martes, 7 de enero de 2025

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 7 DE ENERO DE 2025



Navidad: 7 de Enero

Martes 7 de enero de 2025



1ª Lectura (1Jn 3,22—4,6): Queridos hijos: Puesto que cumplimos los mandamientos de Dios y hacemos lo que le agrada, ciertamente obtendremos de él todo lo que le pidamos. Ahora bien, éste es su mandamiento: que creamos en la persona de Jesucristo, su Hijo, y nos amemos los unos a los otros, conforme al precepto que nos dio. Quien cumple sus mandamientos permanece en Dios y Dios en él. En esto conocemos, por el Espíritu que él nos ha dado, que él permanece en nosotros.


Hermanos míos, no os dejéis llevar de cualquier espíritu, sino examinad toda inspiración para ver si viene de Dios, pues han surgido por el mundo muchos falsos profetas. La presencia del Espíritu de Dios la podéis conocer en esto: Todo aquel que reconoce a Jesucristo, Palabra de Dios, hecha hombre, es de Dios. Todo aquel que no reconoce a Jesús, no es de Dios, sino que su espíritu es del anticristo. De éste habéis oído decir que ha de venir; pues bien, ya está en el mundo.


Vosotros sois de Dios, hijos míos, y habéis triunfado de los falsos profetas, porque más grande es el que está en vosotros que el que está en el mundo. Ellos son del mundo, enseñan cosas del mundo y el mundo los escucha. Pero nosotros somos de Dios y nos escucha el que es de Dios. En cambio, aquel que no es de Dios no nos escucha. De esta manera distinguimos entre el espíritu de la verdad y el espíritu del error.



Salmo responsorial: 2

R/. Yo te daré en herencia las naciones.

Para predicar su precepto, el Señor me dijo: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy. Pídeme y te daré las gentes en herencia tuya y en posesión tuya los términos de la tierra.


Y ahora, reyes, entended, sed instruidos lo que juzgáis la tierra. Servid al Señor con temor y regocijaos en Él con temblor.

Versículo antes del Evangelio (Mt 4,23): Aleluya. Predicaba Jesús la buena nueva del Reino y sanaba toda enfermedad en el pueblo. Aleluya.

Texto del Evangelio (Mt 4,12-17.23-25): En aquel tiempo, cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, se retiró a Galilea. Y dejando la ciudad de Nazaret, fue a morar en Cafarnaúm, ciudad marítima, en los confines de Zabulón y de Neftalí. Para que se cumpliese lo que dijo Isaías el profeta: «Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino de la mar, de la otra parte del Jordán, Galilea de los gentiles. Pueblo que estaba sentado en tinieblas, vio una gran luz, y a los que moraban en tierra de sombra de muerte les nació una luz».

Desde entonces comenzó Jesús a predicar y a decir: «Haced penitencia, porque el Reino de los cielos está cerca». Y andaba Jesús rodeando toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos y predicando el Evangelio del Reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia del pueblo. Y corrió su fama por toda Siria, y le trajeron todos los que tenían algún mal, poseídos de varios achaques y dolores, y los endemoniados, y los lunáticos y los paralíticos, y los sanó. Y le fueron siguiendo muchas gentes de Galilea y de Decápolis y de Jerusalén y de Judea, y de la otra ribera del Jordán.



«El Reino de los cielos está cerca»

Rev. D. Jordi CASTELLET i Sala

(Vic, Barcelona, España)



Hoy, por así decirlo, recomenzamos. El «Pueblo que estaba sentado en tinieblas, vio una gran luz» (Mt 4,16), nos dice el profeta Isaías, citado en este Evangelio de hoy, y que nos remite al que escuchábamos en Nochebuena. Volvemos a comenzar, tenemos una nueva oportunidad. El tiempo es nuevo, la ocasión lo merece, dejemos —humildemente— que el Padre actúe en nuestra vida.


Hoy comienza el tiempo en que Dios nos da una vez más su tiempo para que lo santifiquemos, para que estemos cerca de Él y hagamos de nuestra vida un servicio de cara a los otros. La Navidad se acaba, lo hará el próximo domingo —si Dios quiere— con la fiesta del Bautismo del Señor, y con ella se da el pistoletazo de salida para el nuevo año, para el tiempo ordinario —tal y como decimos en la liturgia cristiana— para vivir in extenso el misterio de la Navidad. La Encarnación del Verbo nos ha visitado en estos días y ha sembrado en nuestros corazones, de manera infalible, su Gracia salvadora que nos encamina, nuevamente, hacia el Reino del Cielo, el Reino de Dios que Cristo vino a inaugurar entre nosotros, gracias a su acción y compromiso en el seno de nuestra humanidad.


