lunes, 7 de agosto de 2023

NOVENA POR LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA - DEL 6 AL 14 DE AGOSTO 2023

  

 Novena por la Asunción de la Virgen María
Del 6 al 14 de agosto
Por Abel Camasca


 (ACI).- “¡Cómo quisiera que por doquiera y en todas las lenguas se expresara la alegría por la Asunción de María!... Que todo hombre y toda mujer tomen conciencia de estar llamados, por caminos diferentes, a participar en la gloria celestial de su verdadera Madre y Reina”, decía San Juan Pablo II en 1995.

Cercanos a esta gran Solemnidad, que la Iglesia celebra cada 15 de agosto, aquí una novena en honor a la Virgen de la Asunción.





Primer día de la novena por la Asunción de la Virgen María
Tema primer día: ¿Cómo será eso, pues no conozco varón?

Versículo introductorio

V. El Señor la eligió.

R. Y la predestinó.

Introducción

El día 1 de noviembre de 1950, Pío XII definió solemnemente la Asunción de la Santísima Virgen María: “Proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado, que la Inmaculada Madre de Dios, siembre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la Gloria celestial” (DS 3903).

Era obvio que la Madre de Dios, recibiera antes que nadie morada en el cielo y fuera glorificada para que desde allí continuase velando por sus hijos.

En momentos importantes, difíciles de la vida o en fechas memorables, nuestro primer pensamiento debe ir hacia la “madre”: su pensar, su sentir, su actuar… con cariño de hijos, recordar sus palabras, sus consejos. También la Virgen María, antes de su tránsito al cielo, nos dejó unas palabras, pocas, pero que son la clave para desvelarnos su semblanza humano-espiritual, a su paso por este mundo.

Lectura

Lc 1:26-34 “¿Cómo será eso, pues no conozco varón?”

Comentario

María, la joven doncella de Nazaret, a la que Dios le ofrece la maternidad divina, se sorprende del anuncio del ángel, pide una aclaración y recibe una respuesta misteriosa: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti” (Lc 1:35).

María no comprende, pero cree y confía; no pone inconvenientes, no se para a pensar en sí misma: si está preparada, si tiene capacidades…; sabe que para Dios todo es posible y pone su vida a disposición de su plan divino, siendo Madre y Virgen a la vez.

“Esta opción del estado virginal por parte de María, que en el designio de Dios la disponía al misterio de la Encarnación… constituyó una opción valiente, llevada a cabo para consagrarse totalmente al amor de Dios” (M.C. 37).

Peticiones

a) Señor, por intercesión de la Virgen María, Virgen oyente, orante y oferente, te pedimos que también nosotros escuchemos y oremos tu Palabra divina y haz que nuestra ofrenda de cada día te sea agradable y sea dedicación a los que sufren para que permanezcamos fieles al evangelio y al espíritu de nuestra Santa Madre Fundadora.

Ave María… y Gloria al Padre

b) Señor, por intercesión de la Virgen María, que permaneció firme y fuerte junto a la cruz de su hijo, te pedimos para que sepamos estar junto a los enfermos y seamos portadores de evangelio, consuelo y paz.

Ave María…y Gloria al Padre

c) Señor, por intercesión de la Virgen María, que fue elevada al cielo y glorificada sobre los coros de los ángeles y santos, te pedimos que Ella mire con materno amor a todos y dirija nuestros pasos y nos impulse a encarnar el espíritu y carisma que vivió Santa María para que, recorriendo el camino de la caridad perfecta, lleguemos un día a la gloria del cielo.

Ave María… y Gloria al Padre

Oración final

Señor, te pedimos conservar la fidelidad a la misión de “estar” junto a los enfermos y ser para ellos signo del amor maternal de la Virgen María. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amen.



Segundo día de la novena por la Asunción de la Virgen María
Tema del segundo día: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí, según tu palabra”

Versículo introductorio

V. Aquí está la esclava del Señor.

R. Hágase en mí según tu voluntad.

Lectura

Lc 1:35-38: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra”.

Comentario

“Ser esclava del Señor”, ahí está el secreto de María, la clave de su santidad. María declara con estas palabras que no se pertenece, que es propiedad del Señor, en quien ha puesto toda su confianza.

María cree, se entrega y camina a oscuras, en un fíat irreversible, pero en un fíat que es un sí gozoso al Padre, testimonio de su libertad interior, de su confianza y serenidad. No comprende, no sabe cómo se llevara a cabo su servicio, pero ella, libre y en total disponibilidad, responde: Fíat. Desde entonces, “La voluntad del Señor será la luz de su vida, su paz en el sufrimiento y la fuente de su alegría” (Pablo VI).

“Hágase en mí…” es la actitud “oyente de María”, que acoge con fe la Palabra divina, convirtiéndose en Madre de Dios por haber engendrado en su seno al Verbo. Es una actitud de “aceptación y de servicio al plan divino en la donación total de sí misma… es la actitud que debemos tener todos... siguiendo el ejemplo de María de Nazaret” (Cf. V.C. 18).

Peticiones

a) Señor, por intercesión de la Virgen María, Virgen oyente, orante y oferente, te pedimos que también nosotros escuchemos y oremos tu Palabra divina y haz que nuestra ofrenda de cada día te sea agradable y sea dedicación a los que sufren para que permanezcamos fieles al evangelio y al espíritu de nuestra Santa Madre Fundadora.

Ave María… y Gloria al Padre

b) Señor, por intercesión de la Virgen María, que permaneció firme y fuerte junto a la cruz de su hijo, te pedimos para que sepamos estar junto a los enfermos y seamos portadores de evangelio, consuelo y paz.

