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lunes, 24 de diciembre de 2018

LECTURAS BÍBLICAS DE LA VÍSPERA DE NAVIDAD - LUNES 24 - POR LA NOCHE


Víspera de Navidad, Natividad del Señor, Misa vespertina de la vigilia, solemnidad.

24 LUNES. Después de la hora nona:
COMIENZA EL TIEMPO DE NAVIDAD


SOLEMNIDAD DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR

— Todos los sacerdotes pueden celebrar o concelebrar tres misas, con tal que se celebren a su tiempo: medianoche, aurora y día.

— Los que celebran solo una misa, dicen la que corresponda a la hora del día.

— El sacerdote que hoy celebra tres misas puede percibir tres estipendios (c. 951, 1).



PRIMERA LECTURA Is 62, 1-5
El Señor te prefiere a ti
Lectura del libro de Isaías.

Por amor a Sion no callaré,
por amor de Jerusalén no descansaré,
hasta que rompa la aurora de su justicia,
y su salvación llamee como antorcha.
Los pueblos verán tu justicia,
y los reyes tu gloria;
te pondrán un nombre nuevo,
pronunciado por la boca del Señor.
Serás corona fúlgida en la mano del Señor
y diadema real en la palma de tu Dios.
Ya no te llamarán «Abandonada»,
ni a tu tierra «Devastada»;
a ti te llamarán «Mi predilecta»,
y a tu tierra «Desposada»,
porque el Señor te prefiere a ti,
y tu tierra tendrá un esposo.
Como un joven se desposa con una doncella,
así te desposan tus constructores.
Como se regocija el marido con su esposa,
se regocija tu Dios contigo.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.



Salmo responsorial Sal 88, 4-5. 16-17. 27 y 29 (R.: 2a)

R. Cantaré eternamente las misericordias del Señor. Misericórdias tuas, Dómine, in ætérnum cantábo.

V. «Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades». R.
Cantaré eternamente las misericordias del Señor. Misericórdias tuas, Dómine, in ætérnum cantábo.

V. Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:
caminará, oh, Señor, a la luz de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día,
tu justicia es su orgullo. R.
Cantaré eternamente las misericordias del Señor. Misericórdias tuas, Dómine, in ætérnum cantábo.

V. Él me invocará: “Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora”.
Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable. R.
Cantaré eternamente las misericordias del Señor. Misericórdias tuas, Dómine, in ætérnum cantábo.



SEGUNDA LECTURA Hch 13, 16-17. 22-25
Testimonio de Pablo sobre Cristo, hijo de David
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.

Cuando Pablo llegó a Antioquía de Pisidia, se puso en pie en la sinagoga y, haciendo seña con la mano de que se callaran, dijo:
«Israelitas y los que teméis a Dios, escuchad:
El Dios de este pueblo, Israel, eligió a nuestros padres y multiplicó al pueblo cuando vivían como forasteros en Egipto. Los sacó de allí con brazo poderoso.
Después, les suscitó como rey a David, en favor del cual dio testimonio, diciendo:
“Encontré a David, hijo de Jesé,
hombre conforme a mi corazón,
que cumplirá todos mis preceptos”.
Según lo prometido, Dios sacó de su descendencia un salvador para Israel: Jesús.
Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión antes de que llegara Jesús; y, cuando Juan estaba para concluir el curso de su vida, decía:
“Yo no soy quien pensáis, pero, mirad, viene uno detrás de
mí a quien no merezco desatarle las sandalias de los pies”».

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.



Aleluya
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Mañana quedará borrada la maldad de la tierra, y reinará sobre nosotros el Salvador del mundo. R.


EVANGELIO (forma larga) Mt 1, 1-25
Genealogía de Jesucristo, hijo de David
╬ Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
R. Gloria a ti, Señor.

