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domingo, 26 de marzo de 2017

SAN LUDGERO, PRIMER OBISPO DE MUNSTER Y MISIONERO, 26 MARZO


Hoy 26 de marzo se conmemora a San Ludgero, primer obispo de Münster y misionero





 (ACI).- San Ludgero fue el primer obispo de Münster (Alemania) y se caracterizó por dedicar su vida a la evangelización de tierras paganas y la fundación de monasterios, iglesias, parroquias y escuelas. Según el Martirologio Romano predicó y convirtió a mucha gente en Frisia (Países Bajos), Dinamarca y Sajonia (Alemania).

Nació en Frisia por el año 745 en el seno de una familia noble. Su vida se desarrolló en tiempos de la conquista del pueblo sajón a manos de Carlomagno y el Imperio Carolingio, entre el 772 y el 804.


El cristianismo se encontraba en expansión en el territorio alguna vez conocido como Germania Magna, una provincia romana fundada por Julio César entre los ríos Rin y Elba. Esta labor misionera alcanzó su máximo desarrollo con San Bonifacio y San Ludgero.


Ludgero fue discípulo del teólogo Alcuino de York. En el 777 fue ordenado sacerdote en Colonia (Alemania) y posteriormente se dedicó a evangelizar su tierra natal, Frisia.

Pese a la importante labor misionera de este santo, el emperador Carlomagno utilizó en paralelo a los misionarios católicos francos, junto a otros de Irlanda y de la Inglaterra anglosajona para convertir paganos utilizando métodos violentos y discordes al Evangelio.

Tiempo después San Ludgero viajó a la abadía benedictina de Montecasino (130 km al sur de Roma) huyendo de la batalla entre las fuerzas de Carlomagno y su principal oponente sajón, el guerrero Widukind.

En aquel lugar tomó el hábito de monje sin tomar los votos. Según la tradición Carlomagno fue a buscarlo para que regrese y predique en Frisia, además le ofreció el episcopado de Tréveris, el cual no tenía vacante.

Ludgero solo aceptó la oferta para ser misionero y decidió erigir un monasterio en el territorio donde se ubica actualmente la ciudad de Münster, que en ese entonces pertenecía a la jurisdicción eclesiástica de Colonia.

Para el 804 fue designado obispo de ese lugar y cinco años más tarde falleció un 26 de marzo. San Ludgero tuvo una vida de servicio y hasta hoy su tumba en Werden sigue siendo lugar de peregrinaciones. Su fiesta se celebra el 23 de marzo.

viernes, 24 de marzo de 2017

SANTA CATALINA DE SUECIA, PATRONA DE LAS VÍRGENES, 24 DE MARZO


Hoy 24 de marzo se conmemora a Santa Catalina de Suecia, Patrona de las vírgenes

 (ACI).- Santa Catalina de Suecia fue la cuarta hija de Santa Brígida, Patrona de Europa. Es una religiosa considerada la santa patrona de las vírgenes y generalmente es representada con un látigo a su lado, el cual, según la tradición, vino a su ayuda cuándo jóvenes sin castidad buscaban atraparla.

Fue una mujer sencilla y pobre que dedicó muchas horas del día a la meditación de la pasión y muerte de Cristo, al rezo de los salmos penitenciales y el Oficio de la Virgen María. Solía visitar a pobres y enfermos en los hospitales, realizaba trabajos domésticos y rezaba en los lugares de culto.

Catalina nació en Suecia en 1331 o 1332. A la edad de 7 años fue encargada a la abadesa del convento de Risberg para que continúe recibiendo la educación católica impartida por sus padres. Fue así que creció en ella un deseo para la vida de auto mortificación y consagración total a Dios.

No obstante, a la edad de 13, su padre decidió casarla con un noble de ascendencia alemana, Eggart von Kürnen. Después del casamiento Catalina persuadió a su esposo –que era creyente- para mantener un voto de castidad, el cual cumplirían hasta el final.

En 1349, después del fallecimiento de su padre, Catalina llegó a un acuerdo con su marido y partió junto a Santa Brígida (su madre) hacia una peregrinación para venerar las tumbas de San Pedro y San Pablo en Roma.

Al llegar recibió la noticia de que su esposo había muerto, y tiempo después, rechazó cualquier oferta de matrimonio. Fue así que Catalina decidió vivir con su madre imitando fervorosamente su vida ascética y su pertenencia a Dios.

En 1372 Catalina y su hermano Birger acompañaron a su madre a una peregrinación a Tierra Santa. Brígida falleció al poco tiempo de su regreso a Roma y en 1374 su cuerpo fue enviado a Suecia para que sea enterrado en Vadstena, en el convento donde fundó La Orden del Santísimo Salvador.

Catalina vivió y dirigió el convento que fundó su madre hasta 1375, tiempo en el que regresó a Roma para promover su canonización. Pese a no obtener resultados, logró la ratificación en la aprobación de las reglas de la orden brigidina, alrededor de 1378.

Tras cinco años regresó a su tierra natal y el obispado le entregó formalmente la dirección de la nueva orden religiosa. Poco tiempo después enfermó y falleció el 24 de marzo de 1381. En 1484 Inocencio VIII dio permiso para su veneración como santa. Su fiesta es celebrada por la Iglesia el 24 de marzo.

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Biografía de Santa Catalina de Suecia


A la edad de siete años fue enviada a la abadesa del convento de Riseberg para ser educada y pronto mostró, al igual que su madre, un deseo para vida de auto mortificación y devoción para cosas espirituales. Al mandato de su padre, cuando tiene trece o catorce años, se casa con un noble de descendencia alemana, Eggart von Kürnen. Ella inmediatamente persuade a su esposo, quién era un hombre religioso, a unirse con ella en un voto de castidad.

Ambos viven en un estado de virginidad y devotan su vida al ejercicio de perfección cristiana y caridad activa. A pesar del amor profundo hacia su esposo, Catalina acompaña a su madre a Roma en 1349. En 1351 Catalina recibe noticias de la muerte de su esposo en Suecia, por lo que decide permanecer al lado de su madre en Roma. Ella vive constantemente con su madre, toma una parte activa en la labor fructífera de St. Brígida e imita fervorosamente la vida ascética de su madre. Aunque la bella y distinguida viuda está rodeada de admiradores, ella constantemente rehúsa todas las ofertas de matrimonio. En 1372 St. Catalina y su hermano, Birger, acompañan a su madre a una peregrinación a la Tierra Santa; después de su regreso a Roma, St. Catalina está con su madre en la última enfermedad y muerte de ella.

En 1374, obedeciendo los últimos deseos de St. Brígida, Catalina traja el cuerpo de su madre a regreso a Suecia, para ser enterrada en Wadstena, de cuya fundación ella llegó a ser directora. Es la casa madre de la Orden Brigidina, también llamada La Orden del Santo Salvador. Catalina manejó el convento con gran habilidad y vivió ahí en armonía con los principios impuestos por la fundadora. Al año siguiente fue a Roma a promover la canonización de St Brígida y para obtener una nueva confirmación papal de la orden. Ella aseguró otra confirmación, ambas de Gregorio XI (1337) y de Urbano VI (1379), pero no fue capáz de ganar en ese tiempo la canonización de su madre, por la confusión causada por el Cisma que retrasó el proceso.

Cuando hubo este cisma ella se mostró, cómo St. Catalina de Siena, con firme adhesión al Papa Romano Urbano VI, en cuyo favor ella testificó delante de una commisión judicial. Catalina se quedó cinco años en Italia y al regreasr a casa, portaba una carta de comendación del Papa. Poco después de su llegada a Suecia se enfermó y murió el 24 de marzo de 1381. Al tiempo de su muerte St. Catalina era jefe del convento de Wadstena, fundada por su madre; de ahí el nombre Catalina Vastanensis, por el cuál es ocasionalmente llamada. En 1484 Inocencio VIII dió permiso para su veneración como santa.

