Una historia con dos mujeres y un milagro en Tucumán
Milagro aprobado para la beatificación de Madre Catalina de María
Por: n/a | Fuente: madrecatalinademaria
Muchas son las gracias concedidas por Madre Catalina de María. Se la invoca principalmente en casos de dificultades para tener hijos pero también con enfermedades concretas en donde se ha apreciado su poder de mediación ante Dios. Porque las gracias y milagros las hace Él y los santos o personas a quienes invocamos son los mediadores de ese favor. Sucintamente describimos la gracia aprobada por la Congregación de la Causa de los Santos.
Una noche de abril en la ciudad de Tucumán, en donde las Hermanas Esclavas tienen un Colegio, la madre de una profesora del mismo de menos de 60 años, sufrió una muerte súbita. Auxiliada por su hija, su esposo y un vecino y temiendo por los síntomas, de que estaba muerta la llevaron a una clínica distante a varias cuadras a donde llegaron más de quince minutos después. Los médicos intentaron la reanimación mientras la familia afuera rezaba, sin saberla bien, la oración a Madre Catalina. Pasados aproximadamente veinte minutos de vanos intentos para lograr que el corazón volviese a funcionar, el médico les dijo a los familiares que la señora había fallecido.
La hija y el esposo le pidieron al facultativo que siguiera intentando pues estaban seguros que Madre Catalina también estaba actuando con ellos. El médico sin saber bien porqué ya que había cumplido con todos los protocolos, hizo un nuevo esfuerzo y comprobó que aunque había decretado la muerte biológica, la señora comenzaba a tener actividad cardíaca. La trasladaron a la unidad coronaria para una mejor atención a la vez que diagnosticaron edema pulmonar y grave afección cerebral con lo cual el pronóstico de supervivencia era acotado y en caso que se diera quedaría con enormes secuelas.
Mientras tanto comenzaron las cadenas de oración y las alumnas del Colegio rezaban fuertemente por la curación de la mamá de su profesora. Inesperadamente a las 24 horas hablaba correctamente, se movía y fue evolucionando de un modo asombroso. Estuvo en la clínica más por precaución que por necesidad diez días más y regresó a su casa sin necesidad de rehabilitación y sin ninguna secuela haciendo vida normal a 20 años de aquella situación.