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viernes, 18 de septiembre de 2020
HOY INICIAMOS LA NOVENA A SAN VICENTE DE PAUL, PATRONO DE LAS OBRAS DE CARIDAD, DEL 18 AL 26 DE SEPTIEMBRE
SANTORAL DE HOY VIERNES 18 DE SEPTIEMBRE DE 2020
Carlos Eraña Guruceta, Beato Religioso y Mártir, 18 de septiembre |
David Okelo y Gildo Irwa, beatos Jóvenes mártires, 18 de septiembre |
Ricarda o Riquilda, Santa Emperatriz, Septiembre 18 |
Adriana de Prymnesso, Santa Mártir, Septiembre 18 |
José de Cupertino, Santo Religioso Presbítero, 18 de septiembre |
jueves, 17 de septiembre de 2020
ADORACIÓN EUCARÍSTICA DE SAN JUAN PABLO II - JUEVES EUCARÍSTICO
Adoración Eucarística de Juan Pablo II
Señor Jesús:
Nos presentamos ante ti sabiendo que nos llamas y que nos amas tal como somos.
“Tú tienes palabras de vida eterna y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Hijo de Dios” (Jn. 6,69).
Tu presencia en la Eucaristía ha comenzado con el sacrificio de la última cena y continúa como comunión y donación de todo lo que eres.
Aumenta nuestra FE.
Por medio de ti y en el Espíritu Santo que nos comunicas, queremos llegar al Padre para decirle nuestro SÍ unido al tuyo.
Contigo ya podemos decir: Padre nuestro.
Siguiéndote a ti, “camino, verdad y vida”, queremos penetrar en el aparente “silencio” y “ausencia” de Dios, rasgando la nube del Tabor para escuchar la voz del Padre que nos dice: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo mi complacencia: Escuchadlo” (Mt. 17,5).
Con esta FE, hecha de escucha contemplativa, sabremos iluminar nuestras situaciones personales, así como los diversos sectores de la vida familiar y social.
Tú eres nuestra ESPERANZA, nuestra paz, nuestro mediador, hermano y amigo.
Nuestro corazón se llena de gozo y de esperanza al saber que vives “siempre intercediendo por nosotros” (Heb. 7,25).
Nuestra esperanza se traduce en confianza, gozo de Pascua y camino apresurado contigo hacia el Padre.
Queremos sentir como tú y valorar las cosas como las valoras tú. Porque tú eres el centro, el principio y el fin de todo.
Apoyados en esta ESPERANZA, queremos infundir en el mundo esta escala de valores evangélicos por la que Dios y sus dones salvíficos ocupan el primer lugar en el corazón y en las actitudes de la vida concreta.
Queremos AMAR COMO TÚ, que das la vida y te comunicas con todo lo que eres.
Quisiéramos decir como San Pablo: “Mi vida es Cristo” (Flp. 1,21).
Nuestra vida no tiene sentido sin ti.
Queremos aprender a “estar con quien sabemos nos ama”, porque “con tan buen amigo presente todo se puede sufrir”. En ti aprenderemos a unirnos a la voluntad del Padre, porque en la oración “el amor es el que habla” (Sta. Teresa).
Entrando en tu intimidad, queremos adoptar determinaciones y actitudes básicas, decisiones duraderas, opciones fundamentales según nuestra propia vocación cristiana.
CREYENDO, ESPERANDO Y AMANDO, TE ADORAMOS con una actitud sencilla de presencia, silencio y espera, que quiere ser también reparación, como respuesta a tus palabras: “Quedaos aquí y velad conmigo” (Mt. 26,38).
Tú superas la pobreza de nuestros pensamientos, sentimientos y palabras; por eso queremos aprender a adorar admirando el misterio, amándolo tal como es, y callando con un silencio de amigo y con una presencia de donación.