Ave María…y Gloria al Padre

c) Señor, por intercesión de la Virgen María, que fue elevada al cielo y glorificada sobre los coros de los ángeles y santos, te pedimos que Ella mire con materno amor a todos y dirija nuestros pasos y nos impulse a encarnar el espíritu y carisma que vivió Santa María para que, recorriendo el camino de la caridad perfecta, lleguemos un día a la gloria del cielo.

Ave María… y Gloria al Padre

Oración final

Padre Santo, tú que quisiste que tu Hijo naciera de Santa María Virgen, concédenos por su intercesión, servirte con puro corazón como Ella, estar siempre abiertas a tu voluntad divina y obedientes a tu Palabra para que nos dediquemos gozosamente a los enfermos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amen.



Tercer día de la novena por la Asunción de la Virgen María
Tema del tercer día: “Proclama mi alma la grandes del Señor…”

Versículo introductorio

V. Dichosa eres Santa María.

R. Y digna de toda alabanza.

Lectura

Lc 1:46-55: “Proclama mi alma la grandeza del Señor”

Comentario

“María en la visita a la Madre del Precursor, aparece como la Virgen orante; su espíritu se abre en expresiones de glorificación a Dios, de humildad, de fe, de esperanza, tal es el Magnificat” (M.C. 18).

Después del saludo por ambas partes, María prorrumpe en un canto de alegría, de alabanza a Dios Salvador, un canto de gratitud a Dios, Padre fiel y todopoderoso, que obra maravillas con los pobres. María expresa con este poema su grandeza de alma, su gozo, el más grande que ha invadido el corazón humano – Cristo vive en ella – es un gozo unido a la humildad más profunda y a la acción de gracias porque el Señor ha mirado la pequeñez de su esclava.

Con la oración del “Magnificat”, la Virgen María nos abre caminos de esperanza, de mayor vivencia de la fe; nos abre caminos de alegría porque el que todo lo puede es fiel y misericordioso de generación en generación.

La Virgen orante – de la Visitación – nos impulse a “que sepamos acudir a las necesidades de los demás con el fin de socorrerlas, pero sobre todo para que llevemos a Jesús… y proclamemos las maravillas que el Señor hace en el mundo…” (Cf. V. C. 112)

Peticiones

a) Señor, por intercesión de la Virgen María, Virgen oyente, orante y oferente, te pedimos que también nosotros escuchemos y oremos tu Palabra divina y haz que nuestra ofrenda de cada día te sea agradable y sea dedicación a los que sufren para que permanezcamos fieles al evangelio y al espíritu de nuestra Santa Madre Fundadora.

Ave María… y Gloria al Padre

b) Señor, por intercesión de la Virgen María, que permaneció firme y fuerte junto a la cruz de su hijo, te pedimos para que sepamos estar junto a los enfermos y seamos portadores de evangelio, consuelo y paz.

Ave María…y Gloria al Padre

c) Señor, por intercesión de la Virgen María, que fue elevada al cielo y glorificada sobre los coros de los ángeles y santos, te pedimos que Ella mire con materno amor a todos y dirija nuestros pasos y nos impulse a encarnar el espíritu y carisma que vivió Santa María para que, recorriendo el camino de la caridad perfecta, lleguemos un día a la gloria del cielo.

Ave María… y Gloria al Padre

Oración final

Oh Dios, Salvador de los hombres, que, por medio de la Virgen María, llevaste la salvación y el gozo a la casa de Isabel, concédenos proclamar tu grandeza con la santidad de nuestras costumbres y que vayamos gozosos al encuentro de los que sufren proclamando la Palabra de salvación para que reconozcan a Cristo como el Salvador. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amen.




Cuarto día de la novena por la Asunción de la Virgen María
Tema del cuarto día: “Hijo, ¿Por qué has hecho así con nosotros?”

Versículo introductorio

V. María conservaba todas estas cosas.

R. Meditándolas en su corazón.

Lectura

Lc 2:41-52 Jesús entre los doctores

Comentario

La pregunta de María, doliéndose por la pérdida del hijo, se hace lenguaje de amor, de docilidad plena, a la vez que manifiesta su pobreza, su íntima humillación, su dolor, su entrega a los planes divinos.

“Sin embargo es consolador para nosotros saber que también la Virgen preguntó “por qué” a Jesús en una circunstancia de intenso sufrimiento… demostrándonos en esta escena evangélica que la Virgen no siempre, ni inmediatamente comprendió el comportamiento de su Hijo… pero a pesar de ello María creía, confiaba y “conservaba todo esto en su corazón” (Lc 2, 51) (Juan Pablo).

Ante este episodio que nos narra San Lucas, María nos enseña una doble actitud: su silencio ante la respuesta del Hijo y su serenidad y equilibrio, virtudes tan necesarias en nuestra búsqueda constante de Dios, a través de todos los acontecimientos prósperos o adversos, a través de toda la vida, tanto en momentos de gozo como en circunstancias dolorosas y a veces humanamente incomprensibles. María nos muestra el camino: silencio, fe y oración.

Peticiones

a) Señor, por intercesión de la Virgen María, Virgen oyente, orante y oferente, te pedimos que también nosotros escuchemos y oremos tu Palabra divina y haz que nuestra ofrenda de cada día te sea agradable y sea dedicación a los que sufren para que permanezcamos fieles al evangelio y al espíritu de nuestra Santa Madre Fundadora.

Ave María… y Gloria al Padre

b) Señor, por intercesión de la Virgen María, que permaneció firme y fuerte junto a la cruz de su hijo, te pedimos para que sepamos estar junto a los enfermos y seamos portadores de evangelio, consuelo y paz.

