Padre Ricardo F. Vega Garay OSJ
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domingo, 18 de abril de 2021
FALLECE SACERDOTE PERUANO PADRE MARCOS TRUJILLO REAÑO OSJ EN PERÚ - ELEVEMOS NUESTRAS ORACIONES
Padre Ricardo F. Vega Garay OSJ
PAPA FRANCISCO: JESÚS NO ES UN ESPÍRITU, SINO UNA PERSONA VIVA
Papa Francisco: “Jesús no es un espíritu, sino una persona viva”
POR MIGUEL PÉREZ PICHEL | ACI Prensa
Foto: Vatican Media
Durante el rezo del Regina Coeli, este domingo 18 de abril, desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano, el Papa Francisco afirmó que “Jesús no es un ‘espíritu’, sino una Persona viva”.
Ante los fieles congregados en la Plaza de San Pedro, el Pontífice afirmó que “ser cristianos no es ante todo una doctrina o un ideal moral, es una relación viva con él, con el Señor Resucitado: lo miramos, lo tocamos, nos alimentamos de él y, transformados por su amor, miramos, tocamos y nutrimos a los demás como hermanos y hermanas”.
El Santo Padre argumentó esta enseñanza con el episodio evangélico de la irrupción del Resucitado en el Cenáculo, donde estaban reunidos los discípulos.
“Cristo resucitado se presenta en medio del grupo de discípulos y los saluda diciendo: ‘¡La paz con vosotros!’. Pero estaban asustados y creían ‘ver un espíritu’. Entonces Jesús les muestra las llagas de su cuerpo y dice: ‘Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme’. Y para convencerlos, les pide comida y la come ante su mirada atónita”, narró Francisco.
“Hay un particular aquí, en esta descripción”, llamó la atención el Pontífice. “Dice el Evangelio que los apóstoles, por su gran alegría, todavía no creían. Eran tal la alegría que tenían que no podían creer que aquello fuera verdad”.
“Y un segundo particular, estaban estupefactos porque el encuentro con Dios siempre te lleva al estupor. Va más allá el entusiasmo, más allá de la alegría. Es otra experiencia. Y los apóstoles estaban alegres, pero una alegría que les hacía pensar, ‘no, esto no puede ser verdadero, no puede ser así’. Y el estupor de la presencia de Dios. No olvidemos este estado de ánimo que es tan bello”.
El Papa explicó que “este pasaje evangélico se caracteriza por tres verbos muy concretos, que en cierto sentido reflejan nuestra vida personal y comunitaria: mirar, tocar y comer. Tres acciones que pueden dar la alegría de un verdadero encuentro con Jesús vivo”.
En primer lugar, “mirar”, que “no es solo ver, es más, también implica intención, voluntad. Por eso es uno de los verbos del amor. La madre y el padre miran a su hijo, los enamorados se miran recíprocamente; el buen médico mira atentamente al paciente... Mirar es un primer paso contra la indiferencia, contra la tentación de volver la cara ante las dificultades y sufrimientos ajenos”.
El segundo verbo, “tocar”. El Santo Padre señaló que “al invitar a los discípulos a palparle, para que constaten que no es un espíritu, Jesús les indica a ellos y a nosotros que la relación con él y con nuestros hermanos no puede ser ‘a distancia’, a nivel de la mirada”.
“No existe un cristianismo a distancia. No existe un cristianismo en el plano único de la mirada. No. El amor pide cercanía, contacto, compartir la vida. El buen samaritano no solo miró al hombre que encontró medio muerto en el camino: se inclinó, curó sus heridas, lo subió a su montura y lo llevó a la posada. Y lo mismo ocurre con Jesús: amarlo significa entrar en una comunión vital y concreta con él”, subrayó.
Y, por último, “comer”, que “expresa bien nuestra humanidad en su indigencia más natural, es decir, nuestra necesidad de nutrirnos para vivir”.
“Pero comer, cuando lo hacemos juntos, en familia o con amigos, también se convierte en expresión de amor, de comunión, de fiesta...”, recordó el Pontífice.
“¡Cuántas veces los Evangelios nos muestran a Jesús que vive esta dimensión convival! Incluso como Resucitado, con sus discípulos. Hasta el punto de que el banquete eucarístico se ha convertido en el signo emblemático de la comunidad cristiana. Comer juntos el cuerpo de Cristo. Este es el centro de la vida cristiana”, concluyó el Santo Padre.
