Rosa Fan Hui, Santa
Mártir, 16 de agosto
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José Reñé Prenafeta, Beato
Sacerdote y Mártir, 16 de agosto
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Ángel Agustín Mazzinghi, Beato
Presbítero, 16 de agosto
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Juan de Santa Marta, Beato
Presbítero y Mártir, 16 de agosto
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Simón Bokusai Kiota y compañeros, Beatos
Mártires, 16 de agosto
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Petra de San José (Ana Josefa Pérez Florido), Beata
Fundadora, 16 de agosto
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Plácido García Gilabert, Beato
Sacerdote y Mártir, 16 de agosto
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Enrique de Almazora (Enrique García Beltrán), Beato
Diácono y Mártir, 16 de agosto
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Gabriel Mª de Benifayó (José María Sanchís Mompó), Beato
Religioso y Mártir, 16 de agosto
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Serena, santa
Emperatriz Romana, 16 de agosto
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Roque, Santo
Peregrino, 16 de agosto
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Esteban de Hungría, Santo
Memoria Litúrgica, 16 de agosto
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domingo, 16 de agosto de 2020
SANTORAL DE HOY DOMINGO 16 DE AGOSTO DE 2020
jueves, 13 de agosto de 2020
ORACIONES POR LAS VOCACIONES SACERDOTALES Y RELIGIOSAS
Oración por las vocaciones sacerdotales y religiosas
Señor Nuestro Jesucristo, Tú dijiste a tus Apóstoles: "la mies es mucha pero los obreros pocos; rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su campo". Humildemente te suplicamos que envíes a tu Iglesia numerosas y santas vocaciones sacerdotales y religiosas. Te lo pedimos por la intercesión de la Santísima Virgen María, nuestra Madre, y por la de nuestros Santos Patronos y Protectores, que con su vida y merecimientos santificaron nuestro suelo. Amén.
Ofrecimiento diario de sí mismo por las vocaciones sacerdotales
Oh Jesús, Salvador mío, Tú que confiaste a los sacerdotes, -y solamente a ellos-, el poder de celebrar la Eucaristía, fin principal de su ordenación sacerdotal, perdonar los pecados, administrar otros Sacramentos, predicar con autoridad la Palabra de Dios y dirigir a los demás fieles a mirar y a subir hacia Ti, por medio de tu Santísima Madre, te ofrezco para la santificación de los sacerdotes y seminaristas, durante este día, todas mis oraciones, trabajos y alegrías, mis sacrificios y sufrimientos. Danos, Señor, sacerdotes verdaderamente santos que, inflamados del fuego de Tu amor, no procuren otra cosa que Tu gloria y la salvación de aquellos a los que Tú encomendaste. Amén.
Voy a rezar en particular por esos muchachos que conozco, que tal vez puedan recibir la vocación sacerdotal, y responder a la llamada de Dios: Mira Jesús, tu Iglesia y el mundo necesitan hombres generosos que se entreguen a Ti para ser apóstoles tuyos. Elige a los que quieras; llama y da la valentía de dejarlo todo y seguirte para ser sembradores de tu doctrina de amor y portadores de tu salvación. Amén.
EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 13 DE AGOSTO DE 2020
Lecturas de hoy Jueves de la 19ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, jueves, 13 de agosto de 2020
Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel (12,1-12):
Me vino esta palabra del Señor: «Hijo de Adán, vives en la casa rebelde: tienen ojos para ver, y no ven; tienen oídos para oír, y no oyen; pues son casa rebelde. Tú, hijo de Adán, prepara el ajuar del destierro y emigra a la luz del día, a la vista de todos; a la vista de todos, emigra a otro lugar a ver si lo ven; pues son casa rebelde. Saca tu ajuar, como quien va al destierro, a la luz del día, a la vista de todos, y tú sal al atardecer, a la vista de todos, como quien va al destierro. A la vista de todos, abre un boquete en el muro y saca por allí tu ajuar. Cárgate al hombro el hatillo, a la vista de todos, sácalo en la oscuridad; tápate la cara, para no ver la tierra, porque hago de ti una señal para la casa de Israel.»
