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viernes, 29 de septiembre de 2017

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 29 SEPTIEMBRE 2017 - LOS ARCÁNGELES


Lecturas de hoy Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael
29 de septiembre



Primera lectura
Lectura de la profecía de Daniel (7,9-10.13-14):

Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.

Palabra de Dios

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Salmo
Sal 137,1-2a.2b-3.4-5.7c-8

R/. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor

Te doy gracias, Señor, de todo corazón; 
delante de los ángeles tañeré para ti, 
me postraré hacia tu santuario. R/.

Daré gracias a tu nombre: 
por tu misericordia y tu lealtad, 
porque tu promesa supera a tu fama; 
cuando te invoqué, me escuchaste, 
acreciste el valor en mi alma. R/.

Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra, 
al escuchar el oráculo de tu boca; 
canten los caminos del Señor, 
porque la gloria del Señor es grande. R/.

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Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (1,47-51):

En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.»
Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?»
Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.»
Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.»
Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.» Y le añadió: «Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»

Palabra del Señor

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Comentario al Evangelio de hoy viernes, 29 de septiembre de 2017
 Ciudad Redonda


Queridos hermanos:

Lo de los ángeles está muy de moda actualmente. Forman parte de esa religiosidad difusa, de esa espiritualidad que se expande por nuestro mundo invitando a las personas a vivir todo desde su interioridad y que cree en una especie de energía que invade el universo y con la que nos conectamos cuando hacemos silencio. Es como recargar el depósito del coche. Después de eso, vamos por la vida sintiendo aquí y allá esa fuerza positiva que nos anima a seguir haciendo lo mismo que hacíamos y a asumir lo negativo de nuestras vidas.

Pero esa espiritualidad tiene poco que ver con el Evangelio. El Evangelio no va de energías ni de lucecitas en la oscuridad. No va de imágenes acarameladas de angelitos en tonos pastel. Va de un hombre que salió a los caminos y se enfrentó a las autoridades de su tiempo. Va de un hombre que tomó la vida por los cuernos, que fue sincero consigo mismo, que no temió al qué dirán, que arriesgo por todo por aquello que para él era el centro de su vida: su profunda experiencia de Dios y su Reino.

El Dios de Jesús no tenía ningún parecido con una aspirina que calma nuestros dolores. Ni siquiera su objetivo era darnos la paz. El Reino es de los arriesgados, dijo. Y el Abbá de Jesús es el Dios liberador de todas las opresiones. Su voluntad es transformar este mundo para que todos sus hijos e hijas puedan vivir en libertad y justicia. Por eso Jesús entregó su vida. Por eso nos invita a nosotros a entregarla.

Los ángeles no son lucecitas ni energías positivas. Los ángeles no son comparsas inmóviles de la corte celestial –¡como si a Dios le hiciese falta una corte de aduladores!–. Los ángeles son una forma de hablar de la voluntad de Dios que no se queda en el cielo sino que baja a la tierra. Porque Dios no habita en esa nube difusa de espiritualidad y paz interior sino en el barro de esta tierra, en sus luchas y en sus compromisos por extender la fraternidad y el reino.  Ahí podemos comenzar a hablar de los ángeles.

miércoles, 27 de septiembre de 2017

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 27 SEPTIEMBRE 2017


Lecturas de hoy Miércoles de la 25ª semana del Tiempo Ordinario
27 de septiembre 



Primera lectura
Lectura del libro de Esdras (9,5-9):

Yo, Esdras, al llegar la hora de la oblación de la tarde, acabé mi penitencia y, con el vestido y el manto rasgados, me arrodillé y alcé las manos al Señor, mi Dios, diciendo: «Dios mío, de pura vergüenza no me atrevo a levantar el rostro hacia ti, porque nuestros delitos sobrepasan nuestra cabeza, y nuestra culpa llega al cielo. Desde los tiempos de nuestros padres hasta hoy hemos sido reos de grandes culpas y, por nuestros delitos, nosotros con nuestros reyes sacerdotes hemos sido entregados a reyes extranjeros, a la espada, al destierro, al saqueo y a la ignominia, que es la situación actual. Pero ahora el Señor, nuestro Dios, nos ha concedido un momento de gracia, dejándonos un resto y una estaca en su lugar santo, dando luz a nuestros ojos y concediéndonos respiro en nuestra esclavitud. Porque éramos esclavos, pero nuestro Dios no nos abandonó en nuestra esclavitud; nos granjeó el favor de los reyes de Persia, nos dio respiro para levantar el templo de nuestro Dios y restaurar sus ruinas y nos dio una tapia en Judá y Jerusalén.»

Palabra de Dios
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Salmo
Tb 13,2.3-4.6

R/. Bendito sea Dios, que vive eternamente

Él azota y se compadece, 
hunde hasta el abismo y saca de él, 
y no hay quien escape de su mano. R/. 

