miércoles, 17 de marzo de 2021

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 17 DE MARZO DE 2021

 


 

Lecturas de hoy Miércoles de la 4ª semana de Cuaresma

Hoy, miércoles, 17 de marzo de 2021



Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (49,8-15):

ESTO dice el Señor:

«En tiempo de gracia te he respondido,

en día propicio te he auxiliado;

te he defendido y constituido alianza del pueblo,

para restaurar el país,

para repartir heredades desoladas,

para decir a los cautivos: “Salid”,

a los que están en tinieblas: “Venid a la luz”.

Aun por los caminos pastarán,

tendrán praderas en todas las dunas;

no pasarán hambre ni sed,

no les hará daño el bochorno ni el sol;

porque los conduce el compasivo

y los guía a manantiales de agua.

Convertiré mis montes en caminos,

y mis senderos se nivelarán.

Miradlos venir de lejos;

miradlos, del Norte y del Poniente,

y los otros de la tierra de Sin.

Exulta, cielo; alégrate, tierra;

romped a cantar, montañas,

porque el Señor consuela a su pueblo

y se compadece de los desamparados».

Sion decía: «Me ha abandonado el Señor,

mi dueño me ha olvidado».

¿Puede una madre olvidar al niño que amamanta,

no tener compasión del hijo de sus entrañas?

Pues, aunque ella se olvidara, yo no te olvidaré.


Palabra de Dios



Salmo

Sal 144,8-9.13cd-14.17-18


R/. El Señor es clemente y misericordioso


V/. El Señor es clemente y misericordioso,

lento a la cólera y rico en piedad;

el Señor es bueno con todos,

es cariñoso con todas sus criaturas. R/.


V/. El Señor es fiel a sus palabras,

bondadoso en todas sus acciones.

El Señor sostiene a los que van a caer,

endereza a los que ya se doblan. R/.


V/. El Señor es justo en todos sus caminos,

es bondadoso en todas sus acciones.

Cerca está el Señor de los que lo invocan,

de los que lo invocan sinceramente. R/.



Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (5,17-30):

EN aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos:

«Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo».

Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo: porque no solo quebrantaba el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios.

Jesús tomó la palabra y les dijo:

«En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta sino lo que viere hacer al Padre. Lo que hace este, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que esta, para vuestro asombro.

Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere.

Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo todo el juicio, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió.

En verdad, en verdad os digo: quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado ya de la muerte a la vida.

En verdad, en verdad os digo: llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán.

Porque, igual que el Padre tiene vida en sí mismo, así ha dado también al Hijo tener vida en sí mismo. Y le ha dado potestad de juzgar, porque es el Hijo del hombre.

No os sorprenda esto, porque viene la hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz: los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, a una resurrección de juicio.

Yo no puedo hacer nada por mí mismo; según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió».


Palabra del Señor





«En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi Palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna»

Rev. D. Francesc PERARNAU i Cañellas

(Girona, España)



Hoy, el Evangelio nos habla de la respuesta que Jesús dio a algunos que veían mal que Él hubiese curado a un paralítico en sábado. Jesucristo aprovecha estas críticas para manifestar su condición de Hijo de Dios y, por tanto, Señor del sábado. Unas palabras que serán motivo de la sentencia condenatoria el día del juicio en casa de Caifás. En efecto, cuando Jesús se reconoció Hijo de Dios, el gran sacerdote exclamó: «¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia, ¿qué os parece?» (Mt 26,65).

Muchas veces, Jesús había hecho referencias al Padre, pero siempre marcando una distinción: la Paternidad de Dios es diferente si se trata de Cristo o de los hombres. Y los judíos que le escuchaban le entendían muy bien: no era Hijo de Dios como los otros, sino que la filiación que reclama para Él mismo es una filiación natural. Jesús afirma que su naturaleza y la del Padre son iguales, aun siendo personas distintas. Manifiesta de esta manera su divinidad. Es éste un fragmento del Evangelio muy interesante de cara a la revelación del misterio de la Santísima Trinidad.

