miércoles, 13 de mayo de 2020

ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA


*CONSAGRACIÓN AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA*



Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, a vuestro Corazón Inmaculado nos consagramos, en acto de entrega total al Señor, Por Vos seremos llevados a Cristo, y por Él y con Él seremos llevados a Dios Padre. Caminaremos a la luz de la fe, y haremos todo para que el mundo crea que Jesucristo es el Enviado del Padre. Con Él queremos llevar el Amor y la Salvación hasta los confines del mundo. Bajo la maternal protección de vuestro Corazón Inmaculado, seremos Un solo pueblo con Cristo. Seremos testimonio de su Resurrección. Por El seremos llevados al Padre, para gloria de la Santísima Trinidad, a quien adoramos, alabamos y bendecimos. Amén.

*_Finalizada la Consagración le pedimos la bendición a la Santisima Virgen:_*

Dulce Madre no te alejes: tu vista de nosotros no apartes; Ven con nosotros a todas partes y solos nunca nos dejes: y ya que nos amas tanto como verdadera Madre que eres, haz que nos bendiga El Padre, El Hijo y El Espiritu Santo. Amen

IMÁGENES VARIADAS DE LA VIRGEN DE FÁTIMA










LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 13 MAYO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
13 mayo




En medio de nuestros sufrimientos cualesquiera que ellos sean, no nos alejemos del Señor y no olvidemos buscar su compañía.

Cristo ha vencido al dolor; tú también tienes que vencerlo, y se lo vence aprendiendo a ver en él a Cristo crucificado; quien ha aprendido a unir su dolor personal al dolor redentor de Cristo, ése es el que ha vencido al dolor, porque le ha dado un sentido de redención de sí mimos y de los demás hombres.


P. Alfonso Milagro

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY MIÉRCOLES 13 DE MAYO DE 2020

Lecturas de hoy Miércoles de la 5ª semana de Pascua
Hoy, miércoles, 13 de mayo de 2020



Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (15,1-6):

EN aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme al uso de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más de entre ellos subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre esta controversia. Ellos, pues, enviados por la Iglesia provistos de lo necesario, atravesaron Fenicia y Samaría, contando cómo se convertían los gentiles, con lo que causaron gran alegría a todos los hermanos. Al llegar a Jerusalén, fueron acogidos por la Iglesia, los apóstoles y los presbíteros; ellos contaron lo que Dios había hecho con ellos.
Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían abrazado la fe, se levantaron, diciendo:
«Es necesario circuncidarlos y ordenarles que guarden la ley de Moisés».
Los apóstoles y los presbíteros se reunieron a examinar el asunto.


Palabra de Dios


Salmo
Sal 121,1-2.4-5

R/. Vamos alegres a la casa del Señor

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestro pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor. R/.

Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (15,1-8):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy miércoles, 13 de mayo de 2020
Juan Carlos Martos, cmf



No podemos olvidar de que hoy es el día de Nuestra Señora de Fátima. En muchos lugares se venera y se honra a nuestra Madre bajo esa querida y famosa advocación. Tengamos hoy también nosotros un recuerdo emocionado y agradecido a nuestra Madre que, inquieta por la salvación del mundo, nos repite constantemente: “Haced lo que Él os diga”. Bajo su presencia y amparo acogemos la Palabra que el evangelio nos ofrece en el día de hoy.

El evangelio presenta una parábola de Jesús, bellísima y de fácil comprensión. Aunque presenta a tres personajes: Él mismo (que es la vid); el Padre (que es el labrador) y nosotros (que somos os sarmientos); sin embargo, se centra en dos: lo que hace Dios y en lo que debemos hacer nosotros.

El Padre o corta o poda. Con dos verbos se expresan las dos maneras de actuar de Dios que, en el fondo, son consecuencias de nuestras decisiones. Quien no conecta con Jesús, quien no está injertado en Él y recibe una transfusión de vida en su organismo, se seca. Quien no recibe su misericordia medicinal que cura la ramita que se astilla, se marchita inútilmente. Por el contrario, quien se deja podar las partes estériles o enfermas, crece y da fruto. Dios Padre quiere ser viñador que poda, no leñador que tala. Esa poda quirúrgica es dolorosa pero eficaz. A esas podas las llamamos “pruebas”. Solamente recortando lo inútil se consigue que ese «trasvase» íntimo de vida desde la cepa proporcione el máximo vigor a los sarmientos para dar fruto.
Los sarmientos, para dar fruto, deber permanecer unidos a la vid. La expresión “permanecer” es muy querida por el Señor. La repetirá muchas veces. Especialmente, como aquí, en la última cena: Permaneced en el Señor. No dice: “Trabajad mucho, moveos, esforzaos”. Esto lo da por sentado, pero va a lo más importante y, también, lo que es más peligroso para la vida si no se hace: “Permaneced en mí para dar fruto abundante”. Solo los que permanecen unidos a Jesús dan fruto abundante. Sin estar unidos personalmente a Jesús, lo que hacemos con nuestras solas fuerzas es estéril. Puede que sirva para maquillar un poco la realidad en la que nos movemos, pero no para transformarla. La identidad cristiana no es un contrato de trabajo: no. Es apostolado. Tú, si permaneces en el Señor, en su Palabra y en su vida, del Señor, serás un apóstol. Si no te mantienes unido a Él, serás uno que simpatiza con su doctrina, si acaso que le valora y admira como un hombre muy bueno, que defiende los valores correctos, pero sin estar unidos y dar fruto no existe verdadera identidad cristiana.

