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domingo, 12 de diciembre de 2021
EL PAPA FRANCISCO PROPONE ESTE COMPROMISO CONCRETO COMO PREPARACIÓN A LA NAVIDAD
El Papa Francisco propone este "compromiso concreto" como preparación para la Navidad
POR DAVID RAMOS | ACI Prensa
Antes de rezar el Ángelus ante los fieles congregados en la Plaza de San Pedro este domingo 12 de diciembre, tercer Domingo de Adviento, el Papa Francisco alentó a vivir este “compromiso concreto” como preparación para la celebración de la Navidad, el nacimiento del Señor Jesús.
El Santo Padre alentó a cada uno de los fieles a preguntarse “¿qué puedo hacer concretamente? Estos días, mientras nos acercamos a la Navidad. ¿Cómo puedo hacer mi parte?”.
“Hagamos un compromiso concreto, aunque sea pequeño, que se adapte a nuestra situación de vida, y llevémoslo a cabo para prepararnos para esta Navidad”, alentó.
El Papa señaló como ejemplo que “puedo llamar a esa persona a solas, visitar a esa persona mayor o enferma, hacer algo para servir a una persona pobre, a alguien necesitado”.
“Tal vez tenga un perdón que pedir o un perdón que dar, una situación que aclarar, una deuda que pagar. Quizás descuidé la oración y después de mucho tiempo es hora de acercarme al perdón del Señor”, dijo.
“Hermanos y hermanas, busquemos algo concreto y ¡hagámoslo! Que nos ayude la Virgen, en cuyo seno Dios se hizo carne”, expresó.
El Papa Francisco señaló que el Evangelio de este tercer Domingo de Adviento, tomado del capítulo 3 del Evangelio según San Lucas, “presenta a varios grupos de personas -multitudes, recaudadores de impuestos y soldados- que se conmueven con la predicación de Juan el Bautista y luego le preguntan: ‘¿Qué debemos hacer?’”.
“¿Qué debemos hacer? Ésta es la pregunta que hacen. Detengámonos un momento en esta pregunta”, dijo.
Esta pregunta, dijo, no surge “del sentido del deber”, sino que “es el corazón tocado por el Señor, es el entusiasmo por su venida lo que nos lleva a decir: ¿qué debemos hacer?. Juan dice: ‘El Señor está cerca’ - ‘¿Qué debemos hacer?’”.
“Pongamos un ejemplo: creemos que una persona querida viene a visitarnos. La esperamos con alegría, con impaciencia. Para recibirla como es debido limpiaremos la casa, prepararemos el mejor almuerzo posible, tal vez un regalo”, señaló.
El Santo Padre indicó que “así es con el Señor, el gozo de su venida nos hace decir: ¿qué debemos hacer? Pero Dios eleva esta pregunta al más alto nivel: ¿qué hacer con mi vida? ¿A qué estoy llamado?”.
“Al sugerir esta pregunta, el Evangelio nos recuerda una cosa importante: la vida tiene una tarea para nosotros. La vida no carece de sentido, no se deja al azar. ¡No! Es un regalo que el Señor nos da al decirnos: ¡descubre quién eres y trabaja duro para hacer realidad el sueño que es tu vida!”.
El Papa subrayó que “cada uno de nosotros, no lo olvidemos, es una misión que cumplir. Entonces, no tengamos miedo de preguntarle al Señor: ¿qué debo hacer?”.
“Cuando se le pregunta ‘¿qué debemos hacer?’, en el Evangelio siguen las respuestas de Juan el Bautista, que son diferentes para cada grupo”, señaló.
“Juan, de hecho, recomienda a quienes tienen dos túnicas para compartir con quienes no las tienen; a los recaudadores de impuestos, que recaudan impuestos, les dice: ‘No exijas nada más de lo que se te ha fijado’; y a los soldados: ‘No maltraten ni extorsionen a nadie’”.
