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viernes, 5 de junio de 2015
LOS SANTOS DE HOY: VIERNES 5 DE JUNIO DEL 2015
SAN BONIFACIO, OBISPO Y MÁRTIR, 5 DE JUNIO
Bonifacio, Santo
Bonifacio, Santo
Obispo y Mártir, 5 de junio
Por: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic.net
Apóstol de Alemania
Martirologio Romano: Memoria de san Bonifacio, obispo y mártir. Monje en Inglaterra con el nombre de Wifrido por el bautismo, al llegar a Roma el papa san Gregorio II lo ordenó obispo y cambió su nombre de pila por el de Bonifacio, enviándolo después a Germania para anunciar la fe de Cristo a aquellos pueblos, donde logró ganar para la religión cristiana a mucha gente. Rigió la sede de Maguncia (Mainz) y, hacia el final de su vida, al visitar a los frisios en Dokkum, consumó su martirio al ser asesinado por unos paganos. († 754)
También se lo conoce como: Bonifacio de Maguncia, Bonifacio de Crediton
También se lo conoce como: Bonifacio de Maguncia, Bonifacio de Crediton
La obra misionera de San Bonifacio no habría sido posible sin la organización política y social europea de Carlomagno. Bonifacio o Winfrid parece que perteneció a una noble familia inglesa de Crediton del condado de Devonshire, en donde nació en el año 673 (o 680). Fue monje en la abadía de Exeter, y después se dedicó a la evangelización de los pueblos germánicos, más allá del Rin. Quiso ir a Frisia, pero no le fue posible por la hostilidad entre el duque alemán Radbod y Carlos Martelo.
Entonces Winfrid fue a Roma en peregrinación para orar sobre las tumbas de los mártires y recibir la bendición del Papa. San Gregorio. II apoyó el compromiso misionero, y Winfrid regresó a Alemania. Se detuvo en Turingia, luego pasó a Frisia, recientemente sometida por los francos, y allí logró las primeras conversiones.
Durante tres años recorrió gran parte del territorio germánico. Los Sajones correspondieron con entusiasmo a su predicación. El Papa lo llamó a Roma, lo consagró obispo y le dio el nuevo nombre de Bonifacio. Durante el viaje de regreso a Alemania, en un bosque de Hessen, hizo derribar un gigantesco roble al que los pueblos paganos le atribuían poderes mágicos, porque decían que era sede de un dios. Ese gesto fue considerado como un desafío a la divinidad y los paganos corrieron para presenciar la venganza del dios ofendido. Bonifacio aprovechó la ocasión para transmitirles el mensaje evangélico. A los pies del roble derribado hizo construir la primera iglesia, que dedicó a San Pedro.
Antes de organizar la Iglesia a orillas del Rin, pensó en la fundación, entre las regiones de Hessen y Turingia, de una abadía, que fuera el centro propulsor de la espiritualidad y de la cultura religiosa de Alemania. Así nació la célebre abadía de Fulda, comparable con la de los benedictinos de Montecassino por la actividad y el prestigio. Eligió a Maguncia como sede arzobispal, pero expresó el deseo de ser enterrado en Fulda.
Ya anciano, pero todavía infatigable, regresó a Frisia. Lo acompañaban unos cincuenta monjes. El 5 de junio había citado cerca de Dokkum a un grupo de catecúmenos. Era el día de Pentecostés; estaban comenzando la celebración de la Misa cuando un grupo de Frisones armadas con espadas asaltaron a los misioneros. Bonifacio les dijo a los compañeros: “No teman. Todas las armas de este mundo no pueden matar nuestra alma”. Cuando la espada de un infiel cayó sobre su cabeza, él trató de cubrirse con el misal, pero el enemigo derribó el libro y le cortó la cabeza al mártir.
Entonces Winfrid fue a Roma en peregrinación para orar sobre las tumbas de los mártires y recibir la bendición del Papa. San Gregorio. II apoyó el compromiso misionero, y Winfrid regresó a Alemania. Se detuvo en Turingia, luego pasó a Frisia, recientemente sometida por los francos, y allí logró las primeras conversiones.
Durante tres años recorrió gran parte del territorio germánico. Los Sajones correspondieron con entusiasmo a su predicación. El Papa lo llamó a Roma, lo consagró obispo y le dio el nuevo nombre de Bonifacio. Durante el viaje de regreso a Alemania, en un bosque de Hessen, hizo derribar un gigantesco roble al que los pueblos paganos le atribuían poderes mágicos, porque decían que era sede de un dios. Ese gesto fue considerado como un desafío a la divinidad y los paganos corrieron para presenciar la venganza del dios ofendido. Bonifacio aprovechó la ocasión para transmitirles el mensaje evangélico. A los pies del roble derribado hizo construir la primera iglesia, que dedicó a San Pedro.
