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jueves, 28 de noviembre de 2019
6 RECOMENDACIONES DE LA IGLESIA PARA VIVIR EL ADVIENTO
6 recomendaciones de la Iglesia para vivir el Adviento
POR MARÍA XIMENA RONDÓN | ACI Prensa
El Adviento es un tiempo de preparación para recibir la Navidad, donde celebramos el nacimiento de Jesucristo; y para vivirlo correctamente, es que el Vaticano ha elaborado una serie de recomendaciones.
Las recomendaciones que presentamos a continuación figuran en el Capítulo IV del Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia, elaborado por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos de la Santa Sede y publicado en el año 2002.
1.- Meditar sobre la fe y humildad de María
El Vaticano recordó que durante el Adviento “la Liturgia celebra con frecuencia y de modo ejemplar a la Virgen María”, especialmente en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, que se celebra el 8 de diciembre.
Por ello invita a reflexionar sobre “la actitud de fe y de humildad con que María de Nazaret se adhirió, total e inmediatamente, al proyecto salvífico de Dios”. La Santa Sede recomendó rezar la Novena a la Inmaculada Concepción. Esta inicia el 29 de noviembre y puede encontrarla AQUÍ.
2.- No caer en el consumismo
La Santa Sede advirtió que en la actualidad los valores del Adviento se ven “amenazados por la costumbre de convertir la preparación a la Navidad en una ‘operación comercial’, llena de propuestas vacías, procedentes de una sociedad consumista”.
Por ello, recomendaron orar y meditar para no olvidar el sentido del Adviento y celebrar el nacimiento de Jesús “en un clima de sobriedad y de sencillez alegre, y con una actitud de solidaridad para con los pobres y marginados”.
3.- Que toda la familia arme el pesebre de Belén
La Santa Sede recomendó que toda la familia participe en el armado del pesebre porque es una oportunidad para que “entren en contacto con el misterio de la Navidad”.
Invitaron a que “se recojan en un momento de oración o de lectura de las páginas bíblicas referidas al episodio del nacimiento de Jesús”.
4.- Rezar la Novena de Navidad
El Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia indica que la Novena de Navidad es un ejercicio de piedad valioso que ayuda a preparar el corazón en los días previos a la celebración del nacimiento del Niño Jesús.
Destacaron que es una práctica antigua que “nació para comunicar a los fieles las riquezas de una Liturgia a la cual no tenían fácil acceso”.
La Novena de Navidad inicia el 16 de diciembre y termina el 24 de diciembre. Puede encontrarla AQUÍ.
5.- Profundizar en las lecturas bíblicas que invitan a la conversión
La Santa Sede recomendó profundizar en los pasajes bíblicos que se leerán durante el Adviento porque invitan a la conversión “mediante la voz de los profetas y sobre todo de Juan Bautista”.
Recordaron que “Dios mantenía, mediante las profecías, la esperanza de Israel en la venida del Mesías” y que “está sólidamente enraizada en el pueblo cristiano la conciencia de la larga espera que precedió a la venida del Salvador”.
6.- Participar en el rezo de la Corona de Adviento y las Posadas
El Vaticano indicó que el rezo de la corona y el encendido de sus cuatro velas se ha “convertido en un símbolo del Adviento en los hogares cristianos”.
Destacaron que en el encendido de cada vela, correspondiente a los cuatro domingos de Adviento, se recuerdan “las diversas etapas de la historia de la salvación antes de Cristo”.
También invitaron a participar en la celebración de las “Posadas”, una “tradición española y latinoamericana” que representa “el camino de José y María hacia Belén, y su búsqueda de un lugar acogedor para el nacimiento de Jesús”.
LECTURAS BÍBLICAS DE HOY VIERNES 29 DE NOVIEMBRE DE 2019
Lecturas de hoy Viernes de la 34ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, viernes, 29 de noviembre de 2019
Primera lectura
Lectura de la profecía de Daniel (7,2-14):
Yo, Daniel, tuve una visión nocturna: los cuatro vientos del cielo agitaban el océano. Cuatro fieras gigantescas salieron del mar, las cuatro distintas. La primera era como un león con alas de águila; mientras yo miraba, le arrancaron las alas, la alzaron del suelo, la pusieron de pie como un hombre y le dieron mente humana. La segunda era como un oso medio erguido, con tres costillas en la boca, entre los dientes.
Le dijeron: «¡Arriba! Come carne en abundancia.»