El Papa Francisco destacó que “a cada uno se le dirige una palabra específica, que se refiere a la situación real de su vida. Esto nos ofrece una enseñanza preciosa: la fe se materializa en la vida concreta. No es una teoría abstracta”.
“La fe no es una teoría abstracta, una teoría generalizada, no, la fe toca la carne y transforma la vida de todos”.
“Pensemos en la concreción de nuestra fe. Yo, mi fe: ¿es algo abstracto o es concreto? ¿Lo llevo adelante al servicio de los demás, para ayudar?”, expresó.
EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 12 DE DICIEMBRE DE 2021 - III DOMINGO DE ADVIENTO
Domingo 3 (C) de Adviento
Domingo 12 de diciembre de 2021
1ª Lectura (Sof 3,14-18a): Alégrate hija de Sión, grita de gozo Israel; regocíjate y disfruta con todo tu ser, hija de Jerusalén. El Señor ha revocado tu sentencia, ha expulsado a tu enemigo. El rey de Israel, el Señor, está en medio de ti, no temerás mal alguno. Aquel día dirán a Jerusalén: «¡No temas! ¡Sión, no desfallezcas!». El Señor tu Dios está en medio de ti, valiente y salvador; se alegra y goza contigo, te renueva con su amor; exulta y se alegra contigo como en día de fiesta.
Salmo responsorial: Is 12
R/. Gritad jubilosos, porqué es grande en medio de ti el Santo de Israel.
«Él es mi Dios y Salvador: confiaré y no temeré, porque mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación». Y sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación.
«Dad gracias al Señor, invocad su nombre, contad a los pueblos sus hazañas, proclamad que su nombre es excelso».
Tañed para el Señor, que hizo proezas, anunciadlas a toda la tierra; gritad jubilosos, habitantes de Sión: porque es grande en medio de ti el Santo de Israel.
2ª Lectura (Flp 4,4-7): Hermanos: Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos. Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está cerca. Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica, con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Versículo antes del Evangelio (Is 61,1): Aleluya. El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha enviado para anunciar la buena nueva a los pobres. Aleluya.
Texto del Evangelio (Lc 3,10-18): En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan: «Pues ¿qué debemos hacer?». Y él les respondía: «El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo». Vinieron también publicanos a bautizarse, y le dijeron: «Maestro, ¿qué debemos hacer?». Él les dijo: «No exijáis más de lo que os está fijado». Preguntáronle también unos soldados: «Y nosotros, ¿qué debemos hacer?». Él les dijo: «No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas, y contentaos con vuestra soldada».
Como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo; respondió Juan a todos, diciendo: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego. En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en su granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga». Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Nueva.
«Viene el que es más fuerte que yo»
+ Cardenal Jorge MEJÍA Archivista y Bibliotecario de la S.R.I.
(Città del Vaticano, Vaticano)
Hoy la Palabra de Dios nos presenta, en pleno Adviento, al Santo Precursor de Jesucristo: san Juan Bautista. Dios Padre dispuso preparar la venida, es decir, el Adviento, de su Hijo en nuestra carne, nacido de María Virgen, de muchos modos y de muchas maneras, como dice el principio de la Carta a los Hebreos (1,1). Los patriarcas, los profetas y los reyes prepararon la venida de Jesús.
Veamos sus dos genealogías, en los Evangelios de Mateo y Lucas. Él es hijo de Abraham y de David. Moisés, Isaías y Jeremías anunciaron su Adviento y describieron los rasgos de su misterio. Pero san Juan Bautista, como dice la liturgia (Prefacio de su fiesta), lo pudo indicar con el dedo, y le cupo —¡misteriosamente!— hacer el Bautismo del Señor. Fue el último testigo antes de la venida. Y lo fue con su vida, con su muerte y con su palabra. Su nacimiento es también anunciado, como el de Jesús, y es preparado, según el Evangelio de Lucas (caps. 1 y 2). Y su muerte de mártir, víctima de la debilidad de un rey y del odio de una mujer perversa, prepara también la de Jesús. Por eso, recibió él la extraordinaria alabanza del mismo Jesús que leemos en los Evangelios de Mateo y de Lucas (cf. Mt 11,11; Lc 7,28): «Entre los nacidos de mujer no hay nadie mayor que Juan Bautista». Él, frente a esto, que no pudo ignorar, es un modelo de humildad: «No soy digno de desatarle la correa de sus sandalias» (Lc 3,16), nos dice hoy. Y, según san Juan (3,30): «Conviene que Él crezca y yo disminuya».
