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lunes, 25 de diciembre de 2023

EL PAPA FRANCISCO EN NAVIDAD: CRISTO HA NACIDO POR TI. ALÉGRATE PORQUE NO ESTÁS SOLO

 


El Papa Francisco en Navidad: ¡Cristo ha nacido por ti! Alégrate porque no estás solo

Por Almudena Martínez-Bordiú

25 de diciembre de 2023 



En su mensaje de Navidad impartido en la mañana de este 25 de diciembre desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, el Papa Francisco invitó a los fieles a descubrir la alegría de la llegada de Jesús, que ha nacido en Belén como “una llama inextinguible en medio de la oscuridad del mundo”.

Ante los miles de fieles que escuchaban sus palabras desde la Plaza de San Pedro del Vaticano, el Santo Padre señaló que las palabras del ángel en el cielo de Belén, también hoy “se dirigen a nosotros”.

Destacó que el nacimiento del Señor por nosotros “nos llena de confianza y esperanza”, al tiempo que afirmó que es “la noticia que cambia el curso de la historia” y que trae la verdadera alegría, que no es la “alegría pasajera del mundo ni la alegría de la diversión”, sino una “gran alegría”, porque nos hace “grandes”.

¡Cristo ha nacido por ti!

Recordó que hoy “abrazamos la certeza de una esperanza inaudita, la de haber nacido para el cielo” y remarcó que “en medio de las tinieblas de la tierra, hoy en Belén se ha encendido una llama inextinguible; hoy, en medio de la oscuridad del mundo, prevalece la luz de Dios”.

“¡Alegrémonos por esta gracia! Alégrate tú, que has perdido la confianza y las certezas, porque no estás solo, no estás sola: ¡Cristo ha nacido por ti! Alégrate tú, que has abandonado la esperanza, porque Dios te tiende su mano; no te señala con el dedo, sino que te ofrece su manita de Niño para liberarte de tus miedos, para aliviarte de tus fatigas y mostrarte que a sus ojos eres valioso como ningún otro”.


“Los pequeños Jesús de hoy”

A continuación, el Santo Padre lamentó las “matanzas de inocentes en el mundo”, como las que ocurren “en el vientre materno, en las rutas de los desesperados que buscan esperanza, en las vidas de tantos niños cuya infancia está devastada por la guerra”. 

También recordó a los niños cuya infancia es destruida por las guerras y aseguró que ellos “son los pequeños Jesús de hoy”. 


“La guerra es una locura sin excusas”

Para el Papa Francisco, decir “sí” al Príncipe de la paz significa decir “no” a la guerra, a la que se refirió como “un viaje sin meta, una derrota sin vencedores, una locura sin excusas”. Asimismo, reiteró que para decir “no” a la guerra es necesario decir “no” a las armas. 

El Pontífice lamentó que hoy en día prevalece “la hipocresía y el ocultamiento” y defendió que “la gente, que no quiere armas sino pan, que le cuesta seguir adelante y pide paz, ignora cuántos fondos públicos se destinan a los armamentos”.

 “Y, sin embargo, deberían saberlo. Que se hable sobre esto, que se escriba sobre esto, para que se conozcan los intereses y los beneficios que mueven los hilos de las guerras”, instó el Papa Francisco.  

“Que se encuentre una solución a la cuestión palestina”

En este sentido, pidió que llegue la paz a todas las zonas en conflicto. En primer lugar, lo hizo por Israel y Palestina y aseguró “abrazar” a ambas. 

“En particular a las comunidades cristianas de Gaza, la parroquia de Gaza, y de toda Tierra Santa. Llevo en el corazón el dolor por las víctimas del execrable ataque del pasado 7 de octubre y renuevo un llamamiento apremiante para la liberación de quienes aún están retenidos como rehenes”.

El Santo Padre suplicó “que cesen las operaciones militares, con sus dramáticas consecuencias de víctimas civiles inocentes, y que se remedie la desesperada situación humanitaria permitiendo la llegada de ayuda”. 

“Que no se siga alimentando la violencia y el odio, —continuó el Pontífice—, sino que se encuentre una solución a la cuestión palestina, por medio de un diálogo sincero y perseverante entre las partes, sostenido por una fuerte voluntad política y el apoyo de la comunidad internacional”.

El Papa Francisco también recordó a la población de la “martirizada Siria, como también a la de Yemen, que sigue sufriendo. Pienso en el querido pueblo libanés y ruego para que pueda recuperar pronto la estabilidad política y social”.

También citó a Ucrania y pidió que llegue la paz entre Armenia y Azerbaiyán, así como en las regiones del Sahel, el Cuerno de África y Sudán, como también a Camerún, la República Democrática del Congo y Sudán del Sur. 