EL EVANGELIO DE HOY III DOMINGO DE PASCUA, 18 DE ABRIL DE 2021
Lecturas de hoy Domingo 3º de Pascua - Ciclo B
Hoy, domingo, 18 de abril de 2021
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (3,13-15.17-19):
En aquellos días, Pedro dijo a la gente: «El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y rechazasteis ante Pilato, cuando había decidido soltarlo. Rechazasteis al santo, al justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos. Sin embargo, hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia, y vuestras autoridades lo mismo; pero Dios cumplió de esta manera lo que había dicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer. Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 4,2.7.9
R/. Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor
Escúchame cuando te invoco,
Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración. R/.
Hay muchos que dicen:
«¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro
ha huido de nosotros?» R/.
En paz me acuesto
y en seguida me duermo,
porque tú solo, Señor,
me haces vivir tranquilo. R/.
Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (2,1-5):
Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.
En esto sabemos que lo conocemos: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo lo conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él.
Palabra de Dios
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (24,35-48):
En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan.
Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice: «Paz a vosotros.»
Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma.
Él les dijo: «¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.»
Dicho esto, les mostró las manos y los pies.
Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: «¿Tenéis ahí algo que comer?»
Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos.
Y les dijo: «Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse.»
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras.
Y añadió: «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.»
Palabra del Señor
«Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo»
Rev. D. Jaume GONZÁLEZ i Padrós
(Barcelona, España)
Hoy, el Evangelio todavía nos sitúa en el domingo de la resurrección, cuando los dos de Emaús regresan a Jerusalén y, allí, mientras unos y otros cuentan que el Señor se les ha aparecido, el mismo Resucitado se les presenta. Pero su presencia es desconcertante. Por un lado provoca espanto, hasta el punto de que ellos «creían ver un espíritu» (Lc 24,37) y, por otro, su cuerpo traspasado por los clavos y la lanzada es un testimonio elocuente de que se trata del mismo Jesús, el crucificado: «Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo» (Lc 24,39).
«Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor», canta el salmo de la liturgia de hoy. Efectivamente, Jesús «abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras» (Lc 24,45). Es del todo urgente. Es necesario que los discípulos tengan una precisa y profunda comprensión de las Escrituras, ya que, en frase de san Jerónimo, «ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo».
Pero esta compresión de la palabra de Dios no es un hecho que uno pueda gestionar privadamente, o con su congregación de amigos y conocidos. El Señor desveló el sentido de las Escrituras a la Iglesia en aquella comunidad pascual, presidida por Pedro y los otros Apóstoles, los cuales recibieron el encargo del Maestro de que «se predicara en su nombre (...) a todas las naciones» (Lc 24,47).
Para ser testigos, por tanto, del auténtico Cristo, es urgente que los discípulos aprendan -en primer lugar- a reconocer su Cuerpo marcado por la pasión. Precisamente, un autor antiguo nos hace la siguiente recomendación: «Todo aquel que sabe que la Pascua ha sido sacrificada para él, ha de entender que su vida comienza cuando Cristo ha muerto para salvarnos». Además, el apóstol tiene que comprender inteligentemente las Escrituras, leídas a la luz del Espíritu de la verdad derramado sobre la Iglesia.
martes, 13 de abril de 2021
EL PAPA FRANCISCO EN DOMINGO DE LA MISERICORDIA: LA CONFESIÓN ES PARA LEVANTARSE, NO PARA HUNDIRSE
El Papa en Domingo de la Misericordia: La Confesión es para levantarse, no para hundirse
POR MIGUEL PÉREZ PICHEL | ACI Prensa
El Papa Francisco invitó a acudir con frecuencia al Sacramento de la Confesión, pues al acudir a la confesión “no nos confesamos para hundirnos, sino para dejarnos levantar. Lo necesitamos mucho, todos”.
El Santo Padre se expresó así durante la Misa por la Fiesta de la Divina Misericordia, que celebró este domingo 11 de abril en la iglesia del Santo Spirito in Sassia, cerca del Vaticano, junto con algunos Misioneros de la Misericordia instituidos durante el Jubileo de la Misericordia.
