Autor: Omar López | Fuente: Catholic.net Jesús, pan de vida | |
Juan 6, 35-40. Pascua. ¡Con cuánto fervor debemos participar en la Eucaristía! | |
En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed. Pero ya os lo he dicho: Me habéis visto y no creéis. Todo lo que me dé el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré fuera; porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Y esta es la voluntad del que me ha enviado; que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último día. Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día. Oración introductoria Jesús, la promesa que haces de acoger siempre a quien se acerca a Ti me llena de confianza y entusiasmo. Quiero cumplir siempre tu voluntad. Haz que esta oración abra mi entendimiento, disponga mi voluntad y avive mi amor, para que nunca me estanque en el conformismo o en la mediocridad. Petición Te pedimos Señor que nos dé el alimento, la Eucaristía, , para poder alimentar también nuestro espíritu, y llegar a tener vida en Cristo. Meditación del Papa Francisco Y todos nos equivocamos, y a veces alguno se ofende en la familia, o en el matrimonio. A veces, digo, vuelan los platos, se dicen palabras fuertes, pero escuchen este consejo: no terminen la jornada sin hacer la paz, cada día. Disculpa y se recomienza. Permiso, gracias, perdón. ¿Lo decimos juntos?: Permiso, gracias, disculpa, usemos estas tres palabras en familia, perdonarse cada día. En la vida, la familia experimenta muchos momentos hermosos: el descanso, la comida juntos, el paseo hasta al parque o por los campos, la visita a los abuelos, o a una persona enferma... Pero, si falta el amor, faltará la alegría, faltará la fiesta. Porque el amor nos lo da siempre Jesús: él es la fuente inagotable y se da a nosotros en la Eucaristía. Allí en el sacramento, Jesús nos da su palabra y el pan de la vida, para que nuestra alegría sea completa. (S.S. Francisco, 26 de octubre de 2013). . Reflexión Este texto de Juan es sin duda un discurso sobre la Eucaristía. El autor hace un paragón con el pan que comían los hijos de Israel en el desierto, cuando salieron de Egipto. El mensaje central es que Jesús es el pan de la vida, para tener la vida eterna debemos comer este pan. Vida y comida son dos cosas que van unidas. Quien cree en Jesús tendrá el pan de la vida y la vida eterna. Este texto refuerza nuestra fe en la eucaristía. Cada vez que nos acercamos a la mesa del Señor, debemos renovar en nosotros mismos la conciencia de recibir el pan que nos da la vida. ¡Con cuánto fervor debemos celebrar o participar en la Eucaristía! Pero no nos debemos escandalizar si alguna vez parece que nuestra fe no penetra más en el misterio de la Eucaristía. La misma dificultad han tenido aquellos que escucharon el discurso de Jesús en Cafarnaúm. Si nuestra fe parece débil, no debemos desesperar o desanimarnos; más bien debemos repetir como San Pedro: ¿Señor, a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Nosotros hemos creído que Tú eres el Hijo de Dios (Jn 6, 68-69) Diálogo con Cristo Jesús, me doy cuenta que el ideal de cumplir siempre tu voluntad es costoso. El orgullo, la pereza espiritual o el miedo son obstáculos que necesito vencer, pero frecuentemente olvido que sólo tu gracia podrá lograr esa transformación de mi egoísmo y soberbia en amor a Ti y a los demás. Nunca permitas que me aparte de la fuente de esa gracia: tu Eucaristía. Propósito Para que recibir la Eucaristía nunca se convierta en un acto rutinario, hoy (y siempre) me prepararé lo mejor posible para recibirla y agradeceré a Dios su infinito amor. |
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miércoles, 7 de mayo de 2014
EL EVANGELIO DE HOY: MIÉRCOLES 6 DE MAYO DEL 2014
SAN ANTONIO DE KIEV, EREMITA, MAYO 7
Autor: . | Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01 Antonio de Kiev, Santo | |||
Eremita, Mayo 7 | |||
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Los Santos de hoy miércoles 7 de mayo de 2014
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SANTA ROSA VENERINI, MAESTRA Y FUNDADORA, MAYO 7
Autor: . | Fuente: Vatican.va Rosa Venerini, Santa | |
Maestra y Fundadora, Mayo 7 | |