Dadle gracias, israelitas, ante los gentiles, 
porque él nos dispersó entre ellos. 
Proclamad allí su grandeza, 
ensalzadlo ante todos los vivientes: 
que él es nuestro Dios y Señor, 
nuestro padre por todos los siglos. R/.

Veréis lo que hará con vosotros, 
le daréis gracias a boca llena, 
bendeciréis al Señor de la justicia 
y ensalzaréis al rey de los siglos. R/.

Yo le doy gracias en mi cautiverio, 
anuncio su grandeza 
y su poder a un pueblo pecador. R/.

Convertíos, pecadores, 
obrad rectamente en su presencia: 
quizás os mostrará benevolencia 
y tendrá compasión. R/.
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Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,1-6):

En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades. 
Luego los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles: «No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto. Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si alguien no os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.» 
Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando el Evangelio y curando en todas partes.

Palabra del Señor
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Comentario al Evangelio de hoy miércoles, 27 de septiembre de 2017
 Ciudad Redonda


Queridos hermanos:

Cuando nuestro evangelista, tres capítulos más atrás, narra la elección de los Doce por Jesús, dice que les dio el nombre de “apóstoles”; estamos muy familiarizados con esta palabra, para nosotros simple sustantivo, pero para los lectores originario del evangelio era un “sustantivo verbal”, derivado del verbo griego “apostellein”, que significa enviar.

Hoy nos encontramos con una de las varias narraciones de envío, de misión, que ofrece la tradición evangélica. Se nos ha transmitido de modo que refleje una idea fundamental: los enviados prolongan la actividad misma de Jesús, que consistía en anunciar la Buena Noticia, el Reino de Dios, y realizar acciones benéficas que visualizasen la presencia de ese Reino. El evangelista, ha querido dejar claro que esa es la tarea de los discípulos de Jesús de todas las épocas: prolongar su acción, actualizar su presencia.

Llama poderosamente la atención la normativa espartana que se impone a los enviados. Van completamente desprovistos e inermes. Tienen que demostrar que ellos no poseen poder alguno, sino que lo que por medio de ellos pueda suceder es obra de Dios mismo que establece su presencia salvadora en el mundo.

En la época de Jesús y del evangelista todo el que se desplazaba de un lugar a otro llevaba un bastón, que era instrumento de defensa contra animales salvajes o contra salteadores de caminos; pero los enviados de Jesús son anunciadores del Dios de la paz, han aprendido lo de perdonar y hasta poner la otra mejilla; por eso no pueden ir protegidos ni siquiera mínimamente armados.

No se les permite llevar comida, ni ropa de repuesto, ni dinero con que adquirir vestido o alimento; sería una contradicción en quienes anuncian al Dios providente, que cuida de los pájaros y de los lirios, y mucho más, naturalmente, de sus hijos. En definitiva, los enviados de Jesús no necesitan pronunciar muchas palabras, pues su mero aspecto exterior es ya una predicación.

También los creyentes de hoy estamos llamados a prolongar la obra de Jesús y a ser sus testigos. Aquellos de primera hora supieron incorporar su fe, el contenido de su mensaje, a sus propias personas, incluso a su porte exterior. No se puede imitar de forma literal y fundamentalista lo que ellos hicieron; la mera extravagancia diría poco o nada a nuestros contemporáneos. Pero todos quedamos emplazados a poner a contribución nuestra inventiva, a saber llevar hoy una forma de vida que testifique hacia el exterior de forma inconfundible lo que hay en nuestro corazón.

martes, 26 de septiembre de 2017

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 26 SEPTIEMBRE 2017


Lecturas de hoy Martes de la 25ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, martes, 26 de septiembre de 2017



Primera lectura
Lectura del libro de Esdras (6,7-8.12b.14-20):

En aquellos días, el rey Darío escribió a los gobernantes de Transeufratina: «Permitid al gobernador y al senado de Judá que trabajen reconstruyendo el templo de Dios en su antiguo sitio. En cuanto al senado de Judá y a la construcción del templo de Dios, os ordeno que se paguen a esos hombres todos los gastos puntualmente y sin interrupción, utilizando los fondos reales de los impuestos de Transeufratina. La orden es mía, y quiero que se cumpla a la letra. Darío.»
De este modo, el senado de Judá adelantó mucho la construcción, cumpliendo las instrucciones de los profetas Ageo y Zacarías, hijo de Idó, hasta que por fin la terminaron, conforme a lo mandado por el Dios de Israel y por Ciro, Darío y Artajerjes, reyes de Persia. El templo se terminó el día tres del mes de Adar, el año sexto del reinado de Darío. Los israelitas, sacerdotes, levitas y resto de los deportados, celebraron con júbilo la dedicación del templo, ofreciendo con este motivo cien toros, doscientos carneros, cuatrocientos corderos y doce machos cabríos, uno por tribu, como sacrificio expiatorio por todo Israel. El culto del templo de Jerusalén se lo encomendaron a los sacerdotes, por grupos, y a los levitas, por clases, como manda la ley de Moisés. Los deportados celebraron la Pascua el día catorce del mes primero; como los levitas se habían purificado, junto con los sacerdotes, estaban puros e inmolaron la víctima pascual para todos los deportados, para los sacerdotes, sus hermanos, y para ellos mismos.

