domingo, 29 de diciembre de 2024

ORACIONES A LA SAGRADA FAMILIA

 


 Oración a la Sagrada Familia

Papa Francisco, Amoris Laetitia, 325

Por: Papa Francisco | Fuente: Amoris Laetitia



Jesús, María y José en vosotros contemplamos el esplendor del verdadero amor, a vosotros, confiados, nos dirigimos.

Santa Familia de Nazaret, haz también de nuestras familias lugar de comunión y cenáculo de oración, auténticas escuelas del Evangelio y pequeñas iglesias domésticas.

Santa Familia de Nazaret, que nunca más haya en las familias episodios de violencia, de cerrazón y división; que quien haya sido herido o escandalizado sea pronto consolado y curado.

Santa Familia de Nazaret, haz tomar conciencia a todos del carácter sagrado e inviolable de la familia, de su belleza en el proyecto de Dios.

Jesús, María y José,  escuchad, acoged nuestra súplica.

Amén.




QUÉ PODEMOS APRENDER DE LA SAGRADA FAMILIA




 

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 29 DE DICIEMBRE DE 2024 - SAGRADA FAMILIA

 



 La Sagrada Familia (C)

Domingo 29 de diciembre de 2024



1ª Lectura (1Sam 1,20-22.24-28): En aquellos días, Ana concibió, dio a luz un hijo y le puso por nombre Samuel, diciendo: «Al Señor se lo pedí». Después de un año, Elcaná, su marido, subió con toda la familia para hacer el sacrificio anual para honrar al Señor y para cumplir la promesa que habían hecho, pero Ana se quedó en su casa.


Un tiempo después, Ana llevó a Samuel, que todavía era muy pequeño, a la casa del Señor, en Siló, y llevó también un novillo de tres años, un costal de harina y un odre de vino. Una vez sacrificado el novillo, Ana presentó el niño a Elí y le dijo: «Escúchame, señor: te juro por mi vida que yo soy aquella mujer que estuvo junto a ti, en este lugar, orando al Señor. Éste es el niño que yo le pedía al Señor y que él me ha concedido. Por eso, ahora yo se lo ofrezco al Señor, para que le quede consagrado de por vida». Y adoraron al Señor.



Salmo responsorial: 83

R/. Señor, dichosos los que viven en tu casa.

Anhelando los atrios del Señor se consume mi alma. Todo mi ser de gozo se estremece y el Dios vivo es la causa.

Dichosos los que viven en tu casa, te alabarán para siempre; dichosos los que encuentran en ti su fuerza la esperanza de su corazón.

Escucha mi oración, Señor de los ejércitos; Dios de Jacob, atiéndeme. Míranos, Dios y protector nuestro, y contemplo el rostro de tu Mesías.

2ª Lectura ( Col 3,12-21): Queridos hijos: Mirad cuánto amor nos ha tenido el Padre, pues no sólo nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos. Si el mundo no nos reconoce, es porque tampoco lo ha reconocido a él. Hermanos míos, ahora somos hijos de Dios, pero aún no se ha manifestado cómo seremos al fin. Y ya sabemos que, cuando él se manifieste, vamos a ser semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

Si nuestra conciencia no nos remuerde, entonces, hermanos míos, nuestra confianza en Dios es total. Puesto que cumplimos los mandamientos de Dios y hacemos lo que le agrada, ciertamente obtendremos de él todo lo que le pidamos. Ahora bien, éste es su mandamiento: que creamos en la persona de Jesucristo, su Hijo, y nos amemos los unos a los otros, conforme al precepto que nos dio. Quien cumple sus mandamientos permanece en Dios y Dios en él. En esto conocemos, por el Espíritu que él nos ha dado, que él permanece en nosotros.

Versículo antes del Evangelio (Hch 16,14b): Aleluya. Abre, Señor, nuestros corazones, para que aceptemos las palabras de tu Hijo. Aleluya.

Texto del Evangelio (Lc 2,41-52): Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca.

Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando». Él les dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?». Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio.

Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón. Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.



«Le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, (...) estaban estupefactos por su inteligencia»

Rev. D. Joan Ant. MATEO i García

(Tremp, Lleida, España)


Hoy contemplamos, como continuación del Misterio de la Encarnación, la inserción del Hijo de Dios en la comunidad humana por excelencia, la familia, y la progresiva educación de Jesús por parte de José y María. Como dice el Evangelio, «Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres» (Lc 2,52).

El libro del Siracida, nos recordaba que «el Señor glorifica al padre en los hijos, y afirma el derecho de la madre sobre su prole» (Si 3,2). Jesús tiene doce años y manifiesta la buena educación recibida en el hogar de Nazaret. La sabiduría que muestra evidencia, sin duda, la acción del Espíritu Santo, pero también el innegable buen saber educador de José y María. La zozobra de María y José pone de manifiesto su solicitud educadora y su compañía amorosa hacia Jesús.

No es necesario hacer grandes razonamientos para ver que hoy, más que nunca, es necesario que la familia asuma con fuerza la misión educadora que Dios le ha confiado. Educar es introducir en la realidad, y sólo lo puede hacer aquél que la vive con sentido. Los padres y madres cristianos han de educar desde Cristo, fuente de sentido y de sabiduría.

Difícilmente se puede poner remedio a los déficits de educación del hogar. Todo aquello que no se aprende en casa tampoco se aprende fuera, si no es con gran dificultad. Jesús vivía y aprendía con naturalidad en el hogar de Nazaret las virtudes que José y María ejercían constantemente: espíritu de servicio a Dios y a los hombres, piedad, amor al trabajo bien hecho, solicitud de unos por los otros, delicadeza, respeto, horror al pecado... Los niños, para crecer como cristianos, necesitan testimonios y, si éstos son los padres, esos niños serán afortunados.

