Mauricio, Santo
Mártir, 22 de septiembre ... | ||||||
|
Páginas
- Página principal
- San Juan Bosco
- San Valentín
- San Ignacio de Loyola
- San Juan XXIII, el Papa Bueno
- San Antonio Abad
- San Martín de Porres
- Santa Mónica
- Santo Domingo de Savio
- Santa Margarita de Alacoque
- Quiénes son los Santos?
- EL Santo Rosario
- Virgen de Guadalupe
- Virgen y Santos para Colorear
- Florecillas a María: Mes de Mayo
- La Divina Misericordia
- Junio: Nardos al Sagrado Corazón de Jesús
- Imágenes de la Virgen María
- Oraciones a la Virgen María
- Oraciones a Santos y Beatos
- Oraciones por las Vocaciones Sacerdotales y Religi...
- Oblatos de San José
- San Carlos Borromeo
- Santa Faustina Kowalska
- San Felipe de Neri
- Santa Rita de Casia
- San Luis Gonzaga
- San Josemaría Escrivá de Balaguer
- San Pedro y San Pablo
- San Pío de Pietrelcina
- Santa Teresita del Niño Jesús
- San Francisco de Asís
- Santa Teresa de Jesús (Ávila)
- San Judas Tadeo
- San Maximiliano Kolbe
- Los Apóstoles de Jesús
- Santa Gema Galgani
- Santa Teresa de Calcuta
- San Antonio de Padua
- San José Marello
- Santa Rosa de Lima
- San Vicente de Paúl
- San Pío de Pietrelcina
- San Juan Pablo II
- San Juan Bautista
- Semana Santa - Imágenes
- San Patricio
- Adviento 2024
- La Corona de Adviento
- Navidad 2024 - Novena y Meditaciones
- Tarjetas de Feliz Navidad y Merry Christmas
- NAVIDAD - PESEBRES NAVIDEÑOS
martes, 22 de septiembre de 2015
LOS SANTOS DE HOY: MARTES 22 DE SEPTIEMBRE DEL 2015
SAN MAURICIO, MÁRTIR, 22 DE SEPTIEMBRE
Mauricio, Santo
Mártir, 22 de septiembre
Por: Catholic.net | Fuente: Catholic.net
Mártir
Martirologio Romano: En Agauno (hoy Saint Maurice d´Agaune), en la región de Valais, en el país de los helvecios, santos mártires Mauricio, Exuperio, Cándido, que siendo soldados, al decir de san Euquerio de Lyon, fueron sacrificados por su fe en Cristo, en tiempo del emperador Maximiano, juntamente con sus compañeros de la misma legión Tebea y el veterano Víctor, ilustrando así a la Iglesia con su gloriosa pasión (c. 302).
Etimología: Mauricio = oscuro, sombrío, de Mauritania. Viene de la lengua latina.
Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.
Etimología: Mauricio = oscuro, sombrío, de Mauritania. Viene de la lengua latina.
Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.
Breve Biografía
San Mauricio (llamado también Maurice, Moritz o Mauritius). Era el comandante de la Legión Tebana y murió martirizado a principios del siglo III.
La Legión Tebana, integrada sólo por cristianos procedentes de Egipto, recibió órdenes de partir hacia Galia para auxiliar al emperador Maximiano. Aunque combatieron valientemente, rehusaron obedecer la orden imperial de perseguir a los cristianos, por lo que fueron diezmados. Al negarse por segunda vez, todos los integrantes de la Legión Tebana fueron ejecutados. El lugar en que supuestamente tuvieron lugar estos hechos, conocido como Agaunum, es ahora la sede de la abadía de Saint Maurice, en el cantón suizo de Valais.
Esta es la versión más antigua de la historia del martirio de la Legión Tebana, de acuerdo con la carta que Eucherius, arzobispo de Lyon (c. 434 – 450) dirigió al también obispo Salvius. En otras versiones varía la causa del martirio, y los legionarios son ejecutados por negarse a hacer sacrificios a los dioses romanos.
La Legión Tebana, integrada sólo por cristianos procedentes de Egipto, recibió órdenes de partir hacia Galia para auxiliar al emperador Maximiano. Aunque combatieron valientemente, rehusaron obedecer la orden imperial de perseguir a los cristianos, por lo que fueron diezmados. Al negarse por segunda vez, todos los integrantes de la Legión Tebana fueron ejecutados. El lugar en que supuestamente tuvieron lugar estos hechos, conocido como Agaunum, es ahora la sede de la abadía de Saint Maurice, en el cantón suizo de Valais.
Esta es la versión más antigua de la historia del martirio de la Legión Tebana, de acuerdo con la carta que Eucherius, arzobispo de Lyon (c. 434 – 450) dirigió al también obispo Salvius. En otras versiones varía la causa del martirio, y los legionarios son ejecutados por negarse a hacer sacrificios a los dioses romanos.
EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 22 DE SEPTIEMBRE DEL 2015
¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?
Tiempo Ordinario
Lucas 8, 19-21. Tiempo Ordinario. Todos los actos en favor de los demás, son la respuesta de alguien que es como yo, hijo de Dios.
Por: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net
Te adelantamos las Reflexiones del Evangelio de la 25a. Semana del Tiempo Ordinario, del domingo 20 al sábado 26 de septiembre 2015.
---------------
Del santo Evangelio según san Lucas 8, 19-21
En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermanos, pero no podían llegar hasta él a causa de la gente. Le anunciaron: Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren verte. Pero él les respondió: Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen.
Oración introductoria
Señor, yo escucho tu palabra y confío que, con tu gracia, la puedo poner en práctica. En esta oración quiero dejar a un lado mis pequeñas preocupaciones porque quiero estar todo para Ti.
Petición
Padre Santo, señálame el camino que debo seguir en este día para hacerte presente en el mundo.
