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Obispo, 22 de febrero
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La Cátedra del Apóstol San Pedro
Fiesta Litúrgica, 22 de febrero
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miércoles, 22 de febrero de 2017
SANTORAL DE HOY MIÉRCOLES 22 DE FEBRERO DEL 2017
FIESTA DE LA CÁTEDRA DE SAN PEDRO, 22 DE FEBRERO
Hoy 22 de febrero se celebra la festividad de la Cátedra de San Pedro
(ACI).- Cada 22 de febrero, la Iglesia celebra la Fiesta de la Cátedra de San Pedro, una ocasión importante que se remonta al siglo IV y que rinde homenaje al primado y autoridad del Apóstol Pedro, el primer Papa de la Iglesia.
Esta celebración recuerda además la potestad conferida por Cristo al Apóstol cuando le dice, según relatan los Evangelios: "Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Y las puertas del infierno no prevalecerán sobre ella".
La palabra "cátedra" significa asiento o trono y es la raíz de la palabra catedral, la iglesia donde un obispo tiene el trono desde el que predica. Sinónimo de cátedra es también "sede" (asiento o sitial): la "sede" es el lugar desde donde un obispo gobierna su diócesis. Por ejemplo, la Santa Sede es la sede del Obispo de Roma, el Papa.
La cátedra o sede que actualmente se conserva en la Basílica de San Pedro en Roma fue donada por Carlos el Calvo al Papa Juan VIII en el siglo IX, con motivo de su viaje a Roma para su coronación como emperador romano de occidente. Este trono se conserva como una reliquia, en una magnífica composición barroca, obra de Gian Lorenzo Bernini construida entre 1656 y 1665.
La obra de Bernini está enmarcada por pilastras. En el centro se sitúa el trono de bronce dorado, en cuyo interior se encuentra la silla de madera y que se decora con un relieve representando la “traditio clavum” o "entrega de llaves".
El trono se apoya sobre cuatro grandes estatuas, también en bronce, que representan a cuatro doctores de la Iglesia, en primer plano San Agustín y San Ambrosio, para la Iglesia latina, y San Atanasio y San Juan Crisóstomo, para la Iglesia oriental.
Por encima del trono aparece un sol de alabastro decorado con estuco dorado rodeado de ángeles que enmarca una vidriera en la que está representada una paloma de 162 cm de envergadura, símbolo del Espíritu Santo. Es la única vidriera coloreada de toda la Basílica de San Pedro.
Todos los años en esta fecha, el altar monumental que acoge la Cátedra de San Pedro permanece iluminado todo el día con docenas de velas y se celebran numerosas misas desde la mañana hasta el atardecer, concluyendo con la Misa del Capítulo de San Pedro.
EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 22 DE FEBRERO DEL 2017
Siempre habrá un reto.
San Mateo 16, 13-19. Festividad de la Cátedra de San Pedro
Por: H. Balam Loza, LC | Fuente: www.missionkits.org
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
¿Qué quieres de mí, Jesús? Vengo para escuchar tus palabras y pedirte que me indiques el camino que debo de seguir. No quiero hacer mi propia voluntad sino la tuya porque al final Tú eres quien muestra el camino de la felicidad y yo quiero ser feliz. Sin duda para Pedro no fue nada fácil y él te fallo muchas veces, pero así como Pedro, quiero ponerme en tus manos y escuchar tu voz que me llama y me manda a cumplir una misión. «Habla, Señor, que tu siervo escucha».
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 16, 13-19
En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: “Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” Ellos le respondieron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas”
Luego les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”.
Jesús le dijo entonces: “Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
«¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!» La vocación es un regalo de Dios, más que una carga o un fardo, es causa de la mayor alegría para la persona que escucha su nombre y responde a Dios con todas las fuerzas de su corazón. Pero ¿qué es la vocación? La vocación es la llamada que Jesús hace a cada persona, es la misión en la vida que Dios asigna a cada persona. Y lo más importante no es descubrir cuál sea la mejor o la más complicada sino a la que estoy llamado.
Es un poco como los deportes. Lo importante no es cuál sea el deporte más o menos extremo, cuál sea el más caro o cuál el más intenso sino la pregunta más importante es, ¿cuál es para mí? Y podrá ser el deporte más raro, pero si ese deporte es en el que yo puedo realizarme completamente es el mejor deporte para mí. Ahora, sea el deporte que sea siempre habrá un reto, dificultades a superar, victorias y también derrotas de las que levantarse. Pero lo importante no es cuántas veces se cae o uno se equivoca sino lo importante es llegar a la meta, superar el reto.