HOY 13 DE MAYO CELEBRAMOS A NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA

Hoy celebramos a Nuestra Señora de Fátima
Redacción ACI Prensa







Cada 13 de mayo se celebra en todo el mundo la Fiesta de la Virgen de Fátima, en memoria de su primera aparición en las colinas de Cova de Iría (Portugal) en 1917.

Este año el Papa Francisco viajó a Fátima por los 100 años de las apariciones y la canonización de los pastorcitos Francisco y Jacinta Marto.

“No tengáis miedo. No os hago daño”, dijo la Virgen María el día de la primera aparición a Lucía, Jacinta y Francisco, los niños pastores que contemplaban a una señora vestida de blanco, más brillante que el sol.



Después de decirles, entre otras cosas, que era del cielo y de pedirles que volvieran a ese lugar seis meses seguidos el día 13 a la misma hora, la Madre de Dios les preguntó:


“¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que Él quisiera enviaros como reparación de los pecados con que Él es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores?"

Los pequeños le respondieron que sí querían. A lo que la Virgen les advirtió que tendrían que sufrir mucho, pero que la gracia de Dios los fortalecería.

La Señora abrió sus manos y les comunicó una luz que los invadió. Cayeron de rodillas y repitieron humildemente: “Santísima Trinidad, yo te adoro. Dios mío, Dios mío, yo te amo en el Santísimo Sacramento”.

La Virgen de Fátima finalmente les dijo: “Rezad el rosario todos los días para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra”. Luego se elevó.

Los siguientes meses los niños acudieron las veces que la Virgen los llamaba, pero tuvieron que pasar por burlas, calumnias, amenazas y la cárcel por la incomprensión de la gente. Poco después Francisco y Jacinta fallecieron con dolorosas enfermedades.

Con el tiempo la Iglesia reconoció las apariciones milagrosas y la devoción a la Virgen de Fátima se expandió por todo el mundo.

San Juan Pablo II consagró Rusia al Inmaculado Corazón de María, tal como había sido el pedido de la Madre de Dios y beatificó a los videntes Jacinto y Francisca en el 2000 con la presencia de Sor Lucía, quien falleció en el 2005.


Oraciones que la Virgen de Fátima enseñó a los niños

Sor Lucía cuenta en la “cuarta memoria” que la Virgen, en la aparición del 13 de julio de 1917, les recomendó:

“Sacrificaos por los pecadores, y decid muchas veces, en especial cuando hagáis algún sacrificio: Oh Jesús, es por vuestro amor, por la conversión de los pecadores y en reparación por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María”.

Luego María insistió:

“Cuando recéis el rosario decid, al final de cada misterio: Oh Jesús mío, perdonadnos, libradnos del fuego del infierno, llevad al Cielo a todas las almas, especialmente las más necesitadas de vuestra misericordia”.

ORACIONES DE LA VIRGEN DE FÁTIMA


Oración a la Virgen de Fátima
Fuente: devocionario.com


Oh Virgen Santísima, Vos os aparecisteis repetidas veces a los niños; yo también quisiera veros, oír vuestra voz y deciros: Madre mía, llevadme al Cielo. Confiando en vuestro amor, os pido me alcancéis de vuestro Hijo Jesús una fe viva, inteligencia para conocerle y amarle, paciencia y gracia para servirle a Él a mis hermanos, y un día poder unirnos con Vos allí en el Cielo.

Padre nuestro, Avemaría y Gloria.

Madre mía también os pido por mis padres, para que vivan unidos en el amor; por mis hermanos, familiares y amigos, para que viviendo unidos en familia un día podamos gozar con Vos en la vida eterna.

Padre nuestro, Avemaría y Gloria.

Os pido de un modo especial por la conversión de los pecadores y la paz del mundo; por los niños, para que nunca les falten los auxilios divinos y lo necesario para sus cuerpos, y un día conseguir la vida eterna.

