domingo, 6 de febrero de 2022

PAPA FRANCISCO: CON JESÚS SE NAVEGA POR EL MAR DE LA VIDA SIN MIEDO



 Papa Francisco: Con Jesús se navega por el mar de la vida sin miedo

POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa

 Foto: Vatican Media



Durante el rezo del Ángelus dominical este 6 de febrero, el Papa Francisco alentó a imitar al apóstol Pedro para abrir con generosidad las puertas de nuestra vida al Señor y anunciar el Evangelio al mundo.

Al comentar el pasaje del Evangelio de San Lucas en el que Jesús sube a la barca de San Pedro en las orillas del Mar de Galilea después de una mala noche de pesca, el Papa alentó a responder con confianza a Dios y a no dejarnos llevar por el desánimo.

“Lo mismo ocurre con nosotros: si acogemos al Señor en nuestra barca, podemos ir mar adentro. Con Jesús se navega por el mar de la vida sin miedo, sin ceder a la decepción cuando no se pesca nada, y sin ceder al ‘no hay nada más que hacer’”, advirtió.

En esta línea, el Santo Padre invitó a recordar que “Dios no quiere un crucero, le basta con una pobre barca ‘destartalada’, siempre que lo acojamos…” y añadió “eso sí, acogerlo, no interesa cuál barca, pero sí el acogerlo”.  

“Esto es lo que le gusta hacer al Señor, el Señor de las sorpresas, de los milagros en las sorpresas: subir a la barca de nuestra vida cuando no tenemos nada que ofrecerle; entrar en nuestros vacíos y llenarlos con su presencia; servirse de nuestra pobreza para proclamar su riqueza, de nuestras miserias para proclamar su misericordia”, explicó el Papa.

De este modo, el Santo Padre animó a cuestionarnos: “¿Lo dejamos entrar en la barca de nuestras vidas? ¿Ponemos a su disposición lo poco que tenemos?” y señaló que “a veces nos sentimos indignos de Él porque somos pecadores. Pero esta es una excusa que no le gusta al Señor, porque lo aleja de nosotros”.

Luego, el Papa recordó que el Señor “es el Dios de la cercanía, de la compasión, de la ternura y no busca el perfeccionismo, sino que busca la acogida” y agregó: “También a ti te dice: ‘Déjame subir a la barca de tu vida, tal como es’”.

“Siempre, tanto en la vida personal como en la vida de la Iglesia y de la sociedad, se puede hacer algo que sea hermoso y valiente. Siempre. Siempre podemos volver a empezar, el Señor siempre nos invita a volver a ponernos en juego porque Él abre nuevas posibilidades”, dijo el Papa.

Además, el Santo Padre subrayó que el hecho de que “Jesús sube a la barca de Simón para enseñar” es una invitación para nosotros también porque “cada día la barca de nuestra vida abandona la orilla de nuestro hogar para adentrarse en el mar de las actividades cotidianas; cada día intentamos ‘pescar mar adentro’, cultivar sueños, llevar adelante proyectos, vivir el amor en nuestras relaciones”.

Sin embargo, el Papa reconoció que “a menudo, como Pedro, experimentamos la ‘noche de las redes vacías’, la decepción de esforzarse tanto y no ver los resultados deseados” y exclamó: “¡Cuántas veces también nosotros nos quedamos con una sensación de derrota, mientras la decepción y la amargura surgen en nuestros corazones!”.

“¿Qué hace entonces el Señor? Elige subirse a nuestra barca. Desde allí quiere anunciar el Evangelio al mundo. Precisamente esa barca vacía, símbolo de nuestra incapacidad, se convierte en la ‘cátedra’ de Jesús, en el ‘púlpito’ desde el que proclama la Palabra”, señaló.

En este sentido, el Santo Padre destacó la generosidad y la confianza en Jesús de Pedro que “no se apoya en las estrategias de los pescadores, que conocía bien, sino en la novedad de Jesús. Ese asombro que lo movía a hacer lo que Jesús quería”.