Entre las cosas que hoy dice el Señor hay algunas que hacen especial referencia a todos aquellos que a lo largo de la historia creerán en Él: escuchar y creer a Jesús es tener ya la vida eterna (cf. Jn 5,24). Ciertamente, no es todavía la vida definitiva, pero ya es participar de la promesa. Conviene que lo tengamos muy presente, y que hagamos el esfuerzo de escuchar la palabra de Jesús, como lo que realmente es: la Palabra de Dios que salva. La lectura y la meditación del Evangelio ha de formar parte de nuestras prácticas religiosas habituales. En las páginas reveladas oiremos las palabras de Jesús, palabras inmortales que nos abren las puertas de la vida eterna. En fin, como enseñaba san Efrén, la Palabra de Dios es una fuente inagotable de vida.

BUENOS DÍAS

 




martes, 16 de marzo de 2021

MEDITACIÓN DE CUARESMA, DÍA 28, MARTES 16 DE MARZO

  



MEDITACIÓN DE CUARESMA

Día 28º. Martes 16 de Marzo.


Apostolado. ¿Cuántos amigos has acercado a Dios este mes? ¿Y este año? ¿Y el año pasado? ¿Y en toda tu vida?

Mucha gente se piensa que ayudar a otras personas a ser mejores cristianos es tarea de sacerdotes y religiosos. ¡Nada más falso! Antes de subir a los cielos, Jesús dijo que debíamos ser testigos suyos hasta los últimos confines de la tierra. Ser testigos suyos significa hablar de Dios a nuestros amigos, invitarles a ir a Misa para recibir al Señor, preocuparnos y ocuparnos de su salud espiritual, animarles a ser mejores cristianos en cosas concretas, ayudarles a confesarse con frecuencia, rezar algo con ellos, y un larguísimo etcétera.

Puedes hablar ahora con Jesús de tres amigos tuyos, pedirle por ellos, y ver qué puedes hacer por ayudarles para que se acerquen a Dios. 

AÑO DE SAN JOSÉ, DÍA 16 DE MARZO

 



 Año de San José 


San José, hombre justo y modelo de virtudes,

es el Patrono Universal de la santa Iglesia,

y por lo tanto de todos nosotros.

Es el santo que tuvo en la tierra

la misión más grande y noble:

proteger al Niño Dios y su Santísima Madre.

 

Marzo 16

Seguros y confiados totalmente en tu poder, venimos a tu presencia solicitando con todo fervor no deseches nuestras súplicas y te dignes acceder a ellas piadosamente. Así sea.

(P. Florentín Brusa, cmf)

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 16 DE MARZO DE 2021



Lecturas de hoy Martes de la 4ª semana de Cuaresma

Hoy, martes, 16 de marzo de 2021



Primera lectura

Lectura de la profecía de Ezequiel (47,1-9.12):

EN aquellos días, el ángel me hizo volver a la entrada del templo del Señor.

De debajo del umbral del templo corría agua hacia el este —el templo miraba al este—. El agua bajaba por el lado derecho del templo, al sur del altar.

Me hizo salir por el pórtico septentrional y me llevó por fuera hasta el pórtico exterior que mira al este. El agua corría por el lado derecho.

El hombre que llevaba el cordel en la mano salió hacia el este, midió quinientos metros y me hizo atravesar el agua, que me llegaba hasta los tobillos. Midió otros quinientos metros y me hizo atravesar el agua, que me llegaba hasta las rodillas. Midió todavía otros quinientos metros y me hizo atravesar el agua, que me llegaba hasta la cintura. Midió otros quinientos metros: era ya un torrente que no se podía vadear, sino cruzar a nado.

Entonces me dijo:

«¿Has visto, hijo de hombre?»,

Después me condujo por la ribera del torrente.

Al volver vi en ambas riberas del torrente una gran arboleda. Me dijo:

«Estas aguas fluyen hacia la zona oriental, descienden hacia la estepa y desembocan en el mar de la Sal, Cuando hayan entrado en él, sus aguas serán saneadas. Todo ser viviente que se agita, allí donde desemboque la corriente, tendrá vida; y habrá peces en abundancia. Porque apenas estas aguas hayan llegado hasta allí, habrán saneado el mar y habrá vida allí donde llegue el torrente.

