martes, 28 de abril de 2020

IMÁGENES DE LA VIRGEN DE FÁTIMA





LECTURAS BÍBLICAS DE HOY MARTES 28 DE ABRIL DE 2020


Lecturas de hoy Martes de la 3ª semana de Pascua
Hoy, martes, 28 de abril de 2020



Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (7,51–8,1a):

EN aquellos días, dijo Esteban al pueblo y a los ancianos y escribas:
«¡Duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros siempre resistís al Espíritu Santo, lo mismo que vuestros padres. ¿Hubo un profeta que vuestros padres no persiguieran? Ellos mataron a los que anunciaban la venida del Justo, y ahora vosotros lo habéis traicionado y asesinado; recibisteis la ley por mediación de ángeles y no la habéis observado».
Oyendo sus palabras se recomían en sus corazones y rechinaban los dientes de rabia. Esteban, lleno de Espíritu Santo, fijando la mirada en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios, y dijo:
«Veo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios».
Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos; y, como un solo hombre, se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los testigos dejaron sus capas a los pies de un joven llamado Saulo y se pusieron a apedrear a Esteban, que repetía esta invocación:
«Señor Jesús, recibe mi espíritu».
Luego, cayendo de rodillas y clamando con voz potente, dijo:
«Señor, no les tengas en cuenta este pecado».
Y, con estas palabras, murió.
Saulo aprobaba su ejecución.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 30,3cd-4.6ab.7b.8a.17.21ab

R/. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu

Sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame. R/.

A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás.
Yo confío en el Señor.
Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría. R/.

Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia.
En el asilo de tu presencia los escondes
de las conjuras humanas. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (6,30-35):

EN aquel tiempo, el gentío dijo a Jesús:
«¿Y qué signo haces tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Pan del cielo les dio a comer”».
Jesús les replicó: «En verdad, en verdad os digo: no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo».
Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de este pan».
Jesús les contestó: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás».

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy martes, 28 de abril de 2020
Alejandro Carbajo Olea, cmf



Queridos amigos, paz y bien.

“Señor, danos siempre de ese pan”. Quizá ahora, como nunca en los últimos años, hay esa hambre del Pan de Vida. Con las iglesias cerradas, con muchas parroquias celebrando “virtualmente”, queda la Comunión espiritual, a la que están acostumbrados muchos ancianos y enfermos, que no pueden acudir a las iglesias. pero hay hambre de Eucaristía. Los contemporáneos de Cristo no tenían todas las claves para entender estas palabras. Nosotros, veintiún siglos después, sabemos que ese pan es el propio Cuerpo de Cristo. Gran milagro, el que se produce cada día, cuando se nos hace accesible el propio Hijo de Dios. Solo con este pensamiento se podría reflexionar largamente.

Decíamos ayer que la historia de Esteban no pintaba bien. Hoy asistimos a su lapidación. Como todos los mártires católicos, muere perdonando a sus enemigos. Y, a imitación de Jesús, pide que no se les tenga en cuenta ese pecado a sus asesinos. Muerte de profeta. Muerte martirial.

A todos nos molestan los profetas. Profeta no es la persona que adivina el futuro, sino el que nos pone ante la verdad, o mejor, la Verdad de nuestra vida. Lo que deberíamos hacer y no hacemos. O lo que hacemos, y no deberíamos hacer. Son incómodos. Las personas que viven cerca de un profeta deben estar siempre atentas, porque no hay mejor testimonio que el de la propia vida. No es muy difícil recordar a san Óscar Arnulfo Romero, mártir de América, o a santa Teresa de Calcuta, modelo viviente de entrega a los demás. “Admirables, pero no imitables”, dicen los escépticos, con una sonrisa torcida. Son personas que caen simpáticas, pero su estilo de vida “no es para mí”. Pues no. Todos estamos llamados a ese estilo de vida, en fidelidad, con alegría, en cada momento.