Fundadora de las Pías Maestras VeneriniEtimológicamente: Rosa = Aquella que es bella y dulce como una rosa, es de origen latino. Su padre, Goffredo, originario de Castelleone di Suasa (Ancona), después de haber conseguido el título en medicina en Roma, se trasladó para Viterbo y ejerció brillantemente la profesión de médico en el Hospital Grande. De su matrimonio con Marzia Zampichetti, miembro de una antigua familia viterbense, nacieron cuatro hijos: Domingo, María Magdalena, Rosa y Horacio. Rosa, por naturaleza, era dotada de inteligencia y de sensibilidad humana fuera del común. La educación recibida en la familia le permitió desarrollar los numerosos talentos de mente y de corazón y de formarse bajo principios cristianos sólidos. A la edad de siete años, según su primer biógrafo, Padre Jerónimo Andreucci S.I., hizo voto de consagrar a Dios su vida. Durante la primera fase de su juventud, vivió el conflicto entre las seducciones del mundo y la promesa hecha a Dios. Superó tal conflicto con oraciones y muchos sacrificios. A los 20 años, Rosa se interrogaba sobre su porvenir. En aquel tiempo la mujer podía escoger apenas entre las dos orientaciones de vida: el casamiento o el convento. Rosa estimaba las dos opciones, pero se sentía atraída para realizar otro proyecto para el bien de la Iglesia y de la sociedad de su tiempo. Tendrá que pasar mucho tiempo dedicado a los sacrificios y a la búsqueda, para ser impulsada interiormente por intuiciones proféticas, que le llevarán a una solución innovadora. En otoño del 1676, de acuerdo con su padre, Rosa entró en el Monasterio Dominico de Santa Catalina en Viterbo con la perspectiva de realizar su voto. Junto a su tía Ana Cecilia aprendió a escuchar Dios en el silencio y en la meditación. Se quedó en el Monasterio pocos meses porque la muerte prematura de su padre la obligó a regresar para acompañar en el sufrimiento a su madre. En los años siguientes Rosa vivió acontecimientos trágicos en su familia: el hermano Domingo falleció con apenas 27 años de edad, enseguida, muere también su madre quien no aguantó el dolor. Su hermana María Magdalena contrajo matrimonio. Permanecían en casa solamente Horacio y Rosa que a esta altura tenía 24 años. Impulsada por el deseo de hacer algo grande para Dios, en mayo de 1684 la Santa comenzó reunir en su casa a las niñas y mujeres de la vecindad para rezar el Rosario. El modo de orar de las jóvenes y de sus madres, y sobre todo las charlas que precedían y seguían a la oración, abrieron la mente y el corazón de Rosa frente a la triste realidad: la mujer pobre era esclava de la pobreza cultural, moral y espiritual. Entendió, entonces, que el Señor la llamaba a una misión más alta que, gradualmente, la llenaba de la urgencia de dedicarse a la instrucción y formación cristiana de las jóvenes, no con encuentros periódicos, sino con una Escuela entendida en el sentido total de la palabra. En el día 30 de agosto del 1685, con la aprobación del Obispo de Viterbo, Cardenal Urbano Sacchetti y la colaboración de dos compañeras, Gerolama Coluzzelli y Porzia Bacci, Rosa dejó la casa paterna para dar inicio a su primera escuela, proyectada según un designio original que había madurado en la oración y en la búsqueda de la Voluntad de Dios. El primero objetivo de la Fundadora era lo de ofrecer a las niñas de la población pobre una formación cristiana completa y de prepararlas para la vida civil. Sin grandes pretensiones, Rosa había abierto la primera «Escuela Pública femenina en Italia». El origen era humilde, pero de grandeza profética: la promoción humana y la elevación espiritual de la mujer eran una realidad que no tardaría en recibir el reconocimiento de las autoridades religiosas y civiles. El crecimiento de la Obra. En el comienzo no fue fácil: Las tres primeras Maestras tuvieron que afrontar las resistencias del Clero que sentía como exclusividad suya enseñar el catecismo; pero la resistencia más fuerte venía de los intelectuales que se sentían escandalizados al ver la osadía de una mujer, de la alta burguesía viterbense, que tomaba con seriedad y amor la educación de las niñas de la baja clase social. Rosa enfrentó todo por amor a Dios, y con firmeza que era la caracterizaba, prosiguió el camino que había iniciado, teniendo ahora más que nunca, la certeza de estar dentro de un verdadero Proyecto de Dios. Los resultados le dieron razón: ¡los propios Párrocos constataron el bien qué estas Escuelas Pías surtieron entre las niñas y sus madres!. La valía de aquella iniciativa fue reconocida y la fama sobrepasó los confines de la Diócesis. El Cardenal Marcos Antonio Barbarigo, Obispo de Montefiascone, comprendió