Palabra de Dios

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Salmo
Sal 121,1-2.3-4a.4b-5

R/. Vamos alegres a la casa del Señor

¡Qué alegría cuando me dijeron: 
«Vamos a la casa del Señor»! 
Ya están pisando nuestros pies 
tus umbrales, Jerusalén. R/.

Jerusalén está fundada 
como ciudad bien compacta. 
Allá suben las tribus, 
las tribus del Señor. R/.

Según la costumbre de Israel, 
a celebrar el nombre del Señor; 
en ella están los tribunales de justicia, 
en el palacio de David. R/.

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Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (8,19-21):

En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta él.
Entonces lo avisaron: «Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte.»
Él les contestó: «Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra.»

Palabra del Señor

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Comentario al Evangelio de hoy martes, 26 de septiembre de 2017
 Ciudad Redonda


Queridos hermanos:

El texto evangélico de hoy es complicado. Da la impresión de que Jesús se había distanciado de su familia. Leyendo este breve texto nos imaginamos a Jesús en medio de mucha gente que le escucha con atención. Por la puerta del fondo se intentan acercar la madre y los hermanos de Jesús. Pero Jesús no les hace mucho caso.

Esta imagen está muy lejos de la más tradicional y dulcificada imagen de Jesús como un hijo modélico, con unas perfectas relaciones con sus padres. El texto, además, es complicado porque habla de los “hermanos” de Jesús, lo que en principio es incompatible con la virginidad de su madre y su carácter de hijo único. 

La realidad es que nada en la vida suele ser sencillo. La realidad de la relación entre las personas suele ser complicada, compleja. Son procesos que necesitan tiempo. A veces, corremos el peligro de, teniendo sólo presente el final, olvidarnos de las etapas intermedias. La realidad es que María debió ser una mujer normal de aquellos tiempos. Probablemente tuvo que pasar por un largo proceso personal hasta entender la actitud y la forma de comportarse de Jesús. Como les pasa a muchos padres con sus hijos, seguramente María no entendió al principio a dónde quería ir Jesús.

Quizá esa fuese la razón por la que fue a buscarle acompañada del resto de su familia. Los biblistas nos dicen que los “hermanos” es una forma genérica de referirse a la familia de Jesús. En aquel tiempo las familias no eran como ahora: padre, madre e hijo (sólo a veces hijos). Lo normal era que viviesen juntos todos en torno al patriarca. Todos eran familia. Todos eran “hermanos”. Por eso, sus familiares fueron a buscar a Jesús.

Pero Jesús ya estaba en otra onda. Estaba ya en el reino de Dios. Esa era su familia: la de los hijos e hijas de Dios, la de los que escuchan la Palabra y la ponen en práctica. Para que aprendamos que hay algo mucho más importante que la sangre. O, dicho de otra manera, que hay una sangre mayor y más fuerte, más original y vital: nuestro común origen en el Padre dios que nos creó. De ahí nace la verdadera fraternidad. María lo asimiló poco a poco.

Pero lo asimiló. Y, al final de la vida de Jesús, estuvo donde tenía que estar: al pie de la cruz y, más tarde, acompañando a los discípulos en la oración. ¿Y nosotros?

lunes, 25 de septiembre de 2017

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 25 SEPTIEMBRE 2017


Lecturas de hoy Lunes de la 25ª semana del Tiempo Ordinario
25 de septiembre



Primera lectura
Comienzo del libro de Esdras (1,1-6):

El año primero de Ciro, rey de Persia, el Señor, para cumplir lo que había anunciado por boca de Jeremías, movió a Ciro, rey de Persia, a promulgar de palabra y por escrito en todo su reino: «Ciro, rey de Persia, decreta: "El Señor, Dios del cielo, me ha entregado todos los reinos de la tierra y me ha encargado construirle un templo en Jerusalén de Judá. Los que entre vosotros pertenezcan a ese pueblo, que su Dios los acompañe, y suban a Jerusalén de Judá para reconstruir el templo del Señor, Dios de Israel, el Dios que habita en Jerusalén. Y a todos los supervivientes, dondequiera que residan, la gente del lugar proporcionará plata, oro, hacienda y ganado, además de las ofrendas voluntarias para el templo del Dios de Jerusalén."»
Entonces, todos los que se sintieron movidos por Dios, cabezas de familia de Judá y Benjamín, sacerdotes y levitas, se pusieron en marcha y subieron a reedificar el templo de Jerusalén. Sus vecinos les proporcionaron de todo: plata, oro, hacienda, ganado y otros muchos regalos de las ofrendas voluntarias.

Palabra de Dios

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Salmo
Sal 125,1-2ab.2cd-3.4-5.6 

R/. El Señor ha estado grande con nosotros

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, 
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas, 
la lengua de cantares. R/.

