida, cuando es auténticamente cristiana, está orientada hacia el amor. Sólo el amor hace grande y fecunda nuestra existencia y nos garantiza la salvación eterna.

Y sabemos que ese amor cristiano tiene dos dimensiones. La dimensión horizontal: amar a los hombres, nuestros hermanos. Y la dimensión vertical: amar a Dios, nuestro Señor.

Es fácil hablar de amor y de caridad, pero es difícil vivirlos, porque amar significa servir, y servir exige renunciar a sí mismo. Por eso, el Señor nos dio como imagen ideal a la Sma. Virgen. Ella es la gran servidora de Dios y, a la vez, de los hombres.

En la hora de la Anunciación, Ella se proclama la esclava del Señor. Le entrega toda su vida, para cumplir la tarea que Dios le encomienda por el ángel. Ella cambia en el acto todos sus planes y proyectos que tenía, se olvida completamente de sus propios intereses.

Lo mismo le pasa con Isabel. Se entera que su prima va a tener un hijo y parte en seguida, a pesar del largo camino. Y se queda tres meses con ella, sirviéndole hasta el nacimiento de Juan Bautista. No se le ocurre sentirse superior. Y no busca pretextos por estar encinta y no poder arriesgar un viaje tan largo. Hace todo esto, porque sabe que en el Reino de Dios los primeros son los que saben convertirse en servidores de todos.

También nuestra propia vida cristiana debe formarse y desarrollarse en estas mismas dos dimensiones: el compromiso con los hermanos y el servicio a Dios. Y no se puede separar una dimensión de la otra. Por eso, cuanto más queremos comunicarnos con los hombres, tanto más debemos estar en comunión con Dios. Y cuanto más queremos acercarnos a Dios, tanto más debemos estar cerca de los hombres.

¿Qué más nos dice el Evangelio? Nos cuenta de algunos sucesos milagrosos en el encuentro de las dos mujeres: el niño salta de alegría en el vientre de su madre; Isabel se llena del Espíritu Santo, reconoce al Señor presente y comienza a profetizar.


Y nos preguntamos: ¿Es la Sma. Virgen la que hace esos milagros? Ello se puede explicar sólo por la íntima y profunda unión entre María y Jesús. Esa unión comienza con la Anunciación y dura por toda su vida y más allá de ella. Y por primera vez se manifiesta en el encuentro de María con Isabel.

María no actúa nunca sola, sino siempre en esta unión perfecta entre Madre a Hijo. Donde está María, allí está también Jesús. Es el misterio de la infinita fecundidad de su vida de madre.

Y si nosotros queremos ser como Ella, entonces debe ser también el misterio de nuestra vida. ¿En qué sentido? Nos unimos, nos vinculamos con María, nuestra Madre y Reina. Y entonces, ¿qué hace Ella? Ella nos vincula, con todas las raíces de nuestro ser, con su Hijo Jesucristo.

Porque María es la tierra de encuentro con Cristo, nos conduce hacia Él, nos guía, nos cuida y nos acompaña en nuestro caminar hacia Él.

Pero, María no solo nos conduce hacia Cristo, sino trae, ante todo, a Jesús al mundo y a los hombres. Es su gran tarea de Madre de Dios.

Y en su visita a la casa de Isabel realiza, por primera vez, esta gran misión suya: le lleva a su Hijo. Y el Señor del mundo, encarnado en su cuerpo maternal, manifiesta su presencia por medio de aquellos milagros.

Lo hizo María hace más de 2000 años. Pero lo hace también hoy: nos trae a Cristo a todos nosotros.

Preguntas para la reflexión

1. ¿Llevo a Cristo a los demás?
2. ¿De de qué manera sirvo a los demás?
3. ¿Soy un elemento de unión?

lunes, 29 de mayo de 2017

SANTA ÚRSULA LEDÓCHOWSKA, VIRGEN Y FUNDADORA, 29 DE MAYO

Úrsula Ledóchowska, Santa
Virgen y Fundadora, 29 de mayo 


Por: n/a | Fuente: Vatican.va 



Virgen y Fundadora

Martirologio Romano: En Roma, tránsito de santa Úrsula (Julia) Ledóchowska, virgen, que fundó el Instituto de Religiosas Ursulinas del Sagrado Corazón de Jesús Agonizante, y afrontó fatigosos viajes a través de Polonia, Escandinavia, Finlandia y Rusia ( 1939).
Fecha de beatificación: 20 de junio de 1983 por S.S. Juan Pablo II
Fecha de canonización: 18 de mayo de 2003 por S.S. Juan Pablo II

Breve Biografía

Nació el 17 de abril de 1865 en Loosdorf (Austria), segunda de nueve hijos. Su madre, de nacionalidad suiza, descendía de una familia noble; su padre procedía de la antigua y noble familia polaca Ledóchowski, en la que destacaron hombres de Estado, militares, eclesiásticos y personas consagradas. Creció en un clima familiar lleno de amor y exigente. María Teresa, su hermana mayor, fundadora de las Misioneras de San Pedro Claver (Hermanas Claverianas), conocida como "madre de África", fue beatificada por el Papa Pablo VI en el año 1975; su hermano Vladimiro, un año menor que ella, fue superior general de la Compañía de Jesús de 1915 a 1942. Otro de sus hermanos, Ignacio, general del ejército polaco, murió asesinado por los nazis en el campo de concentración de Dora-Nordhausen, el año 1945.

En 1883 la familia se trasladó de Austria a Polonia. Tres años después, Julia entró en el convento de las Ursulinas de Cracovia. Durante la profesión religiosa, emitida en 1889, tomó el nombre de María Úrsula de Jesús. Destacó por su amor al Señor, su talento educativo y su sensibilidad ante las necesidades de los jóvenes en las difíciles circunstancias sociales, políticas y morales de su tiempo. En 1904 fue elegida superiora del convento de Cracovia. En ese tiempo emprendió valientes iniciativas apostólicas. Abrió un internado para jóvenes universitarias -el primero en Polonia-, donde las muchachas no sólo pudieran encontrar un lugar seguro, sino también una sólida formación religiosa: les organizaba la Congregación mariana y cursos para profundizar la visión cristiana de la vida, dirigidos por eminentes teólogos.

Convencida de la necesidad de cambiar las Constituciones según las nuevas necesidades pastorales, se dirigió a Roma en 1907. En una audiencia, propuso al Papa Pío X realizar su trabajo apostólico en el corazón de la Rusia hostil a la Iglesia. Con la bendición del Vicario de Cristo, ese mismo año, al concluir su cargo de superiora del convento de Cracovia, acompañada de otra religiosa, ambas vestidas de civil, pues la vida religiosa estaba prohibida en ese país, partió hacia San Petersburgo.

Las religiosas vivían en la clandestinidad y, aunque eran vigiladas continuamente por la policía secreta, realizaban una intensa labor educativa y de formación religiosa, también con vistas a promover buenas relaciones entre polacos y rusos.