Padre nuestro, Avemaría y Gloria

Oh Madre mía, sé que escucharás, y me conseguirás estas y cuantas gracias te pida, pues las pido por el amor que tienes de tu Hijo Jesús. Amén.

¡Madre mía, aquí tienes a tu hijo, sé tu mi Madre!
¡Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía!


Oración enseñada por el Ángel



Santísima Trinidad, Padre,
Hijo y Espíritu Santo,
yo te adoro profundamente y te ofrezco
el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad
de nuestro Señor Jesucristo,
presente en todos los Sagrarios del mundo,
en reparación de los ultrajes con los que Él es ofendido.

Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús
y del Inmaculado Corazón de María,
te pido la conversión de los pecadores.

Amén


Oraciones enseñadas por nuestra Señora



¡Oh Jesús, es por tu amor, por la conversión de los pecadores y en reparación de los pecados que tanto ofenden al Inmaculado Corazón de María!



¡Oh Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas especialmente a las más necesitadas!

EL PAPA FRANCISCO REVELA CUÁL ES EL SECRETO DE LA VIDA CRISTIANA


El Papa Francisco revela cuál es el secreto de la vida cristiana
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
 Foto: Vatican Media



El Papa Francisco señaló en qué consiste la vida cristiana y animó a los católicos a dar testimonio de la fe y del Evangelio para que crezca la Iglesia.

Así lo indicó el Santo Padre en la Misa que presidió este miércoles 13 de mayo, día en que la Iglesia celebra la fiesta de la Virgen de Fátima.

“Cuando en el Evangelio dice que nosotros somos luz, dice: brille la luz que hay en ustedes, para que los hombres vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre. Es decir, el testimonio es la necesidad que tiene Jesús de nosotros. Dar testimonio de su Nombre, porque la fe, el Evangelio, crece por el testimonio”.

En su homilía, el Papa comentó el pasaje del Evangelio de San Juan (15,1-8) en el que Jesús dice: “Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador”.


En concreto, el Pontífice reflexionó en la importancia de ‘permanecer’ con valentía cerca del Señor, y con paciencia como el viñador. Así como también invitó a dejar que Dios ‘permanezca’ recíprocamente en cada uno de nosotros.

“Este ‘permanecer’ no es un ‘permanecer’ pasivo, un adormecerse en el Señor: es un "permanecer" activo y también recíproco. Él también ‘permanece’ en nosotros. Es un misterio de la vida, un hermoso misterio”, reconoció el Santo Padre.

Luego, el Papa Francisco advirtió que “los sarmientos sin vida no pueden hacer nada porque necesitan la savia para crecer y dar fruto, pero la vid también tiene necesidad de los sarmientos: es una necesidad recíproca para dar fruto”.

“Esta es la vida cristiana: sí, es cumplir los mandamientos, vivir las bienaventuranzas y realizar las obras de misericordia, pero aún, es más: es este ‘permanecer’ recíproco. No podemos hacer nada sin Jesús”, afirmó el Pontífice.

En este sentido, el Santo Padre preguntó: "¿Cuál es la necesidad que tiene Jesús de nosotros? El testimonio. Cuando en el Evangelio dice que nosotros somos luz, dice: brille la luz que hay en ustedes, para que los hombres vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre. Es decir, el testimonio es la necesidad que tiene Jesús de nosotros. Dar testimonio de su Nombre, porque la fe, el Evangelio, crece por el testimonio”.

Jesús "necesita nuestro testimonio" para que "la Iglesia crezca". Y este es el misterio recíproco del "permanecer". Él y el Padre y el Espíritu permanecen en nosotros, y nosotros permanecemos en Jesús".


“Nos hará bien pensar y reflexionar sobre esto: permanecer en Jesús y Jesús permanece en nosotros. Permanecer en Jesús para tener la savia, la fuerza, tener la justificación, la gratuidad, para tener la fecundidad. Y Él permanece en nosotros para darnos la fuerza del fruto, para darnos la fuerza del testimonio con el que la Iglesia crece”.

A continuación, el Evangelio comentado por el Papa Francisco
San Juan 15, 1-8

“En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Al sarmiento que no da fruto en mí, él lo arranca, y al que da fruto lo poda para que dé más fruto. Ustedes ya están purificados por las palabras que les he dicho. Permanezcan en mí y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante, porque sin mí nada pueden hacer. Al que no permanece en mí se le echa fuera, como al sarmiento, y se seca; luego lo recogen, lo arrojan al fuego y arde.

Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá. La gloria de mi Padre consiste en que den mucho fruto y se manifiesten así como discípulos míos”.