Hasta los gentiles decían: 
«El Señor ha estado grande con ellos.» 
El Señor ha estado grande con nosotros, 
y estamos alegres. R/.

Que el Señor cambie nuestra suerte, 
como los torrentes del Negueb. 
Los que sembraban con lágrimas 
cosechan entre cantares. R/.

Al ir, iba llorando, 
llevando la semilla; 
al volver, vuelve cantando, 
trayendo sus gavillas. R/.
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Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (8,16-18):

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «Nadie enciende un candil y lo tapa con una vasija o lo mete debajo de la cama; lo pone en el candelero para que los que entran tengan luz. Nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público. A ver si me escucháis bien: al que tiene se le dará, al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener.»

Palabra del Señor
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Comentario al Evangelio de hoy lunes, 25 de septiembre de 2017
Ciudad Redonda


Queridos hermanos:

Nadie enciende un candil y lo pone debajo de la cama. Jesús ha venido a traer un mensaje de salvación, amor y esperanza para todos los hombres. No quiere ocultarlo, no quiere esconderlo. Su deseo es que todos lo lleguen a conocer, que todos sientan la potencia y la energía del amor de Dios, capaz de renovar sus vidas, de abrir nuevos horizontes, de llevarnos a una vida en plenitud. 

Lo que pasa es que siempre ha habido los que consciente o inconscientemente han querido ocultar ese mensaje. Han deseado que sólo fuese para un pequeño grupo de elegidos. Los mismos apóstoles se quejaron en un momento determinado a Jesús de que había otros que pretendían expulsar demonios en su nombre. Más adelante, a lo largo de la historia de la Iglesia también el Evangelio se ha ocultado bajo capas de tradiciones y costumbres, de moral y teología. Hasta la lectura de la Biblia se restringió durante mucho tiempo impidiendo que el pueblo cristiano accediese a la Palabra de Dios. 

Pero lo mejor es que la luz del candil sale siempre adelante. Siempre hay alguien que toma el candil y lo pone en el candelero para que todos lo vean. Pensemos en las grandes figuras del pasado. Un Francisco de Asís, por ejemplo. Con una vida muy sencilla hizo que todos viesen la potencia de la luz del Evangelio. 

La Iglesia no es sólo la jerarquía. Iglesia somos todos los creyentes. Iglesia es el Pueblo de Dios, los de arriba y los de abajo. Todos son responsables de hacer que la luz del Evangelio siga brillando en nuestro mundo y atrayendo a todos a la vida y a la esperanza. Todos somos responsables de hacer que el candil no quede oculto sino que brille en el candelero y que todos lo puedan ver. 

Nuestros pecados y limitaciones son muchos, como personas individuales y como institución. Pero tenemos en nuestras manos un tesoro y nuestro esfuerzo principal ha de ser no taparlo sino enseñarlo y mostrarlo al mundo. No se trata de fijarnos en nuestros pecados sino en el amor que Dios ha puesto en nuestros corazones para regalarlo, para vivirlo, para disfrutarlo. Ese es el regalo que Dios nos ha dado. Somos ricos y la única forma de incrementar esa riqueza es compartirla. Como la luz.

domingo, 24 de septiembre de 2017

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 24 SEPTIEMBRE 2017


Domingo 25º del Tiempo Ordinario – Ciclo A
Domingo 24 de Septiembre de 2017

“Tengas lo que tengas…Dios tiene para Todos un Amor Infinito“



Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (55, 6-9):

Buscad al Señor mientras se le encuentra, invocadlo mientras esté cerca; que el malvado abandone su camino, y el criminal sus planes; que regrese al Señor, y él tendrá piedad; a nuestro Dios, que es rico en perdón. Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos –oráculo del Señor–. Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes que vuestros planes.

Palabra de Dios

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Salmo

Sal 144

R/. Cerca está el Señor de los que lo invocan

Día tras día, te bendeciré, Dios mío
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor y merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza. R/.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.

El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R/.

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Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (1,20c-24.27a):

Cristo será glorificado en mi cuerpo, sea por mi vida o por mi muerte. Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir. Pero, si el vivir esta vida mortal me supone trabajo fructífero, no sé qué escoger. Me encuentro en ese dilema: por un lado, deseo partir para estar con Cristo, que es con mucho lo mejor; pero, por otro, quedarme en esta vida veo que es más necesario para vosotros. Lo importante es que vosotros llevéis una vida digna del Evangelio de Cristo.

Palabra de Dios

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Lectura del santo evangelio según san Mateo (20,1-16):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los Cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: “Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido.” Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: “¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?” Le respondieron: “Nadie nos ha contratado.” Él les dijo: “Id también vosotros a mi viña.” Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: “Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros.” Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: “Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno.” Él replicó a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?” Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.»