En 1908, la Santa Sede, a causa de las grandes dificultades de comunicación, aprobó la erección canónica de la casa de San Petersburgo como casa autónoma, con noviciado. La madre Úrsula fue nombrada superiora. Al año siguiente, la actividad del convento se extendió a Finlandia, donde construyó una escuela con internado para muchachas.

Cuando estalló la primera guerra mundial, en 1914, la madre Úrsula, al ser ciudadana austríaca, tuvo que salir de Rusia y emigró a Escandinavia: primero a Suecia y luego a Dinamarca, desde donde podía mantener más fácilmente contactos con sus religiosas de San Petersburgo. Para evitarles las consecuencias de la revolución bolchevique, trasladó la comunidad a Estocolmo, donde fundó un instituto de lenguas para muchachas. En 1917 se trasladó, con toda la comunidad, a Aalborg, en Dinamarca, donde abrió una casa para niños huérfanos de los inmigrantes polacos.
Durante el tiempo de su estancia en Escandinavia, además de su apostolado educativo, trabajó intensamente en la promoción del compromiso ecuménico. Asimismo, colaboró con el Comité de ayuda a las víctimas de la guerra en Polonia, fundado por Henryk Sienkiewicz, famoso escritor polaco premiado con el premio Nobel por su libro "Quo vadis".

La casa de sus religiosas se convirtió en un apoyo para la gente de diversas orientaciones políticas y religiosas. Su amor ardiente a la patria iba unido a la apertura a los otros. Cuando le preguntaban cuál era su orientación política, respondía sin vacilar: "Mi política es el amor". En ese tiempo, la Santa Sede le concedió el permiso para transformar su convento autónomo de Ursulinas en la congregación de Hermanas Ursulinas del Sagrado Corazón de Jesús Agonizante.

La espiritualidad de la congregación se centra en la contemplación del amor salvífico de Cristo y en la participación en su misión por medio de la labor educativa y el servicio al prójimo, especialmente a los que sufren, a los que viven en soledad, a los marginados y a los que buscan el sentido de su vida.

Úrsula educaba a sus religiosas para amar a Dios sobre todas las cosas y en Dios a toda persona humana y a toda la creación. Recomendaba, como testimonio creíble de una relación personal con Cristo, la sonrisa, la serenidad de espíritu, la humildad y la capacidad de vivir la vida ordinaria como camino privilegiado para la santidad. Ella misma era un ejemplo notable de ese tipo de vida.

La congregación se desarrolló rápidamente. Nacieron comunidades de religiosas Ursulinas en Polonia y en otras regiones. En 1928 abrió en Roma la casa general y una pensión para muchachas pobres. Las Ursulinas comenzaron también a trabajar entre los pobres de los suburbios de la ciudad eterna. En 1930 se establecieron en Francia.

La madre Úrsula fundó numerosos centros de educación y de enseñanza; enviaba a las religiosas a dar catequesis y a trabajar en zonas pobres; organizaba ediciones de libros para niños y jóvenes; ella misma escribió libros y artículos.

Trató de iniciar y apoyar organizaciones eclesiales para niños (Movimiento Eucarístico), para la juventud y para las mujeres. Participaba activamente en la vida de la Iglesia y del país. Recibió condecoraciones estatales y eclesiásticas.

Ejerció gran influjo sobre la vida de la madre Úrsula su tío Mieczyslaw, arzobispo de Gniezno-Poznan, primado de Polonia y después prefecto de la Sagrada Congregación para la propagación de la fe.

Murió en Roma el 29 de mayo de 1939. Fue beatificada por el Papa Juan Pablo II el 20 de junio de 1983 en Poznan y canonizada por el mismo Papa el 18 de mayo de 2003 en la Basílica Vaticana.

Reproducido con autorización de Vatican.va

domingo, 28 de mayo de 2017

SAN GERMÁN DE PARÍS, 28 DE MAYO


San Germán de París
28 de Mayo


Nació en el año 496 cerca de Autun, Saône-et-Loire. Falleció en Paris el 28 de Mayo de 576. Estudió en Avalon y también en Luzy guiado por su primo Scapilion, quien era sacerdote.
A la edad de 34 años fue ordenado sacerdote por San Agripino de Autun, siendo nombrado Abad de Saint-Symphorien. Su virtud característica fue el amor por los pobres, manifestándose tan fuertemente su entrega por los demás, que sus monjes se rebelaron, temiendo que regalara todo lo que tenían.

Debido a que estaba en Paris en el año 555, cuando el Obispo Eusebio murió, Childebert lo retuvo, y con el consentimiento unánime del clero y del pueblo, fue consagrado a la sede vacante. Bajo su influencia, el rey, quien se había entregado a la vida mundana, se convirtió y desde entonces llevó una vida Cristiana.

En su nuevo cargo, el Obispo continuó la práctica de las virtudes y las austeridades de su vida monástica, y trabajó fuertemente para disminuir los males causados por las incesantes guerras y la vida licenciosa de los nobles. Asistió al tercero y cuarto Concilios de Paris en los años 557 y 573 respectivamente, y también al segundo Concilio de Tours en 566. Convenció al rey que erradicara las prácticas paganas que aún existían en Gaul, y también para que prohibiera los excesos que se llevaban a cabo en la mayoría de las celebraciones Cristianas.

Poco después de año 540, Childebert sitió Zaragoza mientras estaba en guerra con España. Los habitantes del lugar se habían puesto bajo la protección de San Vicente Mártir. Cuando Childebert se enteró de esto, perdonó a la ciudad, y como muestra de gratitud, el obispo le obsequió la estola del santo.

Cuando regresó a Paris, el rey ordenó construir un templo en los suburbios en honor del mártir, para guardar ahí la reliquia. Por ése tiempo, Childebert cayó peligrosamente enfermo en su palacio de Celles, pero fue sanado milagrosamente por el Obispo Germain, según se atestigua en la carta de patentes del rey, presentando como regalo a la Iglesia de Paris las tierras de Celles, como gratitud por el favor recibido.

El templo de San Vicente fue terminado en el año 588, siendo consagrado a San Vicente por el Obispo Germain, el 23 de Diciembre de dicho año, mismo día en que Childebert falleció. Cerca de éste templo se construyó un monasterio.

Sus abades tenían jurisdicción espiritual y temporal en los suburbios de San Germain hasta aproximadamente el año 1670. El templo fue frecuentemente saqueado e incendiado por los Normandos en el siglo IX. Fue reconstruido en 1014 y consagrado por el Papa Alejandro III en 1163.

Childebert fue sucedido en el trono por Clotaire, quien tuvo un corto reinado. A su muerte ocurrida en el año 561, la monarquía se dividió entre sus cuatro hijos, siendo Charibert nombrado rey de Paris. Charibert era una persona viciosa y despiadada, y el Obispo Germain se vió obligado a excomulgarlo en 568 por su inmoralidad. Charibert falleció en 570.

El Obispo se encontró con grandes dificultades debido a que en ese tiempo los hermanos de Charibert se disputaban sus propiedades. Trabajó fuertemente para establecer la paz, pero con poco éxito. Sigebert y Chilperic, instigados por sus esposas, Brunehaut y la infame asesina Fredegunde, se enfrascaron en una guerra intestina, y al ser vencido Chilperic, Paris cayó en las manos de Sigebert.

