viernes, 26 de junio de 2020

SANTORAL DE HOY VIERNES 26 DE JUNIO DE 2020

Vigilio de Trento, SantoVigilio de Trento, Santo
Obispo, 26 de junio
Rodolfo, SantoRodolfo, Santo
Obispo de Gubbio, 26 de junio
David de Tesalónica, SantoDavid de Tesalónica, Santo
Eremita, 26 de junio
Antelmo de Belley, SantoAntelmo de Belley, Santo
Obispo, 26 de junio
Santiago Ghazir, BeatoSantiago Ghazir, Beato
Sacerdote Capuchino y Fundador, 26 de junio
Andrés Jacinto Longhin, BeatoAndrés Jacinto Longhin, Beato
Obispo Capuchino, 26 de junio
Magdalena Fontaine y sus Compañeras, BeatasMagdalena Fontaine y sus Compañeras, Beatas
Mártires de la Revolución Francesa, Junio 26
Josemaría Escrivá de Balaguer, SantoJosemaría Escrivá de Balaguer, Santo
Sacerdote y Fundador, 26 de Junio
José María Robles Hurtado, SantoJosé María Robles Hurtado, Santo
Sacerdote y Mártir, 26 de Junio
Pelayo (Paio) de Córdoba, SantoPelayo (Paio) de Córdoba, Santo
Memoria Litúrgica, 26 de junio

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY VIERNES 26 DE JUNIO DE 2020




Lecturas bíblicas de hoy 26 de junio, 2020.



2 Reyes 25,1-12.

El año noveno del reinado de Sedecías, el día diez del décimo mes, Nabucodonosor, rey de Babilonia, vino a Jerusalén con todo su ejército, acampó frente a ella y construyó torres de asalto alrededor. La ciudad quedó sitiada hasta el año once del reinado de Sedecías, el día noveno del mes cuarto. El hambre apretó en la ciudad, y no había pan para la población. Se abrió brecha en la ciudad, y los soldados huyeron de noche por la puerta entre las dos murallas, junto a los jardines reales, mientras los caldeos rodeaban la ciudad, y se marcharon por el camino de la estepa. El ejército caldeo persiguió al rey; lo alcanzaron en la estepa de Jericó, mientras sus tropas se dispersaban abandonándolo. Apresaron al rey y se lo llevaron al rey de Babilonia, que estaba en Ribla, y lo procesó. A los hijos de Sedecías los hizo ajusticiar ante su vista; a Sedecías lo cegó, le echó cadenas de bronce y lo llevó a Babilonia. El día primero del quinto mes, que corresponde al año diecinueve del reinado de Nabucodonosor en Babilonia, llegó a Jerusalén Nabusardán, jefe de la guardia, funcionario del rey de Babilonia. Incendió el templo, el palacio real y las casas de Jerusalén, y puso fuego a todos los palacios. El ejército caldeo, a las órdenes del jefe de la guardia, derribó las murallas que rodeaban a Jerusalén. Nabusardán, jefe de la guardia, se llevó cautivos al resto del pueblo que había quedado en la ciudad, a los que se habían pasado al rey de Babilonia y al resto de la plebe. De la clase baja dejó algunos como viñadores y hortelanos.



Salmo 137(136):1-6.

"¡Oh, que mi lengua se pegue a mi boca si no te recuerdo!" (R).

Junto a los canales de Babilonia nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión; en los sauces de sus orillas colgábamos nuestras cítaras. (R).

Allí los que nos deportaron nos invitaban a cantar; nuestros opresores, a divertirlos: "Cantadnos un cantar de Sión." (R).

¡Cómo cantar un cántico del Señor en tierra extranjera! Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha. (R).

Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti, si no pongo a Jerusalén en la cumbre de mis alegrías. (R).



Aclamación del Evangelio de hoy.

"¡Aleluya, aleluya! El Señor es fiel en todas sus palabras y amoroso en todos sus actos. ¡Aleluya!" (Cfr. Salmo 144,13)



Santo Evangelio de hoy - Mateo 8,1-4.
 (Jesús sana a un leproso porque así lo quiere): 

"En aquel tiempo, Cuando Jesús bajó de la montaña, lo siguió una gran multitud. Entonces un leproso fue a postrarse ante él y le dijo: "Señor, si quieres, puedes limpiarme". Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: "Lo quiero, queda limpio". Y al instante quedó limpio de su lepra. Jesús le dijo: "No se lo digas a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que ordenó Moisés para que les sirva de testimonio". Palabra del Señor




Reflexión del Evangelio de hoy por el Papa Francisco.