Meditación del Papa Francisco
Mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica». Por eso, para escuchar la Palabra de Dios, la Palabra de Jesús, basta abrir la Biblia, el Evangelio. Pero estas páginas no son leídas, son escuchadas. Escuchar la Palabra de Dios es leer y decir: '¿pero a mí esto qué me dice, a mi corazón? ¿Qué me está diciendo a mí, con esta palabra? Y así nuestra vida cambia. Cada vez que hacemos esto es escuchar la Palabra de Dios, escucharla con los oídos y escucharla con el corazón.
En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermanos, pero no podían llegar hasta él a causa de la gente. Le anunciaron: Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren verte. Pero él les respondió: Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen.
Oración introductoria
Señor, yo escucho tu palabra y confío que, con tu gracia, la puedo poner en práctica. En esta oración quiero dejar a un lado mis pequeñas preocupaciones porque quiero estar todo para Ti.
Petición
Padre Santo, señálame el camino que debo seguir en este día para hacerte presente en el mundo.
Meditación del Papa Francisco
Mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica». Por eso, para escuchar la Palabra de Dios, la Palabra de Jesús, basta abrir la Biblia, el Evangelio. Pero estas páginas no son leídas, son escuchadas. Escuchar la Palabra de Dios es leer y decir: '¿pero a mí esto qué me dice, a mi corazón? ¿Qué me está diciendo a mí, con esta palabra? Y así nuestra vida cambia. Cada vez que hacemos esto es escuchar la Palabra de Dios, escucharla con los oídos y escucharla con el corazón.
Los enemigos de Jesús escuchaban la Palabra de Jesús, pero estaban cerca de él para encontrar un error, para hacerle resbalar, y que perdiera autoridad. Pero nunca se preguntaban: '¿qué me dice Dios en esta Palabra?' Y Dios no habla solo a todos: sí, habla para todos, pero habla a cada uno de nosotros. El Evangelio se ha escrito para cada uno de nosotros.
Por otro lado, poner en práctica lo que se escucha no es fácil, porque es más fácil vivir tranquilamente sin preocuparse de las exigencias de la Palabra de Dios. Algunas pistas concretas para hacerlo son los mandamientos y las bienaventuranzas. Contando siempre con la ayuda de Jesús, también cuando nuestro corazón escucha pero finge no entender. Asimismo, Cristo es misericordioso y perdona a todos, espera a todos, porque es paciente. Jesús recibe a todos, también a aquellos que van a escuchar la palabra de Dios y después lo traicionan. Pensemos en Judas. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 23 de septiembre de 2014, en Santa Marta).
Reflexión
El bautismo nos introduce en una nueva realidad: la de ser hijos de un mismo Padre y hermanos de todos los miembros de la Iglesia, porque así lo dijo Jesús.
La paternidad o maternidad física, siendo muy importantes, no lo constituyen todo para la persona. Porque cada hombre o mujer no depende únicamente de sus progenitores, sino sobre todo de Dios, que da el ser a todo cuanto existe.
Jesucristo insistió a sus discípulos en el tema de la fraternidad universal. Por este motivo, cualquier persona que sufre debe constituir un reclamo para mí. No puedo quedar indiferente, porque ¡se trata de mi hermano! ¿Cómo puedo abandonarle?
Este es el fundamento de la caridad cristiana. Todos los actos en favor de los demás, por ejemplo dar limosna a los pobres, no son un gesto filantrópico, sino que deben ser la respuesta a la necesidad de alguien que es como yo, hijo de Dios.
Quizás si profundizásemos un poco en esta verdad, cambiaría completamente nuestro trato con los desconocidos. Seguramente se nos ensancharía el corazón al pensar que el alumno que tengo en clase, la señora que atiendo en la oficina, el trabajador que está en la calle, es hijo de Dios y hermano mío. Ya no serían extraños para nosotros, sino que podrían decir de ellos: "Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren verte".
Propósito
El bautismo nos introduce en una nueva realidad: la de ser hijos de un mismo Padre y hermanos de todos los miembros de la Iglesia, porque así lo dijo Jesús.
La paternidad o maternidad física, siendo muy importantes, no lo constituyen todo para la persona. Porque cada hombre o mujer no depende únicamente de sus progenitores, sino sobre todo de Dios, que da el ser a todo cuanto existe.
Jesucristo insistió a sus discípulos en el tema de la fraternidad universal. Por este motivo, cualquier persona que sufre debe constituir un reclamo para mí. No puedo quedar indiferente, porque ¡se trata de mi hermano! ¿Cómo puedo abandonarle?
Este es el fundamento de la caridad cristiana. Todos los actos en favor de los demás, por ejemplo dar limosna a los pobres, no son un gesto filantrópico, sino que deben ser la respuesta a la necesidad de alguien que es como yo, hijo de Dios.
Quizás si profundizásemos un poco en esta verdad, cambiaría completamente nuestro trato con los desconocidos. Seguramente se nos ensancharía el corazón al pensar que el alumno que tengo en clase, la señora que atiendo en la oficina, el trabajador que está en la calle, es hijo de Dios y hermano mío. Ya no serían extraños para nosotros, sino que podrían decir de ellos: "Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren verte".
Propósito
Revisar qué estoy haciendo para dar a conocer a Cristo en mi propia familia.
Diálogo con Cristo
Jesucristo, hazme un apóstol que logre encender en muchos corazones el fuego de tu amor. Dedicar mi tiempo a Ti, Señor, es la forma en que puedo dar un sentido real y trascendente a mi vida. ¡Cuántas personas cercanas aún no han descubierto cuál es la forma en que pueden tener un encuentro contigo! Por eso te pido que me ayudes a vivir de tal manera, que mi testimonio pueda llevar tu mensaje de amor a todos los que me rodean.