Antes de organizar la Iglesia a orillas del Rin, pensó en la fundación, entre las regiones de Hessen y Turingia, de una abadía, que fuera el centro propulsor de la espiritualidad y de la cultura religiosa de Alemania. Así nació la célebre abadía de Fulda, comparable con la de los benedictinos de Montecassino por la actividad y el prestigio. Eligió a Maguncia como sede arzobispal, pero expresó el deseo de ser enterrado en Fulda.
Ya anciano, pero todavía infatigable, regresó a Frisia. Lo acompañaban unos cincuenta monjes. El 5 de junio había citado cerca de Dokkum a un grupo de catecúmenos. Era el día de Pentecostés; estaban comenzando la celebración de la Misa cuando un grupo de Frisones armadas con espadas asaltaron a los misioneros. Bonifacio les dijo a los compañeros: “No teman. Todas las armas de este mundo no pueden matar nuestra alma”. Cuando la espada de un infiel cayó sobre su cabeza, él trató de cubrirse con el misal, pero el enemigo derribó el libro y le cortó la cabeza al mártir.
EL EVANGELIO DE HOY: VIERNES 5 DE JUNIO DEL 2015 - PRIMER VIERNES DE MES
¿Jesús es hijo de David?
Tiempo Ordinario
Marcos 12, 35- 37. Tiempo Ordinario. Dios es el único Señor y hay que amarle con todo el corazón, alma, espíritu y fuerzas.
Por: Misael Cisneros Garnica | Fuente: Catholic.net
Del santo Evangelio según san Marcos 12, 35 - 37
En aquel tiempo mientras enseñaba en el templo, Jesús preguntó: ¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David? David mismo dijo, movido por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies. El mismo David le llama Señor; ¿cómo entonces puede ser hijo suyo? La muchedumbre le oía con agrado.
Oración introductoria
Jesucristo, creo que eres el Hijo de Dios, que te hiciste hombre para redimir al mundo del pecado. Creo que también hoy me llamas a tener este encuentro contigo en la oración. Creo y confío que me enseñarás a meditar, a reconocer lo bueno y lo verdadero. Ayúdame a hacer todo motivado por el amor, porque ahí está lo esencial.
Petición
Señor Jesús, ayúdame a creer, aunque me cueste o implique cambiar mis ideas.
Meditación del Papa Benedicto XVI
En las palabras que resuenan en el Cielo, hay un anticipo del misterio pascual, de la cruz y de la resurrección. La voz divina le define como: "Mi Hijo, el amado", recordando a Isaac, el amadísimo hijo que el padre Abraham estaba dispuesto a sacrificar, según la orden de Dios. Jesús no es solo el Hijo de David, descendiente mesiánico real, o el Siervo en el que Dios se complace, sino que es el Hijo unigénito, el amado, igual que Isaac, que Dios Padre entrega para la salvación del mundo. En el momento en que, a través de la oración, Jesús vive en profundidad su filiación y la experiencia de la Paternidad de Dios, desciende el Espíritu Santo, que lo guía en su misión y que Él difundirá después de haber sido levantado en la cruz, para que ilumine la obra de la Iglesia. En la oración, Jesús vive un ininterrumpido contacto con el Padre para realizar hasta el final el proyecto de amor para los hombres. Benedicto XVI, 30 de noviembre de 2011.
Reflexión
Los hijos de las tinieblas son más astutos que los hijos de la luz. Tanto es así, que hasta pretenden valerse de las Escrituras para afirmar que el Cristo es hijo de un profeta y no es el Hijo de Dios.
Afortunadamente, Jesús conocía los textos sagrados tan bien como ellos y por eso les recuerda que David se dirigió a Dios como su Señor y no como su padre. Los escribas ya comenzaban a intuir que Jesús era el Mesías y por lo mismo buscaban desde un inicio borrar dicha imagen, pues ¿cómo era posible que un hombre como Él fuese Cristo? Lo mismo puede ocurrir en nuestro cristianismo. Tal vez no negamos que Cristo es Hijo de Dios pero, ¿qué tal a la hora de perdonar a quien nos ofendió o la hora de ayudar desinteresadamente a quien lo necesita? ¿podríamos afirmar con nuestro ejemplo que Jesús es el Mesías y nosotros seguidores de sus enseñanzas?
