jueves, 3 de diciembre de 2020

HOY CELEBRAMOS A SAN FRANCISCO JAVIER, PATRONO DE LAS MISIONES, 3 DE DICIEMBRE

 


Hoy recordamos a San Francisco Javier, considerado el mayor misionero de la era moderna. Impulsado por el ardiente deseo de difundir el Evangelio, entró en contacto con las grandes culturas orientales, comunicando las Sagradas Escrituras con genialidad y dando testimonio de la presencia del Señor a las poblaciones locales. 



Biografía de San Francisco Javier

Son pocos los hombres que tienen el corazón tan grande como para responder a la llamada de Jesucristo e ir a evangelizar hasta los confines de la tierra.  San Francisco Javier es uno de esos.  Con razón ha sido llamado: "El gigante de la historia de las misiones" y el Papa Pío X lo nombró patrono oficial de las misiones extranjeras y de todas las obras relacionadas con la propagación de la fe. La oración del día de su fiesta dice así: "Señor, tú has querido que varias naciones llegaran al conocimiento de la verdadera religión por medio de la predicación de San Francisco Javier". El famoso historiador Sir Walter Scott comentó:  "El protestante más rígido y el filósofo más indiferente no pueden negar que supo reunir el valor y la paciencia de un mártir con el buen sentido, la decisión, la agilidad mental y la habilidad del mejor negociador que haya ido nunca en embajada alguna". 

Francisco nació en 1506, en el castillo de Javier en Navarra, cerca de Pamplona, España. Era el benjamín de la familia.  A los dieciocho años fue a estudiar a la Universidad de París, en el colegio de Santa Bárbara, donde en 1528, obtuvo el grado de licenciado. Dios estaba preparando grandes cosas, por lo que dispuso que Francisco Javier tuviese como compañero de la pensión a Pedro Favre, que sería como él jesuita y luego beato, también providencialmente conoció a un extraño estudiante llamado Ignacio de Loyola, ya bastante mayor que sus compañeros. Al principio Francisco rehusó la influencia de Ignacio el cual le repetía la frase de Jesucristo: "¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si se pierde a sí mismo?". Este pensamiento al principio le parecía fastidioso y contrario a sus aspiraciones, pero poco a poco fue calando y retando su orgullo y vanidad. Por fin San Ignacio logró que Francisco se apartara un tiempo para hacer un retiro especial que el mismo Ignacio había desarrollado basado en su propia lucha por la santidad. Se trata de los "Ejercicios Espirituales".  Francisco fue guiado por Ignacio en aquellos días de profundo combate espiritual y quedó profundamente transformado por la gracia de Dios.  Comprendió las palabras que Ignacio: "Un corazón tan grande y un alma tan noble no pueden contentarse con los efímeros honores terrenos.  Tu ambición debe ser la gloria que dura eternamente". 

Llegó a ser uno de los siete primeros seguidores de San Ignacio, fundador de los jesuitas, consagrándose al servicio de Dios en Montmatre, en 1534.  Hicieron voto de absoluta pobreza, y resolvieron ir a Tierra Santa para comenzar desde allí su obra misionera, poniéndose en todo caso a la total dependencia del Papa.  Junto con ellos recibió la ordenación sacerdotal en Venecia, tres años más tarde, y con ellos compartió las vicisitudes de la naciente Compañía. Abandonado el proyecto de la Tierra Santa, emprendieron camino hacia Roma, en donde Francisco colaboró con Ignacio en la redacción de las Constituciones de la Compañía de Jesús. 

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 3 DE DICIEMBRE DEL 2020

 



Lecturas de hoy Jueves de la 1ª semana de Adviento

Hoy, jueves, 3 de diciembre de 2020



Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (26,1-6):

AQUEL día, se cantará este canto en la tierra de Judá:

«Tenemos una ciudad fuerte,

ha puesto para salvarla murallas y baluartes.

Abrid las puertas para que entre un pueblo justo,

que observa la lealtad;

su ánimo está firme y mantiene la paz,

porque confía en ti.

Confiad siempre en el Señor,

porque el Señor es la Roca perpetua.

Doblegó a los habitantes de la altura,

a la ciudad elevada;

la abatirá, la abatirá

hasta el suelo, hasta tocar el polvo.

La pisarán los pies, los pies del oprimido,

los pasos de los pobres».

Palabra de Dios




Salmo

Sal 117,1.8-9.19-21.25-27a


R/. Bendito el que viene en nombre del Señor


R/. Bendito el que viene en nombre del Señor.


O bien:


R/. Aleluya


V/. Dad gracias al Señor porque es bueno,

porque es eterna su misericordia.

Mejor es refugiarse en el Señor

que fiarse de los hombres,

mejor es refugiarse en el Señor

que fiarse de los jefes. R/.


V/. Abridme las puertas de la salvación,

y entraré para dar gracias al Señor.

Esta es la puerta del Señor:

los vencedores entrarán por ella.

Te doy gracias porque me escuchaste

y fuiste mí salvación. R/.


V/. Señor, danos la salvación;

Señor, danos prosperidad.

Bendito el que viene en nombre del Señor,

os bendecimos desde la casa del Señor;

el Señor es Dios, él nos ilumina. R/.



Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (7,21.24-27):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.

El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande».


Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy jueves, 3 de diciembre de 2020

Rosa Ruiz


Queridos amigos y amigas:

Cuando Isaías describe al pueblo justo dice: “que observa la lealtad; su ánimo está firme y mantiene la paz, porque confía en Dios”. Sería bonito que nuestro mundo nos identificara también porque somos gente de ánimo firme, que no se viene abajo con cualquier contratiempo y que hacemos todo lo que está en nuestras manos para mantener la paz. A veces me pregunto si no es así porque nuestra confianza en el Señor, a pesar de todo, no es tan fuerte.

O en palabras del evangelio de hoy, se trataría de ser gente que no se queda en palabras bonitas (¡Señor, Señor!) sino que cumple la voluntad de Dios, que expresa su fe con gestos concretos, con hechos. En definitiva, que nuestra vida se va construyendo sobre roca y no sobre arena.

San Francisco Javier, a quien celebramos, como testigo de vida y ejemplo misionero, puede ser otra enorme ayuda para nosotros. Todo su proceso vital es el retrato de alguien que, ciertamente, se fio de Dios, construyó su casa sobre roca y por eso tuvo la libertad suficiente para ir cambiando el rumbo según soplaba el Espíritu en la vida de cada día. Sin estar preso en apariencias o en grandilocuentes hazañas. Su modo de morir lo expresa muy bien.

Al parecer, un 21 de noviembre, la fiebre comenzó a minar su salud. Tuvo que abandonar el barco en que se hallaba y un comerciante le condujo a una pobre cabaña de palos, donde fue debilitándose, hasta morir un 3 de diciembre. Tenía 46 años. Toda la pompa y reconocimiento a sus andanzas misioneras se tradujeron en un entierro con su amigo Antonio, un portugués y dos esclavos. ¿Qué más señales necesitamos para seguir confiando en quien realmente nos da la vida?, ¿qué más necesitamos para desconfiar de grandes fachadas y aparentes éxitos como garantía de fidelidad a Dios?


Vuestra hermana en la fe, Rosa Ruiz

IMÁGENES DE LA VIRGEN DE GUADALUPE

 


























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