Por último, el Papa Francisco dirigió su mirada a la península coreana y pidió que se abran vías de diálogo y reconciliación que puedan crear las condiciones para una paz duradera. 

“El Hijo de Dios, que se hizo un Niño humilde, inspire a las autoridades políticas y a todas las personas de buena voluntad del continente americano, para hallar soluciones idóneas que lleven a superar las disensiones sociales y políticas, a luchar contra las formas de pobreza que ofenden la dignidad de las personas, a resolver las desigualdades y a afrontar el doloroso fenómeno de las migraciones”, señaló a continuación.

“La voz de los que no tienen voz”

El Papa Francisco puntualizó que, desde el pesebre, el Niño “nos pide que seamos voz de los que no tienen voz: voz de los inocentes, muertos por falta de agua y de pan; voz de los que no logran encontrar trabajo o lo han perdido; voz de los que se ven obligados a huir de la propia patria en busca de un futuro mejor, arriesgando la vida en viajes extenuantes y a merced de traficantes sin escrúpulos”. 

Además, recordó que en 2025 comienza el Jubileo y animó a que “este periodo de preparación sea ocasión para convertir el corazón; para decir no a la guerra y sí a la paz; un tiempo para responder con alegría a la invitación del Señor que nos llama”.

A modo de conclusión, el Santo Padre invitó a acoger y a abrir nuestro corazón a Jesús, “que es el Príncipe de la paz”. 

domingo, 17 de diciembre de 2023

¡FELIZ CUMPLEAÑOS PAPA FRANCISCO! 87 AÑOS - OREMOS


 ¡FELIZ CUMPLEAÑOS PAPA FRANCISCO!

87 AÑOS


!Feliz cumpleaños Papa Francisco! Hoy celebramos junto a miles de seguidores en todo el mundo, el cumpleaños número 87 del Papa Francisco. Que Dios le de la claridad mental, la vitalidad y la fortaleza física para que cumpla su ministerio entre el pueblo fiel de Cristo hasta que Dios lo llame a su lado. Muchas bendiciones, Santo Padre, siempre está en nuestras oraciones.

Biografía del Papa Francisco

Jorge Mario Bergoglio nació en el seno de una familia católica el 17 de diciembre de 1936, en el barrio porteño de Flores, siendo el mayor de los cinco hijos del matrimonio formado por Mario José Bergoglio y Regina María Sívori, inmigrantes italianos.

Durante su juventud sufrió una enfermedad a los pulmones, por lo que fue sometido a una operación quirúrgica en la que le fue extirpada una porción de pulmón, lo que no le impidió desarrollar sus actividades con normalidad.

El 11 de marzo de 1958 ingresó al noviciado de la Compañía de Jesús en el Seminario de Villa Devoto. Como novicio de la Compañía de Jesús terminó sus estudios en el Seminario Jesuita de Santiago de Chile.

Entre 1967 y 1970 cursó estudios de teología en la Facultad de Teología del Colegio Máximo de San José. Fue ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969, casi a los 33 años de edad.

Continuó sus estudios de 1970 a 1971 en la Universidad de Alcalá Henares (España) y el 22 de abril de 1973 realizó su profesión de jesuita. De regreso a Argentina fue maestro de novicios en la Villa Barilari; profesor en la Facultad de Teología de San Miguel; consultor provincial de la Compañía de Jesús, cargo que ocupó hasta 1979; y rector del Colegio Máximo de la Facultad.

Fue nombrado Obispo Auxiliar de Buenos Aires por el Papa Juan Pablo II el 20 de mayo de 1992. Cuando la salud del entonces Arzobispo de Buenos Aires, Cardenal Antonio Quarracino, empezó a debilitarse, Mons. Bergoglio fue designado Arzobispo Coadjutor el 3 de junio de 1997. Al fallecer el Cardenal Quarracino lo sucedió en el cargo de Arzobispo de Buenos Aires el 28 de febrero de 1998.

Durante el consistorio del 21 de febrero de 2001, el Papa Juan Pablo II lo creó cardenal. Como purpurado formó parte de la Comisión para América Latina; la Congregación para el Clero; el Pontificio Consejo para la Familia; la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos; el Consejo Ordinario de la Secretaría General para el Sínodo de los Obispos y la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.

Fue presidente de la Conferencia Episcopal Argentina por dos períodos consecutivos desde noviembre de 2005 hasta noviembre de 2011. Integró también el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).

El Cardenal Bergoglio siempre tuvo un estilo de vida sencillo y austero. Vivía en un apartamento pequeño en vez de la residencia episcopal, renunció a su limosina y a su chofer, se movilizaba en transporte público y preparaba su comida.

