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miércoles, 2 de septiembre de 2020
martes, 1 de septiembre de 2020
ORACIONES PARA EL PRIMER SÁBADO DE MES DE SEPTIEMBRE, INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
Oración por cada primer sábado del mes
Reparación Sabatina en honra del Corazón de María
¡Oh Inmaculado Corazón de María, traspasado de dolor por las injurias con que los pecadores ultrajan vuestro santísimo Nombre y vuestras excelsas prerrogativas! Aquí tenéis postrado a vuestros pies, un indigno hijo vuestro, que, agobiado por el peso de sus propias culpas, viene arrepentido y lloroso, y con ánimo de resarcir las injurias que, a modo de penetrantes flechas dirigen contra Vos hombres insolentes y malvados. Deseo reparar con este acto de amor y rendimiento, que hago delante de vuestro amantísimo Corazón, todas las blasfemias que se lanzan contra vuestro augusto Nombre, todos los agravios que se infieren a vuestras excelsas prerrogativas y todas las ingratitudes con que los hombres corresponden a vuestro maternal amor e inagotable misericordia. Aceptad, oh Corazón Inmaculado esta pequeña demostración de mi filial cariño y justo reconocimiento, junto con el firme propósito que hago de seros fiel en adelante, de salir por vuestra honra cuando la vea ultrajada y de propagar vuestro culto y vuestras glorias. Concededme, oh Corazón amabilísimo, que viva y crezca incesantemente en vuestro santo amor, hasta verlo consumado en la gloria. Amén.
Un acto solemne de consagración al Inmaculado Corazón de María – Papa Pío XII
¡Oh Reina del Santísimo Rosario, auxilio de los cristianos, refugio del género humano, vencedora de todas las batallas de Dios! Ante vuestro Trono nos postramos suplicantes, seguros de impetrar misericordia y de alcanzar gracia y oportuno auxilio y defensa en las presentes calamidades, no por nuestros méritos, de los que no presumimos, sino únicamente por la inmensa bondad de vuestro maternal Corazón.
En esta hora trágica de la historia humana, a Vos, a vuestro Inmaculado Corazón, nos entregamos y nos consagramos, no sólo en unión con la santa Iglesia, cuerpo místico de vuestro Hijo Jesús, que sufre y sangra en tantas partes y de tantos modos atribulada, sino también con todo el Mundo dilacerado por atroces discordias, abrasado en un incendio de odio, víctima de sus propias iniquidades.
[…]
Finalmente, así como fueron consagrados al Corazón de vuestro Hijo Jesús la Iglesia y todo el género humano, para que, puestas en Él todas las esperanzas, fuese para ellos señal y prenda de victoria y de salvación; de igual manera, oh Madre nuestra y Reina del Mundo, también nos consagramos para siempre a Vos, a vuestro Inmaculado Corazón, para que vuestro amor y patrocinio aceleren el triunfo del Reino de Dios, y todas las gentes, pacificadas entre sí y con Dios, os proclamen bienaventurada y entonen con Vos, de un extremo a otro de la tierra, el eterno Magnificat de gloria, de amor, de reconocimiento al Corazón de Jesús, el único donde pueden hallar la Verdad, la Vida y la Paz.
Amén.
MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO: JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR EL CUIDADO DE LA CREACIÓN 2020
Mensaje del Papa Francisco: Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación 2020
Redacción ACI Prensa
Foto: Vatican Media
Este 1 de septiembre de 2020 se celebra la sexta Jornada Mundial de Oración por el cuidado de la creación instituida por el Papa Francisco en agosto de 2015.
Por este motivo, la Oficina de Prensa de la Santa Sede publicó el texto del Mensaje del Santo Padre para esta Jornada Mundial de Oración anual, fecha que recuerda la importancia de este tema explicado también en la Carta Encílica “Laudato si” (Alabado seas) sobre el cuidado de la casa común publicada en la Solemnidad de Pentecostés de 2015.
En el mensaje de esta Jornada Mundial de Oración, el Papa reconoce que “la pandemia actual nos ha llevado de alguna manera a redescubrir estilos de vida más sencillos y sostenibles” por lo que destaca que “necesitamos aprovechar este momento decisivo para acabar con actividades y propósitos superfluos y destructivos, y para cultivar valores, vínculos y proyectos generativos”.