Diálogo con Cristo
Jesucristo, hazme un apóstol que logre encender en muchos corazones el fuego de tu amor. Dedicar mi tiempo a Ti, Señor, es la forma en que puedo dar un sentido real y trascendente a mi vida. ¡Cuántas personas cercanas aún no han descubierto cuál es la forma en que pueden tener un encuentro contigo! Por eso te pido que me ayudes a vivir de tal manera, que mi testimonio pueda llevar tu mensaje de amor a todos los que me rodean.
lunes, 21 de septiembre de 2015
EL EVANGELIO DE HOY: LUNES 21 DE SEPTIEMBRE DEL 2015
No necesitan médico los sanos sino los enfermos
Tiempo Ordinario
Mateo 9, 9-13. Fiesta San Mateo Apóstol. Sólo Jesús fue capaz de ver más allá de sus pecados y encontró al hombre.
Por: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net
Te adelantamos las Reflexiones del Evangelio de la 25a. Semana del Tiempo Ordinario, del domingo 20 al sábado 26 de septiembre 2015.
---------------
Del santo Evangelio según san Mateo 9, 9-13
En aquel tiempo, vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: Sígueme. Él se levantó y le siguió. Y sucedió que estando Él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos. Al verlo los fariseos decían a los discípulos: ¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores? Mas Él, al oírlo, dijo: No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal. Id, pues, a aprender qué significa aquello de: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.
Oración Introductoria
Padre mío, escucho tu llamado y quiero seguirte. Deseo levantarme y salir de esta meditación convencido de quitar todo lo que me aparte de Ti, porque Tú bien sabes de mis debilidades y caídas, por eso te suplico que envíes a tu Espíritu Santo para que guíe esta oración y todo mi día.
Petición
Señor, que nunca sea sordo a tu llamado y sepa responder con alegría y generosidad.
Meditación del Papa Francisco
En aquel tiempo, vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: Sígueme. Él se levantó y le siguió. Y sucedió que estando Él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos. Al verlo los fariseos decían a los discípulos: ¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores? Mas Él, al oírlo, dijo: No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal. Id, pues, a aprender qué significa aquello de: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.
Oración Introductoria
Padre mío, escucho tu llamado y quiero seguirte. Deseo levantarme y salir de esta meditación convencido de quitar todo lo que me aparte de Ti, porque Tú bien sabes de mis debilidades y caídas, por eso te suplico que envíes a tu Espíritu Santo para que guíe esta oración y todo mi día.
Petición
Señor, que nunca sea sordo a tu llamado y sepa responder con alegría y generosidad.
Meditación del Papa Francisco
En el desafío del amor, Dios se manifiesta con sorpresas. Pensemos en san Mateo. Era un buen comerciante. Además traicionaba a su patria, porque les cobraba los impuestos a los judíos para pagárselo a los romanos. Estaba lleno de plata y cobraba los impuestos. Pasa Jesús, lo mira y le dice: 'Ven y sígueme'. No lo podía creer. Si después tienen tiempo, vayan a ver el cuadro que Caravaggio pintó sobre esta escena. Jesús lo llama, le hace así, los que estaban con él dicen: '¿A éste, que es un traidor, un sinvergüenza?' Y él se agarra a la plata, y no la quiere dejar. Pero la sorpresa de ser amado lo vence. Y sigue a Jesús.
Esa mañana cuando Mateo fue al trabajo y se despidió de su mujer, nunca pensó que iba a volver sin el dinero y apurado para decirle a su mujer que preparara un banquete. El banquete para aquel que lo había amado primero, que lo había sorprendido con algo muy importante, más importante que toda la plata que tenía.
Déjate sorprender por Dios, no le tengas miedo a las sorpresas. Que te mueven el piso, ¿eh? Nos ponen inseguros, pero nos meten en camino. El verdadero amor te lleva a quemar la vida, aun a riesgo de quedarte con las manos vacías. (Homilía de S.S. Francisco, 18 de enero de 2015).
Reflexión
Dios respeta en su integridad al hombre, y cuando llama a un alma a su servicio, en su solemne poder, ni la violenta, ni la atosiga, sino que con paciencia y amor la deja casi andar a la deriva o al vaivén de las circunstancias. No es fácil, por tanto, dar una respuesta como la de Mateo: pronta, sincera, total.
San Mateo era un cobrador de impuestos, un pecador ante los ojos de todo el pueblo. Sólo Jesús fue capaz de ver más allá de sus pecados y vio a un hombre. Un hombre que podía hacer mucho por el Reino de los Cielos. Y le llamó con todo el amor y misericordia de su corazón para ser uno de sus apóstoles, de sus íntimos.
Todos hemos recibido la vocación a la vida cristiana. Dios nos ha creado para prestarle un servicio concreto, cada uno de nosotros. Tenemos una misión, como eslabones de una cadena. Decía el Cardenal Newman: "No me ha creado para nada. Haré bien el trabajo, seré un ángel de la paz, un predicador de la verdad en mi propio lugar si obedezco sus mandamientos. Por tanto confiaré en él quienquiera que yo sea, dondequiera que esté. Nunca me pueden desechar. Si estoy enfermo, mi enfermedad puede servirle. En la duda, mi duda puede servirle. Si estoy apenado, mi pena puede servirle. Él no hace nada en vano. ¡Él sabe lo que hace!"
Propósito
Pedirle a Dios que me ayude a eliminar todo lo que le ofende de mi comportamiento y por tanto, dar una respuesta como la de Mateo: pronta, sincera, total.
Diálogo con Cristo
Jesucristo, de nada sirve decir que estoy dispuesto a seguirte si no estoy dispuesto a servir y a entregarme a los demás. Gracias porque solo Tu eres capaz de ver más allá de sus pecados.
Dios respeta en su integridad al hombre, y cuando llama a un alma a su servicio, en su solemne poder, ni la violenta, ni la atosiga, sino que con paciencia y amor la deja casi andar a la deriva o al vaivén de las circunstancias. No es fácil, por tanto, dar una respuesta como la de Mateo: pronta, sincera, total.