Cuando Jesús bajó de la montaña, una gran multitud lo siguió. Todas esas personas, escucharon su catequesis: estaban asombrados porque les hablaba con autoridad, no como los doctores de la ley a los que estaban acostumbrados a escuchar. El Evangelio especifica que estaban asombrados.

[...] Sin embargo, había otras personas que no lo seguían: lo miraban de lejos, con curiosidad, preguntándose: "¿Quién es este hombre?". Después de todo, nunca habían escuchado catequesis tan sorprendentes. Y así había gente que miraba desde la acera y había otra gente que no podía acercarse: la ley lo prohibía porque eran "inmundos". El leproso al que se refiere el Evangelio de Mateo era de este grupo.

En la lectura del Evangelio de hoy, vemos que este leproso sintió en su corazón un anhelo de acercarse a Jesús. Tomó coraje y se acercó. Pero era una persona marginada, y por lo tanto, no podía hacerlo. Sin embargo, tuvo fe en ese hombre, tomó coraje y se acercó, volviendo simplemente a su oración: "Señor, si quieres, puedes limpiarme". Dijo esto "porque estaba sucio". De hecho, la lepra era una sentencia de por vida. Y curar a un leproso era tan difícil como devolver la vida a un muerto: por eso se les marginaba. Estaban todos allí. No podían mezclarse con la gente.

Sin embargo, había también los auto-marginados. Los doctores de la ley que siempre estaban mirando con ese anhelo de poner a prueba a Jesús, de hacerlo tropezar y luego condenarlo. El leproso, sin embargo, sabía que era "inmundo, enfermo, y se acercó". Entonces: "¿qué hizo Jesús?". No se quedó quieto, sin tocarlo, sino que se acercó aún más, extendió su mano y lo curó.

Cercanía, es una palabra muy importante: no se puede construir una comunidad sin cercanía; no se puede hacer la paz sin cercanía; no se puede hacer el bien sin acercarse. Jesús podría haberle dicho: "¡Queda sanado!". Pero en cambio se acercó y lo tocó. Es más: en el momento en que Jesús tocó al hombre inmundo, se volvió inmundo. Y este es el misterio de Jesús: Él toma sobre sí mismo nuestra inmundicia, nuestras impurezas.

Es una realidad que San Pablo describe bien cuando escribe que Jesús, aunque tenía la forma de Dios, no consideró la igualdad con Dios como algo a lo que había que aferrarse, sino que se vació a sí mismo. San Pablo va más allá, confirmando que Jesús se convirtió en pecado: Jesús se convirtió en pecado, Jesús se excluyó, tomó la impureza sobre sí mismo para acercarse al hombre. Así, no estimó el ser igual a Dios como cosa a la que aferrarse, sino que se vació de sí mismo, se acercó, se hizo pecado, se hizo inmundo.

A menudo pienso que puede ser, no diría que imposible, pero muy difícil hacer el bien sin ensuciarse las manos. Y Jesús se ensució con su cercanía. Pero entonces, cuenta Mateo, fue aún más lejos, diciendo al hombre que se había liberado de su enfermedad: "Ve a los sacerdotes y haz lo que hay que hacer cuando un leproso es curado".

Esencialmente, ese hombre que está excluido de la vida social, Jesús incluye: incluye en la Iglesia, incluye en la sociedad. Él aconseja: "Ve, para que todas las cosas sean como deben ser". Así, ¡Jesús nunca margina a nadie, nunca!. Además, Jesús se margina a sí mismo para incluir a los marginados, para incluirnos a nosotros, pecadores, marginados, con su vida!. Y esto es hermoso.

Cuántas personas siguieron a Jesús en ese tiempo y han seguido a Jesús en la historia porque se asombran de su manera de hablar. Y cuánta gente mira desde lejos y no entiende, no se interesa; cuánta gente mira desde lejos pero con un corazón malvado, para poner a prueba a Jesús, para criticarlo, para condenarlo. Y sin embargo, cuánta gente mira desde lejos porque no tienen el coraje de ese leproso, pero tienen tantas ganas de acercarse. Y en ese caso, Jesús extendió primero su mano, no como en este caso, sino que, en su ser, extendió la mano a todos, haciéndose uno de nosotros, como nosotros: pecador como nosotros pero sin pecado; pero pecador, manchado por nuestros pecados. Y esta es la cercanía cristiana.

Cercanía es una hermosa palabra, para cada uno de nosotros. Deberíamos preguntarnos: "¿Sé cómo acercarme? ¿Tengo la fuerza, el coraje de tocar a los marginados" (Homilía del Evangelio de hoy. Santa Marta, 26 de junio de 2015)



Oración para el Evangelio de hoy.