En ambas riberas del torrente crecerá toda clase de árboles frutales; no se marchitarán sus hojas ni se acabarán sus frutos; darán nuevos frutos cada mes, porque las aguas del torrente fluyen del santuario; su fruto será comestible y sus hojas medicinales».


Palabra de Dios




Salmo

Sal 45,2-3.5-6.8-9


R/. El Señor de los ejércitos está con nosotros,

nuestro alcázar es el Dios de Jacob


V/. Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,

poderoso defensor en el peligro.

Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,

y los montes se desplomen en el mar. R/.


V/. Un río y sus canales alegran la ciudad de Dios,

el Altísimo consagra su morada.

Teniendo a Dios en medio, no vacila;

Dios la socorre al despuntar la aurora. R/.


V/. El Señor del universo está con nosotros,

nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Venid a ver las obras del Señor,

las maravillas que hace en la tierra. R/.





Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (5,1-16):


SE celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén.

Hay en Jerusalén, junto a la Puerta de las Ovejas, una piscina que llaman en hebreo Betesda. Esta tiene cinco soportales, y allí estaban echados muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos.

Estaba también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo.

Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo, le dice:

«¿Quieres quedar sano?».

El enfermo le contestó:

«Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado».

Jesús le dice:

«Levántate, toma tu camilla y echa a andar».

Y al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y echó a andar.

Aquel día era sábado, y los judíos dijeron al hombre que había quedado sano:

«Hoy es sábado, y no se puede llevar la camilla».

Él les contestó:

«El que me ha curado es quien me ha dicho: “Toma tu camilla y echa a andar”».

Ellos le preguntaron:

«¿Quién es el que te ha dicho que tomes la camilla y eches a andar?».

Pero el que había quedado sano no sabía quién era, porque Jesús, a causa del gentío que había en aquel sitio, se había alejado.

Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice:

«Mira, has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor».

Se marchó aquel hombre y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado.

Por esto los judíos perseguían a Jesús, porque hacía tales cosas en sábado.


Palabra del Señor 


«Jesús, viéndole tendido (...), le dice: ‘¿Quieres curarte?’»

Rev. D. Àngel CALDAS i Bosch

(Salt, Girona, España)


Hoy, san Juan nos habla de la escena de la piscina de Betsaida. Parecía, más bien, una sala de espera de un hospital de trauma: «Yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos» (Jn 5,3). Jesús se dejó caer por allí.

¡Es curioso!: Jesús siempre está en medio de los problemas. Allí donde haya algo para “liberar”, para hacer feliz a la gente, allí está Él. Los fariseos, en cambio, sólo pensaban en si era sábado. Su mala fe mataba el espíritu. La mala baba del pecado goteaba de sus ojos. No hay peor sordo que el que no quiere entender.

El protagonista del milagro llevaba treinta y ocho años de invalidez. «¿Quieres curarte?» (Jn 5,6), le dice Jesús. Hacía tiempo que luchaba en el vacío porque no había encontrado a Jesús. Por fin, había encontrado al Hombre. Los cinco pórticos de la piscina de Betsaida retumbaron cuando se oyó la voz del Maestro: «Levántate, toma tu camilla y anda» (Jn 5,8). Fue cuestión de un instante.

La voz de Cristo es la voz de Dios. Todo era nuevo en aquel viejo paralítico, gastado por el desánimo. Más tarde, san Juan Crisóstomo dirá que en la piscina de Betsaida se curaban los enfermos del cuerpo, y en el Bautismo se restablecían los del alma; allá, era de cuando en cuando y para un solo enfermo. En el Bautismo es siempre y para todos. En ambos casos se manifiesta el poder de Dios por medio del agua.

El paralítico impotente a la orilla del agua, ¿no te hace pensar en la experiencia de la propia impotencia para hacer el bien? ¿Cómo pretendemos resolver, solos, aquello que tiene un alcance sobrenatural? ¿No ves cada día, a tu alrededor, una constelación de paralíticos que se “mueven” mucho, pero que son incapaces de apartarse de su falta de libertad? El pecado paraliza, envejece, mata. Hay que poner los ojos en Jesús. Es necesario que Él —su gracia— nos sumerja en las aguas de la oración, de la confesión, de la apertura de espíritu. Tú y yo podemos ser paralíticos sempiternos, o portadores e instrumentos de luz. 

