jueves, 30 de julio de 2015

LOS SANTOS DE HOY: JUEVES 30 DE JULIO DEL 2015

Godeleva, SantaGodeleva, Santa
Mártir, 30 de julio
María de Jesús Sacramentado, SantaMaría de Jesús Sacramentado, Santa
Fundadora, 30 de julio
Godeleva, SantaGodeleva, Santa
Mártir, 30 de julio
Esteban Vicente (Luis Herrero Arnillas), BeatoEsteban Vicente (Luis Herrero Arnillas), Beato
Religioso y Mártir, 30 de julio
Crisólogo (Juan Sanz y Palanca), BeatoCrisólogo (Juan Sanz y Palanca), Beato
Religioso y Mártir, 30 de julio
Oseas (Guillermo Álvarez Quemada), BeatoOseas (Guillermo Álvarez Quemada), Beato
Religioso y Mártir, 30 de julio
Braulio José (Alejandro González Blanco), BeatoBraulio José (Alejandro González Blanco), Beato
Religioso y Mártir, 30 de julio
Anselmo Pablo (Miguel Solas del Val), BeatoAnselmo Pablo (Miguel Solas del Val), Beato
Religioso y Mártir, 30 de julio
Luis Aguirre Bilbao, BeatoLuis Aguirre Bilbao, Beato
Religioso y Mártir, 30 de julio
Agustín María (Eugenio García Tribaldos), BeatoAgustín María (Eugenio García Tribaldos), Beato
Religioso y Mártir, 30 de julio
Sebastián Llorens Telarroja, BeatoSebastián Llorens Telarroja, Beato
Laico Martir, 30 de julio
Jaime (Jaume) Puig Mirosa, BeatoJaime (Jaume) Puig Mirosa, Beato
Sacerdote y Mártir, 30 de julio
Abdón y Senén, SantosAbdón y Senén, Santos
Mártires, 30 de julio
Manés de Guzmán y Aza, BeatoManés de Guzmán y Aza, Beato
Sacerdote Dominico, 30 de julio
Zósimo Izquierdo Gil, BeatoZósimo Izquierdo Gil, Beato
Presbítero y Mártir, 30 de julio
Joaquín Prats Baltueña, BeatoJoaquín Prats Baltueña, Beato
Mártir Dominico, 30 de julio
José María Muro Sanmiguel, BeatoJosé María Muro Sanmiguel, Beato
Mártir Dominico, 30 de julio
Sergio Cid Pazo, BeatoSergio Cid Pazo, Beato
Sacerdote y Mártir, 30 de julio
Pedro Crisólogo, SantoPedro Crisólogo, Santo
Doctor de la Iglesia, 30 de julio

PEDRO CRISÓLOGO, DOCTOR DE LA IGLESIA, 30 DE JULIO


Pedro Crisólogo, Santo
Pedro Crisólogo, Santo


Doctor de la Iglesia, 30 de julio 


Por: . | Fuente: ACI Prensa 



Obispo de Rávena
Doctor de la Iglesia

Martirologio Romano: San Pedro, “Crisólogo” de sobrenombre, obispo de Ravena y doctor de la Iglesia, que, habiendo recibido el nombre del santo apóstol, desempeñó su oficio tan perfectamente que consiguió capturar a multitudes en la red de su celestial doctrina, saciándolas con la dulzura de su palabra. Su tránsito tuvo lugar el día treinta y uno de este mes en Imola, en la región de la Emilia Romagna (c. 450).

San Pedro, quien fue uno de los oradores más famosos de la Iglesia Católica, nació en Imola, Italia y fue formado por el Obispo de esa ciudad Cornelio, por el cual conservó siempre una gran veneración. El Obispo Cornelio convenció a San Pedro de que en el dominio de las propias pasiones y en el rechazar los malos deseos reside la verdadera grandeza, y que este es un medio seguro para conseguir las bendiciones de Dios. 

San Pedro gozó de la amistad del emperador Valentiniano y de la madre de éste, Plácida, y por recomendación de los dos, fue nombrado Arzobispo de Ravena. También gozó de la amistad del Papa San León Magno. 

Cuando empezó a ser arzobispo de Ravena, había en esta ciudad un gran número de paganos. Y trabajó con tanto entusiasmo por convertirlos, que cuando él murió ya eran poquísimos los paganos o no creyentes en este lugar. 

A la gente le agradaba mucho sus sermones, y por eso le pusieron el sobrenombre de crisólogo, que quiere decir, el que habla muy bien. Su modo de hablar era conciso, sencillo y práctico. La gente se admiraba de que en predicaciones bastante breves, era capaz de resumir las verdades más importantes de la fe. Se conservan de él, 176 sermones, muy bien preparados y cuidadosamente redactados. Por su gran sabiduría al predicar y escribir, fue nombrado Doctor de la Iglesia, por el Papa Benedicto XIII. 

