lunes, 12 de octubre de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: LUNES 12 DE OCTUBRE DEL 2015


No se les dará otra señal que la de Jonás
Tiempo Ordinario


Lucas 11, 29-32. Tiempo Ordinario. Cristo, clavado en la cruz, es la gran señal de amor que anhelamos. 


Por: Ignacio Sarre | Fuente: Catholic.net 



Te adelantamos las Reflexiones del Evangelio de la Semana 28o. del Tiempo Ordinario, del domingo 11 al sábado 17 de octubre 2015.
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Del santo Evangelio según san Lucas 11, 29-32
En aquel tiempo la gente se apiñaba alrededor de Jesús y comenzó a decirles: Esta generación es una generación malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la señal de Jonás. Porque, así como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación. La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de esta generación y los condenará: porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón. Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás. 

Oración introductoria
Padre, te pedimos que Cristo, clavado en la cruz, sea para nosotros la gran señal que anhelamos. La prueba de un amor incondicional y desinteresado.

Petición
Señor, ayudanos a ser "señales" para nuestro prójimo. Que cuando nos vean actuar, sepan y crean que existe el amor.

Meditaciòn del Papa Francisco
Su sordera expresa la incapacidad de escuchar y de comprender no solo las palabras de los hombres, sino también la Palabra de Dios. Y san Pablo nos recuerda que “la fe nace de la escucha de la predicación” […]
Dios no está cerrado en sí mismo, sino que se abre y se pone en comunicación con la humanidad. En su inmensa misericordia, supera el abismo de la infinita diferencia entre Él y nosotros, y sale a nuestro encuentro. Para realizar esta comunicación con el hombre, Dios se hace hombre: no le basta hablarnos a través de la ley y los profetas, sino que se hace presente en la persona de su Hijo, la Palabra hecha carne. Jesús es el gran “constructor de puentes” que construye en sí mismo el gran puente de la comunión plena con el Padre.
Pero este Evangelio nos habla también de nosotros: a menudo nosotros estamos replegados y encerrados en nosotros mismos, y creamos muchas islas inaccesibles e inhóspitas. Incluso las relaciones humanas más elementales a veces crean realidades incapaces de apertura recíproca: la pareja cerrada, la familia cerrada, el grupo cerrado, la parroquia cerrada, la patria cerrada. Y esto no es de Dios. Esto es nuestro. Es nuestro pecado. (Ángelus, S.S. Francisco, 6 de septiembre de 2015).


Reflexión

Deseamos una seguridad, una certeza. Queremos tener ante nuestros ojos una prueba, un milagro. Cada día es una buena ocasión para buscarla, o, más bien para encontrarla, para contemplarla, porque ya la tenemos.

Cristo, clavado en la cruz, es la gran señal que anhelamos. La prueba de un amor incondicional y desinteresado; un amor que se entrega hasta el extremo de dar la vida por el amigo. El crucificado nos hace ver un milagro más extraordinario que cualquier otro: el del amor, que se demuestra en el dolor. Basta que le contemplemos detenidamente para que obtengamos una plena seguridad sobre la cual construir nuestra vida: la de sabernos y sentirnos profundamente amados.

Esta señal constituye también una invitación. Cristo nos invita a convertirnos en “señales” para nuestro prójimo. Que cuando nos vean actuar, sepan y crean que existe el amor. Que por nuestro modo de vivir, tengan la seguridad de que vale la pena ser seguidor del hombre que aparentemente fue derrotado en la cruz. Para ser “señales”, pruebas vivas, hay que aprender como Cristo, a subir a la cruz. Ahí está la señal del amor.

Propòsito
Acercarme a un crucufico y pedirle a Jesùs que me enseñe a ser señal de amor para mi familia, trabajo, amigos.

Diálogo con Cristo
Señor, todo está bajo tu dominio menos mi libertad, porque Tú respetas mi decisión de cumplir o no tu voluntad. Me has dado tu Palabra en el Evangelio, te me ofreces en la Eucaristía, para que tu presencia viva transforme todo mi ser: inteligencia, voluntad, afectos, imaginación y sentimientos. Haz, Jesús, que sepa apreciar estos dones y que aproveche todas las oportunidades, circunstancias y situaciones de mi vida para amarte más.

LOS SANTOS DE HOY: LUNES 12 DE OCTUBRE DEL 2015

Féix IV (III), SantoFéix IV (III), Santo
LIV Papa, 12 de octubre
Maximiliano de Celeia, SantoMaximiliano de Celeia, Santo
Obispo de Lorch, 12 Octubre
Edwin de Northumbria, SantoEdwin de Northumbria, Santo
Mártir y Rey, Octubre 12
Nuestra Señora de AparecidaNuestra Señora de Aparecida
Advocación Mariana, 12 de octubre
Eufrasio del Niño Jesús, BeatoEufrasio del Niño Jesús, Beato
Mártir, 12 Octubre
Serafín de Montegranario, SantoSerafín de Montegranario, Santo
Lego Capuchino, 12 octubre
Amigo, SantoAmigo, Santo
Biografía, 12 de octubre
Nuestra Señora del PilarNuestra Señora del Pilar
Advocación mariana, 12 de octubre

NUESTRA SEÑORA DEL PILAR, ADVOCACIÓN MARIANA, 12 DE OCTUBRE


Nuestra Señora del Pilar
Advocación mariana, 12 de octubre


Fuente: Archidiócesis de Madrid 




Fiesta
12 de octubre

Etimológicamente significa “ pila”. Viene de la lengua latina.