El Catecismo de la Iglesia Católica, en el número 202, nos dice que "Jesús confirma que Dios es el único Señor y por ello es preciso amarle con todo el corazón, alma, espíritu y fuerzas. Pero al mismo tiempo nos da a entender que Él mismo es el Señor". De la misma forma nosotros atestigüemos con el testimonio de nuestra vida en el trabajo, en el hogar, en la universidad que Jesús es el Señor y nosotros sus apóstoles.
Propósito
Procurar un día lleno de la presencia de Dios... sólo basta mirar las maravillas de su creación y hacer una oración de alabanza y gratitud.
Diálogo con Cristo
Señor, escucharte es garantía de experimentar algo agradable y bueno, así fue durante tu vida terrena y así continua siendo hoy. Tú estás vivo y me buscas para tener un encuentro conmigo en la oración, para recordarme que Tú eres el mesías, el Hijo de Dios, que tu Palabra es la verdad y que necesito dejarme amar por Ti para poder, así, amar a los demás.
En aquel tiempo mientras enseñaba en el templo, Jesús preguntó: ¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David? David mismo dijo, movido por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies. El mismo David le llama Señor; ¿cómo entonces puede ser hijo suyo? La muchedumbre le oía con agrado.
Oración introductoria
Jesucristo, creo que eres el Hijo de Dios, que te hiciste hombre para redimir al mundo del pecado. Creo que también hoy me llamas a tener este encuentro contigo en la oración. Creo y confío que me enseñarás a meditar, a reconocer lo bueno y lo verdadero. Ayúdame a hacer todo motivado por el amor, porque ahí está lo esencial.
Petición
Señor Jesús, ayúdame a creer, aunque me cueste o implique cambiar mis ideas.
Meditación del Papa Benedicto XVI
En las palabras que resuenan en el Cielo, hay un anticipo del misterio pascual, de la cruz y de la resurrección. La voz divina le define como: "Mi Hijo, el amado", recordando a Isaac, el amadísimo hijo que el padre Abraham estaba dispuesto a sacrificar, según la orden de Dios. Jesús no es solo el Hijo de David, descendiente mesiánico real, o el Siervo en el que Dios se complace, sino que es el Hijo unigénito, el amado, igual que Isaac, que Dios Padre entrega para la salvación del mundo. En el momento en que, a través de la oración, Jesús vive en profundidad su filiación y la experiencia de la Paternidad de Dios, desciende el Espíritu Santo, que lo guía en su misión y que Él difundirá después de haber sido levantado en la cruz, para que ilumine la obra de la Iglesia. En la oración, Jesús vive un ininterrumpido contacto con el Padre para realizar hasta el final el proyecto de amor para los hombres. Benedicto XVI, 30 de noviembre de 2011.
Reflexión
Los hijos de las tinieblas son más astutos que los hijos de la luz. Tanto es así, que hasta pretenden valerse de las Escrituras para afirmar que el Cristo es hijo de un profeta y no es el Hijo de Dios.
Afortunadamente, Jesús conocía los textos sagrados tan bien como ellos y por eso les recuerda que David se dirigió a Dios como su Señor y no como su padre. Los escribas ya comenzaban a intuir que Jesús era el Mesías y por lo mismo buscaban desde un inicio borrar dicha imagen, pues ¿cómo era posible que un hombre como Él fuese Cristo? Lo mismo puede ocurrir en nuestro cristianismo. Tal vez no negamos que Cristo es Hijo de Dios pero, ¿qué tal a la hora de perdonar a quien nos ofendió o la hora de ayudar desinteresadamente a quien lo necesita? ¿podríamos afirmar con nuestro ejemplo que Jesús es el Mesías y nosotros seguidores de sus enseñanzas?
El Catecismo de la Iglesia Católica, en el número 202, nos dice que "Jesús confirma que Dios es el único Señor y por ello es preciso amarle con todo el corazón, alma, espíritu y fuerzas. Pero al mismo tiempo nos da a entender que Él mismo es el Señor". De la misma forma nosotros atestigüemos con el testimonio de nuestra vida en el trabajo, en el hogar, en la universidad que Jesús es el Señor y nosotros sus apóstoles.
Propósito
Procurar un día lleno de la presencia de Dios... sólo basta mirar las maravillas de su creación y hacer una oración de alabanza y gratitud.
Diálogo con Cristo
Señor, escucharte es garantía de experimentar algo agradable y bueno, así fue durante tu vida terrena y así continua siendo hoy. Tú estás vivo y me buscas para tener un encuentro conmigo en la oración, para recordarme que Tú eres el mesías, el Hijo de Dios, que tu Palabra es la verdad y que necesito dejarme amar por Ti para poder, así, amar a los demás.
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