Ave María…y Gloria al Padre

c) Señor, por intercesión de la Virgen María, que fue elevada al cielo y glorificada sobre los coros de los ángeles y santos, te pedimos que Ella mire con materno amor a todos y dirija nuestros pasos y nos impulse a encarnar el espíritu y carisma que vivió Santa María para que, recorriendo el camino de la caridad perfecta, lleguemos un día a la gloria del cielo.

Ave María… y Gloria al Padre

Oración final

Señor, Padre santo, que quisiste que Jesús se quedará en el templo y estuviera a tu plena disposición, concédenos, por intercesión de Santa María, profundizar en el misterio de tu voluntad y haz que seamos verdaderos discípulos de tu Hijo conservando y meditando en nuestro corazón tu Palabra divina. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amen.


Quinto día de la novena por la Asunción de la Virgen María
Tema del quinto día: “No tienen vino”

Versículo introductorio

V. Dichosa la Virgen María.

R. Porque se compadece de los necesitados.

Lectura

Jn 2:1-4 Jesús invitado a la boda de Caná

Comentario

Jesús y María se hallan presente en unas bodas en la ciudad de Caná. Durante el banquete, María se da cuenta de que falta el vino y con delicadeza maternal, se acerca a su Hijo para decirle: “no tienen vino”. Son unas palabras de súplica y de intercesión, que revelan la grandeza e importancia de la oración de petición. María nos enseña que la oración no es para que Dios cumpla nuestros deseos, sino para que nos cambie a nosotros a fin de hacernos instrumentos aptos en su manos, capaces de recibir sus dones.

“No tienen vino”, María sabe que el vino es algo que no puede faltar en una fiesta. Por eso, intercede ante Jesús y colabora en los planes de Dios. Así, Jesús realiza el primer milagro por la intercesión de María su Madre.

Peticiones

a)     Señor, por intercesión de la Virgen María, Virgen oyente, orante y oferente, te pedimos que también nosotros escuchemos y oremos tu Palabra divina y haz que nuestra ofrenda de cada día te sea agradable y sea dedicación a los que sufren para que permanezcamos fieles al evangelio y al espíritu de nuestra Santa Madre Fundadora.

Ave María… y Gloria al Padre

b)     Señor, por intercesión de la Virgen María, que permaneció firme y fuerte junto a la cruz de su hijo, te pedimos para que sepamos estar junto a los enfermos y seamos portadores de evangelio, consuelo y paz.

Ave María…y Gloria al Padre

c)      Señor, por intercesión de la Virgen María, que fue elevada al cielo y glorificada sobre los coros de los ángeles y santos, te pedimos que Ella mire con materno amor a todos y dirija nuestros pasos y nos impulse a encarnar el espíritu y carisma que vivió Santa María para que, recorriendo el camino de la caridad perfecta, lleguemos un día a la gloria del cielo.

Ave María… y Gloria al Padre

Oración final

Padre santo, en la boda de Caná la Virgen María ejerció su función maternal como mediadora, te pedimos, por su intercesión, que continúe ejerciendo su mediación entre tu Hijo y nosotros para que socorra a los afligidos, consuele a los tristes, fortalezca a los vacilantes y dé a los enfermos la esperanza. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.




Sexto día de la novena por la Asunción de la Virgen María
Tema del sexto día: “Haced lo que Él os diga”

Versículo introductorio

V. Dichosa eres Virgen María.

R. Porque intercediste ante tu Hijo Jesús.

Lectura

Jn 2:5-11 El primer milagro de Jesús

Comentario

Con estas palabras, María nos revela su extraordinaria personalidad. De espíritu firme y decidido, en armonía con su bondad, sabe afrontar la situación con serenidad, no desiste ante el aparente rechazo de Jesús y con cierta audacia obliga de alguna manera a Jesús a actuar y a hacer el milagro de la conversión del agua en vino.

“Haced lo que Él os diga” es la consecuencia del gran amor que María profesa a su Hijo, de su profunda fe, de la aceptación plena a la misión confiada por Dios, misión que lleva a la abnegación, a la renuncia de toda complacencia, misión que comporta dolor y que hace que todas las cosas sean nuevas en Jesús. Por eso María, confiando plenamente en Él, interviene como Madre solícita, como Mujer asociada a la obra salvadora de Cristo.

“Haced lo que Él os diga” son sus últimas palabras en el Evangelio.

Peticiones

a) Señor, por intercesión de la Virgen María, Virgen oyente, orante y oferente, te pedimos que también nosotros escuchemos y oremos tu Palabra divina y haz que nuestra ofrenda de cada día te sea agradable y sea dedicación a los que sufren para que permanezcamos fieles al evangelio y al espíritu de nuestra Santa Madre Fundadora.

Ave María… y Gloria al Padre

b) Señor, por intercesión de la Virgen María, que permaneció firme y fuerte junto a la cruz de su hijo, te pedimos para que sepamos estar junto a los enfermos y seamos portadores de evangelio, consuelo y paz.

Ave María…y Gloria al Padre

c) Señor, por intercesión de la Virgen María, que fue elevada al cielo y glorificada sobre los coros de los ángeles y santos, te pedimos que Ella mire con materno amor a todos y dirija nuestros pasos y nos impulse a encarnar el espíritu y carisma que vivió Santa María para que, recorriendo el camino de la caridad perfecta, lleguemos un día a la gloria del cielo.

Ave María… y Gloria al Padre

Oración final

Señor, que en tu providencia quisiste que la Virgen María estuviera presente en el primer milagro de tu Hijo, concédenos hacer aquello que Él nos ha mandado en el Evangelio y anunciemos la hora de la salvación presente en el mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.





Séptimo día de la novena por la Asunción de la Virgen María
Tema del séptimo día: Epílogo de la vida de María

Versículo introductorio

V. Alégrate, María, llena de gracia.

R. Porque has escuchado la Palabra divina.

Lectura

Lc 8:19-21 “Mi madre y mis hermanos son los que hacen la voluntad de Dios”.

