Autor: . | Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01 Pablo Aureliano de León, Santo | ||||||||||||||||
Obispo, Marzo 12 | ||||||||||||||||
ObispoEtimológicamente: Pablo = Aquel que es pequeño o débil, es de origen latino. Pablo Aureliano (más tarde conocido como San Pablo de León) fue el hijo de Perplises, jefe británico. Nació en Penychen (o en otro lado), en Gales del Sur. En la escuela monástica a la cual pidió ser enviado, tenía por compañeros a los santos David, Sansón y Gilas: esto sucedía en Ynys Byr, en tiempos de San Illtyd y Pablo estuvo presente en el conocido milagro del ensanchamiento de esa isla. Cuando cumplió 16 años, su patrón le permitió retirar se a un lugar solitario, pero en otro lado (¿Llanddeeusant, en Carmarthenshire?). Pablo se dirigió a un sitio donde construyó unas celdas y una capilla. Allí llevó durante varios años una vida de oración, meditación y estudio; después se ordenó sacerdote y reunió a doce compañeros para llevarlos consigo a vivir en celdas cercanas a la suya. De su retiro fue sacado a un mundo de problemas por el rey Marco, quien le pidió que se trasladara a la "Villa Bannheddos" y evangelizar a su pueblo. Esto lo hizo con tan buen éxito, que todos quisieron elegirlo obispo; pero él rehusaba aceptar y, mientras pensaba en lo que convenía hacer, un ángel se le apareció y le dijo que su vocación se encontraba más allá del mar. El rey Marco estaba poco dispuesto a dejarlo ir y con aspereza se negó a darle como regalo de despedida la campanita que pedía, una de las siete que se tocaban antes de las comidas. A pesar de todo el santo partió con sus doce compañeros y llegó a la costa de Armónica o Británica. Pero antes de alejarse de la costa, se detuvo en una bahía (¿Cornwall?), donde su hermana llevaba una vida solitaria en compañía de unas cuantas monjas(1). Ella lo convenció para que permaneciera algunos días y, en la víspera de su partida, le rogó llorando que le obtuviera un favor de Dios. El lugar, aunque conveniente a sus propósitos, estaba demasiado cerca de "familiares molestos". "Es fácil para ti, le dijo, obtener lo que quiero con sólo pedírselo a Dios: pide que el mar se recoja en su lecho y la tierra pueda ser un poco más ancha". Entonces San Pablo y su hermana se arrodillaron en la orilla a rezar, después de poner dos hileras de piedras a lo largo del límite de las aguas bajas. Inmediatamente, el mar retrocedió, dejando la tierra seca y las piedras crecieron hasta convertirse en poderosas columnas que formaron un dique. San Pablo y sus discípulos llegaron a la isla de Ushant, al lugar que ahora se llama Porz-Pol. Allí construyeron celdas y vivieron felizmente durante un tiempo, hasta que el ángel que San Pablo había visto antes, le indicó que avanzaran más adelante. Al llegar al continente, se internaron y se establecieron en Ploudalmezeau. Luego Pablo, nuevamente instado por el ángel, se dirigió al señor del distrito, un buen cristiano llamado Withur, quien se hizo amigo suyo y les dio la Isla de Batz, donde se estableció Pablo y construyó un monasterio. Se cuentan relatos maravillosos sobre los beneficios que dispensó el santo. Mató un dragón que había causado grandes daños, enseñó a la gente cómo obtener miel, agrupando a las abejas salvajes y colocándolas en panales, y domesticó a un jabalí, cuyos descendientes permanecieron en León por muchas generaciones. Un día, cuando Pablo estaba conversando con Withur, un pescador se les acercó a enseñarles un pez que había sacado. En su cabeza tenía encajada una campana que (curiosamente) resultó ser la misma que el rey Marco había rehusado a San Pablo. (Como prueba de la autenticidad de este incidente, los campesinos de León señalan la antigua campana que se guarda en su catedral, hecha con una aleación de cobre y plata. Se le atribuyen propiedades milagrosas). La gente que había sido beneficiada con las enseñanzas y los milagros de San Pablo, comenzó a pedirlo como obispo. Withur también lo deseaba, pero sabía la indisposición del santo para aceptar tal