lunes, 14 de noviembre de 2016

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 14 DE NOVIEMBRE DEL 2016


Los gritos del corazón
Lucas 18, 35-43. Lunes XXXIII. Tiempo Ordinario. Ciclo C. ¡Ten compasión de mí!


Por: H. Javier Castellanos LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
«Te ofrezco, Señor, mis pensamientos, ayúdame a pensar en Ti; te ofrezco mis palabras, ayúdame a hablar de Ti; te ofrezco mis obras, ayúdame a cumplir tu voluntad; te ofrezco mis penas, ayúdame a sufrir por Ti.
Todo aquello que quieres Tú, Señor, lo quiero yo, precisamente porque Tú lo quieres, como Tú lo quieras y durante todo el tiempo que lo quieras.» Así sea. (Oración del Papa Clemente XI, fragmento).


Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 18, 35-43
En aquel tiempo, cuando Jesús se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado a un lado del camino, pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntó que era aquello, y le explicaron que era Jesús el nazareno, que iba de camino. Entonces él comenzó a gritar: "¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!".  Los que iban adelante lo regañaban para que se callara, pero él se puso a gritar más fuerte: "¡Hijo de David, ten compasión de mí!".
Entonces Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le preguntó: "¿Qué quieres que haga por ti?". Él le contestó: 'Señor, que vea'. Jesús le dijo: "Recobra la vista; tu fe te ha curado".
Enseguida el ciego recobró la vista y lo siguió, bendiciendo a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Sólo hay que ponerle nombre a la persona. Pero, en el fondo, cada uno de nosotros es este ciego a las afueras de Jericó. Acerquémonos así a Cristo que viene, pidámosle que nos cure de nuestra enfermedad…
Bartimeo se llamaba este hombre. Conquistó el corazón de Cristo por su insistencia en gritar. Pero no era el volumen de los gritos o el número de ellos lo que movió al Señor para curarlo. La fe salvó a este hombre, esa fe profunda que brota del corazón. En este rato de oración atrevámonos a gritarle al Señor, no con la boca, sino con el corazón: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!».
Gritar con el corazón significa poner toda la confianza en Jesucristo. Significa hacerse vulnerable ante Él, mostrarnos tal cual somos, con aquello que nos duele, con lo que nos preocupa, con nuestros anhelos y esperanzas. Ponernos totalmente en sus manos y dejar que Él haga lo que quiera con nosotros.
Entonces, Él pregunta: «¿Qué quieres que haga por ti?» Él quiere actuar en nuestra vida. Sólo necesita un corazón abierto, un corazón que confíe en el Amigo que nunca falla. Bartimeo fue directo al grano: «Señor, que vea». Digámosle nosotros también esa situación concreta, esa necesidad específica que tiene cada uno. Él para eso ha venido, para sanar nuestra alma, para saciar nuestra hambre, para sacarnos de la miseria del espíritu…
Cristo, además, tiene un Corazón generoso. No sólo llega y cura los ojos, sino que entra en la vida y la salva de todo pecado, de toda angustia. Él quiere darlo todo. El corazón que le grita con confianza acaba recibiendo más de lo que ha pedido. Pidamos al Señor con gritos de fe. O bien, pidámosle que nos enseñe a gritar con el corazón. «Señor, aumenta mi fe, ¡ten compasión de mí!».
«[Jesús] se detiene para responder al grito de Bartimeo. Se deja interpelar por su petición, se deja implicar en su situación. No se contenta con darle limosna, sino que quiere encontrarlo personalmente. No le da indicaciones ni respuestas, pero hace una pregunta: “¿Qué quieres que haga por ti”? Podría parecer una petición inútil: ¿Qué puede desear un ciego si no es la vista? Sin embargo, con esta pregunta, hecha “de tú a tú”, directa pero respetuosa, Jesús muestra que desea escuchar nuestras necesidades. Quiere un coloquio con cada uno de nosotros sobre la vida, las situaciones reales, que no excluya nada ante Dios.»
(Homilía de S.S. Francisco, 25 de octubre de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscaré ayudar a alguien en una necesidad concreta,  haciéndolo con alegría y generosidad.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

SAN JOSÉ PIGNATELLI, RESTAURDOR DE LOS JESUITAS, 14 DE NOVIEMBRE


Hoy 14 de noviembre celebramos a San José Pignatelli, restaurador de los Jesuitas


 (ACI).- De familia italiana, nació en Zaragoza (España) en 1737. Ingresó a la comunidad jesuita y empezó a trabajar en los apostolados de su Comunidad, especialmente en enseñar catecismo a los niños y a los presos. En 1767 la masonería mundial estableció un acuerdo para pedir a todos los gobernantes que expulsaran de sus países a los padres Jesuitas.