Palabra del Señor

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Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Mt 20,1-16

NO DESVIRTUAR LA BONDAD DE DIOS

A lo largo de su trayectoria profética, Jesús insistió una y otra vez en comunicar su experiencia de Dios como “un misterio de bondad insondable” que rompe todos nuestros cálculos. Su mensaje es tan revolucionario que, después de veinte siglos, hay todavía cristianos que no se atreven a tomarlo en serio.

Para contagiar a todos su experiencia de ese Dios bueno, Jesús compara su actuación con la conducta sorprendente del señor de una viña. Hasta cinco veces sale él mismo en persona a contratar jornaleros para su viña. No parece preocuparle mucho su rendimiento en el trabajo. Lo que quiere es que ningún jornalero se quede un día más sin trabajo.

Por eso mismo, al final de la jornada, no les paga ajustándose al trabajo realizado por cada grupo. Aunque su trabajo ha sido muy desigual, a todos les da “un denario”: sencillamente, lo que necesitaba cada día una familia campesina de Galilea para poder sobrevivir.

Cuando el portavoz del primer grupo protesta porque ha tratado a los últimos igual que a ellos, que han trabajado más que nadie, el señor de la viña le responde con estas palabras admirables: “¿Vas a tener envidia porque yo soy bueno?”. ¿Me vas a impedir con tus cálculos mezquinos ser bueno con quienes necesitan su pan para cenar?

¿Qué está sugiriendo Jesús? ¿Es que Dios no actúa con los criterios de justicia e igualdad que nosotros manejamos? ¿Será verdad que Dios, más que estar midiendo los méritos de las personas, como haríamos nosotros, busca siempre responder desde su bondad insondable a nuestra necesidad radical de salvación?

Confieso que siento una pena inmensa cuando me encuentro con personas buenas que se imaginan a Dios dedicado a anotar cuidadosamente los pecados y los méritos de los humanos, para retribuir un día exactamente a cada uno según su merecido. ¿Es posible imaginar un ser más inhumano que alguien entregado a esto desde toda la eternidad?

Creer en un Dios Amigo incondicional puede ser la experiencia más liberadora que se pueda imaginar, la fuerza más vigorosa para vivir y para morir. Por el contrario, vivir ante un Dios justiciero y amenazador puede convertirse en la neurosis más peligrosa y destructora de la persona.

Hemos de aprender a no confundir a Dios con nuestros esquemas estrechos y mezquinos. No hemos de desvirtuar su bondad insondable mezclando los rasgos auténticos que provienen de Jesús con trazos de un Dios justiciero tomados de aquí y de allá. Ante el Dios bueno revelado en Jesús, lo único que cabe es la confianza.

sábado, 23 de septiembre de 2017

EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 23 SEPTIEMBRE 2017


Lecturas del Sábado de la 24ª semana del Tiempo Ordinario
23 septiembre 2017



Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (6,13-16):

En presencia de Dios, que da la vida al universo, y de Cristo Jesús, que dio testimonio ante Poncio Pilato con tan noble profesión: te insisto en que guardes el mandamiento sin mancha ni reproche, hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo, que en tiempo oportuno mostrará el bienaventurado y único Soberano, Rey de los reyes y Señor de los señores, el único poseedor de la inmortalidad, que habita en una luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni puede ver. A él honor e imperio eterno. Amén.

Palabra de Dios
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Salmo
Sal 99

R/. Entrad en la presencia del Señor con vítores

Aclama al Señor, tierra entera, 
servid al Señor con alegría, 
entrad en su presencia con vítores. R/.

Sabed que el Señor es Dios: 
que él nos hizo y somos suyos, 
su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.

Entrad por sus puertas con acción de gracias, 
por sus atrios con himnos, 
dándole gracias y bendiciendo su nombre. R/.

«El Señor es bueno, 
su misericordia es eterna, 
su fidelidad por todas las edades.» R/.

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Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (8,4-15):

En aquel tiempo, se le juntaba a Jesús mucha gente y, al pasar por los pueblos, otros se iban añadiendo. Entonces les dijo esta parábola: «Salió el sembrador a sembrar su semilla. Al sembrarla, algo cayó al borde del camino, lo pisaron, y los pájaros se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso y, al crecer, se secó por falta de humedad. Otro poco cayó entre zarzas, y las zarzas, creciendo al mismo tiempo, lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y, al crecer, dio fruto al ciento por uno.»
Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír, que oiga.»
Entonces le preguntaron los discípulos: «¿Qué significa esa parábola?»
Él les respondió: «A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de Dios; a los demás, sólo en parábolas, para que viendo no vean y oyendo no entiendan. El sentido de la parábola es éste: La semilla es la palabra de Dios. Los del borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el diablo y se lleva la palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. Los del terreno pedregoso son los que, al escucharla, reciben la palabra con alegría, pero no tienen raíz; son los que por algún tiempo creen, pero en el momento de la prueba fallan. Lo que cayó entre zarzas son los que escuchan, pero, con los afanes y riquezas y placeres de la vida, se van ahogando y no maduran. Los de la tierra buena son los que con un corazón noble y generoso escuchan la palabra, la guardan y dan fruto perseverando.»