Oigamos hoy su palabra, que nos exhorta a compartir lo que tenemos y a respetar la justicia y la dignidad de todos. Preparémonos así a recibir a Aquel que viene ahora para salvarnos, y vendrá de nuevo a «juzgar a los vivos y a los muertos».
sábado, 11 de diciembre de 2021
UNA BELLA ORACIÓN PARA CONSAGRARSE A LA VIRGEN DE GUADALUPE
Una bella oración para consagrarse a la Virgen de Guadalupe
Redacción ACI Prensa
La devoción a la Virgen de Guadalupe tiene muchísimos devotos en todo el mundo, especialmente en México, donde se apareció en 1531; y en América, continente del que es Emperatriz.
En este 2021 solo México celebra su solemnidad este domingo 12 de diciembre por una concesión del Vaticano, ya que prevalece la celebración del tercer Domingo de Adviento o Domingo de la Alegría.
Sin embargo, y por el gran cariño que le tienen los fieles, habrá más de un sacerdote u obispo que recuerde fuera de México a la Virgen de Guadalupe el 12 de diciembre, y oriente su reflexión al también llamado Domingo de Gaudete, en el que se expresa la alegría de la Iglesia porque Jesús ya está cerca.
En 2020, y cuando se vivía la cuarentena ante la pandemia en muchos lugares del mundo, el Arzobispo de Managua, Cardenal Leopoldo Brenes, lideró un triduo en honor a la Virgen de Guadalupe y ofreció una bella oración de consagración que mantiene toda su actualidad.
“Recibamos a María, Santa María de Guadalupe en nuestro hogar, recemos la oración de consagración en esta visita de nuestra madre, que la vamos a concluir con el rezo del Ave María y también del ‘Bajo tu amparo’”, indicó entonces el Purpurado.
A continuación la Oración de Consagración a la Virgen de Guadalupe:
Santísima Virgen María de Guadalupe, Madre del verdadero Dios por quien se vive.
En estos momentos, como Juan Diego sintiéndonos pequeños y frágiles ante la enfermedad y el dolor, te elevamos nuestra oración y nos consagramos a ti.
Gracias por visitar nuestro hogar. Te suplicamos que te quedes entre nosotros acudimos a tu inmaculado Corazón e imploramos tu intercesión.
Alcánzanos de Tu Hijo la salud y la esperanza, la fortaleza y la serenidad, que nuestros temores se transformen en alegría.
Santísima Virgen María, gran misionera de nuestros pueblos, sé caricia maternal que conforte a los enfermos, y para todos nosotros, Madre, sé presencia y ternura en cuyos brazos todos encontremos seguridad.
De tu mano, permanezcamos firmes e inconmovibles en Jesús, tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Se reza un Ave maría
Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios, no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todos los peligros, ¡oh Virgen, gloriosa y bendita!
Amén.
ORACIÓN FAMILIAR PARA EL TERCER DOMINGO DE ADVIENTO 2021
Oración familiar para el Tercer Domingo de Adviento 2021
Redacción ACI Prensa
El Tercer Domingo de Adviento es el domingo de “Gaudete”, que en latín quiere decir “alégrense” o “estad alegres”. Se trata de un domingo especial dentro de este tiempo de espera y preparación, en el que los cristianos tomamos conciencia de que la venida del Señor está cada vez más cerca. Por eso, como símbolo de que estamos alegres, hoy vamos a encender la vela rosada de la Corona de Adviento. Esta “preanuncia” la alegría mesiánica por la llegada del Salvador.