El Obispo Germain escribió una carta a Brunehaut (carta que a la fecha se conserva) pidiéndole que usara su influencia para prevenir mas guerras. Sin embargo, Sigebert era obstinado y a pesar de la advertencia de Germain se preparó para atacar a Chilperic en Tournai, donde se había escondido, pero Fredegunde lo mandó asesinar en el camino a Vitri en 575.

Germain mismo falleció al siguiente año antes de que se restableciera la paz. Sus restos fueron sepultados en la capilla de San Symphorien en el vestíbulo del templo de San Vicente, pero en 754 sus reliquias fueron solemnemente reubicadas en el edificio principal del templo, en presencia de Pepin y de su hijo Carlomagno, que entonces era un niño de siete años.

Desde ese momento, el templo se convirtió en el templo de San Germain-des-Prés. Además de la carta mencionada anteriormente, también se conserva un tratado de la antigua liturgia Gala, atribuida a Germain, que fue publicada por Martene en su “Thesauruis Novus Anecdotorum”. La festividad de San Germain se celebra el 28 de Mayo.

viernes, 26 de mayo de 2017

SANTA MARIANA DE JESÚS PAREDES, AZUCENA DE QUITO, 26 DE MAYO



Santa Mariana de Jesús Paredes
Azucena de Quito, Ecuador
26 de mayo


Desde muy pequeñita demostró una gran inclinación hacia la piedad y un enorme aprecio por la pureza y por la caridad hacia los pobres. Ya a los siete años invitaba a sus sobrinas, que eran casi de su misma edad, a rezar el rosario y a hacer el Vía Crucis.

Se aprendió el catecismo de tal manera bien que a los ocho años fue admitida a hacer la Primera Comunión (lo cual era una excepción en aquella época). El sacerdote que le hizo el examen de religión se quedó admirado de lo bien que esta niña comprendía las verdades del catecismo. Al escuchar un sermón acerca de la cantidad tan grande de gente que todavía no logró recibir el mensaje de la religión de Cristo, dispuso irse con un grupo de compañeritas a evangelizar paganos. Por el camino las devolvieron a sus casas porque no se daban cuenta de lo grave que era la determinación que habían tomado. Otro día se propuso irse con otras niñas a una montaña a vivir como anacoretas dedicadas al ayuno y a la oración. Afortunadamente un toro muy bravo las devolvió corriendo a la ciudad. Entonces su cuñado al darse cuenta de los grandes deseos de santidad y oración que esta niña tenía trató de obtener que la recibieran en una comunidad de religiosas. Pero las dos veces que trató de entrar de religiosa, se presentaron contrariedades imprevistas que no le permitieron estar en el convento. Entonces ella se dio cuenta de que Dios la quería santificar quedándose en el mundo.

Se construyó en el solar de la casa de su hermana una habitación separada, y allí se dedicó a rezar, a meditar, y a hacer penitencia.

Había aprendido muy bien la música y tocaba hermosamente la guitarra y el piano. Había aprendido a coser, tejer y bordar, y todo esto le servía para no perder tiempo en la ociosidad. Tenía una armoniosa voz y sentía una gran afición por el canto, y cada día se ejercitaba un poco en este arte. Le agradaba mucho entonar cantos religiosos, que le ayudaban a meditar y a levantar su corazón a Dios. Su día lo repartía entre la oración, la meditación, la lectura de libros religiosos, la música, el canto y los trabajos manuales. Su meditación preferida era pensar en la Pasión y Muerte de Jesús.

En el templo de los Padres Jesuitas encontró un santo sacerdote que hizo de director espiritual y le enseñó el método de San Ignacio de Loyola, que consiste en examinarse tres veces por día la conciencia: por la mañana para ver qué peligros habrá en el día y evitarlos y qué buenas obras tendremos que hacer. El segundo examen: al mediodía, acerca del defecto dominante, aquella falta que más cometemos, para planear como no dejarse vencer por esa debilidad. Y el tercer examen por la noche, acerca de todo el día, analizando las palabras, los pensamientos, las obras y las omisiones de esas 12 horas. Esos tres exámenes le fueron llevando a una gran exactitud en el cumplimiento de sus deberes de cada día.

Para recordar frecuentemente que iba a morir y que tendría que rendir cuentas a Dios, se consiguió un ataúd y en el dormía varias noches cada semana. Y el tiempo restante lo tenía lleno de almohadas que semejaban un cadáver para recordar lo que le esperaba al final de la vida.

Se propuso cumplir aquel mandato de Jesús: "Quien desea seguirme que se niegue a sí mismo". Y desde muy niña empezó a mortificarse en la comida, en el beber y dormir. En el comedor colocaba una canastita debajo de la mesa y se servía en cantidades iguales a todos los demás pero, sin que se dieran cuenta, echaba buena parte de esos alimentos en el canasto, y los regalaba después a los pobres. Uno de los sacrificios que más la hacían sufrir era no tomar ninguna bebida en los días de mucho calor. Pero la animaba a esta mortificación el pensar en la sed que Jesús tuvo que sufrir en la cruz. Se colocaba en la cabeza una corona de espinas mientras rezaba el rosario. Muchísimos rosarios los rezó con los brazos en cruz.

Como sacrificio se propuso no salir de su casa sino al templo y cuando alguna persona tuviera alguna urgente necesidad de su ayuda. Así que el resto de su vida estuvo recluida en su casa. Solamente la veían salir cada mañana a la Santa Misa, y volver luego a vivir encerrada dedicada a las lecturas espirituales, a la meditación, a la oración, al trabajo y a ofrecer sacrificios por la conversión de los pecadores. Se propuso llenar todos sus días de frecuentes actos de amor a Dios. Cada día rezaba 12 Salmos de la S. Biblia. Ayunaba frecuentemente.

María recibió de Dios el don de consejo y así sucedía que los consejos que ella daba a las personas les hacían inmenso bien. También le dio a conocer Nuestro Señor varios hechos que iban a suceder en lo futuro, y así como ella los anunció, así sucedieron (incluyendo la fecha de su muerte, que según anunció sería un viernes 26). Tenía un don especial para poner paz entre los que se peleaban y para lograr que ciertos pecadores dejaran su vida de pecado. A un sacerdote muy sabio pero muy vanidoso le dijo después de un brillantísimo sermón: "Mire Padre, que Dios lo envió a recoger almas para el cielo, y no a recoger aplausos de este suelo". Y el padrecito dejó de buscar la estimación al predicar.

En una enfermedad le sacaron sangre y la muchacha de servicio echó en una matera la sangre que le habían sacado a Mariana, y en esa matera nació una bellísima azucena. Con esa flor la pintan a ella en sus cuadros. Y azucena de pureza fue esta santa durante toda su vida.