San Mateo era un cobrador de impuestos, un pecador ante los ojos de todo el pueblo. Sólo Jesús fue capaz de ver más allá de sus pecados y vio a un hombre. Un hombre que podía hacer mucho por el Reino de los Cielos. Y le llamó con todo el amor y misericordia de su corazón para ser uno de sus apóstoles, de sus íntimos.
Todos hemos recibido la vocación a la vida cristiana. Dios nos ha creado para prestarle un servicio concreto, cada uno de nosotros. Tenemos una misión, como eslabones de una cadena. Decía el Cardenal Newman: "No me ha creado para nada. Haré bien el trabajo, seré un ángel de la paz, un predicador de la verdad en mi propio lugar si obedezco sus mandamientos. Por tanto confiaré en él quienquiera que yo sea, dondequiera que esté. Nunca me pueden desechar. Si estoy enfermo, mi enfermedad puede servirle. En la duda, mi duda puede servirle. Si estoy apenado, mi pena puede servirle. Él no hace nada en vano. ¡Él sabe lo que hace!"
Propósito
Pedirle a Dios que me ayude a eliminar todo lo que le ofende de mi comportamiento y por tanto, dar una respuesta como la de Mateo: pronta, sincera, total.
Diálogo con Cristo
Jesucristo, de nada sirve decir que estoy dispuesto a seguirte si no estoy dispuesto a servir y a entregarme a los demás. Gracias porque solo Tu eres capaz de ver más allá de sus pecados.
LOS SANTOS DE HOY: LUNES 21 DE SEPTIEMBRE DEL 2015
José Vila Barri, Beato
Sacerdote y Mártir, 21 de septiembre
Maura de Troyes, Santa
Virgen, 21 de septiembre
Lorenzo Imbert y compañeros, Santos
Presbíteros y Mártires, 21 de septiembre
Mateo, Apóstol.
Apóstol y Evangelista, 21 de septiembre
SAN MATEO EVANGELISTA, APÓSTOL Y EVANGELISTA, 21 DE SEPTIEMBRE
San Mateo
Apóstol y Evangelista
21 de Septiembre
Nacido en Cafarnaún, era de profesión publicano o recaudador de impuestos cuando Jesús lo llamó. Escribió en arameo el primero de los evangelios, que relata así su vocación. Vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme». Él se levantó y le siguió. Y estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: «¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?». Jesús lo oyó y dijo: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores». Y a partir de entonces el nombre de Mateo figura entre los Doce elegidos por el Señor. En su evangelio proclama principalmente que Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán, llevó a plenitud el Antiguo Testamento. Por lo demás, poco sabemos de su actividad apostólica y de las circunstancias de su martirio. Se dice que predicó en el Oriente.
Oración: Oh Dios, que en tu infinita misericordia te dignaste elegir a san Mateo para convertirlo de publicano en apóstol, concédenos que, fortalecidos con su ejemplo y su intercesión, podamos seguirte siempre y permanecer unidos a ti con fidelidad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano
domingo, 20 de septiembre de 2015
LOS SANTOS DE HOY: DOMINGO 20 DE SEPTIEMBRE DEL 2015
María Teresa de San José, Beata
Fundadora, 20 de septiembre
|
Agapito I, Santo
LVII Papa, 22 de abril
|
Eusebia, Beata
Máritr, 20 de septiembre
|
Eustaquio, Santo
Biografía, 20 de septiembre
|
Andrés Kim, Pablo Chong y compañeros, Santos
Mártires Coreanos, 20 de septiembre
|
SANTOS MÁRTIRES COREANOS, MÁRTIRES, 20 DE SEPTIEMBRE
Andrés Kim, Pablo Chong y compañeros, Santos
Andrés Kim, Pablo Chong y compañeros, Santos
Mártires Coreanos, 20 de septiembre
Por: P. Angel Amo | Fuente: Catholic.net
Santos Martires Coreanos
Andrés Kim Tae-Gon y Pablo Chong Ha-Sang y 101 compañeros
Martirologio Romano: Memoria de los santos Andrés Kim Taegön, presbítero, Pablo Chöng Hasang y compañeros, mártires en Corea. Se veneran este día en común celebración todos los ciento tres mártires que en aquel país testificaron intrépidamente la fe cristiana, introducida fervientemente por algunos laicos y después alimentada y reafirmada por la predicación y celebración de los sacramentos por medio de los misioneros. Todos estos atletas de Cristo —tres obispos, ocho presbíteros, y los restantes laicos, casados o no, ancianos, jóvenes y niños—, unidos en el suplicio, consagraron con su sangre preciosa las primicias de la Iglesia en Corea (1839-1867).
Fecha de canonización: Los 103 mártires fueron canonizados por S.S. Juan Pablo II el 6 de mayo de 1984, en Seúl, Corea.