El rey Carlos III de España obedeció las órdenes masónicas y expulsó de territorio español y de sus colonias respectivas a todos los jesuitas. El Padre José Pignatelli y su hermano por pertenecer a una familia aristocrática recibieron la oferta de poder quedarse en España pero con la condición de renunciar a su vocación jesuita; los hermanos no aceptaron y prefirieron el destierro en la Isla de Córcega.


Sin embargo, los franceses invadieron la isla, y ambos también fueron expulsados del lugar. En 1774 Clemente XIV por petición de los reyes españoles emitió un decreto suprimiendo la Compañía de Jesús; como resultado del decreto, aproximadamente 23 mil jesuitas fueron obligados a abandonar sus respectivos conventos y monasterios. San José Pignatelli junto con sus demás compañeros obedecieron humildemente y durante los 20 años siguientes soportaron pacientemente sufrimientos y humillaciones.

Más adelante, el santo con permiso del Papa Pío VI se afilió a los jesuitas que estaban en Rusia y con la ayuda de ellos empezó a organizar a los jesuitas en Italia. Conseguía vocaciones y mandaba los novicios a Rusia para su formación y preparación. El jefe de los jesuitas de Rusia lo nombró provincial de la comunidad en Italia, y el Papa Pío VII aprobó ese nombramiento. Así la comunidad empezaba a renacer otra vez, aunque fuera a paso lento y en secreto. El santo oraba y trabajaba sin descanso por conseguir que su Comunidad volviera a renacer, y en 1804 logró con gran alegría que en el reino de Nápoles fuera restablecida la congregación.

Al poco tiempo y con las generosas ayudas que le enviaban sus familiares logró restablecer conventos jesuitas en Roma, en Palermo, en Orvieto y en Cerdeña. A pocos meses de conseguir la aprobación Pontificia y así restablecer la Compañía de Jesús, el Padre José falleció en 1811. Tres años después, libre del destierro de Napoleón, el Papa Pío XI retorna a roma y decretó instituida la Compañía de Jesús en el mundo.

HOY 14 DE NOVIEMBRE SE INICIA LA NOVENA AL BEATO P.MIGUEL PRO, MÁRTIR DE LA GUERRA CRISTERA


Hoy 14 de noviembre  inicia la novena al Beato P. Miguel Pro, mártir de la Guerra Cristera en México


 (ACI).- “¡Viva Cristo Rey!”, fueron las últimas palabras del Beato Miguel Pro, sacerdote jesuita que murió fusilado en 1927 por odio a la feo durante la Guerra Cristera en México. Cercanos a su conmemoración que se celebra cada 23 de noviembre, aquí una novena para pedir su intercesión.




Primer día de la Novena al Beato P. Miguel Pro


En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén


Acto de Contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

Oración inicial para todos los días

Dios nuestro, Padre bueno, te damos gracias por habernos dado a Jesús, tu Hijo, como compañero de nuestra vida, como Maestro y Redentor: y por haber concedido al Padre Miguel Agustín Pro vivir y morir buscando tu mayor gloria y el bien de sus hermanos, los hombres y mujeres de México y del mundo.

Oración del primer día

Te damos gracias, Dios, por la familia en que hiciste nacer y crecer al Beato Miguel Agustín. Por su padre, Miguel Pro; por su madre, Josefina Juárez; por sus hermanos María de la Luz y María Concepción, Humberto y Roberto; por haber compartido con ellos un ambiente familiar sencillo y alegre, y una educación exigente y cariñosa, tanto en las épocas de bonanza como en las difíciles.

Te pedimos por todas las familias del mundo, especialmente por las que pasan más necesidad. Concédeles lograr, con su trabajo honrado, tener lo necesario para vivir y para educar a sus hijos, de modo que cada persona pueda seguir su propia vocación. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.

Se dicen las peticiones personales y luego se reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Oración final para todos los días

Dios y Padre nuestro, que concediste a tu siervo Miguel Agustín en su vida y en su martirio buscar ardientemente tu mayor gloria y la salvación de los hombres, concédenos, a ejemplo suyo, servirte y glorificarte cumpliendo nuestras obligaciones diarias con fidelidad y alegría y ayudando eficazmente a nuestros prójimos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.



Segundo día de la Novena al Beato P. Miguel Pro


En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Acto de Contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

Oración inicial para todos los días

Dios nuestro, Padre bueno, te damos gracias por habernos dado a Jesús, tu Hijo, como compañero de nuestra vida, como Maestro y Redentor: y por haber concedido al Padre Miguel Agustín Pro vivir y morir buscando tu mayor gloria y el bien de sus hermanos, los hombres y mujeres de México y del mundo.

Oración del segundo día

Te damos gracias, Señor, por haber hecho comprender al Padre Pro "¡qué requetebueno es mi Padre Dios!" Esta convicción lo ayudó en horas diles de su familia, en decidir seguir la vocación en la Compañía de Jesús, en sus enfermedades y operaciones...

