jueves, 10 de agosto de 2017

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 10 DE AGOSTO DEL 2017


Para poder dar fruto
Santo Evangelio según San Juan 12, 24-26. Fiesta de San Lorenzo, diácono y mártir.


Por: H. Cristian Gutiérrez, L.C. | Fuente: missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, vengo ante Ti porque te amo. Sé que Tú también me amas y deseabas más que yo este rato de intimidad que estamos iniciando. Sé que estoy hablando con una persona viva y real que me conoce, que me escucha, que me ve y me habla. Pero sobre todo, que me ama, me ama sin medida, me ama más que nadie en el mundo. Quiero, Señor, estar en tu presencia y acompañarte, con palabras o sin ellas, pero al fin y al cabo acompañarte, porque Tú estás aquí.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 12, 24-26
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Yo les aseguro que si el grano de trigo sembrado en la tierra, no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna.
El que quiera servirme, que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Hoy usas la imagen del grano de trigo. El grano del que me hablas en el pasaje es aquél que muere y da fruto. Sin embargo, puede existir otro tipo de trigo, ése que sólo recibe cuidados y atenciones pero nunca da nada, nunca produce, nunca se realiza. Es como esos granos, o esas espigas que adornan un florero. Reciben agua, sombra, sol, cuidado, compañía, pero nunca morirán a sí mismas para poder dar origen a otras espigas.
Donarse desinteresadamente puede sonar extraño en el mundo de hoy. Sin embargo, es la invitación que me haces en este Evangelio. En la vida cotidiana experimento el deseo de recibir siempre y casi nunca el de dar. Quiero que los demás me den su afecto, me presten atención, me regalen cosas, me brinden su tiempo, me concedan alguna ayuda o favor; pero a la hora en que yo puedo hacerlo, generalmente huyo. Incluso en mi relación contigo quiero que me des lo que pido, que me llenes de tu fuerza, de tu gracia, que ayudes y protejas a los que amo y me saques de uno que otro apuro, pero no me dono a Ti, o son muy pocos los actos de entrega, de sacrificio, de donación entera a Ti.
Permíteme, Señor, ser grano de trigo que muera a mí mismo en el servicio a los demás, en el dar de mi tiempo, de mis cosas, de mis cualidades. Que me sepa entregar a los demás sin esperar nada a cambio, hacerlo desinteresadamente. Así como Tú me has enseñado al morir en la cruz, para dar frutos de salvación para el mundo entero.
Esta es la ley del evangelio: si el grano de trigo no muere, no da fruto, porque esta es la ley que Jesús mismo nos indicó con su persona. Pero con la certeza de que después llega la resurrección. Uno de los teólogos de los primeros siglos decía que "la sangre de los mártires era la semilla de los cristianos". Porque morir así como mártires, como testigos de Jesús, es precisamente como la semilla que muere y da el fruto y llena la tierra de nuevos cristianos. Y cuando el pastor vive así, no está amargado: quizás se siente desolado, pero tiene esa certeza de que el Señor está a su lado.
(Cf Homilía de S.S. Francisco, 18 de octubre de 2016, en santa Marta).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Procuraré no negar ningún favor al que me lo pida.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

ORACIÓN A SAN LORENZO


Oración a San Lorenzo

Señor Dios: Tú le concediste a este mártir un valor impresionante 
para soportar sufrimientos por tu amor, y una generosidad
 total en favor de los necesitados. Haz que esas dos cualidades 
las sigamos teniendo todos en tu Santa Iglesia: 
generosidad inmensa para repartir nuestros bienes entre los pobres, 
y constancia heroica para soportar los males y 
dolores que tú permites que nos lleguen.

Amén

SAN LORENZO, DÍACONO Y MÁRTIR, 10 DE AGOSTO



SAN LORENZO
Diácono y Mártir
10 de Agosto



Su nombre significa: "coronado de laurel".

Los datos acerca de este santo los ha narrado San Ambrosio, San Agustín y el poeta Prudencio.

Lorenzo era uno de los siete diáconos de Roma, o sea uno de los siete hombres de confianza del Sumo Pontífice. Su oficio era de gran responsabilidad, pues estaba encargado de distribuir las ayudas a los pobres.

En el año 257 el emperador Valeriano publicó un decreto de persecución en el cual ordenaba que todo el que se declarara cristiano sería condenado a muerte. El 6 de agosto el Papa San Sixto estaba celebrando la santa Misa en un cementerio de Roma cuando fue asesinado junto con cuatro de sus diáconos por la policía del emperador. Cuatro días después fue martirizado su diácono San Lorenzo.

La antigua tradición dice que cuando Lorenzo vio que al Sumo Pontífice lo iban a matar le dijo: "Padre mío, ¿te vas sin llevarte a tu diácono?" y San Sixto le respondió: "Hijo mío, dentro de pocos días me seguirás". Lorenzo se alegró mucho al saber que pronto iría a gozar de la gloria de Dios.