dignidad y por lo tanto, tuvo que recurrir a una estratagema. Le dio una carta y le pidió que la llevara él mismo a manos del rey Childeberto, en París, ya que contenía asunto de gran importancia. En realidad, era una petición para que designaran obispo a San Pablo. Este protestó con tenacidad, pero el rey lo hizo consagrar y luego lo mandó de regreso a León, donde fue recibido entre aclamaciones. El nombre del "Oppidum" donde se hallaba su sede, se cambió a St-Paul de León, en su memoria. Ahí llevó la misma vida austera de antes, alimentándose sólo de pan y agua, con excepción de los días festivos, en los que comía un poco de pesca do. Parece que Withur le cedió su casa en la Isla de Batz, como monasterio para sus monjes. Ahí gustaba de retirarse el santo obispo para dedicarse a la oración y contemplación. Vivió hasta edad muy avanzada y renunció a su cargo algunos años antes de morir. Terminó sus días en el monasterio de Batz, luego de haber visto morir a dos obispos que él mismo consagró para que le sucedieran. San Pablo gozaba del don de profecía y previó las incursiones de los nórdicos, según Wrmonoc, el testigo que relata los últimos momentos del santo en forma sencilla y emocionante. Para la discusión de esta narración, que de ninguna manera deberá tomare como válida en toda su extensión, el lector puede remitirse a las obras mencionadas posteriormente. Puede agregarse que existen muchas huellas de San Pablo Aureliano en Gales y en Cornwall, en Paul, cerca de la orilla occidental de Mount´s Bay. Si el pequeño monasterio de su hermana estaba de verdad cerca, en el Lago Gwavas (como creyó Charles Henderson), es una coincidencia interesante, que, cuando la Revolución Francesa lo desterró, el último obispo de León, Juan Francisco de la Marche, arribara a Mount´s Bay en 1791, nueve días antes de la fiesta de San Pablo. Esta fiesta se observa ahora en la diócesis de Quimper y en el monasterio de Caldey.
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martes, 13 de marzo de 2012
San Pablo Aureliano de León
lunes, 12 de marzo de 2012
San Pablo Aureliano de León
Autor: . | Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01 Pablo Aureliano de León, Santo | ||||||||||||||||||||
Obispo, Marzo 12 | ||||||||||||||||||||
ObispoEtimológicamente: Pablo = Aquel que es pequeño o débil, es de origen latino. Pablo Aureliano (más tarde conocido como San Pablo de León) fue el hijo de Perplises, jefe británico. Nació en Penychen (o en otro lado), en Gales del Sur. En la escuela monástica a la cual pidió ser enviado, tenía por compañeros a los santos David, Sansón y Gilas: esto sucedía en Ynys Byr, en tiempos de San Illtyd y Pablo estuvo presente en el conocido milagro del ensanchamiento de esa isla. Cuando cumplió 16 años, su patrón le permitió retirar se a un lugar solitario, pero en otro lado (¿Llanddeeusant, en Carmarthenshire?). Pablo se dirigió a un sitio donde construyó unas celdas y una capilla. Allí llevó durante varios años una vida de oración, meditación y estudio; después se ordenó sacerdote y reunió a doce compañeros para llevarlos consigo a vivir en celdas cercanas a la suya. De su retiro fue sacado a un mundo de problemas por el rey Marco, quien le pidió que se trasladara a la "Villa Bannheddos" y evangelizar a su pueblo. Esto lo hizo con tan buen éxito, que todos quisieron elegirlo obispo; pero él rehusaba aceptar y, mientras pensaba en lo que convenía hacer, un ángel se le apareció y le dijo que su vocación se encontraba más allá del mar. El rey Marco estaba poco dispuesto a dejarlo ir y con aspereza se negó a darle como regalo de despedida la campanita que pedía, una de las siete que se tocaban antes de las comidas. A pesar de todo el santo partió con sus doce compañeros y llegó a la costa de Armónica o Británica. Pero antes de alejarse de la costa, se detuvo en una bahía (¿Cornwall?), donde su hermana llevaba una vida solitaria en compañía de unas cuantas monjas(1). Ella lo convenció para que permaneciera algunos días y, en la víspera de su partida, le rogó