Catalina escribió un trabajo devocional titulado “Consolación del Alma” (Sielinna Troëst), largamente compuesto de citaciones Escrípturales y antiguos libros religiosos; no hay copia en existencia. Generalmente ella es representada con una cierva a su lado, la cual se ha dicho vino a su ayuda cuando jóvenes sin castidad buscaban cortejarla.

jueves, 23 de marzo de 2017

SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO, 23 DE MARZO, PATRONO DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO


Hoy 23 de marzo la Iglesia celebra a Santo Toribio de Mogrovejo, Patrono del Episcopado Latinoamericano



 (ACI).- El 23 de marzo es la Fiesta de Santo Toribio de Mogrovejo, Patrono del Episcopado Latinoamericano y llamado “Santo Padre de América”. Defendió a los indefensos y explotados durante la colonia española en América y convocó numerosos sínodos y concilios que trajo buenos frutos en el Virreinato del Perú.

Confirmó a Santa Rosa de Lima, San Martín de Porres, San Juan Macías y contó con el apoyo del misionero San Francisco Solano.

Toribio Alfonso de Mogrovejo nació en España hacia el 1538. Estudió derecho y fue profesor en la Universidad de Salamanca. Siendo laico, el rey Felipe II lo nombró principal juez de la Inquisición en Granada.

Por sus cualidades humanas y su virtud, el rey lo propuso al Papa Gregorio XIII como Arzobispo de Lima, que en ese entonces comprendía gran parte de Sudamérica hispana. Aunque humildemente Santo Toribio se resistió, con dispensa papal recibió las órdenes menores y mayores, siendo consagrado Obispo en 1580.

Se embarcó para América y al llegar al Perú de inmediato se preocupó por restaurar la disciplina eclesiástica y se enfrentó abiertamente a los conquistadores, personas de poder y sacerdotes que habían cometido o permitido abusos contra los nativos.

Esto hizo que fuera perseguido por el poder civil y que lo calumniaran, pero él siguió en su defensa por los pobres, argumentando que a quien siempre se debía tener contento es a Cristo y no al Virrey.  

Construyó iglesias, conventos, hospitales y abrió el primer seminario en América Latina,  que se mantiene hasta hoy. Estudió las lenguas y dialectos locales para poder estar más cerca de sus fieles y comunicarse con ellos, lo que favoreció en el incremento de las conversiones.


Con el fin de evangelizar, viajó por lejanas ciudades y lugares, caminando o montado a caballo, muchas veces solo y exponiéndose a las enfermedades y peligros. Cierto día se le acercó un mendigo y como no tenía qué darle, le entregó sus camisas.

Convocó tres concilios o sínodos provinciales y se ordenó imprimir el catecismo en quechua y aymara. Además celebró trece sínodos diocesanos que ayudaron al cumplimiento de las normas del Concilio de Trento y a la independencia de la Iglesia del poder civil.

A sus 68 años, Santo Toribio cayó enfermo y partió a la Casa del Padre el Jueves Santo del 23 de marzo de 1606. En su testamento dejó a sus empleados sus efectos personales y a los pobres, el resto de sus propiedades. San Juan Pablo II lo declaró Patrono del Episcopado Latinoamericano.

miércoles, 22 de marzo de 2017

SAN EPAFRODITO, HERMANO Y COMPAÑERO DE SAN PABLO, 22 DE MARZO


Hoy 22 de marzo se conmemora a San Epafrodito, "hermano y compañero de combates" de San Pablo

 (ACI).- San Epafrodito fue un discípulo de los apóstoles que fue ordenado por San Pedro como Obispo de Tarracina (Italia) cuando el primero se encontraba en Roma.

Según la Tradición de la Iglesia Epafrodito nació en Filipo. Es conocido por haber viajado a Roma para llevarle una colecta de su pueblo natal a San Pablo, quien estuvo cautivo entre el año 60 y 62 d.C. Otra versión es que el encuentro entre ambos se llevó a cabo en el año 57 cuando San Pablo estaba cautivo en Éfeso durante su tercer viaje misional.

Debido a que Epafrodito cayó enfermo, San Pablo decidió enviarlo de vuelta a Filipo con una carta para sus fieles en la que lo llamó “su hermano, colaborador y compañero de armas”.

En ésta rogaba a sus queridos neófitos que recibieran a su compatriota con toda alegría en el Señor, ya que para realizar la misión que le habían encomendado se había visto al borde de la muerte. Entregaba su vida para suplir los cuidados que los filipenses no le podían dar.

Aquí puede leer el pasaje bíblico: “[...] He juzgado necesario devolveros a Epafrodito, mi hermano, colaborador y compañero de armas, enviado por vosotros con el encargo de servirme en mi necesidad, porque os está añorando a todos vosotros y anda angustiado porque sabe que ha llegado a vosotros la noticia de su enfermedad. Es cierto que estuvo enfermo y a punto de morir. Pero Dios se compadeció de él; y no sólo de él, sino también de mí, para que no tuviese yo tristeza sobre tristeza”.

“Así pues, me apresuro a enviarle para que viéndole de nuevo os llenéis de alegría y yo quede aliviado en mi tristeza. Recibidle, pues, en el Señor con toda alegría, y tened en estima a los hombres como él, ya que por la obra de Cristo ha estado a punto de morir, arriesgando su vida para supliros en el servicio que no podíais prestarme vosotros mismos”. (Flp 2,25-30)

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San Epafrodito, Obispo
22 de Marzo


Epafrodito parece haber nacido en Filipos. Había ido a Roma, donde Pablo estaba cautivo, para llevarle una nueva colecta de parte de los filipenses. Allí cayó enfermo de cuidado, pero Dios tuvo misericordia de él y no quiso añadir tristeza sobre el alma de Pablo. Los mismo filipenses, al saber que su emisario había estado enfermo, ardían en deseos de volverlo a ver, por lo que Pablo no dudó en separarse de su amado colaborador y lo despidió con una carta para los fieles de Filipos.

En la carta, Pablo rogaba a sus queridos neófitos que recibieran a su compatriota con toda alegría en el Señor, ya que para realizar la misión que le habían encomendado se había visto al borde de la muerte. Entregaba su vida para suplir los cuidados que los filipenses no le podían dar. Fuera de este auténtico testimonio, no se posee otros detalles de la vida de Epafrodito; sin embargo, el Martirologio Romano señala que "luego fue Obispo de Terracina, enviado por San Pedro cuando éste estuvo en Roma, y donde bautizó a un buen número de conversos, dejando allí como obispo a Lino y partió a Terracina donde consagró a Epafrodito".

martes, 21 de marzo de 2017

SANTA MARÍA FRANCISCA, 21 DE MARZO

Hoy 21 de marzo se conmemora a Santa María Francisca de las 5 llagas



 (ACI).- El nombre religioso de Anna María Gallo es Santa María Francisca de las 5 llagas porque le aparecieron las heridas de Jesús en el cuerpo. Hoy sus restos permanecen incorruptos como el de varios otros santos de la Iglesia Católica.

Nació en Nápoles (Italia), y se le recuerda además, por haber tenido el don de la profecía y haber intecedido desde el cielo para que su barrio italiano quedara intacto ante los bombardeos que ocurrieron durante la Segunda Guerra Mundial.

De niña su padre la obligaba a trabajar en exceso en un taller de hilados, mientras que su madre, una mujer piadosa, le leía libros sobre la fe y la llevaba a orar a la iglesia de Santa Lucía de la Cruz.

Prontamente el párroco, admirado de su piedad y conocimiento del catecismo, le permitió que realice la Primera Comunión a los 8 años y que al año siguiente catequice a varios niños.


Cuando cumplió 16 años su padre decidió comprometerla en matrimonio con un joven rico que había pedido su mano, pero María Francisca le dijo que le había prometido a Dios permanecer soltera y virgen para dedicarse a la vida espiritual y a ayudar a salvar almas.

El papá estalló en cólera y le dio violentos azotes. La encerró en una habitación a pan y agua por varios días y ella aprovechó el encierro para a orar, meditar y hacer penitencia.

