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domingo, 17 de mayo de 2020

SAN PASCUAL BAILÓN, 17 DE MAYO


 San pascual Bailón
17 de mayo




Su más grande amor durante toda la vida fue la Sagrada Eucaristía. Decía el dueño de la finca en el cual trabajaba como pastor, que el mejor regalo que le podía ofrecer al Niño Pascual era permitirle asistir algún día entre semana a la Santa Misa. Desde los campos donde cuidaba las ovejas de su amo, alcanzaba a ver la torre del pueblo y de vez en cuando se arrodillaba a adorar el Santísimo Sacramento, desde esas lejanías. En esos tiempos se acostumbraba que al elevar la Hostia el sacerdote en la Misa, se diera un toque de campanas. Cuando el pastorcito Pascual oía la campana, se arrodillaba allá en su campo, mirando hacia el templo y adoraba a Jesucristo presente en la Santa Hostia.

Un día otros pastores le oyeron gritar: "¡Ahí viene!, ¡allí está!". Y cayó de rodillas. Después dijo que había visto a Jesús presente en la Santa Hostia.

De niño siendo pastor, ya hacía mortificaciones. Por ejemplo andar descalzo por caminos llenos de piedras y espinas. Y cuando alguna de las ovejas se pasaba al potrero del vecino, le pagaba al otro el pasto que la oveja se había comido con el escaso sueldo que le pagaban.

A los 24 años pidió ser admitido como hermano religioso entre los franciscanos. Al principio le negaron la aceptación por su poca instrucción, pues apenas había aprendido a leer. Y el único libro que leía era el devocionario, el cual llevaba siempre mientras pastoreaba sus ovejas y allí le encantaba leer especialmente las oraciones a Jesús Sacramentado y a la Sma. Virgen.

Como religioso franciscano sus oficios fueron siempre los más humildes: portero, cocinero, mandadero, barrendero. Pero su gran especialidad fue siempre un amor inmenso a Jesús en la Santa Hostia, en la Eucaristía. Durante el día, cualquier rato que tuviera libre lo empleaba para estarse en la capilla, de rodillas con los brazos en cruz adorando a Jesús Sacramentado. Por las noches pasaba horas y horas ante el Santísimo Sacramento. Cuando los demás se iban a dormir, él se quedaba rezando ante el altar. Y por la madrugada, varias horas antes de que los demás religiosos llegaran a la capilla a orar, ya estaba allí el hermano Pascual adorando a Nuestro Señor.

Pascual compuso varias oraciones muy hermosas al Santísimo Sacramento y el sabio Arzobispo San Luis de Rivera al leerlas exclamó admirado: "Estas almas sencillas sí que se ganan los mejores puestos en el cielo. Nuestras sabidurías humanas valen poco si se comparan con la sabiduría divina que Dios concede a los humildes".

Sus superiores lo enviaron a Francia a llevar un mensaje. Tenía que atravesar caminos llenos de protestantes. Un día un hereje le preguntó: "¿Dónde está Dios?". Y él respondió: "Dios está en el cielo", y el otro se fue. Pero enseguida el santo fraile se puso a pensar: "¡Oh, me perdí la ocasión de haber muerto mártir por Nuestro Señor! Si le hubiera dicho que Dios está en la Santa Hostia en la Eucaristía me habrían matado y sería mártir. Pero no fui digno de ese honor". Llegado a Francia, descalzo, con una túnica vieja y remendada, lo rodeó un grupo de protestantes y lo desafiaron a que les probara que Jesús sí está en la Eucaristía. Y Pascual que no había hecho estudios y apenas si sabía leer y escribir, habló de tal manera bien de la presencia de Jesús en la Eucaristía, que los demás no fueron capaces de contestarle. Lo único que hicieron fue apedrearlo.

Hablaba poco, pero cuando se trataba de la Sagrada Eucaristía, entonces sí se sentía inspirado por el Espíritu Santo y hablaba muy hermosamente. Siempre estaba alegre, pero nunca se sentía tan contento como cuando ayudaba a Misa o cuando podía estarse un rato orando ante el Sagrario del altar.

Pascual murió en la fiesta de Pentecostés de 1592, el 17 de mayo (la Iglesia celebra tres pascuas: Pascua de Navidad, Pascua de Resurrección y Pascua de Pentecostés. Pascua significa: paso de la esclavitud a la libertad). Y parece que el regalo de Pentecostés que el Espíritu Santo le concedió fue su inmenso y constante amor por Jesús en la Eucaristía.

Cuando estaba moribundo, en aquel día de Pentecostés, oyó una campana y preguntó: "¿De qué se trata?". "Es que están en la elevación en la Santa Misa". "¡Ah que hermoso momento!", y quedó muerto plácidamente.