“Aceptemos, pues, la invitación: ahuyentemos el pesimismo y la desconfianza y entremos mar adentro con Jesús. Incluso nuestra pequeña barca vacía será testigo de una pesca milagrosa”, concluyó el Papa.


A continuación, el Evangelio comentado por el Papa Francisco:

San Lucas 5, 1-11

1Estaba él a la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba sobre él para oír la Palabra de Dios,2cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes.3Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre.4Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.»5Simón le respondió: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes.»6Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse.7Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían.8Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: «Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador.»9Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado.10Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: «No temas. Desde ahora serás pescador de hombres.»11Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron.

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 6 DE FEBRERO DE 2022

 



Domingo 5 (C) del tiempo ordinario

Domingo 6 de febrero de 2022



1ª Lectura (Is 6,1-2a.3-8): El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre un trono alto y excelso: la orla de su manto llenaba el templo. Junto a él estaban los serafines, y se gritaban uno a otro diciendo: «¡Santo, santo, santo es el Señor del universo, llena está la tierra de su gloria!». Temblaban las jambas y los umbrales al clamor de su voz, y el templo estaba lleno de humo. Yo dije: «Ay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros, que habito en medio de gente de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey, Señor del universo». Uno de los seres de fuego voló hacia mí con un ascua en la mano, que había tomado de! altar con unas tenazas; la aplicó a mi boca y me dijo: «Al tocar esto tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado». Entonces escuché la voz del Señor, que decía: «A quién enviaré? ¿Y quién irá por nosotros?». Contesté: «Aquí estoy, mándame».




Salmo responsorial: 137

R/. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.

Te doy gracias, Señor, de todo corazón, porque escuchaste las palabras de mi boca; delante de los ángeles tañeré para ti; me postraré hacia tu santuario.


Daré gracias a tu nombre: por tu misericordia y tu lealtad, porque tu promesa supera tu fama. Cuando te invoqué, me escuchaste, acreciste el valor en mi alma.


Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra, al escuchar el oráculo de tu boca; canten los caminos del Señor, porque la gloria del Señor es grande.


Tu derecha me salva. El Señor completará sus favores conmigo. Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos.


2ª Lectura (1Cor 15,1-11): Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os anuncié y que vosotros aceptasteis, en el que además estáis fundados, y que os está salvando, si os mantenéis en la palabra que os anunciamos; de lo contrario, creísteis en vano.

Porque yo os transmití en primer lugar, lo que también yo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras; y que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; y que se apareció a Cefas y más tarde a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales vive todavía, otros han muerto; después se apareció a Santiago, más tarde a todos los apóstoles; por último, como a un aborto, se me apareció también a mí.

Porque yo soy el menor de los apóstoles y no soy digno de ser llamado apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia para conmigo no se ha frustrado en mí. Antes bien, he trabajado más que todos ellos. Aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios conmigo. Pues bien; tanto yo como ellos predicamos así, y así lo creísteis vosotros.



Versículo antes del Evangelio (Mt 4,19): Aleluya. Seguidme y os haré pescadores de hombres. Aleluya.


Texto del Evangelio (Lc 5,1-11): En una ocasión, Jesús estaba a la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba sobre Él para oír la Palabra de Dios, cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes. Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar». Simón le respondió: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes». Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse. Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían.

Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: «Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador». Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado. Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: «No temas. Desde ahora serás pescador de hombres». Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron.



«En tu palabra, echaré las redes»

Rev. D. Blas RUIZ i López

(Ascó, Tarragona, España)



Hoy, el Evangelio nos ofrece el diálogo, sencillo y profundo a la vez, entre Jesús y Simón Pedro, diálogo que podríamos hacer nuestro: en medio de las aguas tempestuosas de este mundo, nos esforzamos por nadar contra corriente, buscando la buena pesca de un anuncio del Evangelio que obtenga una respuesta fructuosa...

Y es entonces cuando nos cae encima, indefectiblemente, la dura realidad; nuestras fuerzas no son suficientes. Necesitamos alguna cosa más: la confianza en la Palabra de aquel que nos ha prometido que nunca nos dejará solos. «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes» (Lc 5,5). Esta respuesta de Pedro la podemos entender en relación con las palabras de María en las bodas de Caná: «Haced lo que Él os diga» (Jn 2,5). Y es en el cumplimiento confiado de la voluntad del Señor cuando nuestro trabajo resulta provechoso.