Palabra del Señor

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Comentario al Evangelio del sábado, 23 de septiembre de 2017
 Ciudadredonda


Queridos hermanos:

Esta parábola describe la suerte que puede correr la palabra de Dios, es decir, el mensaje que Jesús está proclamando por pueblos y aldeas. Frente al aparente fracaso actual, en el futuro producirá el ciento por uno. La palabra de Dios no puede fallar, como recuerda Isaías: “Como la lluvia y la nieve caen del cielo, y sólo vuelven allí después de haber empapado la tierra, de haberla fecundado y hecho germinar, para que dé semiente al que siempre y pan al que come, así será la palabra que sale de mi boca: no volverá a mí de vacío” (Is 55, 10-11).

Después de la parábola  viene una explicación alegórica , reflejo de la interpretación que de ella hizo la iglesia primitiva, y que acentúa la diversidad de respuestas a la palabra. El designio de salvar a todos está condicionado por la actitud que cada uno adopta ante el mensaje de Jesús.

Lucas pone el acento en la semilla más que en el sembrador; y parece referirse no sólo a la predicación  histórica de Jesús, sino también a la proclamación que hace la iglesia de esa misma palabra a lo largo de la historia.

Hay como cuatro categorías de oyentes:

Los incrédulos: Dios les da en su palabra luz, pero el diablo se la roba y así les impide la fe y la salvación;
Los débiles: La semilla se seca por falta de agua; no tienen raíces, pues aunque al principio creen, es sólo de forma pasajera. Cuando llega la tentación sucumben, reniegan de la fe y caen en la apostasía definitiva;
Los sofocados por las preocupaciones egocéntricas, por las riquezas y los placeres y comodidades de la vida. No es un fracaso repentino, sino que van decayendo lentamente. Están en el buen camino, pero no alcanzan nunca la meta fijada por Dios. Su fe no llega a madurar, ya que carece de perseverancia y su conducta se relaja.
El éxito del ciento por uno es una cosecha milagrosa.
La actitud que se condena con mayor severidad es el apego a lo que se posee, por eso la adhesión a la palabra es lo que más adecuadamente  describe la vida cristiana, que consiste en caminar tras los pasos de Jesús.

jueves, 21 de septiembre de 2017

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 21 SEPTIEMBRE 2017


Lecturas de hoy San Mateo, apóstol y evangelista
Hoy, jueves, 21 de septiembre de 2017


Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios
 (4,1-7.11-13):

Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo. A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo. Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.

Palabra de Dios

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Salmo
Sal 18,2-3.4-5 

R/. A toda la tierra alcanza su pregón

El cielo proclama la gloria de Dios, 
el firmamento pregona la obra de sus manos: 
el día al día le pasa el mensaje, 
la noche a la noche se lo susurra. R/.

Sin que hablen, sin que pronuncien, 
sin que resuene su voz, 
a toda la tierra alcanza su pregón 
y hasta los límites del orbe su lenguaje. R/.

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Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,9-13):

En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme.»
Él se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: «¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?»
Jesús lo oyó y dijo: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»

Palabra del Señor

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Comentario al Evangelio de hoy jueves, 21 de septiembre de 2017
Ciudadredonda

Queridos hermanos:

Celebramos hoy la fiesta de este apóstol Mateo, que de la mesa de cobrador de impuestos para el emperador de Roma pasó a ser servidor de Dios en el anuncio de la palabra de salvación para todos los pueblos.

“Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos y le dijo: ‘Sígueme’” Lo vio más con la mirada interna de su amor que con los ojos corporales. Jesús vio al publicano y, porque lo amó, lo eligió, y le dijo: ‘Sígueme’, que quiere decir ‘Imítame’.

“Él se levantó y lo siguió”. Lo escueto del texto que narra la prontitud con que Mateo decide seguir a Jesús puede sugerir dos posibilidades: o bien que Mateo había ya oído hablar de la grandeza del profeta de Galilea y de la grandeza de su mensaje, o bien que la presencia del mismo Jesús resultó para él un motivo suficiente para dejarlo todo y seguirle.

La respuesta de Mateo (un pecador) a la llamada del Señor es inmediata, como la de Pedro y Andrés, Santiago y Juan. La rapidez en la respuesta a la llamada, la generosidad en el seguimiento y la libertad con que relativiza todos los valores antes poseídos, nos hace comprender que ha nacido un hombre nuevo.

¿Por qué eran despreciables los cobradores de impuestos? Entre otras razones porque se los consideraba tramposos, abusadores de los demás. A esto se añadía la humillación que suponía someter al pueblo elegido de Dios a un señor de esta tierra.

Pues bien, a esta clase de personas llama Jesús para que le sigan,  y con ellas se sienta a la mesa. lo único que les pide es que acepten un cambio de vida, esa vida nueva que inaugura el reinado de Dios Padre en una comunidad de hermanos, donde el dinero deja de ser el único tesoro. Esto, naturalmente, provoca el escándalo de los fariseos,  para quienes, además, comer con publicanos suponía un gran pecado, pues la comunión de mesa significaba una íntima comunión de vida. 