Señor mío y Dios mío, gracias por haberte acercado a mí y conocer cada una de mis aflicciones sin siquiera yo hablarte de ellas. Eres un Dios cercano, que acerca su mano con ternura para brindar consuelo y amor en nuestros momentos de mayor necesidad y sufrimiento.

Si me acerco a Ti confiado, estoy seguro de que siempre me proveerás de fuerzas y me darás una palabra de aliento y esperanza cargada de una completa sanación de mi cuerpo, alma, mente y espíritu. Quiero ser sanado a través del toque dulce de tus palabras, de tu amor para llegar a ser un testimonio de esa cercanía tuya que supera toda barrera de odio y de indiferencia.

Siempre te diriges a cada uno de nosotros con bondad, siempre estás dispuesto a limpiarnos de todas nuestras heridas, nuestras fallas, esos errores que han marcado nuestras vidas con el dolor y el sufrimiento. Ven Señor, toca mi dolor, toca mis heridas emocionales de este corazón afligido, ese rencor que llevo guardado por años, esa falta de perdón que encierra mi corazón en el odio.

Oh mi Señor, a veces no siento la valentía de acercarme a Ti, tantas fallas he cometido que me duele haberte herido con ellas. Pero Tú me abres el corazón, me regalas la ternura de tu voz sanadora para concederme la paz del alma, la sanación a mi cuerpo, y las fuerzas para salir al mundo a luchar de nuevo en tu Nombre, proclamando tu Gloria y alabanzas a ese Corazón Precioso y desbordante en misericordia que Tú tienes. Te amo mi Dios. Amén.



Propósito para hoy.

Quiero proponerte hoy, rezar la oración a San Benito para pedir protección contra todo mal y no permitir que ninguna influencia maliciosa pueda invadir la paz de tu hogar.



Frase de reflexión.

"Recomencemos a partir de los innumerables testimonios de amor generoso y gratuito que en estos meses nos han enseñado cuánto son necesarios la cercanía, el cuidado y el sacrificio para alimentar la fraternidad y la convivencia civil. Así saldremos de esta crisis más fuertes.". Papa Francisco


miércoles, 24 de junio de 2020

9 DATOS QUE QUIZÁS NO CONOCÍAS DE SAN JUAN BAUTISTA

9 datos que quizás no conocías de San Juan Bautista
Redacción ACI Prensa






Con estos 9 datos se puede conocer detalles poco conocidos de la vida de San Juan Bautista, una figura importante y misteriosa del Nuevo Testamento cuya fiesta se celebra hoy.  

1) Tiene relación de parentesco con Jesús

En el Evangelio de San Lucas 1:36, a la madre de Juan Bautista, Isabel, se le describe como  “pariente” de María, lo que significa que probablemente tenían una relación de sangre.

Isabel, siendo una persona mayor, pudo haber sido una tía, tía abuela u otro tipo de pariente. Esto significa que Jesús y Juan Bautista eran primos en uno u otro sentido del término.

2) Su ministerio inicia poco ante al de Jesús

San Lucas da una fecha precisa del inicio del ministerio de Juan Bautista: “En el año quince del imperio de Tiberio César… fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y se fue por toda la región del Jordán proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados”.

Esta fecha es importante porque San Lucas sugiere que el ministerio de Jesús comenzó poco después de que lo hizo Juan Bautista, lo que sitúa la fecha probable del bautismo de Jesús en el año 29 o principios del año 30.

3) Fue precursor y anunció al Mesías

Juan Bautista fue el precursor o mensajero del Mesías. Su misión era preparar el camino para su llegada, haciendo un llamado al arrepentimiento, a la conversión y bautizando con agua.

También vino a anunciarlo e identificarlo. Juan Bautista dijo: “Y yo no le conocía, pero he venido a bautizar en agua para que él sea manifestado a Israel” (Juan 1:31).

Esa identificación se hizo efectiva cuando Juan bautizó a Jesús: “Y Juan dio testimonio diciendo: ‘He visto al Espíritu que bajaba como una paloma del cielo y se quedaba sobre él’. Y yo no le conocía pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: ‘Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo’”.

4) Su arresto afectó a Jesús

Los evangelios indican el primer ministerio de Juan Bautista y el de Jesús se desarrolló en Judea, en la parte sur de Israel, cerca de Jerusalén. Sin embargo, cuando Juan fue arrestado por Herodes, el gobernante de Galilea y Perea, Jesús tuvo que dejar su ministerio en Galilea, según precisa Mateo 4:12.

5) Enseñó sobre moral en el trabajo

Juan Bautista fue interrogado tanto por recaudadores de impuestos como por soldados sobre lo que debían hacer para agradar a Dios, y les pide que trabajen de manera justa. 