Y todo, a pesar de nuestra limitación de pecadores: «Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador» (Lc 5,8). San Ireneo de Lyón descubre un aspecto pedagógico en el pecado: quien es consciente de su naturaleza pecadora es capaz de reconocer su condición de criatura, y este reconocimiento nos pone ante la evidencia de un Creador que nos supera.

Solamente quien, como Pedro, ha sabido aceptar su limitación, está en condiciones de aceptar que los frutos de su trabajo apostólico no son suyos, sino de Aquel de quien se ha servido como de un instrumento. El Señor llama a los Apóstoles a ser pescadores de hombres, pero el verdadero pescador es Él: el buen discípulo no es más que la red que recoge la pesca, y esta red solamente es efectiva si actúa como lo hicieron los Apóstoles: dejándolo todo y siguiendo al Señor (cf. Lc 5,11). 

FELIZ DOMINGO!!!





 

viernes, 4 de febrero de 2022

SANTORAL DE HOY VIERNES 4 DE FEBRERO DE 2022

Fileas y Filoromo, SantosFileas y Filoromo, Santos
Mártires, 4 de febrero
Rabano "Mauro", SantoRabano "Mauro", Santo
Obispo, 4 de febrero
Nicolás Estudita, SantoNicolás Estudita, Santo
Monje, 4 de febrero
José de Leonessa, SantoJosé de Leonessa, Santo
Sacerdote Capuchino, 4 de febrero
Gilberto de Sempringham, SantoGilberto de Sempringham, Santo
Monje y Fundador, 4 de febrero
Juan de Britto, SantoJuan de Britto, Santo
Sacerdote y Mártir, 4 de febbrero
Isidoro de Pelusio, SantoIsidoro de Pelusio, Santo
Abad, 4 de febrero
Juana de Valois, SantaJuana de Valois, Santa
Reina de Francia, 4 de febrero 

 

COLABORAR EN PROYECTO DIVINO



 Colaborar en proyecto divino


1)  Para saber

El gran inventor y científico Thomas Alba Edison, no fue muy buen estudiante, pero sus ganas de trabajar, su curiosidad bien orientada y su talento, lo llevaron al éxito. Inventó el telégrafo, mejoró el teléfono, creó el fonógrafo y la lámpara eléctrica, y muchos otros artefactos. Cuando le preguntaban cómo llevó a cabo todo ello, decía que la genialidad consiste en uno por ciento de inspiración y de 99 por ciento de trabajo. Hay que trabajar mucho, y eso es lo que hecho durante mi vida, concluía.

 

En sus acostumbradas Audiencias del miércoles, el Papa Francisco ha querido dedicar varias a reflexionar sobre San José. Comentaba que los evangelistas se refieren a él como el “carpintero” u “obrero de la madera”, quienes en los tiempos de Jesús también fabricaban arados y ayudaban en la construcción de las casas. Oficio duro y no bien remunerado. Jesús, que aprendió y ejerció el oficio de su padre, elevó y dignificó el trabajo humano.

 

2)  Para pensar

Louis Kahn, llamado el “Arquitecto de la luz”, de origen estonio, es uno de los arquitectos que más influyó en el siglo XX. Dedicó parte de su vida a la enseñanza. En sus clases, teniendo a su espalda imágenes de grandes construcciones, sostenía en su mano un ladrillo mientras preguntaba a sus alumnos: “¿Qué es esto?” Ante la respuesta de sus alumnos, les decía: “Incluso un ladrillo quiere ser algo más. Tiene ambiciones. Un simple y ordinario ladrillo quiere ser algo mejor que esto. Así debemos ser todos”. Grandes y hermosas construcciones son gracias a humildes y comunes ladrillos. Bastaría admirar los ladrillos maravillosamente dispuestos en el bosque de columnas de la Sala Hipóstila de la Gran Mezquita de Córdoba.

