SANTA MARÍA RITA LOPES PONTE
Canonizada: 13 de Octubre de 2019
Santa María Rita Lopes Pontes, brasileña, fue la segunda de cinco hermanos. Su padre era dentista y profesor. Sus madre murió cuando Maria Rita tenia 7 años.
Desde muy joven María Rita mostró una gran sensibilidad por el dolor del prójimo. Ella recibia mendigos y enfermos en su hogar, transformando la residencia familiar en un centro de atención que llegó a ser conocido como “La Ordenanza de San Francisco”.
Después de graduarse como profesora, ingresó en el Instituto de las Hermanas Misioneras de la Inmaculada Concepción de la Madre de Dios, tomando como nombre Dulce, en honor a su madre.
La hermana Dulce entregó su vida al servicio de los necesitados, fundó la Unión de los Trabajadores de San Francisco, un movimiento cristiano de trabajadores en Bahía (Brasil), el hospital de Sant'Antonio y una red de apoyo social que dirigió hasta el día de su muerte.
Las Obras Sociales “Hermana Dulce” incluye ademas el Complejo Roma, una red de hospitales y centros de salud para los más pobres y el Centro Educativo San Antonio. Adicionalmente, la organización gestiona varios centros de salud del municipio de San Salvador.
Su humanismo y sus obras de caridad llevaron al entonces presidente de Brasil, José Sarney, a postularla en 1988 al Premio Nobel de la Paz. Falleció el 13 de marzo de 1992.
Milagros:
Fue beatificada por Benedicto XVI en 2011 luego de comprobarse su intercesión en la sanación milagrosa de Claudia Cristina dos Santos en 2001, quien sufría una hemorragia incontrolable después de dar a luz a su segundo hijo, Gabriel.
Luego de tres intervenciones y 18 horas de sangrado, los médicos habían perdido las esperanzas, pero su familia decidió pedir la intercesión de la beata y la hemorragia se detuvo inmediatamente.
El segundo milagro que permitirá su canonización es la curación milagrosa de José Maurício Bragança Moreira, un maestro que padeció ceguera durante 14 años debido a un severo glaucoma. El 2014 sufría una conjuntivitis aguda que no podía calmar. A los cuatro días sin dormir, puso una pequeña estatua de la beata sobre su ojo y le pidió su intercesión. Se quedó dormido y a la mañana siguiente recuperó gradualmente la visión.