Nos disponemos para rezar:
Te recomendamos poner la corona de Adviento en un lugar especial de la casa, en torno al cual podamos reunirnos todos los miembros de la familia. Al lado de la corona se puede colocar alguna imagen de la Virgen, procurando iluminar el ambiente con una luz cálida, no muy fuerte, que favorezca el espíritu de recogimiento.
Se debe nombrar un MONITOR principal, que puede ser el papá o la mamá, para que dirija la oración; así como designar un LECTOR (o lectores, según se desee, para distribuir las distintas partes de la oración, de manera que puedan participar el mayor número de personas). Los demás participarán con sus respuestas, cantando o haciendo peticiones.
Las velas correspondientes a los dos domingos anteriores deben encenderse antes de iniciar la oración familiar. Luego, en el momento indicado durante la liturgia, uno de los participantes encenderá la tercera vela (rosada).
Te sugerimos leer el texto de la oración previamente.
TODOS:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
MONITOR:
Estamos ya en la tercera semana de Adviento: aumenta nuestra alegría y nuestro júbilo por la venida del Señor Jesús, que está cada vez más cerca de nosotros. Empecemos nuestra oración cantando VEN PRONTO SEÑOR (u otro canto apropiado).
TODOS CANTAN:
¡Oh Pastor de la Casa de Israel!,
trae a tu pueblo la ansiada salvación.
Verbo Eterno de la boca del Padre,
fuiste anunciado por labios de profeta.
¡VEN PRONTO, SEÑOR!
¡LLEGA, OH SALVADOR! (2v)
¡VEN, SEÑOR JESÚS!
¡VEN, LIBERADOR!
¡CIELOS, LLOVED VUESTRA JUSTICIA!
¡ÁBRETE, TIERRA,
HAZ GERMINAR AL SALVADOR! (2v)
El clamor de los pueblos se levanta.
Hijo de David, las naciones te esperan.
Queremos la llegada de tu Reino.
Ven a liberar del pecado a los pueblos.
Emmanuel, Salvador de las naciones,
eres esperanza del pueblo peregrino.
Sol naciente, esplendor de la justicia,
Tú nos salvarás con tu brazo poderoso.
Esperanza de una Mujer humilde:
Ella es la Virgen que pronto dará a luz.
Silenciosa, espera al Salvador:
llega ya la hora de la liberación.
MONITOR:
Hoy, vamos a encender la tercera vela de nuestra Corona de Adviento. El Señor está más cerca de nosotros y su luz nos ilumina cada vez más. Abramos nuestro corazón, muchas veces en tinieblas, a la luz admirable de su amor.
LECTOR:
Lectura tomada del Evangelio según San Lucas:
«La gente le preguntaba: "Pues ¿qué debemos hacer?". Y él les respondía: "El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, haga lo mismo". Vinieron también publicanos a bautizarse, y le dijeron: "Maestro, ¿qué debemos hacer?" Él les dijo: "No exijáis más de lo que os está fijado". Preguntáronle también unos soldados: "Y nosotros ¿qué debemos hacer?". Él les dijo: "No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas, y contentaos con vuestra soldada". Como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo; respondió Juan a todos diciendo: "Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en su granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga". Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Nueva».
MONITOR:
Mientras encendemos la tercera vela de nuestra corona cantemos HOY SE ENCIENDE UNA LLAMA (u otro canto apropiado):
TODOS CANTAN:
(Una persona enciende la tercera vela mientras se entona el canto, de ser posible durante la tercera estrofa)
HOY SE ENCIENDE UNA LLAMA
EN LA CORONA DE ADVIENTO,
QUE ARDA NUESTRA ESPERANZA
EN EL CORAZÓN DESPIERTO
Y AL CALOR DE LA MADRE
CAMINEMOS ESTE TIEMPO.