Esteban vivió su fe hasta el final, y vio los cielos abiertos, y a Cristo a la derecha del Padre. Como Cristo. No hace tanto que estábamos celebrando la Pascua, y nos alegrábamos de poder mirar la victoria sobre la muerte. Pero no todos viven así. Los hubo que se alegraron de la muerte de Esteban. Como hoy hay gente que sonríe cuando atacan a alguien que se destaca un poco entre la multitud. Que nos es incómodo, que no nos cae bien. Ojalá no nos den miedo. Que podamos dar testimonio de nuestra fe, siempre y en todo lugar.

“A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu”. “Señor, danos siempre de este pan”. Que, a lo largo del día, repitamos muchas veces estas frases, a modo de letanía, para recordarnos dónde está nuestra fuerza, y Quién nos acompaña a lo largo del camino. Quién nos da el pan nuestro de cada día.

Vuestro hermano en la fe,
Alejandro, C.M.F.

BUENOS DÍAS!!!





lunes, 27 de abril de 2020

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 27 DE ABRIL


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
27 abril



Nunca tenemos derecho a desanimarnos; la herencia que ha dejado Jesús es el optimismo y la alegría; así, ni pesimismo, ni la tristeza deben andar en tu corazón hasta el punto de no dejarte trabajar en tu vida espiritual o en tu acción apostólica.

Nuestro apoyo está en Cristo, que es Dios; Él es nuestra esperanza y de Él recibiremos la ayuda que necesitamos. No hay horas grises con Cristo; teniéndolo a Él por Amigo, todo cambia y los horizontes se aclaran.


P. Alfonso Milagro

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY LUNES 27 DE ABRIL DE 2020


Lecturas de hoy Lunes de la 3ª semana de Pascua
Hoy, lunes, 27 de abril de 2020



Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (6,8-15):

EN aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba.
Entonces indujeron a unos que asegurasen:
«Le hemos oído palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios».
Alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y, viniendo de improviso, lo agarraron y lo condujeron al Sanedrín, presentando testigos falsos que decían:
«Este individuo no para de hablar contra el Lugar Santo y la Ley, pues le hemos oído decir que ese Jesús el Nazareno destruirá este lugar y cambiará las tradiciones que nos dio Moisés».
Todos los que estaban sentados en el Sanedrín fijaron su mirada en él y su rostro les pareció el de un ángel.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 118,23-24.26-27.29-30

R/. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor

Aunque los nobles se sienten a murmurar de mí,
tu siervo medita tus decretos;
tus preceptos son mi delicia,
tus enseñanzas son mis consejeros. R/.

Te expliqué mi camino, y me escuchaste:
enséñame tus mandamientos;
instrúyeme en el camino de tus mandatos,
y meditaré tus maravillas. R/.

Apártame del camino falso,
y dame la gracia de tu ley;
escogí el camino verdadero,
deseé tus mandamientos. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (6,22-29):

DESPUÉS de que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el mar. Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar notó que allí no había habido más que una barca y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos.
Entretanto, unas barcas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan después que el Señor había dado gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo has venido aquí?».
Jesús les contestó:
«En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a este lo ha sellado el Padre, Dios».
Ellos le preguntaron:
«Y, ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?».
Respondió Jesús:
«La obra de Dios es esta: que creáis en el que él ha enviado».

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy lunes, 27 de abril de 2020
Alejandro Carbajo Olea, cmf


Queridos amigos, paz y bien.

En Navidad, justo después de celebrar el nacimiento de Cristo, la liturgia nos presenta la memoria de san Esteban, mártir. Como diciendo que, al lado de Jesús, se gana el cielo, pero a veces, de manera brusca. Con el derramamiento de la propia sangre. Terminada la Octava de Pascua, nos encontramos con la lectura de los Hechos de los Apóstoles, donde también aparece el bueno de Esteban. Le miraban, y les parecía que tenía el rostro de un ángel. No desvelamos el final de la historia, aunque podemos hacernos una idea. Tiempo habrá en esta semana para reflexionar con la ayuda del primer mártir de nuestra Iglesia.