Lucas 3:12-14: “Vinieron también publicanos a bautizarse, y le dijeron: ‘Maestro, ¿qué debemos hacer? Él les dijo: ‘No exijáis más de lo que os está fijado’. Preguntáronle también unos soldados: ‘Y nosotros ¿qué debemos hacer?’ Él les dijo: ‘No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas, y contentaos con vuestra soldada’”.

6) No fue la reencarnación de “Elías”

En el Evangelio, cuando Jesús identifica a Juan Bautista como el “Elías” que iba a venir, señaló que el cumplimiento de la profecía de Elías no debía tomarse de la manera literalista como lo hacían los escribas de su época.

Elías no era quien debía regresar e ir a Judea para evangelizar al pueblo, sino que debía aparecer alguien “como Elías” para realizar esa tarea. Esa persona era Juan el Bautista, el precursor del Nuevo Testamento que prepara el camino para la llegada del Señor; mientras que Elías hizo lo propio en el Antiguo Testamento.

7) Era bastante famoso

Hay indicadores muy claros sobre esta afirmación: El movimiento que inició Juan Bautista tuvo seguidores en tierras lejanas, y existe información sobre su vida en otros textos aparte del Nuevo Testamento.

Los textos referidos los escribió el historiador judío Flavio Josefo.


8) El hijo de Herodes El Grande lo asesinó

A Juan Bautista lo asesinó Herodes Antipas, uno de los hijos de Herodes el Grande, quien heredó las regiones de Galilea y Perea.

Este hombre tenía un matrimonio ilegítimo. Aparentemente, había robado a Herodías, la esposa de su hermano Herodes Filipo I. Esa situación lo puso en contra de Juan Bautista, quien se opuso a la unión (Marcos 6:18), lo que llevó a Herodes a arrestar a Juan (Mateo 14: 3).

Aunque tenía a Juan Bautista en custodia y su esposa lo odiaba y lo quería muerto, Herodes Antipas era protector de Juan y lo admiraba como predicador: “Herodes temía a Juan, sabiendo que era hombre justo y santo, y le protegía; y al oírle, quedaba muy perplejo, y le escuchaba con gusto” (Marcos 6:20).

Incluso la muerte de Juan Bautista no terminó con la admiración de Antipas por él. Cuando comenzó a escuchar noticias sobre Jesús, pensó que Jesús podría ser Juan resucitado (Marcos 6:14), y trató de ver a Jesús con sus propios ojos (Lucas 9:9).

9) Murió a causa del odio

La esposa de Herodes Antipas, Herodías, odiaba a Juan presuntamente por criticar públicamente su traición a Herodes Filipo I, su ex esposo, así como el matrimonio contraído con su hermano.

Finalmente, después de que su hija Salomé deleitara a Antipas con un baile especial en su fiesta de cumpleaños, Herodías pudo manipularlo para que diera la orden de la muerte de Juan por decapitación (Marcos 6: 21-28).


Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en National Catholic Register. 

HOY LA IGLESIA CELEBRA EL NACIMIENTO DE SAN JUAN BAUTISTA, 24 DE JUNIO


Hoy la Iglesia celebra el nacimiento de San Juan Bautista, el "Profeta del Altísimo"
24 de Junio





“La Iglesia celebra el nacimiento de Juan como algo sagrado y él es el único de los santos cuyo nacimiento se festeja”, explicaba el Obispo San Agustín (354-430) en sus sermones ya en los primeros siglos del cristianismo.

“Juan viene a ser como la línea divisoria entre los dos Testamentos, el antiguo y el nuevo. Así lo atestigua el mismo Señor, cuando dice: La ley y los profetas llegaron hasta Juan”, añadía el Santo Doctor de la Iglesia.

San Juan Bautista nació seis meses antes de Jesucristo. En el primer capítulo de San Lucas se narra que Zacarías era un sacerdote judío casado con Santa Isabel y no tenían hijos porque ella era estéril. Estando ya de edad muy avanzada, el ángel Gabriel se le apareció a Zacarías de pie a la derecha del altar.

El mensajero divino le comunicó que su esposa iba a tener un hijo, que sería el precursor del Mesías, y a quien pondría por nombre Juan. Zacarías dudó de esta noticia y Gabriel le dijo que quedaría mudo hasta que todo se cumpla.

Meses después, cuando María recibió el anuncio de que sería madre del Salvador, la Virgen partió a ver a su prima Isabel y se quedó ayudándole hasta que nació San Juan.

Así como el nacimiento del Señor se celebra cada 25 de diciembre, cercano al solsticio de invierno (el día más corto del año), el nacimiento de San Juan es el 24 de junio, alrededor del solsticio de verano (el día más largo). Así, después de Jesús los días van a más y después de Juan, los días van a menos hasta que vuelve “a nacer el sol”.