La mamá logró que un sacerdote franciscano convenciera al papá de María Francisca para que la dejara en libertad y decida su futuro.

El 8 de septiembre de 1731 recibió el hábito de terciaria franciscana y siguió viviendo en su casa pero como si fuera religiosa. Frecuentemente mientras estaba en oración entraba en éxtasis. La Virgen se le aparecía y le traía mensajes.

Tras la muerte de su madre, la Santa decidió abandonar su hogar y mudarse a una casa rural donde permaneció los últimos 38 años de su vida, siempre en constante oración, penitencia y sufrimiento que los ofrecía por las almas del purgatorio y la conversión de los pecadores. Es allí donde recibiría los estigmas de Cristo.


Tras una serie de enfermedades y el deterioro de su salud, falleció santamente el 6 de octubre 1791.

Fue declarada venerable por Pío VII el 18 de mayo de 1803, beata por Gregorio XVI el 12 de noviembre de 1843 y santa por Pío IX el 29 de junio de 1867.

Tanta es su devoción en Nápoles que en 1901 fue declarada copatrona de la ciudad, junto a San Genaro.

lunes, 20 de marzo de 2017

SAN JUAN NEPOMUCENO, PRESBÍTERO Y MÁRTIR, 20 DE MARZO

Juan Nepomuceno, Santo
Presbítero y Mártir, 20 de marzo


Por: n/a | Fuente: ACI Prensa 



Mártir del secreto de confesión

Martirologio Romano: En Praga, en Bohemia, san Juan Nepomuceno, presbítero y mártir, que por defender la Iglesia sufrió muchas injurias por parte del rey Venceslao IV y, expuesto a tormentos y torturas, aún respirando fue arrojado al río Moldava († 1393).

Etimológicamente: Juan = Dios es misericordia, es de origen hebreo.

Breve Biografía

Nació en Bohemia (Checoslovaquia) hacia el año 1250, en un pueblo llamado Nopomuc, de ahí el sobrenombre Nepomuceno. El apellido de su familia era Wolfin.

Fue párroco de Praga y obtuvo el doctorado en la Universidad de Padua. Después ocupó el alto puesto de Vicario General del Arzobispado.

El rey de Praga, Wenceslao, se dejaba llevar por dos terribles pasiones, la cólera y los celos y dicen las antiguas crónicas que siendo Juan Nepomuceno confesor de la reina, se le ocurrió al rey que el santo le debía contar los pecados que la reina le había dicho en confesión, y al no conseguir que le revelara estos secretos, se propuso matarlo. Luego el rey tuvo otro gran disgusto, consistió en que el monarca se proponía apoderarse de un convento para regalar las riquezas que allí había a un familiar. El Vicario Juan Nepomuceno se opuso a esto rotundamente, ya que evidentemente esos bienes pertenecían a la Santa Iglesia.

El rey mandó matar al padre Juan; lo ataron doblado, con la cabeza pegada sobre los pies, y luego, fue lanzado al río Moldava. Esto ocurrió en el año 1393. Los vecinos recogieron el cadáver para darle santa sepultura.

En 1725, más de 300 años después del suceso, una comisión de sacerdotes, médicos y especialistas encontarron que la lengua del mártir se encontraba incorrupta, aparentemente seca y gris. De repente, en presencia de todos empezó a tomar apariencia de ser la de una persona viva. Todos se pusieron de rodillas ante este milagro. Fue el cuarto milagro que realizó el santo antes de ser proclamado oficialmente como tal.

San Juan Nepomuceno fue considerado patrono de los confesores, porque prefirió morir antes que revelar los secretos de la confesión. En Praga, en el puente desde el cual fue echado al río, se conserva una imagen de este gran santo, y muchas personas, al pasar por allí le rezan devotamente.

San Juan Nepomuceno es patrono de Bohemia y Moravia, y del secreto de confesión. También es considerado patrono de la fama y el buen nombre. Sus reliquias se guardan en Praga, en la iglesia metropolitana de San Vito.

sábado, 18 de marzo de 2017

SAN CIRILO DE JERUSALÉN, OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA, 18 DE MARZO


Hoy 17 de marzo se conmemora a San Cirilo de Jerusalén, Obispo y Doctor de la Iglesia



 (ACI).- San Cirilo fue Obispo de Jerusalén (siglo IV) y Doctor de la Iglesia. Es recordado por la tradición por haber estado presente en el gran Concilio de Constantinopla (segundo Concilio Ecuménico) y ser fiel defensor de la doctrina católica en contra de la herejía arrianista.

En este concilio se le llamó "valiente luchador para defender a la Iglesia de los herejes que niegan las verdades de nuestra religión".

El santo nació cerca de Jerusalén en el año 315. Según la tradición fue ordenado sacerdote por el Obispo de Jerusalén San Máximo, quien le encomendó la tarea de instruir a los Catecúmenos: tarea que realizó por muchos años.

En el 348 Cirilo se convirtió en el nuevo obispo de Jerusalén por un periodo de 35 años, de los cuales 16 permaneció desterrado debido a sus escritos y discursos catequéticos que contienen parte de las enseñanzas y ritos de la Iglesia de mediados del siglo IV.

Estos textos denominados "Catequesis" le merecieron siglos más tarde el título de Doctor de la Iglesia por el Papa León XIII. Son 18 sermones pronunciados en Jerusalén acerca de la penitencia, pecado, bautismo y Credo para instruir a los recién bautizados en la fe. Además dan detalles de la Eucaristía, insistiendo en que Cristo está presente en la Santa Hostia.

También describe interesantemente acerca del descubrimiento de la cruz y de la roca que cerraba el Santo Sepulcro.

Cuando regresó después de 11 años de su último destierro encontró a Jerusalén llena de discordias y divisiones, por ello decidió traer nuevamente al camino del Evangelio a su pueblo, el cual había caído diversas herejías.

Se cree que San Cirilo falleció en Jerusalén en el 386. En 1882 el Sumo Pontífice lo declaró Doctor de la Iglesia. Su fiesta se celebra el 18 de marzo. 

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San Cirilo de Jerusalén

San Cirilo nació cerca de Jerusalén, en el año 315. Sus padres eran cristianos y le dieron una excelente educación. Conocía muy bien la Sagradas Escrituras, citaba frecuentemente en sus instrucciones. Se cree que fue ordenado sacerdote por el obispo de Jerusalén San Máximo, quien le encomendó la tarea de instruir a los Catecúmenos, cosa que hizo por varios años.

Sus escritos son de gran importancia por ser un Padre de la Iglesia y Arzobispo de Jerusalén solo tres siglos después de la pasión de Jesús. Sucedió a Máximo en la sede de Jerusalén el año 348 y fue obispo de esa ciudad por unos 35 años. Por su defensa de la ortodoxia en la controversia arriana, se vio más de una vez condenado al destierro.

Hasta nosotros llegaron 18 discursos catequéticos, un sermón de la piscina de Betseda, la carta al emperador Constantino y otros pequeños fragmentos. Trece escritos están dedicados a la exposición general de la doctrina, y cinco, llamados mistagógicas, están dedicados al comentario de los ritos sacramentales de la iniciación cristiana.

Estos escritos llamados Catequesis de San Cirilo, nos llegaron gracias a la transcripción de un estenógrafo, que lo hizo con la misma sencillez y naturalidad que lo hacía San Cirilo, cuando comunicaba a la comunidad cristiana, en los tres principales santuarios de Jerusalén, entre ellos la Basílica de la Santa Cruz de Constanza, llamada Martyrion para los candidatos al bautismo y la iglesia de la Resurrección o Anástasis, para los que se bautizaban durante la semana de Pascua, es decir, eran los mismos lugares de la redención, como él mismo decía, que no solo se escucha, sino que "se ve y se toca".