Yo hice lo que me mandó: saqué mi ajuar como quien va al destierro, a la luz del día; al atardecer, abrí un boquete en el muro, lo saqué en la oscuridad, me cargué al hombro el hatillo, a la vista de todos.
A la mañana siguiente, me vino esta palabra del Señor: «Hijo de Adán, ¿no te ha preguntado la casa de Israel, la casa rebelde, qué es lo que hacías? Pues respóndeles: "Esto dice el Señor: Este oráculo contra Jerusalén va por el príncipe y por toda la casa de Israel que vive allí." Di: "Soy señal para vosotros; lo que yo he hecho lo tendrán que hacer ellos: irán cautivos al destierro. El príncipe que vive entre ellos se cargará al hombro el hatillo, abrirá un boquete en el muro para sacarlo, lo sacará en la oscuridad y se tapará la cara para que no lo reconozcan."»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 77,56-57.58-59.61-62
R/. No olvidéis las acciones de Dios
Tentaron al Dios Altísimo
y se rebelaron, negándose a guardar sus preceptos;
desertaron y traicionaron como sus padres,
fallaron como un arco engañoso. R/.
Con sus altozanos lo irritaban,
con sus ídolos provocaban sus celos.
Dios lo oyó y se indignó,
y rechazó totalmente a Israel. R/.
Abandonó sus valientes al cautiverio,
su orgullo a las manos enemigas;
entregó su pueblo a la espada,
encolerizado contra su heredad. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (18,21–19,1):
En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo." El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debla cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré." Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.»
Cuando acabó Jesús estas palabras, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán.
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy jueves, 13 de agosto de 2020
Eguione Nogueira, cmf
Queridos hermanos:
“No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”. Siempre. La única medida del perdón es perdonar sin medida. ¿Y por qué tengo que perdonar? ¿Por qué tengo que cancelar la deuda? La respuesta es muy sencilla: porque Dios también perdona. Es su modo de ser. De eso se trata ser imagen y semejanza, ser perfectos como el Padre celestial. El Evangelio es la buena noticia de que el amor de Dios no tiene medida. Es infinito. Esta es la radicalidad del Evangelio.
Jesús cuenta una parábola con dos deudores. El primero tenía una deuda hiperbólica con el rey, algo como el presupuesto de una ciudad: ¡una deuda impagable! El rey siente el dolor en la súplica del sirviente. Tiene un corazón misericordioso, pues se rige por la compasión, no por la ley y el derecho. Para este rey, la vida, la libertad y el sufrimiento pesan más que el oro y el derecho. Por eso, le perdona la deuda el criado.
El criado, “al salir”, ni siquiera una semana después, tampoco en el día siguiente o después de una hora, sino aún sumergido en la alegría de la deuda perdonada, encuentra un compañero suyo que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba diciendo: “Págame lo que me debes”. Es verdad que era su derecho recibir la deuda. Es justo. Pero también es cruel. Esto puede pasar con nosotros: muy expertos en exigir nuestros derechos, pero no tanto en cumplir con nuestros deberes. La justicia que el Evangelio nos propone es distinta: es de reconciliación con el adversario, acogida al pequeño, búsqueda del que se extravió.
Diferente de la justicia humana, del derecho a recibir lo que le es debido, Jesús propone la lógica de Dios, la lógica del exceso: perdonar setenta veces siete, perdonar a los enemigos, poner la otra mejilla, donar sin medida… Cuando uno no quiere perdonar (el perdón no es un instinto, sino una decisión), cuando se responde a una ofensa con otra ofensa, el nivel de violencia y dolor se eleva. Esto no es compatible con el Evangelio.
Perdonar es deshacer el nudo, es dejarse ir, liberar las cuerdas que nos aprisionan en el espiral de la maldad, es mirar hacia al futuro, no al pasado. Así es Dios, nos perdona para liberarnos del pecado, de las fuerzas del mal que nos arrastran a la muerte. Por eso es capaz de hacer bromas con nuestros números y nuestra lógica: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”.