Entonces Lorenzo viendo que el peligro llegaba, recogió todo el dinero y demás bienes que la Iglesia tenía en Roma y los repartió entre los pobres. Y vendió los cálices de oro, copones y candelabros valiosos, y el dinero lo dio a las gentes más necesitadas.

El alcalde de Roma, que era un pagano muy amigo de conseguir dinero, llamó a Lorenzo y le dijo: "Me han dicho que los cristianos emplean cálices y patenas de oro en sus sacrificios, y que en sus celebraciones tienen candelabros muy valiosos. Vaya, recoja todos los tesoros de la Iglesia y me los trae, porque el emperador necesita dinero para costear una guerra que va a empezar".

Lorenzo le pidió que le diera tres días de plazo para reunir todos los tesoros de la Iglesia, y en esos días fue invitando a todos los pobres, lisiados, mendigos, huérfanos, viudas, ancianos, mutilados, ciegos y leprosos que él ayudaba con sus limosnas. Y al tercer día los hizo formar en filas, y mandó llamar al alcalde diciéndole: "Ya tengo reunidos todos los tesoros de la iglesia. Le aseguro que son más valiosos que los que posee el emperador".

Llegó el alcalde muy contento pensando llenarse de oro y plata y al ver semejante colección de miseria y enfermedad se disgustó enormemente, pero Lorenzo le dijo: "¿por qué se disgusta? ¡Estos son los tesoros más apreciados de la iglesia de Cristo!"

El alcalde lleno de rabia le dijo: "Pues ahora lo mando matar, pero no crea que va a morir instantáneamente. Lo haré morir poco a poco para que padezca todo lo que nunca se había imaginado. Ya que tiene tantos deseos de ser mártir, lo martirizaré horriblemente".

Y encendieron una parrilla de hierro y ahí acostaron al diácono Lorenzo. San Agustín dice que el gran deseo que el mártir tenía de ir junto a Cristo le hacía no darle importancia a los dolores de esa tortura.

Los cristianos vieron el rostro del mártir rodeado de un esplendor hermosísismo y sintieron un aroma muy agradable mientras lo quemaban. Los paganos ni veían ni sentían nada de eso.

Después de un rato de estarse quemando en la parrilla ardiendo el mártir dijo al juez: "Ya estoy asado por un lado. Ahora que me vuelvan hacia el otro lado para quedar asado por completo". El verdugo mandó que lo voltearan y así se quemó por completo. Cuando sintió que ya estaba completamente asado exclamó: "La carne ya está lista, pueden comer". Y con una tranquilidad que nadie había imaginado rezó por la conversión de Roma y la difusión de la religión de Cristo en todo el mundo, y exhaló su último suspiro. Era el 10 de agosto del año 258.

El poeta Pruedencio dice que el martirio de San Lorenzo sirvió mucho para la conversión de Roma porque la vista del valor y constancia de este gran hombre convirtió a varios senadores y desde ese día la idolatía empezó a disminuir en la ciudad.

San Agustín afirma que Dios obró muchos milagros en Roma en favor de los que se encomendaban a San Lorenzo.

El santo padre mandó construirle una hermosa Basílica en Roma, siendo la Basílica de San Lorenzo la quinta en importancia en la Ciudad Eterna.

SANTA FILOMENA, VIRGEN Y MÁRTIR, 10 Y 11 DE AGOSTO

SANTA FILOMENA
Virgen y Mártir 
obradora de maravillas
Una santa para nuestro tiempo:
Se mantuvo pura en la persecución aun sin el apoyo de su familia
11 agosto


Descubrimiento de sus restos mortales

Filomena, una joven mártir de la Iglesia primitiva durmió en el olvido de la historia hasta el hallazgo de sus restos mortales el 24 de mayo de 1802.  Ocurrió en el día de María Auxiliadora, durante una de las excavaciones que se hacen constantemente en Roma. La encontraron en la Catacumba de Santa Priscilla, en la Vía Salaria.

En una tumba habían tres losas juntas que cerraban la entrada y en ellas había una inscripción que estaba rodeada de símbolos que aludían al martirio y a la virginidad de la persona ahí enterrada. Los símbolos eran: ancla, tres flechas, una palma y una flor.

La inscripción decía: LUMENA PAXTE CUM FI

Se entiende que estas losas pueden haber sido puestas, en el orden incorrecto, debido a la prisa o al poco conocimiento del latín del obrero. Por lo tanto, la inscripción correctamente puesta se leería: PAX TECUM FILUMENA en español: ¡Paz sea contigo Filomena!