Libro del origen de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán.
Abrahán engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Fares y a Zará, Fares engendró a Esrón, Esrón engendró a Arán, Arán engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naasón, Naasón engendró a Salmón, Salmón engendró, de Rajab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed engendró a Jesé, Jesé engendró a David, el rey. David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón engendró a Roboán, Roboán engendró a Abías, Abías engendró a Asaf, Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Jorán, Jorán engendró a Ozías, Ozías engendró a Joatán, Joatán engendró a Acaz, Acaz engendró a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amós, Amós engendró a Josías; Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia.
Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel, Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliaquín, Eliaquín engendró a Azor, Azor engendró a Sadoc, Sadoc engendró a Aquín, Aquín engendró a Eliud, Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Matán, Matán engendró a Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. Así, las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Cristo, catorce.
La generación de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta:
«Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo
y le pondrán por nombre Enmanuel,
que significa “Dios-con-nosotros”».
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.
Y sin haberla conocido, ella dio a luz un hijo al que puso por nombre Jesús.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.



EVANGELIO (forma breve) Mt 1, 18-25
María dará a luz un hijo y tú le pondrá por nombre Jesús
╬ Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
R. Gloria a ti, Señor.

La generación de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él
salvará a su pueblo de sus pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta:
«Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Enmanuel,
que significa “Dios-con-nosotros”».
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.
Y sin haberla conocido, ella dio a luz un hijo al que puso por nombre Jesús.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 24 DE DICIEMBRE 2018


Lecturas de hoy 24 de Diciembre. Feria de Adviento
Hoy, lunes, 24 de diciembre de 2018



Primera lectura
Lectura del segundo libro de Samuel (7,1-5.8b-12.14a.16):

CUANDO el rey David se asentó en su casa y el Señor le hubo dado reposo de todos sus enemigos de alrededor, dijo al profeta Natán:
«Mira, yo habito en una casa de cedro, mientras el Arca de Dios habita en una tienda».
Natán dijo al rey:
«Ve y haz lo que desea tu corazón, pues el Señor está contigo».
Aquella noche vino esta palabra del Señor a Natán:
«Ve y habla a mi siervo David: "Así dice el Señor: ¿Tú me va a construir una casa para morada mía?
Yo te tomé del pastizal, de andar tras el rebaño, para que fueras jefe de mi pueblo Israel. He estado a tu lado por donde quiera que has ido, he suprimido a todos tus enemigos ante ti y te he hecho tan famoso como los grandes de la tierra. Dispondré un lugar para mi pueblo Israel y lo plantaré para que resida en él sin que lo inquieten, ni le hagan más daño los malvados, como antaño, cuando nombraba jueces sobre mi pueblo Israel. A ti te he dado reposo de todos tus enemigos. Pues bien, el Señor te anuncia que te va a edificar una casa.
En efecto, cuando se cumplan tus días y reposes con tus padres, yo suscitaré descendencia tuya después de ti. Al que salga de tus entrañas le afirmaré su reino. Yo seré para él un padre, y él será para mi un hijo.
Tu casa y tu reino se mantendrán siempre firmes ante mi; tu trono durará para siempre"».

Palabra de Dios


Salmo
Sal 88

R/. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor

V/. Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dijiste: «La misericordia es un edificio eterno»,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad. R/.

V/. «Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades». R/.

V/. «Él me invocará: “Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora”;
Le mantendré eternamente mi favor,
y mí alianza con él será estable». R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,67-79):

EN aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, se llenó de Espíritu Santo y profetizó diciendo:
«“Bendito sea el Señor, Dios de Israel”,
porque ha visitado y “redimido a su pueblo”,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la “misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza”
y “el juramento que juró a nuestro padre Abrahán” para concedernos
que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante “del Señor a preparar sus caminos”,
anunciando a su pueblo la salvación
por el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz».

Palabra del Señor





Comentario al Evangelio de hoy lunes, 24 de diciembre de 2018
José María Vegas, cmf
Por el camino de la paz

“Esta noche es Nochebuena y mañana Navidad”.