Creo que de Esteban, sin duda, se puede decir que creyó en Jesús, y que se dedicó a las obras de su Amigo. A las obras del Reino de Dios. El Evangelio de Juan no es de los más “simpáticos” o comprensibles. En ocasiones, parece que a Jesús le preguntan una cosa, y responde otra. Menos mal que la luz de la Pascua nos ilumina. Acabamos de celebrar una Semana Santa, como poco, extraña. En muchos países no se puede salir de casa, o con muchas limitaciones. La palabra de Dios nos da una clave para vivir este tiempo especial. También nosotros buscamos a Jesús, y no lo encontramos. Parece que se ha ido. Pero Él está, y se muestra, y se hace el encontradizo. Y nos dice lo que tenemos que oír, no lo que queremos nosotros.

Es una realidad que todos debemos purificar nuestras motivaciones. Se puede comenzar a seguir a Cristo por muchos motivos, algunos claros, y otros, quizá, inconscientes. Hay mucho entusiasmo al principio, y muchas gratificaciones, y eso está bien. Triste sería comenzar un camino sin alegría. Pero no siempre quedaremos saciados, como los cinco mil que se cruzaron con Jesús. A veces habrá algo de hambre, y a veces, oscuridad total. Todo forma parte del seguimiento de Cristo. Tuvimos un formador en el Noviciado, el ínclito padre Fariñas, que nos decía que los votos perpetuos no se hacían el día de la Profesión Perpetua, sino en el momento en que, pasado algún tiempo, querías comprarte algo y no te daban permiso, o cuando te apetecía hacer algo, y el Superior pensaba de forma diferente, o cuando una chiquilla te pedía atención especial, y tenías que decir que ya estabas comprometido. Es una carrera de maratón, y no un acelerón de solo 100 metros.

En los buenos momentos, hay que cargar las pilas, acumular “calor” para cuando lleguen los momentos de oscuridad, de frío (y de frío sabemos “algo” en Rusia). Y ser firmes en la decisión tomada. Conozco a muchas personas, también en Rusia, que han tenido problemas por haber dado el paso a la Iglesia Católica. Los miran mal. Imagino que, en muchos países, tampoco es fácil ser católico. A Esteban tampoco le fue fácil. Pero fue fiel hasta el final. Como Jesús.

Vuestro hermano en la fe,

Alejandro, C.M.F.

EL PAPA FRANCISCO ANIMÓ A RECORDAR EL PRIMER ENCUENTRO CON JESUCRISTO


El Papa Francisco animó a recordar el primer encuentro con Jesucristo
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
 Foto: Vatican Media




En la Misa de la capilla de la casa Santa Marta de este lunes 27 de abril, el Papa Francisco animó a los fieles a recordar su primer encuentro con Jesucristo en el que escuchaban la Palabra de Dios y comenzaron con alegría su vocación.

Durante su homilía en el cual se centró en el pasaje del Evangelio del día (San Juan 6,22-29), el Santo Padre señaló que “Jesús les hace recordar el primer sentimiento que tenían, ése, antes de la multiplicación de los panes, cuando escuchaban la Palabra de Dios, en verdad, en verdad les digo: ustedes me buscan, no porque han visto prodigios, sino porque han comido de los panes y se han saciado”.

“Jesús muestra la intención de ellos. Es así, han cambiado de actitud, y ellos, en lugar de justificarse: ‘no Señor…’. Fueron humildes. Y Jesús continuó con su enseñanza: ‘trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para la vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre, porque éste es, a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello’”.