Al abrir la tumba descubrieron su esqueleto que era de huesos pequeños y notaron a la vez, que su cuerpo había sido traspasado por flechas. Al examinar los restos los cirujanos atestiguaron la clase de heridas que la joven mártir recibió y los expertos coincidieron en calcular que la niña fue martirizada entre la edad de 12 o 13 años.

Costumbres de los primeros cristianos
Por el entusiasmo que causaba en los primeros cristianos la valentía de los que morían por la fe, acostumbraban a marcar la losa con el signo de la palma, y ponían al lado un pequeño frasco que contenía la sangre del mártir.

Hechos extraordinarios del descubrimiento
Cuando los científicos estaban transfiriendo la sangre seca a un nuevo frasco transparente, ante todos los que estaban presentes, se sucedió un hecho extraordinario. Para su asombro vieron que las pequeñas partículas de la sangre seca cuando caían en el nuevo frasco, brillaban como oro, diamantes y piedras preciosas y resplandecían en todos los colores del arco iris. (Hasta el presente, se puede observar en algunos momentos de gracia, que estas partículas cambian de color)

Los huesos, cráneo y cenizas junto con el frasco que contenía la sangre fueron depositados en un ataúd, el cual fue cerrado y triplemente sellado. Bajo guardia de honor el ataúd de ébano fue llevado a la custodia del Cardenal Vicario de Roma, a una capilla donde se guardan los cuerpos de santos.

La Congregación de Indulgencias y Reliquias declaró la autenticidad de las reliquias de la mártir.

Datos biográficos
A pesar de tener sus restos mortales, la Iglesia aun no sabía nada sobre la vida de Santa Filomena.  Lo que sabemos de esta santa es gracias a las revelaciones privadas recibidas de la santa en 1863 por tres diferentes personas, en respuesta a las oraciones de muchos a que dejara saber quien era ella y como llegó al martirio.

Las personas favorecidas fueron un joven artista de buena moral y vida piadosa, un devoto sacerdote y una piadosa religiosa de Nápoles, la Venerable Madre María Luisa de Jesús quien murió en olor de santidad. (Estas revelaciones han recibido el Imprimátur de la Santa Sede dando testimonio de que no hay nada contrario a la fe. La Iglesia no ha hecho ningún otro pronunciamiento y no garantiza la autenticidad de las supuestas revelaciones. La Santa Sede dio la autorización para la propagación de estas el 21 de diciembre de 1883.)


Historia de la vida según las revelaciones a la Madre María Luisa de Jesús
"Yo soy la hija de un príncipe que gobernaba un pequeño estado de Grecia. Mi madre era también de la realeza. Ellos no tenían niños. Eran idolatras y continuamente ofrecían oraciones y sacrificios a sus dioses falsos. Un doctor de Roma llamado Publio, vivía en el palacio al servicio de mi padre. Este doctor había profesado el cristianismo. Viendo la aflicción de mis padres y por un impulso del Espíritu Santo les habló acerca de nuestra fe y les prometió orar por ellos, si consentían a bautizarse. La gracia que acompañaba sus palabras, iluminaron el entendimiento de mis padres y triunfó sobre su voluntad. Se hicieron cristianos y obtuvieron su esperado deseo de tener hijos.

Al momento de nacer me pusieron el nombre de Lumena, en alusión a la luz de la fe, de la cual era fruto. El día de mi bautismo me llamaron Filumena, hija de la luz (filia luminis) porque en ese día había nacido a la fe. Mis padres me tenían gran cariño y siempre me tenían con ellos. Fue por eso que me llevaron a Roma, en un viaje que mi padre fue obligado a hacer debido a una guerra injusta.

Yo tenia trece años. Cuando arribamos a la capital nos dirigimos al palacio del emperador y fuimos admitidos para una audiencia. Tan pronto como Dioclesiano me vio fijo los ojos en mi.

El emperador oyó toda la explicación del príncipe, mi padre. Cuando este acabó y no queriendo ser ya más molestado le dijo: yo pondré a tu disposición toda la fuerza de mi imperio. Yo solo deseo una cosa a cambio, que es la mano de tu hija. Mi padre deslumbrado con un honor que no esperaba, accede inmediatamente a la propuesta del emperador y cuando regresamos a nuestra casa, mi padre y mi madre hicieron todo lo posible para inducirme a que cediera a los deseos del emperador y los suyos. Yo lloraba y les decía: ¿Ustedes desean que por el amor de un hombre yo rompa la promesa que he hecho a Jesucristo? Mi virginidad le pertenece a Él y yo ya no puedo disponer de ella.

Pero eres muy joven para ese tipo de compromiso -me decían- y juntaban las más terribles amenazas para hacerme que aceptara la mano del emperador.

La gracia de Dios me hizo invencible. Mi padre no pudiendo hacer al emperador ceder y para deshacerse de la promesa que había hecho, fue obligado por Dioclesiano a llevarme a su presencia.