SANTUARIO DE LA VIRGEN DE FÁTIMA VACÍO POR COVID19 - REGRESAREMOS EN ACCIÓN DE GRACIAS


Santuario de la Virgen de Fátima vacío por Covid: “Regresaremos en acción de gracias”
Redacción ACI Prensa
 Crédito: ACI Prensa / Daniel Ibáñez



En un Santuario de Fátima totalmente vació, el Cardenal Antonio Marto, Obispo de Leiria-Fatima, celebró la festividad de la Virgen de Fátima este 13 de mayo recordando que cuando se supere la pandemia de coronavirus los peregrinos “volveremos” cuando “superemos esta amenaza que nos impide”, “es nuestra confianza y nuestro compromiso, hoy. Regresaremos aquí juntos, en acción de gracias”. 

El Cardenal Antonio Marto, Obispo de Leiria-Fátima (Portugal) celebró la solemnidad de la Virgen de Fátima en el Santuario de la Virgen cerrado a los peregrinos por motivos de seguridad por la pandemia de coronavirus que afecta a todo el mundo.

Según recordó el Cardenal “por primera vez en la historia, desde 1917, este gran 13 de mayo, su amada gente que viene de los rincones más diversos del mundo, no puede estar aquí hoy en una multitud”, “impedida por los riesgos de la salud pública”.

“De repente, algo que ni siquiera podíamos imaginar nos confina en nuestros hogares y nos priva de los momentos más afectuosos y deseados de la vida, como el que vivimos contigo cada año, oh tierna Madre”, aseguró.


El Cardenal explicó que habrá quienes consideren esta peregrinación como “triste” por la falta de grandes multitudes de peregrinos pero destacó que “todos sabemos por fe que ‘para los que aman a Dios, todo es para el bien’”.

Y por eso recordó que estos momentos pueden servirnos para aprender “cómo es una peregrinación en estado puro, la peregrinación con el corazón, la peregrinación interna en el viaje más íntimo de nuestra vida, con la compañía espiritual de la madre celestial, que lleva a cada uno a encontrarse con Dios santo y misericordioso”.

“Creemos, Señora, que el Dios de la misericordia la envió a este bendito lugar para estar con nosotros y acompañarnos en todas las situaciones de la vida. Desde nuestros hogares y desde nuestros corazones, con la simplicidad de los niños, nos atrevemos a expresar nuestras preocupaciones y miedos, nuestras heridas y lágrimas, nuestra confianza en Ti”, precisó.

“Con paciencia, querida madre, escucharás nuestras lamentaciones, llorarás con nosotros, sufrirás con nuestros sufrimientos y encontrarás en el Cielo, que es tu corazón, el consuelo oportuno para quienes ahora se sienten frágiles y en peligro y para quienes se van sin comodidad propia y sin poder despedirse de ellos”, destacó el Obispo de Leiria-Fatima.

También aseguró que la luz de la fe “nos ayuda a ver el lado positivo de las crisis, de las noches oscuras, porque nos dice que también hay estrellas de referencia en esas noches” porque “la fe nos ayuda a leer y comprender los signos de los tiempos actuales, con una mirada renovada y esperanzada”.

El Cardenal Marto recordó que esta “situación dramática y trágica, sin precedentes, que nos invita a reflexionar sobre la vida y, en primer lugar, a ir a lo esencial, que a menudo olvidamos cuando la vida va bien” ya que “revela la vulnerabilidad y fragilidad de nuestra condición humana” y “nos hace pensar sobre el significado de la vida, ¿para qué vivo? ¿Para quién vivo? Y sobre la posibilidad y la realidad de la muerte”.


Esta pandemia mundial, según el Cardenal, “nos obliga a repensar nuestros hábitos, nuestro estilo de vida, la escala de valores que guía nuestra vida. No se puede vivir solo para producir y consumir, para tener y para aparecer. Nos pone ante el gran misterio último de la vida y la humanidad que nosotros, los creyentes, llamamos a Dios, y nosotros los cristianos llamamos al Dios de Jesucristo”.

Y animó a realizar una reflexión espiritual interna y abrir los corazones a Dios “tan olvidado, ignorado, marginado”, es una “llamada a una conversión espiritual más profunda”.

El Cardenal Marto agradeció a la Virgen de Fátima “por esta peregrinación interior, la luz, la esperanza, el consuelo y la paz de Cristo que traes a nuestros hogares y a nuestros corazones”.

“Hoy marcas el camino a seguir. El camino de vuelta lo haremos nosotros cuando superemos esta amenaza que nos impide. ¡Volveremos, sí, volveremos! Es nuestra confianza y nuestro compromiso, hoy. Regresaremos aquí juntos, en acción de gracias”, destacó. 