Así san Pedro descubrió y escucho cuál era su deporte, su vocación. Vio el reto y se lanzó a conquistarlo. Sin duda no lo sabía todo y a lo largo del Evangelio podemos ver la de veces que se equivoca, la de veces que le falla a su maestro. Pero todo eso no importa porque fue un hombre que supo aprender de sus errores, que supo escuchar, que supo confiar en Jesús, que supo, en fin, mirar siempre a su ideal y no cansarse. Aunque a veces pueda parecer que no podemos ser auténticos cristianos en el mundo de hoy, no hay que desanimarnos porque si Jesús nos fichó para su equipo es porque sabe que podemos. Lo único que tenemos que hacer es ver siempre el ideal y seguir corriendo.
«El relato Evangélico de su profesión de fe y la consiguiente misión confiada por Jesús nos muestra que la vida de Simón, pescador de Galilea ?como la vida de cada uno de nosotros? se abre, florece plenamente cuando acoge de Dios la gracia de la fe. Entonces, Simón se pone en el camino ?un camino largo y duro? que le llevará a salir de sí mismo, de sus seguridades humanas, sobre todo de su orgullo mezclado con valentía y con generoso altruismo. En este su camino de liberación, es decisiva la oración de Jesús: “yo he pedido por ti (Simón), para que tu fe no se apague”.»
(Homilía de S.S. Francisco, 29 de junio de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy voy a dedicar un momento para estar delante del Sagrario y escucharé lo que Jesús me pueda estar pidiendo.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
martes, 21 de febrero de 2017
SAN PEDRO DAMIÁN, DOCTOR DE LA IGLESIA, 21 DE FEBRERO
Hoy 21 de febrero se celebra
a San Pedro Damián, Doctor de la Iglesia
(ACI).- “Tras la tristeza, espera con alegría el gozo que vendrá”, decía el benedictino San Pedro Damián, Doctor de la Iglesia. En una dura época, ayudó con sus escritos y legaciones a la reforma eclesiástica y clerical. Damián significa “el que doma su cuerpo” y su fiesta se celebra cada 21 de febrero.
“Que la esperanza te levante ese gozo, que la caridad encienda tu fervor. Así tu mente, bien saciada, será capaz de olvidar los sufrimientos exteriores y progresará en la posesión de los bienes que contempla en su interior”, decía San Pedro Damián.
El Santo nació en el 1007 en Ravena (Italia). Perdió a sus padres cuando era niño y quedó al cuidado de un hermano suyo que lo trató como esclavo. Otro hermano, arcipreste de Ravena, se compadeció y se encargó de su educación. Al sentirse como un hijo, Pedro tomó de su hermano el nombre de Damián.
San Pedro desde joven se acostumbró a la oración, vigilia, ayuno, invitaba a los pobres a su mesa y les servía personalmente. Ingresó a la vida monacal con los benedictinos de la reforma de San Romualdo.
Para dominar sus bajas pasiones, se colocaba correas con espinas (cilicio) debajo de su camisa, se azotaba y ayunaba con pan y agua. Pero su cuerpo, al no estar acostumbrado, se debilitó y empezó a sufrir de insomnio.
Es así que comprendió que estos castigos no debían ser tan severos y que la mejor penitencia es la paciencia con las penas que Dios permite que nos lleguen. Esta experiencia le sirvió más adelante para acompañar espiritualmente a otros.
Cuando murió el Abad, Pedro asumió por obediencia la dirección de la comunidad. Fundó otras cinco comunidades de ermitaños y en todos los monjes buscaba que se fomente el espíritu de retiro, caridad y humildad. De ellos surgieron Santo Domingo Loricato y San Juan de Lodi.
Varios Papas acudían a San Pedro por sus consejos. En 1057 fue ordenado Cardenal y Obispo de Ostia, aun cuando el santo siempre prefirió su vida de ermitaño. Más adelante se le concedería el deseo de volver al convento como simple monje, pero con la condición de que se le podía emplear en el servicio de la Iglesia.
Se dedicó a enviar cartas a muchos Pontífices y personas de alto rango para que se erradique la simonía, que era la compra o venta de lo que es espiritual por bienes materiales, incluyendo cargos eclesiásticos, sacramentos, sacramentales, reliquias y promesas de oración.
Escribió el “libro Gomorriano” (haciendo alusión a la ciudad de Gomorra del Antiguo Testamento) y habló en contra de las costumbres impuras de aquel tiempo. De igual manera escribía sobre los deberes de los clérigos, monjes y recomendaba la disciplina más que ayunos prolongados.
Solía decir: “Es imposible restaurar la disciplina una vez que ésta decae; si nosotros, por negligencia, dejamos caer en desuso las reglas, las generaciones futuras no podrán volver a la primitiva observancia. Guardémonos de incurrir en semejante culpa y transmitamos fielmente a nuestros sucesores el legado de nuestros predecesores”.