A la Misa asistieron un grupo de detenidos, algunas Hermanas Hospitalarias de la Misericordia, una representación de enfermeras del Hospital Santo Spirito in Sassia, algunas personas con discapacidad, una familia de migrantes de Argentina, algunos refugiados procedentes de Siria, Nigeria y Egipto, y un voluntario de Cáritas de Siria.
El Papa señaló que la confesión “es el Sacramento que vuelve a levantarnos, que no nos deja tirados, llorando contra el duro suelo de nuestras caídas. Es el Sacramento de la resurrección, es misericordia pura. Y el que recibe las confesiones debe hacer sentir la dulzura de la misericordia”.
En su homilía, el Pontífice llamó la atención sobre el hecho de que Jesús, durante su predicación, no había logrado transformar a sus discípulos. Sin embargo, “en Pascua, sucede algo nuevo. Y se lleva a cabo en el signo de la misericordia. Jesús los vuelve a levantar con la misericordia. Y ellos, ‘misericordiados’, se vuelven misericordiosos”.
El Papa Francisco citó tres dones por medio de los cuales los discípulos de Jesús, y todos los cristianos, son ‘misericordiados’: la paz, el Espíritu y las llagas.
En primer lugar, Jesús les da a sus discípulos la paz. “Paz a vosotros”, son las palabras que Jesús pronuncia cuando se aparece por primera vez ante los discípulos en la casa en la que se encontraban encerrados “por temor, por miedo a ser arrestados y correr la misma suerte del Maestro”.
“Pero no sólo estaban encerrados en casa, también estaban encerrados en sus remordimientos. Habían abandonado y negado a Jesús. Se sentían incapaces, buenos para nada, inadecuados”, explicó el Santo Padre.
Entonces, “Jesús llega y les repite dos veces: ‘Paz a vosotros’. No da una paz que quita los problemas del medio, sino una paz que infunde confianza dentro. No es una paz exterior, sino la paz del corazón”.
Jesús añade: “Como el Padre me envió, así yo os envío”. “Aquellos discípulos desalentados son reconciliados consigo mismos. La paz de Jesús los hace pasar del remordimiento a la misión. En efecto, la paz de Jesús suscita la misión. No es tranquilidad, no es comodidad, es salir de sí mismo”.
En segundo lugar, “Jesús misericordia a los discípulos dándoles el Espíritu Santo”. Jesús otorga el Espíritu Santo “para la remisión de los pecados”.
“Los discípulos eran culpables, habían huido abandonando al Maestro. Y el pecado atormenta, el mal tiene su precio. Siempre tenemos presente nuestro pecado, dice el Salmo. Solos no podemos borrarlo. Sólo Dios lo quita, sólo Él con su misericordia nos hace salir de nuestras miserias más profundas. Como aquellos discípulos, necesitamos dejarnos perdonar”, subrayó el Santo Padre.
“El perdón en el Espíritu Santo es el don pascual para resurgir interiormente”, continuó. “Pidamos la gracia de acogerlo, de abrazar el Sacramento del perdón”.
El tercer don de Jesús con el que entrega su misericordia es ofrecer sus llagas. “Esas llagas nos han curado”, recordó el Papa. Pero, “¿cómo puede curarnos una herida? Con la misericordia”.
“Las llagas son canales abiertos entre Él y nosotros, que derraman misericordia sobre nuestras miserias. Son los caminos que Dios ha abierto completamente para que entremos en su ternura y experimentemos quién es Él, y no dudemos más de su misericordia”.
Una vez que recibieron la misericordia del Maestro, los discípulos “se volvieron misericordiosos”. Así se refleja en los Hechos de los Apóstoles, donde se relata que “nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo lo tenían en común”.
Francisco subrayó que “no es comunismo, es cristianismo en estado puro”.
El Papa Francisco finalizó su homilía invitando a preguntarse: “Yo, que tantas veces recibí la paz de Dios, su perdón, su misericordia, ¿soy misericordioso con los demás? Yo, que tantas veces me he alimentado con su Cuerpo, ¿qué hago para dar de comer al pobre?”.
Al finalizar la celebración Eucarística el Papa Francisco presidió desde la misma iglesia del Santo Spirito in Sassia el rezo del Regina Coeli.