Sucedieron en Quito unos terribles terremotos que destruían casas y ocasionaban muchas muertes. Un padre jesuita dijo en un sermón: - "Dios mío: yo te ofrezco mi vida para que se acaben los terremotos". Pero Mariana exclamó: - "No, señor. La vida de este sacerdote es necesaria para salvar muchas almas. En cambio yo no soy necesaria. Te ofrezco mi vida para que cesen estos terremotos". La gente se admiró de esto. Y aquella misma mañana al salir del templo ella empezó a sentirse muy enferma. Pero desde esa mañana ya no se repitieron los terremotos.

Una terrible epidemia estaba causando la muerte de centenares de personas en Quito. Mariana ofreció su vida y todos sus dolores para que cesara la epidemia. Y desde el día en que hizo ese ofrecimiento ya no murió más gente de ese mal allí.

Por eso el Congreso del Ecuador le dio en el año 1946 el título de "Heroína de la Patria".

Acompañada por tres padres jesuitas murió santamente el viernes 26 de mayo de 1645. Desde entonces los quiteños le han tenido una gran admiración. Su entierro fue una inmensa ovación de toda la ciudad. Y los continuos milagros que hizo después de su muerte, obtuvieron que el Papa Pío IX la declarara beata y el Papa XII la declarara santa.

SAN FELIPE DE NERI, PATRÓN DE EDUCADORES Y HUMORISTAS, 26 DE MAYO



San Felipe de Neri
Patrón de Educadores y Humoristas
26 de mayo



Habiendo quedado huérfano de madre, lo envió su padre a casa de un tío muy rico, el cual planeaba dejarlo heredero de todos sus bienes. Pero allá Felipe se dio cuenta de que las riquezas le podían impedir el dedicarse a Dios, y un día tuvo lo que él llamó su primera "conversión". Y consistió en que se alejó de la casa del riquísimo tío y se fue para Roma llevando únicamente la ropa que llevaba puesta. En adelante quería confiar solamente en Dios y no en riquezas o familiares pudientes.

Al llegar a Roma se hospedó en casa de un paisano suyo de Florencia, el cual le cedió una piecita debajo de una escalera y se comprometió a ofrecerle una comida al día si él les daba clases a sus hijos. La habitación de Felipe no tenía sino la cama y una sencilla mesa. Su alimentación consistía en una sola comida al día: un pan, un vaso de agua y unas aceitunas. El propietario de la casa, declaraba que desde que Felipe les daba clases a sus hijos, estos se comportaban como ángeles.

Los dos primeros años Felipe se ocupaba casi únicamente en leer, rezar, hacer penitencia y meditar. Por otros tres años estuvo haciendo estudios de filosofía y de teología.

Pero luego por inspiración de Dios se dedicó por completo a enseñar catecismo a las gentes pobres. Roma estaba en un estado de ignorancia religiosa espantable y la corrupción de costumbres era impresionante. Por 40 años Felipe será el mejor catequista de Roma y logrará transformar la ciudad.

Felipe había recibido de Dios el don de la alegría y de amabilidad. Como era tan simpático en su modo de tratar a la gente, fácilmente se hacía amigo de obreros, de empleados, de vendedores y niños de la calle y empezaba a hablarles del alma, de Dios y de la salvación. Una de sus preguntas más frecuentes era esta: "amigo ¿y cuándo vamos a empezar a volvernos mejores?". Si la persona le demostraba buena voluntad, le explicaba los modos más fáciles para llegar a ser más piadosos y para comenzar a portarse como Dios quiere.

A aquellas personas que le demostraban mayores deseos de progresar en santidad, las llevaba de vez en cuando a atender enfermos en hospitales de caridad, que en ese tiempo eran pobrísimos y muy abandonados y necesitados de todo.

Otra de sus prácticas era llevar a las personas que deseaban empezar una vida nueva, a visitar en devota procesión los siete templos principales de Roma y en cada uno dedicarse un buen rato a orar y meditar. Y así con la caridad para los pobres y con la oración lograba transformar a muchísima gente.

Desde la mañana hasta el anochecer estaba enseñando catecismo a los niños, visitando y atendiendo enfermos en los hospitales, y llevando grupos de gentes a las iglesias a rezar y meditar. Pero al anochecer se retiraba a algún sitio solitario a orar y a meditar en lo que Dios ha hecho por nosotros. Muchas veces pasó la noche entera rezando. Le encantaba irse a rezar en las puertas de los templos o en las catacumbas o grandes cuevas subterráneas de Roma donde están encerrados los antiguos mártires.

Lo que más pedía Felipe al cielo era que se le concediera un gran amor hacia Dios. Y la vigilia de la fiesta de Pentecostés, estando aquella noche rezando con gran fe, pidiendo a Dios el poder amarlo con todo su corazón, éste se creció y se le saltaron dos costillas. Felipe entusiasmado y casi muerto de la emoción exclamaba: "¡Basta Señor, basta! ¡Que me vas a matar de tanta alegría!". En adelante nuestro santo experimentaba tan grandes accesos de amor a Dios que todo su cuerpo de estremecía, y en pleno invierno tenía que abrir su camisa y descubrirse el pecho para mitigar un poco el fuego de amor que sentía hacia Nuestro Señor. Cuando lo fueron a enterrar notaron que tenía dos costillas saltadas y que estas se habían arqueado para darle puesto a su corazón que se había ensanchado notablemente.

En 1458 fundó con los más fervorosos de sus seguidores una cofradía o hermandad para socorrer a los pobres y para dedicarse a orar y meditar. Con ellos fundó un gran hospital llamado "De la Santísima Trinidad y los peregrinos", y allá durante el Año del Jubileo en 1757, atendieron a 145,000 peregrinos. Con las gentes que lo seguían fue propagando por toda Roma la costumbre de las "40 horas", que consistía en colocar en el altar principal de cada templo la Santa Hostia, bien visible, y dedicarse durante 40 horas a adorar a Cristo Sacramentado, turnándose las personas devotas en esta adoración.

A los 34 años todavía era un simple seglar. Pero a su confesor le pareció que haría inmenso bien si se ordenaba de sacerdote y como había hecho ya los estudios necesarios, aunque él se sentía totalmente indigno, fue ordenado de sacerdote, en el año 1551.

Y apareció entonces en Felipe otro carisma o regalo generoso de Dios: su gran don de saber confesar muy bien. Ahora pasaba horas y horas en el confesionario y sus penitentes de todas las clases sociales cambiaban como por milagro. Leía en las conciencias los pecados más ocultos y obtenía impresionantes conversiones. Con grupos de personas que se habían confesado con él, se iba a las iglesias en procesión a orar, como penitencia por los pecados y a escuchar predicaciones. Así la conversión era más completa.

San Felipe quería irse de misionero al Asia pero su director espiritual le dijo que debía dedicarse a misionar en Roma. Entonces se reunió con un grupo de sacerdotes y formó una asociación llamada el "Oratorio", porque hacían sonar una campana para llamar a las gentes a que llegaran a orar. El santo les redactó a sus sacerdotes un sencillo reglamento y así nació la comunidad religiosa llamada de Padres Oratorianos o Filipenses. Esta congregación fue aprobada por el Papa en 1575 y ayudada por San Carlos Borromeo.