SANTORAL DE HOY MIÉRCOLES 13 DE MAYO DE 2020

Ascensión del SeñorAscensión del Señor
Solemnidad, 21 de mayo de 2020



Gemma de Goriano Sicoli, BeataGemma de Goriano Sicoli, Beata
Reclusa, 13 de mayo






Servacio de Tongres, SantoServacio de Tongres, Santo
Obispo, 13 de mayo






Andrés Fournet, SantoAndrés Fournet, Santo
Presbítero y Fundador, 13 de mayo






Magdalena Albrici, BeataMagdalena Albrici, Beata
Abadesa, Mayo 13






Humildad,  SantaHumildad, Santa
Abadesa, 22 de mayo







Nuestra Señora de FátimaNuestra Señora de Fátima
Memoria Litúrgica, 13 de mayo

NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA...RUEGA POR NOSOTROS






martes, 12 de mayo de 2020

LA VIRGEN DE FÁTIMA: SEÑORA MÁS BRILLANTE QUE EL SOL

La Virgen de Fátima: Señora más brillante que el sol
13 de mayo, festividad de la Virgen de Fátima


Por: Jesús Martí Ballester | Fuente: Catholic.net




El 13 de mayo de 1981, festividad de la Virgen de Fátima, el Papa Juan Pablo II sufrió un atentado en Roma. Desde entonces la imagen de la Virgen de Fátima tiene en su corona la bala que fue extraída del vientre de Juan Pablo II. El 13 de junio de 1994 el Papa, reunido en Roma con los Cardenales de todo el mundo, dijo: «A mí se me ha dado comprender, de modo especial, el mensaje de la Virgen de Fátima; la primera vez el 13 de mayo de 1981 en el momento del atentado a la vida del Papa, y después de nuevo hacia final de la década de los ochenta con ocasión del hundimiento del comunismo en los países del bloque soviético. Pienso que se trata de una experiencia bastante transparente para todos».

SE CUMPLEN LAS PROFECIAS

Hemos contemplado estos últimos años el desmantelamiento imprevisto del marxismo en los países del Este europeo, sojuzgados por él durante 73 años. Se ha cumplido hasta el último ápice la profecía de la Señora de Fátima: Rusia se convertirá. Por fin mi Corazón Inmaculado triunfará. Hay que entender la conversión de Rusia, en su carácter de atea y beligerante contra Dios y la religión, no en una conversión individual de cada persona, que esa no se da ni en Roma.

El caso es que aparte de la apertura de los templos y catedrales, hay datos significativos como el de la felicitación de Vladimir Putin, recién elegido Presidente de Rusia, al archimandrita Ioann Krestyankin, quien el 11 de abril de 2000, se encontró con la sorpresa de recibir una expresiva carta del presidente, en su noventa cumpleaños. El archimandrita Ioann, monje en el Monasterio de las Cuevas Pskov, cercano a la frontera con Estonia, atrae la devoción de muchos ortodoxos que lo consideran un monje que ha recibido el don del discernimiento espiritual. «Su vida -dice el presidente Putin en su carta- es un ejemplo de una gran y auténtica actividad y un sincero servicio a la Iglesia Ortodoxa Rusa, de un esfuerzo por reforzar la fe y el espíritu de nuestro pueblo». «Todos los rusos ortodoxos-añade- le conocen y le aman. Seguramente gracias a maestros como usted, Rusia está retornando a sus raíces espirituales y morales». El ha sobrevivido a la represión comunista contra la Iglesia y a los rigores de la vida ascética, como subraya Putin. Es la primera vez en su vida que los medios de comunicación rusos se ocupan de él.

El mensaje de felicitacón de Putin es un hecho extraordinario, pues desde el zar Alejandro III y Nicolás II, que felicitaron al santo Ioann de Kronshtadt, que murió en 1908, ningún «starets» había recibido una felicitación oficial. El monasterio del archimandrita Joann, ha sido el centro espiritual de la vida ortodoxa no oficial en la URSS. Hasta su anexión a la Unión Soviética, en 1940, pertenecía al territorio de Estonia, y permaneció abierto durante el período comunista. El archimandrita Ioann dio su bendición a todos aquellos que preferían la tortura, la privación y los campos de trabajos forzados, a la sumisión a las autoridades ateas.