Comentario

Las seis palabras de la Virgen nos han ido desvelando el verdadero perfil humano-espiritual de María, a través de las etapas concretas de su vida por las que Ella fue caminando en fe, esperanza y amor, en disponibilidad y aceptación de la misión a Ella confiada, conformándose progresivamente a Cristo.

María se nos muestra – decía Pablo VI – como la Virgen oyente, orante y oferente; como la Virgen fiel, coherente desde el “hágase de la Anunciación” hasta el “hágase silencioso al pie de la cruz”, ofreciéndose al Padre con Cristo y en Cristo por la Salvación del mundo.

Si la Asunción de María solo se explica a través de su Maternidad divina, también puede decirse que la Asunción fue el epílogo de la historia de María, el coronamiento de toda su vida mortal y de su misión en la tierra.

La Virgen, la llena de gracia, la que es Sagrario y Esposa del Espíritu Santo, transformada y vivificada por Él, es asunta en cuerpo y alma al cielo, está completamente compenetrada e identificada con Cristo, y ahora, en la gloria intercede por todos para que el Padre envíe sobre su Iglesia el Espíritu y configure a los hombres en su Hijo Jesús. Por tanto, bien podemos decir que la Asunción de María nos evoca también el poder de su poderosa intercesión, de ahí nuestro culto de alabanza a la Medianera de todas las gracias.

Peticiones

a) Señor, por intercesión de la Virgen María, Virgen oyente, orante y oferente, te pedimos que también nosotros escuchemos y oremos tu Palabra divina y haz que nuestra ofrenda de cada día te sea agradable y sea dedicación a los que sufren para que permanezcamos fieles al evangelio y al espíritu de nuestra Santa Madre Fundadora.

Ave María… y Gloria al Padre

b) Señor, por intercesión de la Virgen María, que permaneció firme y fuerte junto a la cruz de su hijo, te pedimos para que sepamos estar junto a los enfermos y seamos portadores de evangelio, consuelo y paz.

Ave María…y Gloria al Padre

c) Señor, por intercesión de la Virgen María, que fue elevada al cielo y glorificada sobre los coros de los ángeles y santos, te pedimos que Ella mire con materno amor a todos y dirija nuestros pasos y nos impulse a encarnar el espíritu y carisma que vivió Santa María para que, recorriendo el camino de la caridad perfecta, lleguemos un día a la gloria del cielo.

Ave María… y Gloria al Padre

Oración final

Señor, que nos has dado a tu Hijo, por medio de la Virgen María y la has asociado a la obra de la redención humana, te pedimos que, como Ella, escuchemos y meditemos en nuestros corazones tu Palabra, perseveremos en la oración y nuestra vida sea una ofrenda permanente para alabanza y gloria tuya. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amen.




Octavo día de la novena por la Asunción de la Virgen María
Tema del octavo día: “María, fue asunta en cuerpo y alma al cielo”

Versículo introductorio

V. Dichosa, tu María, que llevaste en tu seno a Cristo.

R. Él te ha llevado al cielo en cuerpo y alma.

Lectura

“Proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado, que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la Gloria celestial” Cf. DS 3903

Comentario

La gloria de María en el cielo consiste en participar de la gloria de Dios, estar ya gozando de la plenitud total de Dios. María continúa en el cielo la alabanza de gloria, que había iniciado en la tierra, es decir: alaba y glorifica a Dios. Ahora podemos aplicar a María las palabras de Isaías 61, 10: “Desbordo de gozo con el Señor y me alegro con mi Dios”.

María asunta al cielo, por ser Madre de Jesús, sigue siendo Madre de todos los hombres, Madre de la Iglesia, “porque en virtud del Espíritu Santo continúa generando al Cuerpo Místico de Cristo que es la Iglesia y a cada creyente… esta maternidad de María en la economía de la gracia perdura sin cesar… hasta la consumación perpetua de todos los siglos” (L.G. 62).

Una vez asociada a la glorificación de su Hijo, María continúa intercediendo en el cielo como Mediadora al Mediador y de esta forma, el recurrir a María debe conducirnos al encuentro con Cristo y por medio de Él llegar al Padre.

“María es la figura de una Mujer que, calladamente y en espíritu de servicio, vela por la Iglesia y la protege benignamente en su camino hacia la Patria hasta que llegue el día glorioso del Señor” (Cf. Pablo VI, 2-2-1974)

Peticiones

a) Señor, por intercesión de la Virgen María, Virgen oyente, orante y oferente, te pedimos que también nosotros escuchemos y oremos tu Palabra divina y haz que nuestra ofrenda de cada día te sea agradable y sea dedicación a los que sufren para que permanezcamos fieles al evangelio y al espíritu de nuestra Santa Madre Fundadora.

Ave María… y Gloria al Padre

b) Señor, por intercesión de la Virgen María, que permaneció firme y fuerte junto a la cruz de su hijo, te pedimos para que sepamos estar junto a los enfermos y seamos portadores de evangelio, consuelo y paz.

Ave María…y Gloria al Padre

c) Señor, por intercesión de la Virgen María, que fue elevada al cielo y glorificada sobre los coros de los ángeles y santos, te pedimos que Ella mire con materno amor a todos y dirija nuestros pasos y nos impulse a encarnar el espíritu y carisma que vivió Santa María para que, recorriendo el camino de la caridad perfecta, lleguemos un día a la gloria del cielo.