“Debemos examinar nuestros hábitos en el uso de energía, en el consumo, el transporte y la alimentación. Es necesario eliminar de nuestras economías los aspectos no esenciales y nocivos y crear formas fructíferas de comercio, producción y transporte de mercancías”, advierte.
A continuación, el texto completo del mensaje del Papa Francisco por la Jornada Mundial de Oración por el cuidado de la creación:
«Declararéis santo el año cincuenta y promulgaréis por el país liberación para todos sus habitantes. Será para vosotros un jubileo» (Lv 25,10)
Queridos hermanos y hermanas:
Cada año, en particular desde la publicación de la Carta encíclica Laudato si’ (LS, 24 mayo 2015), el primer día de septiembre la familia cristiana celebra la Jornada mundial de oración por el cuidado de la creación, con la que comienza el Tiempo de la Creación, que finaliza el 4 de octubre, en memoria de san Francisco de Asís. En este período, los cristianos renuevan en todo el mundo su fe en Dios creador y se unen de manera especial en la oración y tarea a favor de la defensa de la casa común.
Me alegra que el tema elegido por la familia ecuménica para la celebración del Tiempo de la Creación 2020 sea “Jubileo de la Tierra”, precisamente en el año en el que se cumple el cincuentenario del Día de la Tierra.
En la Sagrada Escritura, el Jubileo es un tiempo sagrado para recordar, regresar, descansar, reparar y alegrarse.
1. Un tiempo para recordar
Estamos invitados a recordar sobre todo que el destino último de la creación es entrar en el “sábado eterno” de Dios. Es un viaje que se desarrolla en el tiempo, abrazando el ritmo de los siete días de la semana, el ciclo de los siete años y el gran Año Jubilar que llega al final de siete años sabáticos.
El Jubileo es también un tiempo de gracia para hacer memoria de la vocación original de la creación con vistas a ser y prosperar como comunidad de amor. Existimos sólo a través de las relaciones: con Dios creador, con los hermanos y hermanas como miembros de una familia común, y con todas las criaturas que habitan nuestra misma casa. «Todo está relacionado, y todos los seres humanos estamos juntos como hermanos y hermanas en una maravillosa peregrinación, entrelazados por el amor que Dios tiene a cada una de sus criaturas y que nos une también, con tierno cariño, al hermano sol, a la hermana luna, al hermano río y a la madre tierra» (LS, 92).
Por lo tanto, el Jubileo es un momento para el recuerdo, para conservar la memoria de nuestra existencia interrelacional. Debemos recordar constantemente que «todo está relacionado, y que el auténtico cuidado de nuestra propia vida y de nuestras relaciones con la naturaleza es inseparable de la fraternidad, la justicia y la fidelidad a los demás» (LS, 70).
2. Un tiempo para regresar
El Jubileo es un momento para volver atrás y arrepentirse. Hemos roto los lazos que nos unían al Creador, a los demás seres humanos y al resto de la creación. Necesitamos sanar estas relaciones dañadas, que son esenciales para sostenernos a nosotros mismos y a todo el entramado de la vida.
El Jubileo es un tiempo para volver a Dios, nuestro creador amoroso. No se puede vivir en armonía con la creación sin estar en paz con el Creador, fuente y origen de todas las cosas. Como señaló el papa Benedicto, «el consumo brutal de la creación comienza donde no está Dios, donde la materia es sólo material para nosotros, donde nosotros mismos somos las últimas instancias, donde el conjunto es simplemente una propiedad nuestra» (Encuentro con el Clero de la Diócesis de Bolzano-Bressanone, 6 agosto 2008).
El Jubileo nos invita a pensar de nuevo en los demás, especialmente en los pobres y en los más vulnerables. Estamos llamados a acoger de nuevo el proyecto original y amoroso de Dios para la creación como una herencia común, un banquete para compartir con todos los hermanos y hermanas en un espíritu de convivencia; no en una competencia desleal, sino en una comunión gozosa, donde nos apoyamos y protegemos mutuamente. El Jubileo es un momento para dar libertad a los oprimidos y a todos aquellos que están encadenados a las diversas formas de esclavitud moderna, incluida la trata de personas y el trabajo infantil.