Por esto, nos dice san León Magno que «la providencia y misericordia de Dios, que ya tenía pensado ayudar —en los tiempos recientes— al mundo que se hundía, determinó la salvación de todos los pueblos por medio de Cristo».


Ahora es el tiempo favorable. No pensemos que Dios actuaba más antes que ahora, que era más fácil creer cerca de Jesús —físicamente, quiero decir— que ahora que no le vemos tal como es. Los sacramentos de la Iglesia y la oración comunitaria nos otorgan el perdón y la paz y la oportunidad de participar, nuevamente, en la obra de Dios en el mundo, a través de nuestro trabajo, estudio, familia, amigos, diversión o convivencia con los hermanos. ¡Que el Señor, fuente de todo don y de todo bien, nos lo haga posible!  

HOY CELEBRAMOS A SAN RAIMUNDO DE PEÑAFORT - 7 DE ENERO - PATRONO DE LOS JURISTAS CATÓLICOS

 


SAN RAIMUNDO DE PEÑAFORT

7 de enero 


 San Raimundo de Peñafort, notable maestro en derecho canónico de la Orden de Predicadores. Su compilación del “Codex Juris Canociti”, es considerada como la mejor compilación de derecho canónico que los canonistas hacían referencia.


Se cuenta que el Rey Jaime de Mayorca, quien era mujeriego, le había prometido enmendarse y al no cumplir con su promesa, Raimundo le solicitó le permitiera abandonar la isla. El rey no solo se lo negó, sino amenazó de muerte a quien lo transportara fuera. El Santo respondió: "Los reyes de la tierra pueden impedirnos la huida, pero el Rey del cielo nos dará los medios para ello", extendió su túnica y la amarró a un palo para convertirla en vela y subiendo sobre ella se alejó de la isla. La milagrosa “barca”, tardó 6 horas en navegar sesenta leguas hasta Barcelona. Al lugar que llegó lo recibieron con aclamaciones y erigieron una torre y una capilla.


Cuando es obra de Dios, Él da los medios.

INTENCIONES DE ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO PARA EL 2025










 

IMÁGENES DEL SIGNIFICADO DEL LOGO DEL JUBILEO 2025

 








SANTORAL DE HOY MARTES 7 DE ENERO DE 2025

 

Polieucto de Melitene, SantoPolieucto de Melitene, Santo
Mártir, 7 de enero
Alderico de Le Mans, SantoAlderico de Le Mans, Santo
Obispo, 7 de enero
Luciano de Antioquía, SantoLuciano de Antioquía, Santo
Sacerdote y Mártir, 7 de enero
Canuto Lavard, SantoCanuto Lavard, Santo
Mártir, 7 de enero
Raimundo de Peñafort, SantoRaimundo de Peñafort, Santo
Memoria Litúrgica, 7 de enero

FELIZ SEMANA!!!






  

domingo, 5 de enero de 2025

DATOS SOBRE LA EPIFANÍA DEL SEÑOR

 




EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 5 DE ENERO DE 2025 - LA EPIFANÍA DEL SEÑOR

 


La Epifanía del Señor

Domingo 5 de enero de 2025



1ª Lectura (Is 60,1-6): ¡Levántate y resplandece, Jerusalén, porque llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti! Las tinieblas cubren la tierra, la oscuridad los pueblos, pero sobre ti amanecerá el Señor, y su gloria se verá sobre ti. Caminarán los pueblos a tu luz, los reyes al resplandor de tu aurora. Levanta la vista en torno, mira: todos ésos se han reunido, vienen hacia ti; llegan tus hijos desde lejos, a tus hijas las traen en brazos. Entonces lo verás, y estarás radiante; tu corazón se asombrará, se ensanchará, porque la opulencia del mar se vuelca sobre ti, y a ti llegan las riquezas de los pueblos. Te cubrirá una multitud de camellos, dromedarios de Madián y de Efá. Todos los de Saba llegan trayendo oro e incienso, y proclaman las alabanzas del Señor.



Salmo responsorial: 71

R/. Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos dé la tierra.