llorando que le obtuviera un favor de Dios. El lugar, aunque conveniente a sus propósitos, estaba demasiado cerca de "familiares molestos". "Es fácil para ti, le dijo, obtener lo que quiero con sólo pedírselo a Dios: pide que el mar se recoja en su lecho y la tierra pueda ser un poco más ancha". Entonces San Pablo y su hermana se arrodillaron en la orilla a rezar, después de poner dos hileras de piedras a lo largo del límite de las aguas bajas. Inmediatamente, el mar retrocedió, dejando la tierra seca y las piedras crecieron hasta convertirse en poderosas columnas que formaron un dique. San Pablo y sus discípulos llegaron a la isla de Ushant, al lugar que ahora se llama Porz-Pol. Allí construyeron celdas y vivieron felizmente durante un tiempo, hasta que el ángel que San Pablo había visto antes, le indicó que avanzaran más adelante. Al llegar al continente, se internaron y se establecieron en Ploudalmezeau. Luego Pablo, nuevamente instado por el ángel, se dirigió al señor del distrito, un buen cristiano llamado Withur, quien se hizo amigo suyo y les dio la Isla de Batz, donde se estableció Pablo y construyó un monasterio. Se cuentan relatos maravillosos sobre los beneficios que dispensó el santo. Mató un dragón que había causado grandes daños, enseñó a la gente cómo obtener miel, agrupando a las abejas salvajes y colocándolas en panales, y domesticó a un jabalí, cuyos descendientes permanecieron en León por muchas generaciones. Un día, cuando Pablo estaba conversando con Withur, un pescador se les acercó a enseñarles un pez que había sacado. En su cabeza tenía encajada una campana que (curiosamente) resultó ser la misma que el rey Marco había rehusado a San Pablo. (Como prueba de la autenticidad de este incidente, los campesinos de León señalan la antigua campana que se guarda en su catedral, hecha con una aleación de cobre y plata. Se le atribuyen propiedades milagrosas). La gente que había sido beneficiada con las enseñanzas y los milagros de San Pablo, comenzó a pedirlo como obispo. Withur también lo deseaba, pero sabía la indisposición del santo para aceptar tal dignidad y por lo tanto, tuvo que recurrir a una estratagema. Le dio una carta y le pidió que la llevara él mismo a manos del rey Childeberto, en París, ya que contenía asunto de gran importancia. En realidad, era una petición para que designaran obispo a San Pablo. Este protestó con tenacidad, pero el rey lo hizo consagrar y luego lo mandó de regreso a León, donde fue recibido entre aclamaciones. El nombre del "Oppidum" donde se hallaba su sede, se cambió a St-Paul de León, en su memoria. Ahí llevó la misma vida austera de antes, alimentándose sólo de pan y agua, con excepción de los días festivos, en los que comía un poco de pesca do. Parece que Withur le cedió su casa en la Isla de Batz, como monasterio para sus monjes. Ahí gustaba de retirarse el santo obispo para dedicarse a la oración y contemplación. Vivió hasta edad muy avanzada y renunció a su cargo algunos años antes de morir. Terminó sus días en el monasterio de Batz, luego de haber visto morir a dos obispos que él mismo consagró para que le sucedieran. San Pablo gozaba del don de profecía y previó las incursiones de los nórdicos, según Wrmonoc, el testigo que relata los últimos momentos del santo en forma sencilla y emocionante. Para la discusión de esta narración, que de ninguna manera deberá tomare como válida en toda su extensión, el lector puede remitirse a las obras mencionadas posteriormente. Puede agregarse que existen muchas huellas de San Pablo Aureliano en Gales y en Cornwall, en Paul, cerca de la orilla occidental de Mount´s Bay. Si el pequeño monasterio de su hermana estaba de verdad cerca, en el Lago Gwavas (como creyó Charles Henderson), es una coincidencia interesante, que, cuando la Revolución Francesa lo desterró, el último obispo de León, Juan Francisco de la Marche, arribara a Mount´s Bay en 1791, nueve días antes de la fiesta de San Pablo. Esta fiesta se observa ahora en la diócesis de Quimper y en el monasterio de Caldey.