¿MATRIMONIO EN PROBLEMAS? ESTOS 8 SANTOS PUEDEN AYUDAR

 



 ¿Matrimonio en problemas? Estos 8 santos pueden ayudar

Redacción ACI Prensa




A pocos días del inicio del Año de la Familia convocado por el Papa Francisco, conoce a estos ocho santos que con su intercesión pueden ayudar a los hogares y matrimonios que atraviesan tiempos difíciles.

El Santo Padre convocó el Año de la Familia con ocasión del quinto aniversario de la exhortación apostólica post sinodal Amoris laetitia. Este año especial comenzará el 19 de marzo, Solemnidad de San José, y concluirá el 26 de junio de 2022 con el X Encuentro Mundial de las Familias que se realizará en Roma.

“Encomendamos a la Sagrada Familia de Nazaret, en particular a San José, esposo y padre solícito este camino con familias de todo el mundo”, pidió el Papa.

Te presentamos 8 santos que velan por temas relacionados a la familia y el matrimonio, para pedir su ayuda cuando aparecen las dificultades:


1. San José – Patrono de los padres de familia

En el Plan Reconciliador de Dios, San José tuvo un papel esencial: Dios le encomendó la gran responsabilidad y privilegio de ser el padre adoptivo del Niño Jesús y de ser el esposo casto de la Virgen María.

San José, el santo custodio de la Sagrada Familia, nació en Belén, la ciudad de David del que era descendiente. Él protegió a la Inmaculada Madre de Dios y ayudó a criar al Niño Jesús. Sin embargo, no hay ninguna cita de San José en los Evangelios. Más bien, fue un silencioso y humilde servidor de Dios que desempeñó su rol cabalmente.


2. Santa Marta – Patrona de las amas de casa

Santa Marta, hermana de María y Lázaro, vivió en un pueblo cercano a Jerusalén llamado Betania y es recordada por la frase que Jesús le señala en el Evangelio de San Lucas: “Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada”.

Esta santa es generalmente invocada por los fieles para pedir su protección ante las cosas urgentes y difíciles, pues con sus súplicas obtuvo la resurrección de su hermano Lázaro.


3. Santa Gianna Beretta Molla – Patrona de las madres y los niños por nacer

Gianna Beretta era muy devota de la Virgen, y solía hablar de la Madre de Dios en sus encuentros con las chicas de la Acción Católica y en las cartas a su futuro esposo. Se hizo médico y alentaba a las embarazadas a que recibieran a sus hijos como un regalo de Dios.

Al inicio de su cuarto embarazo, los médicos le detectaron un tumor en el útero y le sugirieron que se sometiera a un aborto “terapéutico” para poder salvarse. Ella se negó y pidió al cirujano que “a toda costa” preserve a su bebé.

Dio a luz a su hija el 21 de abril de 1962, un Sábado Santo. Sin embargo, Santa Gianna empezó a sufrir dolores abdominales y fiebre debido a una peritonitis séptica. Murió el 28 de abril a los 39 años.


4. Santa Mónica – Patrona de las madres de familia

Siendo joven y por un arreglo de sus padres, Mónica se casó con Patricio, un hombre violento y mujeriego. Mónica rezaba por la conversión de su esposo, quien se bautizó poco antes de morir.

Lamentablemente, Agustín, su hijo mayor, era un joven de actitudes egoístas e impetuosas, que vivía alejado de la fe. Mónica guardaba la esperanza en que se convirtiera, por ello rezaba y ofrecía sacrificios espirituales.

Después de muchos años de incertidumbre, finalmente San Agustín se bautizó en la Pascua del año 387. No mucho tiempo después, cuando ambos se encontraban de regreso a Tagaste, Mónica cae enferma y muere en el puerto de Ostia (Italia).