También debemos volver a escuchar la tierra, que las Escrituras indican como adamah, el lugar del que fue formado el hombre, Adán. Hoy la voz de la creación nos urge, alarmada, a regresar al lugar correcto en el orden natural, a recordar que somos parte, no dueños, de la red interconectada de la vida. La desintegración de la biodiversidad, el vertiginoso incremento de los desastres climáticos, el impacto desigual de la pandemia en curso sobre los más pobres y frágiles son señales de alarma ante la codicia desenfrenada del consumo.
Particularmente durante este Tiempo de la Creación, escuchamos el latido del corazón de todo lo creado. En efecto, esta ha sido dada para manifestar y comunicar la gloria de Dios, para ayudarnos a encontrar en su belleza al Señor de todas las cosas y volver a él (cf. S. Buenaventura, In II Sent., I, 2,2, q.1, concluido; Brevil., II, 5.11). La tierra de la que fuimos extraídos es, por tanto, un lugar de oración y meditación: «Despertemos el sentido estético y contemplativo que Dios puso en nosotros» (Exhort. ap. Querida Amazonia, 56). La capacidad de maravillarnos y contemplar es algo que podemos aprender especialmente de los hermanos y hermanas indígenas, que viven en armonía con la tierra y sus múltiples formas de vida.
3. Un tiempo para descansar
En su sabiduría, Dios reservó el sábado para que la tierra y sus habitantes pudieran reposar y reponerse. Hoy, sin embargo, nuestro estilo de vida empuja al planeta más allá de sus límites. La continua demanda de crecimiento y el incesante ciclo de producción y consumo están agotando el medio ambiente. Los bosques se desvanecen, el suelo se erosiona, los campos desaparecen, los desiertos avanzan, los mares se vuelven ácidos y las tormentas se intensifican: ¡la creación gime!
Durante el Jubileo, el Pueblo de Dios fue invitado a descansar de su trabajo habitual, para permitir que la tierra se regenerará y el mundo se reorganizará, gracias al declive del consumo habitual. Hoy necesitamos encontrar estilos de vida equitativos y sostenibles, que restituyan a la Tierra el descanso que se merece, medios de subsistencia suficientes para todos, sin destruir los ecosistemas que nos mantienen.
La pandemia actual nos ha llevado de alguna manera a redescubrir estilos de vida más sencillos y sostenibles. La crisis, en cierto sentido, nos ha brindado la oportunidad de desarrollar nuevas formas de vida. Se pudo comprobar cómo la Tierra es capaz de recuperarse si la dejamos descansar: el aire se ha vuelto más limpio, las aguas más transparentes, las especies animales han regresado a muchos lugares de donde habían desaparecido. La pandemia nos ha llevado a una encrucijada. Necesitamos aprovechar este momento decisivo para acabar con actividades y propósitos superfluos y destructivos, y para cultivar valores, vínculos y proyectos generativos. Debemos examinar nuestros hábitos en el uso de energía, en el consumo, el transporte y la alimentación. Es necesario eliminar de nuestras economías los aspectos no esenciales y nocivos y crear formas fructíferas de comercio, producción y transporte de mercancías.
4. Un tiempo para reparar
El Jubileo es un momento para reparar la armonía original de la creación y sanar las relaciones humanas perjudicadas.
Nos invita a restablecer relaciones sociales equitativas, restituyendo la libertad y la propiedad a cada uno y perdonando las deudas de los demás. Por eso, no debemos olvidar la historia de explotación del sur del planeta, que ha provocado una enorme deuda ecológica, principalmente por el saqueo de recursos y el uso excesivo del espacio medioambiental común para la eliminación de residuos. Es el momento de la justicia restaurativa. En este sentido, renuevo mi llamamiento para cancelar la deuda de los países más frágiles ante los graves impactos de la crisis sanitaria, social y económica que afrontan tras el Covid-19. También es necesario asegurar que los incentivos para la recuperación, que se están desarrollando e implementando a nivel global, regional y nacional, sean realmente eficaces, con políticas, legislaciones e inversiones enfocadas al bien común y con la garantía de que se logren los objetivos sociales y ambientales globales.
