miércoles, 12 de marzo de 2014

SAN LUIS ORIONE, FUNDADOR, 12 DE MARZO


Autor: . | Fuente: vatican.va
Luis Orione, Santo
Fundador, 12 de marzo
Sacerdote italiano




Fundador de la Pequeña Obra de la Divina Providencia
y de la Congregación de las Pequeñas Religiosas Misioneras de la Caridad


Martirologio Romano: En Sanremo, en la región de Liguria, en Italia, san Luis Orione, presbítero, que instituyó la Pequeña Obra de la Divina Providencia, para bien de los jóvenes y de todos los marginados. († 1940)

Luis Orione nació en Pontecurone, diócesis de Tortona, el 23 de junio de 1872. A los 13 años fue recibido en el convento franciscano de Voghera (Pavía) que abandonó después de un año por motivos de salud. De 1886 a 1889 fue alumno de San Juan Bosco en el Oratorio de Valdocco de Turín.

El 16 de octubre de 1889 entró en el seminario de Tortona. Siendo todavía un joven clérigo, se dedicó a vivir la solidaridad con el prójimo en la Sociedad de Mutuo Socorro San Marciano y en la Conferencia de San Vicente. El 3 de julio de 1892, abrió en Tortona el primer Oratorio para cuidar la educación cristiana de los jóvenes. Al año siguiente, el 15 de octubre de 1893, Luis Orione, un clérigo de 21 años, abrió un colegio para chicos pobres en el barrio San Bernardino.

El 13 de abril de 1895, Luis Orione fue ordenado sacerdote y, al mismo tiempo, el Obispo impuso el hábito clerical a seis alumnos de su colegio. En poco tiempo, Don Orione abrió nuevas casas en Mornico Losana (Pavía), en Noto (Sicilia), en Sanremo, en Roma.

Alrededor del joven Fundador crecieron clérigos y sacerdotes que formaron el primer núcleo de la Pequeña Obra de la Divina Providencia. En 1899 inició la rama de los ermitaños de la Divina Providencia. El Obispo de Tortona, Mons. Igino Bandi, con Decreto del 21 de marzo de 1903, reconoció canónicamente a los Hijos de la Divina Providencia (sacerdotes, hermanos coadjutores y ermitaños), congregación religiosa masculina de la Pequeña Obra de la Divina providencia, dedicada a «colaborar para llevar a los pequeños, los pobres y el pueblo a la Iglesia y al Papa, mediante las obras de caridad», profesando un IV voto de especial «fidelidad al Papa».En las primeras Constituciones de 1904, entre los fines de la nueva Congregación aparece el de trabajar «para alcanzar la unión de las Iglesias separadas».

Animado por una gran pasión por la iglesia y por la salvación de las almas, se interesó activamente por los problemas emergentes en aquel tiempo, como la libertad y la unidad de la Iglesia, la «cuestión romana», el modernismo, el socialismo, la cristianización de las masas obreras.

Socorrió heroicamente a las poblaciones damnificadas por los terremotos de Reggio y de Messina (1908) y por el de la Marsica (1915). Por deseo de Pío X fue Vicario General de la diócesis de Messina durante tres años.

A los veinte años de la fundación de los Hijos de la Divina Providencia, como en «una única planta con muchas ramas», el 29 de junio de 1915 dio inicio a la Congregación de las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, animadas por el mismo carisma fundacional y, en el 1927, las Hermanas adoratrices Sacramentinas invidentes, a las que se añadirán después las Contemplativas de Jesús Crucificado.

Organizó a los laicos en las asociaciones de las «Damas de la Divina Providencia», los «Ex Alumnos» y los «Amigos». Después tomará cuerpo el Instituto Secular Orionino y el Movimiento Laical Orionino.

Después de la primera guerra mundial (1914-1918) se multiplicaron las escuelas, colegios, colonias agrícolas, obras caritativas y asistenciales. Entre las obras más características, creó los «Pequeños Cottolengos», para los que sufren y los abandonados, surgidos en la periferia de las grandes ciudades como «nuevos púlpitos» desde los que hablar de Cristo y de la Iglesia, «faros de fe y de humanidad».

El celo misionero de Don Orione, que ya se había manifestado con el envío a Brasil en 1913 de sus primeros religiosos, se extendió después a Argentina y Uruguay (1921), Inglaterra (1935) y Albania (1936). En 1921-1922 y en 1934-1937, él mismo realizó dos viajes a América Latina, Argentina, Brasil y Uruguay, llegando hasta Chile.