Antes tuve que soportar nuevos ataques de parte de mis padres hasta el punto, que de rodillas ante mi, imploraban con lágrimas en sus ojos, que tuviera piedad de ellos y de mi patria. Mi respuesta fue: No, no, Dios y el voto de virginidad que le he hecho, esta primero que ustedes y mi patria. Mi reino es el Cielo.

Mis palabras los hacía desesperar y me llevaron ante la presencia del emperador, el cual hizo todo lo posible para ganarme con sus atractivas promesas y con sus amenazas, las cuales fueron inútiles. El se puso furioso e, influenciado por el demonio, me mandó a una de las cárceles del palacio donde fui encadenada. Pensando que la vergüenza y el dolor iban a debilitar el valor que mi Divino Esposo me había inspirado. Me venía a ver todos los días y soltaba mis cadenas para que pudiera comer la pequeña porción de pan y agua que recibía como alimento, y después renovaba sus ataques, que si no hubiera sido por la gracia de Dios no hubiera podido resistir.

Yo no cesaba de encomendarme a Jesús y su Santísima Madre.

Mi cautiverio duró treinta y siete días, y en el medio de una luz celestial, vi a María con su Divino Hijo en sus manos, la cual me dijo: "Hija, tres días más de prisión y después de cuarenta días, se acabará este estado de dolor." Las felices noticias hicieron mi corazón latir de gozo, pero como la Reina de los Angeles había añadido, dejaría la prisión, para sostener un combate más terrible que los que ya había tenido. Pasé del gozo a una terrible angustia, que pensaba me mataría. Hija, ten valentía, dijo la Reina de los Cielos y me recordó mi nombre, el cual había recibido en mi Bautismo diciéndome: "Tu eres LUMENA, y tu Esposo es llamado Luz. No tengas miedo. Yo te ayudaré. En el momento del combate, la gracia vendrá para darte fuerza. El ángel Gabriel vendrá a socorrerte, Yo le recomendaré especialmente a él, tu cuidado".

Las palabras de la Reina de las Vírgenes me dieron ánimo. La visión desapareció dejando la prisión llena de un perfume celestial.

Lo que se me había anunciado, pronto se realizó. Dioclesiano perdiendo todas sus esperanzas de hacerme cumplir la promesa de mi padre, tomó las decisión de torturarme públicamente y el primer tormento era ser flagelada. Ordenó que me quitaran mis vestidos, que fuera atada a una columna en presencia de un gran número de hombres de la corte, me hizo que me latigaran con tal violencia, que mi cuerpo se bañó en sangre, y lucía como una sola herida abierta. El tirano pensando que me iba a desmayar y morir, me hizo arrastrar a la prisión para que muriera.

Dos ángeles brillante con luz, se me aparecieron en la oscuridad y derramaron un bálsamo en mis heridas, restaurando en mi la fuerza, que no tenía antes de mi tortura.

Cuando el emperador fue informado del cambio que en mi había ocurrido, me hizo llevar ante su presencia y trato de hacerme ver que mi sanación se la debía a Júpiter el cual deseaba que yo fuera la emperatriz de Roma. El espíritu Divino, al cual le debía la constancia en perseverar en la pureza, me llenó de luz y conocimiento, y a todas las pruebas que daba de la solidez de nuestra fe, ni el emperador ni su corte podían hallar respuesta.

Entonces, el emperador frenético, ordenó que me enterraran, con un ancla atada al cuello en las aguas del río Tiber. La orden fue ejecutada inmediatamente, pero Dios permitió que no sucediera.

En el momento en el cual iba a ser precipitada al río, dos ángeles vinieron en mi socorro, cortando la soga que estaba atada al ancla, la cual fue a parar al fondo del río, y me transportaron gentilmente a la vista de la multitud, a las orillas del río.

El milagro logró que un gran número de espectadores se convirtieran al cristianismo.

El emperador, alegando que el milagro se debía a la magia, me hizo arrastrar por las calles de Roma y ordenó que me fuera disparada una lluvia de flechas. Sangre brotó de todas las partes de mi cuerpo y ordenó que fuera llevada de nuevo a mi calabozo. El cielo me honró con un nuevo favor. Entré en un dulce sueño y cuando desperté estaba totalmente curada. El tirano lleno de rabia dijo: Que sea traspasada con flechas afiladas. Otra vez los arqueros doblaron sus arcos, cogieron toda sus fuerzas, pero las flechas se negaron a salir. El emperador estaba presente y se puso furioso y pensando que la acción del fuego podía romper el encanto, ordenó que se pusieran a calentar en el horno y que fueran dirigidas a mi corazón. El fue obedecido, pero las flechas, después de haber recorrido parte de la distancia, tomaron la dirección contraria y regresaron a herir a aquellos que la habían tirado. Seis de los arqueros murieron. Algunos de ellos renunciaron al paganismo y el pueblo empezó a dar testimonio público del poder de Dios que me había protegido. Esto enfureció al tirano. Este determinó apresurar mi muerte, ordenando que mi cabeza fuera cortada con un hacha.