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domingo, 11 de marzo de 2012
San Eulogio de Córdoba
Autor: _ | Fuente: EWTN.com Eulogio de Córdoba, Santo | ||||||||||
Presbítero y Mártir, 11 de marzo | ||||||||||
Presbítero y MártirEtimológicamente: Eulogio = Aquel que habla bien. Nació el año 800 de una familia que se conservaba fervientemente católica en medio de la apostasía general cuando la mayoría de los católicos había abandonado la fe por miedo al gobierno musulmán. Este santo será el que logrará renovar el fervor por la religión católica en su ciudad y los alrededores. Su abuelo, que se llamaba también Eulogio, lo enseñó desde pequeño a que cada vez que el reloj de la torre daba las horas, dijera una pequeña oración, por ejemplo: "Dios mío, ven en mi auxilio, Señor, ven a prisa a socorrerme". Tuvo por maestro a uno de los más grandes sabios de su tiempo, al famoso Esperaindeo, el cual lo formó muy bien en filosofía y otras ciencias. Como compañeros de estudios tuvo a Pablo Alvarez, el cual fue siempre su gran amigo y escribió más tarde la vida de San Eulogio con todos los detalles que logró ir coleccionado. Su biógrafo lo describe así en su juventud: "Era muy piadoso y muy mortificado. Sobresalía en todas las ciencias, pero especialmente en el conocimiento de la Sagrada Escritura. Su rostro se conservaba siempre amable y alegre. Era tan humilde que casi nunca discutía y siempre se mostraba muy respetuoso con las opiniones de los otros, y lo que no fuera contra la Ley de Dios o la moral, no lo contradecía jamás. Su trato era tan agradable que se ganaba la simpatía de todos los que charlaban con él. Su descanso preferido era ir a visitar templos, casas de religiosos y hospitales. Los monjes le tenían tan grande estima que lo llamaban como consultor cuando tenían que redactar los Reglamentos de sus conventos. Esto le dio ocasión de visitar y conocer muy bien un gran número de casas religiosas en España". Ordenado de sacerdote se fue a trabajar con un grupo de sacerdotes y pronto empezó a sobresalir por su gran elocuencia al predicar, y por el buen ejemplo de su santa conducta. Dice su biógrafo: "Su mayor afán era tratar de agradar cada día más y más a Dios y dominar las pasiones de su cuerpo". Decía confidencialmente: "Tengo miedo a mis malas obras. Mis pecados me atormentan. Veo su monstruosidad. Medito frecuentemente en el juicio que me espera, y me siento merecedor de fuertes castigos. Apenas me atrevo a mirar el cielo, abrumado por el peso de mi conciencia". Eulogio era un gran lector y por todas partes iba buscando y consiguiendo nuevos libros para leer él y prestar a sus amigos. Logró obtener las obras de San Agustín y de varios otros grandes sabios de la antigüedad (cosa que era dificilísimo en esos tiempos en que los libros se copiaban a mano, y casi nadie sabía leer ni escribir) y nunca se guardaba para él solo los conocimientos que adquiría. Trataba de hacerlos llegar al mayor número posible de amigos y discípulos. Todos los creyentes de Córdoba, especialmente sacerdotes y religiosos se fueron reuniendo alrededor de Eulogio. En el año 850 estalló la persecución contra los católicos de Córdoba. El gobierno musulmán mandó asesinar a un sacerdote y luego a un comerciante católico. Los creyentes más fervorosos se presentaron ante el alcalde de la ciudad para protestar por estas injusticias, y declarar que reconocían como jefe de su