La Iglesia señaló estas fechas por el siglo IV con la finalidad de que se superpongan a dos fiestas importantes del calendario greco-romano: “día del sol” (25 de diciembre) y el “día de Diana” en el verano, cuya fiesta conmemoraba la fertilidad. El martirio de San Juan Bautista se conmemora cada 29 de agosto.



Biografía de San Juan Bautista, Nacimiento



Este es el único santo al cual se le celebra la fiesta el día de su nacimiento.

San Juan Bautista nació seis meses antes de Jesucristo (de hoy en seis meses - el 24 de diciembre - estaremos celebrando el nacimiento de nuestro Redentor, Jesús).

El capítulo primero del evangelio de San Lucas nos cuenta de la siguiente manera el nacimiento de Juan: Zacarías era un sacerdote judío que estaba casado con Santa Isabel, y no tenían hijos porque ella era estéril. Siendo ya viejos, un día cuando estaba él en el Templo, se le apareció un ángel de pie a la derecha del altar.

Al verlo se asustó, mas el ángel le dijo: "No tengas miedo, Zacarías; pues vengo a decirte que tú verás al Mesías, y que tu mujer va a tener un hijo, que será su precursor, a quien pondrás por nombre Juan. No beberá vino ni cosa que pueda embriagar y ya desde el vientre de su madre será lleno del Espíritu Santo, y convertirá a muchos para Dios".

Pero Zacarías respondió al ángel: "¿Cómo podré asegurarme que eso es verdad, pues mi mujer ya es vieja y yo también?".

El ángel le dijo: "Yo soy Gabriel, que asisto al trono de Dios, de quien he sido enviado a traerte esta nueva. Mas por cuanto tú no has dado crédito a mis palabras, quedarás mudo y no volverás a hablar hasta que todo esto se cumpla".

Seis meses después, el mismo ángel se apareció a la Santísima Virgen comunicándole que iba a ser Madre del Hijo de Dios, y también le dio la noticia del embarazo de su prima Isabel.

Llena de gozo corrió a ponerse a disposición de su prima para ayudarle en aquellos momentos. Y habiendo entrado en su casa la saludó. En aquel momento, el niño Juan saltó de alegría en el vientre de su madre, porque acababa de recibir la gracia del Espíritu Santo al contacto del Hijo de Dios que estaba en el vientre de la Virgen.

También Santa Isabel se sintió llena del Espíritu Santo y, con espíritu profético, exclamó: "Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre. ¿De dónde me viene a mí tanta dicha de que la Madre de mi Señor venga a verme? Pues en ese instante que la voz de tu salutación llegó a mis oídos, la criatura que hay en mi vientre se puso a dar saltos de júbilo. ¡Oh, bienaventurada eres Tú que has creído! Porque sin falta se cumplirán todas las cosas que se te han dicho de parte del Señor". Y permaneció la Virgen en casa de su prima aproximadamente tres meses; hasta que nació San Juan.

De la infancia de San Juan nada sabemos. Tal vez, siendo aún un muchacho y huérfano de padres, huyó al desierto lleno del Espíritu de Dios porque el contacto con la naturaleza le acercaba más a Dios. Vivió toda su juventud dedicado nada más a la penitencia y a la oración.

Como vestido sólo llevaba una piel de camello, y como alimento, aquello que la Providencia pusiera a su alcance: frutas silvestres, raíces, y principalmente langostas y miel silvestre. Solamente le preocupaba el Reino de Dios.

Cuando Juan tenía más o menos treinta años, se fue a la ribera del Jordán, conducido por el Espíritu Santo, para predicar un bautismo de penitencia.

Juan no conocía a Jesús; pero el Espíritu Santo le dijo que le vería en el Jordán, y le dio esta señal para que lo reconociera: "Aquel sobre quien vieres que me poso en forma de paloma, Ese es".

Habiendo llegado al Jordán, se puso a predicar a las gentes diciéndoles: Haced frutos dignos de penitencia y no estéis confiados diciendo: Tenemos por padre a Abraham, porque yo os aseguro que Dios es capaz de hacer nacer de estas piedras hijos de Abraham. Mirad que ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto, será cortado y arrojado al fuego".

