Alejandro de Lyon, Santo
Mártir, 24 de abril
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Antimo de Nicomedia y compañeros, Santos
Obispo y Mártir, 24 de abril
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Melito de Canterbury, Santo
Obispo, 24 de abril
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Egberto de Iona, Santo
Presbítero, 24 de abril
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Gregorio de Elvira, Santo
Obispo, 24 de abril
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Wilfrido de York, Santo
Obispo, 24 de abril
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María Isabel Hesselblad, Santa
Religiosa Brigidina, 24 de abril
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Benito Menni, Santo
Fundador, Abril 24
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Salomé, Santa
Madre de los Apóstoles Santiago y Juan, 24 de abril
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Ivo o Ives de Huntingdonshire, Santo
Obispo, 24 de abril
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María de Santa Eufrasia Pelletier, Santa
Virgen y Fundadora, 24 de abril
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María de Cleofás, Santa
Discípula de Jesús, 24 de abril
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Fidel de Sigmaringen, Santo
Memoria Litúrgica, 24 de abril
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viernes, 24 de abril de 2020
SANTORAL DE HOY VIERNES 24 DE ABRIL DE 2020
jueves, 23 de abril de 2020
LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 23 ABRIL
LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
23 abril
Jesús habla sin rodeos y con propiedad de términos: Mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida.
Así nos anuncia la institución del Sacramento de la Eucaristía en el que nos da a comer su propia carne y a beber su propia sangre bajo las especies de pan y vino.
Por la Eucaristía Dios se unió con todos los hombres que comulgan. Dios nos ama y como el amor tiende a la unión, Dios se une con nosotros cuando comulgamos.
P. Alfonso Milagro
¿POR QUÉ DECIMOS AMÉN?
¿Por qué decimos Amén?
¿Tienes idea de cuántas veces lo has dicho?... pero.. ¿Sabes en realidad qué significa?
Por: Daniel Alberto Robles Macías | Fuente: ConMasGracia.org
¿Cuántas veces hemos pronunciado la palabra “amen” después de alguna oración? La mayoría la aprendimos al mismo tiempo que aprendimos a rezar. Es una palabra muy corta, pero que está cargada de mucho significado. Lástima que muchos de nosotros ya la repetimos sin darle mayor importancia o hasta lo hacemos por rutina.
Esta palabra deriva de “aman”, que en hebreo y en arameo significa “hacer estable” o “consolidar”, es decir, es estar seguro.
Decir amén es expresar seguridad y confianza ante algo que se cree. De hecho, la palabra pertenece a la misma raíz que la palabra “creer”. Por lo tanto, nosotros al decir “amén” después de alguna oración, afirmamos que creemos y que deseamos que dichas palabras se cumplan.
El Catecismo de la Iglesia Católica nos reafirma: Creer es decir “Amén” a las palabras, a las promesas, a los mandamientos de Dios, es fiarse totalmente de Él, que es el Amén de amor infinito y de perfecta fidelidad (1064). Como ejemplo tenemos lo que sucede en la Eucaristía, ya que antes de recibirla, el Sacerdote alza la hostia consagrada y nos dice “El Cuerpo de Cristo” y nosotros asentamos con un “Amén”, es decir, lo creo y lo acepto en mi vida.
Jesús mismo lo llegó a profesar muchas veces, antes de cada enseñanza al decir “En verdad, en verdad os digo” (Jn 5, 19) y esto para demostrar que hablaba con autoridad y con verdad. Con esto, es como si él mismo nos dijera “créeme que es verdad lo que te estoy diciendo”.
El uso de esta palabra lo podemos ver, incluso, desde el Antiguo Testamento y hasta las primeras comunidades cristianas. El Profeta Isaías se refiere a Dios como el Dios del Amén, es decir, el Dios fiel, el Dios de la verdad: “Quien desee ser bendecido en la tierra, deseará serlo en el Dios del Amén” (Is 65, 16).
Por lo tanto, cada que decimos “amén” debemos darnos cuenta de lo que decimos. Al repetirla hacemos un compromiso con Dios, pues le reafirmamos nuestro “sí”, confírmanos que creemos en Él, en su palabra y, por lo tanto, que queremos ser siempre fieles aún a pesar de nuestras dificultades.