Como purpurado participó en el cónclave que eligió a Benedicto XVI en abril de 2005. El 13 de marzo de 2013 el Cardenal Bergoglio fue elegido sucesor de Pedro, asumiendo el nombre de Francisco.

 

domingo, 19 de noviembre de 2023

HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN LA MISA DE LA JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES 2023

 



 Homilía del Papa Francisco en la Misa de la Jornada Mundial de los Pobres 2023

 Crédito: Daniel Ibáñez/ACI Prensa

19 de noviembre de 2023 



Este domingo 19 de noviembre, en el marco de la Jornada Mundial de los Pobres, el Papa Francisco celebró la Santa Misa en la Basílica de San Pedro del Vaticano. 


A continuación, la homilía completa del Santo Padre:

Tres hombres se encuentran con una enorme riqueza entre las manos, gracias a la  generosidad de su señor que parte para un largo viaje. Ese patrón, sin embargo, un día volverá y llamará de nuevo a aquellos siervos, con la esperanza de poder gozar con ellos, por la forma en que, durante ese tiempo, hicieron fructificar sus bienes. La parábola que hemos escuchado (cf. Mt 25,14- 30) nos invita a detenernos en dos itinerarios: el viaje de Jesús y el viaje de nuestra vida.  

El viaje de Jesús. Al inicio de la parábola, Él habla de “un hombre que, al salir de viaje,  llamó a sus servidores y les confió sus bienes” (v. 14). Este “viaje” evoca el misterio mismo de Cristo, Dios hecho hombre, su resurrección y ascensión al cielo. Él, que bajó desde el seno del Padre para venir al encuentro de la humanidad, muriendo destruyó la muerte y, resucitando, volvió al Padre. Al concluir su jornada terrena, Jesús emprende su “viaje de regreso” hacia el Padre. Pero, antes de partir nos entregó sus bienes, un auténtico “capital”: nos dejó a sí mismo en la Eucaristía,  su Palabra de vida, a su Madre como Madre nuestra, y distribuyó los dones del Espíritu Santo para  que nosotros podamos continuar su obra en el mundo. 

Estos “talentos” son otorgados —especifica el Evangelio— “a cada uno según su capacidad” (v. 15) y por tanto para una misión personal que el  Señor nos confía en la vida cotidiana, en la sociedad y en la Iglesia. Lo afirma también el apóstol  Pablo: “cada uno de nosotros ha recibido su propio don, en la medida que Cristo los ha distribuido.  Por eso dice: “Cuando subió a lo alto, llevó consigo a los cautivos y repartió dones a los  hombres” (Ef 4,7-8). 

Fijemos la mirada en Jesús, que recibió todo de las manos del Padre, pero no retuvo esa  riqueza para sí, “no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor” , dice Pablo. (Fil 2,6-7). Se revistió de nuestra frágil humanidad, como el buen samaritano alivió nuestras heridas, se hizo pobre para  enriquecernos con la vida divina (cf. 2 Co 8,9), y subió a la cruz. 

Él, que no tenía pecado, “Dios lo identificó con el pecado en favor nuestro” (cf. 2 Co 5,21). En favor nuestro. Jesús vivió para nosotros, en favor nuestro. Esta es la razón que inspiró su camino por el mundo antes de subir al  Padre.  

La parábola que hemos escuchado, sin embargo, nos dice también que “llegó el señor y  arregló las cuentas con sus servidores” (Mt 25,19). De hecho, al primer viaje hacia el Padre seguirá  otro, que Jesús realizará al final de los tiempos, cuando volverá en gloria y querrá encontrarnos de nuevo, para “ajustar las cuentas” de la historia e introducirnos en la alegría de la vida eterna. Y entonces, debemos preguntarnos: ¿cómo nos encontrará el Señor cuando vuelva? ¿Cómo me presentaré a la cita que tengo con Él? 

Este interrogante nos lleva al segundo momento: el viaje de nuestra vida. ¿Qué camino  recorremos nosotros, el de Jesús que se hizo don o, por el contrario, el camino del egoísmo? ¿La de las manos abiertas a los otros, para dar y para darnos o la de las manos cerradas, para tener más y sólo para acumular? La parábola nos dice que cada uno de nosotros, según las propias capacidades y posibilidades, ha  recibido los “talentos”. Cuidado, no nos dejemos engañar por el lenguaje común, aquí no se trata de  capacidades personales, sino, como decíamos, de los bienes del Señor, de aquello que Cristo nos  dejó al volver al Padre. Con esos bienes Él nos ha dado su Espíritu, en el cual fuimos hechos hijos de Dios y gracias al cual podemos gastar la vida dando testimonio del Evangelio y edificando el Reino de Dios. El gran “capital” que ha sido puesto en nuestras manos es el amor del Señor,  fundamento de nuestra vida y fuerza de nuestro camino.  