Y las gentes le preguntaron: "¿Qué es lo que debemos hacer?". Y contestaba: "El que tenga dos túnicas que reparta con quien no tenga ninguna; y el que tenga alimentos que haga lo mismo"…

"Yo a la verdad os bautizo con agua para moveros a la penitencia; pero el que ha de venir después de mí es más poderoso que yo, y yo no soy digno ni siquiera de soltar la correa de sus sandalias. El es el que ha de bautizaros en el Espíritu Santo…"

Los judíos empezaron a sospechar si el era el Cristo que tenía que venir y enviaron a unos sacerdotes a preguntarle "¿Tu quién eres?" El confesó claramente: "Yo no soy el Cristo" Insistieron: "¿Pues cómo bautizas?" Respondió Juan, diciendo: "Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros está Uno a quien vosotros no conocéis. El es el que ha de venir después de mí…"

Por este tiempo vino Jesús de Galilea al Jordán en busca de Juan para ser bautizado. Juan se resistía a ello diciendo: "¡Yo debo ser bautizado por Ti y Tú vienes a mí! A lo cual respondió Jesús, diciendo: "Déjame hacer esto ahora, así es como conviene que nosotros cumplamos toda justicia". Entonces Juan condescendió con El.

Habiendo sido bautizado Jesús, al momento de salir del agua, y mientras hacía oración, se abrieron los cielos y se vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y permaneció sobre El. Y en aquel momento se oyó una voz del cielo que decía: "Este es mi Hijo muy amado, en quien tengo todas mis complacencias".

Al día siguiente vio Juan a Jesús que venía a su encuentro, y al verlo dijo a los que estaban con él: "He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquél de quien yo os dije: Detrás de mí vendrá un varón, que se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo".

Entonces Juan atestiguó, diciendo: "He visto al Espíritu en forma de paloma descender del cielo y posarse sobre El. Yo no le conocía, pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: Aquél sobre quien vieres que baja el Espíritu Santo y posa sobre El, ése es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo. Yo lo he visto, y por eso doy testimonio de que El es el Hijo de Dios".

Herodías era la mujer de Filipo, hermano de Herodes. Herodías se divorció de su esposo y se casó con Herodes, y entonces Juan fue con él y le recriminó diciendo: "No te es lícito tener por mujer a la que es de tu hermano"; y le echaba en cara las cosas malas que había hecho.

Entonces Herodes, instigado por la adúltera, mandó gente hasta el Jordán para traerlo preso, queriendo matarle, mas no se atrevió sabiendo que era hombre justo y santo, y le protegía, pues estaba muy perplejo y preocupado por lo que le decía.

Herodías le odiaba a muerte y sólo deseaba encontrar la ocasión de quitarlo de en medio, pues tal vez temía que a Herodes le remordiera la conciencia y la despidiera siguiendo el consejo de Juan.

Sin comprenderlo, ella iba a ser la ocasión del primer mártir que murió en defensa de la indisolubilidad del matrimonio y en contra del divorcio.

Estando Juan en la cárcel y viendo que algunos de sus discípulos tenían dudas respecto a Jesús, los mandó a El para que El mismo los fortaleciera en la fe.

Llegando donde El estaba, le preguntaron diciendo: "Juan el Bautista nos ha enviado a Ti a preguntarte si eres Tú el que tenía que venir, o esperamos a otro".

En aquel momento curó Jesús a muchos enfermos. Y, respondiendo, les dijo: "Id y contad a Juan las cosas que habéis visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio…"

Así que fueron los discípulos de Juan, empezó Jesús a decir: "¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Alguna caña sacudida por el viento? o ¿Qué salisteis a ver? ¿Algún profeta? Si, ciertamente, Yo os lo aseguro; y más que un profeta. Pues de El es de quien está escrito: Mira que yo te envío mi mensajero delante de Ti para que te prepare el camino. Por tanto os digo: Entre los nacidos de mujer, nadie ha sido mayor que Juan el Bautista…"

Llegó el cumpleaños de Herodes y celebró un gran banquete, invitando a muchos personajes importantes. Y al final del banquete entró la hija de Herodías y bailó en presencia de todos, de forma que agradó mucho a los invitados y principalmente al propio Herodes.

Entonces el rey juró a la muchacha: "Pídeme lo que quieras y te lo daré, aunque sea la mitad de mi reino".

Ella salió fuera y preguntó a su madre: "¿Qué le pediré?" La adúltera, que vio la ocasión de conseguir al rey lo que tanto ansiaba, le contestó: "Pídele la cabeza de Juan el Bautista". La muchacha entró de nuevo y en seguida dijo al rey: "Quiero que me des ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista".

Entonces se dio cuenta el rey de su error, y se puso muy triste porque temía matar al Bautista; pero a causa del juramento, no quiso desairarla, y, llamando a su guardia personal, ordenó que fuesen a la cárcel, lo decapitasen y le entregaran a la muchacha la cabeza de Juan en la forma que ella lo había solicitado.

Juan Bautista: pídele a Jesús que nos envíe muchos profetas y santos como tú.