Pero este compromiso no lo podremos cumplir por nuestras propias fuerzas, sino que es Dios mismo quien nos ayuda por medio de su Hijo Jesucristo. Así lo afirma el emérito Papa Benedicto XVI: En nuestra oración estamos llamados a decir “sí” a Dios, a responder con este “amén” de la adhesión, de la fidelidad a Él a lo largo de toda nuestra vida. Esta fidelidad nunca la podemos conquistar con nuestras fuerzas; no es únicamente fruto de nuestro esfuerzo diario; proviene de Dios y está fundada en el “sí” de Cristo, que afirma: mi alimento es hacer la voluntad del Padre (cf. Jn 4, 34).
Este “sí” a Dios debe ser una tarea de todos los días, puesto que sólo así nos mantendremos firmes y unidos con Él. De esta manera sentiremos el consuelo de su amor y su compañía. Dios no se cansa de nosotros, no pierde la paciencia ni se enoja cada que nosotros no le hacemos caso, al contrario, Él sale a nuestro encuentro, da el primer paso para demostrarnos que su fidelidad es eterna.
Busquemos encontrarnos con el Señor que está vivo y que espera por nosotros. La oración es ese “sí” al diálogo con Aquél que nos ama y que busca dar consuelo en medio de las tempestades de nuestra vida y hacernos vivir unidos sólo a Él.
LECTURAS BÍBLICAS DE HOY JUEVES 23 DE ABRIL DE 2020
Lecturas de hoy Jueves de la 2ª semana de Pascua
Hoy, jueves, 23 de abril de 2020
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (5,27-33):
EN aquellos días, los apóstoles fueron conducidos a comparecer ante el Sanedrín y el sumo sacerdote los interrogó, diciendo:
«¿No os habíamos ordenado formalmente no enseñar en ese Nombre? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre».
Pedro y los apóstoles replicaron:
«Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. Dios lo ha exaltado con su diestra, haciéndolo jefe y salvador, para otorgar a Israel la conversión y el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que lo obedecen».
Ellos, al oír esto, se consumían de rabia y trataban de matarlos.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 33,2.9.17-18.19-20
R/. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R/.
El Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias. R/.
El Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
Aunque el justo sufra muchos males,
de todos lo libra el Señor. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (3,31-36):
EL que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz.
El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy jueves, 23 de abril de 2020
Eguione Nogeira, Misionero Claretiano
¡Queridos hermanos!
El Evangelio de Juan repite incansablemente que Jesús es el enviado del Padre para dar testimonio de Él: “No vine por mi cuenta, sino que él me envió” (Jn 8,42). En su libro Teología de la Revelación, René Latourelle, presenta a Jesús como testigo por excelencia: “Manifiesta lo que ha visto y oído en el seno del Padre, y nos invita a la obediencia de la fe. Forma un grupo de testigos, los apóstoles. Éstos dan testimonio de la vida y de la enseñanza de Cristo. Invitan a todos los hombres a creer lo que ellos vieron, oyeron y experimentaron del Verbo de vida”. El testimonio, según Latourelle, une las almas entre sí a través de la historia. Así mismo, el testimonio vincula también el tiempo con la eternidad.
El cristianismo es la religión del testimonio, porque asegura la comunicación interpersonal y revela el misterio de la persona de Cristo. Por eso, los discípulos, en continuidad a la enseñanza de Jesús, son testigos de que el Padre ha resucitado su Hijo Jesús de los muertos y lo constituyó Salvador del mundo. En este sentido, podemos decir que nuestra religión es fundamentalmente una profesión de fe en Jesús resucitado y en su mensaje.
Como hemos visto en los Hechos de los Apóstoles, los primeros discípulos de Jesús no temen en anunciar las enseñanzas de Jesús y a denunciar los que hicieron alianzas con un sistema de muerte. Por eso, los apóstoles fueron llevados a juicio, interrogados y presos por el sumo sacerdote. Y no dudaran en responsabilizar incluso al sumo sacerdote: “hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero” (Hch 5,29-30).
¡Qué distinto es la actitud de los apóstoles después de la resurrección de Jesús! Son hombres libres, hablan con firmeza, testimonian la fe con mucha vitalidad. Así debe ser los discípulos de Jesús, renacidos de lo alto. No debemos intimidarnos con las cosas del mundo, sino testimoniar con nuestra vida lo que Cristo resucitado hizo en nosotros. Dar testimonio no es sólo narrar, sino hacer vida con las palabras que decimos, pues el testimonio compromete al testigo. Nuestra palabra debe tener la fuerza suficiente para substituir la experiencia para el que no ha visto. Esta fuerza no es otra que el Espíritu Santo, que “Dios da a los que lo obedecen”.