Recomendaba mucho la comunión frecuente y exhortaba a sus oyentes a convertir la Sagrada Eucaristía en su alimento de todas las semanas. 

EL EVANGELIO DE HOY: JUEVES 30 DE JULIO DEL 2015


Separarán los peces malos de entre los buenos
Tiempo Ordinario



Mateo 13, 47-53. Tiempo Ordinario. Cada momento en nuestra vida tenemos la oportunidad de elegir entre lo bueno y lo malo, entre el bien y el pecado. 


Por: H. Héctor Flores | Fuente: Catholic.net 



Del Evangelio según san Mateo 13, 47-53
El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces. Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve. Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos, para arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes. ¿Comprendieron todo esto?». «Sí», le respondieron. Entonces agregó: «Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo». Cuando Jesús terminó estas parábolas se alejó de allí.

Oración introductoria
Jesús gracias por permitirme este encuentro contigo. Me pongo delante de Ti para presentarte mis debilidades, preocupaciones y también aquello que no me agrada, así como mis alegrías, triunfos e ilusiones. Me pongo en tus manos y te pido la fortaleza necesaria para perseverar en el amor a Ti.

Petición
Jesús permíteme comprender el fin de la vocación en mi vida para que pueda hacer sólo lo que te agrada.

Meditación del Papa S Juan Pablo II
La parábola de la cizaña en medio del trigo y la de la red para pescar se refieren, sobre todo, a la presencia, ya operante, de la salvación de Dios. Pero, junto a los “hijos del reino”, se hallan también los “hijos del maligno”, los que realizan la iniquidad: sólo al final de la historia serán destruidas las potencias del mal, y quien hay cogido el reino estará para siempre con el Señor. Finalmente, las parábolas del tesoro escondido y de la perla preciosa, expresan el valor supremo y absoluto del reino de Dios: quien lo percibe, está dispuesto a afrontar cualquier sacrificio y renuncia para entrar en él.
De la enseñanza de Jesús nace una riqueza muy iluminadora. El reino de Dios, en su plena y total realización, es ciertamente futuro, “debe venir”; la oración del Padrenuestro enseña a pedir su venida: “Venga a nosotros tu reino”.
Pero al mismo tiempo, Jesús afirma que el reino de Dios “ya ha venido”, “está dentro de vosotros” mediante la predicación y las obras, de Jesús. Por otra parte, de todo el Nuevo Testamento se deduce que la Iglesia, fundada por Jesús, es el lugar donde la realeza de Dios se hace presente, en Cristo, como don de salvación en la fe, de vida nueva en el Espíritu, de comunión en la caridad.» (San Juan Pablo II, Audiencia, 18 de marzo de 1987).
Reflexión
Este evangelio nos presenta la realidad a la que algún día nos enfrentaremos, solo Dios sabe cuándo. Es por eso una nueva invitación para estar en vigilancia y oración. Cada momento en nuestra vida tenemos la oportunidad de elegir entre lo bueno y lo malo, entre el bien y el pecado. Cristo quiere que nos demos cuenta de esta realidad y que valoremos el gran premio para la eternidad. Ciertamente no es nada fácil mantenerse en vigilancia porque por todos lados estamos rodeados de tentaciones, pero nos preservaremos en la medida que esa fe en Jesús se haga realidad constantemente a través de un pensamiento, una jaculatoria, una renuncia por amor, una conquista ofrecida...

Como cristianos estamos llamados a ayudar a nuestros hermanos a llegar al cielo. El apóstol es una moneda de dos caras: por un lado está la oración y por otro el apostolado; no existen los santos egoístas. Vivo mi vocación en el trabajo, en la familia, con los amigos, ese e
s mi apostolado y también la manera de estar en vigilancia. Si quiero el cielo para mí, debo quererlo también para todos aquellos que me rodean.
Propósito 
Hoy leeré un capítulo del Evangelio, lo meditaré y comentaré con alguien.

Oración final 
Nuevamente te agradezco Jesús por este rato de diálogo contigo. Sé que la misión es ardua y por eso hoy te quiero ofrecer el esfuerzo que me pueda suponer el ayudar a los demás a conocerte. María en tus manos encomiendo mi apostolado de este día.


El cristianismo tiene mucho que ofrecer en el ámbito práctico y moral, pues el Evangelio nunca deja de inspirar a hombres y mujeres a ponerse al servicio de sus hermanos y hermanas. Pocos podrían negarlo. Sin embargo, quienes fijan la mirada en Jesús de Nazaret con ojos de fe saben que Dios ofrece una realidad más profunda y, sin embargo, inseparable de la "economía" de la caridad operante en este mundo: él ofrece la salvación. (Benedicto XVI, Discurso del 28 de septiembre del 2009)

Preguntas o comentarios al autor  H. Héctor Flores
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