Páginas
- Página principal
- San Juan Bosco
- San Valentín
- San Ignacio de Loyola
- San Juan XXIII, el Papa Bueno
- San Antonio Abad
- San Martín de Porres
- Santa Mónica
- Santo Domingo de Savio
- Santa Margarita de Alacoque
- Quiénes son los Santos?
- EL Santo Rosario
- Virgen de Guadalupe
- Virgen y Santos para Colorear
- Florecillas a María: Mes de Mayo
- La Divina Misericordia
- Junio: Nardos al Sagrado Corazón de Jesús
- Imágenes de la Virgen María
- Oraciones a la Virgen María
- Oraciones a Santos y Beatos
- Oraciones por las Vocaciones Sacerdotales y Religi...
- Oblatos de San José
- San Carlos Borromeo
- Santa Faustina Kowalska
- San Felipe de Neri
- Santa Rita de Casia
- San Luis Gonzaga
- San Josemaría Escrivá de Balaguer
- San Pedro y San Pablo
- San Pío de Pietrelcina
- Santa Teresita del Niño Jesús
- San Francisco de Asís
- Santa Teresa de Jesús (Ávila)
- San Judas Tadeo
- San Maximiliano Kolbe
- Los Apóstoles de Jesús
- Santa Gema Galgani
- Santa Teresa de Calcuta
- San Antonio de Padua
- San José Marello
- Santa Rosa de Lima
- San Vicente de Paúl
- San Pío de Pietrelcina
- San Juan Pablo II
- San Juan Bautista
- Semana Santa - Imágenes
- San Patricio
- Adviento 2024
- La Corona de Adviento
- Navidad 2024 - Novena y Meditaciones
- Tarjetas de Feliz Navidad y Merry Christmas
- NAVIDAD - PESEBRES NAVIDEÑOS
domingo, 25 de abril de 2021
viernes, 23 de abril de 2021
SANTORAL DE HOY VIERNES 23 DE ABRIL DE 2021
Marolo de Milán, Santo Obispo, 23 de abril |
Gerardo de Toul, Santo Obispo, 23 de abril |
Jorge de Suelli, Santo Obispo, 23 de abril |
Adalberto de Praga, Santo Obispo y Mártir, 23 de abril |
Teresa María de la Cruz (Teresa Menetti), Beata Fundadora, 23 de abril |
Elena Valentini de Udine, Beata Laica Agustina, 23 de abril |
Egidio (o Gil) de Asís, Beato Discípulo de San Francisco de Asís, 23 de abril |
María Gabriela Sagheddu, Beata Religiosa, 23 de abril |
Jorge, Santo Memoria Litúrgica, 23 de abril |
EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 23 DE ABRIL DE 2021
Lecturas de hoy Viernes de la 3ª semana de Pascua
Hoy, viernes, 23 de abril de 2021
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (9,1-20):
EN aquellos días, Saulo, respirando todavía amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, autorizándolo a traerse encadenados a Jerusalén a los que descubriese que pertenecían al Camino, hombres y mujeres.
Mientras caminaba, cuando ya estaba cerca de Damasco, de repente una luz celestial lo envolvió con su resplandor. Cayó a tierra y oyó una voz que le decía:
«Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?».
Dijo él:
«¿Quién eres, Señor?».
Respondió:
«Soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, entra en la ciudad, y allí se te dirá lo que tienes que hacer».
Sus compañeros de viaje se quedaron mudos de estupor, porque oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo, y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Lo llevaron de la mano hasta Damasco. Allí estuvo tres días ciego, sin comer ni beber.
Había en Damasco un discípulo, que se llamaba Ananías. El Señor lo llamó en una visión:
«Ananías».
Respondió él:
«Aquí estoy, Señor».
El Señor le dijo:
«Levántate y ve a la calle llamada Recta, y pregunta en casa de Judas por un tal Saulo de Tarso. Mira, está orando, y ha visto en visión a un cierto Ananías que entra y le impone las manos para que recobre la vista».
Ananías contestó:
«Señor, he oído a muchos hablar de ese individuo y del daño que ha hecho a tus santos en Jerusalén, y que aquí tiene autorización de los sumos sacerdotes para llevarse presos a todos los que invocan tu nombre».
El Señor le dijo:
«Anda, ve; que ese hombre es un instrumento elegido por mí para llevar mi nombre a pueblos y reyes, y a los hijos de Israel. Yo le mostraré lo que tiene que sufrir por mi nombre».
Salió Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y dijo:
«Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció cuando venías por el camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno de Espíritu Santo».
Inmediatamente se le cayeron de los ojos una especie de escamas, y recobró la vista. Se levantó, y fue bautizado. Comió, y recobró las fuerzas.
Se quedó unos días con los discípulos de Damasco, y luego se puso a anunciar en las sinagogas que Jesús es el Hijo de Dios.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 116,1.2
R/. Ir al mundo entero y proclamad el Evangelio
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos. R/.
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (6,52-59):
EN aquel tiempo, disputaban los judíos entre sí:
«¿Cómo puede este darnos a comer su carne?».