 

Nuestro trabajo o actividad, sea cual fuere, por humilde y común que sea, tiene una gran dignidad, pues como afirma San Josemaría Escrivá: “el trabajo es un don de Dios… es testimonio de la dignidad del hombre… es ocasión de desarrollo de la propia personalidad. Es vínculo de unión con los demás. Fuente de recursos para sostener a la propia familia; medio de contribuir a la mejora de la sociedad, en la que se vive, y el progreso de toda la Humanidad” (Es Cristo que pasa, n. 47).

 

3)  Para vivir

El trabajo es un componente esencial en la vida humana, y también camino de santificación. No se debe permitir que se convierta en motivo de injusticia social. El Papa Francisco mencionó que es hermoso pensar que Jesús mismo trabajó y aprendió este arte propio de san José. Nos invita a preguntarnos con qué espíritu lo hacemos, qué sentido le damos, cómo afrontamos el esfuerzo, si sabemos verlo como un servicio y ayuda a los demás.

 

Siempre será necesario recuperar el valor del trabajo, para que sea un derecho y deber fundamental de la persona, que expresa e incrementa su dignidad. El Papa quiso manifestar su solidaridad rezando por quienes sufren a causa del trabajo, personas explotadas o que no encuentran un trabajo digno. Invitó a recuperar el sentido del trabajo, como elemento esencial que dignifica al hombre y coopera a su santificación. Trabajar como lo hicieron José y Jesús, para que nos permita colaborar en un proyecto que, a fin de cuentas, es el proyecto de Dios.



(Pbro. José Martínez Colín) 

PAPA FRANCISCO: LA MISERICORDIA DE DIOS ES MÁS GRANDE QUE NUESTROS LÍMITES Y PECADOS

 



Papa Francisco: La misericordia de Dios es más grande que nuestros límites y pecados

POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa

 Foto: Vatican Media




El Papa Francisco afirmó este viernes 4, en un encuentro con una fundación que atiende a personas marginadas, que “la misericordia de Dios es más grande” que los límites, errores y pecados que puede tener cada ser humano.

El Pontífice participó en el Vaticano este 4 de febrero en un conmovedor encuentro con un grupo de personas de la fundación “Casa del Espíritu y de las Artes” que impulsa proyectos a favor de las personas marginadas, entre ellas, en el mundo de la prisión, los migrantes y los jóvenes artistas.

“Gracias por ser una semilla de esperanza. Ustedes dan señales que se oponen a la cultura del descarte, que por desgracia está muy extendida. Por el contrario, están tratando de ‘construir, con las piedras descartadas’, una casa donde se respire un clima de amistad y fraternidad social”, dijo el Santo Padre.

En concreto, el Pontífice saludó y agradeció en particular a los refugiados que realizan trabajos de sastrería; a las personas con discapacidad que ayudan a preparar las hostias y construir violines; a las madres con sus hijos; a los músicos de una orquesta multiétnica y a un grupo de detenidos acompañados por el personal de la prisión.

“Los felicito por su trabajo. Son actividades artesanales y también tienen un valor simbólico cristiano: la preparación de las hostias para la celebración eucarística; la construcción de instrumentos musicales con maderas rescatadas de las barcas de los emigrantes; la carpintería, como San José y Jesús; la producción de vino, que es el símbolo de la fiesta, ¡recordemos las bodas de Caná!”, señaló el Papa.

Sin embargo, el Santo Padre reconoció que “no todo es fácil” porque “cada uno de nosotros tiene sus límites, sus errores y sus pecados. Todos nosotros”, pero recordó que “la misericordia de Dios es más grande, y si nos acogemos como hermanos y hermanas, Él nos perdona y nos ayuda a seguir adelante”.

“Gracias de nuevo y los animo a seguir su camino. Que la Virgen y San José los acompañen. Que siempre tengan entre ustedes y sus talleres el espíritu de la casa de Nazaret. Los bendigo con afecto. Y ustedes, por favor, no se olviden de rezar por mí. Gracias”, concluyó el Papa.