Es igualmente necesario reparar la tierra. Restaurar el equilibrio climático es sumamente importante, puesto que estamos en medio de una emergencia. Se nos acaba el tiempo, como nos lo recuerdan nuestros niños y jóvenes. Se debe hacer todo lo posible para limitar el crecimiento de la temperatura media global por debajo del umbral de 1,5 grados centígrados, tal como se ratificó en el Acuerdo de París sobre el Clima: ir más allá resultará catastrófico, especialmente para las comunidades más pobres del mundo. En este momento crítico es necesario promover la solidaridad intrageneracional e intergeneracional. En preparación para la importante Cumbre del Clima en Glasgow, Reino Unido (COP 26), insto a cada país a adoptar objetivos nacionales más ambiciosos para reducir las emisiones.
Restaurar la biodiversidad es igualmente crucial en el contexto de una desaparición de especies y una degradación de los ecosistemas sin precedentes. Es necesario apoyar el llamado de las Naciones Unidas para salvaguardar el 30% de la Tierra como hábitat protegido para 2030, a fin de frenar la alarmante tasa de pérdida de biodiversidad. Exhorto a la comunidad internacional a trabajar unida para asegurar que la Cumbre de Biodiversidad (COP 15) en Kunming, China, sea un punto de inflexión hacia el restablecimiento de la Tierra como una casa donde la vida sea abundante, de acuerdo con la voluntad del Creador.
Estamos obligados a reparar según justicia, asegurando que quienes han habitado una tierra durante generaciones puedan recuperar plenamente su uso. Las comunidades indígenas deben ser protegidas de las empresas, en particular de las multinacionales, que, mediante la extracción deletérea de combustibles fósiles, minerales, madera y productos agroindustriales, «hacen en los países menos desarrollados lo que no pueden hacer en los países que les aportan capital» (LS, 51). Esta mala conducta empresarial representa un «nuevo tipo de colonialismo» (S. JUAN PABLO II, Discurso a la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, 27 abril 2001, citado en Querida Amazonia, 14), que explota vergonzosamente a las comunidades y países más pobres que buscan con desesperación el desarrollo económico. Es necesario consolidar las legislaciones nacionales e internacionales, para que regulen las actividades de las empresas extractivas y garanticen a los perjudicados el acceso a la justicia.
5. Un tiempo para alegrarse
En la tradición bíblica, el Jubileo representa un evento gozoso, inaugurado por un sonido de trompeta que resuena en toda la tierra. Sabemos que el grito de la Tierra y de los pobres se ha vuelto aún más fuerte en los últimos años. Al mismo tiempo, somos testigos de cómo el Espíritu Santo está inspirando a personas y comunidades de todo el mundo a unirse para reconstruir nuestra casa común y defender a los más vulnerables. Asistimos al surgimiento paulatino de una gran movilización de personas, que desde la base y desde las periferias están trabajando generosamente por la protección de la tierra y de los pobres. Da alegría ver a tantos jóvenes y comunidades, especialmente indígenas, a la vanguardia de la respuesta a la crisis ecológica. Piden un Jubileo de la Tierra y un nuevo comienzo, conscientes de que «las cosas pueden cambiar» (LS, 13).
También es motivo de alegría constatar cómo el Año especial en el aniversario de la Encíclica Laudato si’ está inspirando numerosas iniciativas, a nivel local y mundial, para el cuidado de la casa común y los pobres. Este año debería conducir a planes operativos a largo plazo para lograr una ecología integral en las familias, parroquias, diócesis, órdenes religiosas, escuelas, universidades, atención médica, empresas, granjas y en muchas otras áreas.
Nos alegramos además de que las comunidades de creyentes se estén uniendo para crear un mundo más justo, pacífico y sostenible. Es motivo de especial alegría que el Tiempo de la Creación se esté convirtiendo en una iniciativa verdaderamente ecuménica. ¡Sigamos creciendo en la conciencia de que todos vivimos en una casa común como miembros de la misma familia!