Por estos importantes escritos, que probablemente lo compuso al comienzo de su episcopado, ha merecido el título de Doctor de la Iglesia, por el Papa León XIII. La incertidumbre de su pensamiento teológico, es lo que demoró en Occidente, el reconocimiento de su santidad. Su fiesta fue instituida en 1882.

Tuvo alguna simpatía por los arrianos, pero pronto se separó de ellos para adherirse a los semiarrianos homoiusianos, esto era, la orientación teológica que se inclinaba a los convenios, que proponía el término "homoi-ousios" (de naturaleza semejante) en vez de "homo-ousios" (de la misma naturaleza, es decir, el verbo de la misma naturaleza que el Padre). Se trataba solo de añadir una letra, pero era suficiente para eliminar la idea de la consubstancialidad (consubstancial: que es de la misma substancia) entre el Padre y el Hijo. Cirilo abandonó también a los semiarrianos y se unió a la doctrina ortodoxa de Nicea, por eso fue desterrado cinco veces bajo los emperadores Constantino y Valente. En total fueron 16 años de destierro. Tres veces por un bando y dos por el bando opuesto.

En sus escritos habla de la penitencia, del pecado, del bautismo y del Credo, explicándolo frase por frase, para instruir a los recién bautizados sobre la fe, también habla bellísimamente sobre la Eucaristía, insistiendo fuertemente en que Jesucristo Sí está presente en la Santa Hostia de la Eucaristía. A los que reciben la comunión en la mano les aconseja: "Hagan de su mano izquierda como un trono que se apoya en la mano derecha, para recibir al Rey Celestial" (traten con cuidado la hostia consagrada, para que no caigan pedacitos, así como no dejaríamos caer al suelo pedacitos de oro). En síntesis estos documentos son de mucho valor porque contienen las enseñanzas y ritos de la Iglesia de mediados del siglo IV y forman "el primitivo sistema teológico". También describe interesantemente acerca del descubrimiento de la cruz y de la roca que cerraba el Santo Sepulcro.

Existen dos versiones que no coinciden entre sí, de porque Cirilo sucedió a Máximo en la sede de Jerusalén. San Jerónimo fue quien dejó una de ellas, pero evidentemente tenía prejuicio en contra de San Cirilo.

Arrio Acacio, era uno de los obispos de la provincia, que consagró legalmente a San Cirilo, pensando que luego iba a poder manejarlo, pero se equivocó por completo. Cirilo era un hombre suave de carácter, prefería instruir que polemizar, trataba de permanecer neutral en las discusiones y por esa razón ambos partidos lo desterraron en su momento, llamándolo hereje. Pero contaba con amigos como San Hilario, que era defensor del dogma de Santísima Trinidad y con San Atanasio que defendía la divinidad de Jesucristo, que le profesaba una sincera amistad. En el Concilio general de Constantinopla, en el año 381, lo llaman: "valiente luchador para defender a la Iglesia de los herejes que niegan las verdades de nuestra religión".

En el primer año de su episcopado, ocurrió un fenómeno físico que impresionó a la ciudad. Envió noticia de lo sucedido al emperador Constantino, en una carta que aún existe y que se ha puesto en duda su autenticidad, aunque el estilo sin duda es suyo. La carta dice: "En las nonas de mayo, hacia la hora tercera, apareció en los cielos una gran cruz iluminada, encima del Gólgota, que llegaba hasta la sagrada montaña de los Olivos: fue vista no por una o dos persona, sino evidente y claramentes por toda la ciudad. Esto no fue, como podría creerse, una fantasía ni apariencia momentánea, pues permaneció por varias horas visible a nuestros ojos y más brillante que el sol. La ciudad entera se llenó de temor y regocijo a la vez, ante tal portento y corrieron inmediatamente a la iglesia alabando a Cristo Jesús único Hijo de Dios".

Enseguida que Cirilo tomara posesión, comenzaron las discusiones entre él y Acacio, no solo por problemas de sus respectivas sedes, sino también sobre asuntos de fe, porque Acacio en ese entonces, estaba envuelto en la herejía arriana. Acacio como metropolitano de Cesarea, exigía la juridicción de Cirilo que mantuvo la prioridad de su sede, como si tuviera un "trono apostólico". Acacio recordaba un Canon del Concilio de Nicea que dice: "Ya que por la costumbre o antigua tradición, el obispo de Aelia (Jerusalén) debe recibir honores, dejemos al metropolitano (de Cesarea) en su propia dignidad mantener el segundo lugar".

La pelea se hizo abierta y Acacio convocó un Concilio de Obispos partidarios suyos, al que citaron a Cirilo, pero no se presentó. Se le acusó de contumacia (porfía, obstinación en el error) y de haber vendido propiedades de la Iglesia para ayudar a los necesitados. Lo último, sí lo hizo, como anteriormente lo habían hecho muchos prelados, entre ellos San Ambrosio y San Agustín, y fueron comprendidos. El fraudulento Concilio condenó a Cirilo y fue desterrado de Jerusalén. Se fue para Tarso, lo recibió Silvanus, un obispo semi-arriano, y esperó allí la apelación que había hecho al tribunal superior. Dos años después, ante el Concilio de Seleucia, llegó su apelación. Este Concilio estaba integrado por semi-arrianos, arrianos y muy pocos miembros del partido ortodoxo, todos de Egipto. Cirilo se sentó entre los semi-arrianos que lo ayudaron durante su exilio. Acacio se fue de la reunión, objetando violentamente la presencia de Cirilo, pero regresó pronto para participar de los debates posteriores. El partido de Acacio fue depuesto por tener minoría y el de Cirilo fue reivindicado.

Acacio se fue a Constantinopla a tratar de convencer a Constantino a que reuniera otro concilio. Acusó a Cirilo de haber vendido unas vestiduras que el emperador le regaló a Macario para administrar el bautizo y que luego fueron vistas en una representación teatral. Esto puso furioso al emperador, y emitió un segundo decreto de exilio en contra de Cirilo, un año después de haber sido repuesto a su sede. Constantino muere en el año 361, le sucede Juliano, quien llama a que regresen todos los obispos que Constantino había desterrado, y así Cirilo regresa a su sede. Durante la gestión de Juliano el Apóstata, hubieron pocos martirios en comparación con otros reinados, pero cayó en la cuenta que la sangre de los mártires era el simiente de la iglesia y por esa razón hizo todo lo que pudo para desacreditar la religión que él había abandonado. Nos cuentan los historiadores de la Iglesia, Sócrates, Teodoreto y otros, que Juliano planeó reconstruir el templo de Jerusalén para apelar a los sentimientos nacionales de los Judíos y para demostrar que lo que Jesús había anunciado en el evangelio, no se cumpliría. San Cirilo contempla con calma los preparativos para la reconstrucción del templo, profetizando que sería un fracaso, y así sucedió. Gibbon y otros agnósticos se burlan de los sucesos sobrenaturales, sismos, esferas de fuego, desplome de paredes, etc….que le hicieron abandonar el proyecto, pero Gibbon admite que estos sucesos están confirmados no solo por escritores cristianos, como San Juan Crisóstomo y San Ambrosio, sino también por el testimonio de Ammianus Marcellinus, el soldado filósofo, que era pagano.

San Cirilo es desterrado por Valente, por tercera vez en el año 367, junto con todos los prelados nombrados por Juliano. Este último destierro duró 11 años, pero cuando sube al trono Teodoro, le restituye a su sede, donde permanece los últimos años de su vida. Triste por todo lo malo que encontró en Jerusalén, vicios, crímenes, desórdenes, herejías divisiones, etc… apela al Concilio de Antioquía. Envían a San Gregorio de Nissa, quien no pudo remediar nada y abandona Jerusalén, dejando para la posteridad sus "Advertencias en contra de las peregrinaciones", una detallada descripción de la moral de la santa ciudad en aquel tiempo.

