Lecturas de hoy Jueves de la 29ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, jueves, 25 de octubre de 2018
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (3,14-21):
Doblo las rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra, pidiéndole que, de los tesoros de su gloria, os conceda por medio de su Espíritu robusteceros en lo profundo de vuestro ser, que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, que el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento; y así, con todos los santos, lograréis abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo lo que trasciende toda filosofía: el amor cristiano. Así llegaréis a vuestra plenitud, según la plenitud total de Dios. Al que puede hacer mucho más sin comparación de lo que pedimos o concebimos, con ese poder que actúa entre nosotros, a él la gloria de la Iglesia y de Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 32,1-2.4-5.11-12.18-19
R/. La misericordia del Señor llena la tierra
Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas. R/.
Que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R/.
Pero el plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad. R/.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (12,49-53):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.»
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy jueves, 25 de octubre de 2018
Carlos Sánchez
Hola, amigos y amigas:
Qué diferente el Jesús del Evangelio de hoy con tantas predicaciones que insisten en presentar la imagen de un Jesús tan dulce y tan suave, que “no mata ni una mosca”. El Jesús del Evangelio es un hombre apasionado por el Reino de su Padre y un hombre que no ha venido a traer un mensaje adormecedor a sus seguidores, sino a despertarlos a la fuerza irrefrenable y transformadora del amor. Por supuesto que Jesús no quiere la división de las familias ni de la sociedad, pero sabe que, cuando una persona se encuentra de verdad con Él, no queda indiferente: su vida se transforma y sus valores le llevan a luchar por lo que considera valioso, al punto de cuestionar incluso tradiciones y lazos que perecían tan sagrados e incuestionables como son los familiares. El Evangelio es una luz que todo lo ilumina; su claridad trae nuevos criterios de vida y, si los tomamos en serio, se convierten en un fuego que nos purifica de lo que no sirve y enciende en nosotros procesos de vida abundante al servicio del Reino de Dios
¿Has sentido ese fuego dentro de tu vida? No se puede ser cristianos de verdad sin estar poseídos por este fuego, y no me refiero a un carácter apasionado o a un temperamento impulsivo que muchas veces arrasa con la vida de las personas provocando daño y división sin más. Me refiero al fuego del amor que tiene su origen en el perdón que recibimos, en la alegría de saber que Dios nos busca cuando nos creíamos perdidos, en la confianza de saber que Él nunca nos ha abandonado y en la fortaleza de contar con el amor de Aquel que se entregó hasta el extremo por nosotros. Cuando este fuego enciende su llama en nuestro interior se convierte en luz para nuestros pasos y deja al descubierto todo aquello que se opone al Reino de Dios para denunciarlo y transformarlo. No se trata de un fuego violento y vengativo, sino de un fuego que ofrece calor, luz y aliento de vida a toda costa.
¿Quieres vivir encendido en ese fuego? No olvides la frase de los discípulos de Emaús: “¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?” (Lc 24, 32). Deja que la escucha de su Palabra encienda ese fuego en tu corazón.
Un saludo fraterno
Carlos Sánchez Miranda, cmf.