Alegrémonos porque, en su amor, el Creador apoya nuestros humildes esfuerzos por la Tierra. Esta es también la casa de Dios, donde su Palabra «se hizo carne y habitó entre nosotros» (Jn 1,14), el lugar donde la efusión del Espíritu Santo se renueva constantemente.
«Envía, Señor, tu Espíritu y renueva la faz de la tierra» (cf. Sal 104,30).
EL EVANGELIO DE HOY LUNES 1 DE SEPTIEMBRE DE 2020
Lecturas de hoy Martes de la 22ª semana del Tiempo Ordinario.
Hoy, martes, 1 de septiembre de 2020
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (2,10b-16):
El Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios. ¿Quién conoce lo íntimo del hombre, sino el espíritu del hombre, que está dentro de él? Pues, lo mismo, lo íntimo de Dios lo conoce sólo el Espíritu de Dios. Y nosotros hemos recibido un Espíritu que no es del mundo, es el Espíritu que viene de Dios, para que tomemos conciencia de los dones que de Dios recibimos. Cuando explicamos verdades espirituales a hombres de espíritu, no las exponemos en el lenguaje que enseña el saber humano, sino en el que enseña el Espíritu, expresando realidades espirituales en términos espirituales. A nivel humano, uno no capta lo que es propio del Espíritu de Dios, le parece una necedad; no es capaz de percibirlo, porque sólo se puede juzgar con el criterio del Espíritu. En cambio, el hombre de espíritu tiene un criterio para juzgarlo todo, mientras él no está sujeto al juicio de nadie. «¿Quién conoce la mente del Señor para poder instruirlo?» Pues bien, nosotros tenemos la mente de Cristo.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 144, 8-9. 10-11. 12-13ab. 13cd-14
R/. El Señor es justo en todos sus caminos
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.
Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R/.
El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (4,31-37):
En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Se quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad.
Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo, y se puso a gritar a voces: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.»
Jesús le intimó: «¡Cierra la boca y sal!»
El demonio tiró al hombre por tierra en medio de la gente, pero salió sin hacerle daño. Todos comentaban estupefactos: «¿Qué tiene su palabra? Da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen.»
Noticias de él iban llegando a todos los lugares de la comarca.
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy martes, 1 de septiembre de 2020
ImprimirFernando Torres, cmf
Si hay algo que se usa mal en nuestro mundo, es la autoridad. Por la sencilla razón de que los que la tienen la usan a veces, consciente o inconscientemente, más en su propio beneficio que en beneficio del interés común, de todos. Y, además, cuando dan explicaciones, si es que las dan, siempre revisten sus actos de buenas intenciones, de justificaciones. Son capaces de dar la vuelta a los hechos para justificarse y decir que ellos actúan bien y con buena intención. No vamos a poner ejemplos porque en el campo de las relaciones humanas esto pasa con demasiada frecuencia. Piensen en la empresa, la política, el sindicato, la familia y hasta los grupos de amigos. Seguro que pueden contar muchas historias sobre el tema.
Aquella gente que veía a Jesús hacer aquellas cosas ya había visto a muchas personas con autoridad. Quizá lo que les sorprendió no fue ver a uno más que tuviese autoridad sino ver a uno que ponía de verdad su autoridad al servicio del bien de todos y en concreto al servicio de aquel pobre hombre dominado por un espíritu inmundo. Ahí estaba la razón de su sorpresa. ¡Jesús no usaba su autoridad para su propio beneficio y bienestar! Eso era lo nuevo.
Es posible que nosotros no tengamos autoridad para expulsar demonios. Pero seguro que tenemos algún tipo de autoridad en nuestras vidas. Si eres padre o madre de familia porque tienes hijos o hijas. Si tienes una empresa porque tienes empleados. Si eres político de cualquier nivel porque la política es poder. Incluso es posible que dentro del grupo de amigos o amigas tengas poder y tus palabras sean escuchadas por los demás del grupo.