Cirilo y San Gregorio estuvieron presentes en el gran Concilio de Constantinopla (primer Concilio Ecuménico que participó Cirilo), que era el segundo Concilio Ecuménico. En esta ocasión Cirilo, obispo de Jerusalén junto con los patriarcas de Alejandría y Antioquía, toma lugar como metropolitano, se reconoció la legitimidad de su episcopado. Este Concilio promulgó el Símbolo de Nicea, en su forma corregida. Cirilo y los demás aceptan el término "Homo-ousios" que llegó a ser la palabra clave de la ortodoxia. Este hecho toman Sócrates y Sozomeno, como un acto de arrepentimiento. Por otra parte, los obispos escriben una carta al Papa San Dámaso, donde halagan a Cirilo diciendo que es uno de los defensores de la verdad ortodoxa en contra de los arrianos.

Se cree que murió en Jerusalén en el año 386 a los 72 años.

viernes, 17 de marzo de 2017

SAN PATRICIO, APÓSTOL DE IRLANDA, 17 DE MARZO


Hoy 17 de marzo es fiesta de San Patricio, el Patrono de Irlanda que cambió la historia de Nueva York



 (ACI).- "Yo era como una piedra en una profunda mina; y aquel que es poderoso vino, y en su misericordia, me levantó y me puso sobre una pared”, decía San Patricio, Patrono de Irlanda cuya fiesta se celebra el 17 de marzo. La devoción por el Santo de los irlandeses en Nueva York (Estados Unidos) hizo que esta ciudad se torne todos los años de color verde.

San Patricio nació en Gran Bretaña hacia el 385. Siendo joven fue llevado cautivo a Irlanda. Cuando recobró la libertad siguió el camino del sacerdocio y más adelante llegó a ser Obispo en Irlanda.


En su lenguaje sencillo para evangelizar, solía explicar que así como las tres hojitas de un trébol hacen una hoja, de igual modo el Padre, Hijo y Espíritu Santo forman un solo Dios verdadero.


Sus opositores fueron los magos druidas que creían en dioses paganos y los herejes pelagianos. Sin embargo, San Patricio siguió firme construyendo abadías e iglesias cristianas.

Se dice que un Sábado Santo, cuando San Patricio encendió el fuego pascual, los druidas se lanzaron a apagarlo, pero no lo lograron. Entonces uno de ellos exclamó: "El fuego de la religión que Patricio ha encendido, se extenderá por toda la isla". Esto se cumplió porque convirtió al cristianismo a toda Irlanda.

El Santo formó un clero local, consagró sacerdotes y Obispos.

Al final de su vida escribió las “Confesiones” donde dejó como legado algo cómo se sentía y actuaba en la misión que Dios le había encomendado.

Logró la reforma de las leyes civiles de Irlanda y la legislación fue hecha con los principios católicos. Partió a la Casa del Padre en el año 461 y fue sepultado en Saúl, región de Stragford Lough, donde edificó su primera iglesia.


En Nueva York, una de las tradiciones más antiguas es el desfile por el día de San Patricio o “Saint Patrick’s day” que data desde la época colonial. Los irlandeses, parte del ejército británico, solían vestirse de verde y entonaban canciones típicas al son de gaitas.

Esto ha permanecido en el tiempo y hoy es una de las celebraciones más grandes de la ciudad estadounidense. El color representativo sigue siendo el verde y se mantiene el gran desfile de marcha militar que pasa por la Catedral de San Patricio de Nueva York.


San Patricio y sus enemigos



Sus acérrimos opositores fueron los druidas, representantes de los dioses paganos. También sufrió mucho a manos de los herejes pelagianos, que para arruinar su obra recurrieron inclusive a la calumnia. Para defenderse, Patricio escribió su Confessio. Por fortuna poseemos una colección bastante nutrida de esos escritos, que nos muestra algo de él mismo, como sentía y actuaba.

Circulaba entre los paganos un extraño vaticinio, una profecía, respecto al santo, que Muirchu, su historiador nos transmite textualmente así: "Cabeza de azuela (referencia a la forma aplanada de la cabeza tonsurada) vendrá con sus seguidores de cabezas chatas, y su casa (casulla o casuela, es decir casa pequeña) tendrá un agujero para que saque su cabeza. Desde su mesa clamará contra la impiedad hacia el oriente de su casa. Y todos sus familiares responderán, Amén, Amén". Los augurios agregaban esto todavía: "Por lo tanto, cuando sucedan todas estas cosas, nuestro reino, que es un reinado de idolatría, se derrumbará".

En la evangelización, San Patricio puso mucha atención en la conversión de los jefes, aunque parece ser que el mismo rey Laoghaire no se convirtió al cristianismo, pero si, varios miembros de su familia.

Consiguió el amparo de muchos jefes poderosos, en medio de muchas dificultades y constantes peligros, incluso el riesgo de perder la vida (más de cinco veces) en su trato con aquellos bárbaros. Pero se notaba que había una intervención milagrosa de Dios que lo libraba de la muerte todas las veces que los enemigos de la religión trataban de matarlo. En un incidente que ocurrió en misión, su cochero Odhran, quizás por algún presentimiento, insistió en reemplazar al santo en el manejo de los caballos que tiraban del coche, por consiguiente fue Odhram quien recibió el golpe mortal de una lanza que estaba destinada a quitarle la vida a San Patricio.

No obstante los contratiempos, el trabajo de la evangelización de Irlanda, siguieron firme. En varios sitios de Irlanda, construyó abadías, que después llegaron a ser famosas y alrededor de ellas nacieron las futuras ciudades. En Leitrim, al norte de Tara, derribó al ídolo de Crom Cruach y fue uno de los lugares donde edificó una de las iglesias cristianas. En la región de Connaught, realizó cosas notables. En la población de Tirechan se conservó para la posteridad la historia de la conversión de Ethne y Fedelm, hijas del rey Laoghaire. También existen las narraciones de las heroicas predicaciones de San Patricio en Ulster, en Leinster y en Munster.

Por su santidad, manifiesta en su carácter su lenguaje sencillo al evangelizar y por el don de hacer milagros, San Patricio logró muchas victorias sobre sus oponentes paganos y hechiceros. Ese triunfo le sirvió para que los pobladores de Irlanda se abrieran a la predicación del cristianismo. De hecho hacen referencias en los textos del Senchus Mor (el antiguo código de las leyes irlandesas) a cierto acuerdo concertado en Tara entre los paganos y el santo y su discípulo San Benigno (Benen). Dicen esos libros que "Patricio convocó a los hombres del Erin para que se reunieran todos en un sitio a fin de conferenciar con él. Cuando estuvieron reunidos, se les predicó el Evangelio de Cristo para que todos lo escucharan. Y sucedió que, en cuanto los hombres del Erin escucharon el Evangelio y conocieron como este daba frutos en el gran poder de Patricio demostrado desde su arribo y al ver al rey Laoghaire y a sus druidas asombrados por las grandes maravillas y los milagros que obraba, todos se inclinaron para mostrar su obediencia a la voluntad de Dios y a Patricio".

Hay muchas fantasías sobre las confrontaciones de San Patricio con los magos druidas pero también hay relatos que tienen un trasfondo sin duda histórico. Dicen que un Sábado Santo, cuando nuestro santo encendió el fuego pascual, se lanzaron con toda su furia a apagarlo, pero por más que trataron no lo lograron. Entonces uno de ellos exclamó: "El fuego de la religión que Patricio ha encendido, se extenderá por toda la isla". Y se alejaron. La frase del mago se ha cumplido; la religión católica se extendió de tal manera por toda Irlanda, que hoy sigue siendo un país católico, iluminado por la luz de la religión de Cristo, y que a su vez ha dado muchos misioneros a la Iglesia.