EL EVANGELIO DE HOY MARTES 13 DE ABRIL DE 2021
Lecturas de hoy Martes de la 2ª semana de Pascua
Hoy, martes, 13 de abril de 2021
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (4,32-37):
EL grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma: nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía, pues lo poseían todo en común.
Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor. Y se los miraba a todos con mucho agrado. Entre ellos no había necesitados, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero de lo vendido y lo ponían a los pies de los apóstoles; luego se distribuía a cada uno según lo que necesitaba.
José, a quien los apóstoles apellidaron Bernabé, que significa hijo de la consolación, que era levita y natural de Chipre, tenía un campo y lo vendió; llevó el dinero y lo puso a los pies de los apóstoles.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 92,1ab.1c-2.5
R/. El Señor reina, vestido de majestad
El Señor reina, vestido de majestad;
el Señor, vestido y ceñido de poder. R/.
Así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno. R/.
Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (3,5a.7b-15):
EN aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
«Tenéis que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu».
Nicodemo le preguntó:
«¿Cómo puede suceder eso?».
Le contestó Jesús:
«¿Tú eres maestro en Israel, y no lo entiendes? En verdad, en verdad te digo: hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero no recibís nuestro testimonio. Si os hablo de las cosas terrenas y no me creéis, ¿cómo creeréis si os hablo de las cosas celestiales? Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.
Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna».
Palabra del Señor
«Tenéis que nacer de lo alto»
Rev. D. Xavier SOBREVÍA i Vidal
(Castelldefels, España)
Hoy, Jesús nos expone la dificultad de prevenir y conocer la acción del Espíritu Santo: de hecho, «sopla donde quiere» (Jn 3,8). Esto lo relaciona con el testimonio que Él mismo está dando y con la necesidad de nacer de lo alto. «Tenéis que nacer de lo alto» (Jn 3,7), dice el Señor con claridad; es necesaria una nueva vida para poder entrar en la vida eterna. No es suficiente con un ir tirando para llegar al Reino del Cielo, se necesita una vida nueva regenerada por la acción del Espíritu de Dios. Nuestra vida profesional, familiar, deportiva, cultural, lúdica y, sobre todo, de piedad tiene que ser transformada por el sentido cristiano y por la acción de Dios. Todo, transversalmente, ha de ser impregnado por su Espíritu. Nada, absolutamente nada, debiera quedar fuera de la renovación que Dios realiza en nosotros con su Espíritu.
Una transformación que tiene a Jesucristo como catalizador. Él, que antes había de ser elevado en la Cruz y que también tenía que resucitar, es quien puede hacer que el Espíritu de Dios nos sea enviado. Él que ha venido de lo alto. Él que ha mostrado con muchos milagros su poder y su bondad. Él que en todo hace la voluntad del Padre. Él que ha sufrido hasta derramar la última gota de sangre por nosotros. Gracias al Espíritu que nos enviará, nosotros «podemos subir al Reino de los Cielos, por Él obtenemos la adopción filial, por Él se nos da la confianza de nombrar a Dios con el nombre de “Padre”, la participación de la gracia de Cristo y el derecho a participar de la gloria eterna» (San Basilio el Grande).
Hagamos que la acción del Espíritu tenga acogida en nosotros, escuchémosle, y apliquemos sus inspiraciones para que cada uno sea —en su lugar habitual— un buen ejemplo elevado que irradie la luz de Cristo.
6 HISTORIAS DE FAVORES OBRADOS POR LA INTERCESIÓN DEL BEATO P. MICHAEL MCGIVNEY
6 historias de favores obrados por la intercesión del Beato P. Michael McGivney
POR HARUMI SUZUKI | ACI Prensa
Crédito: Caballeros de Colón
Los Caballeros de Colón han afirmado que fieles de todo el mundo están informando de favores obtenidos gracias a la intercesión de su fundador, el P. Michael McGivney, que fue beatificado en octubre de 2020.
En una columna, Andrew Fowler, miembro de los Caballeros de Colón, señaló que en los últimos meses “los católicos de todo el mundo han reportado favores vinculados a la intercesión del Beato Michael McGivney”.
“El sitio web Father Michael J. McGivney Guild mantiene una lista de esos favores, que van desde recuperaciones de COVID-19 hasta encontrar un nuevo empleo, curaciones aparentemente milagrosas y más”, señaló.