Vuestro hermano en la fe,
Eguione Nogueira, cmf
eguionecmf@gmail.com
SEVILLA RECUERDA A ESTA MÁRTIR DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA EN EL ANIVERSARIO DE SU MUERTE
Sevilla recuerda a esta mártir de la Guerra Civil Española en el aniversario de su muerte
Redacción ACI Prensa
Foto: Archidiócesis de Sevilla
La sevillana Victoria Díez tenía 33 años cuando fue llevada, junto con otras 17 personas, a las afueras de un pueblo de Córdoba, España, y, un día después fusilada. “Ánimo, adelante, Cristo nos espera”, eran las palabras con las que esta joven maestra laica animaba a sus compañeros camino al martirio.
La muerte de Victoria Díez, proclamada beata en 1993 por San Juan Pablo II, se produjo el 11 de agosto de 1936, durante la Guerra Civil Española. Con motivo del aniversario de su martirio, la Archidiócesis de Sevilla ha querido recordarla como un ejemplo para todos los maestros.
En una nota difundida en el sitio web de la Archidiócesis se recuerda que la beata Victoria Díez “desde muy joven muy joven destacó por su entrega a los demás y una profunda manifestación de fe. Con vocación para la enseñanza fue maestra laica, miembro de la Institución Teresiana”.
Cuando tenía 25 años fue destinada al pueblo cordobés de Hornachuelos. Tenía 25 años. Allí se implicó en la ayuda a las familias más vulnerables y a la formación humana y espiritual de los niños: puso en funcionamiento la catequesis infantil y promocionó la Acción Católica.
Su método pedagógico sorprendió, y todavía sigue sorprendiendo, por su innovación para la época: sesiones de gimnasia rítmica, actividades en el exterior, caminatas por el campo, y lecciones de artes plásticas y de música.
También impulsó la educación de mujeres trabajadoras mediante clases nocturna y la creación de una biblioteca para antiguas alumnas.
Como tantos cristianos en la España de los años 30, la beata Victoria Díez fue asesinada durante la Guerra Civil por el odio a la fe.
El proceso ordinario de reconocimiento del martirio dio comienzo en el año 1965. En ese año se trasladaron sus restos a Córdoba. Después de 30 años, el proceso llegó a buen puerto y en el año 1993 San Juan Pablo II la proclamó beata.
SANTORAL DE HOY JUEVES 13 DE AGOSTO DE 2020
Mariano Mullerat i Soldevila, Beato
Mártir Laico, 13 de agosto
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Casiano de Imola, Santo
Maestro y Mártir, 13 de agosto
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Radegunda, Santa
Reina de Francia, 13 de agosto
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Benildo (Pedro Romançon), Santo
Maestro Lasallista, 13 de agosto
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Gertrudis Llamazares Fernández, Beata
Religiosa y Mártir, 13 de agosto
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Modesto García Martí, Beato
Presbítero y Mártir, 13 de agosto
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Jacobo Gapp, Beato
Presbítero y Mártir, 13 de agosto
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Marcos de Aviano (Carlos Domingo) Cristofori, Beato
Sacerdote Capuchino, 13 de agosto
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Josep Tàpies Sirvant y seis compañeros, Beato
Sacerdotes y Mártires, 13 de agosto
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Juan Agramunt, Beato
Presbítero y Mártir, 13 de agosto
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Ponciano, Santo
Papa y Mártir, 13 de agosto
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Juan Berchmans, Santo
Religioso Jesuita, 13 de agosto
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Máximo el Confesor, Santo
Abad, 13 de agosto
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Ponciano e Hipólito, Santos
Memoria Litúrgica, 13 de agosto
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miércoles, 12 de agosto de 2020
SANTA JUANA DE CHANTAL, 12 DE AGOSTO
SANTA JUANA DE CHANTAL
12 de agosto
Juana de Chantal fue una religiosa y mística francesa nacida en el seno de una familia católica de la aristocracia.
Perdió a su madre cuando Juana tenia 18 meses, quedando bajo la tutela de su padre y su abuelo materno y educada por su hermana mayor. En 1593 contrae matrimonio con el barón de Chantal, Christopher II, a quien da, durante los siete años siguientes, seis hijos, aunque dos de ellos murieron durante la infancia. En 1601 Juana queda viuda con 4 hijos.
En 1604, durante un viaje a Dijón, escucha la prédica de Francisco de Sales, obispo de Ginebra, quien impresionado por la piedad de Juana, se convierte en su director espiritual.