Y entonces debemos preguntarnos: ¿Qué hago con un don tan grande a lo largo del viaje de  mi vida? La parábola nos dice que los primeros dos servidores multiplicaron el don recibido,  mientras el tercero, más que fiarse de su señor, que le ha dado, le tuvo miedo y permaneció como paralizado, no  arriesgó, no se involucró, y terminó por enterrar el talento. Y esto vale también para nosotros,  podemos multiplicar lo que hemos recibido, haciendo de nuestra vida una ofrenda de amor para los demás, o podemos vivir bloqueados por una falsa imagen de Dios y, a causa del miedo, esconder  bajo tierra el tesoro que hemos recibido, pensando sólo en nosotros mismos, sin apasionarnos más que por nuestras propias conveniencias e intereses, sin comprometernos. La pregunta es muy clara, los primeros dos, negociando con los talentos arriesgan. Y la pregunta que yo hago: ¿Yo arriesgo mi vida? ¿Arriesgo con la fuerza de mi fe? Yo como cristiana, como cristiano, ¿se arriesgar? ¿O me encierro en mí mismo por miedo o pusilanimidad?

Hermanos y hermanas, en esta Jornada Mundial de los Pobres la parábola de los talentos nos  sirve de advertencia para verificar con qué espíritu estamos afrontando el viaje de la vida. Hemos  recibido del Señor el don de su amor y estamos llamados a ser don para los demás. El amor con el  que Jesús se ha ocupado de nosotros, el aceite de la misericordia y de la compasión con el que ha  curado nuestras heridas, la llama del Espíritu con la que ha abierto nuestros corazones a la alegría y  a la esperanza, son bienes que no podemos guardar sólo para nosotros mismos, administrarlos por  nuestra cuenta o esconderlos bajo tierra. Colmados de dones, estamos llamados a hacernos don. Nosotros, que hemos recibido tantos dones, debemos hacernos dones para los demás. 

Las  imágenes usadas por la parábola son muy elocuentes. Si no multiplicamos el amor alrededor  nuestro, la vida se apaga en las tinieblas; si no ponemos a circular los talentos recibidos, la  existencia acaba bajo tierra, es decir, es como si estuviésemos ya muertos (cf. vv. 25.30).  Hermanos y hermanas, cuántos cristianos están enterrados. Cuántos cristianos viven la fe como si vivieran bajo tierra. 

domingo, 13 de agosto de 2023

¿QUÉ HACER CUANDO TENEMOS MIEDO Y NOS SENTIMOS PERDIDOS? - PAPA FRANCISCO RESPONDE

 



¿Qué hacer cuando tenemos miedo y nos sentimos perdidos? El Papa Francisco responde

 Crédito: Vatican Media

Por Almudena Martínez-Bordiú

13 de agosto de 2023 


El Papa Francisco afirmó desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano que en los momentos de oscuridad y cuando “nos sentimos perdidos”, Jesús “viene a nuestro encuentro”  para ayudarnos a vencer nuestros miedos.

Así lo aseguró este domingo 13 de agosto durante el Ángelus, donde reflexionó sobre el Evangelio del día, que narra el pasaje en el que Jesús camina sobre las aguas de Galilea para encontrarse con los discípulos que realizaban una travesía en barca. 

El Santo Padre explicó que en este gesto de Jesús “hay un mensaje” que podemos acoger. En primer lugar, destacó que, en aquella época, “las grandes extensiones de agua eran consideradas sedes de fuerzas malignas no dominables por el hombre”.

“Especialmente —continuó— si eran agitadas por la tempestad, los abismos eran símbolo del caos y hacían referencia a las oscuridades de los infiernos”. 

“Y aquí  llega Jesús, que camina sobre las aguas, es decir por encima de esas fuerzas del mal, y dice a los suyos:  ‘¡Ánimo!, que soy yo; no temáis’. Este es el sentido del signo: los poderes malignos, que nos asustan  y no logramos dominar, con Jesús se redimensionan”, afirmó el Papa Francisco. 

Asimismo, subrayó que Jesús, al caminar sobre las aguas quiere decirnos: “No temas, yo pongo bajo los pies a tus enemigos”. Aclaró también que estos “enemigos” pueden ser la muerte, el miedo y el diablo”.

El Pontífice aseguró que “Cristo hoy repite a cada uno de nosotros: ‘¡ánimo, soy yo, no temas!’. Ánimo, es decir, porque estoy yo, porque ya no estás solo en las aguas agitadas de la vida”.

“¿Qué hacer en el miedo, cuando se ve solo oscuridad y nos sentimos perdidos? Dos cosas, que en el Evangelio hacen los discípulos: ellos invocan y acogen a Jesús”, señaló más tarde.