Este nombre, uno de los más abundantes en España tiene un origen curioso. Fue la misma Virgen María la que se apareció al apóstol Santiago que estaba desanimado mientras evangelizaba la patria española.

Se le apareció en carne mortal cuando, junto al Ebro, y sentado en una piedra o pila quería llegar hasta otros lugares predicando la Buena Nueva del Evangelio.

Santiago llevaba inscritas en su corazón las últimas recomendaciones de Jesús:"Id por todo el mundo predicando el Evangelio y bautizando a la gente en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo".

Con el paso del tiempo, los zaragozanos le hicieron una inmensa y preciosa basílica levantada en su honor en el primer milenio, aunque haya sufrido muchas reformas arquitectónicas.

Hay que tener en cuenta que España ha sufrido muchas invasiones, pero es seguro que ya existía en la época de los Visigodos.

Dicen que la misma Virgen le dejó una imagen como recuerdo del inolvidable encuentro. Y el mandato de que le construyera allí un templo.

Según dice la Tradición, esto sucedía en el año 40. Científicamente no está nada comprobado a nivel de papeles. Sin embargo, el testimonio vivo de tantos miles y miles de personas que van en peregrinación a este santo lugar mariano, demuestran fehacientemente que la fe no viene del aire sino de personas que, generación tras generación, viven su devoción a la Virgen de forma continuada.

Juntamente con el sepulcro de Santiago en Galicia y el Pilar de Zaragoza son dos polos de espiritualidad palpable en España y con proyección a todo el universo.

Hoy es la fiesta nacional en España y también el día de la Hispanidad. Las banderas de las naciones sudamericanas llenan este lugar. En la misa de hoy se leen estas palabras:"La devoción al Pilar tiene una gran repercusión en Iberoamérica, cuyas naciones celebran la fiesta del descubrimiento de América en este día".

¡Felicidades a las personas que lleven este nombre!

domingo, 11 de octubre de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: DOMINGO 11 DE OCTUBRE DEL 2015


¿También los ricos se salvan?
Tiempo Ordinario



Marcos 10, 17-30. Tiempo Ordinario. Lo importante es no usar nuestros bienes para servirnos a nosotros mismos y a nuestros caprichos sino para ayudar a los demás. 


Por: P. Sergio A. Córdova | Fuente: Catholic.net 



Te adelantamos las Reflexiones del Evangelio de la Semana 28o. del Tiempo Ordinario, del domingo 11 al sábado 17 de octubre 2015.
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Del santo Evangelio según san Marcos 10, 17-30
En aquel tiempo, cuando Jesús se ponía ya en camino, se le acercó corriendo un hombre y arrodillándose ante él, le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?» Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre.» El, entonces, le dijo: «Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud.» Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme.» Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes. Jesús, mirando a su alrededor, dice a sus discípulos: «¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!» Los discípulos quedaron sorprendidos al oírle estas palabras. Mas Jesús, tomando de nuevo la palabra, les dijo: «¡Hijos, qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja, que el que un rico entre en el Reino de Dios.» Pero ellos se asombraban aún más y se decían unos a otros: «Y ¿quién se podrá salvar?» Jesús, mirándolos fijamente, dice: «Para los hombres, imposible; pero no para Dios, porque todo es posible para Dios.» Pedro se puso a decirle: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.» Jesús dijo: «Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora al presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna. 

Oración introductoria
Señor, creo y confío en que escuchándote en mi oración, podré descubrirte y amarte más y aceptar plenamente las exigencias de cumplir tu voluntad. No quiero ser como el joven rico del Evangelio que pregunta sin querer escuchar. Tú eres mi Maestro, Tú eres mi guía, mi Señor. ¿Qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? Dime en esta oración cómo puedo agradarte más, cómo puedo cumplir mejor tus mandamientos.

Petición
Jesús, ayúdame a descubrir en esta oración, qué es lo que me falta para alcanzar mi salvación y la de mis hermanos.