Entonces, mi alma voló hacia mi Divino Esposo, el cual me puso la corona del martirio y la palma de la virginidad.

Traslado de sus Santos Restos
Después de que las reliquias de la Santa fueron exhumadas, fueron mantenidas en Roma hasta 1805. En ese tiempo el Padre Francis di Lucia de Mugnano, un pequeño pueblo cerca de Nápoles, visitó la ciudad de Roma. El tenía un ardiente deseo de procurar las reliquias de alguna joven mártir para su Iglesia. Ya que el Obispo de Potenza, al cual el acompañó a Roma, apoyaba su petición, el Padre Francis fue permitido visitar el Tesoro de Reliquias, un largo pasillo donde se preservaban las reliquias de varios santos. Cuando se paró frente a la reliquia de Santa Filomena, se llenó de un gran gozo espiritual, y rogó ante ella. El pensaba que el gran heroísmo de esta joven mártir era la inspiración que necesitaban los jóvenes de su parroquia, que su fortaleza virginal los retaría a la pureza.

Las reliquias de Santa Filomena eran consideradas famosas y eran reservadas para algún distinguido prelado.

El pidió las reliquias y al no recibir ninguna respuesta, el P. Francis decidió ir solo a uno de los Canónigos de San Pedro, y pedir otra vez la reliquia. Hizo la petición a nombre del Obispo de Potenza. Le presentaron la reliquia de Santa Ferma.

Los que estuvieron envueltos en la primera petición pensaron que el Obispo de Potenza era merecedor de una reliquia de primera clase. Las reliquias de Santa Filomena fueron dadas al Obispo. Esté a su vez quiso que el pobre sacerdote de Mugnano las tuviera para su parroquia.

De regreso a su pueblo, los viajeros se alojaron en casa de un buen amigo en Nápoles. La señora de la Casa Doña Angela Rose padecía de una enfermedad incurable desde hacia doce años. Ella ofreció vestir las reliquias con la esperanza de ser curada. Las reliquias fueron cubiertas por una estatua de la santa, hecha especialmente para ese propósito y colocadas en una urna de madera. Muchos milagros empezaron a darse. La señora Angela Rose fue instantáneamente sanada al tocar las reliquias. Otros también obtuvieron diferentes sanaciones.

Traslado de las Reliquias a Mugnano
El 10 de agosto de 1805, las reliquias de la Santa fueron trasladadas a Mugnano, a la casa del P. Francis di Lucia. Continuos milagros de toda clase acompañaban el traslado. El día antes de la llegada, por las oraciones de los habitantes, una lluvia abundante refrescó los campos y prados de Mugnano, después de una larga temporada de sequía. El Señor Michael Ulpicella, un abogado, que no había podido salir de su cuarto por seis semanas, fue llevado a donde estaban las reliquias y regresó sanado.

El Santuario de Santa Filomena fue escena de prodigiosos milagros. Entre ellos se encuentra la sanación de Pauline Jaricot.

El Gran Milagro de Mugnano
Pauline Jaricot era la hija favorita de unos aristocráticos franceses. Era muy bella y tenía una atractiva personalidad. No obstante todos los atractivos placeres y sus halagadores admiradores, el corazón de Pauline se movía más hacia las cosas del espíritu que las cosas del mundo, aunque la lucha entre las cosas de Dios y las del mundo era fiera. La gracia triunfó y Pauline va a ser recordada por siempre como la fundadora de la Sociedad para la Propagación de la Fe y el Rosario Viviente.

Aunque Pauline había sufrido anteriormente de la enfermedad que fue la causa de su cura, fue en marzo de 1835, que la enfermedad enseñó signos de gravedad. Esta enfermedad afectaba su corazón, en la proporción en que incrementaba, las palpitaciones se volvían tan violentas que se podían oír a cierta distancia. Un pequeño movimiento o cambio de posición era suficiente para que la sangre corriera violentamente a su corazón, que casi se sofocaba. Su respiración parecía parar y su pulso se volvía imperceptible. Drásticos remedios se le tenían que aplicar para restaurarla.

Durante varios años de tortura, solo tenía pequeños intervalos de alivio. Uno de ellos ocurrió después de hacer una novena a Santa Filomena, después de saber de su gran poder con Dios. Tan solo de mencionar el nombre de la santa, ella experimentaba un gozo y un deseo de visitarla en su Santuario. Pero eso parecía un imposible ya que este quedaba a una gran distancia de Francia.