Integran el grupo: santos Simeón Berneux, Antonio Daveluy, Lorenzo Imbert, obispos; Justo Ranfer de Bretenières, Ludovico Beaulieu, Pedro Enrique Dorie, Padro Maubant, Jacobo Chastan, Pedro Aumaître, Martín Lucas Huin, presbíteros; Juan Yi Yunil, Andrés Chong Hwa-gyong, Esteban Min Kuk-ka, Pablo Ho Hyob, Agustín Pak Chong-won, Pedro Hong Pyong-ju, Pablo Hong Yong-ju, José Chang Chu-gi, Tomás Son Cha-son, Lucas Hwang Sok-tu, Damián Nam Myong-hyog, Francisco Ch’oe Kyong-hwan, Carlos Hyon Song-mun, Lorenzo Han I-hyong, Pedro Nam Kyong-mun, Agustín Yu Chin-gil, Pedro Yi Ho-yong, Pedro Son Son-ji, Benedicta Hyon Kyongnyon, Pedro Ch’oe Ch’ang-hub, catequistas; Agueda Yi, María Yi In-dog, Bárbara Yi, María Won Kwi-im, Teresa Kim Im-i, Columba Kim Hyo-im, Magdalena Cho, Isabel Chong Chong-hye, vírgenes; Teresa Kim, Bárbara Kim, Susana U Sur-im, Agueda Yi Kan-nan, Magdalena Pak Pong-son, Perpetua Hong Kum-ju, Catalina Yi, Cecilia Yu Sosa, Bárbara Cho Chung-i, Magdalena Han Yong-i, viudas; Magdalena Son So-byog, Agueda Yi Kyong-i, Agueda Kwon Chin-i, Juan Yi Mun-u, Bárbara Ch’oe Yong-i, Pedro Yu Chong-nyul, Juan Bautista Nam Chong-sam, Juan Bautista Chon Chang-un, Pedro Ch’oe Hyong, Marcos Chong Ui-bae, Alejo U Se-yong, Antonio Kim Song-u, Protasio Chong Kuk-bo, Agustín Yi Kwang-hon, Agueda Kim A-gi, Magdalena Kim O-bi, Bárbara Han Agi, Ana Pak Ag-i, Agueda Yi So-sa, Lucía Pak Hui-sun, Pedro Kwon Tu-gin, José Chang Song-jib, Magdalena Yi Yong-hui, Teresa Yi Mae-im, Marta Kim Song-im, Lucía Kim, Rosa Kim, Ana Kim Chang-gum, Juan Bautista Yi Kwang-nyol, Juan Pak Hu-jae, María Pak Kuna- gi Hui-sun, Bárbara Kwon-hui, Bárbara Yi Chong-hui, María Yi Yon-hui, Inés Kim Hyo-ju, Catalina Chong Ch’or-yom, José Im Ch’i-baeg, Sebastián Nam I-gwan, Ignacio Kim Che-jun, Carlos Cho Shin-ch’ol, Julita Kim, Águeda Chong Kyong-hyob, Magdalena Ho Kye-im, Lucía Kim, Pedro Yu Taech’ol, Pedro Cho Hwa-so, Pedro Yi Myong-so, Bartolomé Chong Mun-ho, José Pedro Han Chae-kwon, Pedro Chong Won-ji, José Cho Yun-ho, Bárbara Ko Sun-i y Magdalena Yi Yong-dog.
Breve Biografía
Andrés Kim Tae-Gon, nació el 21 de agosto de 1821 en Solmoe (Corea). Sus padres eran Ignacio Kim Chejun y Ursula Ko. Era niño cuando la familia se trasladó a Kolbaemasil para huir de las persecuciones. Su padre murió mártir el 26 de septiembre de 1839. También su bisabuelo Pío Kim Chunhu había muerto mártir en el año 1814, después de diez años de prisión. Tenía quince años de edad cuando el padre Maubant lo invitó a ingresar al seminario.
Fue enviado al seminario de Macao. Hacia el año 1843 intentó regresar a Corea con el obispo Ferréol, pero en la frontera fueron rechazados.
Se ordenó diácono en China en el año 1844. Volvió a Corea el 15 de enero de 1845. Por su seguridad sólo saludó unos cuantos catequistas; ni siquiera vio a su madre quien, pobre y sola, tenía que mendigar la comida. En una pequeña embarcación de madera guió, a los misioneros franceses hasta Shangai, a la que arribaron soportanto peligrosas tormentas.
En Shangai recibió la ordenación sacerdotal de manos de monseñor Ferréol el 17 de agosto de 1845, convirtiéndose en el primer sacerdote coreano. Hacia fines del mismo mes emprendió el regreso a Corea con el obispo y el padre Daveluy. Llegaron a la Isla Cheju y, en octubre del mismo año, arribaron a Kanggyong donde pudo ver a su madre.
El 5 de junio de 1846 fue arrestado en la isla Yonpyong mientras trataba con los pescadores la forma de llevar a Corea a los misioneros franceses que estaban en China. Inmediatamente fue enviado a la prisión central de Seúl. El rey y algunos de ministros no lo querían condenar por sus vastos conocimientos y dominar varios idiomas. Otros ministros insistieron en que se le aplicara la pena de muerte. Después de tres meses de cárcel fue decapitado en Saenamt´õ el 16 de septiembre de 1846, a la edad de veintiséis años.
Antes de morir dijo: ¡Ahora comienza la eternidad! y con serenidad y valentía se acercó al martirio.
Pablo Chong Ha-Sang nació en el año 1795 en Mahyon (Corea) siendo miembro de una noble familia tradicional. Después del martirio de su padre, Agustín Chong Yakjong, y de su hermano mayor Carlos, ocurridos en el año 1801, la familia sufrió mucho. Pablo tenía siete años. Su madre, Cecilia Yu So-sa, vio cómo confiscaban sus bienes y les dejaban en extrema pobreza. Se educó bajo los cuidados de su devota madre.
Pablo Chong Ha-Sang nació en el año 1795 en Mahyon (Corea) siendo miembro de una noble familia tradicional. Después del martirio de su padre, Agustín Chong Yakjong, y de su hermano mayor Carlos, ocurridos en el año 1801, la familia sufrió mucho. Pablo tenía siete años. Su madre, Cecilia Yu So-sa, vio cómo confiscaban sus bienes y les dejaban en extrema pobreza. Se educó bajo los cuidados de su devota madre.
A los veinte años dejó su familia para reorganizar la iglesia católica en Seúl y pensó en traer misioneros. En el año 1816 viajó a Pekín para solicitar al obispo algunos misioneros; se le concedió uno que falleció antes de llegar a Corea. Él y sus compañeros escribieron al papa para que enviara misioneros. Finalmente gracias a los ruegos de los católicos, el 9 de septiembre de 1831 se estableció el vicariato apostólico de Corea y se nombró su primer obispo encargando a la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París la evangelización de Corea.
Pablo introdujo al obispo Ímbert en Corea, lo recibió en su casa y lo ayudó durante su ministerio. Monseñor Ímbert pensó que Pablo podía ser sacerdote y comenzó a enseñarle teología... Mientras tanto brotó una nueva persecución. El obispo pudo escapar a Suwon. Pablo, su mamá y su hermana Isabel fueron arrestados en el año 1839.