Esta noche es “de noche”, hace frío, hay oscuridad, dolor, miedo, violencia, injusticia. La noche es como la cifra de la negatividad que domina sobre la historia humana. Esa historia está presente también en el pueblo de Israel. David es un rey que quiere asegurarse una dinastía duradera, “para siempre”, y por eso busca el favor de Dios. Pero los poderes de este mundo, de su noche, no pueden durar para siempre, ni Dios está para servirlos. Dios no permite que se le construya un templo, no se deja encerrar en los designios humanos. Sin embargo, no por eso se exilia del mundo que Él mismo ha creado: en la historia atormentada y oscura de la humanidad, plena de luchas e intrigas, se entrevera otra historia, historia de salvación. No será David el que le construya un templo a Dios, sino que Dios mismo promete construir una casa, una dinastía que durará para siempre. No se trata, ciertamente, de una dinastía al estilo de los poderes de este mundo. Habrá que esperar algunos siglos para empezar a entender de qué casa, templo y dinastía se trata. Sólo los que tienen un corazón bien dispuesto pueden entenderlo. Zacarías, pese a su inicial incredulidad, es uno de ellos. La promesa hecha a David empieza a cumplirse ahora, no por el poder y la fuerza, sino en los signos de vida de un hijo de la vejez, en el que empieza a anunciarse la fuerza de salvación anunciada por los profetas, que nos libra de la enemistad y el odio, que derrama sobre nosotros su misericordia, y que requiere que nos preparemos mediante el servicio, la santidad y la justicia. El hijo de la que llamaban estéril, el profeta del Altísimo, va a preparar el camino de aquel en quien la tantas veces oscura historia de la humanidad y la historia de salvación se unirán para siempre. La primera seguirá su curso, con sus tinieblas y sombras de muerte, pero en ella nos iluminará, si queremos, el sol que nace de lo alto.

El templo que Dios se va a construir es el cuerpo de Cristo, la dinastía que no tendrá fin no es un poder que nos somete, sino un camino que nos conduce a la paz, porque nos reconcilia con Dios y con los hombres.

Esta noche es nochebuena: es de noche, pero “el pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande” (Is 9, 1: primera lectura de la misa de la Vigilia). Esta noche es una noche buena, porque la luz vence a las tinieblas, porque mañana es Navidad.

Saludos cordiales, 
José M. Vegas CMF

domingo, 23 de diciembre de 2018

LECTURAS DE HOY DOMINGO 4 DE ADVIENTO - 23 DICIEMBRE 2018


Lecturas de hoy Domingo 4º de Adviento - Ciclo C
Hoy, domingo, 23 de diciembre de 2018


Primera lectura
Lectura de la profecía de Miqueas (5,1-4):

Esto dice el Señor:
«Y tú, Belén Efratá,
pequeña entre los clanes de Judá,
de ti voy a sacar
al que ha de gobernar Israel;
sus orígenes son de antaño,
de tiempos inmemorables.
Por eso, los entregará
hasta que dé a luz la que debe dar a luz,
el resto de sus hermanos volverá
junto con los hijos de Israel.
Se mantendrá firme,
pastoreará con la fuerza del Señor,
con el dominio del nombre del Señor, su Dios;
se instalarán, ya que el Señor
se hará grande hasta el confín de la tierra.
Él mismo será la paz».

Palabra de Dios


Salmo
Sal 79,2ac.3c.15-16.18-19

R/. Oh Dios, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.

V/. Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece;
despierta tu poder y ven a salvarnos. R/.

V/. Dios del universo, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña.
Cuida la cepa que tu diestra plantó, 
y al hombre que tú has fortalecido. R/.

V/. Que tu mano proteja a tu escogido, 
al hombre que tú fortaleciste. 
No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta a los Hebreos (10,5-10):

Hermanos:
Al entrar Cristo en el mundo dice:
«Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas,
pero me formaste un cuerpo;
no aceptaste
holocaustos ni víctimas expiatorias.
Entonces yo dije: He aquí que vengo
—pues así está escrito en el comienzo del libro acerca de mí—
para hacer, ¡oh Dios!, tu voluntad».
Primero dice: «Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, pero me formaste un cuerpo; no aceptaste holocaustos ni víctimas expiatorias», que se ofrecen según la ley. Después añade: «He aquí que vengo para hacer tu voluntad».
Niega lo primero, para afirmar lo segundo. Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.