Meditación del Papa Francisco
¿Recuerdan el diálogo de Jesús con el joven rico? El evangelista Marcos dice que Jesús lo miró con cariño, y después lo invitó a seguirle para encontrar el verdadero tesoro. Les deseo, queridos jóvenes, que esta mirada de Cristo, llena de amor, les acompañe durante toda su vida.
Durante la juventud, emerge la gran riqueza afectiva que hay en sus corazones, el deseo profundo de un amor verdadero, maravilloso, grande. ¡Cuánta energía hay en esta capacidad de amar y ser amado! No permitan que este valor tan precioso sea falseado, destruido o menoscabado. Esto sucede cuando nuestras relaciones están marcadas por la instrumentalización del prójimo para los propios fines egoístas, en ocasiones como mero objeto de placer. El corazón queda herido y triste tras esas experiencias negativas. Se lo ruego: no tengan miedo al amor verdadero, aquel que nos enseña Jesús y que San Pablo describe así: “El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites. El amor no pasa nunca”.
Al mismo tiempo que les invito a descubrir la belleza de la vocación humana al amor, les pido que se rebelen contra esa tendencia tan extendida de banalizar el amor, sobre todo cuando se intenta reducirlo solamente al aspecto sexual, privándolo así de sus características esenciales de belleza, comunión, fidelidad y responsabilidad. (S.S. Francisco, Mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud 2015).

Reflexión
Esta pregunta parece superflua o tonta, pero no lo es tanto. Al menos, a juzgar por las palabras de nuestro Señor: "¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el Reino de los cielos!". Los mismos discípulos se quedaron extrañados al oírle expresarse así. Y Jesús, con su conducta habitual, en vez de apaciguar el tono de sus sentencias, lo hace todavía más rotundo: "Sí, hijos, más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el Reino de Dios". Los discípulos se espantaron aún más -nos refiere san Marcos- y comentaban: “Entonces, ¿quién puede salvarse?".

Hace no mucho tiempo algunos teólogos católicos, así llamados de la "teología de la liberación", trataron de manipular el mensaje de Cristo -sobre todo en los países de América Latina- diciendo que la Iglesia debía ocuparse sólo de los pobres y marginados; e, inspirándose en la filosofía marxista, preconizaban la lucha de clases dentro de la misma Iglesia. ¡Qué aberración! Y, tristemente, todavía hay muchos sectores eclesiásticos que siguen pensando y opinando lo mismo...

Sin embargo, hay que hablar con la verdad del Evangelio: nuestro Señor nunca condenó la riqueza ni los bienes terrenos por sí mismos. Es más, entre sus amigos y discípulos se encontraban José de Arimatea y Nicodemo, que eran hombres ricos; Jesús se hospedó en la casa de Zaqueo y de Simón el fariseo, que también tenían grandes riquezas; entre sus apóstoles se contaba uno que había sido publicano, o sea, recaudador de impuestos. Y además, aceptaba en su compañía a “algunas mujeres que le asistían y le ayudaban con sus bienes” –nos refiere san Lucas—. Lo que nuestro Señor condena es, pues, el apego desordenado a las riquezas y a los bienes terrenos, el "hacer depender de ellos la propia vida" y el "acumular tesoros sólo para sí mismos" (cfr. Lc 12, 13-21).

Y es que el apego desmedido al dinero lleva al hombre a la avaricia y a la más completa ceguera hasta el punto de olvidar lo más importante en la vida: "¡Necio! –llamó nuestro Señor en una de sus parábolas a un avaro-; esta misma noche te van a reclamar el alma. Todo lo que has acumulado, ¿para quién será?" (Lc 12, 20). La avaricia hace mucho más difícil la entrada al Reino de Dios no por las riquezas en sí mismas, sino porque se convierten en una idolatría. Por eso dijo Jesús que "no se puede servir a dos señores, porque se ama a uno y desprecia al otro; no se puede amar a Dios y al dinero" (Mt 6, 24). Y esto fue lo que le ocurrió al joven rico del evangelio de hoy. Y eso fue también lo que le pasó a Judas Iscariote, que entregó a Cristo por treinta miserables monedas de plata.

Pero está claro que tanto los ricos como los pobres son hijos de Dios, y tanto unos como otros pueden ser no sólo buenos cristianos, sino también santos. Ha habido muchos reyes y reinas, príncipes y nobles que han sido ejemplos preclaros de virtud y de santidad, y sus riquezas no les han impedido su camino hacia Dios. Allí están san Enrique, san Luis de Francia, santa Isabel de Hungría, santa Brígida de Suecia, san Francisco de Borja, santa Margarita de Escocia, san Wenceslao, san Casimiro y miles más.

Las riquezas son algo accidental, y deben ser un medio más para vivir y para servir mejor a Dios y al prójimo. Cuando el dinero no se usa para eso, es entonces cuando comienzan los problemas... y ahora sí nuestro Señor condena. De aquí nace la prepotencia, la soberbia, la avaricia desenfrenada, el maquiavelismo, la injusticia diabólica y la corrupción de muchos ricos y poderosos de la tierra que sólo se sirven a sí mismos y a sus propios intereses… Es entonces cuando la riqueza se convierte en un gravísimo peligro y un obstáculo para la propia salvación. Y así se cumple la palabra del Señor: "es más fácil a un camello entrar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el Reino de los cielos".