El Espíritu Santo que has infundido en nuestros corazones nos ayuda a decir esos “gemidos inenarrables” (Rom. 8,26) que se traducen en actitud agradecida y sencilla, y en el gesto filial de quien ya se contenta con sola tu presencia, tu amor y tu palabra.
En nuestras noches físicas y morales, si tú estás presente, y nos amas, y nos hablas, ya nos basta, aunque muchas veces no sentiremos la consolación.
Aprendiendo este más allá de la ADORACIÓN, estaremos en tu intimidad o “misterio”.
Entonces nuestra oración se convertirá en respeto hacia el “misterio” de cada hermano y de cada acontecimiento para insertarnos en nuestro ambiente familiar y social y construir la historia con este silencio activo y fecundo que nace de la contemplación.
Gracias a ti, nuestra capacidad de silencio y de adoración se convertirá en capacidad de AMAR y de SERVIR.
Nos has dado a tu Madre como nuestra para que nos enseñe a meditar y adorar en el corazón. Ella, recibiendo la Palabra y poniéndola en práctica, se hizo la más perfecta Madre.
Ayúdanos a ser tu Iglesia misionera, que sabe meditar adorando y amando tu Palabra, para transformarla en vida y comunicarla a todos los hermanos.
Amén.
EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 17 DE SEPTIEMBRE DE 2020
Lecturas de hoy Jueves de la 24ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, jueves, 17 de septiembre de 2020
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (15,1-11):
Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os proclamé y que vosotros aceptasteis, y en el que estáis fundados, y que os está salvando, si es que conserváis el Evangelio que os proclamé; de lo contrario, se ha malogrado vuestra adhesión a la fe. Porque lo primero que yo os transmití, tal como lo había recibido, fue esto: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se le apareció a Cefas y más tarde a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales viven todavía, otros han muerto; después se le apareció a Santiago, después a todos los apóstoles; por último, se me apareció también a mí. Porque yo soy el menor de los apóstoles y no soy digno de llamarme apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no se ha frustrado en mí. Antes bien, he trabajado más que todos ellos. Aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios conmigo. Pues bien; tanto ellos como yo esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 117,1-2.16ab-17.28
R/. Dad gracias al Señor porque es bueno
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia. R/.
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa.»
No he de morir, viviré para contar
las hazañas del Señor. R/.
Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (7,36-50):
En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume.
Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: «Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora.»
Jesús tomó la palabra y le dijo: «Simón, tengo algo que decirte.»
Él respondió: «Dímelo, maestro.»
Jesús le dijo: «Un prestamista tenía dos deudores; uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?»
Simón contestó: «Supongo que aquel a quien le perdonó más.»
Jesús le dijo: «Has juzgado rectamente.»
Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor; pero al que poco se le perdona, poco ama.»
Y a ella le dijo: «Tus pecados están perdonados.»
Los demás convidados empezaron a decir entre sí: «¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?»
Pero Jesús dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz.»
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy jueves, 17 de septiembre de 2020
CR
Queridos amigos:
Solo la finitud humana puede explicar tanta ceguera. La palabra y el comportamiento de Jesús son claros como el día. El Dios que nos revela Jesús es el Padre de la compasión. El evangelista Lucas ilumina, como ninguno, esta convicción con parábolas, signos y sentencias que salen de la boca de Jesús. En un solo capítulo, el 15, confirman este juicio las parábolas de la oveja perdida, de la moneda perdida y del hijo pródigo.