Concédenos a todos, por intercesión del Beato Miguel Agustín, saber agradecer los dones de la vida y de la fe en tu providencia. Sabemos y confiamos que tú dispones de todo para nuestro bien. Por Cristo, nuestro Señor.

Se dicen las peticiones personales y luego se reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Oración final para todos los días

Dios y Padre nuestro, que concediste a tu siervo Miguel Agustín en su vida y en su martirio buscar ardientemente tu mayor gloria y la salvación de los hombres, concédenos, a ejemplo suyo, servirte y glorificarte cumpliendo nuestras obligaciones diarias con fidelidad y alegría y ayudando eficazmente a nuestros prójimos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.




Tercer día de la Novena al Beato P. Miguel Pro

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Acto de Contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

Oración inicial para todos los días

Dios nuestro, Padre bueno, te damos gracias por habernos dado a Jesús, tu Hijo, como compañero de nuestra vida, como Maestro y Redentor: y por haber concedido al Padre Miguel Agustín Pro vivir y morir buscando tu mayor gloria y el bien de sus hermanos, los hombres y mujeres de México y del mundo.

Oración del tercer día

Te damos gracias por el amor que inspiraste al Beato Miguel Agustín hacía tu Hijo Jesucristo, y por la ayuda que encontró en el simbolismo de su Corazón traspasado, abierto para siempre como manantial de vida, de paz, de fortaleza...

Enséñanos a decir la oración con que terminaba una carta:

"Corazón de Jesús, te amo, pero aumenta mí amor.
Corazón de Jesús, en ti confío, pero vigoriza mi esperanza.
Corazón de Jesús, te entrego mi corazón, mas enciérralo tan profundamente en el tuyo que no pueda ya separarse de él jamás.
Corazón de Jesús, soy todo tuyo, pero custodia mi promesa a fin de que pueda ponerla en práctica hasta el total sacrificio de mi vida".  Amén.

Se dicen las peticiones personales y luego se reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Oración final para todos los días

Dios y Padre nuestro, que concediste a tu siervo Miguel Agustín en su vida y en su martirio buscar ardientemente tu mayor gloria y la salvación de los hombres, concédenos, a ejemplo suyo, servirte y glorificarte cumpliendo nuestras obligaciones diarias con fidelidad y alegría y ayudando eficazmente a nuestros prójimos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.




Cuarto día de la Novena al Beato P. Miguel Pro

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Acto de Contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

Oración inicial para todos los días

Dios nuestro, Padre bueno, te damos gracias por habernos dado a Jesús, tu Hijo, como compañero de nuestra vida, como Maestro y Redentor: y por haber concedido al Padre Miguel Agustín Pro vivir y morir buscando tu mayor gloria y el bien de sus hermanos, los hombres y mujeres de México y del mundo.

Oración del cuarto día

Te damos gracias, Señor, por la devoción tierna y filial hacia tu Madre Santísima que concediste al Beato Miguel Agustín, y por su amor fuerte, reflejado en su oración a la Virgen de los Dolores, escrita pocos días antes de su fusilamiento.

Concédenos a todos, por intercesión de tu siervo Miguel Agustín, una sincera devoción a la Madre de tu Hijo, que nos acompañe, como lo pedimos en el Avemaría, "ahora y en la hora de nuestra muerte". Por Cristo, nuestro Señor.

Se dicen las peticiones personales y luego se reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Oración final para todos los días

Dios y Padre nuestro, que concediste a tu siervo Miguel Agustín en su vida y en su martirio buscar ardientemente tu mayor gloria y la salvación de los hombres, concédenos, a ejemplo suyo, servirte y glorificarte cumpliendo nuestras obligaciones diarias con fidelidad y alegría y ayudando eficazmente a nuestros prójimos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.




Quinto Día de la Novena al Beato P. Miguel Pro

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén



Acto de Contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

Oración inicial para todos los días

Dios nuestro, Padre bueno, te damos gracias por habernos dado a Jesús, tu Hijo, como compañero de nuestra vida, como Maestro y Redentor: y por haber concedido al Padre Miguel Agustín Pro vivir y morir buscando tu mayor gloria y el bien de sus hermanos, los hombres y mujeres de México y del mundo.

Oración del quinto día

Te damos gracias, Señor, por haber hecho del P. Pro un apóstol de tu Evangelio. Por su servicio a la fe, por su entrega y generosidad en la atención a todos los fieles en sus necesidades materiales y espirituales. Por su creatividad para anunciar a Jesucristo, celebrar los sacramentos, trabajar por el Reino de Dios. Concédenos a todos, a ejemplo del P. Pro, ser apóstoles de tu Evangelio en la familia, en el trabajo, en la sociedad. Que no desfallezcamos en nuestro compromiso como cristianos a pesar de rechazos, persecuciones o incomprensiones. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.
Se dicen las peticiones personales y luego se reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Oración final para todos los días

Dios y Padre nuestro, que concediste a tu siervo Miguel Agustín en su vida y en su martirio buscar ardientemente tu mayor gloria y la salvación de los hombres, concédenos, a ejemplo suyo, servirte y glorificarte cumpliendo nuestras obligaciones diarias con fidelidad y alegría y ayudando eficazmente a nuestros prójimos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.