Vida de Santidad



Solo llegaremos a comprender el hondo sentimiento humano que tenía el santo y el profundo amor a Dios que lo animaba, si estudiamos detenidamente sus escritos contenidos en las "Confesiones", la Lorica y la carta a Coroticus de San Patricio. Conoceremos el secreto de la extraordinaria impresión que causaba a los que lo conocían personalmente. Patricio era un hombre muy sencillo, con un gran espíritu de humildad. Decía que su trabajo misionero era la simple actuación de un mandamiento divino y que su aversión contra los pelagianos se debía al absoluto valor teológico que él atribuía a la gracia. Era profundamente afectuoso, por lo que vemos en sus escritos referirse tantas veces al inmenso dolor que le produjo separarse de su familia de sangre y de su casa, a la que le unía un gran cariño. Era muy sensible, le hacía sufrir mucho que digan que trabajaba en la misión que había emprendido para buscar provecho propio, por eso insistía tanto en el desinterés que lo animaban a seguir trabajando.

De sus Confesiones: "Incontables dones me fueron concedidos con el llanto y con las lágrimas. Contrarié a mis gentes y también, contra mi voluntad, a no pocos de mis mayores; pero como Dios era mi guía, yo no consentí en ceder ante ellos de ninguna manera. No fue por mérito propio, sino porque Dios me había conquistado y reinaba en mí. Fue El quien se resistió a los ruegos de los que me amaban, de suerte que me aparté de ellos para morar entre los paganos de Irlanda, a fin de predicarles el Evangelio y soportar una cantidad grande de insultos por parte de los incrédulos, que me hacían continuos reproches y que aun desataban persecuciones contra mí, en tanto que yo sacrificaba mi libertad en su provecho. Pero si acaso se me considera digno, estoy pronto a dar hasta mi vida en nombre de Dios, sin vacilaciones y con gozo. Es mi vida la que me propongo pasar aquí hasta que se extinga, si el Señor me concede esa gracia".


La santidad da frutos

El buen éxito de la misión de San Patricio se debe ante todo a su fe por la que se disponía a cualquier sacrificio y a la inteligente organización que supo crear en esa isla, carente de ciudades y dividida en muchas tribus o clanes, dirigidos por un jefe independiente cada una. El supo adaptarse a las condiciones sociales del lugar, formando un clero local, consagró obispos y sacerdotes y fundo monasterios y pequeñas comunidades cristianas dentro del mismo clan, sin rechazar usos ni costumbres tradicionales. Tuvo la feliz idea de que el obispo de cada región fuera al mismo tiempo el Abad o superior del monasterio más importante del lugar, así cada obispo era un fervoroso religioso y tenía la ayuda de sus monjes para enseñar la religión al pueblo. Las vocaciones que consiguió para el sacerdocio y la vida religiosa fueron muchísimas.

La obra de evangelización pudo progresar rápidamente gracias también a que San Patricio atrajo muchos discípulos fieles, como Benigno quién estaba destinado a sucederle. Siempre fue muy fiel a la Iglesia y, a pesar de la distancia, el santo se mantenía en contacto con Roma. En el año 444 se fundó la iglesia catedral de Armagh (hoy Armoc), la sede principal de Irlanda, dato que está asentado en los "Anales de Ulster". Es probable que no haya pasado mucho tiempo antes que Armagh se convirtiera en un gran centro de educación y administración.

San Patricio, en el transcurso de 30 años de apostolado, convirtió al cristianismo a "toda Irlanda". El propio santo alude, más de una vez, a las "multitudes", a los "muchos miles" que bautizó y confirmó. "Ahí", dice San Patricio, "donde jamás se había tenido conocimiento de Dios; allá, en Irlanda, donde se adoraba a los ídolos y se cometían toda suerte de abominaciones, ¿cómo ha sido posible formar un pueblo del Señor, donde las gentes puedan llamarse hijos de Dios? Ahí se ha visto que hijos e hijas de los reyezuelos escoceses, se transformen en monjes y en vírgenes de Cristo". Sin embargo, como es lógico pensar, el paganismo y el vicio no habían desaparecido por completo. En las "Confesiones", que fueron escritas hacia el fin de su vida, dice el santo: "A diario estoy a la espera de una muerte violenta, de ser robado, de que me secuestren para servir como esclavo, o de cualquier otra calamidad semejante". Pero más adelante agrega: "Me he puesto en manos del Dios de misericordia, del Todopoderoso Señor que gobierna toda cosa y, como dijo el profeta: 'Deja tus cuidados con el Señor y El proveerá la manera de aliviarlos". En esta confianza estaba, sin duda su incansable valor y la firme decisión de San Patricio a lo largo de su heroica carrera. Su fortaleza de no permitir a los enemigos del catolicismo que propagaran por allí sus herejías, fue una de las razones para que Irlanda se haya conservado tan católica.

La obra del incansable misionero dio muchos frutos con el tiempo: Lo vemos en el maravilloso florecimiento de santos irlandeses. Logró reformar las leyes civiles de Irlanda, consiguió que la legislación fuera hecha de acuerdo con los principios católicos, lo cual ha contribuido a que esa nación se haya conservado firme en la fe por más de 15 siglos, a pesar de todas las persecuciones.

Según un cronista de Britania, Nennius, San Patricio subió a una montaña a rezar y hacer ayuno y "desde aquella colina, Patricio bendijo al pueblo de Irlanda y, el objeto que perseguía al subir a la cima, era el de orar por todos y el de ver el fruto de sus trabajos…Después, en edad bien avanzada, fue a recoger su recompensa y a gozar de ella eternamente. Amén". Patricio murió y fue sepultado en el año 461, en Saúl, región de Stragford Lough, donde había edificado su primera iglesia.

martes, 14 de marzo de 2017

SANTA MATILDE, REINA Y VIUDA, 14 DE MARZO

Santa Matilde
Reina, viuda +968.
14 Marzo




Matilde era descendiente del célebre Widukind, capitán de los sajones en su larga lucha contra Carlomagno, como hija de Dietrich, conde de Westfalia y de Reinhild, vástago de la real casa de Dinamarca. Cuando la niña nació en el año 895, fue confiada al cuidado de su abuela paterna, la abadesa del convento de Erfut. Allí, sin apartarse mucho de su hogar, Matilde se educó y creció hasta convertirse en una jovencita que sobrepasaba a sus compañeras en belleza, piedad y ciencia, según se dice. A su debido tiempo se casó con Enrique, hijo del duque Otto de Sajonia, a quien llamaban "el cazador". El matrimonio fue excepcionalmente feliz y Matilde ejerció sobre su esposo una moderada, pero edificante influencia. Precisamente después del nacimiento de su primogénito, Otto, a los tres años de casados, Enrique sucedió a su padre en el ducado. Más o menos a principios del año 919, el rey Conrado murió sin dejar descendencia y el duque fue elevado al trono de Alemania. No cabe duda de que su experiencia de soldado valiente y hábil le resultó muy útil, puesto que su vida fue una lucha constante en la que triunfó muchas veces de manera notable. 

El mismo Enrique y sus súbditos atribuyeron sus éxitos, tanto a las oraciones de la reina, como a sus propios esfuerzos. Esta seguía viviendo en la humildad que la había distinguido de niña. A sus cortesanos y a sus servidores, más les parecía una madre amorosa que su reina y señora; ninguno de los que acudieron a ella en demanda de ayuda quedó defraudado. Su esposo rara vez le pedía cuentas de sus limosnas o se mostraba irritado por sus prácticas piadosas, con la absoluta certeza de su bondad y confiando en ella plenamente. Después de veintitrés años de matrimonio, el rey Enrique murió de apoplejía, en 936. Cuando le avisaron que su esposo había muerto, la reina estaba en la iglesia y ahí se quedó, volcando su alma al pie del altar en una ferviente oración por él. En seguida pidió a un sacerdote que ofreciera el santo sacrificio de la misa por el eterno descanso del rey y, quitándose las joyas que llevaba, las dejó sobre el altar como prenda de que renunciaba, desde ese momento, a las pompas del mundo. 