FUENTE: www.ewtn.com


PAPA FRANCISCO PROPONE EJEMPLO DE SAN JUAN BAUTISTA PARA ANUNCIAR AL EVANGELIO


Papa Francisco propone ejemplo de San Juan Bautista para anunciar el Evangelio
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa



El Papa Francisco recordó que este 24 de junio la Iglesia celebra el nacimiento de san Juan Bautista por lo que animó a imitar su ejemplo para “testimoniar con valentía el Evangelio”.

Así lo indicó el Santo Padre este miércoles durante su Audiencia General tras pronunciar su catequesis en italiano centrada en la oración y dedicada al rey David.


En esta línea, el Pontífice recordó a las personas de lengua española que “hoy celebramos la memoria de san Juan Bautista, profeta precursor del Mesías”.

“Que su ejemplo, como también el del rey David —dos hombres totalmente diferentes que vivieron la profecía y que supieron indicar dónde estaba el verdadero Dios—, sean estímulo para nuestra vida, para que busquemos la amistad de Dios a través de la oración, y nuestro ejemplo pueda ayudar a llevar a Dios a los hombres y los hombres a Dios”, advirtió el Papa.

En este sentido, el Santo Padre dijo también a los fieles de lengua italiana que la fiesta del nacimiento de san Juan Bautista es posible aprender “del precursor de Jesús la capacidad de testimoniar con valentía el Evangelio, más allá de las propias diferencias, conservando la concordia y la amistad que basan la credibilidad de cualquier anuncio de fe”.

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 24 DE JUNIO DE 2020 - NACIMIENTO DE SAN JUAN BAUTISTA


Duodécima Semana del Tiempo Ordinario - Año Par
Miércoles 24 de junio de 2020


Hoy es: Natividad de San Juan Bautista (24 de Junio)
“ Juan es su nombre ”


Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 49, 1-6

Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos:
Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó; en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre.
Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo:
«Tú eres mi siervo, de quien estoy orgulloso».
Mientras yo pensaba: «En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas», en realidad mi derecho lo llevaba el Señor, mi salario lo tenía mi Dios.
Y ahora habla el Señor, que desde el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel, -tanto me honró el Señor y mi Dios fue mi fuerza-:
«Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel; te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra».


Salmo
Sal 138, 1-3. 13-14. 15 R/. 
Te doy gracias porque me has escogido portentosamente.

Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares. R/.

Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma. R/.

No desconocías mis huesos,
cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra. R/.


Segunda lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 13, 22-26

En aquellos días, dijo Pablo:
«Dios nombró rey a David, de quien hizo esta alabanza: “Encontré a David, hijo de Jesé, hombre conforme a mi corazón, que cumplirá todos mis preceptos.” Según lo prometido, Dios sacó de su descendencia un salvador para Israel: Jesús. Antes de que llegara, Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión; y, cuando estaba para acabar su vida, decía: “Yo no soy quien pensáis; viene uno detrás de mí a quien no merezco desatarle las sandalias.” Hermanos, descendientes de Abrahán y todos los que teméis a Dios: A vosotros se os ha enviado este mensaje de salvación».


Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 57-66. 80

A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban.
A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo:
«¡No! Se va a llamar Juan».
Le replicaron:
«Ninguno de tus parientes se llama así».
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Todos se quedaron extrañados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo:
«¿Qué va a ser este niño?»
Porque la mano del Señor estaba con él.
El niño iba creciendo, y su carácter se afianzaba; vivió en el desierto hasta que se presentó a Israel.



Reflexión del Evangelio de hoy

Te hago luz de las naciones
Tono exaltado, brillante, pero también quejumbroso por la desilusión de su aparente fracaso. Como siempre, primero los lamentos. La misión casi siempre es dolorosa. Se necesita tiempo, reposo y calma interior para sopesar y escuchar lo que Dios pueda decirnos. Todo profeta -cada uno lo somos- pasa por momentos de desaliento y desánimo.

Profeta no es quien adivina el futuro, sino aquel que conociendo el pasado, sacando sus lecciones, interpreta el presente con serenidad, con vistas a un futuro esperanzado y mejor. Por eso digo: todos somos profetas: conocedores de un mensaje, de una historia, con sus partes negativas, y que no deberíamos repetir. Es la única forma de que mejore el futuro. Los versículos 5 y 6 son los que abren el horizonte de esperanza, sin necesidad de ser ilusos, sino confiados en el Señor. Hemos sido elegidos para ser portadores de luz, de libertad, de fraternidad. “Luz para las naciones”, “llevar la salvación allá donde estemos o vayamos”. Es nuestro reto; como lo fue el de Jesús. Se trata de escuchar, de encontrar el apoyo en Dios, de no ser pretenciosos ni engreídos, abrirnos a la LUZ.