Ave María… y Gloria al Padre

Oración final

Señor, has querido elevar a tu humilde sierva María a la dignidad de Madre de tu Hijo y la has coronado de gloria en el cielo, te pedimos, por su intercesión, que imitemos su ejemplo, camine por la senda de la caridad perfecta, para que un día podamos gozar con ella en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.



Noveno día de la novena por la Asunción de la Virgen María
Tema del Noveno Día: “María, creyó en la Palabra del Señor y en su cumplimiento”.

Versículo introductorio

V. Dichosa, tu, María porque has creído.

R. Porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.

Lectura

Lc 1, 46-55 - "Alegría del alma en el Señor".

Comentario


"Dichosa tú por haber creído" (Lc 1,45). Vinculando esta expresión de Isabel dirigida a María con la de Jesús dirigida a Tomás «dichosos los que crean» (Jn 20,29), vemos cómo esta bienaventuranza, que interesa a toda la humanidad, designa el culmen de la libertad humana: es dichoso y feliz y realiza el designio de Dios quien alcanza la plenitud de su vocación. La libertad humana está hecha para la fe, en la que obtiene su perfección y su culminación.

El hombre se salva, no simplemente obedeciendo a una ley exterior, sino amando, entregándose y creyendo en Dios. María, dichosa por haber creído, es figura antropológica de la vocación humana a la felicidad.

Peticiones

a) Señor, por intercesión de la Virgen María, Virgen oyente, orante y oferente, te pedimos que también nosotros escuchemos y oremos tu Palabra divina y haz que nuestra ofrenda de cada día te sea agradable y sea dedicación a los que sufren para que permanezcamos fieles al evangelio y al espíritu de nuestra Santa Madre Fundadora.

Ave María… y Gloria al Padre

b) Señor, por intercesión de la Virgen María, que permaneció firme y fuerte junto a la cruz de su hijo, te pedimos para que sepamos estar junto a los enfermos y seamos portadores de evangelio, consuelo y paz.

Ave María… y Gloria al Padre

c) Señor, por intercesión de la Virgen María, que fue elevada al cielo y glorificada sobre los coros de los ángeles y santos, te pedimos que Ella mire con materno amor a todos y dirija nuestros pasos y nos impulse a encarnar el espíritu y carisma que vivió Santa María para que, recorriendo el camino de la caridad perfecta, lleguemos un día a la gloria del cielo.

Ave María… y Gloria al Padre

Oración final

Oh Señor, os pedimos que nos proteja a todos nosotros la oración de la Madre de Dios, la cual, aunque sabemos que salió de este mundo muriendo como los demás, resucitada a nueva vida, ha sido llevada al Cielo y coronada por Reina de todo lo creado. Os suplicamos también que, ya que no podemos agradaros con nuestras solas obras, nos salvemos por la intercesión de la misma Virgen María. Amén.

  

domingo, 6 de agosto de 2023

SANTORAL DE HOY DOMINGO 6 DE AGOSTO DE 2023

 

Tadeo Dulny, BeatoTadeo Dulny, Beato
Seminarista Mártir, 6 de agosto
Octaviano, BeatoOctaviano, Beato
Obispo, 6 de agosto
Transfiguración de JesúsTransfiguración de Jesús
Fiesta Litúrgica, 6 de agosto
Isabel Remuiñán Carracedo, BeataIsabel Remuiñán Carracedo, Beata
Religiosa y Mártir, 6 de agosto
Hormisda, SantoHormisda, Santo
LII Papa, 6 de agosto
Mateo de Bascio, BeatoMateo de Bascio, Beato
Fundador, 6 de agosto
Carlos López Vidal, BeatoCarlos López Vidal, Beato
Mártir Laico, 6 de agosto
Sixto II  y compañeros, SantoSixto II y compañeros, Santo
XXIV Papa, Mártir, 6 de agosto
Justo y Pastor,  SantosJusto y Pastor, Santos
Niños Mártires, 6 de agosto

TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR




El evangelio de Mateo sitúa esta escena en un momento delicado para los apóstoles. Justo antes, Jesús les había manifestado claramente “que él debía ir a Jerusalén y padecer mucho por causa de los ancianos, de los príncipes de los sacerdotes y de los escribas, y ser llevado a la muerte y resucitar al tercer día” (Mt 16,21). A la vez, les había dicho, también con toda crudeza, que “si alguno quiere venir detrás de mí, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y que me siga. Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará” (Mt 16,24-25). Es comprensible el desconcierto y temor de sus discípulos ante advertencias tan graves.

 

Por eso, ahora quiere alimentar su esperanza, manifestando su gloria ante Pedro, Santiago y Juan. Sube a un monte alto, acompañado en primer lugar por tres discípulos, de modo análogo a como Moisés subió al monte Sinaí acompañado por Aarón, Nadab y Abihú, seguidos por los ancianos del pueblo (Ex 24,9). Estos mismos tres apóstoles serían aquellos a los que llamaría en Getsemaní para que lo acompañasen más de cerca, mientras los demás quedaban algo más retirados del lugar donde Jesús rezaba en agonía (Mc 14,33). Contrastan las escenas de esplendor gozoso y sufrimiento angustiado en las que Pedro, Santiago y Juan lo acompañan, pero, a la vez, ambas están inseparablemente relacionadas. No hay gloria sin cruz.

 

Moisés y Elías, que habían contemplado la gloria de Dios y recibido su revelación en el monte llamado Horeb o Sinaí (cf. Ex 24,15-16 y 1 R 19,8), acompañaban a Jesús en este monte alto cuando “se transfiguró ante ellos, de modo que su rostro se puso resplandeciente como el sol, y sus vestidos blancos como la luz” (v. 2). Ahora contemplan la gloria y hablan con aquel que es la revelación de Dios en persona.