Explicó que Pedro “camina un poco sobre las aguas hacia Jesús, pero después se asusta, se hunde y entonces grita: ‘¡Señor, sálvame!’”. 

El Papa Francisco resaltó que “es bonita esta oración, con la cual se expresa la certeza de que el Señor puede salvarnos, que Él vence nuestro mal y nuestros miedos”. 

Por ello, animó a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro del Vaticano a repetirla “sobre todo en los momentos de tempestad”.

“El Señor sabe que la barca de la vida, así como la barca de la Iglesia, está amenazada por  vientos contrarios y que el mar sobre el que navegamos a menudo está agitado”. 

Asimismo, enfatizó que Jesús “no nos salva de la fatiga de  la navegación”, sino que nos “invita a afrontar  las dificultades, para que también estas se conviertan en lugares de salvación, ocasiones para encontrarle a Él”.  

“Él, de hecho, en nuestros momentos de oscuridad viene a nuestro encuentro, pidiendo ser acogido, como esa  noche en el lago”.

A continuación, el Papa Francisco realizó las siguientes preguntas: En los miedos ¿cómo me comporto? ¿Voy adelante solo con mis fuerzas o  invoco al Señor? ¿Y cómo va mi fe? ¿Creo que Cristo es más fuerte que las olas y que los vientos adversos?”  

“Pero, sobre todo: ¿navego con Él? ¿Lo acojo, le hago sitio en la barca de la vida, le confío el timón? María, estrella del mar, nos ayude a buscar, en las travesías oscuras, la luz de Jesús”, concluyó el Papa Francisco. 

lunes, 7 de agosto de 2023

TEXTO COMPLETO: RUEDA DE PRENSA DEL PAPA FRANCISCO AL REGRESO DE LA JMJ LISBOA 2023

 



 TEXTO COMPLETO: Rueda de prensa del Papa Francisco al regreso de la JMJ Lisboa 2023

 Crédito: Daniel Ibáñez / ACI Prensa.

6 de agosto de 2023 


En el vuelo de regreso de Lisboa (Portugal) a Roma (Italia) tras participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) 2023, el Papa Francisco conversó con los periodistas sobre diversos temas, entre ellos su estado de salud, su oración a la Virgen María en Fátima y el drama de los abusos sexuales en la Iglesia.

A continuación, compartimos el texto completo de la rueda de prensa del Papa Francisco, transcrita y traducida por Vatican News:


Matteo Bruni:

Buenas noches Santidad volvemos rejuvenecidos y alegres de esta JMJ en la que hemos podido confrontarnos con las preguntas y las expectativas de los jóvenes, con respecto a la Iglesia, a la fe, y también al mundo. Y hemos podido escuchar su respuesta en sus palabras, en su presencia. Ahora hay algunas preguntas de los periodistas, pero antes usted quería decir unas palabras:


Papa Francisco:

Buenas noches y muchas gracias por esta experiencia, hoy hay un cumpleaños: (Bruni: de Rita CRUZ) ¡Feliz cumpleaños! ¡Luego viene la tarta!


Vistas Miguel Aura María (Rádio Renascença):

Su Santidad, en primer lugar, gracias por su visita a Portugal. Todo el mundo la considera ya un éxito. Todos están muy contentos. Gracias por haber venido. Encontré a un gran jefe de policía que me dijo que nunca había visto una multitud tan obediente y pacífica. Fue hermoso.

Mi pregunta es sobre Fátima. Sabemos que usted fue allí y rezó en silencio en la capillita. Pero había una gran expectación, en el mismo lugar donde Nuestra Señora había hecho una petición para rezar por el fin de la guerra (y estamos en guerra en este momento, por desgracia) para tener una renovación del Santo Padre, rezando públicamente por la paz... Los ojos del mundo entero estaban fijos en usted ayer por la mañana en Fátima. ¿Por qué no lo hizo?


Papa Francisco:

Recé, recé. Recé a la Virgen y recé por la paz. No he hecho publicidad. Pero he rezado. Y debemos repetir continuamente esta oración por la paz. Ella había pedido esto en la Primera Guerra Mundial. Y esta vez (ésta) se lo he pedido a la Virgen. Y he rezado. No he hecho publicidad.


Gonçalves Gomes João Francisco (El Observador):

Muchas gracias, Santo Padre. Yo voy a hablar en español, creo que es más fácil para mí y, si puede responder en español, mejor, que es más fácil para los portugueses, para que lo comprendan. Me gustaría preguntarle sobre los abusos de niños en la Iglesia, en Portugal. En febrero de este año se ha publicado un informe sobre la realidad de los abusos en Portugal. Casi 5000 niños han sido víctimas en las últimas décadas. Le pregunto: ¿ha leído, conoce este informe que ha sido entregado a los obispos? Y también, ¿qué piensa que debe suceder con los obispos que han sabido de casos de abuso y no los han comunicado a las autoridades? 


