ORACIÓN A SAN JOSÉ PATRONO DE LA IGLESIA UNIVERSAL
Castísimo José, esposo de María,: me gozo de veros elevado a tan sublime dignidad, y adornado de tan heroicas virtudes. Por los dulcísimos besos, y estrechísimos abrazos que disteis al divino Jesús, os suplico me admitáis en el número de vuestros siervos.
Castísimo José, esposo de María,: me gozo de veros elevado a tan sublime dignidad, y adornado de tan heroicas virtudes. Por los dulcísimos besos, y estrechísimos abrazos que disteis al divino Jesús, os suplico me admitáis en el número de vuestros siervos.
Proteged a los
inocentes, especialmente a los niños y alcanzadnos a todos la gracia de
conservar la pureza de cuerpo y alma.
Amparad a los pobres y a los afligidos, por la pobreza y amargas
angustias que padecisteis en compañía de Jesús y de María, en Belén,
Egipto y Nazaret y haced que, sufriendo con paciencia nuestros trabajos,
merezcamos el eterno descanso. Sed protector de los padres y esposos,
para que vivan en paz, y eduquen en el temor de Dios a sus hijos.
Dad a
los sacerdotes las virtudes que corresponden a su estado, para tratar
dignamente el cuerpo de Jesús Sacramentado.
A los que viven en
comunidad inspiradles amor a la observancia religiosa.
A los moribundos
asistidlos en aquel trance supremo, pues tuvisteis la dicha de morir en
los brazos de Jesús y de María.
Tended vuestra mano protectora a toda
la Iglesia1 pues habéis sido declarado por el Vicario de Cristo Patrono
de la Iglesia Universal.
Y pues librasteis al Hijo de Dios del furor de
Herodes, librad a la Iglesia, Esposa suya, del furor de los impíos, y
alcanzad que se abrevien los días malos, y venga la serenidad y la paz.
Así sea.