De este modo, el Papa Francisco explicó que “éste es uno de los casos en los que Jesús corrige a las multitudes… Esto nos hace pensar que muchas veces en la vida, nosotros comenzamos un camino en el seguimiento de Jesús, hacia Jesús, con los valores del Evangelio, y a mitad de camino nos viene alguna idea, vemos alguna señal, y nos alejamos, y nos conformamos con una cosa más temporal, más material, más mundana, puede ser, y perdemos la memoria de aquel primer entusiasmo que hemos tenido cuando sentíamos hablar a Jesús”, explicó.

En esta línea, el Pontífice destacó que “el Señor hace volver siempre al primer encuentro, al primer momento en el cual Él nos miró, nos habló, y ha hecho, hizo nacer, dentro de nosotros, el deseo de seguirlo”.

“Esto es una gracia para pedirle al Señor, porque nosotros en la vida siempre tendremos esta tentación de alejarnos, porque vemos otra cosa: eso va bien, esa idea es buena… nos alejamos de Dios” reconoció.


Por ello, el Santo Padre animó a rezar a Dios para pedir “la gracia de volver siempre a la primera llamada” y “no olvidar la primera historia, cuando Jesús me ha mirado con Amor y me ha dicho: éste es tu camino, cuando Jesús, a través de mucha gente me ha hecho entender cuál era el camino del Evangelio y no otros caminos un poco mundanos, con otros valores, volver al primer encuentro”.

“A mí siempre me ha impresionado, que entre las cosas que dice Jesús, a las mujeres en la mañana de la Resurrección, dijo: ‘vayan hacia mis discípulos y díganles que vayan a Galilea, allí lo encontrarán’”.

Regresar al primer encuentro con Jesús
En este sentido, el Santo Padre explicó que Galilea “era el lugar del primer encuentro, allí habían encontrado a Jesús.

 Cada uno de nosotros tiene la propia Galilea en su interior, se ha acercado y ha dicho: ‘sígueme’. En la vida sucede esto que le ha sucedido a la gente buena, porque dice: ‘¿Qué tenemos que hacer?’ e inmediatamente, han obedecido”.

“Sucede que nos alejamos y buscamos otros valores, otra hermenéutica, otras cosas, y perdemos la frescura de la primera llamada”, agregó.

Por último, el Papa Francisco recordó que el autor de la Carta a los Hebreos dice también: “recuerden los primeros días, la memoria de mi Galilea, cuando el Señor me miró con Amor, y me dijo: Sígueme”.   

Evangelio comentado por el Papa Francisco:

San Juan 6:22-29

22 Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar, vio que allí no había más que una barca y que Jesús no había subido en la barca con sus discípulos, sino que los discípulos se habían marchado solos.

23 Pero llegaron barcas de Tiberíades cerca del lugar donde habían comido pan.

24 Cuando la gente vio que Jesús no estaba allí, ni tampoco sus discípulos, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm, en busca de Jesús.

25 Al encontrarle a la orilla del mar, le dijeron: «Rabbí, ¿cuándo has llegado aquí?»

26 Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado. 27 Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre,

porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello».

28 Ellos le dijeron: «¿Qué hemos de hacer para obrar las obras de Dios?» 29 Jesús les respondió: «La obra de Dios es que creáis en quien Él ha enviado».

SANTORAL DE HOY LUNES 27 DE ABRIL DE 2020

Liberal, SantoLiberal, Santo
Eremita, 27 de abril
Maughold, SantoMaughold, Santo
Obispo, 27 de abril
Pedro Ermengol, SantoPedro Ermengol, Santo
Religioso Mercedario, 27 de abril
Nicolás Roland, BeatoNicolás Roland, Beato
Presbítero y Fundador, 27 de abril
Hosanna de Kotor, BeataHosanna de Kotor, Beata
Virgen Dominica, 27 de abril
Jaime (o Jacobo) de Bitetto, BeatoJaime (o Jacobo) de Bitetto, Beato
Franciscano, 27 de abril
Nuestra Señora de MontserratNuestra Señora de Montserrat
Advocación Mariana, 27 de abril
Zita de Lucca, SantaZita de Lucca, Santa
Virgen, 27 de abril

BUENOS DÍAS





domingo, 26 de abril de 2020

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 26 DE ABRIL


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
26 abril




Jesús ha de ser tu Modelo y tu Ejemplo; a él debes mirar, para que tu vida se parezca a la suya; has de copiar sus sentimientos y hacerlos tuyos, para ir adquiriendo semejanza con él.