Papa Francisco:

Como ustedes saben, de manera muy reservada, recibí a un grupo de personas que fueron abusadas. Como siempre hago en estos casos, dialogamos sobre esta peste, esta tremenda peste, ¿no? En la Iglesia, se seguía más o menos la conducta que se sigue actualmente en las familias y en los barrios: se cubre, ¿no? El… Pensar que el 42% de los abusos, más o menos, se da en las familias o en los barrios. Todavía hay que madurar y ayudar a que se descubran esas cosas hasta el escándalo de Boston. Y ahí la Iglesia tomó conciencia de que no se podía ir por caminos aleatorios, sino que había que tomar el toro por las astas. Hace dos años y medio tuvimos la reunión de Presidentes de las Conferencias Episcopales, ahí también se dieron estadísticas oficiales sobre los abusos. Y es grave, la situación es muy grave. En la Iglesia, hay una frase que la estamos usando continuamente: tolerancia cero, tolerancia cero. Y los pastores que, de alguna manera, no se hicieron cargo tienen que hacerse cargo de esa irresponsabilidad, se verá el modo en cada uno de ellos. Pero es muy duro el mundo de los abusos. Y en eso, yo exhorto a que estemos muy abiertos en todo esto. Sobre lo que me preguntás de cómo va el proceso en la Iglesia portuguesa, va bien. Va bien y con serenidad, se busca la seriedad en los casos abusados. Los números, a veces, terminan siendo agrandados, un poco por los comentarios que siempre nos gusta, pero lo que es la realidad, se está llevando bien y eso a mí me da cierta tranquilidad.

Yo quisiera tocar un punto, y ustedes, como periodistas, les pido que colaboren en esto. Hoy día, ¿tienen telefonino ustedes? Teléfono. Bueno, en cualquiera de estos teléfonos, pagando algo y con alguna clave, se tiene acceso al abuso sexual con menores. Esto entra en nuestras casas y el abuso sexual con menores se filma en vivo. ¿Dónde se filma? ¿Quiénes son los responsables? Esta es una de las pestes más graves, junto a todo el mundo, pero quiero subrayar esto porque, por ahí, no se nos ocurre que las cosas son tan radicales. Cuando vos usás un nene para hacer un espectáculo de abuso, llama la atención. El abuso es como “comerse” a la víctima, ¿no? O peor, herirla y dejarla viva. Hablar con personas abusadas es una experiencia muy dolorosa, que también a mí me hace bien, no porque me guste escuchar, sino me ayuda a hacerme cargo de ese drama. O sea, yo les diría, respecto a tu pregunta, lo que dije: el proceso va bien, estoy notificado de cómo van las cosas. Por ahí las noticias lo agrandaron, pero la cosa está andando bien en cuanto a esto. Pero también, con esto, les digo, de alguna manera, ayuden, ayuden a que todo tipo de abuso sea solucionado el abuso sexual, pero no es el único. También están otros tipos de abusos que claman al Cielo: el abuso del trabajo con niños, el abuso laboral en los niños, y se usa; el abuso en las mujeres, ¿no? Todavía hoy, en muchos países, se tiene como método la operación quirúrgica de las niñas: les quitan el clítoris y eso es hoy y se hace con una navaja, y chau… Crueldad… Y el abuso laboral, o sea, dentro del abuso sexual, que es grave y todo esto, hay una cultura del abuso que la humanidad tiene que revisar y convertirse.


Guénois Jean-Marie (Le Figaro):

Santo Padre, ¿cómo está, su salud, cómo va su convalecencia? No ha leído o sólo pequeñas partes de cinco discursos. No hay precedentes en los viajes: ¿por qué? ¿Ha tenido problemas de vista, cansancio? ¿Textos demasiado largos? ¿Cómo se siente? Y si me permite una pequeña pregunta sobre Francia. Usted viene a Marsella, pero nunca visita Francia. El pueblo no lo entiende, ¿quizás es demasiado pequeña o tiene algo en contra de Francia?


Papa Francisco:

Mi salud está bien. Me quitaron los puntos, hago vida normal, llevo un vendaje que tengo que llevar durante dos, tres meses para evitar un eventual “eventración" (en lenguaje médico: salida de las vísceras abdominales, ed.) hasta que los músculos estén más fuertes. La vista. En esa parroquia corté el discurso porque había una luz delante y no podía leer, me daba la luz y por eso lo corté. Algunos, a través de Mateo, preguntaron por qué acorté las homilías que ustedes tienen. Yo cuando hablo, no las homilías académicas, intento hacerlo los más claro posible. Pero siempre cuando hablo busco la comunicación. Ustedes han visto que incluso en la homilía académica hago algunas bromas, algunas sonrisas las hago para controlar la comunicación. Con los jóvenes los discursos largos tenían lo esencial del mensaje y yo lo tomaba de allí en función de cómo sentía la comunicación.