En enero de 2018, el Santo Padre bendijo las actividades de esta fundación que definió como “un único proyecto de misericordia”.

Según describe su web oficial, entre los proyectos que esta fundación promueve se encuentran talleres de producción de hostias en varios países del mundo, comedores para familias pobres, la construcción de instrumentos musicales con restos de barcas y una red de pequeñas orquestas. 

ORACIONES PARA EL PRIMER VIERNES DE FEBRERO 2022, SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS




 PRIMER VIERNES DEL MES DE FEBRERO 
DEDICADO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS




BREVE CONSIDERACIÓN.- Jesús habla a su sierva Margarita María de Alacoque: "Es tanta mi satisfacción al contemplar tu corazón, hija mía, que quisiera ponerme en su lugar y servirte Yo mismo de corazón.... Te irás, pues, sin corazón; el tuyo no saldrá jamás de aquí. Lo he de llenar con un bálsamo precioso, que alimentará el fuego del amor. Y todo cuanto sufras por mi causa, ponlo en mi Sagrado Corazón, a fin de que, por mi gracia, sirva de aceite de esa lámpara, y seas eternamente consumida, de esta suerte, por mi amor"





ORACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS 

Yo te suplico, Jesús mío, que no  me hagas conforme a la vida (la cual, según nuestros sentidos, es vida de muerte) que llevas en el Santísimo Sacramento, donde te haces obediente hasta el aniquilamiento a la sola voz del Sacerdote. Haz, Salvador mío, que en honra de tu obediencia y anonadamiento, sea yo también humilde y obediente por amor y para gloria de tu Sagrado Corazón.

Por Ti, Jesús, sacrifico mi libertad y mi propia voluntad a la tuya, y esto sin reservas. Detesto de todo corazón y renuncio  los respetos, repugnancias y desabrimientos que me sugiera  el amor prohibido, en cuanto me sea mandado o prohibido.

Este es el contrato que mi corazón hace con el tuyo,  !Oh Divino Jesús!, de obrar en todo por amor y con humildad, pues quiero vivir y morir en este ejercicio de amor perfecto. Suplícote que te hagas dueño de mi corazón y de cuanto pueda darte gloria en mí, en el tiempo y en la eternidad. Amén.

(Santa Margarita María de Alacoque.)


SEGUNDA PROMESA:
"Les daré mucha paz en sus familias"


(Recitemos las Letanías al Sagrado Corazón de Jesús en gratitud a la promesa y para que se cumpla en nosotros...)

Bendigamos a Jesús por esta preciosa promesa, y  pidámosle la cumpla con todos sus apóstoles, recitando las Letanías del Sagrado Corazón de Jesús.
V: Señor, ten piedad de nosotros.
R: Señor, ten piedad de nosotros.
V: Cristo, ten piedad de nosotros.
R: Cristo, ten piedad de nosotros.
V: Señor, ten piedad de nosotros.
R: Señor, ten piedad de nosotros.
V: Cristo, óyenos.
R: Cristo, óyenos.
V: Cristo, escúchanos.
R: Cristo, escúchanos.

V: Dios, Padre celestial,
R: ten piedad de nosotros.
V: Dios Hijo, Redentor del mundo,
R: ten piedad de nosotros.
V: Dios Espíritu Santo,
R: ten piedad de nosotros.
V: Trinidad Santa, un solo Dios,