Basta con fijarnos en el modo de moverse los personajes en escena. Primero, la mujer pecadora. De improviso, irrumpe e interrumpe a los comensales. Entra decidida, sin mediar palabra, sin rubor, aunque conocida por su mala fama. Se dirige al Maestro, y lo colma de atenciones: se coloca a sus pies, a los que baña con sus lágrimas, los enjuga con su cabellera, los besa y los llena de perfume. Es la mujer agradecida a la bondad de Jesús. En esta pecadora pública sorprendemos a todas las personas excluidas en la vida: leprosos, pecadores, homosexuales, recaudadores, extranjeros. Salta, en seguida, Simón, el fariseo. De entrada, ha tenido el gesto de invitar a Jesús, pero pronto aparece la vena moralista; queda horrorizado de que tal mujer se atreva a tocar a Jesús. ¡Cómo va a ser profeta! Es incapaz de enternecerse y mirar las lágrimas agradecidas; al revés, juzga la conducta de Jesús, le puede la ley, la norma de siempre. Miremos, pues, a Jesús. Empezó aceptando la invitación “del enemigo”, y ahora no siente escrúpulo de que una pecadora le abrace. Ve el corazón, y el amor y gratitud que atesora. Es el profeta de la compasión, sencillamente la ama, la perdona, admira sus gestos.
Jesús siempre está a punto para el perdón. Un perdón sin condiciones. Solo nos queda abrirnos a su amor, y experimentar su clemencia. Para ello, como la mujer pecadora, hemos de sentirnos necesitados de la misericordia de Dios. El fariseo soberbio de la parábola bajó del templo no reconciliado. Si, como Simón, nos creemos dueños de la verdad y, en actitud moralista, juzgamos y condenamos a los otros, ¿cómo vamos a estar dispuestos al perdón? Escuchemos a Jesús que nos dice “Vete en paz”. Esta paz es fruto del encuentro con Jesús. El amor de Dios borra y purifica todo lo malo que pueda socavar la bondad en nosotros. Si así lo sentimos, miraremos a los demás con los ojos de Jesús, incluso a los pecadores. Y nos sorprenderemos de cuantas cosas buenas habitan en el corazón de la gente; como la gratitud de la mujer pecadora. Todos caben en la Iglesia; a nadie vamos a apartar o excluir. No hagamos caso a esos que gritan en el anonimato de Internet: “Que se vayan”, “Que los echen de la Iglesia”. De hecho, Jesús comenzó citando al Levítico: “Sed santos como yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo” y remató su discurso proclamando: “Sed compasivos. Como vuestro Dios es compasivo”.
ANUNCIAN PANEL SOBRE NULIDAD MATRIMONIAL Y ACOMPAÑAMIENTO A DIVORCIADOS EN NUEVA UNIÓN
Redacción ACI Prensa
Crédito: Anna Pritchard / Unsplash
El Instituto de Ciencias para la Familia (ICF) en Perú ofrece un panel virtual sobre “la reforma de los procesos de nulidad matrimonial y el acompañamiento espiritual de las personas divorciadas y vueltas a casar civilmente”.
El panel virtual busca dar respuesta a los cambios recientes en los procesos de nulidad matrimonial y además orientación acerca del modo en que se puede ayudar espiritualmente a los creyentes que están en una situación matrimonial no sacramental.
El ICF, centro académico de la Universidad de Piura, tiene más de 12 años de experiencia en docencia e investigación en temas relacionados con la estructura y dinámica familiar.
La exposición estará a cargo del P. Ricardo Bazán, doctor en Derecho Canónico y capellán del Campus Lima de la Universidad de Piura, y el P. Miguel Arce, doctor en derecho canónico y Vicario judicial del Tribunal Eclesiástico de Piura.
El P. Arce dijo a ACI Prensa que “muy poca gente sabe” que el Papa Francisco impulsó una reforma que hace que “por las condiciones del caso” una serie de procesos de nulidad matrimonial se puedan “resolver en pocos meses”. Normalmente, “tendrían que durar un año”, “pero por la precariedad de los medios humanos que tenemos […] pueden durar mucho más”.
Señaló que en el panel también se explicarán “cuáles son las causales de nulidad” matrimonial, porque “puede ocurrir que como hay matrimonios que se realizan entre personas que no tienen la madurez o que no han recibido de sus familias ejemplos de lo que es un matrimonio fiel y amoroso”, mucha gente “puede casarse sin las disposiciones adecuadas”.