Entonces Jesús les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.
Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».
Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.
Palabra del Señor
«En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros»
Rev. D. Àngel CALDAS i Bosch
(Salt, Girona, España)
Hoy, Jesús hace tres afirmaciones capitales, como son: que se ha de comer la carne del Hijo del hombre y beber su sangre; que si no se comulga no se puede tener vida; y que esta vida es la vida eterna y es la condición para la resurrección (cf. Jn 6,53.58). No hay nada en el Evangelio tan claro, tan rotundo y tan definitivo como estas afirmaciones de Jesús.
No siempre los católicos estamos a la altura de lo que merece la Eucaristía: a veces se pretende “vivir” sin las condiciones de vida señaladas por Jesús y, sin embargo, como ha escrito San Juan Pablo II, «la Eucaristía es un don demasiado grande para admitir ambigüedades y reducciones».
“Comer para vivir”: comer la carne del Hijo del hombre para vivir como el Hijo del hombre. Este comer se llama “comunión”. Es un “comer”, y decimos “comer” para que quede clara la necesidad de la asimilación, de la identificación con Jesús. Se comulga para mantener la unión: para pensar como Él, para hablar como Él, para amar como Él. A los cristianos nos hacía falta la encíclica eucarística de Juan Pablo II, La Iglesia vive de la Eucaristía. Es una encíclica apasionada: es “fuego” porque la Eucaristía es ardiente.
«Vivamente he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer» (Lc 22,15), decía Jesús al atardecer del Jueves Santo. Hemos de recuperar el fervor eucarístico. Ninguna otra religión tiene una iniciativa semejante. Es Dios que baja hasta el corazón del hombre para establecer ahí una relación misteriosa de amor. Y desde ahí se construye la Iglesia y se toma parte en el dinamismo apostólico y eclesial de la Eucaristía.
Estamos tocando la entraña misma del misterio, como Tomás, que palpaba las heridas de Cristo resucitado. Los cristianos tendremos que revisar nuestra fidelidad al hecho eucarístico, tal como Cristo lo ha revelado y la Iglesia nos lo propone. Y tenemos que volver a vivir la “ternura” hacia la Eucaristía: genuflexiones pausadas y bien hechas, incremento del número de comuniones espirituales... Y, a partir de la Eucaristía, los hombres nos aparecerán sagrados, tal como son. Y les serviremos con una renovada ternura.
PAPA FRANCISCO: LA PANDEMIA NOS ENSEÑÓ QUE TENEMOS MEDIOS PARA FRENAR CAMBIO CLIMÁTICO
Papa Francisco: La pandemia nos enseñó que tenemos medios para frenar cambio climático
POR MIGUEL PÉREZ PICHEL | ACI Prensa
Con motivo de la Jornada Mundial de la Tierra, que se celebra este jueves 22 de abril, el Papa Francisco afirmó en un video mensaje que la pandemia de coronavirus ha demostrado “sí tenemos los medios para enfrentar el desafío” del cambio climático”.
En el video, insistió también en que “las interacciones humanas con la biodiversidad de Dios (que Dios nos ha dado) deben hacerse con el máximo cuidado y con respeto: cuidar la biodiversidad, cuidar la naturaleza”.
Una lección que, según subrayó, “en esta pandemia lo hemos aprendido mucho más”.
El Santo Padre explicó que la pandemia de coronavirus “nos ha demostrado qué ocurre cuando el mundo se para, hace una pausa, aunque sea de unos pocos meses”, y “también nos enseña más sobre lo que necesitamos hacer para crear un planeta justo, equitativo, ambientalmente seguro”.
“La pandemia del Covid nos ha enseñado esta interdependencia, este compartir el planeta”, afirmó. “Y ambas catástrofes globales, Covid y el clima, demuestran que no tenemos tiempo para esperar”.
Insistió en que “el tiempo nos apremia y que, como lo ha demostrado la Covid-19, sí tenemos los medios para enfrentar el desafío. Tenemos los medios. Es el momento de actuar, estamos en el límite”.
El Papa Francisco quiso ilustrar su mensaje con “un dicho viejo, español: ‘Dios perdona siempre, los hombres perdonamos de vez en cuando, la naturaleza no perdona más’”.
Aseguró que “cuando se gatilla esta destrucción de la naturaleza es muy difícil frenarla, pero todavía estamos a tiempo”.
“La adversidad que estamos viviendo con la pandemia, y que ya en el cambio climático la sentimos, nos ha de impulsar, nos tiene que impulsar a la innovación, a la invención, a buscar caminos nuevos. De una crisis no se sale igual, salimos mejores o peores. Este es el desafío, y si no salimos mejores vamos por un camino de autodestrucción”, hizo hincapié.
Al final de su mensaje de video, el Papa llamó a los líderes del mundo a actuar con valentía, con justicia “y que siempre digan la verdad a la gente, para que la gente sepa cómo protegerse de la destrucción del planeta, cómo proteger al planeta de la destrucción que muchas veces nosotros gatillamos”.