San Felipe tuvo siempre el don de la alegría. Donde quiera que él llegaba se formaba un ambiente de fiesta y buen humor. Y a veces para ocultar los dones y cualidades sobrenaturales que había recibido del cielo, se hacía el medio payaso y hasta exageraba un poco sus chistes y chanzas. Las gentes se reían de buena gana y aunque a algunos muy seriotes les parecía que él debería ser un poco más serio, el santo lograba así que no lo tuvieran en fama de ser gran santo (aunque sí lo era de verdad).

En su casa de Roma reunía centenares de niños desamparados para educarlos y volverlos buenos cristianos. Estos muchachos hacían un ruido ensordecedor, y algunos educadores los regañaban fuertemente. Pero San Felipe les decía: "Haced todo el ruido que queráis, que a mí lo único que me interesa es que no ofendáis a Nuestro Señor. Lo importante es que no pequéis. Lo demás no me disgusta". Esta frase la repetirá después un gran imitador suyo, San Juan Bosco.

Una vez tuvo un ataque fortísimo de vesícula. El médico vino a hacerle un tratamiento, pero de pronto el santo exclamó: "Por favor háganse a un lado que ha venido Nuestra Señora la Virgen María a curarme". Y quedó sanado inmediatamente. A varios enfermos los curó al imponerles las manos. A muchos les anunció lo que les iba a suceder en el futuro. En la oración le venían los éxtasis y se quedaba sin darse cuenta de lo que sucedía a su alrededor. Muchas personas vieron que su rostro se llenaba de luces y resplandores mientras rezaba o mientras celebraba la Santa Misa. Y a pesar de todo esto se mantenía inmensamente humilde y se consideraba el último de todos y el más indigno pecador.

Los últimos años los dedicó a dar dirección espiritual. El Espíritu Santo le concedió el don de saber aconsejar muy bien, y aunque estaba muy débil de salud y no podía salir de su cuarto, por allí pasaban todos los días numerosas personas. Los Cardenales de Roma, obispos, sacerdotes, monjas, obreros, estudiantes, ricos y pobres, jóvenes y viejos, todos querían pedirle un sabio consejo y volvían a sus casas llenos de paz y de deseos de ser mejores. Decían que toda Roma pasaba por su habitación.

Empezó a sentir tales fervores y tan grandes éxtasis en la Santa Misa, después de la consagración, que el que le acolitaba, se iba después de la elevación y volvía dos horas después y alcanzaba a llegar para el final de la misa.

El 25 de mayo de 1595 su médico lo vio tan extraordinariamente contento que le dijo: "Padre, jamás lo había encontrado tan alegre", y él le respondió: "Me alegré cuando me dijeron: vayamos a la casa del Señor". A la media noche le dio un ataque y levantando la mano para bendecir a sus sacerdotes que lo rodeaban, expiró dulcemente. Tenía 80 años.

El Papa lo declaró santo en el año 1622 y las gentes de Roma lo consideraron como a su mejor catequista y director espiritual.

jueves, 25 de mayo de 2017

SAN VEDA EL VENERABLE, PATRONO DE LOS HISTORIADORES, 25 DE MAYO


San Veda El Venerable
Patrono de los Historiadores
25 de Mayo



Escribió así:

Y es así que, muy interesado en la historia eclesiástica de Bretaña, especialmente en la raza de los ingleses, yo, Beda, sirviente de Cristo y sacerdote del monasterio de los benditos apóstoles San Pedro y San Pablo, el cual se encuentra en Wearmouth y Jarrow (en Northumbria), con la ayuda del Señor he compuesto, cuanto he logrado recabar de documentos antiguos, de las tradiciones de los ancianos y de mi propio conocimiento. Nací en el territorio del monasterio ya mencionado, y a la edad de siete años fui dado, por el interés de mis familiares, al reverendísimo abad benedictino Biscop, y después a Ceolfrid, para recibir educación. Desde entonces he permanecido toda mi vida en dicho monasterio, dedicando todas mis penas al estudio de las Escrituras, a observar la disciplina monástica y a cantar diariamente en la iglesia, siendo siempre mi deleite el aprender, enseñar o escribir. A los diecinueve años, fui admitido al diaconado, a los treinta al sacerdocio, ambas veces mediante las manos del reverendísimo obispo Juan [san Juan de Beverley], y a las órdenes del abad Ceolfrid. Desde el momento de mi admisión al sacerdocio hasta mis actuales 59 años me he esforzado por hacer breves notas sobre las sagradas Escrituras, para uso propio y de mis hermanos, ya sea de las obras de los venerables Padres de la Iglesia o de su significado e interpretación.

Después de esto, Beda inserta una lista de Indiculus, de sus anteriores escritos y, finalmente, termina su gran obra con las siguientes palabras:

Y os ruego, amoroso Jesús, que así como me habéis concedido la gracia de tomar con deleite las palabras de vuestro conocimiento, me concedáis misericordiosamente llegar a ti, la fuente de toda sabiduría, y permanecer para siempre delante de vuestro rostro.

Es evidente, en la carta de Beda al obispo Egberto, que el historiador visitaba ocasionalmente a sus amigos durante algunos días, alejándose del monasterio de Jarrow; pero salvo esas raras excepciones, su vida parece haber transcurrido como una pacífica ronda de estudios y oración dentro de su propia comunidad. El cariño que ésta le tenía queda manifiesto en el conmovedor relato de la última enfermedad y la muerte del santo, legada a nosotros por Cuthbert, uno de sus discípulos. Su búsqueda del conocimiento no fue interrumpida por su enfermedad y los hermanos le leían mientras él estaba en cama, pero la lectura era reemplazada constantemente por las lágrimas. "Puedo declarar con toda verdad," escribe Cuthbert sobre su amado maestro, "que nunca vi con mis ojos, ni oí con mis oídos a nadie que agradeciera tan incesantemente al Dios vivo. Incluso el día de su muerte (la vigilia de la Ascensión de 735) el santo estaba ocupado dictando una traducción del Evangelio de San Juan. Al atardecer, el muchacho Wilbert, que la estaba escribiendo, le dijo: "Hay todavía una oración, querido maestro, que no está escrita." Y cuando la hubo entregado, y el muchacho le dijo que estaba terminada, "Habéis hablado con verdad…", contestó Beda, "…está terminada. Tomad mi cabeza entre vuestras manos, pues es de gran placer sentarme frente a cualquier lugar sagrado donde haya orado, así sentado puedo llamar a mi Padre." Y así, sobre el suelo de su celda, cantando "Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo", y el resto, exhaló su último aliento.