Sexto Día de la Novena al Beato P. Miguel Pro

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Acto de Contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

Oración inicial para todos los días

Dios nuestro, Padre bueno, te damos gracias por habernos dado a Jesús, tu Hijo, como compañero de nuestra vida, como Maestro y Redentor: y por haber concedido al Padre Miguel Agustín Pro vivir y morir buscando tu mayor gloria y el bien de sus hermanos, los hombres y mujeres de México y del mundo.

Oración del sexto día

Te damos gracias, Señor, por el compromiso del P. Pro con las causas sociales. Por su sensibilidad para escuchar los dolores y penas del pueblo pobre. Por su valentía para denunciar las injusticias y anunciar que es posible organizarse para que haya libertad, justicia y fraternidad. Te pedimos nos des el valor y la fuerza para no quedarnos solo en la oración y en la celebración de los sacramentos. Que sepamos unir la fe con la vida. Que nos organicemos para ir creando comunidades vivas, dinámicas, fraternas y solidarias. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.
Se dicen las peticiones personales y luego se reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Oración final para todos los días

Dios y Padre nuestro, que concediste a tu siervo Miguel Agustín en su vida y en su martirio buscar ardientemente tu mayor gloria y la salvación de los hombres, concédenos, a ejemplo suyo, servirte y glorificarte cumpliendo nuestras obligaciones diarias con fidelidad y alegría y ayudando eficazmente a nuestros prójimos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.




Séptimo Día de la Novena al Beato P. Miguel Pro

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Acto de Contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

Oración inicial para todos los días

Dios nuestro, Padre bueno, te damos gracias por habernos dado a Jesús, tu Hijo, como compañero de nuestra vida, como Maestro y Redentor: y por haber concedido al Padre Miguel Agustín Pro vivir y morir buscando tu mayor gloria y el bien de sus hermanos, los hombres y mujeres de México y del mundo.

Oración del séptimo día

Te damos gracias, Padre, por el gran espíritu del P. Pro, siempre abierto a encontrarte en todas las cosas. Por su amor a la Eucaristía. Por esa unión y amor personal a tu Hijo Jesucristo. Te pedimos nos ayudes a encontrarte en todas las cosas. Que nos demos tiempo para la oración personal y comunitaria; que vayamos a Misa y participemos activamente en ella. Que llevemos la vida a la Misa, que la Misa nos impulse al compromiso por la comunidad. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.
Se dicen las peticiones personales y luego se reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Oración final para todos los días

Dios y Padre nuestro, que concediste a tu siervo Miguel Agustín en su vida y en su martirio buscar ardientemente tu mayor gloria y la salvación de los hombres, concédenos, a ejemplo suyo, servirte y glorificarte cumpliendo nuestras obligaciones diarias con fidelidad y alegría y ayudando eficazmente a nuestros prójimos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.



Octavo Día de la Novena al Beato P. Miguel Pro

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén


Acto de Contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

Oración inicial para todos los días

Dios nuestro, Padre bueno, te damos gracias por habernos dado a Jesús, tu Hijo, como compañero de nuestra vida, como Maestro y Redentor: y por haber concedido al Padre Miguel Agustín Pro vivir y morir buscando tu mayor gloria y el bien de sus hermanos, los hombres y mujeres de México y del mundo.

Oración del octavo día

Te damos gracias, Señor, porque infundiste en tu siervo Miguel Agustín el anhelo de dar la vida por Cristo, lo que él consideraba como la mejor prueba de su amor a Dios y a los hermanos. Concédenos a todos la gracia de vivir y morir en tu amistad, y de aceptar las circunstancias que rodeen nuestra muerte como el modo de compartir la pasión redentora y la muerte de tu Hijo Jesús, para participar después en la gloria de la resurrección. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.
Se dicen las peticiones personales y luego se reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Oración final para todos los días

Dios y Padre nuestro, que concediste a tu siervo Miguel Agustín en su vida y en su martirio buscar ardientemente tu mayor gloria y la salvación de los hombres, concédenos, a ejemplo suyo, servirte y glorificarte cumpliendo nuestras obligaciones diarias con fidelidad y alegría y ayudando eficazmente a nuestros prójimos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.