Fowler compartió 6 de estas historias y animó a los fieles a seguir orando al P. McGivney por su intercesión:
1.- Miembro de los Caballeros de Colón se recupera de COVID-19
El 5 de marzo, un residente de Edmond, Oklahoma (Estados Unidos) indicó que un miembro del consejo de los Caballeros de Colón enfermó gravemente de COVID-19 y estuvo cerca de requerir ventilación artificial.
“Los Caballeros en todo el estado de Oklahoma nos organizamos para comenzar a rezar juntos el Rosario por Zoom, seguido de la oración del Beato Michael McGivney, con la intención de pedir por su recuperación”, indicó.
El caballero señaló que gracias a las oraciones el nivel de oxígeno del enfermo mejoró y actualmente está fuera de cuidados intensivos.
“El médico indicó que era un milagro que sobreviviera a una enfermedad de esta gravedad”, subrayó.
2.- Sobrino en recuperación del COVID-19
“Mi sobrino, Andrew, desarrolló un caso muy grave de COVID-19. Estuvo en el hospital durante más de ocho semanas muy cerca de la muerte. Recé la Novena al Beato Michael McGivney dos veces, y cuando comencé la tercera, Andrew salió del hospital y fue a rehabilitación. Ahora está en casa y está bien. Realmente creo que Dios, con la intercesión del Beato P. McGivney, salvó la vida de Andrew”, señaló un residente de Manalapan, Nueva Jersey (Estados Unidos).
3.- Oportunidad de empleo
Un residente de Rio Rico, Arizona (Estados Unidos) compartió que su esposa estaba pasando por un momento de estrés por las “tareas adicionales para las que nunca fue capacitada o contratada” que le pedían que asumiera en el trabajo.
“Ella y un compañero de trabajo solicitaron el mismo puesto con un empleador diferente. Recé la novena y la oración por la beatificación del P. McGivney para que la situación laboral de mi esposa mejorara y para que fuera contratada para el puesto que solicitó”, indicó.
El 29 de octubre, día 8 de la novena, su esposa consiguió el empleo con un aumento de sueldo.
4.- Recuperación después de un infarto
Un residente de West Hartford, Connecticut (Estados Unidos), señaló que al saber que una conocida sufrió un infarto y se encontraba en el hospital, rezó al Beato P. McGivney por una “recuperación milagrosa y el consuelo para su esposo y sus tres hijos”.
“Al día siguiente, recibí un correo electrónico que decía que estaba despierta y que habían orado por ella con una reliquia del P. McGivney”, agregó.
5.- Se sana de un cáncer de garganta
En 2019, David fue diagnosticado de cáncer a la garganta en etapa 4 y los médicos le daban seis meses de vida por lo avanzado de la enfermedad.
“Durante una reunión familiar por Zoom el día de Navidad, David nos dio la noticia de que sus médicos le dijeron que de alguna manera (afirman que no saben cómo) ya no tenía células cancerígenas activas”, agregó el residente de Norwalk, California (Estados Unidos) que envió el testimonio.
Indicó que muchos caballeros de Colón estuvieron orando por la salud de David durante meses.
6.- Ayuda a un seminarista
“Soy un seminarista de Filipinas. Desde que era niño, he oído hablar del P. Michael. Cuando estaba a punto de ingresar al seminario, le pedí su amable intercesión para que pudiera aprobar el examen de ingreso y, después de muchos días, el seminario dijo que aprobé. Me ayudó, intercedió por mí y lo elegí como mi patrono”, indicó un residente de Filipinas.
Oración para la canonización del Beato Michael McGivney, fundador de Caballeros de Colón
Redacción ACI Prensa
Los Caballeros de Colón publicaron en su sitio web la oración oficial para pedir a Dios la canonización de su fundador, el P. Michael McGivney, beatificado este 31 de octubre.
El P. McGivney fundó en 1882 a los Caballeros de Colón en New Haven, Connecticut. Inicialmente, la organización tenía la intención de ayudar a las viudas y sus familias. Sin embargo, se convirtió en una orden fraterna católica mundial, con más de dos millones de miembros que llevan a cabo obras de caridad y evangelización en todo el mundo. Los Caballeros también ofrecen pólizas de seguro de vida a sus miembros.
La ceremonia de beatificación se realizó en la Catedral de San José en Hartford, en su estado natal de Connecticut, (Estados Unidos).