Vuestro hermano en la fe,
Eguione Nogueira, cmf
EL PAPA FRANCISCO INVITA A CREER EN LA ORACIÓN DE JESÚS QUE CONVIRTIÓ A PEDRO EN UN APÓSTOL VALIENTE
El Papa invita a creer en la oración de Jesús que convirtió a Pedro en un apóstol valiente
Redacción ACI Prensa
Foto: Vatican Media
En la Misa celebrada en Casa Santa Marta este jueves 23 de abril, el Papa Francisco explicó cómo pudo San Pedro pasar de ser un hombre cobarde que renegó de Jesús por miedo a la cárcel, a un apóstol valiente capaz de enfrentarse al Sanedrín.
La clave, explicó el Santo Padre, es la oración de Jesús. Jesús rezó por Pedro para que no perdiera la fe.
En la Primera Lectura de este jueves, del Libro de los Hechos de los Apóstoles, se narra el interrogatorio al que los miembros del Sanedrín someten a Pedro y los apóstoles. El Sumo Sacerdote les dijo: “Os prohibimos severamente enseñar en ese nombre”, es decir, en el nombre de Jesús, “y sin embargo vosotros habéis llenado Jerusalén con vuestra doctrina y queréis hacer recaer sobre nosotros la sangre de ese hombre”.
Pero Pedro respondió con contundencia: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús a quien vosotros disteis muerte colgándole de un madero”.
Ante esta valiente reacción de Pedro, el Papa se preguntó: “Pero, ¿este es el Pedro que había renegado de Jesús? ¿Aquel Pedro que tenía tanto miedo? ¿Aquel Pedro que era un cobarde? ¿Cómo ha llegado ahí?”.
“¿Cuál fue el camino de Pedro para llegar a este punto, a esta valentía, a esta franqueza para exponerse?”. Porque Pedro no siempre había sido así. Pedro “era un hombre entusiasta, un hombre que amaba con fuerza, también un hombre temeroso, un hombre que estaba abierto a Dios, hasta el punto de que Dios le revela que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios”.
Sin embargo, “poco después, inmediatamente después, se deja caer en la tentación de decir a Jesús: ‘No, Señor, por ese camino no. Vamos por otro’: la redención sin Cruz. Y Jesús le llama ‘Satanás’”.
Pedro era un hombre “que pasaba de la tentación a la gracia, era capaz de arrodillarse ante Jesús y decir: ‘Aléjate de mí que soy un pecador’, y luego tratar de sobrevivir sin ser visto y que para no terminar en la cárcel reniega de Jesús”.
Pedro era “inestable, era muy generosos y también muy débil. ¿Cuál era el secreto? ¿Cuál era la fuerza que encontró Pedro para llegar hasta aquí?”.
Para explicarlo, el Pontífice recordó cómo “antes de la Pasión, Jesús dice a los apóstoles: ‘Satanás os ha buscado para moleros como al grano’. Es el momento de las tentaciones: ‘Seréis así, como el grano’. Y a Pedro le dice: ‘Yo rezaré por ti, para que tu fe no disminuya’”.
“Y este es el secreto de Pedro: la oración de Jesús. Jesús reza por Pedro, para que su fe no disminuya y pueda confirmar en la fe a los hermanos. Jesús reza por Pedro”.
Francisco aseguró que al igual que rezó por Pedro, Jesús “reza por nosotros; reza delante del Padre. Nosotros estamos acostumbrados a rezar a Jesús para que nos dé esta gracia o aquella otra, pero no estamos acostumbrados a contemplar a Jesús que hace ver al Padre las heridas; a Jesús el intercesor; a Jesús que reza por nosotros”.
“Y Pedro fue capaz de hacer todo este camino de cobarde a valiente con el don del Espíritu Santo y gracias a la oración de Jesús”.
El Papa invitó a pensar en ese camino de Pedro gracias a la oración del Señor. “Dirijámonos a Jesús, agradeciéndole que rece por nosotros. Jesús reza por cada uno de nosotros. Jesús es el intercesor. Jesús quiso llevar consigo las heridas para mostrárselas al Padre”.
“Es el precio de nuestra salvación. Debemos tener más confianza, más que en nuestras oraciones, en la oración de Jesús”, concluyó su homilía el Papa Francisco.