 

Pedro no puede acallar su alegría y exclama: “Señor, qué bien estamos aquí; si quieres haré aquí tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías” (v. 4). Su petición expresa el deseo de todo corazón humano de permanecer para siempre contemplando con gozo la gloria de Dios. A eso hemos sido llamados, a la bienaventuranza.

 

Desde la nube de luz que los envuelve se oyen unas palabras llenas de significado: “Éste es mi Hijo, el Amado, en quien me he complacido: escuchadle”. En la escena de la Transfiguración la Iglesia ha visto una preparación de los apóstoles para sobrellevar el escándalo de la Cruz. Por su parte, el añadido “escuchadle” tiene resonancias claras de las palabras que el Señor dirige a Moisés en el Deuteronomio: “el Señor, tu Dios, suscitará de ti, entre tus hermanos, un profeta como yo; a él habéis de escuchar” (Dt 18,15). Aquel que es el Hijo al que su padre Dios entrega a la muerte, Jesús, es a la vez aquel profeta como Moisés al que hay que escuchar.

 

“De este episodio de la Transfiguración quisiera tomar dos elementos significativos –decía el Papa Francisco–, que sintetizo en dos palabras: subida y descenso. Nosotros necesitamos ir a un lugar apartado, subir a la montaña en un espacio de silencio, para encontrarnos a nosotros mismos y percibir mejor la voz del Señor. Esto hacemos en la oración. Pero no podemos permanecer allí. El encuentro con Dios en la oración nos impulsa nuevamente a ‘bajar de la montaña’ y volver a la parte baja, a la llanura, donde encontramos a tantos hermanos afligidos por fatigas, enfermedades, injusticias, ignorancias, pobreza material y espiritual. A estos hermanos nuestros que atraviesan dificultades, estamos llamados a llevar los frutos de la experiencia que hemos tenido con Dios, compartiendo la gracia recibida”.

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 6 DE AGOSTO DE 2023 - LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR

  


6 de agosto: La Transfiguración del Señor (A)

Domingo 6 de agosto de 2023



1ª Lectura (Dan 7,9-10.13-14): Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.



Salmo responsorial: 96

R/. El Señor reina altísimo sobre toda la tierra.

El Señor reina, la tierra goza, se alegran las islas innumerables. Tiniebla y nube lo rodean, justicia y derecho sostienen su trono.


Los montes se derriten como cera ante el dueño de toda la tierra; los cielos pregonan su justicia, y todos los pueblos contemplan su gloria.


Porque tú eres, Señor, altísimo sobre toda la tierra, encumbrado sobre todos los dioses.

2ª Lectura (2Pe 1,16-19): Cuando os dimos a conocer el poder y la última venida de nuestro Señor Jesucristo, no nos fundábamos en fábulas fantásticas, sino que habíamos sido testigos oculares de su grandeza. Él recibió de Dios Padre honra y gloria, cuando la Sublime Gloria le trajo aquella voz: «Éste es mi Hijo amado, mi predilecto». Esta voz, traída del cielo, la oímos nosotros, estando con él en la montaña sagrada. Esto nos confirma la palabra de los profetas, y hacéis muy bien en prestarle atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día, y el lucero nazca en vuestros corazones.

Versículo antes del Evangelio (Mt 17,5): Aleluya. Este es mi Hijo muy amado, dice el Señor, en quien tengo puestas todas mis complacencias; escuchadlo. Aleluya.

Texto del Evangelio (Mt 17,1-9): En aquel tiempo, Jesús toma consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los lleva aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con Él. Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: «Señor, bueno es estarnos aquí. Si quieres, haré aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».

Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y de la nube salía una voz que decía: «Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle». Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra llenos de miedo. Mas Jesús, acercándose a ellos, los tocó y dijo: «Levantaos, no tengáis miedo». Ellos alzaron sus ojos y ya no vieron a nadie más que a Jesús solo. Y cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó: «No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos».



«Este es mi Hijo amado»

Rev. D. Joan SERRA i Fontanet

(Barcelona, España)


Hoy, el Evangelio nos habla de la Transfiguración de Jesucristo en el monte Tabor. Jesús, después de la confesión de Pedro, empezó a mostrar la necesidad de que el Hijo del hombre fuera condenado a muerte, y anunció también su resurrección al tercer día. En este contexto debemos situar el episodio de la Transfiguración de Jesús. San Anastasio Sinaíta escribe que «Él se había revestido con nuestra miserable túnica de piel, hoy se ha puesto el vestido divino, y la luz le ha envuelto como un manto». El mensaje que Jesús transfigurado nos trae son las palabras del Padre: «Éste es mi Hijo amado; (…) escuchadle» (Mt 17,5). Escuchar significa hacer su voluntad, contemplar su persona, imitarlo, poner en práctica sus consejos, tomar nuestra cruz y seguirlo.

Con el fin de evitar equívocos y malas interpretaciones, Jesús les ordenó que no contaran a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre hubiera resucitado de entre los muertos (cf. Mt 17,9). Los tres apóstoles contemplan a Jesús transfigurado, signo de su divinidad, pero el Salvador no quiere que lo difundan hasta después de su resurrección, entonces se podrá comprender el alcance de este episodio. Cristo nos habla en el Evangelio y en nuestra oración; podemos repetir entonces las palabras de Pedro: «Maestro, ¡qué bien estamos aquí!» (Mt 17,4), sobre todo después de ir a comulgar.

El prefacio de la misa de hoy nos ofrece un bello resumen de la Transfiguración de Jesús. Dice así: «Porque Cristo, Señor, habiendo anunciado su muerte a los discípulos, reveló su gloria en la montaña sagrada y, teniendo también la Ley y los profetas como testigos, les hizo comprender que la pasión es necesaria para llegar a la gloria de la resurrección». Una lección que los cristianos no debemos olvidar nunca.

