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Gema Galgani, Santa |
Virgen
Martirologio Romano: En Lucca, en Italia, santa Gema Galgani,
virgen, quien, insigne por la contemplación de la Pasión y
por los dolores soportados con paciencia, a la edad de
veinticinco años consumó su angélica vida el día de Sábado
Santo.
Fecha de canonización: 2 mayo de 1940 por el Papa
Pío XII.
La historia
de esta santa, tan cercana a nosotros por el tiempo
(1878-1903) y por las costumbres de la vida cotidiana, tiene
cosas increíbles por los fenómenos místicos de que fue protagonista.
En ciertos períodos de su atormentada vida soportó vejámenes de
toda clase. El demonio se le aparecía hasta bajo la
figura del confesor para sugerirle obscenidades. Otras veces se le
aparecía como un ángel luminoso; cuando se veía desenmascarado, desaparecía
en una gran llama roja dejando en el suelo una
estela de ceniza. A veces la golpeaba y la dejaba
exánime en el suelo, en donde la encontraban con el
rostro tumefacto y con los huesos dislocados.
Pero la animaba
a menudo la compañía de Cristo, de la Virgen y
de su ángel custodio. Así narró ella misma, por obediencia,
los acontecimientos que precedieron el misterioso fenómeno de los estigmas:
“Era la noche del 8 de junio de 1899, cuando
de repente siento un dolor interno de mis pecados... Apareció
Jesús, con todas las heridas abiertas; pero de esas heridas
ya no salía sangre, sino que salían unas como llamas
de fuego, que vinieron a tocar mis manos, mis pies
y mi corazón. Creí morir...”.
Las llagas que se habían abierto
aparecían cada semana de las ocho de la noche del
jueves hasta las tres de la tarde del viernes, acompañadas
con el éxtasis. Ante estos fenómenos misteriosos, que fueron pronto
motivo de curiosidad de los vecinos de Lucca en donde
vivía Gema, la gente comenzó a llamarla: “la niña de
la gracia”. Era una jovencita crecida rápidamente y madurada por
la experiencia del dolor.
Era hija de un farmacéutico de
la provincia de Lucca, y cuando tenía ocho años perdió
a la madre. Cuidaron de ella los siete hermanos. Pocos
años después murió también el padre y ella, curada prodigiosamente
de una grave enfermedad que la atormentaba, pidió entrar al
convento, pero su petición fue rechazada. Fue recibida en casa
del caballero Mateo Giannini, y allí llevó una vida muy
retirada, serena y obediente a las directivas del padre espiritual
y de las Hermanas pasionistas que se preocuparon de ella.
Debajo de los guantes y del modestísimo vestido ocultaba los
signos de su participación en la pasión de Cristo.
Mientras
tanto las manifestaciones de su santidad habían superado los límites
del barrio y de la ciudad. Muchos, que habían ido
a su casa movidos por la curiosidad, salían transformados en
su espíritu. La enfermedad ósea que la había atacado desde
muy joven volvió a aparecer y la hacía sufrir atrozmente.
Comprendió que su calvario estaba por terminar. Pero en su
humildad no creía haber pagado suficientemente con la moneda del
sufrimiento el privilegio de haber sido asociada a la pasión
de Cristo.
Murió a los 25 años, el 11 de
abril de 1903. era la mañana del sábado santo.
Due canonizada
por S.S. Pío XII el 2 de Mayo de 1940,
su canonización afrontó la firme oposición de aquellos que deseaban
evitar se diara atención a sus visiones y estigmas.
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