Actuando bajo una inspiración, y después de saber de su doctor la información de su estado, el cual era tan grave que nada importaba de una forma o otra, ella intentó un viaje al Santuario del Corazón de Jesús en Paray le Monial. Sobrevivió la jornada y se dijo a si misma: "Si no me mató este viaje, iré a Roma a obtener la bendición del Santo Padre", lo cual era la ambición de su vida.

Ir a Roma significaba viajar a través de los Alpes, a través de caminos abandonados; largo y peligroso viaje, aun para las personas en buen estado de salud. Pero Pauline se puso en camino. El dolor que soportó era intolerable. En Cambery, su valor se acababa y casi se resigna a morir lejos de su casa y del Vicario de Cristo. Estuvo inconsciente por dos días. Los alumnos de la escuela del convento de su pueblo hicieron una novena a Santa Filomena por su recuperación, al final de la misma pudo seguir su viaje.

Pauline sufrió una recaída en Loreto, Italia. Después de unos días continuó su viaje. Llegó a Roma casi inconsciente. Las Hermanas del Sagrado Corazón la recibieron con gran amabilidad, su estado era tal que le era imposible dejar el Convento. Parecía que después de tanta dificultad no iba a poder ver al Santo Padre.

Pero la Santa Madre de Dios y Santa Filomena no la abandonaron. Su llegada a Roma fue informada al Santo Padre, el Papa Gregorio XVI, que al saber de su estado decidió ir en persona a ver a esta joven mujer que tanto había hecho por la Santa Iglesia. Esto era un honor y una consolación para Pauline. El Santo Padre fue amable y le agradeció repetidamente su trabajo a favor de la Iglesia Católica, y la bendijo una y otra vez. Le pidió que orara por él cuando llegará al cielo y esta se lo prometió. Entonces ella le preguntó: ¿Santo Padre, si yo vuelvo bien de mi visita a Mugnano, y voy a pie al Vaticano, usted su Santidad se dignaría en proceder sin demoras con la investigación final en la Causa de Santa Filomena?

Si mi hija, replicó el Papa, porque eso sería un milagro de primera clase. Nadie pensaba que ella volvería, debido al estado tan precario de salud.

Era en Agosto y el clima estaba extremadamente caliente. Viajaban de noche para evitar el gran calor del día. Llegaron a Mugnano un día antes de la fiesta de Santa Filomena. Inmensas multitudes se habían reunido para celebrar la fiesta.

La mañana siguiente, Pauline recibió la Santa Comunión, cerca de las reliquias. Sufría unos dolores inmensos en todo su cuerpo y su corazón latía tan violentamente que se desmayó. Las personas pensaron que se había muerto. Las personas que estaban con ella trataron de sacarla de la iglesia, en eso recobró el conocimiento e hizo una señal de que la dejaran cerca de las reliquias. De repente un torrente de lágrimas vinieron a sus ojos, el color volvió a sus mejillas, un brillo saludable sobrevino a sus entumecidos miembros. Su alma estaba llena de un gozo celestial, y pensó que dejaba este mundo para irse al cielo. Pero no era la muerte. Santa Filomena la había sanado. Todavía iba a vivir muchos años para Dios y su Iglesia.

Pauline cuando estuvo segura de su sanación, permaneció en silencio por un tiempo. Pero la Superiora del Convento al ver lo que estaba pasando, ordenó que sonaran las campanas para anunciar el milagro. El pueblo lleno de gozo gritaba "Viva Santa Filomena"

En acción de gracias, Pauline se quedó unos días más. Cuando se fue, llevaba consigo una reliquia grande de Santa Filomena, cubierta en una estatua de la Santa.

Pauline no le había informado al Santo Padre de su sanación. Todos en el Vaticano al oír de su sanación, estaban sorprendidos, sobretodo el Papa cuando la vio ante él en perfecta salud. Su Santidad no lo hubiera creído de no haberlo visto con sus propios ojos. A la petición de Pauline, él le concedió el privilegio de construir una Capilla en honor de Santa Filomena.

Para poder investigar el milagro, el Papa ordenó a Pauline a que se quedará un año entero en Roma. Durante ese tiempo Pauline obtuvo del Santo Padre muchos privilegios para el "Rosario Viviente". Al final del año regresó a Francia.

Papas devotos a Santa Filomena

Papa Gregorio XVI, en Enero 30 de 1837, solemnemente la elevó al altar dando completa autoridad a su culto en todo el mundo católico y por toda la eternidad. Le dio el título de Patrona del Rosario Viviente.En nuestro amor por Santa Filomena seguimos bien la dirección y el ejemplo de los Romanos Pontífices:

Pío IX -En 1849 la nombró Patrona de los Hijos de María.