¡FELIZ DOMINGO!

 





 

domingo, 23 de julio de 2023

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 23 DE JULIO DE 2023

 



Domingo 16 (A) del tiempo ordinario

Domingo 23 de julio de 2023



1ª Lectura (Sab 12,13.16-19): Fuera de ti, no hay otro dios al cuidado de todo, ante quien tengas que justificar tu sentencia. Tu poder es el principio de la justicia, y tu soberanía universal te hace perdonar a todos. Tú demuestras tu fuerza a los que dudan de tu poder total, y reprimes la audacia de los que no lo conocen. Tú, poderoso soberano, juzgas con moderación y nos gobiernas con gran indulgencia, porque puedes hacer cuanto quieres. Obrando así, enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser humano, y diste a tus hijos la dulce esperanza de que, en el pecado, das lugar al arrepentimiento.



Salmo responsorial: 85

R/. Tú, Señor, eres bueno y clemente.

Tú, Señor, eres bueno y clemente, rico en misericordia, con los que te invocan. Señor, escucha mi oración, atiende la voz de mi súplica.

Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor; bendecirán tu nombre: «Grande eres tú, y haces maravillas; tú eres el único Dios».

Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad y leal, mírame, ten compasión de mí.

2ª Lectura (Rom 8,26-27): El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. Y el que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios.

Versículo antes del Evangelio (Cf. Mt 11,25): Aleluya. Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla. Aleluya.

Texto del Evangelio (Mt 13,24-43): En aquel tiempo, Jesús propuso a las gentes otra parábola, diciendo: «El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo. Pero, mientras su gente dormía, vino su enemigo, sembró encima cizaña entre el trigo, y se fue. Cuando brotó la hierba y produjo fruto, apareció entonces también la cizaña.

»Los siervos del amo se acercaron a decirle: ‘Señor, ¿no sembraste semilla buena en tu campo? ¿Cómo es que tiene cizaña?’. Él les contestó: ‘Algún enemigo ha hecho esto’. Dícenle los siervos: ‘¿Quieres, pues, que vayamos a recogerla?’. Díceles: ‘No, no sea que, al recoger la cizaña, arranquéis a la vez el trigo. Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega. Y al tiempo de la siega, diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo recogedlo en mi granero’».

Otra parábola les propuso: «El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo. Es ciertamente más pequeña que cualquier semilla, pero cuando crece es mayor que las hortalizas, y se hace árbol, hasta el punto de que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramas».

Les dijo otra parábola: «El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo».

Todo esto dijo Jesús en parábolas a la gente, y nada les hablaba sin parábolas, para que se cumpliese el oráculo del profeta: «Abriré en parábolas mi boca, publicaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo».

Entonces despidió a la multitud y se fue a casa. Y se le acercaron sus discípulos diciendo: «Explícanos la parábola de la cizaña del campo». Él respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del Maligno; el enemigo que la sembró es el Diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles. De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema en el fuego, así será al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad, y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga».





«Algún enemigo ha hecho esto»

P. Ramón LOYOLA Paternina LC

(Barcelona, España)


Hoy, Cristo. Siempre, Cristo. De Él venimos; de Él vienen todas las buenas semillas sembradas en nuestra vida. Dios nos visita —como dice el Kempis— con la consolación y con la desolación, con el sabor dulce y el amargo, con la flor y la espina, con el frío y el calor, con la belleza y el sufrimiento, con la alegría y la tristeza, con el valor y con el miedo... porque todo ha quedado redimido en Cristo (Él también tuvo miedo y lo venció). Como nos dice san Pablo, «en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman» (Rom 8,28).

Todo esto está bien, pero... existe un misterio de iniquidad que no procede de Dios y que nos sobrepasa y que devasta el jardín de Dios que es la Iglesia. Y quisiéramos que Dios fuese “como” más poderoso, que estuviese más presente, que mandase más y no dejase actuar esas fuerzas desoladoras: «¿Quieres, pues, que vayamos a recoger [la cizaña]?» (Mt 13,28). Esto lo decía el Papa San Juan Pablo II en su último libro Memoria e identidad: «Sufrimos con paciencia la misericordia de Dios», que espera hasta el último momento para ofrecer la salvación a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de su misericordia: «Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega» Mt 13,30. Y como es el Señor de la vida de cada persona y de la historia de la humanidad, mueve los hilos de nuestras existencias, respetando nuestra libertad, de modo que —junto con la prueba— nos da la gracia sobreabundante para resistir, para santificarnos, para ir hacia Él, para ser ofrenda permanente, para hacer crecer el Reino.

Cristo, divino pedagogo, nos introduce en su escuela de vida a través de cada encuentro, cada acontecimiento. Sale a nuestro paso; nos dice —No temáis. Ánimo. Yo he vencido al mundo. Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin (cf. Jn 16,33; Mt 28,20). Nos dice también: —No juzguéis; más bien —como yo— esperad, confiad, rezad por los que yerran, santificadlos como miembros que os interesan mucho por ser de vuestro propio cuerpo. 

HOY 23 DE JULIO, CELEBRAMOS A SANTA BRÍGIDA - PATRONA DE EUROPA


 

SANTA BRÍGIDA

23 de julio

Fuente: Desde la fe


La Iglesia recuerda hoy a Santa Brígida, declarada por san Juan Pablo II copatrona de Europa en 1999. Vaticannews entrevistó en italiano a la Madre Hilaria Vieyra, Vicaria general de la Orden del Santísimo Salvador, y habla de esta mujer extremadamente moderna y con un mensaje completamente actual.