Era una persona severa, pero sabía tratar a los pecadores con indulgencia y bondad cuando la prudencia y caridad lo requerían. En sus ratos libres, acostumbraba hacer cucharas de madera y otros utensilios para no permanecer ocioso.
El Papa Alejandro II envió a San Pedro Damián para que resolviera un problema con el Arzobispo de Ravena, que estaba excomulgado por ciertas atrocidades que cometió. Lamentablemente el Santo llegó cuando el Prelado había fallecido, pero convirtió a los cómplices, a quienes les impuso una justa penitencia.
De regreso a Roma, cae enfermo por una aguda fiebre en un monasterio de las afueras de Faenza. Partió a la Casa del Padre el 22 de febrero de 1072. Dante Alighieri, en el canto XXI del Paraíso, coloca a San Pedro Damián en el cielo de Saturno, destinado a los espíritus contemplativos. Fue declarado Doctor de la Iglesia en 1828.
SANTORAL DE HOY MARTES 21 DE FEBRERO DEL 2017
Roberto Southwell, Santo
Mártir Jesuita, 21 de febrero
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María Enriqueta (Ana Catalina) Dominici, Beata
Religiosa, 21 de enero
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Eustaquio (Eustacio) de Antioquía, Santo
Obispo, 21 de febrero
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Eleonora (Leonor) de Inglaterra
Reina y Religiosa, 21 de febrero
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Noël (Natal) Pinot, Beato
Presbítero y Mártir, 21 de febrero
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Pedro Damián, Santo
Memoria Litúrgica, 21 de febrero
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EL EVANGELIO DE HOY MARTES 21 DE FEBRERO DEL 2017
Recuperar el corazón de niño
San Marcos 9, 30-37, VII Martes de Tiempo Ordinario. Ciclo A.
Por: H. Rubén Tornero, LC | Fuente: www.missionkits.org
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, gracias por todos los regalos que me has hecho, en especial por este momento de encuentro personal contigo. Creo en Ti, pero dame la fe que me falta. Espero en Ti, mas ayúdame a que mi confianza no desfallezca. Te amo, pero regálame Tu corazón para que pueda amar a todos los que me rodean como Tú quieres que yo los ame. María, en tus manos pongo el fruto de esta oración suplicándote que me enseñes a amar a Jesús.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 9, 30-37
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaban Galilea, pero él no quería que nadie lo supiera, porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; le darán muerte, y tres días después de muerto, resucitará”. Pero ellos no entendían aquellas palabras y tenían miedo de pedir explicaciones.
Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntó: “De qué discutían por el camino?”. Pero ellos se quedaron callados, porque en el camino habían discutido sobre quién de ellos era el más importante. Entonces Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: “Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”.
Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: “El que reciba en mi nombre a uno de estos niños, a mí me recibe. Y el que me reciba a mí, no me recibe a mí, sino a aquel que me ha enviado”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Jesús, Tú has prometido que quien recibiera a un niño, te recibiría también a Ti.
Hoy, Jesús, quisiera pedirte perdón. He crecido y mil preocupaciones llenan todo mi tiempo. Ya casi no tengo tiempo para recordar (y mucho menos para agradecer) todo las risas y las lágrimas que viví siendo niño.
He dejado que el tiempo empañe aquella mirada pura y la sonrisa radiante que tenía antaño. Ya casi no miro las estrellas y la lluvia, lejos del asombro que me causaba, ahora me fastidia porque o embotella el tráfico o me impide llegar seco a mis ocupaciones.
Perdóname, Señor, no por haber crecido, sino por haber olvidado que fui niño. Porque me he vuelto una persona tan ocupada que no sé recibir esos pequeños regalos que Tú me das como lo son una noche estrellada o una hermosa flor. Perdóname, Jesús, y ayúdame a volver a tener un corazón de niño capaz de recibirte y de llegar al cielo, pues sólo quien se hace como niño entrará en el reino de los cielos
«Todos estamos llamados por vocación cristiana al servicio que sirve y a ayudarnos mutuamente a no caer en las tentaciones del «servicio que se sirve». Todos estamos invitados, estimulados por Jesús a hacernos cargo los unos de los otros por amor. Y esto sin mirar de costado para ver lo que el vecino hace o ha dejado de hacer. Jesús dice: «Quien quiera ser el primero, que sea el último y el servidor de todos». Ese va a ser el primero. No dice, si tu vecino quiere ser el primero que sirva. Debemos cuidarnos de la mirada enjuiciadora y animarnos a creer en la mirada transformadora a la que nos invita Jesús.»(Homilía de S.S. Francisco, 20 de septiembre de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy voy a detenerme a habar 5 minutos con un niño y, al final, le pediré a Dios que me regale un corazón así.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
lunes, 20 de febrero de 2017
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