Lectura comentada por el Papa Francisco:
Hechos 5:27-33
27 Les trajeron, pues, y les presentaron en el Sanedrín. El Sumo Sacerdote les interrogó
28 y les dijo: «Os prohibimos severamente enseñar en ese nombre, y sin embargo vosotros habéis llenado Jerusalén con vuestra doctrina y queréis hacer recaer sobre nosotros la sangre de ese hombre.»
29 Pedro y los apóstoles contestarón: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres.
30 El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús a quien vosotros disteis muerte colgándole de un madero.
31 A éste le ha exaltado Dios con su diestra como Jefe y Salvador, para conceder a Israel la conversión y el perdón de los pecados.
32 Nosotros somos testigos de estas cosas, y también el Espíritu Santo que ha dado Dios a los que le obedecen.»
33 Ellos, al oír esto, se consumían de rabia y trataban de matarlos.
SANTORAL DE HOY JUEVES 23 DE ABRIL DE 2020
Marolo de Milán, Santo
Obispo, 23 de abril
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Gerardo de Toul, Santo
Obispo, 23 de abril
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Jorge de Suelli, Santo
Obispo, 23 de abril
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Adalberto de Praga, Santo
Obispo y Mártir, 23 de abril
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Teresa María de la Cruz (Teresa Menetti), Beata
Fundadora, 23 de abril
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Elena Valentini de Udine, Beata
Laica Agustina, 23 de abril
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Egidio (o Gil) de Asís, Beato
Discípulo de San Francisco de Asís, 23 de abril
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María Gabriela Sagheddu, Beata
Religiosa, 23 de abril
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Jorge, Santo
Memoria Litúrgica, 23 de abril
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miércoles, 22 de abril de 2020
LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 22 ABRIL
LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
22 abril
La fe tiene una doble dimensión: histórica y existencial. Histórica, pues se basa en un hecho, un acontecimiento; la vida de Jesús, su presencia en la historia del hombre; la encarnación de Dios no es un mito, una expresión imaginada del deseo de infinito del hombre; es un hecho: La Palabra se hombre y habitó entre nosotros (Jn 1, 14).
Existencial, pues da un sentido a la vida y la compromete con Cristo; vivir la fe es vivir inmersos en la realidad humana.
P. Alfonso Milagro
PAPA FRANCISCO: EL PECADO NOS CIEGA, NOS CONVIERTE EN MURCIÉLAGOS HUMANOS
Papa Francisco: “El pecado nos ciega, nos convierte en murciélagos humanos”
POR MIGUEL PÉREZ PICHEL | ACI Prensa
Foto: Vatican Media
El Papa Francisco lamentó que hay personas que prefieren las tinieblas a la luz, personas cegadas por el pecado, porque el pecado ciega, y convierte a los hombres en “murciélagos humanos que sólo saben moverse en la noche”.
Así se expresó el Pontífice durante la Misa celebrada este miércoles 22 de abril en la Casa Santa Marta.
En la homilía, el Santo Padre señaló que “también nosotros cuando estamos en pecado nos encontramos en este estado. No toleramos la luz. Es más cómodo para nosotros vivir en las tinieblas. La luz nos abofetea, nos hace ver aquello que no queremos ver”.
Pero lo peor “es que los ojos del alma, de tanto mirar en las tinieblas, se habitúan, hasta el punto de que terminan por ignorar qué es la luz. Pierden el sentido de la luz, porque me acostumbro más a las tinieblas”.
El amor de Dios en el crucifijo
A partir del fragmento del Evangelio de San Juan de este miércoles, que el Papa definió como “un verdadero tratado de Teología” y en el que se narra el diálogo entre Jesús y Nicodemo, Francisco reflexionó sobre dos puntos: el amor de Dios en Cristo crucificado, y la luz frente a las tinieblas.
Sobre el primer punto, el Pontífice recordó que “Dios nos ama, y nos ama con locura. El amor de Dios parece una locura. ‘Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo unigénito’. Dio a su hijo, entregó a su hijo y lo envió para morir en la Cruz”.
“Cada vez que miramos al crucifijo, encontramos este amor. El crucifijo es, precisamente, el gran libro del amor de Dios. No es un objeto de colocar aquí, colocar allá, más antiguo, más moderno… Es precisamente la expresión del amor de Dios”.
Subrayó que “Dios nos ha amado así: Ha enviado a su hijo, se ha entregado hasta la muerte de Cruz por amor. Dios amó tanto al mundo hasta dar a su hijo”.
