Papa Francisco en Conversión de San Pablo: Sigamos rezando por la unidad de los cristianos
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa
El Papa Francisco presidió este 25 de enero el tradicional rezo de las Vísperas en la Basílica de San Pablo extramuros de Roma con motivo de la fiesta de la Conversión de San Pablo y de la conclusión de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos en la que pidió que “juntos, sin cansarnos nunca, sigamos orando para invocar de parte de Dios el don de la plena unidad entre nosotros”.
Al inicio de la celebración, el Santo Padre rezó en silencio ante la tumba de San Pablo acompañado por el presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, Cardenal Kurt Koch y de dos representantes de otras confesiones cristianas: el metropolitano ortodoxo Gennadios del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla y el obispo anglicano Ian Ernest, representante personal del arzobispo de Canterbury ante la Santa Sede.
Tras la oración de las Vísperas entonadas por un coro de monjes Benedictinos y por el coro de la Capilla Sixtina, el Pontífice pronunció su homilía basada en el pasaje del Libro de los Hechos de los Apóstoles que relataba el viaje en nave de San Pablo prisionero hacia Roma.
El Santo Padre señaló que “a bordo del barco que lleva a Paolo prisionero a Roma hay tres grupos diferentes. El más poderoso está formado por soldados, sometidos al centurión. Luego están los marineros, de los cuales, naturalmente, todos los navegantes dependen durante el largo viaje. Finalmente, están los más débiles y vulnerables: los prisioneros”.
“Esta narración de los Hechos de los Apóstoles habla también a nuestro viaje ecuménico, dirigido hacia aquella unidad que Dios desea ardientemente”, explicó el Papa quien destacó tres enseñanzas.
En primer lugar, el Pontífice destacó que “aquellos que son débiles y vulnerables, aquellos que tienen materialmente poco que ofrecer, pero que fundan en Dios su riqueza, pueden dar mensajes preciosos para el bien de todos”.
“Pensemos en las comunidades cristianas: incluso en las más pequeñas y menos relevantes a los ojos del mundo, si experimentan el Espíritu Santo, si viven el amor a Dios y al prójimo, tienen un mensaje que ofrecer a toda la familia cristiana”, afirmó.
Además, el Papa Francisco mencionó las comunidades cristianas marginadas y perseguidas que “como en la historia del naufragio de Pablo, a menudo son los más débiles quienes llevan el mensaje más importante de salvación” y añadió que “a Dios le gustó de este modo: salvarnos no con la fuerza del mundo, sino con la debilidad de la cruz”.
“Como discípulos de Jesús, debemos tener cuidado de no ser atraídos por las lógicas mundanas, sino de escuchar a los pequeños y a los pobres, porque a Dios ama enviar sus mensajes a través de ellos, quienes más se parecen a su Hijo hecho hombre”, advirtió.
Asimismo, el Santo Padre señaló que “la prioridad de Dios es la salvación de todos” y agregó que “es una invitación a no dedicarnos exclusivamente a nuestras comunidades, sino a abrirnos al bien de todos, a la mirada universal de Dios, que se ha encarnado para abrazar a todo el género humano, murió y resucitó para la salvación de todos”.
Por último, el Pontífice recordó que el tema de la hospitalidad se encontró al centro de esta Semana de Oración para la Unidad de los Cristianos con el tema “nos trataron amablemente” o con “rara humanidad” y agregó que “queremos aprender a ser más hospitalarios, en primer lugar, entre nosotros cristianos, incluso entre hermanos de diferentes confesiones”.
“La hospitalidad pertenece a la tradición de las comunidades y familias cristianas. Nuestros ancianos nos han enseñado con el ejemplo que en la mesa de una casa cristiana siempre hay un plato de sopa para el amigo que pasa o el necesitado que llama. Y en los monasterios el huésped es tratado con gran respeto. ¡No perdamos, es más, revivamos estas costumbres que tienen sabor a Evangelio!”, animó el Papa.
Al finalizar el rezo de las Vísperas, el Pontífice impartió su bendición y saludó a algunos de los representantes de las diversas confesiones cristianas presentes en la Basílica de San Pablo.
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