Para alcanzar esa semejanza, deberás desprenderte de muchas cosas, que son tuyas y que no pueden ser de Jesús, de muchas formas de obrar, de reaccionar, de actitudes que tendrán mucho de humano, pero no tanto de evangélico, y por lo tanto muy poco de Jesús.

En la Comunión recibes a Jesús, te transformas en él; tus ojos son los ojos por los que ve Jesús, tus manos... tu lengua... tu memoria... tu corazón... no lo debes emplear sino en aquello y de la forma que Jesús los emplearía.

Él es el Maestro, el Modelo y tú debes aprender de él, imitarlo a él. En cada uno de tus actos debe aparecer el sello de Jesús.


P. Alfonso Milagro

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY TERCER DOMINGO DE PASCUA, 26 DE ABRIL DE 2020


Lecturas de hoy Domingo 3º de Pascua - Ciclo A
Hoy, domingo, 26 de abril de 2020



Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (2,14.22-33):

EL día de Pentecostés Pedro, poniéndose en pie junto a los Once, levantó su voz y con toda solemnidad declaró:
«Judíos y vecinos todos de Jerusalén, enteraos bien y escuchad atentamente mis palabras.
A Jesús el Nazareno, varón acreditado por Dios ante vosotros con los milagros, prodigios y signos que Dios realizó por medio de él, como vosotros mismos sabéis, a este, entregado conforme al plan que Dios tenía establecido y previsto, lo matasteis, clavándolo a una cruz por manos de hombres inicuos. Pero Dios lo resucitó, librándolo de los dolores de la muerte, por cuanto no era posible que esta lo retuviera bajo su dominio, pues David dice, refiriéndose a él:
“Veía siempre al Señor delante de mí,
pues está a mi derecha para que no vacile.
Por eso se me alegró el corazón,
exultó mi lengua,
y hasta mi carne descansará esperanzada.
Porque no me abandonarás en el lugar de los muertos,
ni dejarás que tu Santo experimente corrupción.
Me has enseñado senderos de vida,
me saciarás de gozo con tu rostro”.
Hermanos, permitidme hablaros con franqueza: el patriarca David murió y lo enterraron, y su sepulcro está entre nosotros hasta el día de hoy. Pero como era profeta y sabía que Dios “le había jurado con juramento sentar en su trono a un descendiente suyo”, previéndolo, habló de la resurrección del Mesías cuando dijo que “no lo abandonará en el lugar de los muertos” y que “su carne no experimentará corrupción”. A este Jesús lo resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.
Exaltado, pues, por la diestra de Dios y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, lo ha derramado. Esto es lo que estáis viendo y oyendo».

Palabra de Dios


Salmo
Sal 15,1-2.5.7-8.9-10.11

R/. Señor, me enseñarás el sendero de la vida

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios».
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en tu mano. R/.

Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R/.

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa esperanzada.
Porque no me abandonarás en la región de los muertos,
ni dejarás a tu fiel ver la corrupción. R/.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R/.


Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (1,17-21):

QUERIDOS hermanos:
Puesto que podéis llamar Padre al que juzga imparcialmente según las obras de cada uno, comportaos con temor durante el tiempo de vuestra peregrinación, pues ya sabéis que fuisteis liberados de vuestra conducta inútil, heredada de vuestros padres, pero no con algo corruptible, con oro o plata, sino con una sangre preciosa, como la de un cordero sin defecto y sin mancha, Cristo, previsto ya antes de la creación del mundo y manifestado en los últimos tiempos por vosotros, que, por medio de él, creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, de manera que vuestra fe y vuestra esperanza estén puestas en Dios.

