Manuel Lozano Garrido (Lolo), Beato
Laico, 3 de noviembre
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Lorenzo Moreno Nicolás, Beato
Sacerdote y Mártir, 3 de noviembre
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Huberto (Humberto) de Mastrique-Tongeren, Santo
Obispo, 3 Noviembre
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Simón Ballachi, Beato
Dominico, 3 Noviembre
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Silvia de Roma, Santa
Laica, 3 de noviembre
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Gwenfrewi o Winfred de Gales, Santa
Virgen y Mártir, 3 Noviembre
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Martín de Porres, Santo
Memoria litúrgica, 3 de noviembre
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viernes, 3 de noviembre de 2017
SANTORAL DE HOY VIERNES 3 NOVIEMBRE 2017
SAN MARTÍN DE PORRES, 3 NOVIEMBRE
SAN MARTÍN DE PORRES
3 noviembre
El santo mulato nació en Lima en 1579 de padre español y madre panameña. De caballero y mulata nació el santo. Tardó su padre en reconocerlo pero al final asintió, teniendo de todas formas que partir dejando al pequeño al cuidado de su madre. Son misteriosos los caminos del Señor: no fue sino un santo quien lo confirmó en la fe de sus padres. Fue Santo Toribio Mogrovejo, segundo arzobispo de Lima y actual patrono del Episcopado Latinoamericano, quien hizo descender el Espíritu sobre su moreno corazón, corazón que el Señor fue haciendo manso y humilde como el de su Madre. Martín aprendió el oficio de barbero y también algo de medicina. El muchacho era inteligente, y fue tal su amor por los hermanos que no tardó en aprender para poderlos servir mejor. Desde niño sentía predilección por los enfermos y los pobres en quienes reconocía sin duda el rostro sufriente de su Señor. A los quince años la gracia recibida y el ardor por vivir más cerca de Dios en servicio completo a sus hermanos humanos lo impulsó a pedir ser admitido como donado en el convento de los dominicos que había en Lima.
Pronto la virtud del moreno dejó de ser un secreto. Su servicio como enfermero se extendía desde sus hermanos dominicos hasta las personas más abandonadas que podía encontrar en la calle. Su humildad fue probada en el dolor de la injuria, incluso de parte de algunos religiosos dominicos. Incomprensión y envidias: camino de contradicciones que fue asemejando al mulato a su Reconciliador. En 1603 le fue concedida la profesión religiosa y pronunció los votos de pobreza, obediencia y castidad. Hombre de gran caridad, unía a su incesante oración las penitencias más duras. Era mucho el amor, eran poco el sueño y la comida, lo sostenía la oración, la infinita misericordia de Dios. Es muy probable que haya conocido a Santa Rosa de Lima. El Señor tiene sus caminos, y los tuvo de dolor y alegría para nuestro mulato. Así nos ama el Señor, como a su Madre.
La virtud del santo, su intensa vida espiritual, sostenían su entrega, pero sin duda alguna, aquello que más recuerda el pueblo de Lima son sus numerosos milagros. A veces se trataba de curaciones instantáneas, en otras bastaba tan sólo su presencia para que el enfermo desahuciado iniciara un sorprendente y firme proceso de recuperación. Muchos lo vieron entrar y salir de recintos estando las puertas cerradas. Otros lo vieron en dos lugares distintos a un mismo tiempo. Todos, grandes señores y hombres sencillos, no tardaban en recurrir al socorro del santo mulato: "yo te curo, Dios te sana" decía Martín con grande conciencia del inmenso amor del Señor que ha gustado siempre de tocar el corazón de los hombres con manos humanas.
Enfermero y hortelano herbolario, Fray Martín cultivaba las plantas medicinales que aliviaban a sus enfermos. Su amor humilde y generoso lo abarcaba todo: su amabilidad con los animales era fruto de su inmenso amor por el Creador de todas las cosas. El pueblo de Lima venera hoy su dulce y sencilla imagen, con su escoba en la mano dando de comer, de un mismo plato, a perro, ratón y gato.
Tras una vida de honda respuesta a la gracia de Dios, de intensa y perseverante entrega vividas al calor de la caridad y el sacrificio, ya a los sesenta años de edad, Fray Martín cayó enfermo y supo de inmediato que había llegado la hora de encontrarse con el Señor. El pueblo se conmovió, y mientras en la calle toda Lima lloraba, el mismo virrey fue a verlo a su lecho de muerte para besar la mano de quien decía de sí mismo ser un perro mulato, tal era la veneración que todos le tenían. Poco después, mientras se le rezaba el credo, besando el crucifijo con profunda alegría, el santo partió. Pero esta partida no lo alejó de su pueblo quien esperanzado le reza a diario aguardando su tierna intercesión y agradeciendo sus milagros. Fray Martín de Porres, el mulato "santo de la escoba" fue canonizado el 6 de mayo de 1962 por el Papa Juan XXIII.
EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 3 NOVIEMBRE 2017
Lecturas bíblicas de hoy Viernes 3 noviembre 2017
Trigésima semana del Tiempo Ordinario - Año Impar
Hoy es: San Martín de Porres (3 de Noviembre)
“ Glorifiquemos a Dios ”
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 9,1-5
“Digo la verdad en Cristo; mi conciencia, iluminada por el Espíritu Santo, me asegura que no miento. Siento una gran pena y un dolor incesante en mi corazón, pues por el bien de mis hermanos, los de mi raza según la carne, quisiera incluso ser un proscrito lejos de Cristo. Ellos descienden de Israel, fueron adoptados como hijos, tienen la presencia de Dios, la alianza, la ley, el culto y las promesas. Suyos son los patriarcas, de quienes, según la carne, nació el Mesías, el que está por encima de todo: Dios bendito por los siglos. Amén.”