5. Santo Domingo Savio – Patrono de las embarazadas

Santo Domingo Savio quiso ser sacerdote desde pequeño y tras conocer a Don Bosco ingresó al Oratorio de San Francisco de Sales en Turín (Italia).

El niño se destacó por su intensa vida espiritual, su alegría y su disposición para ayudar a los demás, especialmente a su familia. Solía decir con frecuencia: “¡Quiero ser santo!”. Por la intercesión de la Virgen, su madre fue curada durante el embarazo de su hermana Catalina.

Debido a su débil salud, tuvo que dejar el oratorio y regresar a su casa. Falleció el 9 de marzo de 1857, poco antes de cumplir 15 años, y exclamó: “¡Qué cosa tan hermosa veo!”.


6. San Joaquín y Santa Ana – Patronos de los abuelos

Los padres de la Santísima Virgen María y abuelos de Jesús fueron personas de profunda fe y confianza en Dios. Ellos educaron en la fe a su hija María, alimentando en ella el amor hacia el Creador y preparándola para su misión.

Benedicto XVI, en 2009, resaltó -a través de las figuras de San Joaquín y Santa Ana-, la importancia del rol educativo de los abuelos, que en la familia “son depositarios y con frecuencia testimonio de los valores fundamentales de la vida”.


7. Santa Fabiola – Patrona de las personas divorciadas

Santa Fabiola se divorció de su marido adúltero después de muchos años de abuso físico y emocional. Luego de la muerte de su segundo esposo, realizó penitencia pública y fue aceptada nuevamente en la Iglesia por el Papa San Siricio.

La santa renunció a las riquezas de este mundo y dedicó su vida a las necesidades de los pobres y enfermos. Fundó el primer hospital y un hospicio en Porto Romano para los pobres y los peregrinos visitantes.


8. Santa Rita de Casia – Patrona de los matrimonios difíciles

Santa Rita de Casia fue una hija obediente y esposa fiel, pero era maltratada. Tras 20 años de matrimonio el esposo se convirtió, Rita lo perdonó y juntos se acercaron más a la vida de fe. Un día él no llegó a casa y lo encontraron asesinado.

Los hijos juraron vengar la muerte de su padre. Ante esto, Santa Rita rogó al Señor que salvara a sus hijos y que tomara sus vidas antes de que se condenaran con un pecado mortal como el asesinato. 

Ambos padecieron una terrible enfermedad y antes de morir perdonaron a los asesinos de su padre.

Santa Rita ingresó con las hermanas agustinas. Experimentó los estigmas y las marcas de la corona de espinas en la cabeza. Después de una grave y dolorosa enfermedad partió a la Casa del Padre en 1457.

SANTORAL DE HOY MARTES 16 DE MARZO DE 2021

José Gabriel del Rosario Brochero, SantoJosé Gabriel del Rosario Brochero, Santo
Fiesta Litúrgica, 16 de marzo
Julián de Anazarbo, SantoJulián de Anazarbo, Santo
Mártir, 16 de marzo
Eusebia de Hamay, SantaEusebia de Hamay, Santa
Abadesa, 16 de marzo
Juan de Brébeuf, SantoJuan de Brébeuf, Santo
Sacerdote y Mártir, 16 de marzo
Heriberto de Colonia, SantoHeriberto de Colonia, Santo
Obispo, 16 de marzo
Benedicta de Asís, BeataBenedicta de Asís, Beata
Abadesa, 16 de marzo

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lunes, 15 de marzo de 2021

IMÁGENES DE SAN JOSÉ A COLORES Y PARA COLOREAR DE PATRIS CORDE

 
















EL EVANGELIO DE HOY LUNES 15 DE MARZO DE 2021

 



 Lecturas de hoy Lunes de la 4ª semana de Cuaresma

Hoy, lunes, 15 de marzo de 2021



Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (65,17-21):

ESTO dice el Señor:

«Mirad: voy a crear un nuevo cielo

y una nueva tierra:

de las cosas pasadas

ni habrá recuerdo ni vendrá pensamiento.

Regocijaos, alegraos por siempre

por lo que voy a crear:

yo creo a Jerusalén “alegría”,

y a su pueblo, “júbilo”.