“El mensaje de Santa Brígida es hoy tan actual como en sus tiempos: Europa está igualmente marcada por el secularismo, el materialismo y el odio. Hoy más que nunca, es necesario vivir el mensaje de Santa Brígida que nos llama a la unidad, a la paz y a la solidaridad”. Es así como describe el llamado de la santa sueca, la Madre Hilaria Vieyra, Vicaria general de la Orden del Santísimo Salvador, fundada por la misma santa en el siglo XIV y renovado por la Santa Maria Elisabetta Hesslblad en el siglo XX. Le preguntamos a la Vicaria General sobre el carisma de esta santa, quién es esta mujer tan moderna y tan importante en la historia de la Iglesia para haber sido declarada copatrona de Europa.


Esposa y madre de 8 hijos

Santa Brígida nace en el 1303, hija de una noble familia sueca, y no obstante siente dentro de sí la vocación, acepta casarse como pedía su padre. Tiene 8 hijos. Con su marido Ulf, gobernador importante de un distrito del Reino de Suecia, vive un matrimonio feliz y de fe. “La vida de Brígida fue de oración, de escucha del Evangelio, meditó sobre la Pasión de Nuestro Señor, de donde se definió su carisma de unidad, paz y solidaridad”. Nos cuenta la Madre Hilaria.


Su compromiso por el regreso del Papa de Aviñon a Roma

La segunda parte de la vida de Santa Brígida inicia como viuda. “Llega a Roma en el 1349 para celebrar el Año Santo del 1350, sobre todo para pedir la aprobación de las reglas de la Orden que estaba fundando”, explica la religiosa. Brígida quería fundar una Orden compuesta por religiosas y religiosos. “Al venir a Roma encuentra una situación terrible. El Papa estaba en Aviñón, y no en Roma, el pueblo romano estaba como un rebaño sin su pastor, había además la peste y la guerra entre Francia e Inglaterra”, nos dice la Madre Hilaria, subrayando que “su gran amor por Jesús la empuja a lograr que el Papa regrese a Roma”. Brígida decide establecerse en Roma y en las salas de la Plaza Farnese, donde hoy se encuentra la Curia Generalicia, es “donde recibe la mayor parte de las Revelaciones, pero Por medio de estas revelaciones, traza su mensaje, por medio del Evangelio, de la unión con Jesús y de su amor ardiente al Crucifijo”.

El regreso del Papa a Roma centra su misión y la de su contemporánea, santa Catalina de Siena. Brígida ve realizarse ese deseo brevemente, pues Urbano V regresa a Roma sólo por un breve periodo. Brígida muere en 1373 mientras Catalina será testimonio del regreso definitivo del Pontífice Gregorio XI en el 1377. “Santa Brígida, recuerda la Madre Hilaria, no sólo rezó e hizo sacrificios, sino que también habló con el Papa en persona, con cardenales y príncipes europeos”.


La paz en Europa

Otro esfuerzo de la santa fue su compromiso por la paz en Europa, intercedió para que concluyera la Guerra de los Cien años entre Francia e Inglaterra. Fueron decisivas en ese periodo sus obras de caridad. Ella, que fue una noble, vive en pobreza, llegando incluso a pedir limosna frente a las puertas de las iglesias. Son años de peregrinaciones en varias partes de Italia: desde Asís hasta el Gargano. Por último, su mayor peregrinación, cuando fue a Tierra Santa. Tenía 70 años, pero su edad no la detuvo.

Su experiencia de fe, la pasión por Cristo y La Virgen María lo testimonian el rosario que la santa creó y sus oraciones, vinculadas a las gracias particulares prometidas por Jesús para aquellos que las recen.


Santa Brígida y los Papas

Fue canonizada en el 1391 por el Papa Bonifacio IX, Santa Brígida es patrona de Suecia. En 1999, san Juan Pablo II la declaró copatrona de Europa, porque como se lee en su carta apostólica en forma Motu proprio: “Al indicarla como copatrona de Europa, quiero que esté cercana no solamente para aquellos que han recibido la vocación a una vida especial de consagración, sino también para aquellos que son llamados a las ordinarias ocupaciones de la vida laical en el mundo y sobre todo en la comprometida vocación de formar una familia cristiana”.

Santa Brígida, Santa Catalina de Siena y Santa Teresa Benedicta de la Cruz son las patronas de Europa. San Juan Pablo II dijo también que la Iglesia, aún sin pronunciarse sobre las revelaciones que tuvo Santa Brígida, acogió la autenticidad de su experiencia interior, y recordó su compromiso por la unidad de la fe y de la Iglesia.

Benedicto XVI le dedicó una catequesis en una Audiencia general en el 2010, al unir su figura con la búsqueda de la unidad de todos los cristianos: “Santa Brígida, dijo, testimonia como el cristianismo ha permeado profundamente la vida de todos los pueblos de Europa”.

Después de la reforma protestante, muchas comunidades se habían diseminado. María Elisabetta Hesselblad, al renovar la orden en el siglo XX, le dio una fuerte huella ecuménica a la orden. El Papa Francisco la canonizó en el 2016.


La brigidinas hoy días y el ecumenismo

Nosotras ofrecemos la vida por la unidad de los cristianos. Lo hacemos en silencio, en la oración y en la Eucaristía. En todas nuestras casas practicamos la hospitalidad, ofrecemos nuestro servicio de humildad, caridad y sencillez con el objetivo ecuménico, dice la Madre Hilaria, y añade que en la Casa Generalicia en la Plaza Farnese, Santa Maria Elisabetta Hesselblad durante la Segunda Guerra Mundial escondió a muchas personas, sobre todo judíos. Fue una mujer valerosa y fuerte, con un gran amor por el Señor, que la empujó a obrar el bien, ayudó a los pobres con la acogida, con su gran amor que se veía en su rostro y en sus obras.

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