“Cuántos cristianos pasan el tiempo mirando el Crucifijo y allí lo encuentran todo. Porque han comprendido, el Espíritu Santo les ha hecho entender que allí está toda la ciencia, todo el amor de Dios, toda la sabiduría cristiana”.
Señaló que “Pablo habla de esto explicando que todos los razonamientos que hacen los humanos sirven hasta cierto punto, pero el verdadero razonamiento, el modo de pensar más bello, y que más explica todo, es la Cruz de Cristo, es Cristo crucificado, que es escándalo y locura, pero que es el camino”.
Luz frente a tinieblas
El segundo punto se refiere al versículo que dice que “la luz vino al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz porque sus obras eran malvadas”.
“Muchos escándalos humanos, tanta corrupción se deben” a que hay personas que, cegadas por el pecado, prefieren las tinieblas a la luz, sólo pueden vivir en tinieblas, como murciélagos, porque la luz los ciega. Se han acostumbrado a vivir en la oscuridad y ya no pueden vivir en la luz.
“Los corruptos no saben qué es la luz, no la conocen. También nosotros cuando estamos en estado de pecado, alejados del Señor, estamos ciegos. Nos sentimos mejor en las tinieblas y nos movemos sin ver, como los ciegos, moviéndonos cómo podamos”.
El Papa Francisco finalizó la homilía invitando a dejar “que el amor de Dios que envió Jesús para salvarnos, entre en nosotros. Y la luz que trae Jesús, la luz del Espíritu, entre en nosotros y nos ayude a ver las cosas con la luz de Dios, con la luz verdadera, y no con las tinieblas que nos da el señor de las tinieblas”.
Evangelio comentado por el Papa Francisco:
Juan 3:16-21
16 Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
17 Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
18 El que creee en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios.
19 Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
20 Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras.
21 Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios.»
HOY SE CELEBRA A SANTA MARÍA VIRGEN, MADRE DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS
Hoy se celebra a Santa María Virgen, Madre de la Compañía de Jesús
Redacción ACI Prensa
Desde el 22 de abril de 1541 se celebra cada año la fiesta de la Madre de la Compañía de Jesús, día en que los primeros jesuitas hicieron los votos solemnes ante la imagen de Santa María Virgen en la basílica romana de San Pablo de Extramuros.
San Ignacio narró toda la experiencia: “Cuando llegamos a San Pablo los seis nos confesamos, unos a otros. Se decidió que Íñigo dijese misa en la iglesia, y que los otros recibiesen el Santísimo Sacramento de sus manos, haciendo sus votos de la siguiente forma: Ignacio diciendo misa y justo antes de la comunión, sosteniendo un papel con la fórmula de los votos, se volvió hacia sus compañeros que estaban arrodillados, y pronunció las palabras de los votos”.
“Después de decirlas, comulgó recibiendo el Cuerpo de Cristo. Cuando terminó de consumir colocó las cinco hostias consagradas en la patena y se volvió hacia sus compañeros. Cada uno tomó el texto de los votos en su mano y dijo en voz alta las palabras. Cuando el primero terminó, recibió el Cuerpo de Cristo. Luego, por turnos, los demás hicieron lo mismo. La misa tuvo lugar en el altar de la Virgen, en el que estaba reservado el Santísimo Sacramento”.
“Cuando acabó la misa, después de orar ante los otros altares, regresaron al altar mayor, donde todos se acercaron a Íñigo. Le dieron un abrazo y el beso de la paz, con mucha devoción, sentimiento y lágrimas; así finalizaron la ceremonia de los votos y el dieron comienzo a su vocación”.
El 27 de septiembre de 1540, unos meses antes de que San Ignacio de Loyola junto a cinco compañeros (Salmerón, Laínez, Broet, Jay y Codure) hicieran los votos de pobreza, castidad y obediencia, el Papa Paulo III aprobó la Fórmula de la Compañía de Jesús y concedió licencia para hacer sus Constituciones.
SANTORAL DE HOY MIÉRCOLES 22 DE ABRIL DE 2020
Cayo, Santo
XXVIII Papa, 22 de abril
|
Agapito I, Santo
LVII Papa, 22 de abril
|
Francisco de Fabriano, Beato
Presbítero Franciscano, 22 de abril
|
Oportuna, Santa
Abadesa, 22 de abril
|
Sotero, Santo
XII Papa, 22 de abril
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