Aguantó las torturas hasta que fue decapitado a las afueras de Seúl el 22 de septiembre. Poco después también su madre y su hermana sufrieron el martirio.
Los dos forman parte de 103 mártires canonizados por S.S. Juan Pablo II el 6 de mayo de 1984, en Seúl, Corea.
EL EVANGELIO DEL HOY: DOMINGO 20 DE SEPTIEMBRE DEL 2015
La grandeza de los pequeños
Tiempo Ordinario
Tiempo Ordinario
Marcos 9, 30-37.Domingo 25o.Tiempo Ordinario B. ¡Qué grande y que hermosa es la fe y la sencillez de los niños.
Por: P. Sergio A. Córdova | Fuente: Catholic.net
Por: P. Sergio A. Córdova | Fuente: Catholic.net
Te adelantamos las Reflexiones del Evangelio de la 25a. Semana del Tiempo Ordinario, del domingo 20 al sábado 26 de septiembre 2015.
---------------
Del santo Evangelio según san Marcos 9, 30-37
Y saliendo de allí, iban caminando por Galilea; él no quería que se supiera, porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará.» Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle. Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntaba: «¿De qué discutíais por el camino?» Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién era el mayor. Entonces se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: «Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos.» Y tomando un niño, le puso en medio de ellos, le estrechó entre sus brazos y les dijo: «El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me ha enviado.»
Oración introductoria
Señor, vengo abrirte mi corazón porque, aunque te he fallado, confío en tu misericordia y creo en tu infinito amor. No quiero tener nunca miedo de acercarme a Ti, porque sólo en Ti podré encontrar la respuesta a los interrogantes de mi vida.
Petición
Señor, permite que sepa imitar tu ejemplo de paciencia, donación y servicio a los demás.
Meditación del Papa Francisco
Y saliendo de allí, iban caminando por Galilea; él no quería que se supiera, porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará.» Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle. Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntaba: «¿De qué discutíais por el camino?» Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién era el mayor. Entonces se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: «Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos.» Y tomando un niño, le puso en medio de ellos, le estrechó entre sus brazos y les dijo: «El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me ha enviado.»
Oración introductoria
Señor, vengo abrirte mi corazón porque, aunque te he fallado, confío en tu misericordia y creo en tu infinito amor. No quiero tener nunca miedo de acercarme a Ti, porque sólo en Ti podré encontrar la respuesta a los interrogantes de mi vida.
Petición
Señor, permite que sepa imitar tu ejemplo de paciencia, donación y servicio a los demás.
Meditación del Papa Francisco
Las divisiones entre los cristianos, mientras hieren a la Iglesia, hieren a Cristo. Y nosotros divididos hacemos una herida a Cristo. De hecho, la Iglesia es el cuerpo del que Cristo es la cabeza. Sabemos bien cuanto estaba en el corazón de Jesús que sus discípulos permanecieran unidos en su amor. Basta pensar en sus palabras que aparecen en el capítulo diecisiete del Evangelio de Juan, la oración dirigida al Padre en la inminencia de su Pasión: "Padre santo, cuídalos en tu nombre, los que me has dado, para que sean una sola cosa, como nosotros".
Esta unidad estaba ya amenazada mientras Jesús estaba aún entre los suyos: en el Evangelio, de hecho, se recuerda que los apóstoles discutían entre ellos quién era el más grande, el más importante. El Señor, sin embargo, ha insistido mucho en la unidad en el nombre del Padre, haciéndonos entender que nuestro anuncio y nuestro testimonio serán más creíbles cuanto más seamos capaces de vivir en común y querernos.
Es lo que sus apóstoles, con la gracia del Espíritu Santo, después comprendieron profundamente y se tomaron en serio, tanto que san Pablo llegará a implorar a la comunidad de Corintio con estas palabras: "Hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, yo los exhorto a que se pongan de acuerdo: que no haya divisiones entre ustedes y vivan en perfecta armonía, teniendo la misma manera de pensar y de sentir".(S.S. Francisco, audiencia del 8 de octubre de 2014).
Reflexión
Amigo lector, déjame hacerte hoy una confidencia personal. ¿Sabes? A mí me encantan los niños y disfruto mucho estando y conversando con ellos. Tal vez también a ti te suceda algo igual. Y la razón es muy simple: porque nos fascina su sencillez, su inocencia, su bondad natural, la transparencia de su alma, su pureza y su candor. Casi todos los niños son así. Aunque algunos sean un poco más pícaros, poseen un alma noble y son muy sensibles ante lo grande y lo bello. Te podría contar muchas experiencias, y seguramente también tú tendrás muchas de ellas. Si quisieras contarme alguna, me encantaría que me escribieras a mi dirección de internet para compartirla conmigo. Mira, yo te quiero contar hoy una historia para que veas la grandeza de la fe, la inocencia y el candor de los pequeños.
Es un hecho real, por supuesto. Sucedió hace algunos años en unas misiones del Africa. Dejemos a la misionera que nos lo cuente personalmente.
Una noche yo había trabajado mucho ayudando a una madre en su parto. Pero, a pesar de todo lo que hicimos, murió la madre dejándonos un bebé prematuro y una hija de dos años. Nos iba a resultar difícil mantener el bebé con vida porque no teníamos incubadora -¡no había electricidad para hacerla funcionar!-, ni facilidades especiales para alimentarlo. Aunque vivíamos en el Ecuador africano, las noches frecuentemente eran frías y con vientos traicioneros.
Una estudiante de partera fue a buscar una cuna que teníamos para tales bebés, y la manta de lana con la que lo arroparíamos. Otra fue a llenar la bolsa de agua caliente. Volvió enseguida diciéndome irritada que, al llenar la bolsa, había reventado. La goma se deteriora fácilmente en el clima tropical. -"¡Era la última bolsa que nos quedaba! -exclamó-; y no hay farmacias en los senderos del bosque".