Después durante su funeral, tenían el ataúd descubierto, y en el momento de la elevación de la Santa Hostia en la misa, los presentes vieron con admiración que abría y cerraba por dos veces sus ojos. Hasta su cadáver quería adorar a Cristo en la Eucaristía. Los que lo querían ver eran tantos, que su cadáver lo tuvieron expuesto a la veneración del público por tres días seguidos.

Fue declarado santo en 1690

jueves, 17 de mayo de 2018

ORACIÓN A SAN PASCUAL BAILÓN


Oración a San Pascual Bailón


Querido San Pascual:
consíguenos del buen Dios
un inmenso amor
por la Sagrada Eucaristía,
un fervor muy grande en nuestras
frecuentes visitas al Santísimo
y una grande estimación
por la Santa Misa.

Amén

martes, 17 de mayo de 2016

SAN PASCUAL BAILON, EL SANTO ENAMORADO DE LA EUCARISÍTA, 17 DE MAYO


Hoy 17 de mayo es la fiesta de San Pascual Bailón, el santo enamorado de la Eucaristía
Por Diego López Marina


 (ACI).- San Pascual Bailón fue un fraile franciscano que amó tanto y dedicó tantas horas de su vida al Santísimo Sacramento del Altar, que fue declarado Patrono de los Congresos Eucarísticos y Asociaciones Eucarísticas por León XIII el 28 de noviembre de 1897.

Aunque este santo apenas sabía leer y escribir, era capaz de expresarse con gran elocuencia sobre la presencia de Jesús en la Eucaristía. Tenía el don de ciencia infusa, es decir, poseía un vasto conocimiento teológico sin estudio alguno, lo que sorprendió a sus maestros que solían realizarle preguntas complejas.

Pascual Bailón nació en Torrehermosa en el reino de Aragón (España) el 24 de mayo de 1540. El día de su nacimiento coincidió con la fiesta de Pentecostés, llamada en España "la Pascua del Espíritu Santo”, y por tal motivo recibió de nombre Pascual.


Sus padres fueron campesinos y él también se dedicó a este oficio desde los 7 hasta los 24 años; edad a la que ingresó al convento de los frailes menores (franciscanos) de Albatera.  

Debido a su poca instrucción los franciscanos le asignaron oficios humildes. Fue portero, cocinero, mandadero y barrendero.

Su tiempo libre lo dedicaba a la adoración Eucarística, de rodillas con los brazos en cruz. Por las noches pasaba horas ante el Santísimo Sacramento. Continuaba su adoración tarde en la noche y por la madrugada estaba en la capilla antes que los demás.

Tiempo después fue enviado a París a entregar una carta al general de la orden, y en el trayecto “abiertamente profesó la verdad de la Eucaristía entre los herejes y, por ello, tuvo que pasar por graves pruebas” (Breve apostólico Providentíssimus del Papa León XIII). Entre aquellas pruebas se presentó un atento de asesinato.

Pascual falleció en España el 15 de mayo de 1592, durante el Domingo de Pentecostés, y se sabe que obró muchos milagros después de su muerte.

Fue beatificado el 29 de octubre de 1618 por el Papa Pablo V y canonizado el 16 de octubre de 1690 por el Papa Alejandro VIII. Su culto floreció sobre todo en su tierra natal y en el sur de Italia y se difundió ampliamente España y América del Sur.

domingo, 17 de mayo de 2015

SAN PASCUAL BAILÓN, RELIGIOSO FRANCISCANO, 17 DE MAYO


Pascual Bailón, Santo
Religioso Franciscano, Mayo 17 
Fuente: Corazones.org


Religioso Franciscano
Hijo de humildes campesinos, Martin Bailón e Isabel Yubero, Pascual nació el 16 de mayo de 1540 en Torrehermosa, Aragón (España). El segundo de seis hermanos. Le llamaron Pascual porque nació en la vigilia de Pentecostés.

Desde los 7 hasta los 24 años trabajó como pastor de ovejas.

Tal era su amor a la Eucaristía que el dueño del rebaño decía que el mejor regalo que le podía ofrecerle al niño era permitirle asistir algún día entre semana a la Santa Misa.

Desde el campo donde pastoreaba alcanzaba a ver el campanario de la iglesia del pueblo. De vez en cuando se arrodillaba para adorar al Santísimo Sacramento desde lejos.

Un día, mientras el sacerdote consagraba, otros pastores le oyeron gritar: "¡Ahí viene!, ¡allí está!". Cayó de rodillas. Había visto a Jesús venir en aquel momento. Se le apareció el Señor en varias ocasiones en forma de viril o de estrella luminosa.

Desde niño hacía duras penitencias, como andar descalzo por caminos pedregosos. Cuando alguna oveja pasaba al potrero del vecino, pagaba a este de su escaso salario por el pasto que la oveja se había comido.