La Misa fue presidida por el Cardenal Joseph William Cardinal Tobin, Arzobispo de Newark y representante del Papa Francisco para la ceremonia de beatificación.
En la carta apostólica con la que nombró Beato al fundador de los Caballeros de Colón, el Papa Francisco indicó que la memoria litúrgica del P. McGivney se celebrará cada año el 13 de agosto, y destacó que el fervor del sacerdote estadounidense “por la proclamación del Evangelio y generosa preocupación por las necesidades de sus hermanos y hermanas le hacen un testigo sobresaliente de la solidaridad cristiana y la ayuda fraternal”.
A continuación les compartimos el texto completo de la oración para la canonización del Beato Michael McGivney:
Dios nuestro Señor, protector del pobre
y defensor de la viuda y el huérfano,
Tú llamaste a tu sacerdote, el Padre
Michael J. McGivney a ser un apóstol de la
vida familiar Cristiana y a dirigir a los
jóvenes al generoso servicio de su prójimo.
Haz que por medio del ejemplo de su vida
y virtud, podamos seguir a tu Hijo
Jesucristo más estrechamente, cumpliendo
tu mandamiento de amor y haciendo crecer
su Cuerpo que es la Iglesia. Que la
inspiración de tu siervo nos lleve a una
mayor confianza en tu amor para que
podamos continuar su obra de cuidar al
necesitado y olvidado. Humildemente te
pedimos que glorifiques a tu venerable
siervo, el Padre Michael J. McGivney en la
tierra de acuerdo a los designios de tu Santa
Voluntad. Por su intercesión, concédeme el
favor que te suplico (haga aquí su
petición). Por Cristo nuestro Señor. Amén
Los Caballeros de Colón piden que se “informe sobre los favores concedidos a: The Father McGivney Guild. 1 Columbus Plaza. New Haven, CT 06510-3326 USA. www.fathermcgivney.org”.
5 DATOS QUE DEBES SABER DE SAN GUISEPPE MOSCATI, EL MÉDICO DE LOS POBRES
5 datos que debes saber de San Giuseppe Moscati, el “médico de los pobres”
Redacción ACI Prensa
San Giuseppe Moscati fue un médico que vivió la caridad cristiana ayudando a recuperar la salud física y espiritual de sus pacientes pobres.
El Papa Pablo VI lo proclamó beato el 16 de noviembre de 1975. Y el 25 de octubre de 1987 fue declarado santo por el Papa Juan Pablo II.
A través de estos 5 datos conocerás la increíble vida de San Giuseppe Moscati, reconocido médico de la primera década del siglo XX.
1. Fue un médico brillante
Moscati nació el 25 de septiembre de 1880 en Benevento, Italia. Se matriculó en 1897 en la facultad de medicina y, cinco años más tarde, con tan solo 22 años, se graduó con las mejores calificaciones de su promoción.
Además de estudiar medicina, se hizo experto en 20 especialidades diferentes para poder servir mejor a sus pacientes y fue uno de los primeros en estudiar y aplicar la insulina para el tratamiento de la diabetes, enfermedad que tuvo su madre.
Fue nombrado miembro de la Real Academia Italiana de Medicina Quirúrgica y recibió un doctorado en química fisiológica.
San Giuseppe también supervisó el Instituto de Anatomía Patológica local. En la sala de autopsias instaló un crucifijo con una inscripción latina “¿Dónde están, oh Muerte, tus plagas?”, tomada del Libro de Oseas.
2. Su trabajo fue su medio de santificación
Siendo ya médico se levantaba temprano para asistir a Misa y recibir la Eucaristía. Después, se dirigía a las colonias pobres para ver algunos enfermos y a las 8:30 a.m. iniciaba el trabajo en el hospital.
Sus pacientes predilectos siempre fueron los pobres, a quienes nunca les cobró dinero y atendía siempre con una sonrisa y sin hacerse notar.
En varias ocasiones rechazó ofertas que prometían una carrera académica de renombre, porque se dio cuenta que el plan de Dios para él, era servir a sus pacientes pobres y entrenar a sus pasantes.
Luego de fallecer el 12 de abril de 1927, los ciudadanos decían “ha muerto el médico santo”, mientras que los pobres lloraban la pérdida de su amigo y doctor.