Es necesario que todos vayamos hoy a buscar la sabiduría de Cristo para llevarla a nuestras familias. Un antiguo escritor, Orígenes, comentando el Evangelio de hoy, decía que es necesario que aquel que busca a Cristo, lo busque no de manera negligente y con dejadez, como lo hacen algunos que no llegan a encontrarlo. Hay que buscarlo con “inquietud”, con un gran afán, como lo buscaban José y María.

SANTORAL DE HOY DOMINGO 29 DE DICIEMBRE DE 2024

 

Gerardo Cágnoli de Valenza, BeatoGerardo Cágnoli de Valenza, Beato
Franciscano, Diciembre 29






José Perpiñá Nácher, BeatoJosé Perpiñá Nácher, Beato
Mártir Laico, Diciembre 29







José Aparicio Sanz, BeatoJosé Aparicio Sanz, Beato
Sacerdote y Màrtir, Diciembre 29






Enrique Juan Requena, BeatoEnrique Juan Requena, Beato
Sacerdote y Màrtir, Diciembre 29






Esteban de Caiazzo, SantoEsteban de Caiazzo, Santo
Obispo, 29 de octubre






David, SantoDavid, Santo
Rey y Profeta, Diciembre 29






Juan Bautista Ferreres Boluda, BeatoJuan Bautista Ferreres Boluda, Beato
Mártir Jesuita, Diciembre 29






Tomás Becket, SantoTomás Becket, Santo
Memoria Litúrgica, 29 de diciembre

PAPA FRANCISCO PIDE NO ENCERRARSE EN EL TELÉFONO MÓVIL, DIALOGAR ES IMPORTANTE PARA UNA FAMILIA

 


 

Papa Francisco pide no encerrarse “en el teléfono móvil”: Dialogar es “importante para una familia”

Papa Francisco

Crédito: Vatican Media.

Por David Ramos



El Papa Francisco recordó a los fieles católicos que “el diálogo es un elemento importante para una familia”, e hizo un llamado a “nunca permanecer encerrado en sí mismo o, peor aún, con la cabeza en el teléfono móvil”.


Es el mensaje que hizo el Santo Padre a los fieles congrgados en la Plaza de San Pedro del Vaticano antes del rezo del Ángelus el domingo 29 de diciembre, día en el que la Iglesia Católica celebra a la Sagrada Familia de Nazaret.

El Evangelio del domingo—Lc 2,41-52— “narra cuando Jesús, de 12 años, al final de la peregrinación anual a Jerusalén, fue perdido por María y José, que lo encontraron en el Templo discutiendo con los doctores”, dijo el Papa. “El evangelista Lucas revela el estado de ánimo de María, que pregunta a Jesús: ‘Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo, angustiados, te buscábamos’”.

“Jesús le responde: ‘¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?’”, indicó el Pontífice.

La Sagrada Familia: “Una familia que dialoga, que se escucha, que habla”

Para el Papa, esta “es la experiencia diría casi habitual de una familia que alterna momentos tranquilos con otros dramáticos. Parece la historia de una crisis familiar de nuestros días, de un adolescente difícil y dos padres que no logran comprenderle”.

“Detengámonos a observar a esta familia. ¿Saben por qué la Sagrada Familia de Nazaret es un modelo? Porque es una familia que dialoga, que se escucha, que habla. ¡El diálogo es un elemento importante para una familia! Una familia que no se comunica no puede ser una familia feliz”, señaló.

El Papa Francisco resaltó que “es hermoso cuando una madre no empieza con un reproche, sino con una pregunta. María no acusa ni juzga, sino que intenta comprender cómo acoger a este Hijo tan diferente a través de la escucha”.

“A pesar de este esfuerzo, el Evangelio dice que María y José ‘no entendieron lo que les decía’, lo que demuestra que en la familia es más importante escuchar que entender”, dijo el Papa, destacando que “escuchar es dar importancia al otro, reconocer su derecho a existir y a pensar por sí mismo. Los hijos necesitan esto”.

La comida, “un momento privilegiado para el diálogo”

El Santo Padre destacó luego que “un momento privilegiado para el diálogo y la escucha en la familia es el momento de la comida. Es bueno estar juntos a la mesa y hablar. Esto puede resolver muchos problemas y, sobre todo, une a las generaciones: los hijos hablando con sus padres, los nietos hablando con sus abuelos”.

Así, el Papa pidió a los miembros de la familia “nunca permanecer encerrado en sí mismo o, peor aún, con la cabeza en el teléfono móvil. Esto no va, esto no, nunca. Hablar, escucharse, ¡este es el diálogo que hace bien y que hace crecer!”.

“La familia de Jesús, María y José es santa. Sin embargo, hemos visto que ni siquiera los padres de Jesús lo comprendieron siempre. Podemos reflexionar sobre esto, y no nos sorprendamos si a veces nos sucede en la familia que no nos entendemos”.

“Cuando nos ocurra, preguntémonos: ¿nos hemos escuchado? ¿Afrontamos los problemas escuchándonos unos a otros o nos encerramos en el mutismo (...) en el resentimiento, el orgullo? ¿Nos tomamos un poco de tiempo para dialogar? Lo que podemos aprender hoy de la Sagrada Familia es la escucha mutua”, señaló.

“Encomendémonos a la Virgen María y pidámosle el don de la escucha para nuestras familias”, concluyó el Papa.

FELIZ DOMINGO - HOY CELEBRAMOS A LA SAGRADA FAMILIA

 





 
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