Gozó de la estima personal de los Papas y de las autoridades de la Santa Sede, que le confiaron numerosos y delicados encargos para resolver problemas y curar heridas tanto dentro de la Iglesia como en las relaciones con el mundo civil. Fue predicador, confesor y organizador infatigable de peregrinaciones, misiones, procesiones, «belenes vivientes» y otras manifestaciones populares de la fe. Muy devoto de la Virgen, promovió su devoción por todos los medios y, con el trabajo manual de sus clérigos, construyó los santuarios de la Virgen de la Guardia en Tortona y de la Virgen de Caravaggio en Fumo.

En el invierno de 1940, intentando aliviar los problemas de corazón y pulmones que sufría, fue a la casa de Sanremo, aunque, como decía, «no es entre las palmeras donde deseo vivir y morir, sino entre los pobres que son Jesucristo». Después de tan sólo tres días, rodeado del afecto de sus hermanos, Don Orione falleció el 12 de marzo de 1940, suspirando «!Jesús! !Jesús! Voy».

Su cuerpo, intacto en el momento de la primera exhumación en 1965, fue puesto en un lugar de honor en el santuario de la Virgen de la Guardia de Tortona, después de que, el 26 de octubre de 1980, Juan Pablo II inscribiera su nombre en el elenco de los Beatos.

Su Santidad Juan Pablo II lo canonizó el 16 de Mayo de 2004.

Los Santos de hoy miércoles 12 de marzo de 2014

Los Santos de hoy miércoles 12 de marzo de 2014
 Inocencio I, Santo
XL Papa, 12 de marzo
 José Tshang-Dapeng, Santo
Mártir, 12 de marzo
 Vicente, Ramiro y Doce Compañeros, Santos
Mártires, 12 de marzo
 Fina o Serafina de San Geminiano, Santa
Virgen, 12 de marzo
 Luis Orione, Santo
Fundador, 12 de marzo
 Ángela (Aniela) Salawa, Beata
Virgen Seglar, 12 de marzo
 Jerónimo de Recanati, Beato
Sacerdote, 12 de marzo
 Pablo Aureliano de León, Santo
Obispo, 12 de marzo
 Maximiliano de Tébessa, Santo
Mártir, 12 de marzo 

SAN PABLO AURELIANO DE LEÓN, OBISPO, 12 DE MARZO

Autor: . | Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Pablo Aureliano de León, Santo
Obispo, 12 de marzo
 
Pablo Aureliano de León, Santo

Obispo

Martirologio Romano: n la ciudad de Léon (hoy Saint-Paul-de-Léon), en la Bretaña Armórica, san Pablo Aureliano, primer obispo de esta ciudad (s. VI).

Etimológicamente: Pablo = Aquel que es pequeño o débil, es de origen latino.
Los bretones tuvieron la fortuna de haber podido escribir en su país, antes de quedar destruido por las invasiones de los nórdicos, la vida de uno de los padres de la cristiandad, con algunos de los detalles peculiares de su autor. Este era un, monje de Landévennec, llamado Wrmonoc, quien conocía bien la región de León. Terminó de escribir su obra en el año 884. El siguiente es el resumen de este documento.

Pablo Aureliano (más tarde conocido como San Pablo de León) fue el hijo de Perplises, jefe británico. Nació en Penychen (o en otro lado), en Gales del Sur. En la escuela monástica a la cual pidió ser enviado, tenía por compañeros a los santos David, Sansón y Gilas: esto sucedía en Ynys Byr, en tiempos de San Illtyd y Pablo estuvo presente en el conocido milagro del ensanchamiento de esa isla. Cuando cumplió 16 años, su patrón le permitió retirar se a un lugar solitario, pero en otro lado (¿Llanddeeusant, en Carmarthenshire?). Pablo se dirigió a un sitio donde construyó unas celdas y una capilla. Allí llevó durante varios años una vida de oración, meditación y estudio; después se ordenó sacerdote y reunió a doce compañeros para llevarlos consigo a vivir en celdas cercanas a la suya. De su retiro fue sacado a un mundo de problemas por el rey Marco, quien le pidió que se trasladara a la "Villa Bannheddos" y evangelizar a su pueblo. Esto lo hizo con tan buen éxito, que todos quisieron elegirlo obispo; pero él rehusaba aceptar y, mientras pensaba en lo que convenía hacer, un ángel se le apareció y le dijo que su vocación se encontraba más allá del mar. El rey Marco estaba poco dispuesto a dejarlo ir y con aspereza se negó a darle como regalo de despedida la campanita que pedía, una de las siete que se tocaban antes de las comidas.