Dios mío, confía tu juicio al rey, tu justicia al hijo de reyes, para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud.


En sus días florezca la justicia y la paz hasta que falte la luna; domine de mar a mar, del Gran Río al confín de la tierra.


Los reyes de Tarsis y de las islas le paguen tributo. Los reyes de Saba y de Arabia le ofrezcan sus dones; postraos ante él todos los reyes, y servidle todos los pueblos.


Él librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector; él se apiadará del pobre y del indigente, y salvará la vida de los pobres.

2ª Lectura (Ef 3,2-3a.5-6): Hermanos: Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor de vosotros, los gentiles. Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio, que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo, y partícipes de la misma promesa en Jesucristo, por el Evangelio.

Versículo antes del Evangelio (Mt 2,2): Aleluya. Vimos su estrella en el oriente, y venimos a adorar al Señor. Aleluya.

Texto del Evangelio (Mt 2,1-12): Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle». En oyéndolo, el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén. Convocó a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, y por ellos se estuvo informando del lugar donde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: «En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta: ‘Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel’».

Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella. Después, enviándolos a Belén, les dijo: «Id e indagad cuidadosamente sobre ese niño; y cuando le encontréis, comunicádmelo, para ir también yo a adorarle».

Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el Niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa; vieron al Niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. Y, avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se retiraron a su país por otro camino.



«Entraron en la casa; vieron al Niño con María su madre y, postrándose, le adoraron»

Rev. D. Joaquim VILLANUEVA i Poll

(Barcelona, España)


Hoy, el profeta Isaías nos anima: «Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti» (Is 60,1). Esa luz que había visto el profeta es la estrella que ven los Magos en Oriente, con muchos otros hombres. Los Magos descubren su significado. Los demás la contemplan como algo que les parece admirable, pero que no les afecta. Y, así, no reaccionan. Los Magos se dan cuenta de que, con ella, Dios les envía un mensaje importante por el que vale la pena cargar con las molestias de dejar la comodidad de lo seguro, y arriesgarse a un viaje incierto: la esperanza de encontrar al Rey les lleva a seguir a esa estrella, que habían anunciado los profetas y esperado el pueblo de Israel durante siglos.

Llegan a Jerusalén, la capital de los judíos. Piensan que allí sabrán indicarles el lugar preciso donde ha nacido su Rey. Efectivamente, les dirán: «En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta» (Mt 2,5). La noticia de la llegada de los Magos y su pregunta se propagaría por toda Jerusalén en poco tiempo: Jerusalén era entonces una ciudad pequeña, y la presencia de los Magos con su séquito debió ser notada por todos sus habitantes, pues «el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén» (Mt 2,3), nos dice el Evangelio.

Jesucristo se cruza en la vida de muchas personas, a quienes no interesa. Un pequeño esfuerzo habría cambiado sus vidas, habrían encontrado al Rey del Gozo y de la Paz. Esto requiere la buena voluntad de buscarle, de movernos, de preguntar sin desanimarnos, como los Magos, de salir de nuestra poltronería, de nuestra rutina, de apreciar el inmenso valor de encontrar a Cristo. Si no le encontramos, no hemos encontrado nada en la vida, porque sólo Él es el Salvador: encontrar a Jesús es encontrar el Camino que nos lleva a conocer la Verdad que nos da la Vida. Y, sin Él, nada de nada vale la pena. 

SANTORAL DE HOY DOMINGO 5 DE ENERO DE 2025

 

Rogerio de Todi, BeatoRogerio de Todi, Beato
Presbítero Franciscano, 5 de enero
Sinclética, SantaSinclética, Santa
Virgen, 5 de enero
Pedro Bonilli, BeatoPedro Bonilli, Beato
Sacerdote y Fundador, 5 de enero
María Repetto, BeataMaría Repetto, Beata
Religiosa, 5 de enero
Marcelina Darowska, BeataMarcelina Darowska, Beata
Fundadora, 5 de enero
Genoveva Torres Morales, SantaGenoveva Torres Morales, Santa
Fundadora, 5 de enero






Juan Nepomuceno Neumann, SantoJuan Nepomuceno Neumann, Santo
Obispo y fundador, 5 de enero.






Deogratias, SantoDeogratias, Santo
Obispo, 5 de Enero







Epifanía del Señor
Solemnidad, 5 enero 2025 ...
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