Una vez sus hijos han crecido, Juana funda el primer convento de la Orden de la Visitación de Nuestra Señora en 1610 en Annecy. Juana y Francisco redactan (1618) la regla de la orden, basada en la de San Agustín, con unas constituciones muy novedosas que convierten a la humildad y a la mansedumbre en la base de su observancia.
Despues de la muerte de san Francisco de Sales, toma como director espiritual a san Vicente de Paúl. En 1628 se desata una epidemia que azota Francia, Saboya y Piamonte. Juana pone a disposición del pueblo todos los recursos de su convento, participando la comunidad en la atención de los enfermos. Ella misma es contagiada, pero milagrosamente se cura. En 1641 durante un viaje, enferma de pulmonía y fallece en el convento de Moulins el 13 de diciembre de 1641
PAPA FRANCISCO INVITA A IMITAR EL EJEMPLO DE SANTA CLARA DE ASÍS
Papa Francisco invita a imitar el ejemplo de Santa Clara de Asís
Redacción ACI Prensa
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa
El Papa Francisco recordó la memoria de Santa Clara de Asís y destacó su ejemplo de “generosa adhesión a Cristo”.
Al finalizar su Audiencia General de este miércoles, el Santo Padre recordó que el 11 de agosto la Iglesia celebró la memoria litúrgica de Santa Clara de Asís y animó a imitar su ejemplo.
“Los invito a imitar su ejemplo de generosa adhesión a Cristo”, indicó el Papa.
El Papa Francisco visitó la Basílica de Santa Clara en Asís el 4 de octubre de 2013 y se reunió con las religiosas de clausura que viven allí.
En aquella ocasión, el Santo Padre les pidió poner en el centro de su vida contemplativa a Jesús, y les solicitó que el monasterio “no sea un purgatorio” sino que sea “una familia”.
Al dialogar con las religiosas sobre la vida en comunidad, les exhortó: “perdonen, sopórtense, porque la vida de la comunidad no es fácil” y les advirtió que “¡el diablo aprovecha todo para dividir!”.
“Cuiden la amistad entre ustedes, la vida de la familia, el amor entre ustedes. Y que el monasterio no sea un purgatorio, que sea una familia”, recomendó.
Además, el Santo Padre destacó que la contemplación debe ser “siempre con Jesús; Jesús, Dios y Hombre. Y la vida de la comunidad, siempre con un corazón grande, ¡eh! Dejando pasar”.
“No vanagloriarse, soportar todo, sonreír desde el corazón. Y el signo de esto es la alegría. Y yo pido para ustedes esta alegría que nace precisamente de la verdadera contemplación y de una bella vida comunitaria”, concluyó el Papa.
EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 12 DE AGOSTO DE 2020
Lecturas de hoy Miércoles de la 19ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, miércoles, 12 de agosto de 2020
Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel (9,1-7;10,18-22):
Oí al Señor llamar en voz alta: «Acercaos, verdugos de la ciudad, empuñando cada uno su arma mortal.»
Entonces aparecieron seis hombres por el camino de la puerta de arriba, la que da al norte, empuñando mazas. En medio de ellos, un hombre vestido de lino, con los avios de escribano a la cintura. Al llegar, se detuvieron junto al altar de bronce. La gloria del Dios de Israel se había levantado del querubín en que se apoyaba, yendo a ponerse en el umbral del templo.
Llamó al hombre vestido de lino, con los avíos de escribano a la cintura, y le dijo el Señor: «Recorre la ciudad, atraviesa Jerusalén y marca en la frente a los que se lamentan afligidos por las abominaciones que en ella se cometen.»
A los otros les dijo en mi presencia: «Recorred la ciudad detrás de él, hiriendo sin compasión y sin piedad. A viejos, mozos y muchachas, a niños y mujeres, matadlos, acabad con ellos; pero a ninguno de los marcados lo toquéis. Empezad por mi santuario.» Y empezaron por los ancianos que estaban frente al templo.
Luego les dijo: «Profanad el templo, llenando sus atrios de cadáveres, y salid a matar por la ciudad.»