3. Rezaba por sus pacientes y los invitaba a la fe
Giuseppe Moscati empleaba los más altos estándares de la medicina y al mismo tiempo rezaba por sus pacientes y trataba de persuadir a quienes estaban alejados de la fe, a buscar los sacramentos.
Antes de examinar a alguien o realizar una investigación médica, se colocaba en la presencia de Dios.
4. Quiso ser jesuita
Alrededor de los 30 años Giuseppe Moscati hizo un voto privado de celibato y, durante un tiempo, pensó que tenía la vocación para la vida religiosa. Los jesuitas a los que consultó discernieron que Dios quería que permaneciera en el mundo como médico.
5. Salvó vidas heroicamente
Unos años después de obtener su título de médico organizó la evacuación de un hospital durante una erupción del Monte Vesubio (el techo del hospital se derrumbó poco después de que retirara a los últimos pacientes).
Con solo 31 años, ayudó a muchos enfermos durante una epidemia de cólera y durante la Primera Guerra Mundial, cuidó de los soldados heridos y moribundos del ejército italiano.
domingo, 11 de abril de 2021
EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 11 DE ABRIL DE 2021 - DIVINA MISERICORDIA
Lecturas de hoy Domingo 2º de Pascua - Ciclo B
Hoy, domingo, 11 de abril de 2021
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (4,32-35):
En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía. Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor. Y Dios los miraba a todos con mucho agrado. Ninguno pasaba necesidad, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero y lo ponían a disposición de los apóstoles; luego se distribuía según lo que necesitaba cada uno.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 117,2-4.16ab-18.22-24
R/. Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia
Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón: eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia. R/.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo. R/.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios, él nos ilumina. R/.
Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (5,1-6):
Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama a Dios que da el ser ama también al que ha nacido de él. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos. Pues en esto consiste el amor a Dios: en que guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son pesados, pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Éste es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo. No sólo con agua, sino con agua y con sangre; y el Espíritu es quien da testimonio, porque el Espíritu es la verdad.
Palabra de Dios
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (20,19-31):
Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos.
Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.»
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor.
Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.»
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús.
Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.»
Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.»
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos.
Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros.»
Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.»
Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!»
Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.»
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.
Palabra del Señor
«Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados»
Rev. D. Joan Ant. MATEO i García
(Tremp, Lleida, España)
Hoy, Domingo II de Pascua, completamos la octava de este tiempo litúrgico, una de las dos octavas —juntamente con la de Navidad— que en la liturgia renovada por el Concilio Vaticano II han quedado. Durante ocho días contemplamos el mismo misterio y tratamos de profundizar en él bajo la luz del Espíritu Santo.
Por designio del Papa San Juan Pablo II, este domingo se llama Domingo de la Divina Misericordia. Se trata de algo que va mucho más allá que una devoción particular. Como ha explicado el Santo Padre en su encíclica Dives in misericordia, la Divina Misericordia es la manifestación amorosa de Dios en una historia herida por el pecado. “Misericordia” proviene de dos palabras: “Miseria” y “Cor”. Dios pone nuestra mísera situación debida al pecado en su corazón de Padre, que es fiel a sus designios. Jesucristo, muerto y resucitado, es la suprema manifestación y actuación de la Divina Misericordia. «Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito» (Jn 3,16) y lo ha enviado a la muerte para que fuésemos salvados. «Para redimir al esclavo ha sacrificado al Hijo», hemos proclamado en el Pregón pascual de la Vigilia. Y, una vez resucitado, lo ha constituido en fuente de salvación para todos los que creen en Él. Por la fe y la conversión acogemos el tesoro de la Divina Misericordia.
La Santa Madre Iglesia, que quiere que sus hijos vivan de la vida del resucitado, manda que —al menos por Pascua— se comulgue y que se haga en gracia de Dios. La cincuentena pascual es el tiempo oportuno para el cumplimiento pascual. Es un buen momento para confesarse y acoger el poder de perdonar los pecados que el Señor resucitado ha conferido a su Iglesia, ya que Él dijo sólo a los Apóstoles: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados» (Jn 20,22-23). Así acudiremos a las fuentes de la Divina Misericordia. Y no dudemos en llevar a nuestros amigos a estas fuentes de vida: a la Eucaristía y a la Penitencia. Jesús resucitado cuenta con nosotros.