Vieron que yo hacía alguna pregunta e inmediatamente el eco me decía por dónde iba la cuestión, si era errado o no. Los jóvenes no tienen mucho tiempo de atención. Piensen que, si haces un discurso claro, con una idea, una imagen, un afecto, te pueden seguir ocho minutos. Entre paréntesis, en la Evangeli Gaudium, la primera exhortación que hice, hice, escribí un largo capítulo sobre la homilía. Porque aquí hay un párroco (se refiere a don Benito Giorgetta, párroco de Termoli ed.), él sabe que las homilías son a veces una tortura, una tortura, que se habla bla, bla, y la gente... En algún pueblo pequeño, no sé si en Termoli, los hombres salen a fumarse un cigarrillo y vuelven. La Iglesia debe convertirse a este aspecto de la homilía: breve, clara, con un mensaje claro, y afectuosa. Por eso compruebo cómo va con los jóvenes y les hago decir. Pero yo acorté porque... me hace falta la idea con los jóvenes.  Y pasamos a Francia. Fui a Estrasburgo, iré a Marsella, pero no a Francia. Es un problema que me preocupa, que es el problema Mediterráneo. Por eso voy a Francia. La explotación de los migrantes es criminal. Aquí en Europa no, porque va, somos más cultos, pero en los lagers del norte de África... Yo recomiendo una lectura. Hay un librito, pequeñito, que escribió un emigrante que tardó creo que tres años en venir de Guinea a España porque le capturaron, le torturaron, le esclavizaron. Los migrantes en esos lagers del Norte: es terrible. En este momento -la semana pasada- la asociación Mediterránea Saving Human, estaba haciendo un trabajo de rescate de migrantes que estaban en el desierto entre Túnez y Libia, porque los habían dejado allí a morir. Ese libro se llama "Hermanito" -en italiano tiene el subtítulo de "Fratellino"-, pero se lee en dos horas, merece la pena. Léanlo y verán el drama de los migrantes antes de embarcarse. Los obispos del Mediterráneo harán este encuentro, también con algunos políticos, para reflexionar seriamente sobre el drama de los migrantes. El Mediterráneo es un cementerio, pero no es el mayor cementerio. El mayor cementerio es el norte de África. Esto es terrible, léanlo. Voy a Marsella por esto. La semana pasada, el presidente Macron me dijo que es su intención ir a Marsella y estaré un día y medio: llegaré por la tarde y al día siguiente estaré todo el día. 


Matteo Bruni:

No tiene nada contra Francia  (repitiendo pregunta).


Papa Francisco:

No. No sobre eso es una política. Yo visito los países pequeños de Europa. Los países grandes, España, Francia, Inglaterra, los dejo para más adelante, eventualmente.  Pero como opción empecé con Albania y así los pequeños. No es nada. Francia, dos ciudades, Estrasburgo y Marsella.


Hinterberger Emma Elisabeth (Ard Roma):

El Santo Padre en Lisboa nos dijo que en la Iglesia hay sitio para todos, para todos. La Iglesia está abierta para todos, pero al mismo tiempo no todos tienen los mismos derechos, oportunidades, en el sentido de que por ejemplo las mujeres, los homosexuales no pueden recibir todos los sacramentos. Santo Padre, ¿cómo explica esta incoherencia entre Iglesia abierta e Iglesia no igual para todos? Gracias.


Papa Francisco:

Usted me hace una pregunta sobre dos puntos de vista diferentes, la Iglesia es abierta para todos, luego hay legislaciones que regulan la vida dentro de la Iglesia. El que está dentro está según la legislación, lo que dices es una simplificación: 'no puede hacer los sacramentos'. Eso no quiere decir que la Iglesia esté cerrada, cada uno encuentra a Dios en su camino dentro de la Iglesia, y la Iglesia es madre y guía a cada uno en su camino. Por eso no me gusta decir: vienen todos, pero tú, éste, pero el otro... Cada uno, cada uno en la oración, en el diálogo interior, en el diálogo pastoral, busca el camino a seguir. Por eso haciendo una pregunta: por qué los homosexuales no... ¡Todos! Y el Señor es claro: enfermos. Sanos, viejos y jóvenes, feos y guapos... ¡buenos y malos! Hay como una mirada que no entiende esta inserción de la Iglesia como Madre y piensa en ella como una especie de empresa que para entrar hay que hacer esto, hacerlo de esta manera y no de aquella... Otra cosa es la ministerialidad de la Iglesia, que es la manera de sacar adelante el rebaño y una de las cosas importantes es la paciencia, en la ministerialidad: acompañar a las personas paso a paso en su camino hacia la madurez. Cada uno de nosotros tiene esta experiencia: que la Iglesia Madre nos ha acompañado y nos acompaña en nuestro propio camino de maduración. No me gusta la reducción, esto no es eclesial, esto es gnóstico. Es como una herejía gnóstica que hoy está un poco de moda. Un cierto gnosticismo que reduce la realidad eclesial y esto no ayuda. La Iglesia es Madre, recibe a todos, y cada uno hace su camino dentro de la Iglesia, sin publicidad, y esto es muy importante. Gracias por el valor de hacer esta pregunta. Gracias.


