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martes, 18 de enero de 2022
domingo, 9 de enero de 2022
EL BAUTISMO DEL SEÑOR, 9 DE ENERO DE 2022
BAUTISMO DEL SEÑOR
Esta fiesta, con la cual se cierra el tiempo litúrgico de Navidad, es como un desdoblamiento de las fiesta del Domingo pasado: se continúa con el mismo tema de las grandes manifestaciones (Epifanías) del Señor...
Esta fiesta, con la cual se cierra el tiempo litúrgico de Navidad, es como un desdoblamiento de las fiesta del Domingo pasado: se continúa con el mismo tema de las grandes manifestaciones (Epifanías) del Señor...
Hay una diferencia importante entre los dos bautismos:
el de Juan: con agua, exterior, signo de arrepentimiento para el perdón de los pecados.
el de JESÚS: con Espíritu Santo, renovación interior que nos hace "partícipes de la naturaleza divina.
"No soy digno ni siquiera de desatar la correa de su sandalia..." trabajo reservado al más inútil de los esclavos... Juan destaca la infinita distancia entre él y Jesús...
¿Porqué entonces Jesús se hace bautizar por Juan? [es una escena tan impresionante, que podría resultar incomprensible, y hasta escandalosa]…
Pero admitámoslo, y descubramos nuevamente él "modo" que Dios emplea para salvarnos: hoy se pone en la fila de los pecadores, y aunque no lo necesitaba, se somete también a un bautismo de penitencia... Se ha hecho semejante a nosotros en todo, y por eso no se avergüenza de colocarse en la fila de aquellos que se preparaban para la llegada del Reino de Dios... así como tampoco se avergonzó de nosotros cuando tomó sobre sí todos nuestros pecados, y subió a la Cruz como si fuese un delincuente...
+ Pero el bautismo que recibió Jesús fue muy "especial": ciertos hechos nos indican que con Él comienza un nuevo bautismo:
El cielo abierto (ya nunca más cerrado por los pecados, como hasta este momento) Es decir, comienza una nueva etapa de relación entre Dios y los hombres: el Cielo viene a nosotros, y nosotros vamos allá: viene con Cristo y el Espíritu Santo. Llega todo, porque Dios mismo viene, y Él será para nosotros y nos dará todo. Estamos frente al comienzo de una nueva humanidad, divinizada.
En la proposición que San Marcos hace en su Ev. el Padre no "presenta" a su Hijo (Éste es mi Hijo amado), sino que se dirige a Él (Tú eres mi Hijo...): Cristo nos representa a todos, que desde ese momento pasamos a ser hijos amados, complacencia del Padre... Cuando somos bautizados, esta vocación eterna se verifica efectivamente, verdaderamente: somos una nueva creación. Por lo tanto, nuestra dignidad, nuestra gloria, y nuestro compromiso pasa por VIVIR NUESTRO BAUTISMO...
"Éste es mi Hijo" (Evang.)… "Éste es el servidor sufriente" (Iª lect.)…
Sigamos a Cristo por la Cruz a la Luz.
Amén
SANTORAL DE HOY DOMINGO 9 DE ENERO DE 2022
Eulogio de Córdoba, Santo Memoria Litúrgica, 9 de enero |
Julián y Basilisa, Santos Mártires, 9 de enero |
Marcelino de Ancona, Santo Obispo, 9 de enero |
Alexia (Alicia) le Clercq (María Teresa de Jesús), Beata Virgen y Cofundadora, 9 de enero |
Adrián (Adriano) de Canterbury, Santo Abad, 9 de enero |
Julia de la Rena de Certaldo, Beata Reclusa Agustina, 9 de enero |
EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 9 DE ENERO DE 2022 - EL BAUTISMO DEL SEÑOR - CICLO C
El Bautismo del Señor (C)
Domingo 9 de enero de 2022
1ª Lectura (Is 40,1-5.9-11): «Consolad, consolad a mi pueblo, dice nuestro Dios. Hablad al corazón de Jerusalén y decidle a gritos que ya terminó el tiempo de su servidumbre y que ya ha satisfecho por sus iniquidades, porque ya ha recibido de manos del Señor castigo doble por todos sus pecados».
Una voz clama: «Preparad el camino del Señor en el desierto, construid en el páramo una calzada para nuestro Dios. Que todo valle se eleve, que todo monte y colina se rebajen; que lo torcido se enderece y lo escabroso se allane. Entonces se revelará la gloria del Señor y todos los hombres la verán». Así ha hablado la boca del Señor.
