jueves, 28 de noviembre de 2019

SANTORAL DE HOY VIERNES 29 DENOVIEMBRE DE 2019


Saturnino de Toulouse, Santo
Obispo y Mártir, 29 de noviembre
Francisco Antonio Fasani, Santo
Presbítero Franciscano, 29 de noviembre
Alfredo Simón Colomina, Beato
Mártir Jesuita, 29 Noviembre
Redento de la Cruz (Tomás Rodríguez), Beato
Mártir Carmelita, 29 Noviembre
Bernardo Francisco de Hoyos, Beato
Sacerdote Jesuita, 29 de noviembre

6 RECOMENDACIONES DE LA IGLESIA PARA VIVIR EL ADVIENTO


6 recomendaciones de la Iglesia para vivir el Adviento
POR MARÍA XIMENA RONDÓN | ACI Prensa





El Adviento es un tiempo de preparación para recibir la Navidad, donde celebramos el nacimiento de Jesucristo; y para vivirlo correctamente, es que el Vaticano ha elaborado una serie de recomendaciones.

Las recomendaciones que presentamos a continuación figuran en el Capítulo IV del Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia, elaborado por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos de la Santa Sede y publicado en el año 2002.

1.- Meditar sobre la fe y humildad de María

El Vaticano recordó que durante el Adviento “la Liturgia celebra con frecuencia y de modo ejemplar a la Virgen María”, especialmente en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, que se celebra el 8 de diciembre.

Por ello invita a reflexionar sobre “la actitud de fe y de humildad con que María de Nazaret se adhirió, total e inmediatamente, al proyecto salvífico de Dios”. La Santa Sede recomendó rezar la Novena a la Inmaculada Concepción. Esta inicia el 29 de noviembre y puede encontrarla  AQUÍ.


2.- No caer en el consumismo 
          
La Santa Sede advirtió que en la actualidad los valores del Adviento se ven “amenazados por la costumbre de convertir la preparación a la Navidad en una ‘operación comercial’, llena de propuestas vacías, procedentes de una sociedad consumista”.

Por ello, recomendaron orar y meditar para no olvidar el sentido del Adviento y celebrar el nacimiento de Jesús “en un clima de sobriedad y de sencillez alegre, y con una actitud de solidaridad para con los pobres y marginados”.

3.- Que toda la familia arme el pesebre de Belén

La Santa Sede recomendó que toda la familia participe en el armado del pesebre porque es una oportunidad para que “entren en contacto con el misterio de la Navidad”.

Invitaron a que “se recojan en un momento de oración o de lectura de las páginas bíblicas referidas al episodio del nacimiento de Jesús”.

4.- Rezar la Novena de Navidad

El Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia indica que la Novena de Navidad es un ejercicio de piedad valioso que ayuda a preparar el corazón en los días previos a la celebración del nacimiento del Niño Jesús.

Destacaron que es una práctica antigua que “nació para comunicar a los fieles las riquezas de una Liturgia a la cual no tenían fácil acceso”.


La Novena de Navidad inicia el 16 de diciembre y termina el 24 de diciembre. Puede encontrarla AQUÍ.

5.- Profundizar en las lecturas bíblicas que invitan a la conversión

La Santa Sede recomendó profundizar en los pasajes bíblicos que se leerán durante el Adviento porque invitan a la conversión “mediante la voz de los profetas y sobre todo de Juan Bautista”.

Recordaron que “Dios mantenía, mediante las profecías, la esperanza de Israel en la venida del Mesías” y que “está sólidamente enraizada en el pueblo cristiano la conciencia de la larga espera que precedió a la venida del Salvador”.

6.- Participar en el rezo de la Corona de Adviento y las Posadas

El Vaticano indicó que el rezo de la corona y el encendido de sus cuatro velas se ha “convertido en un símbolo del Adviento en los hogares cristianos”.

Destacaron que en el encendido de cada vela, correspondiente a los cuatro domingos de Adviento, se recuerdan “las diversas etapas de la historia de la salvación antes de Cristo”.  

También invitaron a participar en la celebración de las “Posadas”, una “tradición española y latinoamericana” que representa “el camino de José y María hacia Belén, y su búsqueda de un lugar acogedor para el nacimiento de Jesús”.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY VIERNES 29 DE NOVIEMBRE DE 2019


Lecturas de hoy Viernes de la 34ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, viernes, 29 de noviembre de 2019


Primera lectura
Lectura de la profecía de Daniel (7,2-14):

Yo, Daniel, tuve una visión nocturna: los cuatro vientos del cielo agitaban el océano. Cuatro fieras gigantescas salieron del mar, las cuatro distintas. La primera era como un león con alas de águila; mientras yo miraba, le arrancaron las alas, la alzaron del suelo, la pusieron de pie como un hombre y le dieron mente humana. La segunda era como un oso medio erguido, con tres costillas en la boca, entre los dientes.
Le dijeron: «¡Arriba! Come carne en abundancia.»
Después vi otra fiera como un leopardo, con cuatro alas de ave en el lomo y cuatro cabezas. Y le dieron el poder. Después tuve otra visión nocturna: una cuarta fiera, terrible, espantosa, fortísima; tenía grandes dientes de hierro, con los que comía y descuartizaba, y las sobras las pateaba con las pezuñas. Era diversa de las fieras anteriores, porque tenía diez cuernos. Miré atentamente los cuernos y vi que entre ellos salía otro cuerno pequeño; para hacerle sitio, arrancaron tres de los cuernos precedentes. Aquel cuerno tenía ojos humanos y una boca que profería insolencias. Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Yo seguía mirando, atraído por las insolencias que profería aquel cuerno; hasta que mataron a la fiera, la descuartizaron y la echaron al fuego. A las otras fieras les quitaron el poder, dejándolas vivas una temporada. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.