Lo importante es, pues, cómo usamos de los bienes: si le damos gracias a Dios porque nos da elementos para vivir y descansar, y con ellos ayudamos a nuestros semejantes, o si sólo nos servimos a nosotros mismos y a nuestros caprichos. Pero, ¡atención!, no hay que ayudar a los demás sólo con las migajas que nos sobran y que caen de nuestra mesa, sino con verdadera generosidad. Sólo así vamos por el recto camino.

Propósito
Ante el relativismo y hedonismo imperante, ser fiel a mis convicciones de fe. Pondré en agenda mi próxima dirección espiritual.

Diálogo con Cristo 
Señor, porque me amas, no te cansas de mostrarme, por diversos medios, cuál es el camino que tengo que seguir. Sencillo de entender pero no fácil de caminar. No permitas que me pase lo del joven del Evangelio que cree cumplir todo hasta el momento en que ocurre algo que le muestra que hay otras cosas más importantes que cumplir tu voluntad. Tú sabes que trato de seguirte fielmente, aunque muchas veces no ha sido nada fácil. Ayúdame a salir de mi zona de confort para dejar a un lado todo lo que entorpezca o disminuya mi amor y mi generosidad a Ti y a los demás.

Preguntas o comentarios al autor  P. Sergio Cordova LC

LOS SANTOS DE HOY: DOMINGO 11 DE OCTUBRE DEL 2015

Meinardo de Letonia, SantoMeinardo de Letonia, Santo
Primer Obispo de Letonia, 11 Octubre
Jaboco de Ulm, BeatoJaboco de Ulm, Beato
Religioso, 11 Octubre







Zenaida, Santa
Biografía, 11 de octubre
Alejandro Sauli, SantoAlejandro Sauli, Santo
Obispo de Pavía, 11 de octubre







Soledad Torres Acosta, SantaSoledad Torres Acosta, Santa
Fundadora de las Siervas de María, octubre 11

SAN ALEJANDRO SAULI, OBISPO DE PAVIA, 11 DE OCTUBRE


Alejandro Sauli, Santo
Alejandro Sauli, Santo


Obispo de Pavía, 11 de octubre 


Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04 



Obispo

Se cuenta que Alejandro Sauli era muy joven todavía cuando se presentó un día con un crucifijo en la mano ante una multitud que asistía a un espectáculo de acróbatas y saltimbanquis, y predicó severamente contra ese tipo de diversiones frívolas, con gran asombro de todos los presentes. Aunque el santo exageró tal vez un tanto al proceder así; ese gesto puede considerarse como un símbolo de su vida, ya que se consagró por entero a la restauración del orden cristiano en la atmósfera de negligencia y fríaldad religiosas de mediados del siglo XVI. Alejandro nació en Milán en 1535, pero su familia era originaria de Génova. A los diecisiete años, ingresó en la congregación de los clérigos regulares barnabitas. Sus superiores le enviaron a proseguir sus estudios en el colegio que la congregación tenía en Pavía, y el santo pagó de su bolsillo la obra de ensanchamiento de la biblioteca del establecimiento. En 1556, después de su ordenación sacerdotal, empezó a enseñar filosofía y teología en la Universidad. El obispo de la ciudad le tomó pronto por teólogo suyo, y la reputación de Alejandro como predicador empezó a crecer rápidamente. El éxíto que tuvo en Pavía fue tan grande, que San Carlos Borromeo le invitó a predicar en la catedral; a sus sermones asistieron el propio San Carlos y el cardenal Sfondrati quien fue más tarde Papa con el nombre de Gregorio XIV. Las ardientes palabras del joven barnabita arrancaron lágrimas a ambos personajes, quienes le tomaron por confesor; San Carlos Borromeo siguió dirigiéndose con él muchos años. En 1567, el P. Sauli fue elegido preboste general de su congregación. Aunque no tenía más que treinta y ocho años, parecía bastante seguro de sí mismo como para oponerse al parecer de San Pío V y de san Borromeo. En efecto, el cardenal Borromeo, quien era protector de los "Humiliati" que quedaban, había recibido la misión de reformarlos, ya que dichos frailes eran tan ricos como de costumbres poco edificantes. Para ello decidió fundir a los "Humiliati" con la fervorosa congregación de los barnabitas, recientemente fundada. Pero San Alejandro, aunque estaba dispuesto hacer cuanto pudiera por ayudar a los "Humiliati", no se sentía oblígado a aceptar una medida que podía hacer daño a sus hijos, y San Carlos Borromeo tuvo que renunciar a su propósito.