Un primer lucero se enciende
anunciando al Rey que viene
preparad corazones,
allánense los senderos.
Crecen nuestros anhelos al ver
la segunda llama nacer.
Como dulce rocío vendrá
el Mesías hecho Niño.
Nuestro gozo hoy quiere cantar
por ver tres luceros brillar
con María esperamos al Niño
con alegría.
MONITOR:
Acudamos ahora a Santa María, que colaborando con el Plan del Padre permitió que la luz del Señor ilumine a la humanidad, y pidámosle que siga intercediendo por nosotros en este tiempo de preparación. Entonemos un canto a María (puede ser otro canto u oración mariana):
TODOS CANTAN:
Junto a ti María.
como un niño quiero estar,
tómame en tus brazos
guíame en mi caminar.
Quiero que me eduques,
que me enseñes a rezar,
hazme transparente,
lléname de paz.
MADRE, MADRE,
MADRE, MADRE.
MADRE, MADRE,
MADRE, MADRE.
Gracias Madre mía
por llevarnos a Jesús,
haznos más humildes
tan sencillos como Tú.
Gracias Madre mía
por abrir tu corazón,
porque nos congregas
y nos das tu amor.
MONITOR:
Elevemos libremente nuestras intenciones a Dios y respondamos a cada una de ellas diciendo: VEN, JESÚS, NO TARDES.
(Peticiones libres)
Recemos ahora un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
TODOS:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
7 DATOS QUE LOS CATÓLICOS DEBEN SABER SOBRE EL DOMINGO DE GAUDETE
7 datos que los católicos deben saber sobre el Domingo de Gaudete
Redacción ACI Prensa
¿Por qué el Tercer Domingo de Adviento se conoce como “Domingo de Gaudete”? Este artículo responderá esta duda y proporcionará datos interesantes sobre este día y su importancia antes de la Navidad.
Aquí los 7 datos que todo católico debe conocer sobre el Domingo de Gaudete.
1. El nombre “Gaudete” proviene de una palabra en latín de la Biblia
Su nombre se toma de la antífona de entrada de la Misa, que es: “Regocíjense en el Señor siempre. Y otra vez les digo, ¡regocíjense! Que la gentileza de ustedes sea conocida por todos los hombres. El Señor está cerca”.
Esta es una cita de Filipenses 4: 4-5, y en latín, la primera palabra de la antífona es gaudete, que significa “regocija”.
2. “Regocijarse” es importante antes de la llegada de la Navidad
El Adviento es la temporada de preparación para la llegada del Señor, y al llegar al Tercer Domingo de Adviento, la mayor parte del camino ya ha sido recorrido. Por lo tanto, es apropiado regocijarse al ver que se acerca la meta de la temporada: “El Señor está cerca”.
3. El color litúrgico del Domingo de Gaudete es preferentemente el rosado
El color litúrgico correspondiente a este domingo es el color violeta o rosado. Sin embargo, no es obligatorio su uso, por lo que con cierta frecuencia se continúa vistiendo el color general del Tiempo de Adviento, el color morado.
4. La primera lectura de este domingo narra una profecía
La primera lectura es Isaías 35: 1-6a, 10, que se abre con una profecía de que la región desértica se regocijará, cantará y florecerá con abundantes flores, porque “se verá la gloria de Yahveh, el esplendor de nuestro Dios”.
Luego contiene una exhortación a la fuerza y el coraje: “¡Ánimo, no temáis! Mirad que vuestro Dios viene vengador; es la recompensa de Dios, Él vendrá y os salvará. Entonces se despegarán los ojos de los ciegos, y las orejas de los sordos se abrirán. Entonces saltará el cojo como ciervo, y la lengua del mudo lanzará gritos de júbilo”.
