PROMESAS DE NUESTRO SEÑOR TAL COMO SE LAS REVELO A SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE
En varias oportunidades, Cristo, dirigiéndose a Santa Margarita María, prometió ciertas gracias a los que practican una verdadera devoción a su Divino Corazón: honrándolo, amándolo y glorificándolo. He aquí estas promesas, tal como las recibió Margarita María.
- Que todos los que se entreguen y consagren a Él, no perecerán jamás.
- Que como Él es la fuente de todas las bendiciones, las difundirá en abundancia en todos los lugares en que sea expuesta y honrada la imagen de su Divino Corazón.
- Que reunirá las familias divididas, protegerá y asistirá a las que estén en dificultades y que se dirijan a Él con confianza.
- Que derramará la suave unción de su ardiente caridad sobre todas las comunidades que lo honren y se pongan bajo su especial protección: que apartará todos los golpes de la Justicia Divina, cuando hayan perdido la dignidad de hijos de Dios.
La quinta promesa , se refiere a los apóstoles del culto a su Sagrado Corazón: "Mi divino Maestro me dijo que los que trabajen en la salvación de las almas, trabajarán con éxito y sabrán tocar los corazones más empedernidos, si ellos mismos tienen una tierna devoción a su Divino Corazón y si trabajan en propagar y establecer su culto."
La sexta y última promesa, es la que llamaron la Gran Promesa: "Te prometo - declara Jesús a su confidente - en la excesiva misericordia de mi Corazón, que mi amor omnipotente concederá a los que comulguen los 9 primeros viernes seguidos la gracia de la penitencia final, no morirán en mi desgracia y sin recibir sus sacramentos, mi Divino Corazón será su lugar seguro asilo en el último momento."
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