“Entonces podemos ver que hay tantos fracasos matrimoniales que terminan en separaciones o divorcios con o sin unión civil, y que muchos de esos quizás podrían encausarse por nulidad matrimonial. Pero, la gente desconoce y le parece que es un tema tan difícil que no acuden”, añadió.
El P. Arce explicó que “las personas merecen la ayuda espiritual del sacerdote porque sufren o han sufrido mucho”, pero también requieren apoyo de “especialistas, psicólogos, psiquiatras cuando sea necesario, abogados canonistas, abogados civiles”, para que “encuentren en la Iglesia lo que es una madre, que no lo juzga, sino que los comprende y los ayuda en la medida en que sea posible”.
Además, señaló que en algunos casos, “la ayuda puede terminar en que una persona separada no vuelva a entablar un nuevo matrimonio o una relación que termine en unión civil”. No obstante, aclaró que “en otros casos quizás si termine en eso o ya está en eso y es difícil desarmarlo, y sería muy dañino para ellos o para los hijos que quizás ya tengan”.
El objetivo final es ayudar a las personas a “que vivan una vida cristiana, curar heridas, sanar corazones, y que en la condición en la que están puedan estar lo más cerca de Dios posible y no se sientan juzgados y alejados de la Iglesia”, concluyó.
El panel se realizará el sábado 19 de septiembre a las 12 (mediodía de Perú) y está dirigido especialmente a sacerdotes, agentes pastorales, comunidades apostólicas y consejeros familiares, pero también, al público en general. Los interesados en inscribirse pueden hacerlo ingresando AQUÍ.
El ICF señaló que cada quince días ofrece otros paneles virtuales con temas relacionados a la familia, y también, cuentan con una Maestría en Matrimonio y Familia. Los interesados en conocer más sobre los cursos que ofrecen, pueden seguirlos en su página web, cuenta de Instagram, Facebook, Twitter, Youtube.
IMÁGENES DE LA AUDIENCIA CON FIELES, PAPA FRANCISCO 16 DE SEPTIEMBRE DE 2020
PAPA FRANCISCO, 16 DE SEPTIEMBRE DE 2020
Como muchos maestros espirituales han enseñado, el cielo, la tierra, el mar, cada criatura posee una capacidad icónica o mística para llevarnos de vuelta al Creador y a la comunión con la creación. - #PapaFrancisco
miércoles, 16 de septiembre de 2020
PAPA FRANCISCO EXPLICA CUÁL ES EL MEJOR ANTÍDOTO PARA EL CUIDADO DE LA CASA COMÚN
Papa Francisco explica cuál es el mejor antídoto para el cuidado de la casa común
Redacción ACI Prensa
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa
El Papa Francisco destacó este miércoles 16 de septiembre durante la Audiencia General que el mejor antídoto para el cuidado de la casa común es la contemplación.
Durante su catequesis realizada en el patio de San Dámaso, el Santo Padre señaló que “para salir de una pandemia, es necesario cuidarse y cuidarnos mutuamente” y agregó que “el cuidado es una regla de oro de nuestra humanidad y trae consigo salud y esperanza”.
“Cuidarse y cuidarnos mutuamente. También debemos apoyar a quienes cuidan a los más débiles, a los enfermos y a los ancianos. Estas personas -bien definidas por el término español ‘cuidadores’-, quienes cuidan de los enfermos, desempeñan un papel esencial en la sociedad actual, aunque a menudo no reciban ni el reconocimiento ni la remuneración que merecen”, afirmó.
En esta línea, el Papa dijo que “este cuidado abraza también a nuestra casa común: a la tierra y a cada una de sus criaturas” porque “todas las formas de vida están interconectadas y nuestra salud depende de la de los ecosistemas que Dios ha creado y que nos ha encargado cuidar” por lo que “abusar de ellos, en cambio, es un grave pecado que daña y hace mal y enferma”.
