Misterios Dolorosos del Santo Rosario en caricaturas
Escrito por Nory Camargo
En entregas pasadas compartimos los misterios gloriosos y los misterios luminosos. Hoy es el turno de los misterios dolorosos, aquellos que nos recuerdan el acto de amor más grande y divino de la historia.
Jesús se entrega por nosotros y cambia para siempre el significado del pecado y el amor. Cuando ofrezcas estos misterios, medita con sincero corazón en cada uno de ellos. ¿Acompañarías a Jesús en Getsemaní?, ¿cargarías con Él la cruz?, ¿acompañarías a María entre la multitud que pedía a gritos su muerte?
Rezar el Santo Rosario es una oportunidad de encuentro con María y con Jesús. Significa recordar de nuevo cada paso que ambos dieron en la Tierra. Al hacerlo, también nosotros podemos unirnos al dolor de Cristo desde nuestro sufrimiento. «Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito». (Jn 3,16-18)
1. La oración de Jesús en el Huerto
«Jesús se apartó de ellos, y puesto de rodillas oraba diciendo: Padre, si quieres aparta de mi esta copa; pero que no se haga mi voluntad sino la tuya. Y sumido en agonía insistía más en su oración. Entonces se le apareció un ángel que le confortaba. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre, sangre que caía en la tierra». (Lucas 22, 41 – 44)
2. Jesús es flagelado
«Pilato entonces tomó a Jesús y mandó azotarle. Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto de púrpura; y, acercándose a Él, le decían: «Salve, Rey de los judíos». Y le daban bofetadas». (Jn 19,1-3)
3. La coronación de espinas
«Entonces los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de Él a toda la corte. Lo desnudaron y le echaron encima un manto púrpura y trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre la cabeza, y en su mano derecha una caña, y doblando la rodilla delante de Él, le hacían burla diciendo: «Salve, Rey de los judíos». (Mt 27, 27-29)
4. Jesús con la cruz a cuestas
«Y obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene, que volvía del campo, el padre de Alejandro y de Rufo, a que llevara su cruz. Lo condujeron al lugar del Gólgota, que quiere decir de la «Calavera». (Mc 15, 21-22).
5. Jesús es crucificado
«Llegados al lugar llamado «La Calavera», lo crucificaron allí a Él y a los dos malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: «Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen»… Era ya eso de mediodía cuando, al eclipsarse el sol, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la media tarde. El velo del Santuario se rasgó por medio y Jesús, dando un fuerte grito dijo: «Padre, en tus manos pongo mi espíritu» y, dicho esto, expiró». (Lc 23, 33-46).
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