Sube a lo alto del monte, mensajero de buenas nuevas para Sión; alza con fuerza la voz, tú que anuncias noticias alegres a Jerusalén. Alza la voz y no temas; anuncia a los ciudadanos de Judá: «Aquí está tu Dios. Aquí llega el Señor, lleno de poder, el que con su brazo lo domina todo. El premio de su victoria lo acompaña y sus trofeos lo anteceden. Como pastor apacentará su rebaño; llevará en sus brazos a los corderitos recién nacidos y atenderá solícito a sus madres».
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O bien (Is 42,1-4.6-7): Mirad a mi Siervo, a quien sostengo; mi elegido, en quien me complazco. He puesto mi espíritu sobre él, manifestará la justicia a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, la mecha vacilante no la apagará. Manifestará la justicia con verdad. No vacilará ni se quebrará, hasta implantar la justicia en el país. En su ley esperan las islas. «Yo, el Señor, te he llamado en mi justicia, te cogí de la mano, te formé e hice de ti alianza de un pueblo y luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la cárcel, de la prisión a los que habitan en tinieblas».
Salmo responsorial: 103
R/. Bendice, al Señor, alma mía.
Bendice al Señor, alma mía: Señor y Dios mío, inmensa es tu grandeza. Te vistes de belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto.
Por encima de las aguas construyes tu morada. Las nubes son tu carro; los vientos, tus alas y mensajeros; y tus servidoras, las ardientes llamas.
¡Que numerosas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con maestría! La tierra está llena de tus creaturas, y tu mar, enorme a lo largo y a lo ancho, está lleno de animales pequeños y grandes.
Todos los vivientes aguardan que les des de comer a su tiempo: les das el alimento y lo recogen, abres tu mano y se sacian de bienes.
Se retiras tu aliento, toda creatura muere y vuelve al polvo. Pero envías tu espíritu, que da vida, y renueva el aspecto de la tierra.
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O bien: Sal 28
R/ El Señor bendice a su pueblo con la paz.
Hijos de Dios, aclamad al Señor, aclamad la gloria del nombre del Señor, postraos ante el Señor en el atrio sagrado.
La voz del Señor sobre las aguas, el Señor sobre las aguas torrenciales. La voz del Señor es potente, la voz del Señor es magnífica.
El Dios de la gloria ha tronado. En su templo un grito unánime: «¡Gloria!». El Señor se sienta sobre las aguas del diluvio, el Señor se sienta como rey eterno.
2ª Lectura (Tit 2,11-14; 3,4-7): Querido hermano: La gracia de Dios se ha manifestado para salvar a todos los hombres y nos ha enseñado a renunciar a la vida sin religión y a los deseos mundanos, para que vivamos, ya desde ahora, de una manera sobria, justa y fiel a Dios, en espera de la gloriosa venida del gran Dios y Salvador, Cristo Jesús, nuestra esperanza. Él se entregó por nosotros para redimirnos de todo pecado y purificarnos, a fin de convertirnos en pueblo suyo, fervorosamente entregado a practicar el bien.
Al manifestarse la bondad de Dios, nuestro salvador, y su amor a los hombres, él nos salvó, no porque nosotros hubiéramos hecho algo digno de merecerlo, sino por su misericordia. Lo hizo mediante el bautismo, que nos regenera y nos renueva, por la acción del Espíritu Santo, a quien Dios derramó abundantemente sobre nosotros, por Cristo, nuestro salvador. Así, justificados por su gracia, nos convertiremos en herederos, cuando se realice la esperanza de la vida eterna.
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O bien (Hch 10,34-38): En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: «Ahora comprendo con toda verdad que Dios no hace acepción de personas, sino que acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los hijos de Israel, anunciando la Buena Nueva de la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos. Vosotros conocéis lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él».
Versículo antes del Evangelio (Cf. Lc 3,16): Aleluya. Ya viene otro más poderoso que yo, dijo Juan el Bautista; él os bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. Aleluya.
Texto del Evangelio (Lc 3,15-16.21-22): En aquel tiempo, como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo; respondió Juan a todos, diciendo: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego».
Sucedió que cuando todo el pueblo estaba bautizándose, bautizado también Jesús y puesto en oración, se abrió el cielo, y bajó sobre Él el Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma; y vino una voz del cielo: «Tú eres mi hijo; el Amado, en ti me he complacido».