RUSIA. EL MARXISMO

En el año 1917 se implantó en Rusia la dictadura del marxismo materialista y ateo de carácter estatal. Lenín y Trostki pensaban y ambicionaban dominar el mundo formando un supremo estado totalitario y ateo. Caída Rusia en sus garras, su plan se dirigía a conquistar España y Portugal para, desde allí, dominar toda Europa. El año anterior, 1916, Dios comenzó también a trazar su estrategia. Y así como para la Encarnación envió a un ángel, para anunciar este plan envió a Aljustrel, en Fátima, al Ángel de Portugal, para preparar a los instrumentos de sus planes, que eran tres humildes pastorcitos, Jacinta, Francisco y Lucía, de 7, 8, y 10 años. Cuando nació Jesús, ¿a qué reyes famosos suscitó el Señor, para que le adorasen? Es el mismo Evangelio quien nos responde: «Había en la región unos pastores...» (Lc 2, 8).

LOS PEQUEÑOS

Fátima, 1917. Cristo quiere enviar a su Madre para dar un mensaje al mundo. ¿Quién lo recibirá? El plan de Dios sobre los hombres no ha variado: «Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a los sabios y discretos y las revelaste a los pequeñuelos» (Mt 11,25). Lucía, la mayor, diez años, es la última de los seis hijos de Antonio y Maria Rosa dos Santos. Francisco, primo de Lucía, nueve años, es hijo de Pedro Marto y Olimpia de Jesús. Jacinta, siete años, hermana de Francisco, son los más pequeños de once hermanos. No son santos de leyenda: en su nacimiento ni hubo voces ni señales misteriosas, ni amor a la soledad, ni seriedad impropia de la niñez. Niños sanos y robustos, crecidos en el campo, eran poco inclinados a visiones enfermizas. Tímidos y alegres, como hijos del pueblo humilde. Ninguno de los tres sabía leer ni escribir. Carecen de malicia, son puros y sencillos de corazón. Con la franqueza y la confianza de la niñez: «¿De qué país es usted?», le preguntarán a la visión celeste. Obedientes y amantes de sus padres: sólo una fuerza sobrenatural podrá atraer a Lucía hacia el prado de las apariciones, contra la prohibición de su madre. Tienen sus defectos. Como todos los niños, son naturalmente inclinados al egoísmo y a la comodidad. Ninguno de ellos ha nacido santo. Francisco revela siempre un carácter varonil, muy fuerte, en ocasiones violento. Jacinta, la pequeña de la casa, está acostumbrada a los mimos y pequeños caprichos de niña consentida.

RELATO DE SOR LUCÍA AL OBISPO DE LEIRÍA

Entrevistaron a Sor Lucía dos Cardenales y le preguntaron: —Hay muchos libros sobre Fátima. ¿Cuál recomienda como el más auténtico? ¿Sus propias memorias?—Sí, hay muchos libros. Yo no los tengo todos: Mis memorias continúan siendo el libro más correcto, a pesar de contener algunos errores de fechas y lugares, porque original­mente, no tenía la intención de que las memorias fueran publicadas. Voy a seguir pues el relato de Lucía, que después de muertos los dos videntes más niños, Lucía, carmelita ya en Coimbra, presentó a petición del Obispo de Leiría, Don Alberto Cosme do Ameral, una Relación. Las memorias de Sor Lucía son el relato más correcto y auténtico de las apariciones de Fátima:

UN ANGEL PRECURSOR PREPARA A LOS TRES PASTORCITOS.

Primera aparición: «Soy el Ángel de la Paz».

En el verano de 1916, en la semicueva del Cabeço. «Soy el Ángel de la Paz», les saludó, y después rezó con ellos: «Dios mió, creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan, no te aman».

Me parece, dice Lucía, que el ángel se nos apareció por primera vez, en la primavera de 1916, en nuestra Loca de Cabeço. Subimos la pendiente en busca de abrigo, y después de merendar y rezar allí, comenzamos viendo sobre los árboles que se extendían en dirección al oriente, una luz más blanca que la nieve, en forma de un joven transparente más brillante que un cristal herido por los rayos del sol. Estábamos sorprendidos y medio absortos. No decíamos ni una sola palabra. Al llegar junto a nosotros, dijo:—¡No temáis! Soy el Ángel de la paz. Orad conmigo. Y arrodillándose en tierra inclinó la frente hasta el suelo. Le imitamos y repetimos las palabras que le oímos pronunciar: —Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran no esperan y no te aman. Después de repetir esto por tres veces, se levantó y dijo: — ¡Orad así! Los Corazones de Jesús y de María están atentos a la voz de vuestras súplicas. Y desapareció. La atmósfera de lo sobrenatural que nos envolvía, era tan intensa que casi no nos dábamos cuenta de la propia existencia, permaneciendo en la posición en que el ángel nos había dejado, repitiendo siempre la misma oración. La presencia de Dios se sentía tan inmensa e íntima que no nos atrevíamos a hablar. El día siguiente todavía sen­tíamos el espíritu envuelto en esa atmósfera que sólo muy lentamente fue desapareciendo.

ERA UNA SEÑORA MÁS BRILLANTE QUE EL SOL.