Palabra de Dios


Evangelio de hoy
Lectura del santo Evangelio según San Lucas (1,39-45):

En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a un a ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».
Palabra de Dios



Comentario al Evangelio de hoy domingo, 23 de diciembre de 2018
 Fernando Torres cmf


Ya casi estamos

      El cuarto domingo de Adviento nos deja ya a las puertas de la Navidad. Este tiempo de preparación, que comienza con la perspectiva de la venida del Reino, termina concentrándose en un punto concreto de la historia, de nuestra historia. Allí convergen las promesas de los profetas. Allí se juntan ahora nuestros recuerdos. Todas las miradas se dirigen a Belén. La verdad es que Belén es, por ahora, un escenario vacío. Hasta los protagonistas de nuestra historia, José, María y el niño que está en su vientre, están en camino hacia Belén. No es más que una aldea. Dice el profeta Miqueas en la primera lectura que es “pequeña entre las aldeas de Judá”. Pero esa es la pequeñez que Dios ha escogido para hacerse presente entre los hombres. Allí, en un rincón perdido y escondido, el cielo se juntará con la tierra y lo imposible se hará realidad: Dios se hizo carne en un niño recién nacido. 

      Desde entonces, nuestra relación con Dios cambió para siempre. En aquel momento descubrimos que adorar a Dios no es ofrecer sacrificios ni ofrendas. No hay que ofrecer la vida de los animales ni la nuestra propia. Aquí no estamos para morir por Dios sino para vivir por él. Aquí estamos “para hacer tu voluntad”, como dice la lectura de la carta a los hebreos. Y la voluntad de Dios es que vivamos, que seamos felices, que crezcamos y maduremos en el uso de nuestra libertad, que nos respetemos unos a otros porque todos somos miembros de su familia, la familia del Abbá. 

      Pero antes de que llegue ese momento tan cercano de la Navidad, la liturgia nos invita a echar a una mirada a la madre, a María. María está alegre, feliz. Siente que la vida crece en su vientre y que esa vida es fruto del Espíritu de Dios. Algo nuevo está creciendo en ella y ese algo es para toda la humanidad. Esa alegría es expansiva, hay que comunicarla, hay que compartirla. Por eso se dirige a las montañas de Judá a encontrarse con su prima, también embarazada. 

      En ese encuentro de familia, Isabel, la prima, dice unas palabras inspiradas por el Espíritu de Dios, que hoy llegan hasta nuestro corazón: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de vientre. Dichosa tú que has creído”. De esa forma expresa perfectamente lo que está viviendo María. La fe hace vivir de otra manera. La fe ayuda a comprender la realidad desde una perspectiva nueva y más profunda. El que vive en la fe, como María, vive bendecido por Dios. Y todo lo que toca y dice se convierte en bendición para el creyente y para los que le rodean. Porque conoce en lo profundo de su corazón que el amor de Dios se ha instalado en nuestro mundo. Que nuestra alegría en esta Navidad sea fruto de la fe gozosa en el Dios que se encarna en Jesús. 



Para la reflexión

      ¿Qué puedo hacer en esta última semana para preparar la Navidad? ¿La voy a vivir gozoso desde la fe o con la alegría del consumo y del mucho comprar cosas? ¿Cómo puedo bendecir a los que están a mi lado, a mi familia, a mis amigos, a mi comunidad?

sábado, 22 de diciembre de 2018

EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 22 DE DICIEMBRE 2018


Lecturas de hoy 22 de Diciembre. Feria de Adviento
Hoy, sábado, 22 de diciembre de 2018



Primera lectura
Lectura del primer libro de Samuel (1,24-28):

EN aquellos días, una vez que Ana hubo destetado a Samuel, lo subió consigo, junto con un novillo de tres años, unos cuarenta y cinco kilos de harina y un odre de vino. Lo llevó a la casa del Señor a Siló y el niño se quedó como siervo.
Inmolaron el novillo, y presentaron el niño a Elí. Ella le dijo:
«Perdón, por tu vida, mi Señor, yo soy aquella mujer que estuvo aquí en pie ante ti, implorando al Señor. Imploré este niño y el Señor me concedió cuanto le había mi pedido. Yo, a mi vez, lo cedo al Señor. Quede, pues, cedido al Señor de por vida».
Y se postraron allí ante el Señor.