Hoy el Evangelio nos invita a usar nuestra autoridad, la que sea y al nivel que sea, siempre al servicio del bien común y sobre todo de los más necesitados. De los enfermos, de los que sufren, de los que les ha tocado la peor parte, de los que no tienen ninguna autoridad. Eso es hacer Reino de Dios. Un ejemplo sencillo. En el grupo de amigos siempre está ése o ésa del que todos se ríen, del que todos hacen mofa y se burlan. Alguien tiene que parar una historia en la que se está abusando de una persona. Y quizá eres tú el que lo puedes hacer. Ahora pasa el ejemplo a otros ámbitos.
Y, por cierto, mira muy bien cómo justificas tus acciones. No vaya a ser que ocultes tu propio interés y beneficio bajo capa de otras razones más “aceptables”.
SANTORAL DE HOY MARTES 1 DE SEPTIMBRE DE 2020
Juan José Egea Rodríguez y 4 compañeros, Beatos
Sacerdotes y Mártires, 1 de septiembre
|
Francisco Manzano Cruz y José Peris Ramos, Beatos
Sacerdotes y Mártires, 1 de Septiembre
|
Terenciano de Todi, Santo
Obispo y Mártir, Septiembre 1
|
Antonio Lahoz Gan, Beato
Religioso y Mártir, 1 de septiembre
|
Pedro Esteban Hernández, Beato
Religioso y Mártir, 1 de septiembre
|
Lupo de Sens, Santo
Obispo, 1 de septiembre
|
Juana Soderini de Florencia, Beata
Terciaria Servita, 1 de septiembre
|
José Samsó i Elias, Beato
Sacerdote y Mártir, 1 de septiembre
|
Gil o Egidio, Santo
Ermitaño y Abad, 1 de septiembre
|
Josué, Santo
Patriarca del A.T., 1 de septiembre
|
lunes, 31 de agosto de 2020
EL EVANGELIO DE HOY LUNES 31 DE AGOSTO DE 2020
Lecturas de hoy Lunes de la 22ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, lunes, 31 de agosto de 2020
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (2,1-5):
Yo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. Me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 118,97.98.99.100.101.102
R/. ¡Cuánto amo tu voluntad, Señor!
¡Cuánto amo tu voluntad!:
todo el día estoy meditando. R/.
Tu mandato me hace más sabio que mis enemigos,
siempre me acompaña. R/.
Soy más docto que todos mis maestros,
porque medito tus preceptos. R/.
Soy más sagaz que los ancianos,
porque cumplo tus leyes. R/.
Aparto mi pie de toda senda mala,
para guardar tu palabra. R/.
No me aparto de tus mandamientos,
porque tú me has instruido. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (4,16-30):
En aquel tiempo, fue Jesús a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista; para dar libertad a los oprimidos, para anunciar el año de gracia del Señor.»
Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles: «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.»
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?»
Y Jesús les dijo: «Sin duda me recitaréis aquel refrán: "Médico, cúrate a ti mismo"; haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún.»
Y añadió: «Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Elíseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio.»
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy lunes, 31 de agosto de 2020
Fernando Torres, cmf
El Evangelio de este día ya lo dice todo. Es un pequeño compendio de la vida de Jesús en una sola historia: la historia del momento en que vuelve a su pueblo y allí expone lo fundamental de su mensaje. Como hacen los políticos y los que asumen un cargo al comienzo de su mandato, también Jesús puso de manifiesto lo que quería ser y hacer en su vida. Lo suyo se expresaba perfectamente en las palabras del profeta Isaías: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista; para dar libertad a los oprimidos, para anunciar el año de gracia del Señor.” Tan bien expresado estaba que a continuación pronunció la homilía más breve de la historia: “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.”
No había necesidad de decir más. Su pueblo (Nazaret, Israel o el mundo entero) le escuchaba. Y no se hizo esperar la reacción habitual. ¡Cómo iba a ser éste el Mesías! Le conocían. Conocían a su familia. No podía ser. El Mesías, el enviado de Dios, se tenía que presentar no en medio de la normalidad sino de lo extraordinario. Con algún milagro portentoso. Con una luz alrededor como un aura. Con mejores vestidos y con una corte alrededor. En conclusión: rodeado de poder y gloria.