“El mejor antídoto contra este abuso de nuestra casa común es la contemplación”, expresó el Santo Padre quien advirtió que “cuando alguien no aprende a detenerse para percibir y valorar lo bello, no es extraño que todo se convierta para él en objeto de uso y abuso inescrupuloso”.
Sin embargo, el Papa recordó que “nuestro hogar común, la creación, no es un mero ‘recurso’” ya que “las criaturas tienen un valor en sí y reflejan, cada una a su manera, un rayo de la sabiduría y de la bondad infinitas de Dios” y para descubrir ese valor y ese rayo de luz divina es necesario “silencio, escucha y contemplación” porque “también la contemplación cura el alma”.
“Sin contemplación es fácil caer en un antropocentrismo desviado y soberbio que sobredimensiona nuestro papel de seres humanos y nos posiciona como dominadores absolutos de todas las criaturas”, explicó el Papa quien añadió que “naturalmente, podemos y debemos trabajar la tierra para vivir y desarrollarnos. Pero el trabajo no es sinónimo de explotación, y siempre va acompañado de cuidados: arar y proteger, trabajar y cuidar... Esta es nuestra misión”.
En esta línea, el Papa señaló también que “nuestros hermanos y hermanas más pobres y nuestra madre tierra gimen por el daño y la injusticia que hemos causado y reclaman otro rumbo. Reclaman de nosotros una conversión, otro camino, cuidar la tierra, lo creado” por lo que es necesario “recuperar la dimensión contemplativa” ya que “cuando contemplamos, descubrimos en los demás y en la naturaleza algo mucho más grande que su utilidad”.
“Hay una cosa que no debemos olvidar, quien no sabe contemplar la naturaleza, la creación, no sabe contemplar las personas... Si tú no sabes contemplar la naturaleza, será muy difícil contemplar la belleza de las personas”, advirtió el Papa.
En cambio, el Santo Padre destacó que “el que sabe contemplar, se pondrá más fácilmente manos a la obra para cambiar lo que produce degradación y daño a la salud” y “se comprometerá a educar y a promover nuevos hábitos de producción y consumo, a contribuir a un nuevo modelo de crecimiento económico que garantice el respeto de la casa común”.
“El contemplativo en acción tiende a convertirse en custodio del medio ambiente, tratando de conjugar los conocimientos ancestrales de las culturas milenarias con los nuevos conocimientos técnicos, para que nuestro estilo de vida sea siempre sostenible”.
En este sentido, el Papa dijo que el contemplar y el cuidar son las actitudes que “muestran el camino para corregir y reequilibrar nuestra relación como seres humanos con la creación” ya que “muchas veces nuestra relación con la creación parece una relación de enemigos… No olvidemos que esto se paga caro”.
Por ello, el Santo Padre exhortó a tener una “relación fraternal” para convertirnos en “custodios de la casa común, custodios de la vida y de la esperanza” y cuidar “el patrimonio que Dios nos ha confiado para que las futuras generaciones puedan disfrutarlo”.
Además, el Papa mencionó a los pueblos indígenas “con los que todos tenemos una deuda de reconocimiento y también de penitencia para reparar el mal que hemos hecho a ellos” así como también en los “movimientos, asociaciones y grupos populares, que se esfuerzan por proteger su territorio con sus valores naturales y culturales” porque “no siempre son apreciados e incluso, a veces, se les obstaculiza, porque no producen dinero, pero en realidad, contribuyen a una revolución pacífica, podemos llamarla la ‘revolución del cuidado’”.
Finalmente, el Santo Padre dijo que “cada uno de nosotros puede y debe convertirse en un ‘custodio de la casa común’, capaz de alabar a Dios por sus criaturas, de contemplarlas y protegerlas” y agregó que para ello es importante el contemplar para cuidar, para proteger y para dejar una herencia a las futuras generaciones.
EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 16 DE SEPTIEMBRE DE 2020
Lecturas de hoy Miércoles de la 24ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, miércoles, 16 de septiembre de 2020
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,31–13,13):
Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino excepcional. Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden. Ya podría tener el don de profecía y conocer todos los secretos y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada. Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve. El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites. El amor no pasa nunca. ¿El don de profecía?, se acabará. ¿El don de lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se acabará. Porque limitado es nuestro saber y limitada es nuestra profecía; pero, cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre acabé con las cosas de niño. Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora limitado; entonces podré conocer como Dios me conoce. En una palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande es el amor.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 32
R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones. R/.
Que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R/.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (7,31-35):
En aquel tiempo, dijo el Señor: «¿A quién se parecen los hombres de esta generación? ¿A quién los compararemos? Se parecen a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros: "Tocamos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no lloráis." Vino Juan el Bautista, que ni comía ni bebía, y dijisteis que tenía un demonio; viene el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: "Mirad qué comilón y qué borracho, amigo de publicanos y pecadores." Sin embargo, los discípulos de la sabiduría le han dado la razón.»
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy miércoles,
16 de septiembre de 2020
CR
Queridos amigos:
Jesús de Nazaret y Juan el Bautista, frente a frente. El Bautista inquiere: “¿Eres tú?”. Jesús apela a sus obras: “Contad a Juan lo que habéis visto: los ciegos ven y los pobres escuchan la buena noticia”. Y sigue la división de opiniones. Todos, también los publicanos, acogen a Juan; mientras, los fariseos y doctores de la ley rechazan su bautismo. También aquí, el Bautista es precursor, se convierte en signo de contradicción.
Así las cosas, Jesús, tan buen pedagogo, pasa a la imagen, a la parábola del juego de niños. Un grupo de niños cantan y danzan; otros entonan lamentaciones tristes. Ambos grupos, a la vez, no quieren participar en el juego y se recriminan mutuamente: “no danzáis”, “no lloráis”. Hasta aquí, la imagen. Jesús aterriza. Vino Juan, el austero, hirsuto y asceta, y los jefes religiosos le dan de lado. Viene Jesús, que come y bebe con todos, que viste bien, y le menosprecian como comilón, borracho y amigo de la gente mala.
Lo dice la gracia popular: “Ni para mí ni para mi amo”, “Ni contigo ni sin ti”, “Ni p`alante ni p`atrás”. Hay personas que se instalan en las “pegas”. Aducen mil razones especiosas, escudriñan mil pretextos para justificar sus pocas ganas de participar, de compartir, de hacer, codo con codo, con los otros. Les gusta etiquetar a personas y proyectos: es demasiado rancio o modernista; es muy radical o laxo; es un devoto en exceso o un laico impenitente. Es decir, se va endureciendo el corazón de cara a Dios y de cara a los demás. En este corazón rebotan todas las palabras, todos los argumentos, todos los sentimientos. Cómo podemos ver esta experiencia en la saña de los enemigos de Jesús; los milagros son cosa del demonio, sus palabras son blasfemas. Todo se tergiversa. Ocurre lo mismo con Papa Francisco: su cercanía es populismo, su palabra clara es poca hondura intelectual, su libertad es temeridad. Da la impresión de que hiere la presencia de personas buenas… ¡porque nos dejan en evidencia!
Desde otro ángulo, podemos preguntarnos: y nosotros, ¿estamos más cerca de Juan o de Jesús? ¿Nos van más las lamentaciones de los niños, la austeridad, el sacrificio, las normas y prohibiciones o la danza y canciones de los otros niños, de Jesús? Para algunos, predicar la felicidad es quedarse en una religión light, mientras predicar el rigor es ser fiel a la cruz. ¿Pero no dijo Jesús que no debemos ayunar, mientras está “el novio” con nosotros?