Entra con los Franciscanos.
A los 24 años ingresó en el convento de los frailes menores (franciscanos) de Alvatera. Al principio no lo aceptaron por su poca instrucción. Apenas había aprendido a leer para rezar el pequeño oficio de la Santísima Virgen María que llevaba siempre mientras pastoreaba. Sus favoritas oraciones eran a Jesús Sacramentado y a la Santísima Virgen.

Los franciscanos le asignaron oficios humildes. Fue portero, cocinero, mandadero y barrendero.

Su tiempo libre lo dedicaba a la adoración Eucarística, de rodillas con los brazos en cruz. Por las noches pasaba horas ante el Santísimo Sacramento. Continuaba su adoración tarde en la noche y por la madrugada estaba en la capilla antes que los demás.

Hablaba poco, pero cuando se trataba de la Sagrada Eucaristía, lo inspiraba el Espíritu Santo. Siempre estaba alegre, pero nunca se sentía tan contento como cuando ayudaba a Misa o cuando podía estarse un rato orando ante el Sagrario del altar. Al llegar a un pueblo iba primero a la iglesia y allí se quedaba por un buen tiempo de rodillas adorando a Jesús Sacramentado.

En una ocasión, un hermano religioso se asomó por la ventana y vio a Pascual danzando ante una imagen de la Sma. Virgen y le decía diciéndole: "Señora: no puedo ofrecerte grandes cualidades, porque no las tengo, pero te ofrezco mi danza campesina en tu honor". El religioso pudo ver que el santo rebosaba de alegría.

Pascual compuso bellas oraciones al Santísimo Sacramento. El Arzobispo San Luis de Rivera, al leerlas exclamó admirado: "Estas almas sencillas sí que se ganan los mejores puestos en el cielo. Nuestras sabidurías humanas valen poco si se comparan con la sabiduría divina que Dios concede a los humildes".

Le enviaron a París a entregar una carta al general de la orden. En camino defendió la Eucaristía frente a las herejías de un predicador calvinista, por lo que casi lo mata una turba Hugonotes. El se alegró por haber tenido el honor de sufrir por su fidelidad al Señor y no se quejó.

Aunque Pascual apenas sabía leer y escribir, era capaz de expresarse con gran elocuencia sobre la presencia de Jesús en la Eucaristía. Tenía el don de ciencia infusa. Sus maestros se quedaban asombrados de la precisión con que respondía a las mas difíciles preguntas de teología.

Le dedicaron este verso: De ciencia infusa dotado,
"siendo lego sois Doctor,
Profeta y Predicador,
Teólogo consumado... "

Se destacó por su humildad y amor a los pobres y afligidos. Era famoso por sus milagros y su don para llevar las almas a Cristo. Martín Crespo relató como el santo le había librado de su determinación de vengarse de los asesinos de su padre. Habiendo escuchado el viernes santo el sermón sobre la pasión, sus amigos le exhortaban a perdonar. El se mantenía inmovible. Entonces Pascual lo tomó del brazo, lo llevó a un lado y le dijo: "Mi hijo, ¿No acabas de ver la representación de la pasión de Nuestro Señor?". "Entonces -escribe Martín- con una mirada que penetró mi alma me dijo: "Por el amor de Jesús Crucificado, mi hijo, perdónalos".

"Si, Padre", contesté, bajando mi cabeza y llorando. "Por el amor de Dios yo los perdono con todo mi corazón" Ya no me sentí la misma persona"

Cuando estaba moribundo oyó una campana y preguntó: "¿De qué se trata?". "Están en la elevación en la Santa Misa". "¡Ah que hermoso momento!", y quedó muerto en aquel preciso momento. Era el 15 de Mayo de 1592, el Domingo de Pentecostés. Villareal, España.

Durante su misa tenían el ataúd descubierto y en el momento de la doble elevación, los presentes vieron que abrió y cerró por dos veces sus ojos. Su cuerpo aun después de muerto, manifestó su amor a la Eucaristía. Eran tantos los que querían despedirse de el que lo tuvieron expuesto por tres días.


Hizo muchos milagros después de su muerte.
Beatificado el 29 de Octubre de 1618 por el Papa Pablo V
Canonizado el 16 de Octubre de 1690 por el Papa Alejandro VIII
Declarado Patrono de los Congresos Eucarísticos y Asociaciones Eucarísticas por León XIII, es también patrono de los cocineros y del municipio de Obando (Filipinas).


ORACIÓN
Querido San Pascual:
consíguenos del buen Dios
un inmenso amor por la Sagrada Eucaristía,
un fervor muy grande
en nuestras frecuentes visitas al Santísimo
y una grande estimación por la Santa Misa.
Amén
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