Luego la gloria del Señor salió, levantándose del umbral del templo, y se colocó sobre los querubines. Vi a los querubines levantar las alas, remontarse del suelo, sin separarse de las ruedas, y salir. Y se detuvieron junto a la puerta oriental de la casa del Señor; mientras tanto, la gloria del Dios de Israel sobresalía por encima de ellos. Eran los seres vivientes que yo había visto debajo del Dios de Israel a orillas del río Quebar, y me di cuenta de que eran querubines. Tenían cuatro rostros y cuatro alas cada uno, y una especie de brazos humanos debajo de las alas, y su fisonomía era la de los rostros que yo había contemplado a orillas del río Quebar. Caminaban de frente.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 112,1-2.3-4.5-6
R/. La gloria del Señor se eleva sobre el cielo
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre. R/.
De la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre el cielo. R/.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar al cielo y a la tierra? R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (18,15-20):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano. Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.»
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy miércoles, 12 de agosto de 2020
Eguione Nogueira, cmf
Queridos hermanos:
Vivimos en una sociedad muy polarizada. La lógica del mundo —acusar, condenar, torturar, matar— puede penetrar venenosamente en la comunidad cristiana. La Iglesia necesita desvestirse de la toga de los tribunales y vestirse con el manto del respeto, de la atención, de la escucha, de la caridad y del perdón. Por eso, en el Evangelio de hoy predominan las actitudes del diálogo y del encuentro: “Si tu hermano cometió un error, repréndelo”. Da el primer paso, no te calles en un silencio hostil, busca el diálogo. Alguien puede hacer la siguiente objeción: ¿Y qué me autoriza a intervenir en la vida del otro? ¿La búsqueda de la verdad es suficiente? ¿Eso no me hace sentir superior al otro? ¿Qué criterios tengo para juzgar? La respuesta a todas estas preguntas se encuentra únicamente en esta palabra: “hermano”. Lo que nos permite y nos lleva a dialogar e ir al encuentro del que se equivocó es la fraternidad, no sentirnos poseedores de la verdad o jueces del bien y del mal, sino del deseo de construir la fraternidad.
El diálogo empieza con la menor comunidad: tú y yo, lejos de las instituciones, pero sí en la sinceridad de la vida, del corazón que desea el bien común: “si te hace caso, has ganado a tu hermano”. Es un verbo muy bonito: “ganar al hermano”. Todos ganan cuando la fraternidad se sobrepone a los intereses personales, cuando la corrección fraterna es un modo de vivir con los límites de las relaciones interpersonales.
El Evangelio va más allá: lo que conquistamos en fraternidad aquí en la tierra, llega al cielo: “todo lo que atéis en la tierra quedará atado en los cielos”. El poder de atar y desatar es para todos los creyentes: todos tenemos el poder de crear comunión o separación. Por eso, el poder de perdonar no es solo de Dios o del sacerdote en el sacramento de la confesión, sino de todos los que son capaces de responder con una presencia transformadora y reconciliadora a los conflictos humanos.
La capacidad de perdonar a los enemigos, acoger al prójimo en su necesidad, son cosas divinas, capaces de hacer de nuestra vida una presencia de transfiguración en la vida de los demás. Hacen falta cristianos capaces de transfigurar relaciones rotas por la discordia, la envidia, el egoísmo…
Es muy bonito pensar que todo lo que unimos —personas, afectos, esperanzas— no se perderá. Lo que atamos en esta vida tendrá comunión para siempre. Lo que desatamos también tendrá un eco en la eternidad. Por eso, es mejor que desatemos la sonrisa y la alegría atadas por las preocupaciones de la vida; que desatemos la propia vida de lo que le aprisiona en las situaciones de muerte, pues tendrá resonancia en la eternidad.
El Evangelio termina con una promesa divina: “donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. Esta presencia no solamente se da en la oración, sino también en el amor de dos personas, en la complicidad festiva de los amigos, en aquellos que luchan por justicia, en la reconciliación… No importa donde se encuentren, sino que estén reunidos en el nombre de Dios. Así toda la vida puede tener un toque de la presencia divina. Llevemos esta certeza a lo largo de nuestra jornada: si estamos reunidos en el nombre del Señor, Él mismo se hace presencia amorosa en nuestras vidas.
Vuestro hermano en la fe,
Eguione Nogueira, cmf
eguionecmf@gmail.com
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