Palabra de Dios


Salmo
1S 2,1.45.6-7.8abcd

R/. Mi corazón se regocija por el Señor, mi Salvador

V/. Mi corazón se regocija en el Señor,
mi poder se exalta por Dios.
Mi boca se ríe de mis enemigos,
porque gozo con tu salvación. R/.

V/. Se rompen los arcos de los valientes,
mientras los cobardes se ciñen de valor.
Los hartos se contratan por el pan,
mientras los hambrientos engordan;
la mujer estéril da a luz siete hijos,
mientras la madre de muchos queda baldía. R/.

V/. El Señor da la muerte y la vida,
hunde en el abismo y levanta;
da la pobreza y la riqueza,
humilla y enaltece. R/.

V/. Él levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para hacer que se siente entre príncipes
y que herede un trono de gloria. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,46-56):

EN aquel tiempo, María dijo:
«Proclama mi alma la grandeza del Señor,
“se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humildad de su esclava”.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
“su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
“derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia”
—como lo había prometido a “nuestros padres”—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».
María se quedó con Isabel unos tres meses y volvió a su casa.

Palabra del Señor





Comentario al Evangelio de hoy sábado, 22 de diciembre de 2018
Edgardo Guzman, cmf
Queridos amigos y amigas:

El Magnificad, es “el espejo del corazón de María”, es el canto de los pobres, una de las plegarias mas hermosas escritas en el Nuevo Testamento. Con claras referencias a la literatura sapiencial y profética de Israel. El cántico celebra en síntesis la entera historia de la salvación. Seguramente lo hemos leído y rezado muchas veces, puede que hasta lo sepamos de memoria. Sin embargo, esto no agota todo su potencial. Este día puede ser una buena oportunidad para entrar una vez más en el con una mirada sapiencial y contemplativa.

Podemos dividir el cántico del Magnificad en tres partes: La primera (vv. 46-49) María da gloria a Dios por las maravillas que ha obrado en ella: «porque ha mirado la humildad de su esclava». En la segunda parte (vv. 50-53) exalta la misericordia de Dios que se implica en nuestra historia humana a favor de los pobres y de los últimos. Esto se expresa con estos verbos: hace proezas, dispersa, derriba, enaltece, colma, despide, auxilia. En la tercera parte (vv. 54-55) María recuerda el cumplimiento amoroso y fiel de las promesas de Dios: «acordándose de la misericordia” – como lo había prometido a “nuestros padres” – en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».

En el Magnificad encontramos la fuerte convicción bíblica que Dios actúa siempre en la historia de la humanidad. Lo hace contando con la colaboración de todos aquellos que se hacen pequeños y que le sirven de corazón, en silencio adorante y agradecido. En esta línea se encuentra el paralelismo con la primera lectura de hoy, que nos muestra la presentación de Samuel al templo de Silo, el cántico es aprovechado como salmo responsorial. De esta manera, la liturgia en esta octava de preparación para la Navidad nos quiere hacer ver la continuidad de la obra salvífica de Dios en el Antiguo y Nuevo Testamento. En segundo lugar, estos textos resaltan el papel de la mujer en el plan de salvación. Dios se vale de la mediación femenina para llevar adelante su obra de redención y comprobamos que no es en un plano inferior o de menor valía.