Habían tenido cinco hijos: Otto, más tarde emperador; Enrique el Pendenciero; San Bruno, posteriormente arzobispo de Colonia; Gerberga que se casó con Luis IV, rey de Francia y Hedwig, la madre de Hugo Capeto. A pesar de que el rey había manifestado su deseo de que su hijo mayor, Otto, le sucediera en el trono, Matilde favoreció a su hijo Enrique y persuadió a algunos nobles para que votaran por él; no obstante, Otto, resultó electo y coronado. Enrique no aceptó de buena gana renunciar a sus pretensiones y promovió una rebelión contra su hermano, pero fue derrotado y solicitó la paz. Otto lo perdonó y, por la intercesión de Matilde, le nombró duque de Baviera. La reina llevó desde entonces una vida de completo auto-sacrificio; sus joyas habían sido vendidas para ayudar a los pobres y era tan pródiga en sus dádivas, que dio motivo a críticas y censuras. Su hijo Otto la acusó de haber ocultado un tesoro y de mal gastar los ingresos de su corona; le exigió que rindiera cuentas de todo cuanto había gastado y envió espías a vigilar sus movimientos y registrar sus donativos. 

Su sufrimiento más amargo fue descubrir que Enrique instigaba y ayudaba a su hermano en contra de ella. Lo sobrellevó todo con paciencia inquebrantable, haciendo notar, con un toque de patético humor, que por lo menos la consolaba ver que sus hijos estaban unidos, aunque sólo fuera para perseguirla. "Gustosamente soportaré todo lo que puedan hacerme, siempre que lo hagan sin pecar, si es que con ello se conservan unidos", solía decir, según se afirma. 

Para darles gusto, Matilde renunció a su herencia en favor de sus hijos y se retiró a la residencia campestre donde había nacido. Pero poco tiempo después de su partida, el duque Enrique cayó enfermo y comenzaron a llover los desastres sobre el Estado. El sentimiento general era que tales desgracias se debían al trato que los príncipes habían dado a su madre; Edith, la esposa de Otto, lo convenció para que fuera a solicitar su perdón y le devolviera todo lo que le habían quitado. Sin que se lo pidieran, Matilde los perdonó y volvió a la corte, donde reanudó sus obras de misericordia. Pero no obstante que Enrique había cesado de importunarla, su conducta continuó causándole gran aflicción. El nuevamente se volvió contra Otto y, posteriormente castigó una insurrección de sus propios súbditos en Baviera con increíble crueldad; ni aun los obispos escaparon a su cólera. 

En 955, cuando Matilde lo vio por última vez, le profetizó su próxima muerte y lo instó a arrepentirse, antes de que fuera demasiado tarde. En efecto, al poco tiempo, murió Enrique y la noticia causó un dolor muy profundo en la reina.  

Emprendió la construcción de un convento en Nordhausen; hizo otras fundaciones en Quedlinburg, en Engern y también en Poehlen, donde estableció un monasterio para hombres. Es evidente que Otto jamás volvió a resentirse porque su madre gastara los ingresos en obras religiosas, pues cuando él fue a Roma para ser coronado emperador, dejó el reino a cargo de Matilde.

La última vez que Matilde tomó parte en una reunión familiar fue en Colonia, en la Pascua de 965, cuando estuvieron con ella el emperador Otto "el Magno", sus otros hijos y nietos. Después de esta reaparición, prácticamente se retiró del mundo, pasando su tiempo en una y otra de sus fundaciones, especialmente en Nodhausen. Cuando se disponía a tratar ciertos asuntos urgentes que la reclamaban en Quedlinburg, se agravó una fiebre que había venido sufriendo por algún tiempo y comprendió que pronto iba a llegar su último momento. Envió a buscar a Richburg, la doncella que la había ayudado en sus caridades y que era abadesa en Nordhausen. Según la tradición, la reina procedió a hacer una escritura de donación para todo lo que hubiera en su habitación, hasta que no quedó nada más que el lienzo de su sudario. "Den eso al obispo Guillermo de Mainz (que era su nieto). El lo necesitará primero que yo". En efecto, el obispo murió repentinamente, doce días antes de que ocurriera el deceso de su abuela, acaecido el 14 de marzo de 968. El cuerpo de Matilde fue sepultado junto con el de su esposo, en Quedlinburg, donde se la venera como santa desde el momento de su muerte.

Vida de los Santos de Butler, Tomo I

lunes, 13 de marzo de 2017

SANTA EUFRASIA, VIRGEN EREMITA, 13 DE MARZO


Hoy 13 de marzo se conmemora 
a Santa Eufrasia, Virgen eremita



 (ACI).- Santa Eufrasia vivió en el siglo IV y fue hija de un pariente del emperador romano Teodosio I. Según la tradición provenía de una familia noble y por ello fue tentada recurrentemente por el demonio a llevar una vida de opulencia.

También fue atacada por satanás mientras trabajaba o ayunaba, pero siempre continuó con sus sacrificios para que sean agradables a Dios. Fue así que recibió el don de hacer milagros y echar malos espíritus. Sanó muchos enfermos y poseídos: como a un niño que no podía andar o a una monja poseída que le hacía la vida imposible.


Cuando Eufrasia tenía un 1 año falleció su padre y fue criada bajo la protección del emperador Teodosio I,  quien se encargó de cuidar tanto a ella como a su madre. Al cumplir los 5 años el emperador la comprometió en matrimonio con el hijo de un rico senador romano para cuando tuviera edad suficiente.


A los 7 años Eufrasia viajó junto a su madre a Egipto donde conocieron a eremitas y monjes de la Tebaida. Empezaron a visitar el monasterio de Santa María, fundado por San Cirilo de Alejandría y Santa Sara y se hicieron amigas de las monjas del lugar.

La pequeña Eufrasia se sintió atraída fuertemente hacia la vida religiosa eremita y rogó a las monjas que le permitieran permanecer con ellas, tomando los hábitos como novicia a la edad de 8 años. Pronto su madre falleció, y la santa permaneció en la soledad del convento creciendo en gracia.

Cuando la muchacha cumplió los doce, el Emperador Arcadio recordó la promesa que había hecho  su predecesor Teodosio I y envió un mensaje al convento de Egipto rogando a Eufrasia que regresara a casarse con el senador a quien había prometido.

La santa se negó a abandonar el convento y escribió una carta al emperador suplicando que la dejara en libertad, que vendiese todos los bienes heredados de sus padres para que sean distribuidos entre los pobres así como dejar libres a todos los esclavos de su casa.


El emperador accedió a los deseos de Eufrasia pese a considerar que su herencia debía pertenecerle. La joven prosiguió con su vida en el convento atravesando diversas tentaciones que combatió con la gracia, caridad e invocando el nombre de Cristo.

Cuando la santa alcanzo los 30 años la abadesa del convento, Sara, tuvo una visión en la que un Cristo glorioso tomaba a Eufrasia por esposa en el paraíso.

Al poco tiempo Santa Eufrasia enfermó de fiebres, y en su lecho de muerte, tanto Julia su compañera de celda y la abadesa le imploraron a la santa que le obtuviera la gracia de estar con ella en el cielo. Tres días después de la muerte de Eufrasia, Julia falleció y poco tiempo después, lo hizo la abadesa. La fiesta de Santa Eufrasia se celebra el 13 de marzo. 

domingo, 12 de marzo de 2017

SAN LUIS ORIONE, 12 DE MARZO


Hoy 12 de marzo es fiesta de San Orione, fundador de la Pequeña Obra de la Divina Providencia

 (ACI).- La fiesta Litúrgica de San Luis Orione se recuerda, en algunos países cada 12 de Marzo, pero los salesianos, los orionistas y otras congregaciones lo conmemoran el 16 de mayo. Es fundador de la llamada Pequeña Obra de la Divina Providencia y de otras congregaciones dedicadas a los más necesitados. Una de sus frases recurrentes fue: “No es entre palmeras donde deseo vivir y morir, sino entre los pobres, que son Jesucristo”. 

Don Orione, como popularmente se le conoce, nació en Italia en 1872. En su adolescencia fue alumno de San Juan Bosco en el Oratorio de Valdocco de Turín. “Nosotros siempre seremos amigos”, le dijo Don Bosco al joven.