R: ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre.
R: Ten piedad de nosotros.
V: Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el
seno de la Virgen María, R/.
Corazón de Jesús, unido substancialmente al
Verbo de Dios, R/.
Corazón de Jesús, de majestad infinita, R/.
Corazón de Jesús, templo santo de Dios, R/.
Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo, R/.
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo, R/.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y amor, R/.
Corazón de Jesús, hoguera ardiente de caridad, R/.
Corazón de Jesús, asilo de justicia y de amor, R/.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor, R/.
Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes, R/.
Corazón de Jesús, digno de toda alabanza, R/.
Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones, R/.
Corazón de Jesús, en quien están todos los tesoros
de la sabiduría y la ciencia, R/.
Corazón de Jesús, en quien habita toda la plenitud
de la divinidad, R/.
Corazón de Jesús, en quién el Padre halló sus
complacencias, R/.
Corazón de Jesús, en cuya plenitud todos hemos recibido, R/.
Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados, R/.
Corazón de Jesús, paciente y de mucha misericordia, R/.
Corazón de Jesús, rico para todos los que te invocan, R/.
Corazón de Jesús, fuente de vida y de santidad, R/.
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados, R/.
Corazón de Jesús, despedazado por nuestros delitos, R/.
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte, R/.
Corazón de Jesús, traspasado por una lanza, R/.
Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra, R/.
Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra, R/.
Corazón de Jesús, víctima de los pecadores, R/.
Corazón de Jesús, salvación de los que en Ti esperan, R/.
Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren
y esperan, R/.
Corazón de Jesús, delicia de todos los santos, R/.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: perdónanos, Señor.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: óyenos, Señor.
V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: ten piedad y misericordia de nosotros.
V: Jesús, manso y humilde de corazón,
R: haz nuestro corazón semejante al Tuyo.
V: Sagrado Corazón de Jesús,
R: en Vos confío.

V: Sagrado Corazón de María,
R: salvad el alma mía.

V: Jesús y María os quiero con toda mi alma,
R: salvad almas y salvad el alma mía.


UNA PALABRA DE MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE A SUS HERMANOS ASOCIADOS: "Así como Jesús está celoso de vuestro corazón, estadlo también vosotros del suyo ternísimo, amándole, como a nadie, en la tierra; y para probárselo, no perdaís jamás una sola Comunión, lo que regocijará grandemente al Amado, entristeciendo y confundiendo mucho al enemigo"

(UN PADRE NUESTRO Y AVEMARÍA POR LOS AGONIZANTES Y PECADORES)




ACTO DE CONSAGRACIÓN
SE SOR MARÍA DEL DIVINO CORAZÓN

Amabilísimo Jesús, yo me consagro de nuevo y sin reserva a tu Divino Corazón. Te consagro mi cuerpo con todos sus sentidos, mi alma con todas sus potencias y mi ser todo entero. Te consagro mis pensamientos, palabras, obras, todos mis sufrimientos y trabajos, todas mis esperanzas, consuelos y alegrías. Especialmente te consagro mi pobre corazón para que no ame sino a Ti y se consuma como víctima en las llamas de tu amor. Acepta, !oh Corazón divino!, el deseo que tengo de consolarte y de pertenecerte para simpre. Toma de tal manera posesión de mí, que yo no tenga otra libertad que la de amarte, ni otra vida que sufrir y morir por Ti. Pongo en Ti toda mi confianza, una confianza sin límites, y espero de tu misericordia infinita perdón de todos mis pecados. Deposito en tus manos todos mis intereses, principalmente el de mi salvación eterna.

Prometo amarte y honrarte hasta el último momento de mi vida, y ayudado de tu divina gracia, prometo propagar con celo ardiente el culto de tu Sacratísimo Corazón. !Oh divino Corazón de Jesús!, dispón de mí como te agrade, no quiero más recompensa que tu mayor gloria y tu santo amor. Concédeme la gracia de hacer mi morada en tu Sacratísimo Corazón; allí es donde quiero pasar los días de mi vida y exhalar mi último suspiro.

Haz también de mi  corazón tu morada y el lugar de tu reposo, para quedarnos así íntimamente unidos, hasta que un día pueda yo alabarte, amarte y poseerte por toda la eternidad y cantar para siempre las misericordias de tu dulcísimo Corazón. Amén


Corazón Divino de Jesús, ten misericordia de nosotros (Tres veces)

Corazón Inmaculado de María, ruega por nosotros.

San José, Ruega por nosotros.

Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros.  

BIENVENIDOS!!!