¡Hagamos nuestro el Magnificad!, pidamos por intersección de la Madre de Dios la gracia de vivir este tiempo de Navidad como un verdadero acontecimiento de salvación:

María de Nazaret, cantadora del Magníficat, servidora de Isabel:
¡quédate también con nosotros, que está por llegar el Reino!,
quédate con nosotros, María,
con la humildad de tu fe, capaz de acoger la Gracia;
quédate con nosotros,
con el Espíritu que te fecundaba la carne y el corazón;
quédate con nosotros,
con el Verbo que iba creciendo en ti,
humano y Salvador, judío y Mesías, Hijo de Dios e hijo tuyo,
nuestro Hermano,
Jesús. AMÉN

Fraternalmente, Edgardo Guzmán, cmf. 
eagm796@hotmail.com

viernes, 21 de diciembre de 2018

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 21 DE DICIEMBRE 2018


Lecturas de hoy 21 de Diciembre. Feria de Adviento
Hoy, viernes, 21 de diciembre de 2018



Primera lectura
Lectura del libro del Cantar de los Cantares (2,8-14):

¡LA voz de mi amado!
Vedlo, aquí llega,
saltando por los montes,
brincando por las colinas.
Es mi amado un gamo,
parece un cervatillo.
Vedlo parado tras la cerca,
mirando por la ventana,
atisbando por la celosía.
Habla mi amado y me dice:
«Levántate, amada mía,
hermosa mía y ven.
Mira, el invierno ya ha pasado,
las lluvias cesaron, se han ido.
Brotan las flores en el campo,
llega la estación de la poda,
el arrullo de la tórtola
se oye en nuestra tierra.
En la higuera despuntan las yemas,
las viñas en flor exhalan se perfume.
Levántate, amada mía,
hermosa mía, y vente.
Paloma mía, en las oquedades de la roca,
en el escondrijo escarpado,
déjame ver tu figura,
déjame escuchar tu voz:
es muy dulce tu voz
y fascinante tu figura».

Palabra de Dios


Salmo
Sal 32,2-3.11-12.20-21

R/. Aclamad, justos, al Señor;
cantadle un cántico nuevo.

V/. Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones. R/.

V/. El plan del Señor subsiste por siempre;
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad. R/.

V/. Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos. R/.

Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,39-45):

EN aquellos días, María se levantó y puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz exclamó:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy viernes, 21 de diciembre de 2018
 Edgardo Guzman, cmf


Queridos amigos y amigas:

El texto de Lucas nos ofrece una imagen bellísima: la visita de María a su prima Isabel, según la tradición en el pequeño pueblo de Ain Karem. En este lugar lejos de todo centro de poder se encuentran dos mujeres que han sido visitadas por Dios y llamadas a formar parte del proyecto de salvación. Podemos imaginar el abrazo efusivo con que se saludarían, ambas se saben embarazadas, llenas de vida, portadoras de una esperanza nueva, irrumpen en cantos de alabanza, de acción de gracias, por las maravillas que Dios ha obrado en ellas.

Este relato de la Visitación está íntimamente ligado al de la Anunciación, no solo por el clima verdaderamente humano, por el gesto de servicio; sino, sobre todo, porque se convierte en el signo dado por el ángel Gabriel a María: «también tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible”». Por otra parte, las palabras de bendición que el Espíritu suscita en Isabel, confirman la especial complacencia de parte de Dios a María. La salvación que ella porta en el secreto de su propia maternidad es el fruto de su fe en la Palabra del Señor: «Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».

Podemos tomar este icono de la Visitación de referencia para cantar agradecidos como Isabel y María por la salvación que Dios nos regala. ¿Somos capaces de reconocer lo bueno que hay en nuestros y en nuestro mundo? ¿Tenemos conciencia de que estábamos habitados por la gracia de Dios? ¿Reconocemos la presencia del amor de Dios en los mas pobres y pequeños? ¿Por qué no alzamos nuestra voz llena de alegría y jubilo por la manifestación de Dios en un niño envuelto en pañales?

La celebración de la Navidad debería ser un encuentro agradecido con el Dios que nos salva. En un mundo que se mueve en la lógica de comprar y vender, dentro una estructura donde lo que reina es el capital no cabe el espacio para el agradecimiento. Del evangelio de hoy podemos aprender que nuestra vida se transforma cuando sabemos vivir desde la gratuidad. Solo en un corazón abierto a la sorpresa y a la acción de gracias es capaz de ver y escuchar la voz de Dios que nos susurra al oído que su promesa de amor se ha cumplido. 