Palabra de Dios


Salmo
Dn 3,75.76.77.78.79.80.81

R/. Ensalzadlo con himnos por los siglos

Montes y cumbres,
bendecid al Señor. R/.

Cuanto germina en la tierra,
bendiga al Señor. R/.

Manantiales,
bendecid al Señor. R/.

Mares y ríos,
bendecid al Señor. R/.

Cetáceos y peces,
bendecid al Señor. R/.

Aves del cielo,
bendecid al Señor. R/.

Fieras y ganados,
bendecid al Señor. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,29-33):

En aquel tiempo, expuso Jesús una parábola a sus discípulos: «Fijaos en la higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber que el verano está cerca. Pues, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. Os aseguro que antes que pase esta generación todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán.»

Palabra del Señor


Comentario al Evangelio de hoy viernes, 29 de noviembre de 2019
Severiano Blanco, cmf


Queridos hermanos:

Nos encontramos un día más con el lenguaje simbólico de la apocalíptica, tanto en el libro de Daniel como en el tercer evangelio.

Dirijamos en primer lugar una mirada rápida a la visión simbólica de las cuatro fieras. Líneas después de lo que hoy leemos, el mismo libro de Daniel nos desvela el símbolo; se trata de cuatro imperios, para nosotros bien conocidos: el babilónico, el persa, el de Alejandro Magno y el siro-seleúcida. Los cuatro han sido opresores de Israel, pero el último, del momento en que se escribe el libro, es el más cruel; en él se han dado cambios de dinastía, lo que se designan mediante la imagen de los cuernos que son arrancados, que brotan de nuevo etc.

Lo verdaderamente importante, aquello en lo que el autor pone el acento, es el final de la visión: uno como “Hijo de Hombre”, muy cercano al Altísimo, priva a las fieras de todo su poder y a él se le da el imperio, el honor y el reino. Nuevamente nos encontramos con la finalidad consoladora del lenguaje apocalíptico: la última palabra la tiene el bien; el plan de Dios termina siendo realidad, a pesar de las zancadillas que la maldad humana le haya puesto. El cristiano no puede leer aquí otra cosa que el triunfo de Jesús, el “Hijo del Hombre”, su resurrección y su exaltación a la gloria del Padre, gloria que, finalmente, compartirá con “los santos del altísimo” (Dn 7,18), es decir, con sus fieles, con todos los creyentes.

El texto del evangelio es igualmente una llamada a vivir esperanzados, aun en medio de calamidades. El autor sabe que “todas esas cosas” (en su pensamiento, la guerra judía con la destrucción de Jerusalén y su templo) han sucedido, las han sufrido muchos de la generación de Jesús; porque la palabra de Jesús se cumple. Pero no todo es destrucción; pesan más los signos de salvación. En esto el pensamiento del evangelista y el de Jesús coinciden: estamos invitados a percibir en torno a nosotros mil pequeños detalles que nos muestran la acción creadora y salvadora de Dios ya en el presente: “levantad los ojos y mirad los campos ya dorados para la siega” (Jn 4,35).

Jesús interpretaba sus exorcismos y curaciones como signos de que “el Reino de Dios ha llegado a vosotros” (Lc 11,20). Y Lucas sabe que en su iglesia hay creyentes desprendidos, como Zaqueo, compasivos, como el buen samaritano, generosos, como la viejecita que echó todo en el cepillo de los pobres… Todo ello son signos del mundo nuevo. Con razón pudo transmitirnos el dicho de Jesús, seguramente actualizado, de que “el Reino de Dios no viene con aparatosidad… pues está en medio de vosotros” (Lc 17,21). Jesús invitaba a ver en lo pequeño la presencia anticipada de lo más grande: en la semilla, en una pizca de levadura… Ojalá sus palabras sigan vivas en nosotros, “no pasen”, y seamos como Él portadores de esperanza, heraldos de buenas noticias, creadores de ganas de vivir.

Vuestro hermano en la fe
Severiano Blanco cmf

IMÁGENES DE ADVIENTO


















domingo, 24 de noviembre de 2019

IMÁGENES PARA COLOREAR DE ADVIENTO 2019 - FANO















EL MUNDO HA DE SABER QUE CRISTO ES REY


El mundo ha de saber que Cristo es el Rey
Hoy festejamos a Cristo Rey


Por: Pedro García, Misionero Claretiano | Fuente: Catholic.net




Último Domingo de Calendario Litúrgico, dedicado a celebrar la festividad de Jesucristo Rey.

