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Julia Nemesia Valle, Beata |
Formadora de la juventud
Martirologio Romano: En Borgari, cerca de Turín,
en Italia, beata Nemesia (Julia) Valle, virgen del Instituto de
las Hermanas de la Caridad, que se dedicó de modo
extraordinario a la formación y dirección de los jóvenes según
el Evangelio, corriendo por el camino de los mandamientos del
Señor por amor al prójimo (1916).
Julia, es el nombre que sus padres, Anselmo Valle y
María Cristina Dalbar, eligen para ella. Nació en Aosta el
26 de junio de 1847, en el mismo día es
bautizada en la antigua iglesia de San Orso.
Los primeros años
de su vida transcurren en la serenidad de una familia
que se alegra por el nacimiento de un nuevo hijo,
Vicente, y donde el trabajo de la mamá que administra
un negocio de modista y del papá que desempeña una
intensa actividad comercial, aseguran un cierto bienestar. Su mamá muere
cuando Julia tiene, tan sólo, cuatro años. Los dos huérfanos
son confiados al cuidado de los parientes paternos, primero en
Aosta, después a sus parientes maternos en Donnas. Aquí encuentran
un ambiente sereno, la escuela, el catecismo y la preparación
a los sacramentos se hace en casa, bajo la guía
de un sacerdote, amigo de la familia.
Cuando Julia tiene once
años, para completar su instrucción, es enviada a Francia, a
Besançon, a un pensionado perteneciente a las Hermanas de la
Caridad. La separación de la familia es un nuevo dolor
para ella, una nueva experiencia de soledad que la orienta
hacia una profunda amistad con “el Señor que tiene a
su lado a su mamá”.
En Besançon aprende bien la lengua
francesa, enriquece su cultura, llega a ser habilidosa en los
trabajos femeninos, madura una delicada bondad que la hace amable
y atenta hacia los otros.
Después de cinco años, Julia
regresa a su tierra, pero no encuentra más su casa
en Donnas. Su padre, se ha vuelto a casar, y
se ha transferido a Pont Saint Martín. Encuentra una situación
familiar tensa, donde la convivencia no es fácil. Su hermano
Vicente no soporta: se va de la casa y no
se sabrá nada más de él … Julia se queda
y en su soledad nace el deseo de buscar aquello
que la familia no le puede dar, a comprender aquellos
que viven la misma experiencia de dolor, a encontrar gestos
que expresen amistad, comprensión, bondad para todos.
En este periodo, en
Pont Saint Martín se habían establecido las Hermanas de la
Caridad. Julia encuentra allí su maestra de Besançon; las hijas
de santa Juana Antida Thouret, la ayudan, la animan. Observa
el estilo de vida donado a Dios y a los
otros y decide ser una de ellas. Cuando su padre
le presenta la propuesta de un buen matrimonio, Julia no
vacila: ha decidido que su vida será toda donada a
Dios: desea solamente ser Hermana de la Caridad.
El 8 de
septiembre de 1866 su padre la acompaña a Vercelli, en
el Monasterio de Santa Margarita donde las Hermanas de la
Caridad tienen su noviciado.
Comienza una vida nueva en la paz,
en la alegría, mas allá de las lagrimas por una
separación no fácil. Se trata de entrar en una relación
más profunda con Dios, de conocerse a sí misma y
la misión de la comunidad, para ser disponible a andar
donde Dios la llame. Julia entra con alegría en este
camino de noviciado. Cada día descubre aquello que debe perder
o conquistar: “Jesús despójame de mi misma y, revísteme de
Vos. Jesús por ti vivo, por ti muero…” es la
oración que la acompaña y la acompañará a lo largo
de su vida.
Al fin del noviciado, con el habito religioso
recibe un nombre nuevo: Hermana Nemesia. Es el nombre de
una mártir de los primeros siglos. Está contenta y del
nombre hace su programa de vida: testimoniar su amor a
Jesús hasta las últimas consecuencias, a cualquier precio, para siempre.
Es
enviada a Tortona, al Instituto de san Vicente. Encuentra una
escuela primaria, cursos de cultura, un pensionado, un orfanato. Enseña
en la escuela primaria y en los cursos superiores la
lengua francesa. Es el terreno adapto para sembrar bondad. La
Hermana Nemesia está presente donde hay un trabajo humilde para
desarrollar, un sufrimiento para aliviar, donde un disgusto impide relaciones
serenas, donde la fatiga, el dolor, la pobreza limitan la
vida.