la genialidad del proyecto viterbense e invitó a la Santa a su diócesis. La Fundadora, siempre lista, contestó a la invitación: de 1692 a 1694 Rosa abrió una decena de escuelas en Montefiascone y en las Ciudades situadas alrededor del lago de Bolsena. El Cardenal suministraba los medios materiales y Rosa concienciaba las familias, preparaba las maestras y organizaba la Escuela. Cuando tuvo que tornar a Viterbo, para cuidar de la estabilidad de su primera obra, Rosa confió las Escuelas y las Maestras a la dirección de una joven, Lucia Filippini, cuyas calidades, de mente, de corazón y de espíritu, ya había percibido antes. Después de las Escuelas de Viterbo y Montefiascone, fueron abiertas otras en la región de Lazio. Rosa llegó a Roma en el año 1706, pero la primera experiencia romana fue para ella un fracaso total. Esto le marcó hondamente y la forzó a esperar un período largo de seis años antes de reconquistar la confianza de las autoridades. En el día 8 de diciembre del 1713, con ayuda del Abad Degli Atti, gran amigo de la familia Venerini, Rosa pudo abrir su Escuela en el centro de Roma, a los pies del Capitolio. El 24 de octubre de 1716 recibió a visita del Papa Clemente XI, que acompañado por ocho Cardenales, quiso asistir a las clases. Maravillado y lleno de complacencia, al fin de la mañana, se dirigió a la fundadora con estas palabras: «¡Señora Rosa, usted hace lo que nosotros no podemos hacer!. Le agradecemos mucho porque, estas escuelas, ¡santificarán Roma!». Desde aquel momento, Gobernadores y Cardenales pidieron las escuelas para sus territorios. El trabajo de la Fundadora se volvió intenso, lleno de peregrinaciones y de cansancio para la formación de nuevas comunidades. Fue, también, motivo de mucha alegría y de sacrificios. Donde surgía una escuela, luego se notaba un radical cambio positivo, de la juventud. Rosa Venerini murió santamente en la casa de San Marcos en Roma, en la noche del 7 de mayo de 1728. Había abierto más de 40 Escuelas. Su cuerpo fue sepultado en la Iglesia de Jesús (Roma) que ella tanto amaba. En el año 1952, por ocasión de la Beatificación, sus restos mortales fueron trasladados en la Capilla de la Casa General, en Roma. La Espiritualidad Durante toda su vida, Rosa siempre se movió adentro del océano de la Voluntad de Dios. Decía: «me siento tan apegada a la Voluntad de Dios, que no me importa ni la muerte ni la vida, quiero lo que Él quiere, quiero servirle lo cuanto Él quiere ser servido por mí y nada más! ». Después de un primera contacto con los Padres Dominicos del Santuario «Madonna della Quercia» en los alrededores de Viterbo, siguió la dirección espiritual del P. Ignacio Martinelli, y acogió fielmente la espiritualidad austera y equilibrada de San Ignacio de Loyola creada para la dirección de los Jesuitas. Las crisis de la adolescentes, las perplejidades de la juventud, la busca de nuevos caminos, la fundación de las Escuelas y de las Comunidades, las relaciones con la Iglesia y con el mundo, todo era orientado al Querer Divino. La oración era el aire que respiraba durante toda su jornada. Rosa no imponía a sí misma ni a sus hijas largas oraciones pero recomendaba qué la vida de las Maestras, en el ejercicio del ministerio educativo, ¡fuese un continuado hablar con Dios, de Dios, para Dios!. La íntima comunión con el Señor era mantenida por la oración mental que la Santa consideraba «alimento esencial del alma». En la meditación, Rosa escuchaba al Maestro que enseñaba caminando por las carreteras de Palestina, pero, de manera particular, desde lo alto de la Cruz. Con lo mirada fija en Jesús Crucificado, Rosa sentía cada vez más fuerte dentro de sí la pasión para la salvación de las criaturas humanas. Por eso, vivía cada día la Eucaristía de manera mística: en su imaginación, la Santa veía el mundo como un gran círculo; se colocaba en el centro y contemplaba Jesús, Víctima inmaculada, que en todo rincón de la tierra se ofrecía al Padre a través del Sacrificio Eucarístico. Llamaba a este modo de elevarse a Dios "el Círculo Máximo". Con oración incesante, participaba espiritualmente de todas las Santas Misas que eran celebradas en toda parte del mundo: unía los dolores, el cansancio, las alegrías de su vida a los sufrimientos de Jesucristo, preocupándose que la Preciosa Sangre de Jesús no fuese derramado en vano. El Carisma Podemos sintetizar el carisma de Rosa Venerini en pocas