Esto hubiera hecho el Beato Joan Roig para recibir la comunión
Redacción ACI Prensa
Crédito: Archidiócesis de Barcelona (España).
El Cardenal Juan José Omella, Arzobispo de Barcelona y Presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) recordó en su carta semanal la reciente beatificación del joven mártir Joan Roig Diggle que tuvo lugar el sábado 7 de noviembre en la Basílica de la Sagrada Familia.
El Cardenal Omella aseguró que la Eucaristía es “la fuente y cima de toda la vida cristiana y así lo experimentó nuestro joven mártir durante su vida, especialmente en los momentos de prueba”.
El director espiritual del beato Joan Roig, el P. Pere Llumà, estuvo con el joven mártir un día y medio antes de que el pelotón anarquista de la FAI le detuviera. Joan Roig insistió al P. Llumà en poder llevarse la reserva eucarística porque quería llevar la comunión a algunos cristianos de El Masnou “por lo que pudiera pasar”.
“Cuando Mn. Llumà accedió a la petición, Joan se sintió como si fuera un nuevo san Tarsicio, el niño romano del siglo III conocido como el mártir de la Eucaristía y patrón de los monaguillos, acólitos y ministros de la Eucaristía”, aseguró entonces este sacerdote.
Y también recordó que Joan Roig le llegó a decir a su director espiritual que “sería capaz de ir a Francia a pie para recibir la comunión eucarística, aunque fuera por una sola vez”.
El Cardenal Omella aseguró en su carta que “el testimonio de Joan nos recuerda que la Eucaristía es un sacramento que, a quien lo recibe con ganas y bien dispuesto, regala vida, amor, fuerza de comunión y capacidad inmensa de perdón. Es el motor de nuestra espiritualidad que hace posible una existencia renovada”.
“Cuando participamos en la celebración eucarística celebramos que Dios nos ama inmensamente. En ella nos unimos a la vida, muerte y resurrección de Cristo”, precisó el Arzobispo de Barcelona y destacó que “la Eucaristía tiene su origen en Jesús y ha llegado a nosotros a través de la Iglesia”.
Y animó a “transmitir a las generaciones futuras el amor a la Eucaristía con la misma alegría y pasión con que lo hizo el beato Joan Roig Diggle”.
“La Eucaristía llevó a Joan a dar la vida por la fe, a perdonar y a orar por aquellos que lo asesinaron. También nos anima a vivir como vivió Jesús y a ser pan partido y compartido con los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Atrevámonos a ser, como Joan, apóstoles de la Eucaristía, de la presencia sacramental de Jesucristo en nuestras vidas”, alentó el Cardenal.
También pidió “que, por intercesión del nuevo beato Joan Roig Diggle, la Eucaristía sea siempre el alimento que fortalezca nuestra fe y nuestra esperanza”
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