Pero Jesús no estuvo rodeado de poder y gloria. Para nada. Lo suyo fue la normalidad. Uno más entre nosotros. Tocando a los enfermos, hablando con todos –también con los oficialmente impuros y pecadores–, mostrando incluso en ocasiones su debilidad. Jesús es Dios que se hace carne con todas las limitaciones que eso conlleva. Y eso no lo podían aceptar. No podían entender que Dios no se manifestase según la idea que ellos tenían de Dios. No estaban a abiertos a la sorpresa que siempre es Dios, porque va más allá de todo lo que podamos imaginar.
Conviene que releamos el texto de Isaías. En él reconocemos a Jesús. En él reconocemos a los verdaderos discípulos, a los verdaderos profetas. Son los que, como Jesús, como Dios, están cerca de los que sufren de cualquier manera, son los que trabajan por la justicia y por la libertad, por la reconciliación y el perdón. Ahí está presente Jesús, ahí está Dios. Ahí está la salvación que se nos regala en Jesús.
HOY 31 DE JULIO SE CELEBRA A LA VIRGEN DE LAS LÁGRIMAS QUE LLORA E INTERCEDE POR EL MUNDO
Hoy se celebra a la Virgen de las Lágrimas que llora e intercede por el mundo
POR WALTER SÁNCHEZ SILVA | ACI Prensa
Hoy se celebra a la Virgen de las Lágrimas, advocación surgida en Siracusa (Italia), donde una imagen del Corazón Inmaculado de María derramó lágrimas de “dolor y esperanza” por el mundo, como señaló san Juan Pablo II.
El hecho se produjo en 1953, en la humilde casa de los esposos Angelo Lannuso y Antonina Lucia Giusti. Ambos tenían en su dormitorio una imagen de la Virgen María, hecha en relieve sobre yeso. La imagen derramó lágrimas por cuatro días, entre el 29 de agosto y el 1 de septiembre.
La imagen había sido un regalo de bodas y, cuando lloró, la primera en verla fue Antonina -en ese momento embarazada de su primer hijo-.
Las autoridades eclesiásticas fueron muy prudentes con lo ocurrido. El párroco Giuseppe Bruno llegó hasta la casa de los Lannuso acompañado de varios expertos, entre los cuales se encontraba el doctor Michele Cassola, abiertamente ateo.
En el lugar, los expertos -que serían luego parte de la comisión investigadora- fueron testigos directos del milagro. Después de este episodio la imagen no derramó más lágrimas.
El fluido recogido fue sometido a diversos análisis por una comisión científica dirigida por Cassola. Se hizo una comparación de la muestra con lágrimas humanas -de un niño y un adulto-. El doctor Cassola no tenía explicación científica para lo que revelaron los estudios: el líquido derramado por la imagen mariana correspondía a lágrimas humanas. El informe final de la comisión se dio a conocer el 9 de septiembre de 1953 y fue contundente al respecto.
Tres meses después, el 12 de diciembre de 1953, día en que la Iglesia celebra a la Virgen de Guadalupe, los obispos de la región de Sicilia unánimemente declararon que efectivamente la imagen de la Madre de Dios había llorado.
El 17 de octubre de 1954, el Papa Pío XII se refirió a este hecho prodigioso y, en un radiomensaje al congreso mariano regional de Sicilia, dijo: “¿Comprenderán los hombres el arcano lenguaje de estas lágrimas? ¡Oh, las lágrimas de María? En el Gólgota eran lágrimas de dolor por Jesús y de tristeza por el pecado del mundo. ¿Todavía llora por las nuevas llagas en el Cuerpo místico de Jesús?... ¿O llora por tantos hijos en quienes el error y la culpa han extinguido la vida de gracia y ofenden gravemente la majestad divina? ¿O son lágrimas de espera por el regreso ya tarde de otros hijos, que un día fueron fieles y que ahora son arrastrados por falsos espejismos entre las huestes de los enemigos de Dios?”