La firmeza de San Alejandro y su celo apostólico no pasaron ínadvertidos a los ojos del gran reformador San Pío V, quien le nombró en 1570 obispo de Aleria, en Córcega, a pesar de sus protestas. San Carlos Borromeo le confirió la consagración, y el nuevo obispo se trasladó a su diócesis. La tarea que tenía ante sí era imponente. El clero era tan ignorante como corrompido; el pueblo, que conservaba aún muchas costumbres bárbaras, poseía apenas algunos rudimentos de religión; la isla estaba infestada de bandidos, y las salvajes venganzas entre las familias eran cosa de todos los días. San Alejandro llevó consigo a tres barnabitas para que le ayudasen en la tarea. Inmediatamente después de establecerse en Tallona, porque la ciudad episcopal estaba en ruinas, congregó un sínodo y anunció las reformas que se proponía llevar a cabo. En seguida procedió a visitar su diócesis, y en el curso de la visita comenzó a aplicar las nuevas leyes con todo el rigor que se imponía. El gobierno del santo duró veinte años, y el cambio que se efectuó en la isla fue tan notable, que las gentes le llamaban el apóstol de Córcega. En el tercer sínodo diocesano, el santo promulgó los decretos del Concilio de Trento y la energía con que supo exigir su cumplimiento fue sin duda lo que más contribuyó a la reforma de las costumbres. San Alejandro tuvo que hacer frente no sólo a la oposición de sus subalternos, sino también a la violencia de los extraños, ya que los piratas berberiscos solían atacar con frecuencia la isla. Debido a ello, el santo obispo se vio obligado a cambiar tres veces de residencia y, finalmente, estableció en Cervione su catedral, su capítulo y su seminario.

Durante su gobierno, tuvo que hacer frecuentes viajes a Roma, donde se hizo muy amigo de San Felipe Neri, quien le consideraba como modelo de prelados. Era un canonista consumado que escribió varias cartas pastorales y obras catequéticas. Habiendo tenido un éxito tan grande en Córcega, es muy natural que se le hayan ofrecido las diócesis de Tortona y Génova; pero el santo se negó a cambiar de sede hasta que Gregorio XIV le impuso, por obediencia, que aceptase el gobierno de la diócesis de Pavía en 1591. Dios le llamó a Sí al año siguiente, cuando se hallaba en Calozza visitando la diócesis. Durante su vida, San Alejandro poseyó el don de profecía y el de calmar las tempestades. Los milagros continuaron después de su muerte y su canonización tuvo lugar en 1904.

SAN JUAN XXIII, EL PAPA BUENO, 11 DE OCTUBRE 2015


San Juan XXIII
11 de Octubre




Angelo Giuseppe Roncalli nació en Lombardía (Italia) el 25 de noviembre de 1881. Fue el cuarto hijo de un total de catorce del matrimonio formado por Giovanni Battista Roncalli (1854–1935) y Marianna Giulia Mazzolla (1854–1939) quienes trabajaban como aparceros. 

El ambiente religioso de su familia y la vida parroquial bajo la guía del padre Francesco Rebuzzini, le proporcionaron a Angelo formación cristiana.Ingresó en el seminario de Bérgamo en 1892. En 1896 fue admitido en la Orden Franciscana Seglar por el director espiritual del Seminario de Bérgamo , el Padre Luigi Isacchi. Hizo una profesión de esa Regla de vida el 23 de mayo de 1897. De 1901 a 1905 fue alumno en el Pontificio Seminario Romano.

 El 10 de agosto de 1904 fue ordenado sacerdote en la Basílica de Santa María de Monte Santo, en la Piazza del Popolo. En 1905, fue nombrado secretario del Obispo de Bérgamo, Giacomo Radini Tedeschi, y en el año siguiente fue el encargado de la enseñanza de Historia y Patrología en el seminario de Bérgamo. Ocupó estos puestos hasta la muerte de «su» obispo, como siempre recordaría a Radini Tedeschi, acaecida en 1914.




Hoy celebramos a San Juan XXIII, el Papa bueno

(ACI).- "¡Oh, los santos, los santos del Señor, que por doquier nos alegran, nos animan y nos bendicen!", decía San Juan XXIII, llamado el "Papa bueno" y cuya fiesta es el 11 de octubre.

Angelo Giuseppe Roncalli, más conocido como San Juan XXIII, nació en Italia en 1881. Ingresó desde muy joven al seminario y fue ordenado sacerdote en 1904.

En la Segunda Guerra Mundial, siendo Obispo, salvó a muchos judíos con ayuda del “visado de tránsito” de la Delegación Apostólica.

En 1953 fue creado Cardenal y a la muerte de Pío XII, es elegido como Sumo Pontífice en 1958. Poco a poco se ganó el apelativo de “Papa Bueno” por sus cualidades humanas y cristianas.

El mundo entero pudo ver en él a un pastor humilde, atento, decidido, valiente, sencillo y activo. Se enrumbó por los caminos del ecumenismo y del diálogo con todos. Escribió las famosas encíclicas “Pacem in terris” y “Mater et magistra” y convocó al Concilio Vaticano II.

Es llamado a la Casa del Padre el 3 de junio de 1963, beatificado por San Juan Pablo II en el 2000 y canonizado por Papa Francisco en abril del 2014.