Muy pronto una voz se difunde dentro del instituto y
en la ciudad: “¡Oh, qué corazón el de la Hermana
Nemesia!”
Cada uno está convencido de tener un lugar particular en
su corazón, que parece no tener limite: hermanas, huérfanos, alumnos,
familias, pobres, sacerdotes del vecino seminario, soldados de la gran
casa de Tortona recurren a ella, la buscan como si
fuera la única hermana presente en la casa.
Cuando a los
cuarenta años es nombrada superiora de la comunidad, la Hna..
Nemesia queda desconcertada, mas un pensamiento le da coraje: ser
superiora significa “servir”, por consiguiente podrá darse sin medida y,
humildemente, enfrenta la subida. Las líneas de su programa son
trazadas:
“Enfrentar el paso, sin volver atrás, fijando una única meta:
¡Sólo Dios! “A Él la gloria, a los otros la
alegría, a mí el precio a pagar, sufrir mas jamás
hacer sufrir. Seré severa conmigo misma y toda caridad con
las hermanas: el amor que se dona es la única
cosa que permanece.”
Su caridad no tiene limites. En Tortona la
llaman “nuestro ángel”
La mañana del 10 de mayo de 1903,
las huérfanas y las pupilas encuentran un mensaje de la
Hna.. Nemesia para ellas: “Me voy contenta, las confío a
la Virgen…Las seguiré en cada momento del día.” Parte a
las 4 de la mañana, después de 36 años… En
Borgaro, pequeño pueblito cerca de Turín, existe un grupo de
jóvenes que espera ser acompañado por un nuevo camino, hacia
la donación total a Dios en el servicio a los
pobres… Son las novicias de la nueva provincia de las
Hermanas de la Caridad… El método de formación usado por
la Hna.. Nemesia es siempre el mismo: el de la
bondad, de la comprensión que educa a la renuncia más
por amor, de la paciencia que sabe esperar y encontrar
el camino justo que conviene a cada una.
Sus novicias
la recuerdan: “Nos conocía a cada una, comprendía nuestras necesidades,
nos trataba según nuestra manera de ser, nos pedía aquello
que conseguía hacernos amar…”
La superiora provincial que tenía un carácter
“en perfecta antítesis con el suyo” disentía de este método.
Ella aplicaba un método rígido, fuerte, inmediato. Esta forma de
ver generaba relevantes contrastes que desembocaban en reproches y humillaciones.
La Hna.. Nemesia acogía todo en silencio, sonriendo continuaba su
camino, sin apuro, sin dejar sus responsabilidades: “De estación en
estación, recorremos nuestro camino en el desierto…y si el desierto
es sordo Aquel que te ha creado siempre escucha…”
A lo
largo de su camino la Hna. Nemesia se acerca al
final. Han pasado trece años de su llegada a Borgaro.
Cerca de quinientas hermanas aprendieron con ella a caminar los
senderos de Dios. Ha donado todo: ahora el Señor le
pide también de “dejar” a otras “su noviciado”.
La oración
que ha hecho suya desde el inicio: “Jesús despójame de
mi misma, revísteme de Vos” la acompaña a lo largo
de toda la vida. Ahora puede decir “no soy más
para ninguno”. El despojo es total. Es la última ofrenda
de una vida donada totalmente por amor.
El 18 diciembre de
1916 la Hna. Nemesia muere.
Fue beatificada por Juan Pablo II
el 25 de abril de 2004.
Los
Santos de hoy martes 18 de diciembre de 2012 |
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La Expectación del Parto El gozo esperanzado que poseyó Santa María por el futuro próximo de su parto. |
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Rupo y Zosimo, Santos Mártires, 18 de diciembre |
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Modesto, Santo Restaurador de Jerusalén, 18 de diciembre |
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Flabio, Santo Eremita, 18 de diciembre |
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Miguel Syncelle, Santo Monje, 18 de diciembre |
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Julia Nemesia Valle, Beata Virgen y Formadora de Jóvenes, 18 de diciembre |
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Malaquías, Santo Profeta Antiguo Testamento, 18 Diciembre |
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