Y concluye: “Los redimidos de Yahveh volverán, entrarán en Sión entre aclamaciones, y habrá alegría eterna sobre sus cabezas. ¡Regocijo y alegría les acompañarán! ¡Adiós, penar y suspiros!”.
Esta profecía utiliza imágenes de la naturaleza para transmitir la sensación de alegría que experimentaría el pueblo judío al regresar del exilio. Esto es lo que se quiere decir cuando describe que el desierto cantará y se cubrirá de flores que “vean la gloria del Señor”.
El texto representa la venida de Dios para salvar a su pueblo después de su exilio, e insta a tener paciencia hasta que llegue; y habla de un Dios obrando milagros entre su pueblo, como la curación de ciegos, sordos, cojos y mudos. También se promete que traerá de vuelta a los que ha rescatado y les dará gozo eterno, del cual huirán el dolor y el lamento.
Llevado al ámbito cristológico, este pasaje señala el gozo de aquellos que Dios redime de sus pecados a través de Jesús, y la liberación y la paz espiritual que Él proporciona. Contiene elementos que apuntan hacia el primer advenimiento de Cristo, cuando realizó milagros como curar a ciegos, sordos, cojos y mudos; y contiene elementos que apuntan a la consumación final que ocurrirá con su segunda venida.
5. El Salmo responsorial contiene una serie de alabanzas
El salmo responsorial del Domingo de Gaudete es el salmo 146: 6-10, que contiene una serie de alabanzas a Dios, destacando las cosas buenas que hace: Él mantiene la fe para siempre, asegura la justicia para los oprimidos, da de comer a los hambrientos, libera a los cautivos, dar la vista a los ciegos, etc.
El salmo da voz a los fieles que adoran a Dios por sus maravillas, incluidos los milagros, como la restauración de la vista a los ciegos. Este milagro también se menciona en la tercera lectura, y vuelve a ser significativo en la lectura del Evangelio.
A nivel cristológico, apunta al reino eterno del Hijo, que ha sido inaugurado con la primera venida y que se consumará en la segunda venida.
6. La segunda lectura es una exhortación a ser pacientes hasta la venida del Señor
La segunda lectura del Domingo de Gaudete es Santiago 5: 7-10, que contiene una exhortación a ser pacientes hasta la venida del Señor. Aquí se compara la paciencia que debe tener el lector con la de un agricultor, que debe esperar hasta que su cosecha “reciba las lluvias tempranas y tardías”.
Al igual que en el salmo, Santiago exhorta a tener fuerza y valor porque “la venida del Señor está cerca”. También les dice que no se quejen el uno del otro, para que no sean juzgados. Finalmente, les dice que el Juez está delante de las puertas y que deben seguir a los profetas como ejemplo de dificultad y paciencia.
7. El Evangelio consta de dos partes muy marcadas
La lectura del Evangelio es Mateo 11: 2-11 y consta de dos partes. En la primera, Juan el Bautista, que está en prisión, envía mensajeros a Jesús para preguntarle: “¿Eres tú el que ha de venir o debemos buscar a otro?”. Jesús responde diciéndoles que le cuenten a Juan lo que han visto: los ciegos recobran la vista, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la Buena Nueva.
Él añade: “¡Y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!”.
En la segunda parte de la lectura, mientras los mensajeros se preparan para partir, Jesús rinde homenaje a Juan el Bautista al hacerle a la multitud una serie de preguntas retóricas sobre por qué salieron al desierto para ver a Juan cuando estaba ministrando.
Jesús afirma que ellos salieron a ver a un profeta, “y más que a un profeta”. “Este es de quien está escrito: he aquí que yo envío mi mensajero delante de ti, que preparará por delante tu camino”, dijo Cristo, declarando que era un profeta genuino, y aún más que eso, era el mensajero profetizado en Malaquías.
Y agregó: “En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él”.
En este contexto, el Reino de los Cielos se entiende en su manifestación terrena como la Iglesia, en la era cristiana, que Juan no vivió para ver.
Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en National Catholic Register.