El calificativo Venerabilis parece haber sido agregado al nombre de Beda antes de haber transcurrido las dos generaciones posteriores a su muerte. Por supuesto, no existe una autoridad anterior que corrobore la leyenda repetida por Fuller acerca del “monje torpe” que al componer un epitafio sobre Beda se quedó sin palabras para completar la frase Hac sunt in fossa Bedae… ossa y a la mañana siguiente se encontró con que los ángeles habían llenado el espacio con la palabra venerabilis. El calificativo es utilizado por Alcuin, Amalarius y al parecer por Paulo el Diácono, y el importante Consejo de Aachen de 835 lo describe como venerabilis et modernis temporibus doctor admirabilis Beda. Este decreto se mencionaba especialmente en la petición que el Cardenal Wiseman y los obispos ingleses enviaron a la Santa Sede en 1859, rogando que Beda fuera declarado Doctor de la Iglesia. El tema ya había sido discutido antes de la época de Benedicto XIV, pero no fue hasta el 13 de noviembre de 1899 que León XIII decretó que el 27 de mayo toda la Iglesia debía celebrar la fiesta del Venerable Beda, con el título de Doctor Ecclesiae. Durante toda la Edad Media se había celebrado en York y en el Norte de Inglaterra el culto local al Santo Beda, pero la fiesta no era tan popular en el sur, donde se seguía la Liturgia de Sarum.

La influencia de Beda entre los eruditos ingleses y extranjeros fue muy grande, y probablemente habría sido mayor si los monasterios del norte no hubieran sido devastados por las invasiones Danesas menos de un siglo después de la muerte de Beda. En innumerables formas, pero especialmente por su moderación, amabilidad y gran visión, Beda se distingue entre sus contemporáneos. En lo referente a erudición, indudablemente fue el hombre más sabio de su tiempo. Una característica muy notable, observada por Plummer (I, p. xxiii), es su sentido de propiedad literaria, una particularidad extraordinaria en esa época. Él mismo anotaba escrupulosamente en sus escritos los pasajes que había tomado prestados de otros e incluso rogaba a los copistas de sus obras que conservaran las referencias, una recomendación a la que ellos pusieron muy poca atención. A pesar de lo elevado de su cultura, Beda aclara repetidamente que sus estudios están subordinados a la interpretación de las Escrituras. En su "De Schematibus" lo dice así: "Las Sagradas Escrituras están sobre todos los demás libros, no sólo por su autoridad Divina, o por su utilidad pues son una guía hacia la vida eterna, sino también por su antigüedad y su forma literaria” (positione dicendi). Tal vez el mayor tributo al genio de Beda es que con una convicción tan desprovista de compromiso y tan sincera de que la sabiduría humana es inferior, haya podido adquirir tanta cultura verdadera. Aunque el Latín fue para él una lengua todavía viva, y aunque no parece haber volteado conscientemente hacia la Era de Augusto de la Literatura Romana que preservaba modelos más puros de estilo literario que la época de Fortunato o San Agustín, ya sea por genio natural o por el contacto con los clásicos, Beda es extraordinario por la relativa pureza de su lenguaje y también por su lucidez y sobriedad, especialmente en temas de crítica histórica. En todos estos aspectos presenta un marcado contraste con san Aldhelm quien se aproxima más al tipo Celta.

SANTA MAGDALENA SOFIA BARAT, 25 DE MAYO


Santa Magdalena Sofia Barat
25 de Mayo


Santa Magdalena nació el 12 de diciembre de 1779, en Joigny de Borgoña y fue fundadora de la Congregación del Sagrado Corazón. Desde niña tuvo pasión por aprender, por ello, se entregó al estudio del latín, el griego, la historia, la física y las matemáticas. También se formó intensamente en el dominio de sus emociones y la voluntad.

La Santa fue llamada por el Padre Varín, de la Compañía de Jesús, para que le ayude con su plan de reestablecer la educación en las escuelas católicas, las cuales habían sido suprimidas a causa de la Revolución Francesa. El Padre Varín, le expuso también a la Santa, el proyecto de fundar una congregación de educadoras, inspirada por la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Santa Magdalena aceptó humildemente ayudar en tal misión, llena de desconfianza en sus fuerzas; "Lo acepté todo, sin comprender ni prever nada", dijo.

El 21 de noviembre de 1800, la Santa partió a Amiens para enseñar en una escuela que fue el primer convento de la congregación. A los 23 años, siendo la más joven de su comunidad, fue nombrada para gobernar la congregación. Fundó 105 casas; muchas de ellas en Francia, Roma, Inglaterra, Austria y Suiza.

Llena de amor por la juventud, la Santa trataba de fundar en cada sitio posible, una escuela para niñas pobres y un pensionado de paga.Como no podía visitar tantas fundaciones, se mantenía en contacto a través de la innumerable cantidad de cartas que escribía. Se encargaba también de la administración de la casa madre y de atender las visitas que llegaban para pedirle consejo. En una de sus cartas escribió: " El trabajo excesivo es un peligro para las almas imperfectas; pero las perfectas obtienen, por ese medio, una rica cosecha".

En diciembre de 1826, el Papa León XII aprobó oficialmente la Sociedad del Sagrado Corazón. En 1864, a los 85 años de edad, la Santa pide al congreso general que se le permitiera renunciar a su cargo, pero la asamblea no permitió más que se nombrase una vicaria que le ayudase en el trabajo. El 21 de mayo de 1865, la Santa sufre de un ataque que la deja paralítica y cuatro días más tarde, en la fiesta de Asunción, muere. Fue canonizada en 1925.

miércoles, 24 de mayo de 2017

SANTOS DONACIANO Y ROGACIANO, MÁRTIRES, 24 DE MAYO

Donaciano y Rogaciano, Santos
Mártires, 24 de mayo



Por: P. Felipe Santos | Fuente: Catholic.net 





Mártires

Martirologio Romano: En Nantes, en la Galia Lugdunense, santos hermanos Donaciano y Rogaciano, mártires, acerca de los cuales se narra que el primero había recibido el bautismo y el otro era todavía catecúmeno, pero en el combate final, besando a su hermano, Donaciano rogó a Dios para que el que aún no había podido ser lavado por el bautismo sagrado mereciese ser enjugado en la corriente de su propia sangre († c. 304).
Etimológicamente: Donaciano = dado. Vienen de la lengua latina.

Etimológicamente: Rogaciano = orante. Vienen de la lengua latina.

Breve Semblanza


Eran dos hermanos: Donaciano, el menor, convirtió a la fe a su hermano mayor. El tirano los hizo encarcelar, y como los amenazase con hacerlos morir, dijo Donaciano: Los tormentos que Dios te prepara en el infierno son infinitamente más crueles que aquellos con que nos amenazas. Rogaciano, instado a que adorase a los ídolos, dijo: No me atrevo a adorar lo que está por debajo de mí; estos ídolos no son sino metal, sin vida y sin alma. Los dos fueron decapitados en Nantes, hacia el año 300.

Estos dos hermanos, dignos de admiración por su osadía en momentos difíciles, nacieron en Nantes y murieron bajo el temible Maximino (222-235).

Este criminal sucedió a Alejandro Severo que, durante el período de su mandato, se había distinguido por ser un sincretista, es decir, una persona que le daba igual un dios que otro. Para él Jesucristo no se diferenciaba en nada de los dioses a los que les daban culto los romanos.