-"Muy bien -dije-; pongan al bebé lo más cerca posible del fuego y duerman entre él y el viento para protegerlo. Su trabajo es mantener al bebé abrigado".
Al mediodía siguiente, como hago muchas veces, fui a orar con los niños del orfanato que se querían reunir conmigo. Les sugerí a los niños varias intenciones para su oración y les hablé del bebé prematuro. Les conté el problema que teníamos para mantenerlo abrigado, pues se había roto la bolsa de agua caliente y el bebé se podía morir fácilmente si cogía frío. También les dije que su hermanita de dos años estaba llorando porque su mamá había muerto. Durante el tiempo de oración, Ruth, una niña de 10 años, oró con la acostumbrada seguridad consciente de los niños africanos: –"Por favor, Dios –oró– mándanos una bolsa de agua caliente. Mañana no servirá porque el bebé ya estará muerto. Por eso, Dios, mándala esta tarde". Mientras yo contenía el aliento por la audacia de su oración, la niña agregó: –"Y mientras te encargas de ello, ¿podrías mandar una muñeca para la pequeña, y así pueda ver que tú la amas realmente?"
Con frecuencia las oraciones de los chicos me ponen en evidencia. ¿Podría decir honestamente "Amén" a esa oración? No creía que Dios pudiese hacerlo. Sí, claro, sé que Él puede hacer cualquier cosa. Pero hay límites, ¿no? Y yo tenía algunos grandes "peros". La única forma en la que Dios podía responder a esta oración en particular, era enviándome un paquete de mi tierra natal. Había ya estado en Africa casi cuatro años y nunca jamás recibí un paquete de mi casa. De todas maneras, si alguien llegara a mandar alguno, ¿quién iba a poner una bolsa de agua caliente?
A media tarde, cuando estaba enseñando en la escuela de enfermeras, me avisaron que había llegado un auto a la puerta de mi casa. Cuando llegué, el auto ya se había ido, pero en la puerta había un enorme paquete de once kilos. Se me llenaron los ojos de lágrimas. Por supuesto, no iba a abrir el paquete yo sola. Así que invité a los chicos del orfanato a que juntos lo abriéramos. La emoción iba en aumento. Treinta o cuarenta pares de ojos estaban enfocados en la gran caja. Había vendas para los pacientes del leprosario. Luego saqué una caja con pasas de uvas variadas. Eso serviría para hacer una buena horneada de panecitos el fin de semana. Volví a meter la mano y sentí... ¿sería posible? La agarré y la saqué... ¡Sí, era una bolsa de agua caliente nueva!
Lloré... Yo no le había pedido a Dios que mandase una bolsa de agua caliente, ni siquiera creía que Él podía hacerlo. Ruth estaba sentada en la primera fila, y se abalanzó gritando: –"¡Si Dios mandó la bolsa, también tuvo que mandar la muñeca!". Escarbé el fondo de la caja y saqué una hermosa muñequita. A Ruth le brillaban los ojos. Ella nunca había dudado. Me miró y dijo: –"¿Puedo ir contigo a entregarle la muñeca a la niñita para que sepa que Dios la ama en verdad?”
Ese paquete había estado en camino por cinco meses. La había preparado mi antigua profesora de religión, quien había escuchado y obedecido la voz de Dios mucho antes de que sucedieran las cosas, y fue Él quien la impulsó a mandarme la bolsa de agua caliente, a pesar de estar yo en el Ecuador africano. Y una de las niñas había puesto una muñequita para alguna niñita africana cinco meses antes, en respuesta a la oración llena de fe de una niña de diez años que la había pedido para esa misma tarde».
¿Ves qué grande y qué hermosa es la fe y la sencillez de los niños? Nosotros, los adultos, ¿tenemos una fe igual que la de ellos? Por eso, nuestro Señor nos dijo en el Evangelio que “si no nos hacemos como niños, no entraremos en el Reino de los cielos”. Y también: “El que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, acoge al Padre que me ha enviado”. ¡Ojalá que nosotros no nos avergoncemos de ser un poco como ellos!
Propósito
Tener una atención, un acto de servicio, o al menos una sonrisa, con la persona que más me cuesta «soportar», con la sencillez de un niño.
Diálogo con Cristo
Jesús, qué testimonio de paciencia y comprensión ante la debilidad. En vez de valorar el plan de salvación que me propones, me distraigo en lo pasajero, en la tentación del poder, del tener o del aparecer, cuando mi único afán debe ser entregarme con la confianza y docilidad de un niño a mi misión, como discípulo y misionero de tu amor. Te ofrezco éste y todos mis días. Tómame Señor, como tu servidor. Cuenta conmigo.
Reflexión
Amigo lector, déjame hacerte hoy una confidencia personal. ¿Sabes? A mí me encantan los niños y disfruto mucho estando y conversando con ellos. Tal vez también a ti te suceda algo igual. Y la razón es muy simple: porque nos fascina su sencillez, su inocencia, su bondad natural, la transparencia de su alma, su pureza y su candor. Casi todos los niños son así. Aunque algunos sean un poco más pícaros, poseen un alma noble y son muy sensibles ante lo grande y lo bello. Te podría contar muchas experiencias, y seguramente también tú tendrás muchas de ellas. Si quisieras contarme alguna, me encantaría que me escribieras a mi dirección de internet para compartirla conmigo. Mira, yo te quiero contar hoy una historia para que veas la grandeza de la fe, la inocencia y el candor de los pequeños.
Es un hecho real, por supuesto. Sucedió hace algunos años en unas misiones del Africa. Dejemos a la misionera que nos lo cuente personalmente.