El poder de Jesús para perdonar los pecados está muy relacionado con su cercanía a los pecadores. Las comidas de Jesús con ellos eran una demostración  del amor incondicional de Dios ofrecido a todos. Y sólo se escandalizaban de esa conducta los que no creíann en la bondad y en la misericordia de Dios.

Las palabras de Jesús: “No necesitan médico los sanos, sino los enfermos” son una propuesta para la Iglesia  de todos los tiempos.

La invitación de Mateo a sus compañeros de oficio fue un anticipo de su futura tarea  misionera y en su primer trato con el Señor arrastró en pos de si por el camino de la salvación a un considerable grupo de pecadores. De este modo, ya en los inicios de su fe, comienza su ministerio evangelizador.

miércoles, 20 de septiembre de 2017

EL EVANGELIO DE HOY 20 SEPTIEMBRE 2017


Lecturas de hoy Miércoles de la 24ª semana del Tiempo Ordinario
20 septiembre




Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (3,14-16):

Aunque espero ir a verte pronto, te escribo esto por si me retraso; quiero que sepas cómo hay que conducirse en la casa de Dios, es decir, en la asamblea de Dios vivo, columna y base de la verdad. Sin discusión, grande es el misterio que veneramos: Manifestado en la carne, justificado en el Espíritu, contemplado por los ángeles, predicado a los paganos, creído en el mundo, llevado a la gloria.

Palabra de Dios
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Salmo
Sal 110,1-2.3-4.5-6

R/. Grandes son las obras del Señor

Doy gracias al Señor de todo corazón, 
en compañía de los rectos, en la asamblea. 
Grandes son las obras del Señor, 
dignas de estudio para los que las aman. R/. 

Esplendor y belleza son su obra, 
su generosidad dura por siempre; 
ha hecho maravillas memorables, 
el Señor es piadoso y clemente. R/. 

Él da alimento, a sus fieles, 
recordando siempre su alianza; 
mostró a su pueblo la fuerza de su obrar, 
dándoles la heredad de los gentiles. R/.
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Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (7,31-35):

En aquel tiempo, dijo el Señor: «¿A quién se parecen los hombres de esta generación? ¿A quién los compararemos? Se parecen a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros: "Tocarnos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no lloráis." Vino Juan el Bautista, que ni comía ni bebía, y dijisteis que tenía un demonio; viene el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: "Mirad qué comilón y qué borracho, amigo de publicanos y pecadores." Sin embargo, los discípulos de la sabiduría le han dado la razón.»

Palabra del Señor


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Comentario al Evangelio de hoy miércoles, 20 de septiembre de 2017


Queridos hermanos:

El texto nos presenta una ruptura en Israel, por un lado el éxito con  la acogida de los enviados de Dios, y por otro, el rechazo inscrito en unos corazones  obstinados. El final del libro de  los Hechos de los Apóstoles subraya esta dramática división que provocan las palabras de juicio contra los obstinados: “sabed, pues, que esta salvación de Dios ha sido ofrecida a los paganos; ellos sí la escucharán” (Hechos 28,28).

Lucas habla de unos muchachos que juegan, pero no es fácil describirlos, porque no se conocen realmente en qué consistían sus juegos. De todos modos podría entenderse también la historia en el sentido de que el juego ha fracasado porque los muchachos  se quedan sentados, obstinados, rechazando todo tipo de invitaciones. No han querido ni bailar en el juego de bodas ni llorar en el juego de los funerales; es decir, no han respondido a la llamada de los músicos.

Juan Bautista no bebía licores ni comía más que alimentos crudos,  no manjares preparados por la mano del hombre. Jesús comía y bebía acompañando a sus amigos, en especial a los publicanos y pecadores, manifestando así la benevolencia que Dios tiene por ellos. Y ambos se convierten en señal de contradicción  para los dirigentes del pueblo judío empeñados en hacer desaparecer a ambos.

El salmo que hoy leemos en la liturgia nos ayuda  a ser sabios con la sabiduría de Dios. Es un himno a la bondad de Dios manifestada en la belleza y bondad de sus obras. Y es en este salmo donde se recoge una de las afirmaciones  fundamentales de la tradición sapiencial: “el temor del Señor es el principio del saber”. Es decir, la sabiduría plena es un don divino y sólo se alcanza desde una actitud de “temor de Dios”, entendido como reconocimiento, obediencia y fidelidad amorosa. El fracaso de los que se consideran dueños de la verdad está precisamente en esa falta de sabiduría que les impide entrar en el Reino a ellos y que tampoco quieren dejar entrar a los demás.