palabras. Vivió consumada por dos grandes pasiones: la pasión por Dios y la pasión por la salvación de las criaturas humanas. Cuando comprendió que las niñas y las mujeres de su tiempo tenían necesidad de ser educadas e instruidas sobre las verdades de la Fe y de la Moral, no escatimó tiempo, trabajo, luchas, dificultades de todo tipo al fin de contestar al llamado de Dios. Era consciente de que el anuncio de la Buena Nueva sólo podía ser acogido, si antes, las personas fuesen liberadas de las tiniebla de la ignorancia y del error. Además, había intuido que la formación profesional podía conseguir para la mujer una promoción humana y un reconocimiento en la sociedad. Este proyecto requería una Comunidad Educadora, sin pretensiones. Rosa, con gran anticipación histórica, ofreció a la Iglesia el estilo de la Comunidad Religiosa Apostólica. Rosa no ejerció su misión educativa sólo en la escuela, sino usó todas las oportunidades que tuvo para anunciar el Amor de Dios: confortaba y curaba a los enfermos, reanimaba a los desesperanzados, consolaba a los afligidos, invitaba a los pecadores a la vida nueva, exhortaba a la fidelidad a las personas consagradas, auxiliaba a los pobres, combatía toda forma de esclavitud moral. Educar para salvar se volvió el lema que impulsa a las Pías Maestras Venerini a continuar la Obra del Señor de acuerdo a los deseos de su Fundadora y a irradiar por el mundo el Carisma de la Santa Madre: liberar a la criatura humana de la ignorancia y del mal para que el Proyecto de Dios, que cada persona posee, se vuelva visible. Es ésta a magnifica herencia que Rosa Venerini dejó a sus hijas; doquiera que estén: en Italia, como en los otros Países, las Pías Maestras buscan vivir y transmitir el deseo apostólico de la Madre, privilegiando a los más pobres. La Congregación, después de haber dado su contribución en favor de los italianos emigrados a los E.U.A., desde 1909, y en Suiza de 1971 al año 1985, expandió su actividad apostólica en otros Países: en India, en Brasil, en los Camerún, en Romania, en Chile, en Venezuela, en la Albania y en Nigeria. Fue canonizada el 15 de octubre de 2006 por S.S. Benedicto XVI. Reproducido con autorización de Vatican.va |
martes, 6 de mayo de 2014
EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 6 DE MAYO DEL 2014
Autor: Laureano López | Fuente: Catholic.net ¡Señor, danos siempre el pan de vida! | |
Juan 6 30-35. Pascua. Pidamos la gracias al Señor de aprender a vivir mejor el misterio de la Eucaristía, para que comience así las transformación del mundo. | |
Ellos entonces le dijeron: «¿Qué señal haces para que viéndola creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: Pan del cielo les dio a comer». Jesús les respondió: «En verdad, en verdad les digo: No fue Moisés quien les dio el pan del cielo; es mi Padre el que les da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo». Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan». Les dijo Jesús: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed. Oración introductoria Dios mío, tengo necesidad del verdadero alimento espiritual. Me doy cuenta que muchas veces he buscado saciar mi hambre con los banquetes que me ofrece este mundo y me he quedado profundamente hambriento. Señor Jesús, Tú has querido quedarte con nosotros en el sacramento de la Eucaristía, porque sabías que necesitaríamos del alimento de tu Cuerpo para poder caminar en nuestra peregrinación por esta vida. Te ofrezco esta meditación por todos aquellos que viven alejados de ti o que no han descubierto el tesoro de la Eucaristía, que es el pan de la vida espiritual. Petición Señor, mi alma está hambrienta de ti, te pido que me reconfortes con el pan de la Eucaristía. Meditación del Papa Francisco Es un momento de profunda comunión: la gente que ha bebido la palabra del Señor, es ahora nutrida por su pan de vida. Y todos fueron saciados, anota el evangelista. Esta tarde, también nosotros estamos en torno a la mesa del Señor, a la mesa del Sacrificio eucarístico, en el que Él nos da una vez más su cuerpo, hace presente el único sacrificio de la Cruz. Y en el escuchar su Palabra, en el nutrirnos de su Cuerpo y Sangre, Él nos hace pasar de ser multitud a ser comunidad, del anonimato a la comunión. La Eucaristía es el Sacramento de la comunión, que nos hace salir del individualismo para vivir juntos el seguimiento, la fe en El. Entonces deberemos preguntarnos todos