Palabra de Dios


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (24,13-35):


AQUEL mismo día (el primero de la semana), dos de los discípulos de Jesús iban caminando a una aldea llamada Emaús, distante de Jerusalén unos sesenta estadios;
iban conversando entre ellos de todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.
Él les dijo:
«¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?».
Ellos se detuvieron con aire entristecido, Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le respondió:
«Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí estos días?».
Él les dijo:
«¿Qué?».
Ellos le contestaron:
«Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día desde que esto sucedió. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues habiendo ido muy de mañana al sepulcro, y no habiendo encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles, que dicen que está vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron».
Entonces él les dijo:
«¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria?».
Y, comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras.
Llegaron cerca de la aldea adonde iban y él simuló que iba a seguir caminando; pero ellos lo apremiaron, diciendo:
«Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída».
Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron.
Pero él desapareció de su vista.
Y se dijeron el uno al otro:
«¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?».
Y, levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo:
«Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón».
Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy domingo, 26 de abril de 2020
Fernando Torres cmf


De como unos que iban a Emaús volvieron a Jerusalén

      Para todo cristiano que quiera vivir seriamente su fe, Emaús ha sido en algún momento de su vida el destino de sus pasos. ¿Quién no ha sentido el fracaso en su vida? ¿Quién no ha tenido la tentación de dejarlo todo y de buscar otros caminos? Son muchas las razones que nos han podido llevar a querer abandonar, a dejar Jerusalén, para buscarnos un lugar más cómodo y menos comprometido para vivir. Pero, y ésa es también una experiencia común, de algún modo en el camino de Emaús nos hemos encontrado con el Señor, hemos sentido que nuestro corazón ardía con su Palabra y le hemos terminado reconociendo al partir el pan. Y hemos vuelto a Jerusalén. 

      La historia de los discípulos que, desesperanzados, dejan Jerusalén y se vuelven a sus casas es nuestra historia. Cada uno podría contar su propia experiencia. Las veces que hemos experimentado el desamor, el egoísmo, incluso la traición, y totalmente abatidos hemos pensado que lo mejor era abandonar, retirarnos, dejarlo todo. Nos hemos dicho: “¡Qué luchen los otros, yo ya he tenido bastante!” Pero también podemos contar cómo en ese mismo camino del abandono, del dejarlo todo, nos hemos encontrado con la fuerza que nos ha invitado a empezar de nuevo, a volver a Jerusalén y creer que, con la ayuda del Señor, todo es posible. Muchos matrimonios han vuelto así a vivir con renovada ilusión su amor, muchos cristianos han descubierto de esa manera la fuerza y el poder de la oración, muchos que no esperaban ya nada de la vida se han levantado y han vuelto a caminar.

      El camino de Jerusalén a Emaús y de Emaús a Jerusalén es, pues, nuestro mismo camino. Pero hay algunos elementos en este relato que nos pueden ayudar a reconocer mejor a Jesús en nuestros próximos Emaús –los momentos de abandono, de huida, de pocos ánimos–, que vendrán. Primero, hay que estar atentos a los caminantes desconocidos. En ellos, puede estar presente el Señor. De ellos nos puede llegar la Palabra que ilumine nuestro corazón, que lo haga arder con nueva ilusión. 

      Segundo, la Eucaristía es el momento privilegiado para reconocer al Señor y descubrir el sentido de nuestra vida como cristianos. En torno al altar nos sabemos hermanos que compartimos el mismo pan. No en vano el momento de partir el pan fue cuando a los discípulos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. ¿No tenemos muchos de nosotros una experiencia parecida de la Eucaristía?