Instituida por la Iglesia precisamente en los tiempos de la democracia, para demostrar que la soberanía de Jesucristo no tiene condicionamientos humanos, ni es Jesucristo un Jefe elegido por votación popular, ni va a ser un día echado de su trono o suplantado por otro rival que le venga a privar de sus derechos.

Empezamos por escuchar al mismo Jesús, que reivindica su condición real ante una autoridad civil, la cual le puede hacer pagar caro su atrevimiento de proclamarse Rey.

Condenado ya como blasfemo por la Asamblea del pueblo judío, Jesús es llevado al tribunal de Roma, que no se va a meter en cuestiones religiosas sino en asuntos civiles.

Y empieza Pilato por la pregunta clave:
- ¿Tú eres el rey de los judíos?
Jesús sabe muy bien que esto no lo puede decir Pilato por cuenta suya, sino por otros que se los han ido a contar para prevenirlo en contra del acusado. Así que Jesús le pregunta a su vez:
- ¿Lo dices esto por ti mismo, o porque otros te lo han dicho de mí?
Pilato se molesta un poco, aunque le muestra a Jesús respeto y temor:
- ¿Acaso yo soy judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?
Jesús le contesta, porque la pregunta es sincera, y, además, se la hace la autoridad:
- Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuese de este mundo, mis vasallos hubiesen luchado por mí, para no ser entregado a los judíos. Pero mi reino no es de aquí abajo.
Hay mucha dignidad en estas palabras de Jesús, de modo que Pilato, pagano y que nada sabe de la religión judía, sospecha algo misterioso. Por eso vuelve a la primera pregunta, haciéndosela más concreta:
- Entonces, ¿tú eres rey?
Jesús sigue el diálogo con Pilato en un plano de mucha seriedad y sinceridad:
- Sí; yo soy rey. Para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Quien es de la verdad, escucha mi palabra.
Pilato no entiende. Pero se da cuenta de que tiene delante de sí a una persona muy especial. De ahí sus esfuerzos por salvarlo de las iras y del griterío que le viene de la calle, azuzada como está la gente por los jefes del pueblo. Su pecado, como le insinuará después el mismo Jesús, es estar haciendo caso a los enemigos personales de este reo en vez de atender los gritos de su conciencia. Jesús le deja como palabra última a Pilato esta confesión:
- Yo soy rey. Aunque mi reino no es de este mundo.
Y Pilato, que quede tranquilo... Jesús no causará ningún problema a los romanos, desde el momento que le asegura que su reino no es político sino espiritual, no de este mundo sino del otro...

Juan escribe su Evangelio para los cristianos, y más que narrar con taquigrafía el dialogo de Jesús con Pilato, quiere hacer ver que aquella calumnia lanzada contra Jesús --de que había sido condenado por revoltoso contra Roma--, carecía de todo fundamento.

La Iglesia de nuestros días ha reflexionado mucho sobre este hecho de la realeza de Jesucristo. Y ha mantenido y mantiene una fiesta que para muchos es inoportuna.

El mundo -que se aleja de Dios con un laicismo y una secularización tan peligrosos, ha de saber que por encima de los acontecimientos humanos y sobre los gustos de la sociedad hay un Rey que reivindica los derechos de Dios.

Ese mundo debe rendirse a Dios, y Jesucristo se proclama Rey para ser el primer testigo de la verdad.

A su Iglesia la constituye signo visible de esta autoridad que Él mantiene sobre el Reino de Dios en el mundo, y le encarga transformar las estructuras sociales de un modo conforme con el querer de Dios.

Jesucristo es Rey, y por eso hace de nosotros los cristianos un pueblo real, libre de toda esclavitud.

En particular nosotros los seglares --instruidos por el Concilio--, sabemos que participamos de la realeza de Jesucristo; somos reconocidos como encargados de promocionar a la persona humana; y se nos encarga meter el Evangelio en la sociedad como el fermento en la masa, llenando del espíritu de Jesucristo todas las realidades sociales, ya que estamos metidos dentro de todas las vicisitudes del pueblo.

Esta nuestra vocación dentro del Pueblo de Dios es un testimonio de la realeza de Cristo.

Porque, si Jesucristo no fuera Rey y no tuviera el dominio y la soberanía sobre todos los hombres y sobre todas las cosas, ¿con qué derecho y autoridad, o con qué título legítimo, nos presentaríamos nosotros ante los demás para hacerles cambiar de opinión, para mudar sus estructuras y modos de ser, para transformar el mundo conforme a nuestro parecer y nuestros gustos?... Aunque este parecer y estos gustos no son nuestros --afortunadamente--, sino del mismo Jesucristo y de su Iglesia.
¡Jesucristo es Rey!

Lo proclamamos nosotros a los cuatro vientos con humildad gozosa.
Lo proclamaron con valentía ante las balas muchos mártires modernos.

Y esta fe que profesan nuestros labios, la queremos proclamar, sobre todo, con la fidelidad diaria a nuestros deberes cristianos.
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