A pesar de todo el santo partió con sus doce compañeros y llegó a la costa de Armónica o Británica. Pero antes de alejarse de la costa, se detuvo en una bahía (¿Cornwall?), donde su hermana llevaba una vida solitaria en compañía de unas cuantas monjas(1). Ella lo convenció para que permaneciera algunos días y, en la víspera de su partida, le rogó llorando que le obtuviera un favor de Dios. El lugar, aunque conveniente a sus propósitos, estaba demasiado cerca de "familiares molestos". "Es fácil para ti, le dijo, obtener lo que quiero con sólo pedírselo a Dios: pide que el mar se recoja en su lecho y la tierra pueda ser un poco más ancha". Entonces San Pablo y su hermana se arrodillaron en la orilla a rezar, después de poner dos hileras de piedras a lo largo del límite de las aguas bajas. Inmediatamente, el mar retrocedió, dejando la tierra seca y las piedras crecieron hasta convertirse en poderosas columnas que formaron un dique.

San Pablo y sus discípulos llegaron a la isla de Ushant, al lugar que ahora se llama Porz-Pol. Allí construyeron celdas y vivieron felizmente durante un tiempo, hasta que el ángel que San Pablo había visto antes, le indicó que avanzaran más adelante. Al llegar al continente, se internaron y se establecieron en Ploudalmezeau. Luego Pablo, nuevamente instado por el ángel, se dirigió al señor del distrito, un buen cristiano llamado Withur, quien se hizo amigo suyo y les dio la Isla de Batz, donde se estableció Pablo y construyó un monasterio. Se cuentan relatos maravillosos sobre los beneficios que dispensó el santo. Mató un dragón que había causado grandes daños, enseñó a la gente cómo obtener miel, agrupando a las abejas salvajes y colocándolas en panales, y domesticó a un jabalí, cuyos descendientes permanecieron en León por muchas generaciones.

Un día, cuando Pablo estaba conversando con Withur, un pescador se les acercó a enseñarles un pez que había sacado. En su cabeza tenía encajada una campana que (curiosamente) resultó ser la misma que el rey Marco había rehusado a San Pablo. (Como prueba de la autenticidad de este incidente, los campesinos de León señalan la antigua campana que se guarda en su catedral, hecha con una aleación de cobre y plata. Se le atribuyen propiedades milagrosas).

La gente que había sido beneficiada con las enseñanzas y los milagros de San Pablo, comenzó a pedirlo como obispo. Withur también lo deseaba, pero sabía la indisposición del santo para aceptar tal dignidad y por lo tanto, tuvo que recurrir a una estratagema. Le dio una carta y le pidió que la llevara él mismo a manos del rey Childeberto, en París, ya que contenía asunto de gran importancia. En realidad, era una petición para que designaran obispo a San Pablo. Este protestó con tenacidad, pero el rey lo hizo consagrar y luego lo mandó de regreso a León, donde fue recibido entre aclamaciones. El nombre del "Oppidum" donde se hallaba su sede, se cambió a St-Paul de León, en su memoria. Ahí llevó la misma vida austera de antes, alimentándose sólo de pan y agua, con excepción de los días festivos, en los que comía un poco de pesca do. Parece que Withur le cedió su casa en la Isla de Batz, como monasterio para sus monjes. Ahí gustaba de retirarse el santo obispo para dedicarse a la oración y contemplación. Vivió hasta edad muy avanzada y renunció a su cargo algunos años antes de morir. Terminó sus días en el monasterio de Batz, luego de haber visto morir a dos obispos que él mismo consagró para que le sucedieran. San Pablo gozaba del don de profecía y previó las incursiones de los nórdicos, según Wrmonoc, el testigo que relata los últimos momentos del santo en forma sencilla y emocionante.

Para la discusión de esta narración, que de ninguna manera deberá tomare como válida en toda su extensión, el lector puede remitirse a las obras mencionadas posteriormente. Puede agregarse que existen muchas huellas de San Pablo Aureliano en Gales y en Cornwall, en Paul, cerca de la orilla occidental de Mount´s Bay. Si el pequeño monasterio de su hermana estaba de verdad cerca, en el Lago Gwavas (como creyó Charles Henderson), es una coincidencia interesante, que, cuando la Revolución Francesa lo desterró, el último obispo de León, Juan Francisco de la Marche, arribara a Mount´s Bay en 1791, nueve días antes de la fiesta de San Pablo. Esta fiesta se observa ahora en la diócesis de Quimper y en el monasterio de Caldey. 
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