Después vi otra fiera como un leopardo, con cuatro alas de ave en el lomo y cuatro cabezas. Y le dieron el poder. Después tuve otra visión nocturna: una cuarta fiera, terrible, espantosa, fortísima; tenía grandes dientes de hierro, con los que comía y descuartizaba, y las sobras las pateaba con las pezuñas. Era diversa de las fieras anteriores, porque tenía diez cuernos. Miré atentamente los cuernos y vi que entre ellos salía otro cuerno pequeño; para hacerle sitio, arrancaron tres de los cuernos precedentes. Aquel cuerno tenía ojos humanos y una boca que profería insolencias. Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Yo seguía mirando, atraído por las insolencias que profería aquel cuerno; hasta que mataron a la fiera, la descuartizaron y la echaron al fuego. A las otras fieras les quitaron el poder, dejándolas vivas una temporada. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.
Palabra de Dios
Salmo
Dn 3,75.76.77.78.79.80.81
R/. Ensalzadlo con himnos por los siglos
Montes y cumbres,
bendecid al Señor. R/.
Cuanto germina en la tierra,
bendiga al Señor. R/.
Manantiales,
bendecid al Señor. R/.
Mares y ríos,
bendecid al Señor. R/.
Cetáceos y peces,
bendecid al Señor. R/.
Aves del cielo,
bendecid al Señor. R/.
Fieras y ganados,
bendecid al Señor. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,29-33):
En aquel tiempo, expuso Jesús una parábola a sus discípulos: «Fijaos en la higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber que el verano está cerca. Pues, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. Os aseguro que antes que pase esta generación todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán.»
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy viernes, 29 de noviembre de 2019
Severiano Blanco, cmf
Queridos hermanos:
Nos encontramos un día más con el lenguaje simbólico de la apocalíptica, tanto en el libro de Daniel como en el tercer evangelio.
Dirijamos en primer lugar una mirada rápida a la visión simbólica de las cuatro fieras. Líneas después de lo que hoy leemos, el mismo libro de Daniel nos desvela el símbolo; se trata de cuatro imperios, para nosotros bien conocidos: el babilónico, el persa, el de Alejandro Magno y el siro-seleúcida. Los cuatro han sido opresores de Israel, pero el último, del momento en que se escribe el libro, es el más cruel; en él se han dado cambios de dinastía, lo que se designan mediante la imagen de los cuernos que son arrancados, que brotan de nuevo etc.
Lo verdaderamente importante, aquello en lo que el autor pone el acento, es el final de la visión: uno como “Hijo de Hombre”, muy cercano al Altísimo, priva a las fieras de todo su poder y a él se le da el imperio, el honor y el reino. Nuevamente nos encontramos con la finalidad consoladora del lenguaje apocalíptico: la última palabra la tiene el bien; el plan de Dios termina siendo realidad, a pesar de las zancadillas que la maldad humana le haya puesto. El cristiano no puede leer aquí otra cosa que el triunfo de Jesús, el “Hijo del Hombre”, su resurrección y su exaltación a la gloria del Padre, gloria que, finalmente, compartirá con “los santos del altísimo” (Dn 7,18), es decir, con sus fieles, con todos los creyentes.
El texto del evangelio es igualmente una llamada a vivir esperanzados, aun en medio de calamidades. El autor sabe que “todas esas cosas” (en su pensamiento, la guerra judía con la destrucción de Jerusalén y su templo) han sucedido, las han sufrido muchos de la generación de Jesús; porque la palabra de Jesús se cumple. Pero no todo es destrucción; pesan más los signos de salvación. En esto el pensamiento del evangelista y el de Jesús coinciden: estamos invitados a percibir en torno a nosotros mil pequeños detalles que nos muestran la acción creadora y salvadora de Dios ya en el presente: “levantad los ojos y mirad los campos ya dorados para la siega” (Jn 4,35).
Jesús interpretaba sus exorcismos y curaciones como signos de que “el Reino de Dios ha llegado a vosotros” (Lc 11,20). Y Lucas sabe que en su iglesia hay creyentes desprendidos, como Zaqueo, compasivos, como el buen samaritano, generosos, como la viejecita que echó todo en el cepillo de los pobres… Todo ello son signos del mundo nuevo. Con razón pudo transmitirnos el dicho de Jesús, seguramente actualizado, de que “el Reino de Dios no viene con aparatosidad… pues está en medio de vosotros” (Lc 17,21). Jesús invitaba a ver en lo pequeño la presencia anticipada de lo más grande: en la semilla, en una pizca de levadura… Ojalá sus palabras sigan vivas en nosotros, “no pasen”, y seamos como Él portadores de esperanza, heraldos de buenas noticias, creadores de ganas de vivir.
Vuestro hermano en la fe
Severiano Blanco cmf
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