      Y, tercero, no hay que tener miedo en compartir con los demás nuestras experiencias de Emaús tal y como hicieron estos dos discípulos. Todos estamos en camino y todos experimentamos cansancio, desilusión y desesperanza. Quizá, en más de una ocasión, simplemente compartiendo nuestra experiencia y ayudando al que está cansado y a punto de abandonar, podemos ser el caminante desconocido que ilusione de nuevo el corazón de un hombre o de una mujer. ¿No es eso ser misionero?

CORONAVIRUS: LA IGLESIA TIENES UN SANTO PARA LOS TIEMPOS DE DESEMPLEO


Coronavirus: La Iglesia tiene un santo para los tiempos de desempleo
Redacción ACI Prensa






Frente estos tiempos, donde la tasa de desempleo ha aumentado, la Iglesia Católica tiene a San Cayetano, el santo patrono de los desempleados que experimentó la pobreza y la peste.

A nivel mundial, la economía ha sufrido un duro golpe a causa de la paralización del comercio, debido a las cuarentenas que muchos gobiernos han declarado para frenar los contagios de coronavirus.

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se estima un aumento del desempleo a escala mundial, llegando a superar la crisis financiera del 2008 – 2009.

La OIT indicó que para 2019 existían 188 millones de desempleados a nivel mundial, cifra que aumentaría a más de 24 millones de personas si la pandemia del coronavirus sigue impidiendo la reactivación del comercio.

Como en la mayoría de los casos, la Iglesia Católica tiene un santo para estos tiempos. San Cayetano era hijo de un noble, trabajó para un Papa, se convirtió en sacerdote, realizó curaciones milagrosas, fundó un banco y fue amigo de los pobres.

San Cayetano nació el 1 de octubre de 1487 en Vicenza (Italia). Era el menor de tres hijos nacidos de Gaspar, Conde de Thiene, y María Porto, una mujer devota que consagró a Cayetano a la Santísima Virgen María a una temprana y se ocupó de que recibiera educación religiosa.

A los 20 años, Cayetano recibió títulos en Derecho Civil y Canónico de la Universidad de Padua, y poco después se mudó a Roma, donde trabajó en la corte del Papa Julio II y asistió al Quinto Concilio de Letrán.

Cuando el Papa murió, Cayetano renunció a su cargo para estudiar para el sacerdocio y fue ordenado en 1516 a la edad de 36 años.


Poco después de convertirse en sacerdote, con un pequeño grupo de sacerdotes fundó la Congregación de Clérigos Regulares, una comunidad que buscaba vivir como los apóstoles.

Al igual que su contemporáneo Martín Lutero, Cayetano y sus compañeros buscaban reformar la Iglesia, y especialmente al clero, pero a diferencia de Lutero, creían que esta reforma podría tener lugar dentro de la misma Iglesia.

San Cayetano pidió que la orden viva la pobreza tan estrictamente que ni siquiera pedían limosna, sino que confiaban totalmente en la providencia de Dios.

El sacerdote fue particularmente severo consigo mismo, observó el P. Francis Xavier Weninger en sus escritos de 1876, siempre vistiendo una camisa de pelo y participando en oraciones y devociones a altas horas de la noche y temprano en la mañana con un breve descanso en una cama de paja.

También se sabía que tenía visiones de la Virgen María. En particular en una víspera de Navidad, Cayetano tuvo una visión de la Madre de Dios llevando al Niño Jesús y colocándolo en los brazos del santo.

Cayetano también era conocido por algunas curaciones milagrosas, incluida la sanación del pie que iba a ser amputado de un sacerdote de su orden.

A los 42 años, Cayetano fundó un hospital para “incurables” en Venecia, y trabajó para consolar y sanar a los enfermos en tiempos de la peste, escribió el P. Weninger.

Probablemente, muchos de los enfermos que atendió fueron víctimas de la peste bubónica, que resurgió con frecuencia en la ciudad de Venecia, un centro de comercio internacional.