Papa San Pío X elevó la Archicofraternidad de Santa Filomena a Universal y nombró a San Juan Vianney su Patrón. Este Papa y gran Santo de la Santa Madre Iglesia solemnemente declaró: "... desacreditar las presentes decisiones y declaraciones concernientes a Santa Filomena como no siendo permanentes, estables, válidas y efectivas, necesarias de obediencia, y en completo efecto para toda la eternidad, procede de un elemento que es nulo y vano y sin mérito y autoridad." (1912)

Leo XIII - Antes de su elección al Papado, fue dos veces en peregrinación a su Santuario. Después de ser nombrado el Vicario de Cristo, le dio una cruz de mucho valor al Santuario. Aprobó la Confraternidad de Santa Filomena y la enriqueció con indulgencias. La elevó a Archicofraternidad.

Pío X - Elevó la Archicofraternidad a Universal y nombró a San Juan María Vianney su Patrón.

San Juan Vianney y Sta. Filomena
San Juan Vianney era muy devoto de Santa Filomena. Existía un perfecto entendimiento entre el Cura de Ars y la Santa. La eligió como su patrona y el sentía su presencia constantemente. La llamaba con los nombres mas tiernos y familiares y no dudaba en inducir a otros a que invocaran su intercesión en sus necesidades de cuerpo y alma.

Conoció a la Santa a través de Pauline Jaricot, la cual le ofreció parte de la preciosa reliquia que había obtenido en Mugnano. Inmediatamente se puso a trabajar para erigir una Capilla en su Iglesia y así custodiar con dignidad la reliquia. El lugar pronto se convirtió en escena de innumerables curaciones, conversiones y milagros.

Devociones 
A través de las diferentes devociones a Santa Filomena, se han producido muchas sanaciones y conversiones.

Coronilla de Santa Filomena

Novena - que logró la sanación de Pauline Jaricot

El uso del aceite -(de la lámpara que esta encendida frente a las reliquias de Santa Filomena)

En el libro las Rosas de Santa Filomena de St. Elizabeth Seton consta que una mujer recobró la vista, después de tres años de sufrir una enfermedad en sus ojos que le causaba tanto dolor que no podía ni comer, ni dormir.

El uso del cordón de Santa Filomena - El Cordón de Santa Filomena ha sido aprobado por la Sagrada Congregación de los Ritos. Usualmente es usado por dentro de la ropa. No se necesita una ceremonia especial pero debe de ser bendecido antes. Al ponerse el cordón, los que los usan se proponen honrar a Santa Filomena y así merecer la protección de cuerpo y alma, perfecta castidad, el espíritu de fe necesario para los tiempos en que vivimos y la gracia de hacernos violencia, para poder vivir una vida verdaderamente cristiana.

Como con todas las devociones, son una ayuda que solo tiene sentido cuando hay un serio propósito de vivir el evangelio.  La vida de Santa Filomena nos da ejemplo de fidelidad heroica a Jesucristo y eso es lo que deseamos imitar.

Santuario y Reliquias
El Santuario de Santa Filomena esta localizado en Mugnano, Italia en la diócesis de Nola, cerca de Nápoles. Fue en esta iglesia que el párroco Don Francis di Lucia, trajo las reliquias de Santa Filomena en 1805. La Iglesia se convirtió en un lugar de peregrinación, donde numerosos favores e inclusive milagros fueron concedidos por la intercesión de Santa Filomena.

La capilla de Santa Filomena se encuentra a media nave, a la izquierda. Arriba del altar se puede ver la figura de la Santa en papier-maché, la cual fue hecha para guardar su huesos. Esta estatua de Santa Filomena fue hecha en 1805. Si se mira de cerca, debajo de las almohadas se puede ver el envase el cual contiene la sangre cristalizada (la religiosa que custodia el santuario nos aseguró cuando visitamos -1998- que la sangre ha sido robada). Esta figura milagrosamente ha cambiado de posición varias veces a través de los años.

El último movimiento que se sabe fue en 1949. En este se puede ver la oreja izquierda de la imagen, que hasta ese entonces no se veía, ni se sabía que existía.

En el relicario procesional del Santuario de Santa Filomena, hay una imagen del martirio de la santa rodeada de reliquias de varios santos; el relicario es usado para bendecir a las personas en las fiestas principales en las que se honra a Santa Filomena.

También hay una estatua de Santa Filomena que ha exudado un aceite milagroso el 10 de agosto de 1823. Esta se expone para ser venerada en su día festivo que es el 11 de agosto.

Santa Filomena, Patrona de los Hijos de María, ruega por nosotros.