Noveno Día de la Novena al Beato P. Miguel Pro



En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén


Acto de Contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

Oración inicial para todos los días

Dios nuestro, Padre bueno, te damos gracias por habernos dado a Jesús, tu Hijo, como compañero de nuestra vida, como Maestro y Redentor: y por haber concedido al Padre Miguel Agustín Pro vivir y morir buscando tu mayor gloria y el bien de sus hermanos, los hombres y mujeres de México y del mundo.

Oración del noveno día

Te damos gracias, Señor, por el testimonio tan fuerte del P. Pro. Por la entrega, la fidelidad y creatividad con que anunció el Evangelio. Te pedimos nos ayudes a ser también nosotros, en la familia, en el trabajo, en el mundo, testigos y apóstoles de tu Evangelio. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.
Se dicen las peticiones personales y luego se reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Oración final para todos los días

Dios y Padre nuestro, que concediste a tu siervo Miguel Agustín en su vida y en su martirio buscar ardientemente tu mayor gloria y la salvación de los hombres, concédenos, a ejemplo suyo, servirte y glorificarte cumpliendo nuestras obligaciones diarias con fidelidad y alegría y ayudando eficazmente a nuestros prójimos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

BIOGRAFÍA DE PADRE MIGUEL PRO, MÁRTIR DE LA GUERRA CRISTERA, 23 DE NOVIEMBRE


Padre Miguel A. Pro, Mártir
El Siervo de Dios, Sacerdote Jesuita, Mártir mexicano  
Memoria:  23 de Noviembre

Nace: 13 Enero 1891 Zacatecas México - Mártir: 1927.  
Beatificado por Juan Pablo II: 25 Sept. 1988

Desde pequeño fue virtuoso y alegre. Entró en el noviciado jesuita a la edad de 20 años. 

Fue exilado durante la revolución mexicana. Ordenado en Bélgica en 1925 a la edad de 36.

Regresó a México en 1926 sabiendo que la iglesia era perseguida y corría grave peligro. Además sufría del estómago. Ejerció un intenso ministerio bajo persecución hasta que en el 1927 fue acusado falsamente de estar involucrado en un atentado contra el dictador. Antes de que lo fusilaran perdonó a los verdugos.  Murió, como muchos otros mártires mexicanos, gritando: "Viva Cristo Rey" 


A partir del año 1825, el gobierno mexicano estuvo gobernado por hombres anticatólicos que quisieron exterminar la fe del país. Los buenos sacerdotes, religiosas y laicos tuvieron mucho que sufrir.  Algunos murieron mártires, entre ellos nuestro querido y venerable Padre Pro.

¿Quién es el Padre Miguel Pro?

Miguel Agustín Pro nació el 13 de enero de 1891, de una familia acomodada. Su padre era ejecutivo en una pequeña villa minera en el estado de Zacatecas. A pesar de ello, Miguel creció con un corazón sencillo y libre de prejuicios. Lo que más añoraba, cuando niño, era el recorrer las minas para poder compartir con los trabajadores. Desde pequeño se distinguió por un gran sentido del humor. Era un verdadero cómico por naturaleza, lo cual le ayudaría enormemente en su ministerio sacerdotal.

Antes de terminar sus estudios Miguel comenzó a trabajar con su padre en la oficina de la mina. Allí sus talentos naturales se fortificaron y aprendió a hacer muchas cosas ya que captaba con gran facilidad los detalles. Podía, por ejemplo escribir 100 palabras por minuto.

Se hizo amigo de los mineros y pudo captar su modo de hablar y comportarse, que se diferenciaban mucho de los de su propia casa. En este amor a los pobres se ve la mano de Dios, ya que, años más tarde, siendo perseguido por las autoridades, el Padre Pro utilizaría todo lo aprendido en la niñez para defender a Dios y a la Iglesia.

Un talento que Miguel adquirió desde muy temprana edad fue el de caricaturista. Era capaz de captar, de manera exagerada, las peculiaridades en las caras de la gente. También aprendió a tocar la guitarra y el mandolín.

Miguel amaba a su familia, especialmente a sus dos hermanas, las cuales entraron a la vida religiosa. Esto enfureció a Miguel. Viendo cuánto había afectado a Miguel la entrada de sus hermanas al convento, su mamá decidió invitarlo a un retiro. De allí salió Miguel transformado y decidido a ser sacerdote jesuita.

El 11 de agosto de 1911 entró al seminario de El Llano, Michoacán. Tenía veinte años. En esta época contrajo una enfermedad mortal, la cual supo siempre ocultar muy bien detrás de su rostro alegre.

A pesar de sus comedias y gran sentido del humor, Miguel fue un novicio y religioso grandemente observador de la Regla y de sus estudios.

La persecución no detiene su vocación

En una ocasión fue preciso que todos escaparan del seminario debido a la persecución contra la Iglesia. Aquí comienza el capítulo en la vida de Miguel Pro como héroe de la fe y genio en escurrirse de los opresores, para poder cumplir cabalmente su vocación sacerdotal.