Más adelante ingresó al seminario de Tortona y abrió el primer oratorio para cuidar la educación cristiana de los jóvenes. Luego, con 21 años, aperturó un colegio para chicos pobres en el barrio San Bernardino.

En 1895 fue ordenado sacerdote y celebró su primera Misa rodeado de sus muchachos. Con el tiempo abrió nuevas casas en diversas partes de Italia. Poco a poco se le unieron clérigos y sacerdotes. Se dedicó a la enseñanza de los jóvenes, la predicación, visitar a los pobres y los enfermos.

En 1903, el Obispo de Tortona reconoció canónicamente a los Hijos de la Divina Providencia (sacerdotes, hermanos coadjutores y ermitaños), la congregación masculina de la Pequeña Obra de la Divina Providencia, dedicada a colaborar para llevar a los pequeños, pobres y el pueblo a la Iglesia y al Papa, mediante las obras de caridad.

Trabajó activamente en la libertad, la unidad de la Iglesia y la cristianización de los trabajadores. Socorrió heroicamente a los damnificados del terremoto de 1908, en el que murieron 90 mil personas.

Fundó la Congregación de las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, las Hermanas Adoratrices Sacramentinas invidentes y posteriormente a las Contemplativas de Jesús Crucificado.

Organizó a los seglares en Asociaciones de Damas de la Divina Providencia, los ex alumnos y los Amigos. Posteriormente tomó cuerpo el Instituto Secular Orionino y el Movimiento laical orionino.

Al acabar la primera Guerra Mundial, creció el número de escuelas, colegios y obras caritativas. Don Orione creó los “Pequeños Cottolengos” en los que atendía a los abandonados de las grandes ciudades.

Envió varias expediciones misioneras a diversas partes del mundo, viajando incluso él mismo a países de América latina como Argentina, Brasil, Uruguay y Chile. Gozó de la estima de los Papas San Pío X, Benedicto XV, Pío XI y Pío XII, confiándosele resolver problemas dentro y fuera de la iglesia.

Construyó los santuarios de la Virgen de la Guardia en Tortona y de la Virgen de Caravaggio en Funo. Rodeado del cariño de sus religiosos, partió a la Casa del Padre el 12 de marzo de 1940 y suspirando: “¡Jesús!, ¡Jesús! Voy…”



Biografía de San Luis Orione
12 de Marzo


Consciente que Dios lo llamaba a ser sacerdote, pasó por los franciscanos y más tarde por los salesianos de Turín, donde conoció personalmente a Don Bosco, de quien fue discípulo y extrajo gran parte de su formación religiosa, aunque comprendió que no estaba allí su vocación. Después entró al seminario de Tortona, donde se formó para ser sacerdote en 1895. En esos años fue descubriendo poco a poco lo que Dios le pedía, primero reuniendo a algunos niños de escasos recursos para catequizarlos y luego ayudándolos a estudiar en un colegio, que fue su primera fundación.

Esos fueron los comienzos de una congregación que iba asomando, como un sueño envuelto por el manto de la Santísima Virgen, que contenía a hombres y mujeres de distintas nacionalidades en una gran obra: la Obra de la Divina Providencia.

De gran corazón, Don Orione se dedicó a socorrer a los más necesitados, ya sea aquellos que fueron víctimas de los terremotos que asolaron Italia a comienzos del siglo veinte, como así también a los abandonados de la sociedad de aquella época.

Este mismo espíritu lo trajo a América y particularmente a nuestro país, donde en dos oportunidades (1921 y 1934) acercó su presencia misionera y solidaria para hacer crecer en Argentina –como ya lo había hecho en Italia– una “gran familia” que testimonia a Jesucristo a través de obras de misericordia:

- Cottolengos y hogares para discapacitados - Centros para niños en riesgo y abandonados - Escuelas - Parroquias y capillas - Misiones

Su entrega total a Dios y a los hombres la llevó hasta el último momento de su vida. Cuando supo que Dios lo llamaba, también allí respondió con prontitud: “Jesús, Jesús, Jesús, voy”, fueron sus últimas palabras, aquel 12 de marzo de 1940, en San Remo (Italia).

Hoy la Familia Orionita se extiende en una treintena de países y constituye –a través de laicos, religiosos, religiosas y sacerdotes– una importante presencia eclesial que continúa el camino marcado por el Fundador: hacer que Cristo esté presente en todas las cosas (“Instaurare omnia in Christo”, Efesios 1,10).

Es beatificado por el Papa Juan Pablo II el 26 de octubre de 1980. Y canonizado el 16 de mayo del 2004 por el mismo Juan Pablo II

Algunos datos biográficos

1872 - 23 de junio: nace en Pontecurone (Italia) y al día siguiente es bautizado.

1885 - 4 de septiembre: ingresa al convento franciscano de Voghera, de donde saldrá al año siguiente a causa de una grave enfermedad.

1886 - 4 de octubre: entra al Oratorio de Valdocco, allí conoce a Don Bosco.

1889 - 16 de octubre: ingresa en el Seminario de Tortona.

1892 - 3 de julio: inaugura el Oratorio "San Luis", como fruto de su actividad entre los niños y jóvenes.

1893 - 15 de octubre: abre un pequeño colegio en San Bernardino.

1895 - 13 de abril: es ordenado sacerdote.

1899 - 30 de julio: impone los hábitos a los primeros Ermitaños de la Divina Providencia.

1903 - 21 de marzo: su obispo, monseñor Bandi, le concede la aprobación diocesana a su obra.

1909 - 4 de enero: viaja a Sicilia para ayudar a las víctimas del terremoto de Messina; más tarde es nombrado por el papa Pío X como Vicario General de esa diócesis.

1912 - 19 de abril: emite los votos perpetuos en manos del papa San Pio X.

1913 - diciembre: parten los primeros misioneros para Brasil.

1915 - 29 de junio: funda la congregación de las Pequeñas Hermanas de la Caridad; abre el primer Pequeño Cottolengo, en Ameno (Italia).

1921 - 13 de noviembre: llega por primera vez a Argentina, procedente de Brasil, y acepta una iglesia en Victoria (provincia de Buenos Aires) en la que encuentra una imagen de la Virgen de la Guardia.

1922 - 12 de febrero: inaugura oficialmente en Victoria la primera casa en Argentina.

1922 - 4 de julio: regresa a Italia.

1924 - 19 de marzo: funda el Pequeño Cottolengo genovés.

1931 - 29 de agosto: inaugura el Santuario de la Virgen de la Guardia en Tortona.

1934 - 24 de septiembre: llega por segunda vez a Argentina, en ocasión del Congreso Eucarístico Internacional, en compañía del Legado Papal, Eugenio Pacelli, luego Pío XII.

1935 - 28 de abril: coloca la piedra fundamental del Pequeño Cottolengo Argentino en Claypole.

1937 - 24 de agosto: regresa a Italia.

1940 - 8 de marzo: pronuncia sus últimas “Buenas noches” en la Casa Madre.

1940 - 9 de marzo: sale para San Remo.

1940 - 12 de marzo: oficia su última santa misa y envía un último telegrama al Papa. A las 22:45 muere.

1965 - 10 de marzo: el cuerpo de Don Orione es descubierto y hallado incorrupto.

1980 - 26 de octubre: es beatificado por el papa Juan Pablo II.

1984 - octubre: llega la reliquia de su corazón a la Argentina, para recorrer todas las comunidades.

2000 - 29 de agosto: llega definitivamente a la Argentina el corazón de Don Orione, para ser colocado en el Pequeño Cottolengo de Claypole.

El Beato Orione fue fundador de la Pequeña Obra de la Divina Providencia y de la Congregación de las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad (1872-1940). Fue Beatificado por Juan Pablo II el 26 de octubre de 1980. El 7 julio de 2003 se promulgó el decreto que reconoce los milagros atribuidos al Beato Luigi Orione.



Fuente: Sitio oficial de la Pequeña Obra de la Divina Providencia - Roma - Italia - www.donorione.org

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