Respetó, por tanto, a los cristianos. Sin embargo, su sucesor se propuso acabar con el cristianismo a toda costa. Menos mal que sólo duró tres años en el poder. Sus mismos soldados le dieron muerte por insoportable.

Estos dos hermanos estaban recibiendo la formación cristiana. El primero ya había recibido el sacramento del bautismo y el segundo se estaba preparando.

Y como soplones y chivatos los ha habido siempre, un enemigo los denunció ante la autoridad por el hecho criminal -¡vaya por Dios!- de que eran cristianos.

Comparecieron ante el tribunal por separado. El juez le dijo a Donaciano:" Parece que no solamente no has adorado a los dioses Júpiter y Apolo, sino que te has atrevido a predicar el culto del Crucificado y te han seguido muchos fieles.

Quería, señor juez, arrancarlos a todos del error para que vuelvan a Cristo, el único que merece adoración".

El juez lo encarceló. Después se dirigió a Rogaciano diciéndole: "Mira, tú no te has bautizado todavía. Abjura de tu error y te salvaré la vida". Rogaciano le contestó:" Nunca lo haré. Seguiré a mi hermano mayor en la fe que él ha profesado en el Dios verdadero. En el calabozo, el hermano le dio el bautismo a falta de sacerdote.

¡Felicidades a quienes lleven estos nombres!

Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com

MARÍA AUXILIADORA, ADVOCACIÓN MARIANA, 24 DE MAYO


MARÍA AUXILIADORA
24 DE MAYO


Hoy celebramos la fiesta de María Auxilio de los Cristianos. Este nombre se originó hacia el año 345 con san Juan Crisóstomo, tomó fuerza con el papa Pío V en el siglo XVI y fue definitivamente popularizado con el desarrollo de las obras educativas y apostólicas de Don Bosco en el siglo XIX, en la advocación mariana de María Auxiliadora. Aunque comúnmente se asocia el título con la Iglesia católica, la Iglesia ortodoxa también lo conoce desde que en 1030 Ucrania logró defenderse de una invasión bárbara, hecho que la religiosidad de la época atribuyó al auxilio de la Virgen María.

Hasta el siglo XIX, la advocación de María Auxiliadora se asoció fuertemente a la defensa militar de los bastiones católicos y ortodoxos en Europa, el norte de África y Medio Oriente frente a los pueblos no cristianos, muy especialmente los musulmanes. Precisamente bajo el pontificado de Pío V, los pueblos euro-cristianos reunieron una importante fuerza militar para detener en la batalla de Lepanto (1571) el expansionismo del Imperio otomano por el Mediterráneo occidental. Mientras la Liga Santa encabezada por España e integrada por los Estados Pontificios, la República de Venecia, la Orden de Malta, la República de Génova y el Ducado de Saboya, derrotaron a la armada del Imperio otomano, el papa había pedido a toda la cristiandad que rezara el Rosario. En gratitud por la victoria, el papa Pío V instituyó la fiesta de la Virgen de las Victorias, después conocida como la fiesta del Rosario, a celebrarse el primer domingo de octubre, y agregó el título "auxilio de los cristianos" (Sancta Maria Auxilium Christianorum) a las letanías lauretanas.

En tiempos de Napoleón (inicios del siglo XIX), el papa Pío VII había sido hecho prisionero por el emperador francés y estuvo cinco años en tal condición, rezando a la Virgen para pedir su auxilio para su liberación, cosa que se concretó en 1814 cuando cayó Napoleón y el 24 de mayo el papa pudo regresar a Roma e instituyó esa fecha como fiesta de María Auxiliadora.

Con la popularización que los salesianos hicieron de la devoción a María Auxiliadora en todos los países en donde se abrieron casas de Don Bosco, se dio el surgimiento de numerosos santuarios, entre los cuales el más célebre es precisamente el de la Basílica de María Auxiliadora en Turín.

lunes, 22 de mayo de 2017

SANTA RITA DE CASIA, SANTA DE LOS IMPOSIBLES, 22 DE MAYO


Santa Rita de Casia
22 de Mayo

Fuente: Aciprensa




La santa de lo imposible. Fue una hija obediente, esposa fiel, esposa maltratada, madre, viuda, religiosa, estigmatizada y santa incorrupta. Santa Rita lo experimentó todo pero llegó a la santidad porque en su corazón reinaba Jesucristo.

Nació en Mayo del año 1381, un año después de la muerte de Santa Catalina de Siena. La casa natal de Sta. Rita está cerca del pueblito de Cascia, entre las montañas, a unas 40 millas de Asís, en la Umbría, región del centro de Italia. 

Su vida comenzó en tiempo de guerras, terremotos, conquistas y rebeliones. Países invadían a países, ciudades atacaban a ciudades cercanas, vecinos se peleaban con los vecinos, hermano contra hermano. Los problemas del mundo parecían más grandes que lo que la política y los gobiernos pudieran resolver.

Nacida de devotos padres, Antonio Mancini y Amata Ferri a los que se conocía como los "Pacificadores de Jesucristo", pues los llamaban para apaciguar peleas entre vecinos. Ellos no necesitaban discursos poderosos ni discusiones diplomáticas, solo necesitaban el Santo Nombre de Jesús, su perdón hacia los que lo crucificaron y la paz que trajo al corazón del hombre. Sabían que solo así se pueden apaciguar las almas.



La abejas


Parecía que desde el primer momento de su nacimiento Dios tenía designios especiales para Rita. Según una tradición, desde que era bebé, mientras dormía en una cesta, abejas blancas se agrupaban sobre su boca, depositando en ella la dulce miel sin hacerle daño y sin que la niña llorara para alertar a sus padres. Uno de los campesinos, viendo lo que ocurría trató de dispersar las abejas con su brazo herido. Su brazo se sano inmediatamente.

Después de 200 años de la muerte de Santa Rita, algo extraño ocurrió en el monasterio de Cascia. Las abejas blancas surgían de las paredes del monasterio durante Semana Santa de cada año y permanecían hasta la fiesta de Santa Rita, el 22 de Mayo, cuando retornaban a la inactividad hasta la Semana Santa del próximo año. El Papa Urbano VIII, sabiendo lo de las misteriosas abejas pidió que una de ellas le fuera llevada a Roma. Después de un cuidadoso examen, le ató un hilo de seda y la dejó libre. Esta se descubrió más tarde en su nido en el monasterio de Cascia, a 138 kilómetros de distancia.  Los huecos en la pared, donde las abejas tradicionalmente permanecen hasta el siguiente año, pueden ser vistos claramente por los peregrinos que llegan hoy al Monasterio.



Matrimonio

Sus padres, sin haber aprendido a leer o escribir, enseñaron a Rita desde niña todo acerca de Jesús, la Virgen María y los más conocidos santos. Rita, al igual que Santa Catalina de Siena nunca fue a la escuela a aprender a escribir o a leer. Santa Catalina le fue dada la gracia de leer milagrosamente por nuestro Señor Jesucristo, para santa Rita su único libro era el Crucifijo.