ante el Señor: ¿cómo vivo yo la Eucaristía? ¿La vivo en modo anónimo o como momento de verdadera comunión con el Señor, pero también con tantos hermanos y hermanas que comparten esta misma misa? ¿Cómo son nuestras celebraciones eucarísticas? (S.S. Francisco, 30 de mayo de 2013). Reflexión Cristo nos invita a alimentar nuestra alma con la recepción frecuente de la Eucaristía, el Pan que ha bajado del cielo por manos del sacerdote durante la Misa. La recepción de este alimento espiritual no nos puede dejar indiferentes, sino que su acción transformativa que obra en nuestro interior nos debe llevar a invitar a muchas otras personas a nutrirse del pan de la Eucaristía. Esto solo será posible si aprendemos a amar a nuestro prójimo. El testimonio personal de vida cristiana ayudará a que mucha gente quiera acercarse a la Iglesia y, con ello a la recepción de los sacramentos. Por ello el Papa invita a todos los cristianos a vivir de la Eucaristía, pues es el único camino posible para la transformación de la sociedad. Propósito Buscaré acercarme a recibir la Comunión durante este día, participando en alguna misa. Diálogo con Cristo Jesús, gracias por quedarte conmigo y alimentarme con tu propio Cuerpo. Que la recepción de este Pan de vida, me ayude a convertirme en un verdadero apóstol eucarístico, buscando acercarme con mayor frecuencia a recibirte en la comunión y a dar un mejor testimonio de vida cristiana. Es la Iglesia la que hace la Eucaristía; pero es también la Eucaristía la que hace la Iglesia (Henri de Lubac) |
SAN EVODIO DE ANTIOQUÍA, OBISPO, 6 DE MAYO
Autor: . | Fuente: Enciclopedia Católica || ACI Prensa Evodio de Antioquía, Santo | |
Obispo, 6 de mayo | |
ObispoNo tenemos ninguna mención de Evodio antes de la de Africano, pero ésta se ve confirmada por su contemporáneo, Orígenes, quien llama Ignacio al segundo obispo después de Pedro (Hom. IV, en Luc., III, 938A). Es curioso que la ordenación de Evodio no debiera haber sido dada en la "Cronografía" en el mismo año que la fundación de la Iglesia Antioqueña por Pedro, y Hort supone que las tres entradas deben haber pertenecido a un solo año en Eusebio; pero la evidencia no está a favor de esta simplificación. El año de la accesión de Ignacio, que es el de la muerte de Evodio, era desconocido para Eusebio, pues simplemente lo coloca en la "Crónica", junto con la muerte de Pedro y la accesión de Lino en Roma (Nerón 14-68), mientras que en la "Historia" lo menciona al comienzo del reinado de Trajano. La fama de Ignacio causó que escritores posteriores, como San Atanasio y San Juan Crisóstomo, hablasen de él como si hubiese sido el sucesor inmediato de los Apóstoles. Jerónimo (De Vir. Ill., 16) y Sócrates (HE, VI, 8) lo llaman el "tercer" obispo después de San Pedro, pero esto es sólo porque ilógicamente incluyen a Pedro entre sus propios sucesores. Teodoreto y Pseudo-Ignacio representan a Ignacio como consagrado por Pedro. La dificultad que surgió así sobre Evodio se resolvió en las Constituciones Apostólicas que afirman que Evodio fue ordenado por Pedro e Ignacio por Pablo. El cronógrafo bizantino, Juan Malalas (X, 252), relata que cuando Pedro iba de camino a Roma pasó por la gran ciudad de Antioquía, sucedió que Evodo (sic), el obispo y patriarca, murió y lo sucedió Ignacio; él le atribuye a Evodio la invención del nombre cristiano. Salmon no parece estar justificado en suponer que Malalas le atribuye cualquiera de esta información a Teófilo, el obispo de Antioquía del siglo II. Podemos estar seguros que Evodio es un personaje histórico, y realmente fue el predecesor de San Ignacio, pero las fechas de su ordenación y muerte son realmente inciertas. Ningún testigo anterior lo menciona como mártir. Los griegos conmemoran juntos a “Evodo” y a Onesíforo (2 Tim. 1,16) como de los setenta discípulos y como mártires el 29 de abril, y también el 7 de septiembre. Evodio era desconocido para los martirologios occidentales, el Jeronimiano y los de Beda y Floro; pero Ado lo introdujo en el día 6 de mayo en el llamado "Martyrologium Romanum parvum" (el cual no preparó mucho antes de 860) y en su propia obra. Su fuente fue Pseudo-Ignacio, a quien cita en el “Libellus de fest. Apost." prefijado al martirologio propio. De él llegó la anotación a Usuardo y al resto, y al presente Martirologio Romano. |
Los Santos de hoy martes 6 de mayo de 2014
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