15. Día 13 de mayo de 1917. Primera aparición de la Virgen.

En Cova de Iría, a tres kilómetros de Fátima, el 13 de mayo de 1917. La Señora parecía tener entre 15 y 18 años; llevaba un vestido blanco hasta los pies, cerrado el cuello con un cordón de oro; un manto blanco la cubría desde la cabeza; las manos juntas y un rosario entre ellas...«Ni triste, ni alegre, sino seria». La Señora busca víctimas. Una vez prometido el cielo a los tres pequeños, les dijo: « ¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todo el sufrimiento que a El plazca enviaros como un acto de reparación, por todos los pecados con los que El es ofendido y para pedir por la conversión de los pecadores?». —Sí, queremos.

Cuenta Lucía: Estando jugando con Jacinta y Francisco, en lo alto de la pendiente de Cova de Iría, haciendo una pared alrededor de una mata, vimos de repente algo como un relámpago. —Es mejor que nos vayamos a casa —dije a mis primos—, está relampagueando; puede haber tormenta. —Pues, si. Y comenzamos a bajar la cuesta, llevando las ovejas hacia la carretera.

Al llegar a la mitad de la pendiente, muy cerca de una encina grande, vi­mos otro relámpago, y habiendo dado algunos pasos adelante, vimos sobre una encina una Señora, vestida toda de blanco, más brillante que el sol, esparciendo luz más clara e intensa que un vaso de cristal lleno de agua cristalina, atravesado por los rayos del sol más ardiente. Nos paramos sorprendidos por la Aparición. Estuvimos tan cerca que nos quedamos dentro de la luz que la rodeaba o que Ella esparcía. Tal vez a metro y medio de distancia, más o menos. Entonces Nuestra Señora nos dijo: —1No tengáis miedo! No os quiero hacer ningún mal.—¿De dónde es Vd? —le pregunté.—Soy del Cielo. —¿Y qué es lo Vd. quiere?—Vengo a pediros que vengáis aquí seis meses seguidos, el día 13, a esta misma hora. Después os diré quién soy y qué quiero. Después volveré aquí otra vez.—Y ¿yo también iré al Cielo?—Sí, irás. —Y ¿Jacinta? -También.—Y ¿Francisco? También; pero tiene que rezar muchos rosarios.

¿QUERÉIS OFRECEROS A DIOS PARA SUFRIR LO QUE OS ENVIE?

En reparación de los pecados con que El es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores?—Sí, queremos. -Tendréis que sufrir mucho, pero la gracia de Dios os dará fuerza. Al decir estas últimas palabras abrió por primera vez las manos comunicándoles una luz tan intensa como reflejo que de ellas despedía, que penetraba en el pecho y en lo más íntimo del alma, haciéndonos vernos a nosotros mismos en Dios, más claramente que nos vemos en el mejor de los espejos. Entonces por impulso íntimo, caímos de rodillas y repetíamos íntimamente: “Oh Santísima Trinidad, yo te adoro, Dios mío; yo te amo en el Santísimo Sacramento. Pasados los primeros momentos, Nuestra Señora añadió: —Rezad el Rosario todos los días para alcanzar la paz en el mundo y el fin de la guerra. En seguida comenzó a elevarse serenamente, hasta desaparecer en la inmensidad del espacio. La luz que la circundaba parecía que abría el camino a través de los astros. Los relámpagos no eran propiamente relámpagos, sino el reflejo de una luz que se aproximaba. Al ver esta luz decíamos a veces que veíamos venir a Nuestra Señora; pero a Nuestra Señora propiamente sólo la distinguíamos en esa luz cuando estaba ya sobre la encina.

LA VISIÓN DEL INFIERNO

Francisco y Jacinta tuvieron sendas visiones sobre el Papa. Francisco le vio llorando y a la multitud tirándole piedras e insultándole. Jacinta, rezando con mucha gente ante una imagen del Corazón de María.

Hasta 25 años más tarde no se conoció el contenido de la aparición con la visión del infierno. La Señora abrió las manos como en los meses pasados. El reflejo parecía penetrar en la tierra, y vimos como un mar de fuego: sumergidos en este fuego a los demonios y a las almas, como si fuesen brasas transparentes y negras o bronceadas, con forma humana, que fluctuaban en el incendio, llevadas por las llamas que salían de las mismas juntamente con nubes de humo, cayendo hacia todos los lados, seme­jante al caer de pavesas en los grandes incendios, sin peso ni equilibrio, entre gritos y gemidos de dolor y desesperación, que horrorizaban y hacían estremecer de pavor.