* Ciudadredonda

martes, 19 de septiembre de 2017

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY MARTES 19 SEPTIEMBRE 2017


Lecturas de hoy Martes de la 24ª semana de Tiempo Ordinario
19 septiembre



Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (3,1-13):

Es cierto que aspirar al cargo de obispo es aspirar a una excelente función. Por lo mismo, es preciso que el obispo sea irreprochable, que no se haya casado más que una vez; que sea sensato, prudente, bien educado, digno, hospitalario, hábil para enseñar; no dado al vino ni a la violencia, sino comprensivo, enemigo de pleitos y no ávido de dinero; que sepa gobernar bien su propia casa y educar dignamente a sus hijos. Porque, ¿cómo podrá cuidar de la Iglesia de Dios quien no sabe gobernar su propia casa? No debe ser recién convertido, no sea que se llene de soberbia y sea por eso condenado como el demonio. Es necesario que los no creyentes tengan buena opinión de él, para que no caiga en el descrédito ni en las redes del demonio. Los diáconos deben, asimismo, ser respetables y sin doblez, no dados al vino ni a negocios sucios; deben conservar la fe revelada con una conciencia limpia. Que se les ponga a prueba primero y luego, si no hay nada que reprocharles, que ejerzan su oficio de diáconos. Las mujeres deben ser igualmente respetables, no chismosas, juiciosas y fieles en todo. Los diáconos, que sean casados una sola vez y sepan gobernar bien a sus hijos y su propia casa. Los que ejercen bien el diaconado alcanzarán un puesto honroso y gran autoridad para hablar de la fe que tenemos en Cristo Jesús.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 100

R/. Danos, Señor, tu bondad y tu justicia

Voy a cantar la bondad y la justicia; 
para ti, Señor, tocaré mi música. 
Voy a explicar el camino perfecto. 
¿Cuándo vendrás a mí? R/.

Quiero proceder en mi casa con recta conciencia. 
No quiero ocuparme de asuntos indignos, 
aborrezco las acciones criminales. R/.

Al que en secreto difama a su prójimo 
lo haré callar; 
al altanero y al ambicioso 
no los soportaré. R/.

Escojo a gente de fiar 
para que vivan conmigo; 
el que sigue un camino perfecto 
será mi servidor. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (7,11-17):

En aquel tiempo, se dirigía Jesús a una población llamada Naín, acompañado de sus discípulos y de mucha gente. Al llegar a la entrada de la población, se encontró con que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de una viuda, a la que acompañaba una gran muchedumbre. 
Cuando el Señor la vio, se compadeció de ella y le dijo: «No llores.» 
Acercándose al ataúd, lo tocó y los que lo llevaban se detuvieron. Entonces dijo Jesús: «Joven, yo te lo mando: levántate.»
Inmediatamente el que había muerto se levantó y comenzó a hablar. Jesús se lo entregó a su madre.
Al ver esto, todos se llenaron de temor y comenzaron a glorificar a Dios, diciendo: «Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.»
La noticia de este hecho se divulgó por toda Judea y por las regiones circunvecinas.

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy martes, 19 de septiembre de 2017


Queridos hermanos:

En una sociedad en que la seguridad de la mujer dependía de los hombres, esta viuda, que perdido a su hijo único, se encuentra indefensa y en la ruina total. Sobre ella se acumulan las desgracias. Pero, por otra parte, Jesús había declarado dichosos a los pobres y pequeños, a cuyo número pertenece ciertamente esta mujer. (Lc 6, 20-21)

Al hacer revivir a su hijo, Jesús provoca en el pueblo una confesión de fe en su persona y en la misericordia de Dios (Lc 7,16)

Esta resurrección es, con la de la hija de Jairo, la única que nos refiere Lucas: por un lado, madre-hijo; por otro, padre-hija. Se trata de jóvenes, cuya muerte es particularmente trágica.

Llama la atención que la madre angustiada y desesperada no lucha con toda su fe por recobrar vivo al hijo único, llora desconsolada. Este milagro tiene como única motivación la compasión y el poder de Jesús, que ocupa el centro del relato, como omnipotente vencedor y señor sobre la muerte.

El cortejo fúnebre sale de la ciudad por la puerta. Jesús, a quien presenta Lucas como maestro, está de camino y justamente en este momento va a entrar con sus discípulos en la ciudad. Este caminar de Jesús tiene un relieve muy especial en el desarrollo de la historia de la salvación, como subrayará Lucas.

Todo comienza por la mirada de Jesús a la madre. Y esta mirada provoca en él una infinita compasión por aquella mujer aplastada por el dolor. El Dios de  Lucas es compasivo, también lo es su Mesías. Pero además de este impulso del corazón, Jesús tiene poder para cambiar los destinos de las personas. Dice a la madre: “No llores”. El consuelo tiene su fuente en Dios, que puede despertar a los muertos. Y Jesús manifiesta este designio y esta voluntad de vida no por una nueva palabra, sino por un gesto, el de tocar el féretro. Y a continuación la palabra de Jesús da la vida y levanta al joven que iban a enterrar. Al devolver el hijo a su madre, Jesús se revela como señor de la vida.



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