El riesgo se convirtió en el estilo de vida de los sacerdotes y religiosos de México, ya que incluso se había prohibido la celebración de la Santa Misa. Muchos fueron encarcelados, torturados y expulsados del país. Muy pronto, Miguel junto con otros seminaristas, recibieron la noticia de que debían marcharse y continuar sus estudios en California. Fue entonces la última vez que Miguel vio a su mamá en este mundo. Después de un tiempo, Miguel y sus compañeros embarcaron para España, en donde estuvieron cinco años.

Fue ordenado sacerdote el 31 de agosto de 1925.

Regreso a una Iglesia de catacumbas

El Padre Pro regresó a un México devastado. El pueblo cristiano resistía los abusos de gobierno; ante lo cual el presidente Calles había decidido gobernar con mano de hierro. Llegó, pues, a la capital, ciudad que se convertiría en su parroquia y, cuyos parroquianos vivirían como en catacumbas, siempre en secreto, en escondite continuo, huyendo de la policía.

Lo primero que hizo fue encontrar a su padre y a sus hermanos. Luego planeó la orientación del terreno y el método de operación. Y, enseguida puso manos a la obra. Implementó cada truco que había aprendido, cada disfraz para poder llevar a Cristo a las almas en medio de la severa persecución. Le era necesario estar en continuas artimañas para lograr evadir a la policía. Organizó Estaciones de Comunión a lo largo de toda la ciudad; estas eran casas donde los fieles venían a recibir al Señor en la Eucaristía. Los primeros viernes, el número de comuniones sobrepasaba los 1,200.

Se celebraban Misas por toda la ciudad antes del amanecer, se apostaban vigilantes por si llegaba la policía, con claves que cambiaban constantemente, etc. Se juntaban los ricos y los pobres en unos cuartos pequeños para adorar al Señor y recibirlo de manos de los sacerdotes. Los que querían confesarse, tenían que llegar a los lugares señalados, antes de la Misa; algunas veces a las 5:30 a.m. Era realmente una Iglesia de catacumbas, como la de los primeros cristianos. Un verdadero testimonio de la fe.

Respecto a la grave enfermedad que padecía el Padre Pro y que incluso lo había llevado a hospitales y casas de convalecencia, le escribe a su Superior Provincial: "Aquí el trabajo es continuo y arduo. Únicamente puedo admirarme del gran Jefe que me permite llevarlo a cabo. ¿Enfermedad? ¿Quejas? ¿Que si me cuido? Ni siquiera tengo tiempo para pensar en semejantes cosas; y a la vez me siento tan bien y tan fuerte, que de no ser por pequeños, pequeñísimos atrasos, bien podría seguir así hasta el fin del mundo... Estoy disponible para cualquier cosa, pero, si no hay objeción, solicitaría el poder quedarme aquí".

En este escrito se nota el gran amor que animaba el corazón del P. Pro: la dependencia de Dios; el olvido propio en medio del dolor físico y del peligro; el celo por el Señor y por su gente; y su obediencia a los superiores, representantes auténticos de la Voluntad Divina para un religioso.

El presidente Calles y la policía trataban de acabar con estas organizaciones secretas. Arrestaban a los católicos practicantes y en especial a sus líderes, los torturaban y mataban.

Ante la persecución, el Padre Pro nunca dejó su ministerio sacerdotal. Se valía de sus dones y, sobre todo, de su profunda fe para continuar valientemente su ministerio. Hacía unas maniobras que desconcertaba a la policía. He aquí algunas.

I) Mientras la policía lo buscaba de casa en casa para matarlo, él, muy campante, estaba en un teatro dictando conferencias espirituales a más de cien muchachas del servicio. Y ninguna de ellas contó a nadie dónde estaba el Padre Pro.

II) Iba el Padre Pro en un taxi y, de pronto se dio cuenta de que la policía lo venía persiguiendo en otro carro. –"Siga usted su viaje, sin detenerse"– dijo al taxista –"que yo me lanzo a la calle". Y así lo hizo. Pero para disimular el porrazo que se daba, echó luego a andar por la calle con caminado de borracho y diciendo palabras sonoras. La policía creyó que era un verdadero borracho y siguió adelante. Sólo unos minutos después se dieron cuenta los agentes de que el tal "borrachito" era el "Padre Pro", y se devolvieron corriendo, pero ya se les había escapado.

III) Un día en plena calle se dio cuenta de que unos policías venían en su busca. Entró entonces a una farmacia y, tomando del brazo a una hermosa señorita, le dijo: "Diga que es mi novia, porque, si no, me echan a la cárcel"–. La señorita aceptó, y la policía al verlo del brazo con una muchacha (él iba vestido de civil) creyó que éste no podía ser el padre que ellos buscaban... Unos momentos después llegó el sargento y al describirle ellos cómo era el "novio", les grito furioso: "¡Pues ese es el cura Pro!". Corrieron a prenderlo, pero ya se les había escapado otra vez.