El milagro para su beatificación se basó en la curación de Sor Caterina Capitani, una religiosa que tenía una dolencia estomacal muy grave.

Las hermanas de la paciente, que conocían de la gran admiración de Sor Caterina por Juan XXIII, oraron pidiendo la intercesión del “Papa bueno” y colocaron una imagen de él en el estómago de la paciente.

Minutos después la religiosa empezó a sentirse bien y pidió comer. Más adelante, Sor Caterina relataría que vio a Juan XXIII sentado al pie de su cama y que le dijo que su plegaria había sido escuchada. La ciencia no pudo dar explicaciones de esta curación.

sábado, 10 de octubre de 2015

LOS SANTOS DE HOY: SÁBADO 10 DE OCTUBRE DEL 2015

Paulino de York, SantoPaulino de York, Santo
Obispo, 10 Octubre
Juan Thwing de Bridlington, SantoJuan Thwing de Bridlington, Santo
Monje, 10 de octubre
Daniel Comboni, SantoDaniel Comboni, Santo
Fundador de los Misioneros Combonianos, 10 de octubre
Angela María Truszkowska, BeataAngela María Truszkowska, Beata
Fundadora, 10 Octubre

EL EVANGELIO DE HOY: SÁBADO 10 DE OCTUBRE DEL 2015


Dichosos los que oyen la Palabra de Dios y la guardan
Tiempo Ordinario



Lucas 11, 27-28. Tiempo Ordinario. Jesús la presenta como modelo de fidelidad porque oyó y cumplió la palabra de Dios. 


Por: Catholic.net | Fuente: Catholic.net 



Durante el mes de Octubre, Mes del Rosario, en esta sección, meditaremos cada día un misterio, y así poder "guardar y meditar en  nuestro corazón" la Vida de Jesús.¡Suscribete a la Meditación diaria!
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Del santo Evangelio según san Lucas 11, 27-28
Sucedió que, estando él diciendo estas cosas, alzó la voz una mujer de entre la gente, y dijo: «¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!» Pero Él dijo: «Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan».

Oración introductoria
Padre, que sepamos escuchar tu Palabra para convertirnos en testigos y, aún más, en portadores de Jesús resucitado en el mundo.

Petición
Jesús confío en Ti, que nunca dejes que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas. Y que siempre nos darás el ciento por uno y la vida eterna, cada vez que dejemos todo y te sigamos.

Meditación del Papa Francisco
La fe sin el fruto en la vida, una fe que no da fruto en las obras, no es fe. También nosotros nos equivocamos a veces sobre esto: 'Pero yo tengo mucha fe', escuchamos decir. 'Yo creo todo, todo...' Y quizá esta persona que dice eso tiene una vida tibia, débil. Su fe es como una teoría, pero no está viva en su vida.
El apóstol Santiago, cuando habla de fe, habla precisamente de la doctrina, de lo que es el contenido de la fe. Pero ustedes pueden conocer todos los mandamientos, todas las profecías, todas las verdades de fe, pero si esto no se pone en práctica, no va a las obras, no sirve. Podemos recitar el Credo teóricamente, también sin fe, y hay tantas personas que lo hacen así. ¡También los demonios! Los demonios conocen bien lo que se dice en el Credo y saben que es verdad. (Cf. S.S. Francisco, 21 de febrero de 2014, homilía en Santa Marta)
Reflexión
Muchas veces el cariño que sentimos hacia María se trasluce en un mohín de disgusto al escuchar este pasaje. ¿No fue Cristo injusto -o a lo menos descortés- con su madre al responder así ante el piropo que le brindaban? A simple vista podría parecer que sí, pero si lo pensamos más aguda y profundamente, concluiremos que lo que en realidad buscó -y logró- con esa respuesta, fue que María no fuese alabada y querida por el hecho físico de llevar a Jesús en el seno y alimentarlo, sino por algo infinitamente más grande: cumplir la voluntad de Dios y perseverar en ella todos los días de su vida.

María -aun siendo madre de Dios- tenía todos los ingredientes para ser una perfecta infeliz: de clase baja, en un país ocupado, perseguida por la autoridad, prófuga en Egipto con un niño recién nacido, viuda en plena juventud, solitaria en una aldehuela miserable, con un hijo al que la familia considera loco, víctima de las lenguas que le cuentan cómo los poderosos desprecian a su único hijo -un predicador- y buscan su muerte. Y lo más impresionante, su propio hijo la abandona y aparentemente la infravalora en público.

Tenemos buenos argumentos para un melodrama o una telenovela lacrimógena. Jesús -contra todo pronóstico- la presenta como modelo de felicidad sólo porque oyó y cumplió la palabra de Dios. A veces sentimos que nos agobia el mucho trabajo, el estrés, el estrecho sueldo que hay que estirar cada mes, los plazos del coche, la casa y los electrodomésticos que aún no pagamos... Sufrimos porque no entendemos la actitud de ese hijo que se entrega completamente a Dios y parece que nos abandona en el momento más difícil para la familia. Todo esto y mucho más vivió la Virgen, añadiendo el aparente abandono de Dios. Sin embargo, aquí no se queda la historia.

