El Papa propone a esta Santa como ejemplo para la Iglesia al servicio de los migrantes
Foto: ACI Prensa / Dominio Público
VATICANO, 19 Sep. 17 / 06:14 am (ACI).- Con motivo del centenario de la muerte de Santa Francesca Saverio Cabrini, Patrona de los Migrantes, el Papa Francisco se refirió a esta Santa italiana, en una carta dirigida a las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús, como ejemplo a seguir en la atención de los que abandonan sus hogares y sus países en busca de seguridad, dignidad y oportunidades de vida.
Santa Francesca Saverio, fundadora de las Misioneras, nació en 1850, y en 1889 se trasladó a Estados Unidos para dedicarse a la ayuda y al servicio de los migrantes italianos.
El Santo Padre destacó “la grandeza de la figura” de Santa Francesca Saverio Cabrini y “la actualidad de su carisma y de su mensaje, no sólo para la comunidad eclesial, sino también para el conjunto de la sociedad”.
“El carisma de Santa Francesca Saverio Cabrini anima a una dedicación total e inteligente a los emigrantes”, al igual que hacía ella con los que salían de Italia para ir al Nuevo Mundo, indicó Francisco.
“Esta decisión fue el fruto de su obediencia sincera y amorosa al Santo Padre, el Papa León XIII, sin excluir la atención a otros campos de la acción misionera”.
La labor de Madre Cabrini indica el camino para la atención a los migrantes en el mundo de hoy: “Los actuales retos poblacionales, con las tensiones que inevitablemente se generan, hacen de Madre Cabrini una figura particularmente actual”.
“En especial, la Santa unifica la atención ante situaciones de mayor pobreza y fragilidad, con los huérfanos y las minorías, en una lúcida sensibilidad cultural que, en continuo diálogo con la jerarquía local, se empeña en conservar y reavivar en los migrantes la tradición cristiana recibida en los países de origen, una religiosidad a veces superficial, pero con frecuencia impregnada de una auténtica mística popular, ofreciendo, por otra parte, el camino hacia la integración plena en la cultura de los países de llegada, al igual que los migrantes italianos fueron ayudados por las Madres Misioneras para ser plenamente italianos y plenamente americanos”.
El Papa observó cómo “Santa Francesca Saverio Cabrini acogió de Dios una vocación misionera que, en aquel momento, podía considerarse singular: formar y enviar por todo el mundo a mujeres consagradas con un horizonte misionero sin limitación".
"No simplemente como auxiliares de institutos religiosos o de misioneros masculinos, sino con su propio carisma de consagración femenina, con plena y total disponibilidad a colaborar tanto con las Iglesias locales como con las diferentes congregaciones que se dedicaban al anuncio del Evangelio a las gentes”.
“Tal consagración puramente misionera y femenina nace de la Madre Cabrini como resultado de la unión total y amorosa con el Corazón de Cristo, cuya misericordia supera todo confín".
"Esa misericordia vive y se transmite a sus hermanas con un impulso de reparación del mal en el mundo causado por la lejanía a Cristo, que sostiene al misionero en empresas que superan a las fuerzas humanas”.
El Pontífice recordó “el sorprendente número y la importancia de sus obras emprendidas durante su vida en Italia, en Francia, España, Gran Bretaña, Estados Unidos, América Central, Argentina y Brasil”.
Además, situó su labor misionera como un antecedente de la Iglesia en salida hacia las periferias tan presente en el Pontificado actual: “El amor por el Corazón de Cristo, que se traduce en el ansia evangelizadora, brilla en la atención de Francesca Saverio Cabrini por aquello que hoy consideramos la periferia de la historia”.
Como ejemplo de ello, indicó que “un año después del cruel linchamiento de italianos, acusados de haber asesinado al jefe de la policía de Nueva Orleans, en Louisiana, Madre Cabrini abrió una casa en el barrio italiano con peor fama”.
“La vitalidad humana y cristiana de los migrantes se vuelve de ese modo un regalo para la Iglesia y para los pueblos que acogen. Las grandes migraciones actuales necesitan un acompañamiento pleno de amor y de inteligencia, como aquella que caracteriza el carisma cabriniano, en vista de un encuentro de pueblos que enriquece a todos y genera unión y diálogo en vez de separación y hostilidad”.
Al seguir el ejemplo de Santa Francesca Saverio Cabrini no se debe olvidar que su misión “conserva una sensibilidad misionera no sectorial, sino universal, que es vocación de cada cristiano y de cada comunidad de discípulos de Jesús”.
El Papa Francisco concluyó su carta invitando a tomar conciencia, durante las celebraciones del centenario, de la labor de Madre Cabrini y de cómo se puede emplear esa herencia espiritual en los retos que presenta el mundo de hoy.