«Tú eres mi hijo; yo hoy te he engendrado»
+ Rev. D. Joan BUSQUETS i Masana
(Sabadell, Barcelona, España)
Hoy contemplamos a Jesús ya adulto. El niño del Pesebre se hace un hombre completo, maduro y respetable, y llega el momento en el que ha de trabajar en la obra que el Padre le ha confiado. Así es como le encontramos en el Jordán en el momento de empezar esta labor: uno más en la fila de aquellos contemporáneos suyos que iban a escuchar a Juan y a pedirle el baño del bautismo, como signo de purificación y renovación interior.
Allí, Jesús es descubierto y señalado por Dios: «Puesto en oración, se abrió el cielo, y bajó sobre Él el Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma; y vino una voz del cielo: ‘Tú eres mi hijo; yo hoy te he engendrado’» (Lc 3,21-22). Es la etapa preparatoria del gran camino que está dispuesto a emprender y que le conducirá hasta la Cruz. Es el primer acto de su vida pública, su investidura como Mesías.
Es también el proemio de su modo de actuar: no obrará con violencia, ni con gritos y asperezas, sino con silencio y suavidad. No cortará la caña quebrada, sino que la ayudará a mantenerse firme. Abrirá los ojos a los ciegos y librará a los cautivos. Las señales mesiánicas que describía Isaías, se cumplirán en Él. Nosotros somos los beneficiarios de todas estas cosas porque, como leemos hoy en la carta de san Pablo: «Él nos salvó, no por nuestras buenas obras, sino en virtud de su misericordia, por medio del bautismo regenerador y la renovación del Espíritu Santo que derramó abundantemente sobre nosotros (...). De este modo, salvados por su gracia, Dios nos hace herederos conforme a la esperanza que tenemos de alcanzar la vida eterna» (Tit 3,5-7).
La fiesta del Bautismo de Jesús debe ayudarnos a recordar nuestro propio Bautismo y los compromisos que por nosotros tomaron nuestros padres y padrinos al presentarnos en la Iglesia para hacernos discípulos de Jesús: «El Bautismo nos ha liberado de todos los males, que son los pecados, pero con la gracia de Dios debemos cumplir todo lo bueno» (San Cesáreo de Arlés).
CON ESTE ALFABETO DEL NIÑO JESÚS PUEDES EVANGELIZAR A TUS HIJOS
Con este "alfabeto" del Niño Jesús puedes evangelizar a tus hijos
POR DAVID RAMOS | ACI Prensa
Un antiguo “alfabeto” del Niño Jesús puede resultar muy útil para ayudar en la evangelización de los más pequeños en casa, desde temprana edad.
El alfabeto fue realizado por el sacerdote francés Jules de Bellune, canónigo de la Diócesis de Tour, a fines del siglo XIX. Ha sido compilado y traducido para la Enciclopedia Católica de ACI Prensa.
El sacerdote francés explica a los más pequeños que “este es un libro que les enseñará a conocer y amar al Niño Jesús”.
Se trata, indica, de “un alfabeto en el que cada letra les presentará la imagen del Divino Niño y les recordará una de sus virtudes o de sus perfecciones”.
Al tiempo que “una explicación inspirada por el Evangelio, Nuevo Testamento, acompaña por doquier la imagen de Jesús”, el sacerdote francés alienta a los niños a leer “estos textos piadosos con respeto y amor”.
“Sus queridos padres les ayudarán a comprenderlas, y las guardarán en sus corazones como una gota de perfume caída en el fondo de un vaso”, expresa.
“Léanlas como salidas de la boca de Jesús Cristo mismo, que quiere, según la simplicidad de su edad, nutrirlos tiernamente con la palabra de vida”, anima.
En la letra “A”, por ejemplo, Jules de Bellune recuerda la palabra “Amor”, alentando a los niños a que “amen a Dios más que a todas las cosas; Él es su creador. Amen a sus padres, que ocupan cerca de ustedes el lugar de Dios”.
La letra “D”, indica, es de “Dulzura”, animando a los pequeños a que “sean dulces como Jesús y serán amados como Jesús”.
La “R”, dice, es de “Realeza”. “El Rey de las almas, es Jesús: obedezcan siempre a este rey tan Grande y tan Bueno”, aconseja el sacerdote francés.
Para acceder al Alfabeto del Niño Jesús, puede ingresar a:
https://ec.aciprensa.com/wiki/Catequesis_para_ni%C3%B1os:_Alfabeto_del_ni%C3%B1o_Jes%C3%BAs
Naíf: Ser naíf es ser simple. Sean simples como las palomas, es el consejo de Jesús.
"Z" Zelo, zelare, zelavi, zelatus: Deseo ardiente de dar a conocer a Dios, y de que sea amado.