María vivió en esta vida las cosas más grandes y sublimes, fue elegida predilecta de Dios en todo momento y el amor de Dios invadía su persona y, por tanto, su vida. María rezaba. Nosotros también podemos vivir cosas similares a ella y hemos de ser conscientes de que ante todo, las cruces son una muestra del amor inmenso de Dios, del amor de predilección de Dios hacia nosotros. Él nunca va a dejar que estemos siendo tentados por encima de nuestras fuerzas. Y siempre nos dará el ciento por uno y la vida eterna, cada vez que dejemos todo y le sigamos.

Propósito
Escuchar, como nos dice el Papa, más atentamente la Palabra de Cristo y saborear el Pan de su presencia en las celebraciones eucarísticas.

SAN DANIEL COMBONI, FUNDADOR DE LOS MISIONEROS COMBONIANOS, 10 DE OCTUBRE


Daniel Comboni, Santo
Fundador de los Misioneros Combonianos, 10 de octubre


Por: Vatican.va | Fuente: Vatican.va 




Obispo

Martirologio Romano: En Khartum, en Sudán, san Daniel Comboni, obispo, que fundó el Instituto para las Misiones en África (Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús), y tras ser elegido obispo en ese continente, se entregó sin reservas y predicó el Evangelio por aquellas regiones, trabajando también por hacer respetar la dignidad humana. († 1881)

Daniel Comboni: hijo de campesinos pobres, llegó a ser el primer Obispo de Africa Central y uno de los más grandes misioneros de la historia de la Iglesia.
La vida de Comboni nos muestra que, cuando Dios interviene y encuentra una persona generosa y disponible, se realizan grandes cosas.

Hijo único - padres santos

Daniel Comboni nace en Limone sul Garda (Brescia, Italia) el 15 de marzo de 1831, en una familia de campesinos al servicio de un rico señor de la zona. Su padre Luigi y su madre Domenica se sienten muy unidos a Daniel, que es el cuarto de ocho hijos, muertos casi todos ellos en edad temprana. Ellos tres forman una familia unida, de fe profunda y rica de valores humanos, pero pobre de medios materiales. La pobreza de la familia empuja a Daniel a dejar el pueblo para ir a la escuela a Verona, en el Instituto fundado por el sacerdote don Nicola Mazza para jóvenes prometedores pero sin recursos.

Durante estos años pasados en Verona Daniel descubre su vocación sacerdotal, cursa los estudios de filosofía y teología y, sobre todo, se abre a la misión de Africa Central, atraído por el testimonio de los primeros misioneros del Instituto Mazza que vuelven del continente africano. En 1854, Daniel Comboni es ordenado sacerdote y tres años después parte para la misión de Africa junto a otros cinco misioneros del Istituto Mazza, con la bendición de su madre Domenica que llega a decir: "Vete, Daniel, y que el Señor te bendiga".

En el corazón de Africa - con Africa en el corazón

Después de cuatro meses de viaje, el grupo de misioneros del que forma parte Comboni llega a Jartum, la capital de Sudán. El impacto con la realidad Africana es muy fuerte. Daniel se da cuenta en seguida de las dificultades que la nueva misión comporta. Fatigas, clima insoportable, enfermedades, muerte de numerosos y jóvenes compañeros misioneros, pobreza de la gente abandonada a si misma, todo ello empuja a Comboni a ir hacia adelante y a no aflojar en la tarea que ha iniciado con tanto entusiasmo. Desde la misión de Santa Cruz escribe a sus padres: "Tendremos que fatigarnos, sudar, morir; pero al pensar que se suda y se muere por amor de Jesucristo y la salvación de las almas más abandonadas de este mundo, encuentro el consuelo necesario para no desistir en esta gran empresa".

Asistiendo a la muerte de un joven compañero misionero, Comboni no se desanima y se siente confirmado en la decisión de continuar su misión: "Africa o muerte!".

Cuando regresa a Italia, el recuerdo de Africa y de sus gentes empujan a Comboni a preparar una nueva estrategia misionera. En 1864, recogido en oración sobre la tumba de San Pedro en Roma, Daniel tiene una fulgurante intuición que lo lleva a elaborar su famoso "Plan para la regeneración de Africa", un proyecto misionero que puede resumirse en la expresión "Salvar Africa por medio de Africa", fruto de su ilimitada confianza en las capacidades humanas y religiosas de los pueblos africanos.

Un Obispo misionero original

En medio de muchas dificultades e incomprensiones, Daniel Comboni intuye que la sociedad europea y la Iglesia deben tomarse más en serio la misión de Africa Central. Para lograrlo se dedica con todas sus fuerzas a la animación misionera por toda Europa, pidiendo ayudas espirituales y materiales para la misión africana tanto a reyes, obispos y señores como a la gente sencilla y pobre. Y funda una revista misionera, la primera en Italia, como instrumento de animación misionera.