Me alegraré por Jerusalén

y me regocijaré con mi pueblo,

ya no se oirá en ella ni llanto ni gemido;

ya no habrá allí niño

que dure pocos días,

ni adulto que no colme sus años,

pues será joven quien muera a los cien años,

y quien no los alcance se tendrá por maldito.

Construirán casas y las habitarán,

plantarán viñas y comerán los frutos».


Palabra de Dios



Salmo

Sal 29,2.4.5-6.11-12a.13b


R/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado


V/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado

y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.

Señor, sacaste mi vida del abismo,

me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R/.


V/. Tañed para el Señor, fieles suyos,

celebrad el recuerdo de su nombre santo;

su cólera dura un instante;

su bondad, de por vida;

al atardecer nos visita el llanto;

por la mañana, el júbilo. R/.


V/. Escucha, Señor, y ten piedad de mí;

Señor, socórreme.

Cambiaste mi luto en danzas.

Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R/.


Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (4,43-54):

EN aquel tiempo, salió Jesús de Samaría para Galilea. Jesús mismo había atestiguado:

«Un profeta no es estimado en su propia patria».

Cuando llegó a Galilea, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta.

Fue Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino.

Había un funcionario real que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún. Oyendo que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verlo, y le pedía que bajase a curar a su hijo que estaba muriéndose.

Jesús le dijo:

«Si no veis signos y prodigios, no creéis».

El funcionario insiste:

«Señor, baja antes de que se muera mi niño».

Jesús le contesta:

«Anda, tu hijo vive».

El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino. Iba ya bajando, cuando sus criados vinieron a su encuentro diciéndole que su hijo vivía. Él les preguntó a qué hora había empezado la mejoría. Y le contestaron:

«Ayer a la hora séptima lo dejó la fiebre».

El padre cayó en la cuenta de que esa era la hora en que Jesús le había dicho: «Tu hijo vive». Y creyó él con toda su familia. Este segundo signo lo hizo Jesús al llegar de Judea a Galilea.


Palabra del Señor




«Jesús partió de Samaría para Galilea»

Rev. D. Ramon Octavi SÁNCHEZ i Valero

(Viladecans, Barcelona, España)



Hoy volvemos a encontrar a Jesús en Caná de Galilea, donde había realizado el conocido milagro de la conversión del agua en vino. Ahora, en esta ocasión, hace un nuevo milagro: la curación del hijo de un funcionario real. Aunque el primero fue espectacular, éste es —sin duda— más valioso, porque no es algo material lo que se soluciona con el milagro, sino que se trata de la vida de una persona.

Lo que llama la atención de este nuevo milagro es que Jesús actúa a distancia, no acude a Cafarnaúm para curar directamente al enfermo, sino que sin moverse de Caná hace posible el restablecimiento: «Le dice el funcionario: ‘Señor, baja antes que se muera mi hijo’. Jesús le dice: ‘Vete, que tu hijo vive’» (Jn 4,49.50).

Esto nos recuerda a todos nosotros que podemos hacer mucho bien a distancia, es decir, sin tener que hacernos presentes en el lugar donde se nos solicita nuestra generosidad. Así, por ejemplo, ayudamos al Tercer Mundo colaborando económicamente con nuestros misioneros o con entidades católicas que están allí trabajando. Ayudamos a los pobres de barrios marginales de las grandes ciudades con nuestras aportaciones a instituciones como Cáritas, sin que debamos pisar sus calles. O, incluso, podemos dar una alegría a mucha gente que está muy distante de nosotros con una llamada de teléfono, una carta o un correo electrónico.

Muchas veces nos excusamos de hacer el bien porque no tenemos posibilidades de hacernos físicamente presentes en los lugares en los que hay necesidades urgentes. Jesús no se excusó porque no estaba en Cafarnaúm, sino que obró el milagro.

La distancia no es ningún problema a la hora de ser generoso, porque la generosidad sale del corazón y traspasa todas las fronteras. Como diría san Agustín: «Quien tiene caridad en su corazón, siempre encuentra alguna cosa para dar».

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