En 1533, el Papa envió a Cayetano a Nápoles, donde fundó otro oratorio. La iglesia San Paolo Maggiore se convirtió en un importante centro de reforma católica.

Mientras estaba en Nápoles, Cayetano se enfermó gravemente y ofreció sus sufrimientos por la conversión de la gente de Nápoles. Al parecer se negó a ser transferido de las tablas de madera que servían como cama, de modo que tenía más sufrimiento que ofrecer. Murió el 6 de agosto de 1547, en la fiesta de la Transfiguración, y está enterrado en la Basílica de San Paolo Maggiore en Nápoles.

Según algunos relatos, la lucha espiritual, política y social en la ciudad de Nápoles cesó poco después de la muerte de Cayetano, lo que confirma a muchos la santidad de su vida.

Antes de ser un santo canonizado, fue invocado cuando la peste golpeó con fuerza a Nápoles en 1656.

Según un testimonio escrito por el líder de un hospital en Nápoles en ese momento, entre 600 y 700 personas morían de la peste diariamente en la ciudad. Por lo que se celebró la fiesta del entonces Beato Cayetano, que logró que ese día no se registraran muertes, y la peste pronto desapareció de la ciudad.

San Cayetano fue canonizado por el Papa Clemente X en 1671. Es el santo patrono de los que buscan empleo y los desempleados, así como de múltiples países, incluidos Italia, Argentina, Brasil y El Salvador.

En Argentina, Cayetano es muy querido y desde 1970 miles de devotos acuden a su fiesta en el Santuario de Liniers, Buenos Aires. Muchos cambian las tradicionales velas y flores, por alimentos y ropa para ser distribuidos en las regiones más necesitadas del país.



Oración a San Cayetano:

Glorioso San Cayetano, aclamado por todos los pueblos padre de providencia porque socorres con grandes milagros a cuantos te invocan en sus necesidades: acudo a tu altar, suplicando que presentes al Señor los deseos que confiadamente deposito en tus manos.

(Aquí se expresan las gracias que se desea obtener)

Haz que estas gracias, que ahora te pido, me ayuden a buscar siempre el Reino de Dios y su Justicia, sabiendo que Dios (que viste de hermosura las flores del campo y alimenta con largueza las aves del cielo) me dará las demás cosas por añadidura.

Amén


EL PAPA FRANCISCO OFRECE LA MISA EN SANTA MARTA POR QUIENES SUFREN TRISTEZA POR EL CORONAVIRUS


El Papa ofrece la Misa en Santa Marta por quienes sufren tristeza por el coronavirus
Redacción ACI Prensa
 Foto: Vatican Media


El Papa Francisco rezó en la Misa de este domingo 26 de abril celebrada en la Casa Santa Marta por las personas que, ante la situación de incertidumbre causada por la pandemia de coronavirus, sufren la tristeza.

“Rezamos hoy, en esta Misa, por todas las personas que sufren la tristeza porque están solas o porque no saben qué futuro les espera, o porque no pueden sacar adelante a la familia porque no tienen dinero, porque no tienen trabajo. Hay mucha gente que sufre tristeza. Por ellos, rezamos hoy”, dijo el Pontífice.


En los últimos días, el Santo Padre ofreció la Misa que celebra todos los días en su residencia de Casa Santa Marta por los profesionales de los servicios fúnebres “que sienten el dolor de esta pandemia muy cerca”.

Ofreció la Misa también por los profesores, los maestros que deben impartir sus lecciones a distancia por medio de internet, y también por los estudiantes, que deben enfrentarse a los exámenes en esta situación.

Asimismo, rezó también por las familias necesitadas, las más expuestas a las consecuencias del deterioro económico como consecuencia de la pandemia, y que, en muchos lugares, son además víctimas de los usureros que se aprovechan del drama causado por el coronavirus para obtener más beneficios explotando a los más vulnerables.
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