Ella quería ser religiosa toda su vida, pero sus padres, Antonio y Amata, avanzados ya en edad, escogieron para ella un esposo, Paolo Ferdinando, lo cual no fue una decisión muy sabia. Pero Rita obedeció. Quiso Dios así darnos en ella el ejemplo de una admirable esposa, llena de virtud, aun en las más difíciles circunstancias. 

Después del matrimonio, su esposo demostró ser bebedor, mujeriego y abusador. Rita le fue fiel durante toda su vida de casada. Encontró su fortaleza en Jesucristo, en una vida de oración, sufrimiento y silencio.  Tuvieron dos gemelos, los cuales sacaron el temperamento del padre. Rita se preocupó y oró por ellos.

Después de veinte años de matrimonio y oración por parte de Rita, el esposo se convirtió, le pidió perdón y le prometió cambiar su forma de ser. Rita perdona y el deja su antigua vida de pecado y pasaba el tiempo con Rita en los caminos de Dios. Esto no duró mucho, porque mientras su esposo se había reformado, no fue así con sus antiguos amigos y enemigos. Una noche Paolo no fue a la casa. Antes de su conversión esto no hubiera sido extraño, pero en el Paolo reformado esto no era normal. Rita sabía que algo había ocurrido. Al día siguiente, lo encontraron asesinado.

Su pena fue aumentada cuando sus dos hijos, que ya eran mayores, juraron vengar la muerte de su padre. Las súplicas no lograban disuadirlos. Fue entonces que Santa Rita, comprendiendo que más vale salvar el alma que vivir mucho tiempo, rogó al Señor que salvara las almas de sus dos hijos y que tomara sus vidas antes de que se perdieran para la eternidad por cometer un pecado mortal. El Señor respondió a sus oraciones. Los dos padecieron una enfermedad fatal. Durante el tiempo de enfermedad, la madre les habló dulcemente del amor y el perdón. Antes de morir lograron perdonar a los asesinos de su padre. Rita estuvo convencida de que ellos estaban con su padre en el cielo.



Ingreso a la Vida Religiosa

Al quedar sola no se deja vencer por la tristeza y el sufrimiento. Santa Rita quiso entrar con las hermanas Agustinas, pero no era fácil lograrlo. No querían una mujer que había estado casada. La muerte violenta de su esposo dejó una sombra de duda. Ella se volvió de nuevo a Jesús en oración.  Ocurrió entonces un milagro. Una noche, mientras Rita dormía profundamente, oyó que la llamaban ¡Rita, Rita, Rita! esto ocurrió tres veces, a la tercera vez Rita abrió la puerta y allí estaban San Agustín, San Nicolás de Tolentino y San Juan el Bautista del cual ella había sido devota desde muy niña. Ellos le pidieron que los siguieran. Después de correr por las calles de Roccaporena, en el pico del Scoglio, donde Rita siempre iba a orar sintió que la subían en el aire y la empujaban suavemente hacia Cascia. Se encontró arriba del Monasterio de Santa María Magdalena en Cascia. Entonces cayó en éxtasis. Cuando salió del éxtasis se encontró dentro del Monasterio, ante aquel milagro las monjas Agustinas no pudieron ya negarle entrada.  Es admitida y hace la profesión ese mismo año de 1417, y allí pasa 40 años de consagración a Dios.



Las pruebas y su Amor a la Pasión de Cristo


Durante su primer año, Rita fue puesta a prueba no solamente por sus superioras, sino por el mismo Señor. Le fue dado el pasaje de la Escritura del joven rico para que meditara. Ella sentía en su corazón las palabras, ¡Si quieres ser perfecta!

Un día Rita fue puesta a prueba por su Madre Superiora. Como un acto de obediencia, Rita fue ordenada a regar cada día una planta muerta. Rita lo hizo obedientemente y de buena manera. Una mañana la planta se había convertido en una vid floreciente y dio uvas que se usaron para el vino sacramental. Hasta este día sigue dando uvas.

Rita meditaba muchas horas en la Pasión de Cristo, meditaba en los insultos, los rechazos, las ingratitudes que sufrió en su camino al Calvario

Durante la Cuaresma del año 1443 fue a Cascia un predicador llamado Santiago de Monte Brandone, quién dio un sermón sobre la Pasión de Nuestro Señor que tocó tanto a Rita que a su retorno al monasterio le pidió fervientemente al Señor ser partícipe de sus sufrimientos en la Cruz. Recibió los estigmas y las marcas de la Corona de Espinas en su cabeza. A la mayoría de los santos que han recibido este don este don exuden una fragancia celestial. Las llagas de Santa Rita, sin embargo exudan olor podrido, por lo que debía alejarse de la gente.

Por 15 años vivió sola, lejos de sus hermanas monjas. El Señor le dio una tregua cuando quiso ir a Roma para el primer Año Santo. Jesús removió el estigma de su cabeza durante el tiempo que duró la peregrinación. Tan pronto como llegó de nuevo a casa la estigma volvió a aparecer y teniéndose que aislar de nuevo.

En su vida tuvo muchas llamadas pero ante todo fue una madre tanto física como espiritualmente. Cuando estaba en el lecho de muerte, le pidió al Señor que le diera una señal para saber que sus hijos estaban en el cielo. A mediados de invierno recibió una rosa del jardín cerca de su casa en Roccaporena. Pidió una segunda señal. Esta vez recibió un higo del jardín de su casa en Roccaporena, al final del invierno.

Los últimos años de su vida fueron de expiación.  Una enfermedad grave y dolorosa la tuvo inmóvil sobre su humilde cama de paja durante cuatro años.  Ella observó cómo su cuerpo se consumía con paz y confianza en Dios. 

Durante la enfermedad, a petición suya, le presentaron algunas rosas que habían brotado de manera prodigiosa en el frío invierno en su huertecito de Rocaporena.   Ella las aceptó sonriente como don de Dios.  




Muerte de Santa Rita


Santa Rita recorrió el camino de la perfección, la vía purgativa, la iluminativa y unitiva. Conoció el sufrimiento y en todo creció en caridad y confianza en Dios.   El crucifijo es su mejor maestro.  Es en almas puras como la de ella que Dios puede hacer portentos sin que por ello se desenfrenen y caigan en el orgullo espiritual.   Al morir la celda se ilumina y las campanas tañen solas por el gozo de un alma que entra al cielo.

Su muerte, acaecida en 1457, fue su triunfo. La herida del estigma desapareció y en lugar apareció una mancha roja como un rubí, la cual tenía una deliciosa fragancia. Debía haber sido velada en el convento, pero por la muchedumbre tan grande se necesitó la iglesia. Permaneció allí y la fragancia nunca desapareció. Por eso, nunca la enterraron. El ataúd de madera que tenía originalmente fue reemplazado por uno de cristal y ha estado expuesta para veneración de los fieles desde entonces.  Multitudes todavía acuden en peregrinación a honrar a la santa y pedir su intercesión ante su cuerpo que permanece incorrupto.

León XIII la canonizó en 1900.
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