religión a Jesucristo y no a Mahoma. Enseguida los mandaron torturar y los hicieron degollar. Murieron jóvenes y viejos, en gran número. Algunos católicos que en otro tiempo habían renegado de la fe por temor, ahora repararon su falta de valor y se presentaron ante los perseguidores y murieron mártires. Algunos más flojos decían que no había que proclamar en público las creencias, pero San Eulogio se puso al frente de los más fervorosos y escribió un libro titulado "Memorial de los mártires", en el cual narra y elogia Eulogio de Córdoba, Santo con entusiasmo el martirio de Eulogio de Córdoba, Santo los que murieron por proclamar su fe en Jesucristo. A dos jóvenes católicas las llevaron a la cárcel y las amenazaron con terribles deshonras si no renegaban de su fe. Las dos estaban muy desanimadas. Lo supo San Eulogio y compuso para ellas un precioso librito: "Documento martirial", y les aseguró que el Espíritu Santo les concedería un valor que ellas nunca habían imaginado tener y que no les permitiría perder su honor. Las dos jóvenes proclamaron valientemente su fe en Jesucristo y le escribieron al santo que en el cielo rogarían por él y por los católicos de Córdoba para que no desmayaran de su fe. Fueron martirizada y pasaron gloriosamente de esta vida a la eternidad feliz. El gobierno musulmán mandó a Eulogio a la cárcel y él aprovechó esos meses para dedicarse a meditar, rezar y estudiar. Al fin logra salir de la cárcel, pero encuentra que el gobierno ha destruido los templos, ha acabado con la escuela donde él enseñaba y que sigue persiguiendo a los que creen en Jesús. Eulogio tiene que pasar diez años huyendo de sitio en sitio, por la ciudad y por los campos. Pero va recogiendo los datos de los cristianos que van siendo martirizados y los va publicando, en su "Memorial de los mártires". En el año 858 murió el Arzobispo de Toledo y los sacerdotes y los fieles eligieron a Eulogio para ser el nuevo Arzobispo. Pero el gobierno se opuso. Algo más glorioso le esperaba en seguida: el martirio. Había en Córdoba una joven llamada Lucrecia, hija de mahometanos, que deseaba vivir como católica, pero la ley se lo prohibía y quería hacerla vivir como musulmana. Entonces ella huyó de su casa y ayudada por Eulogio se refugió en casa de católicos. Pero la policía descubrió dónde estaba y el juez decretó pena de muerte para ella y para Eulogio. Llevado nuestro santo al más alto tribunal de la ciudad, uno de los fiscales le dijo: "Que el pueblo ignorante se deje matar por proclamar su fe, lo comprendemos. Pero Tú, el más sabio y apreciado de todos los cristianos de la ciudad, no debes ira sí a la muerte. Te aconsejo que te retractes de tu religión, y así salvarás tu vida". A lo cual Eulogio respondió: "Ah, si supieses los inmensos premios que nos esperan a los que proclamamos nuestra fe en Cristo, no sólo no me dirías que debo dejar mi religión, sino que tu dejarías a Mahoma y empezarías a creer en Jesús. Yo proclamo aquí solemnemente que hasta el último momento quiero ser amador y adorador de Nuestro Señor Jesucristo". Un soldado le abofeteó la mejilla derecha y nuestro santo le presentó la mejilla izquierda y fue nuevamente abofeteado. Luego lo llevaron al lugar de suplicio y le cortaron la cabeza. Poco después martirizaron también a Santa Lucrecia. San Eulogio: ¡Consíguenos un gran entusiasmo por nuestra religión!.
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