IV) Estando el Padre Pro en un alto edificio, presidiendo una reunión de muchachos de Acción Católica, cuando menos pensaron, se hallaron con que la policía había rodeado el edificio. El Padre se escondió en un armario en el preciso momento en que entraba al salón el coronel, con dos pistolas en las manos, preguntando por "El Cura Pro". Los muchachos le dijeron que ellos no sabían dónde estaría dicho sacerdote, pero el militar, lleno de furia les gritó: "Tienen un minuto para que me digan dónde está ese padre, o los mato a todos". Mas en ese momento sintió que le colocaban un cañón frío en la nuca. Era el Padre Pro, que había salido del armario.





El Padre Pro rezando antes de ser fusilado. Dice: "Señor, tú sabes que soy inocente. Perdono de corazón a mis enemigos".




El padre Pro, momentos antes de ser fusilado, extendió sus brazos en cruz. Tenía un rosario en una mano y un Crucifijo en la otra. Exclamó: "¡Viva Cristo Rey!".

–"Suelte esas pistolas o muere", le dijo el Padre. El coronel, tembloroso, soltó las pistolas que fueron recogidas por los muchachos. –"Ahora ustedes huyan", gritó Miguel Pro a los jóvenes. Y éstos salieron apresuradamente a esconderse y salir luego por los subterráneos del edificio. Luego el Padre dijo con tono picaresco: "Y usted, señor coronel, vuélvase, para que vea con qué lo puse manos a lo alto y lo desarmé". El coronel dio media vuelta y vio con gran humillación que el cañón frío que había sentido con miedo en la nuca era el pico de una botella vacía. Con una simple botella vacía había desarmado el padrecito a un coronel que llevaba en sus manos pistolas cargadas.

Un mártir mexicano para la Iglesia

El movimiento tenía como líder principal al P. Pro y como lema: "Viva Cristo Rey". Así, en medio de escondites, incertidumbres, luchas, miedo, fe, valentía, dolor..., transcurrió cerca de año y medio. El presidente Calles lo mandó arrestar, acusándolo de haber sido responsable de un complot y de atentados y acciones revolucionarias contra el gobierno, siendo todo ello absolutamente falso.

Al final, para evitar que mataran a varios católicos que tenían presos, el Padre Pro se entregó a la policía,

Lo encarcelaron y le dieron sentencia de muerte. El 23 de noviembre de 1927, camino al lugar de fusilamiento uno de los agentes le preguntó si le perdonaba. El Padre le respondió: "No solo te perdono, sino que te estoy sumamente agradecido".  Le dijeron que expusiera su último deseo.  El Padre Pro dijo: "Yo soy absolutamente ajeno a este asunto... Niego terminantemente haber tenido alguna participación en el complot". "Quiero que me dejen unos momentos para rezar y encomendarme al Señor". Se arrodilló y dijo, entre otras cosas: "Señor, Tú sabes que soy inocente. Perdono de corazón a mis enemigos". 

Antes de recibir la descarga, el P. Pro oró por sus verdugos: "Dios tenga compasión de ustedes"; y, también los bendijo: "Que Dios los bendiga". Extendió los brazos en cruz. Tenía el Rosario en una mano y el Crucifijo en la otra. Exclamó: "¡Viva Cristo Rey!". Esas fueron sus últimas palabras. Enseguida, el tiro de gracia.

Oración: Venerable Padre Pro, que supiste vivir tu vocación en las mas difíciles circunstancias, ayúdanos con tu intercesión a ser católicos valientes y no ceder ante la tentaciones de este mundo. Que nuestra vida, como la tuya, de mucho fruto para gloria de Dios y el bien de las almas.  Amén.

Bibliografía:

-Dragón, Antonio. "Vida Intima del Padre Pro", Antonio Dragón, S.J. (México: La Buena Prensa, 1990)
-Lord, Bob and Penny, "Saints and Other Powerful Men in the Church", (California: Robert and Penny Lord, 1990).
-Sálesman, Eliecer, S.D.B.: "Lecturas Sabrosas", cuarta edic., (Bogotá: Ediciones Don Bosco, 1990).