Su inquebrantable confianza en el Señor y su amor a Africa llevan a Comboni a fundar en 1867 y en 1872 dos Institutos misioneros, masculino y femenino respectivamente; más tarde sus miembros se llamarán Misioneros Combonianos y Misioneras Combonianas.

Como teólogo del Obispo de Verona participa en el Concilio Vaticano I, consiguiendo que 70 obispos firmen una petición en favor de la evangelización de Africa Central (Postulatum pro Nigris Africæ Centralis).

El 2 de julio de 1877, Comboni es nombrado Vicario Apostólico de Africa Central y consagrado Obispo un mes más tarde. Este nombramiento confirma que sus ideas y sus acciones, que muchos consideran arriesgadas e incluso ilusorias, son eficaces para el anuncio del Evangelio y la liberación del continente africano.

Durante los años 1877-1878, Comboni sufre en el cuerpo y en el espíritu, junto con sus misioneros y misioneras, las consecuencias de una sequía sin precedentes en Sudán, que diezma la población local, agota al personal misionero y bloquea la actividad evangelizadora.

La cruz como "amiga y esposa"

En 1880 Comboni vuelve a Africa por octava y última vez, para estar al lado de sus misioneros y misioneras, con el entusiasmo de siempre y decidido a continuar la lucha contra la esclavitud y a consolidar la actividad misionera. Un año más tarde, puesto a prueba por el cansancio, la muerte reciente de varios de sus colaboradores y la amargura causada por acusaciones infundadas, Comboni cae enfermo. El 10 de octubre de 1881, a los 50 años de edad, marcado por la cruz que nunca lo ha abandonado "como fiel y amada esposa», muere en Jartum, en medio de su gente, consciente de que su obra misionera no morirá. "Yo muero –exclama– pero mi obra, no morirá».

Comboni acertó. Su obra no ha muerto. Como todas las grandes realidades que " nacen al pie de la cruz ", sigue viva gracias al don que de la propia vida han hecho y hacen tantos hombres y mujeres que han querido seguir a Comboni por el camino difícil y fascinante de la misión entre los pueblos más pobres en la fe y más abandonados de la solidaridad de los hombres.

Fechas más importantes

— Daniel Comboni nace en Limone sul Garda (Brescia, Italia) el 15 de marzo de 1831.

— Consagra su vida a Africa en 1849, realizando un proyecto que lo lleva a arriesgar la vida varias veces en las difíciles expediciones misioneras desde 1857, que es cuando va por primera vez a Africa.

— El 31 de diciembre de 1854, año en que se proclama el dogma de la Inmaculada Concepción de María, es ordenado sacerdote por el Beato Juan Nepomuceno Tschiderer, Obispo de Trento.

— En 1864 escribe un Plan fundado sobre la idea de " salvar Africa por medio de Africa », que demuestra la confianza que Comboni tiene en los africanos, pensando que serán ellos los protagonistas de su propia evangelización (Plan de 1864).

— Fiel a su consigna "Africa o muerte ", no obstante las dificultades sigue con su Plan fundando, en 1867, el Instituto de los Misioneros Combonianos.

— Voz profética, anuncia a toda la Iglesia, sobre todo en Europa, que ha llegado la hora de evangelizar a los pueblos de Africa. No teme presentarse, como simple sacerdote que es, a los Obispos del Concilio Vaticano I, pidiéndoles que cada Iglesia local se comprometa en la conversión de Africa (Postulatum, 1870).

— Demostrando un valor fuera de lo común, Comboni consigue que también las religiosas participen directamente en la misión de Africa Central, siendo el primero en tomar tal iniciativa. En 1872, funda un Instituto de religiosas dedicadas exclusivamente a la misión: las Hermanas Misioneras Combonianas.

— Gasta todas sus energías por los africanos y lucha con tesón para que sea abolida la esclavitud.

— En 1877, es consagrado Obispo nombrado Vicario Apostólico de Africa Central.

— Muere en Jartum, Sudán, abatido por las fatigas y cruces, en la noche del 10 de octubre de 1881.

— El 26 de marzo de 1994, se reconoce la heroicidad de sus virtudes.

— El 6 de abril de 1995, se reconoce el milagro realizado por su intercesión en una muchacha afrobrasileña, la joven María José de Oliveira Paixão.

— El 17 de marzo de 1996, es beatificado por el Papa Juan Pablo II en la Basílica de San Pedro de Roma.

— El 20 de diciembre 2002, se reconoce el segundo milagro realizado por su intercesión en une madre musulmana del Sudan, Lubna Abdel Aziz.

— El 5 de octubre de 2003, es canonizado por el Papa Juan Pablo II en la Basílica de San Pedro de Roma.
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