Fraternalmente, 
Edgardo Guzmán, cmf. 
eagm796@hotmail.com

jueves, 20 de diciembre de 2018

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 20 DE DICIEMBRE 2018


Lecturas de hoy 20 de Diciembre. Feria de Adviento
 Hoy, jueves, 20 de diciembre de 2018




Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (7,10-14):

EN aquellos días, el Señor habló a Ajaz y le dijo:
«Pide un signo al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo».
Respondió Ajaz:
«No lo pido, no quiero tentar al Señor».
Entonces dijo Isaías:
«Escucha, casa de David: ¿no basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará un signo. Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel».

Palabra de Dios


Salmo
Sal 23,1-2.3-4ab.5-6

R/. Va a entrar el Señor; él es el Rey de la gloria.

V/. Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R/.

V/. ¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede entrar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R/.

V/. Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Esta es la generación que busca al Señor,
que busca tu rostro, Dios de Jacob. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,26-38):

EN el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazarat, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
Él ángel, entrando en su presencia, dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo:
«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel:
«¿Cómo será eso, pues no conozco varón?»
El ángel le contestó:
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido en hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible”».
María contestó:
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».
Y el ángel se retiró.

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy jueves, 20 de diciembre de 2018
 Edgardo Guzman, cmf


Queridos amigos y amigas:

En el evangelio de hoy leemos uno de los textos mas bellos de la Sagrada Escritura. El acontecimiento central de nuestra fe cristiana: misterio de la Encarnación de Dios. El texto bíblico es rico en referencias veterotestamentarias y tienen un hondo calado teológico sobre la figura histórica de Jesús de Nazaret. Estamos delante del cumplimiento de las promesas hechas de Dios a su pueblo.  Las palabras del Ángel a María no son solo un anuncio gozoso de la salvación por la venida del Mesías, son también el testimonio de la amorosa predilección de Dios por su humilde sierva.

María orienta su corazón a la voluntad de Dios y se adhiere plenamente a su proyecto universal de la salvación: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». De esta manera el sí de María abre las puertas de nuestra salvación. La tradición cristiana ha visto cumplida la profecía del profeta Isaías: «la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel». Esta disponibilidad absoluta de María al plan de salvación de Dios la convierte en el prototipo del creyente cristiano. Con razón se dice que antes de concebir a Jesús en su vientre lo concibe por la fe en su corazón.

Nuestro mundo, está hoy más que nunca, urgido de una humanidad nueva. Cada día vemos con tristeza y dolor tantas situaciones de injusticia que deshumanizan la creación. La Navidad nos recuerda que Dios abraza la humanidad para redimirla, para humanizarla, para salvarla. Nosotros creyentes en este Dios que se hace presente en nuestra historia, estamos llamados abrazar también nuestra propia humanidad caída, frágil y pecadora para redimirla. Dejando que el Espíritu nos conduzca como a María a una plena comunión con el proyecto del Padre, a través de una vida de fe y de amor, vivida en fidelidad al Evangelio.

Decir tu nombre, María

Decir tu nombre, María, 
es decir que la Pobreza 
compra los ojos de Dios.

Decir tu nombre, María, 
es decir que la Promesa 
sabe a leche de mujer.

Decir tu nombre, María, 
es decir que nuestra carne 
viste el silencio del Verbo.

Decir tu nombre, María, 
es decir que el Reino viene 
caminando con la Historia.

Decir tu nombre, María, 
es decir junto a la Cruz 
y en las llamas del Espíritu.

Decir tu nombre, María,

es decir que todo nombre 
puede estar lleno de Gracia.

Decir tu nombre, María,
es decir que toda suerte
puede ser también Su Pascua.

Decir tu nombre, María, 
es decirte toda Suya, 
Causa de Nuestra Alegría

(Pedro Casaldáliga)

Fraternalmente, 
Edgardo Guzmán, cmf. 
eagm796@hotmail.com
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