La gran cantidad de fieles que iba a venerar la milagrosa imagen hizo que se edificara un santuario en 1968, que luego fue renovado en 1994. Ese año, San Juan Pablo II realizó la consagración del lugar, el día 6 de noviembre. En el marco de su visita pastoral a Catania y Siracusa, el Papa peregrino dijo que las lágrimas de la Virgen “testimonian la presencia de la Madre Iglesia en el mundo”. “Son lágrimas de dolor por cuantos rechazan el amor de Dios, por las familias separadas o que tienen dificultades, por la juventud amenazada por la civilización de consumo y a menudo desorientada, por la violencia que provoca aún tanto derramamiento de sangre, y por las incomprensiones y los odios que abren abismos profundos entre los hombres y los pueblos”, añadió.
El 5 de mayo de 2016, el Papa Francisco presidió la vigilia de oración “Para secar las lágrimas” en el marco del Jubileo de la Misericordia, ocasión por la cual fue llevado el relicario de la Virgen de las lágrimas hasta el Vaticano. En esa oportunidad, el Santo Padre resaltó que “al lado de cada cruz siempre está la Madre de Jesús. Con su manto, ella enjuga nuestras lágrimas. Con su mano nos ayuda a levantarnos y nos acompaña en el camino de la esperanza”.
Dos años después, el 25 de mayo de 2018, Francisco presidió nuevamente una liturgia en presencia del relicario con las lágrimas de la Virgen. Aquella vez, desde la capilla de la Casa Santa Marta donde reside, el Santo Padre afirmó: “Han traído desde Siracusa la reliquia de las lágrimas de la Virgen. Hoy están aquí, y rezamos a la Virgen para que nos dé a nosotros y también a la humanidad, porque tenemos necesidad, el don de las lágrimas, que nosotros podamos llorar por nuestros pecados y por tantas calamidades que hacen sufrir al pueblo de Dios y a los hijos de Dios”.
El Santuario Mariano de Siracusa recibe aproximadamente un millón de personas que llegan en peregrinación.
INTENCIONES DE ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO PARA EL MES DE SEPTIEMBRE
VIDEO#09 intención de oración 2020: El Papa Francisco pide rezar por bienes del planeta
Redacción ACI Prensa
El Vaticano publicó el video con la intención de oración del Papa Francisco para el mes de septiembre de 2020 en el que pide rezar para que “los bienes del planeta no sean saqueados, sino que se compartan de manera justa y respetuosa”.
En esta edición del video del Papa con la intención mensual de oración, el Santo Padre advierte que “estamos exprimiendo los bienes del planeta” y añade que se están exprimiendo “como si fuera una naranja”.
Además, el Papa Francisco alerta sobre “la deuda ecológica” causada por “países y empresas del Norte que se han enriquecido explotando dones naturales del Sur” y cuestionó “¿Quién va a pagar esa deuda?”.
En esta línea, el Santo Padre dijo que tal deuda ecológica “se agranda cuando multinacionales hacen fuera de sus países lo que no se les permite hacer en los suyos” por lo que añadió que “es indignante”.
Por ello, el Papa agregó que “hoy, no mañana, hoy, tenemos que cuidar la Creación con responsabilidad”.
“Recemos para que los bienes del planeta no sean saqueados, sino que se compartan de manera justa y respetuosa”, pidió el Papa quien reiteró “no al saqueo, sí al compartir”.
En esta línea, la cuenta oficial de Twitter @Pontifex compartió este 31 de agosto la nueva edición del video del Papa.
SANTORAL DE HOY LUNES 31 DE AGOSTO DE 2020
Antonio Torres García, Beato
Sacerdote y Mártir, 31 de agosto
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Pedro Antonio Almécija Morales y 17 compañeros, Beatos
Sacerdotes y Mártires, 31 de agosto
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Francisco Piani de Caldarola, Beato
Confesor, 31 de agosto
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José de Arimatea y Nicodemo, Santos
Discípulos de Jesús, 31 de agosto
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Aidano de Lindisfarne, Santo
Obispo, 31 de agosto
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Pedro (Pere) Tarrés, Beato
Sacerdote, 31 de agosto
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Dominguito del Val, Santo
Patrono de los monaguillos, 31 de agosto
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Aristide Marciano, Santo
Apologista, 31 de agosto
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Ramón Nonato, Santo
Cardenal, 31 de agosto
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