En estos meses, hemos pasado un tiempo de prueba duro en todas las naciones; por eso, encontrar en Jesús -como lo hizo la comunidad primitiva cuando escuchó este texto y que hoy podemos aplicar también a Juan, el bautista-, la Luz para ver más y mejor, ver más lejos y más hondo, con mayor sinceridad y más despojo, con más veracidad y entrega, es lo que nosotros, cristianos, podemos ofrecer a los demás…aunque no crean lo mismo.

Cuesta adaptar la visión interior al foco luminoso de Jesús. Al principio, es una luz cegadora, pero poco a poco, la realidad entorno va adquiriendo su auténtica dimensión y claridad, porque nuestro interior es más diáfano con Jesús.

Mencio, filósofo chino, reformador del confucionismo -hemos aprendido mucho de los chinos de antaño y de ahora- decía: “La verdad expresada antes de tiempo siempre es peligrosa”. Los profetas lo sabían bien, lo experimentaron en carne propia. La Iglesia es tierra de profetas.

Te doy gracias porque me has escogido portentosamente
Todo en este salmo es acción de gracias por las múltiples situaciones por las que el Señor hace pasar y de las que, por lo general, se sale airoso. El Señor, aunque a veces tarda un poco, siempre responde a nuestras súplicas, nos da fuerzas en medio de tantas flaquezas.

A vosotros se os ha enviado este mensaje de salvación
Las palabras de Pablo son conocidas de todos. David. Juan. Jesús. Cada uno es su papel. Juan se muestra sincero y humilde. No se sabe protagonista de nada; solo es mero puente. Puente que se utiliza y luego se olvida. No es una actitud la suya pre-cristiana, sino que ya se inserta en lo que después va a ser la Buena Noticia de Jesús: actitud de abajamiento, de servicio, de reconocimiento de la propia identidad: humildad y anuncio. Juan no es el eslabón perdido; al contrario: es el eslabón encontrado. Juan es el precursor/anunciador. Como debemos serlo cada uno para los demás.

Juan es su nombre
Desconcierto generalizado ante aquel cambio de nombre. Típico: cuando Dios tiene reservada una misión para alguien, lo primero que hace es cambiarle el nombre. Es una forma de expresar la novedad, porque cada nombre tiene un significado que va más allá de lo puramente familiar.

Por eso, antaño, los religiosos y religiosas, se cambiaban de nombre al iniciar una nueva etapa en su vida. Los papas siguen haciéndolo. Por tanto, no es de extrañar la extrañeza del vecindario cuando Zacarías dijo: Juan es su nombre. Se rompía la tradición familiar. Comenzaba una etapa nueva. Aquel niño, ¿qué iba a ser? ¿qué significado tenía ese giro nominal? Habría de pasar tiempo para saberlo.  Juan se convertiría en el eslabón unitivo de esa larga cadena entre lo antiguo y lo nuevo. Lucas es listo e intuitivo en ver más allá de la inmediatez. A él le han contado algo y hace una narración desde la pedagogía divina; lo que los exégetas llaman “hacer una lectura teológica de la realidad”. Lucas la hace en todo su evangelio.

Después vendría el “Benedictus”, todo un resumen de la historia de la salvación en forma de cántico laudatorio.

Es bueno saber qué significa el nombre bautismal que eligieron nuestros padres; y de él, ver si nuestra vida se corresponde con ese significado y comprender mejor nuestra misión en el mundo.

Aunque, la verdad, a veces hay nombres que no suenan muy bien que digamos… Se tratará entonces de que sepamos darle vida y contenido con nuestra personalidad y con nuestros actos… Si lo hacemos bien, pronto veremos que nos “hemos singularizado” más allá del nombre recibido… Claro que no todo podemos someterlo al significado de nuestro nombre, pero sí podemos darle “un estilo nuevo”.



Fr. José Antonio Solórzano Pérez O.P.
Casa San Alberto Magno (Madrid)

SANTORAL DE HOY MIÉRCOLES 24 DE JUNIO DE 2020

José Yuan Zaide, SantoJosé Yuan Zaide, Santo
Presbítero y Mártir, 24 de juno
Goardo de Nantes, SantoGoardo de Nantes, Santo
Obispo y Mártir, 24 de junio
Iván de Bohemia, SantoIván de Bohemia, Santo
Eremita, 24 de junio
Rumoldo de Malinas, SantoRumoldo de Malinas, Santo
Eremita y Mártir, 24 de junio
María Guadalupe García Zavala, SantaMaría Guadalupe García Zavala, Santa
Religiosa y Fundadora, 24 de junio
Natividad de San Juan BautistaNatividad de San Juan Bautista
Solemnidad Litúrgica, 24 de junio

BUENOS DÍAS!!!




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