-por SCTJM

LOS SANTOS DE HOY JUEVES 10 DE AGOSTO DEL 2017

Victoriano Calvo Lozano, BeatoVictoriano Calvo Lozano, Beato
Monje y Mártir, 10 de agosto
José Javier Gorosterratzu, BeatoJosé Javier Gorosterratzu, Beato
Sacerdote y Mártir, 10 de agosto
Arcángel de Calatafino Piacentini, BeatoArcángel de Calatafino Piacentini, Beato
Presbítero, 10 de agosto
Lázaro Tiersot, BeatoLázaro Tiersot, Beato
Presbítero y Mártir, 10 de agosto
Francisco Drzewiecki, BeatoFrancisco Drzewiecki, Beato
Presbítero y Mártir, 10 de agosto
Filomena, SantaFilomena, Santa
Mártir, 10 de agosto
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Religioso y Mártir, 10 de agosto

FELIZ JUEVES!!!





miércoles, 9 de agosto de 2017

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 9 DE AGOSTO DEL 2017


Una mujer cansada
Santo Evangelio Según San Mateo 15,21-28. XVIII Miércoles de Tiempo Ordinario.


Por: H. Balam Loza, LC. | Fuente: missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor mío y Dios mío, aquí estoy a tus pies para alabarte. Quiero ser todo tuyo y ofrecerte todo lo que soy. No quiero hacer nada más que tu voluntad. Quiero hacer lo que Tú me pidas pues sé que eso es lo que da la plena felicidad y la paz profunda.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 15,21-28
En aquel tiempo, Jesús se retiró a la comarca de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea le salió al encuentro y se puso a gritar: "Señor, hijo de David, ten compasión de mí. Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio". Jesús no le contestó una sola palabra; pero los discípulos se acercaron y le rogaban: "Atiéndela, porque viene gritando detrás de nosotros". Él les contestó: "Yo no he sido enviado sino a las ovejas descarriadas de la casa de Israel".
Ella se acercó entonces a Jesús y postrada ante él, le dijo: "¡Señor, ayúdame!" Él le respondió: "No está bien quitarles el pan a los hijos para echárselo a los perritos". Pero ella replicó: "Es cierto, Señor, pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos". Entonces Jesús le respondió: "Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla lo que deseas". Y en aquel mismo instante quedó curada su hija.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
"Ella se acercó entonces a Jesús" Hoy veo una mujer pobre y humilde, una mujer que habría sufrido grandes penas por la enfermedad de su hija. Una mujer cansada y con pocas esperanzas, agotada de buscar por todas partes una solución a su dolor. Podemos pensar en el rostro de una madre que pasado largas horas llorando por el dolor de su niña.
Y he ahí que aparece Jesús como un rayo de luz y de esperanza en la espesura y oscuridad de su corazón. Corre a su encuentro y se pone delante con todas sus penas, pone delante de Jesús todo su corazón y lo abre completamente. Va al médico del alma y le cuenta su historia con todas sus heridas y sufrimientos. Se sabe indigna, pero eso no la frena pues reconoce la mirada de amor de Jesús. Se sabe desde el primer momento amada por ese hombre y no duda en acudir. No duda en superar los obstáculos que puedan aparecer.
Hoy, Jesús se acerca a mi vida y me mira con amor, ve mi dolor y quiere curarme. ¿Quiero ser curado? Lo importante no es lo que Cristo puede hacer por mí, sino si yo quiero ser curado. Tengo que acercarme y pedírselo. Así como la mujer fue capaz de mostrar su fragilidad, del mismo modo tengo que acercarme y contarle mi historia, pues es el único modo que puedo ser curado.
El corazón puede irse cargando de sufrimientos; a veces podemos ocultarlos, pero por dentro pueden seguir abiertos haciéndonos mucho daño. Nos será fácil presentarlos a Jesús y dejárselos en sus manos; pero sólo así viviremos la verdadera vida, en libertad plena.
Debemos siempre buscar al Señor: todos nosotros sabemos cómo son los momentos malos, momentos que nos derrumban, momentos sin fe, oscuros, momentos en donde no vemos el horizonte, no somos capaces de levantarnos, todos lo sabemos. Pero es el Señor que viene, nos reconforta con su pan y con su fuera y nos dice "álzate y sigue adelante, camina. Por ello, para encontrar al Señor debemos estar así: en pie y en camino; después esperar que Él nos llame: corazón abierto. Y Él nos dirá "soy yo"; y ahí la fe se hará fuerte. Pero la fe, ¿es para mí, para conservarla? No, es para ir y darla a los demás, para ungir a los demás, para la misión. Por lo tanto, en pie y en camino; en silencio para encontrar al Señor; y en misión para llevar este mensaje, esta vida a los demás. Precisamente esta es la vida del cristiano.
(Cf Homilía de S.S. Francisco, 10 de junio de 2016, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy, Jesús, voy a tener un detalle con algún familiar o amigo que esté sufriendo y que pueda necesitar de mi tiempo.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.


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