  

jueves, 3 de febrero de 2022

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 3 DE FEBRERO DE 2022



Jueves 4 del tiempo ordinario

Jueves 3 de febrero de 2022



1ª Lectura (1Re 2,1-4.10-12): Estando ya próximo a morir, David hizo estas recomendaciones a su hijo Salomón: «Yo emprendo el viaje de todos. ¡Ánimo, sé un hombre! Guarda las consignas del Señor, tu Dios, caminando por sus sendas, guardando sus preceptos, mandatos, decretos y normas, como están escritos en la ley de Moisés, para que tengas éxito en todas tus empresas, dondequiera que vayas; para que el Señor cumpla la promesa que me hizo: ‘Si tus hijos saben comportarse, caminando sinceramente en mi presencia, con todo el corazón y con toda el alma, no te faltará un descendiente en el trono de Israel’».

David fue a reunirse con sus antepasados y lo enterraron en la Ciudad de David. Reinó en Israel cuarenta años: siete en Hebrón y treinta y tres en Jerusalén. Salomón le sucedió en el trono, y su reino se consolidó.



Salmo responsorial: 1Cron

R/. Tú eres Señor del universo.

Bendito eres, Señor, Dios de nuestro padre Israel, por los siglos de los siglos.

Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder, la gloria, el esplendor, la majestad, porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra.

Tú eres rey y soberano de todo. De ti viene la riqueza y la gloria.

Tú eres Señor del universo, en tu mano está el poder y la fuerza, tú engrandeces y confortas a todos.


Versículo antes del Evangelio (Mc 1,15): Aleluya. Se ha acercado el Reino de Dios; creed al Evangelio. Aleluya.


Texto del Evangelio (Mc 6,7-13): En aquel tiempo, Jesús llamó a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos. Les ordenó que nada tomasen para el camino, fuera de un bastón: ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja; sino: «Calzados con sandalias y no vistáis dos túnicas». Y les dijo: «Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta marchar de allí. Si algún lugar no os recibe y no os escuchan, marchaos de allí sacudiendo el polvo de la planta de vuestros pies, en testimonio contra ellos». Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.





«Jesús llamó a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos (...) Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran»

+ Rev. D. Josep VALL i Mundó

(Barcelona, España)



Hoy, el Evangelio relata la primera de las misiones apostólicas. Cristo envía a los Doce a predicar, a curar todo tipo de enfermos y a preparar los caminos de la salvación definitiva. Ésta es la misión de la Iglesia, y también la de cada cristiano. El Concilio Vaticano II afirmó que «la vocación cristiana implica como tal la vocación al apostolado. Ningún miembro tiene una función pasiva. Por tanto, quien no se esforzara por el crecimiento del cuerpo sería, por ello mismo, inútil para toda la Iglesia como también para sí mismo»

El mundo actual necesita —como decía Gustave Thibon— un “suplemento de alma” para poderlo regenerar. Sólo Cristo con su doctrina es medicina para las enfermedades de todo el mundo. Éste tiene sus crisis. No se trata solamente de una parcial crisis moral, o de valores humanos: es una crisis de todo el conjunto. Y el término más preciso para definirla es el de una “crisis de alma”.

Los cristianos con la gracia y la doctrina de Jesús, nos encontramos en medio de las estructuras temporales para vivificarlas y ordenarlas hacia el Creador: «Que el mundo, por la predicación de la Iglesia, escuchando pueda creer, creyendo pueda esperar, y esperando pueda amar» (san Agustín). El cristiano no puede huir de este mundo. Tal como escribía Bernanos: «Nos has lanzado en medio de la masa, en medio de la multitud como levadura; reconquistaremos, palmo a palmo, el universo que el pecado nos ha arrebatado; Señor, te lo devolveremos tal como lo recibimos aquella primera mañana de los días, en todo su orden y en toda su santidad».

Uno de los secretos está en amar al mundo con toda el alma y vivir con amor la misión encomendada por Cristo a los Apóstoles y a todos nosotros. Con palabras de san Josemaría, «el apostolado es amor de Dios, que se desborda, con entrega de uno mismo a los otros (...). Y el afán de apostolado es la manifestación exacta, adecuada, necesaria, de la vida interior». Éste ha de ser nuestro testimonio cotidiano en medio de los hombres y a lo largo de todas las épocas.  

IMÁGENES DE JESÚS EUCARISTÍA

 














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