Una noche yo había trabajado mucho ayudando a una madre en su parto. Pero, a pesar de todo lo que hicimos, murió la madre dejándonos un bebé prematuro y una hija de dos años. Nos iba a resultar difícil mantener el bebé con vida porque no teníamos incubadora -¡no había electricidad para hacerla funcionar!-, ni facilidades especiales para alimentarlo. Aunque vivíamos en el Ecuador africano, las noches frecuentemente eran frías y con vientos traicioneros.
Una estudiante de partera fue a buscar una cuna que teníamos para tales bebés, y la manta de lana con la que lo arroparíamos. Otra fue a llenar la bolsa de agua caliente. Volvió enseguida diciéndome irritada que, al llenar la bolsa, había reventado. La goma se deteriora fácilmente en el clima tropical. -"¡Era la última bolsa que nos quedaba! -exclamó-; y no hay farmacias en los senderos del bosque".
-"Muy bien -dije-; pongan al bebé lo más cerca posible del fuego y duerman entre él y el viento para protegerlo. Su trabajo es mantener al bebé abrigado".
Al mediodía siguiente, como hago muchas veces, fui a orar con los niños del orfanato que se querían reunir conmigo. Les sugerí a los niños varias intenciones para su oración y les hablé del bebé prematuro. Les conté el problema que teníamos para mantenerlo abrigado, pues se había roto la bolsa de agua caliente y el bebé se podía morir fácilmente si cogía frío. También les dije que su hermanita de dos años estaba llorando porque su mamá había muerto. Durante el tiempo de oración, Ruth, una niña de 10 años, oró con la acostumbrada seguridad consciente de los niños africanos: –"Por favor, Dios –oró– mándanos una bolsa de agua caliente. Mañana no servirá porque el bebé ya estará muerto. Por eso, Dios, mándala esta tarde". Mientras yo contenía el aliento por la audacia de su oración, la niña agregó: –"Y mientras te encargas de ello, ¿podrías mandar una muñeca para la pequeña, y así pueda ver que tú la amas realmente?"
Con frecuencia las oraciones de los chicos me ponen en evidencia. ¿Podría decir honestamente "Amén" a esa oración? No creía que Dios pudiese hacerlo. Sí, claro, sé que Él puede hacer cualquier cosa. Pero hay límites, ¿no? Y yo tenía algunos grandes "peros". La única forma en la que Dios podía responder a esta oración en particular, era enviándome un paquete de mi tierra natal. Había ya estado en Africa casi cuatro años y nunca jamás recibí un paquete de mi casa. De todas maneras, si alguien llegara a mandar alguno, ¿quién iba a poner una bolsa de agua caliente?
A media tarde, cuando estaba enseñando en la escuela de enfermeras, me avisaron que había llegado un auto a la puerta de mi casa. Cuando llegué, el auto ya se había ido, pero en la puerta había un enorme paquete de once kilos. Se me llenaron los ojos de lágrimas. Por supuesto, no iba a abrir el paquete yo sola. Así que invité a los chicos del orfanato a que juntos lo abriéramos. La emoción iba en aumento. Treinta o cuarenta pares de ojos estaban enfocados en la gran caja. Había vendas para los pacientes del leprosario. Luego saqué una caja con pasas de uvas variadas. Eso serviría para hacer una buena horneada de panecitos el fin de semana. Volví a meter la mano y sentí... ¿sería posible? La agarré y la saqué... ¡Sí, era una bolsa de agua caliente nueva!
Lloré... Yo no le había pedido a Dios que mandase una bolsa de agua caliente, ni siquiera creía que Él podía hacerlo. Ruth estaba sentada en la primera fila, y se abalanzó gritando: –"¡Si Dios mandó la bolsa, también tuvo que mandar la muñeca!". Escarbé el fondo de la caja y saqué una hermosa muñequita. A Ruth le brillaban los ojos. Ella nunca había dudado. Me miró y dijo: –"¿Puedo ir contigo a entregarle la muñeca a la niñita para que sepa que Dios la ama en verdad?”
Ese paquete había estado en camino por cinco meses. La había preparado mi antigua profesora de religión, quien había escuchado y obedecido la voz de Dios mucho antes de que sucedieran las cosas, y fue Él quien la impulsó a mandarme la bolsa de agua caliente, a pesar de estar yo en el Ecuador africano. Y una de las niñas había puesto una muñequita para alguna niñita africana cinco meses antes, en respuesta a la oración llena de fe de una niña de diez años que la había pedido para esa misma tarde».
¿Ves qué grande y qué hermosa es la fe y la sencillez de los niños? Nosotros, los adultos, ¿tenemos una fe igual que la de ellos? Por eso, nuestro Señor nos dijo en el Evangelio que “si no nos hacemos como niños, no entraremos en el Reino de los cielos”. Y también: “El que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, acoge al Padre que me ha enviado”. ¡Ojalá que nosotros no nos avergoncemos de ser un poco como ellos!
Propósito
Tener una atención, un acto de servicio, o al menos una sonrisa, con la persona que más me cuesta «soportar», con la sencillez de un niño.
Diálogo con Cristo
Jesús, qué testimonio de paciencia y comprensión ante la debilidad. En vez de valorar el plan de salvación que me propones, me distraigo en lo pasajero, en la tentación del poder, del tener o del aparecer, cuando mi único afán debe ser entregarme con la confianza y docilidad de un niño a mi misión, como discípulo y misionero de tu amor. Te ofrezco éste y todos mis días. Tómame Señor, como tu servidor. Cuenta conmigo.
Preguntas o comentarios al autor P. Sergio Cordova LC
sábado, 19 de septiembre de 2015
LOS SANTOS DE HOY: SÁBADO 19 DE SEPTIEMBRE DEL 2015
Mariano de Evaux, Santo
Eremita, Septiembre 19
|
María de Cervellón, Beata
Religiosa, Septiembre 19
|
José María de Yermo y Parres, Santo
Biografía, 19 de septiembre
|
Jenaro Obispo, Mártir
Obispo mártir, 19 de septiembre del siglo IV.
|
Suscribirse a:
Entradas (Atom)