A la vista de esto di aquel “ay”, que dicen haberme oído. Los de­monios se distinguían por sus formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero transparentes como ne­gros carbones en brasa. Asustados y como para pedir socorro, levantamos la vista ha­cia Nuestra Señora que nos dijo entre bondad y tristeza:—Habéis visto el infierno, adonde van las almas de los po­bres pecadores. Para salvarlas, Dios quiere establecer en el mun­do la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si hacéis lo que os digo se salvarán muchas almas y habrá paz. La guerra va a terminar. Pero si no dejan de ofender a Dios, en el pontificado de Pío XI comenzará otra peor. Cuando viereis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes por medio de la guerra, del hambre y de persecuciones de la Iglesia y del Santo Padre.—Para impedirlo, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la comunión reparadora de los prime­ros sábados. Si se atienden mis peticiones, Rusia se convertirá y habrá paz. Si no, esparcirá sus errores por el mundo, promo­viendo guerras y persecuciones de la Iglesia. Los buenos serán martirizados; el Santo Padre tendrá que sufrir mucho; varias naciones serán aniquiladas. El Santo Padre me consagrará Rusia, que se convertirá y será concedido al mundo algún tiempo de paz. Esto no lo digáis a nadie. A Francisco sí, se lo podéis decir

LA SEÑAL CELESTIAL.

Día 13 de octubre de 1917. 70.000 personas venidas desde todos los puntos de Portugal

Salimos de casa temprano. Había masas de gente. Caía una lluvia torrencial. Mi madre, temiendo que fuese aquel el último día de mi vida, con el corazón partido por la incertidumbre de lo que iba a suceder, quiso acompañarme. Por el camino se repetían las escenas del mes pasado, más numerosas y conmovedoras. Ni el lodo en los caminos im­pedía a esa gente arrodillarse en la actitud más humilde y supli­cante. Pedí a la gente que cerrase los paraguas para rezar el rosario. Poco después vimos el reflejo de la luz y en seguida a Nuestra Señora sobre la encina.—¿Qué es lo que usted quiere?—Quiero decirte que hagan aquí una capilla en honor mío; que soy la Señora del Rosario; que continúen siempre rezando el rosario todos los días. La guerra va a acabar, y los militares volverán en breve a sus casas. Es necesario que se enmienden; que pidan perdón de sus pecados; —y tomando un aspecto más tris­te—, No ofendan más a Dios Nuestro Señor que está ya muy ofendido. Y abriendo las manos, las hizo reflejarse en el sol. Y mientras se elevaba, continuaba el reflejo de su propia luz proyectándose en el sol.

LA DANZA DEL SOL

El sol giró rápidamente como una gigantesca rueda de fuego. Se detuvo un momento, y giró de nuevo con una velocidad vertiginosa, irradiando haces de llamas rojo sangre. Finalmen­te, la esfera ígnea, pareció temblar, estremecerse y después arrojarse preci­pitadamente en ingente zigzag hacia la multitud. Al principio se oyó un tremendo grito de terror: “¡Señor, sálvanos!”. Cuando el sol se normalizó, resonó otra exclamación de asombro y alegría: ¡Milagro!... He aquí a María, enfrentada con el poder de las tinieblas, en una lucha cuyos triunfos y derrotas están condicionadas a nuestra conversión y arrepentimiento.

He aquí, señor Obispo, la Historia de las Apariciones de Nuestra Señora en Cova de Iría en 1917. "¿Quién es ésta que se asoma como el alba, hermosa como la luna y límpida como el sol, terrible como escuadrón a banderas desplegadas? Cantares 6,10. "Arrepentíos, que ya llega el reinado de Dios" Mateo 3,2."Velad y orad para no caer en la tentación. El espíritu está pronto, pero la carne es débil" Mateo 26,41

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 12 DE MAYO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
12 mayo




Si somos discípulos de Jesús, será imprescindible que estemos al sufrimiento, pues todos tendremos que llevar la cruz, como la llevó el Maestro.

Sufriremos por nuestros propios defectos, que en no pocas ocasiones nos dolerán y nos humillarán; nos harán sufrir el prójimo, las enfermedades, los disgusto, sinsabores y molestias del trabajo y de la vida diaria, las humillaciones en el trato con los demás y en cien mil otras ocasiones.

Sufriremos dolores en el cuerpo y penas en el alma; sufriremos en nosotros mismos y en las personas que queremos; sufrimientos de parte de Dios, que nos quiere probar y purificar, y de parte del demonio que pretende hacernos perder la paciencia y rebelarnos contra la Providencia de Dios.

Pues bien, por muchos y dolorosos que sean nuestros sufrimientos, Jesucristo sufrió más que nosotros y está junto a nosotros, sobre todo cuando sufrimos.


P. Alfonso Milagro
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