Salmo
Sal 147 R/. Glorifica al Señor, Jerusalén
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.
Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R/.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 14,1-6
“Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Se encontró delante un hombre enfermo de hidropesía y, dirigiéndose a los maestros de la Ley y fariseos, preguntó: ¿Es lícito curar los sábados, o no? Ellos se quedaron callados. Jesús, tocando al enfermo, lo curó y lo despidió. Y a ellos les dijo: Si a uno de vosotros se le cae al pozo el hijo o el buey, ¿no lo saca en seguida, aunque sea sábado? Y se quedaron sin respuesta”.
Reflexión del Evangelio de hoy
Pablo amaba a sus hermanos
Pablo amaba a sus hermanos. La causa de su sufrimiento era ver lo equivocados que estaban, cómo se aferraban a sus “falsas seguridades.” Pablo era consciente de que la causa y raíz de lo que envenena a las personas, a los pueblos y a las naciones, y perturba la mente, es la ignorancia de la verdad. Y, no sólo su ignorancia, sino a veces hasta el desprecio y la temeraria aversión a ella.
Somos conscientes de que la ignorancia engendra errores de todo género, que penetran como peste en lo profundo de las almas y se infiltran en las estructuras sociales, tergiversándolo todo, con peligro de los hombres y de la convivencia humana.
No tengamos miedo y no nos desanimemos por los inconvenientes, a veces incluso serios, que encontraremos al querer dar a conocer a Dios, su amor y su salvación gratuita.
San Pablo no huía de las dificultades ni de los sufrimientos, porque era muy consciente de que forman parte de la cruz que, como cristianos, debemos llevar cada día. Comprendió a fondo la condición a la que la llamada de Cristo expone al discípulo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.» Es decir, Pablo era consciente de que la evangelización y su éxito pasan por la cruz y el sufrimiento. El sufrimiento nos une a Cristo y a los hermanos, y expresa la plenitud de nuestro amor, cuya fuente, y prueba suprema, es la misma cruz de Cristo. Por ello, Pablo quería ser «por el bien de sus hermanos, un proscrito lejos de Cristo»
No perdamos de vista que la primera forma de evangelización es el testimonio de la propia vida. La santidad de vida es un don precioso que debemos ofrecer a nuestras familias, a nuestros amigos, a nuestras comunidades. Hoy más que nunca la santidad es una exigencia de perenne actualidad.
La sociedad en que vivimos tiene necesidad del testimonio claro y atrayente de una vida coherente y ejemplar.
Acojamos el don de su amor y de su verdad
A veces los hombres estamos equivocados y nuestra manera de actuar es falsa, porque no nos mueve el Amor a Dios y a los hermanos. Lo que nos mueve es la apariencia: “somos observantes de nuestros deberes religiosos”, “somos piadosos”, pero, nuestra vida interior, nuestra relación con Dios, se debilita porque nuestra vida está vacía de Amor a Dios y a nuestros hermanos.
Curando al enfermo hidrópico, Jesús nos invita a vivir en favor de los que sufren y de los que son poco valorados y apreciados. Nos invita también a “bajar” del pedestal, a vivir desde la humildad y la valentía de la bondad. Así mismo nos invita a aceptar el rechazo de los demás, actuando, a pesar de ello, con misericordia.
Debemos huir del “qué dirán”, poniendo como motivación de nuestro vivir el amor a Cristo Jesús, teniendo en cuenta que la caridad no se reduce a una simple actividad, sino que implica el don de nosotros mismos, y, esto requiere tiempo, esfuerzo y perseverancia: debemos comenzar educando nuestro corazón, por medio de pequeños sacrificios cotidianos, necesarios, pequeños gestos mediante los cuales demostramos amar a Dios y a nuestro prójimo.
Para no caer en la falsedad de los fariseos es absolutamente necesario que dialoguemos, que trabajemos por conocernos mutuamente, respetarnos, tolerarnos, aceptando nuestra diversidad, y tratando de colaborar, de todas las formas que nos sea posible, para lograr los grandes objetivos de la humanidad, sus grandes necesidades, para que todos superemos nuestros fanatismos y, vivamos con espíritu de paz y de amor.
La finalidad fundamental del dialogo es ayudarnos a vivir en el amor y hacer que ese amor se pueda difundir por todas las partes del mundo.
La enseñanza del Señor Jesús en el Evangelio es el gran don de Dios a los hombres, es el don de Su Amor y de Su Verdad, que no podemos retener sólo para nosotros mismos, sino que debemos ofrecerlo a los demás, teniendo en cuenta que Dios nos da a todos la libertad y la luz necesarias para admitir Su Amor y Su Verdad.
Hoy celebramos con gozo la santidad de nuestro hermano San Martín de Porres nacido en Lima en 1.579. Su vida es muy conocida, no por ello quiero dejar de resaltar que: Vivió en plenitud la caridad y la humildad alimentadas por su amor a Cristo Crucificado, sus largas horas de adoración Eucarística, el amor a la Virgen María sobre todo en su advocación del Rosario con la que conversaba amorosamente, y, también profesaba gran devoción a su Ángel de la Guarda. Su muerte acaeció el 3 de Noviembre de1.639. Gregorio XVI lo beatificó en 1.837, y Juan XXIII lo canonizó en 1,962, dándole el hermoso apelativo de "Martín de la caridad".
Monjas Dominicas Contemplativas
Monasterio de Santa Catalina de Siena (Paterna)
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