SANTORAL DE HOY LUNES 14 DE NOVIEMBRE 2016

María Luisa Merkert, BeataMaría Luisa Merkert, Beata
Cofundadora, 14 de noviembre
Juan Liccio (Licci), BeatoJuan Liccio (Licci), Beato
Dominico, 14 de Noviembre
Nicolás Tavelic y 3 compañeros mártires, SantosNicolás Tavelic y 3 compañeros mártires, Santos
Mártires Franciscanos, 14 de Noviembre
Esteban Teodoro Cuenot, SantoEsteban Teodoro Cuenot, Santo
Obispo y Mártir, 14 de noviembre
Serapio de Algeria (Serapión), SantoSerapio de Algeria (Serapión), Santo
Mártir, 14 de noviembre
Lorenzo OLorenzo O'Toole, Santo
Obispo de Dublín, 14 de noviembre
José Pignatelli, SantoJosé Pignatelli, Santo
Restaurador de los Jesuitas, 14 de Noviembre

domingo, 13 de noviembre de 2016

SAN LEANDRO DE SEVILLA, 13 DE NOVIEMBRE


Leandro de Sevilla, Santo
Memoria litúrgica, 13 de noviembre



Por: n/a | Fuente: Archidiócesis de Madrid 



Obispo

Martirologio Romano: En Sevilla, en Hispania, san Leandro, obispo, hermano de los santos Isidoro, Fulgencio y Florentina, que con su predicación y diligencia convirtió, contando con la ayuda de su rey Recaredo, a los visigodos de la herejía arriana a la fe católica (c. 600).
Breve Biografía


¿Qué secreto poseía aquella familia de Cartagena que supo poner en los altares a sus tres hijos? Porque no hay duda de la influencia de los padres en la vida de sus hijos tanto para bien como para mal. Eso no quiere decir que los hijos que han nacido en buena y cristiana familia tengan una póliza de seguro que les garantice la fidelidad a los principios que mamaron ni tampoco que quienes conocieron a unos padres mediocres estén condenados irreparablemente a la desgracia moral. No. Pero, hechas las salvedades y sabiendo que el uso de la libertad es privado y personal, no cabe duda -es testigo la historia- de la impronta que deja en los retoños el estilo de quienes los engendraron y educaron. En este caso, Leandro tuvo otros dos hermanos que están como él en los altares, Isidoro que le sucedió en el arzobispado de Sevilla, y santa Florentina.

Su nacimiento fue en torno al 535. La familia emigra a Sevilla y, cuando tiene la edad, Leandro entra el un monasterio. Es nombrado metropolitano de Sevilla. Funda una escuela de artes y ciencia que la concibe como instrumento para difundir la doctrina ortodoxa en medio de una España que está inficcionada de arrianismo, particularmente en la corte visigoda. Dos hijos del rey arriano Leovigildo están formándose en su escuela, Hermenegildo y Recaredo.

Leovigildo asienta en Toledo la capital del reino visigodo. Su hijo Hermenegildo será su igual en la Bética y residirá en Sevilla; por su ciencia, bondad y celo Hermenegildo se convierte a la fe nicena con el ejemplo y apoyo de su esposa Igunda. Pero en Toledo hay reales aires de grandeza; el rey piensa que el principio de unidad y estabilidad está en la religión arriana; se enciende la persecución contra la fe católica con fuego y espada, incluidos los territorios de la Bética, en la que su propio hijo Hermenegildo morirá mártir.

Leandro ha sido obligado a abandonar su Iglesia y su patria. Aprovecha el destierro para pedir ayuda al emperador de Bizancio. En Constantinopla se encuentra con Gregorio, que ha sido enviado por el papa Pelagio -lo sucederá luego en la Sede romana- con quien traba una gran amistad; le anima a poner por escrito los libros Morales -comentario al libro de Job- que influirán de un modo decisivo en la ascética de todo el Medievo.

Vuelve a Sevilla su Arzobispo al disminuir la tensión del rey Leovigildo y lo verá morir. Leandro, en el 589, convoca el III Concilio de Toledo donde Recaredo, que ha sucedido a su padre en el trono, abjura de los errores arrianos y hace profesión de fe católica lográndose la unidad del reino visigodo y la paz. Sobreviene como esperada consecuencia una renovación en la vida religiosa, un resurgir de las letras y una fresca ganancia en el terreno de las artes.

La conversión paulatina a la fe católica de los arrianos visigodos del reino es sincera y la deseada unidad ha encontrado el vínculo de cohesión en la unidad de la fe. Lo que intuyó el rey Leovigildo, pero con signo contrario; en esta ocasión, triunfó la verdad.

Ahora y hasta su muerte en el año 600, el sabio y santo Arzobispo deja de ser un hombre influyente en la política del reino. Le ocupa el alma el ansia de hacer el bien. Mucha oración, atención a las obligaciones pastorales, estudio de la Sagrada Escritura, penitencia por los pecados de su vida, y la carta que escribe a su hermana Florentina que llega a servir de pauta para la vida monástica femenina hasta el punto de ser llamada «la regla de San Alejandro» le llenaron su tiempo.

Sevilla tiene motivos para mostrar orgullo con un santo así ¿verdad? Hay quien afirma que los santos pertenecen a todos y posiblemente no les falte razón, pero ¿no podrán pertenecer a algunos un poco más?
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