Paolo Ruffini:

El Papa desea compartir un pensamiento sobre la JMJ.


Papa Francisco:

Cómo he vivido la JMJ. Esta es la cuarta que vivo. La primera fue en Río de Janeiro, allá brasileira. La segunda fue en Cracovia, la tercera en Panamá. Esta es la cuarta. Esta es la más numerosa. Según los datos concretos reales, hubo más de un millón de participantes. Más. De hecho, en la Vigilia se estimó que había un millón cuatrocientos y un millón seiscientos mil. 

Impresionante la cantidad. Bien preparada. De las que he visto esta es la mejor preparada. Los jóvenes son una sorpresa. Los jóvenes son jóvenes. Hacen chiquilladas, la vida es así. Pero intentan seguir adelante. Y son el futuro. El asunto (el propósito) es acompañarlos. El problema es saber acompañarlos. Y que no se desprendan de sus raíces. Por eso insisto tanto en el diálogo mayores-jóvenes, abuelos con nietos. Este diálogo es importante, más importante que el diálogo entre padres e hijos. Los abuelos, las raíces.

Los jóvenes son religiosos. Buscan la fe, no lo artificial. Buscan el encuentro con Jesús. Algunos dicen que los jóvenes no siempre viven según la moral. Pero quién de nosotros no ha cometido errores morales en su vida. Todos. También de los mandamientos. Cada uno de nosotros tiene sus propias caídas en su historia. La vida es así. Pero el Señor siempre nos espera porque es misericordioso y padre y la misericordia va más allá de todo. Esto es lo que quería decir sobre la JMJ.


Justin Scott Clellan (CNS):

Hablando sobre la JMJ, hemos escuchado en estos días testimonios de jóvenes que han luchado con la salud mental, con la depresión. ¿Ha luchado alguna vez por esto? Y si alguien decide suicidarse, ¿qué diría a los familiares de esa persona que, debido a la enseñanza católica sobre el suicidio, sufren pensando que se ha ido al infierno?


Papa Francisco: 

El suicidio juvenil es importante hoy, el número es importante. Existen. Los medios de comunicación no dicen tanto porque no se informa a través de los medios de comunicación. Yo me quedé en diálogo con los jóvenes -no en la Confesión- aproveché para dialogar. Un joven simpático me dijo: “¿Puedo hacerte una pregunta? ¿Qué piensa del suicidio?”. No hablaba nuestro idioma, pero le entendí bien y empezamos a hablar del suicidio. Y al final me dijo: “Gracias, porque el año pasado estaba indeciso sobre si hacerlo o no”. Tantos jóvenes están ansiosos, deprimidos, pero no solo psicológicamente... Además, en algunos países que son muy, muy exigentes en la universidad, los jóvenes que no pueden conseguir un título o encontrar un trabajo se suicidan, porque sienten una vergüenza muy grande. No digo que sea algo cotidiano, pero es un problema. Es un problema actual. Es algo que ocurre.


Matteo Bruni:

Gracias, su Santidad, por las respuestas.


Papa Francisco:

Gracias a ustedes por lo que han hecho y mi consejo: no os olvidéis  "Hermanito", "hermanito", el libro del migrante. Gracias.


(Transcripción no oficial de los medios de comunicación vaticanos)

domingo, 25 de junio de 2023

EL PAPA FRANCISCO PIDE NO RENUNCIAR EL MAYOR BIEN: LA VIDA

 



El Papa Francisco pide no desperdiciar el mayor bien: La vida

Por Ary Waldir Ramos Díaz

25 de junio de 2023 


Este domingo 25 de junio, el Papa Francisco instó a los fieles a cuestionarse de qué tienen miedo y destacó la necesidad de renunciar a los ídolos de la eficacia y el consumismo para no despreciar la vida. 

Durante el rezo del Ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano, el Santo Padre reflexionó acerca del Evangelio del día, en el que Jesús repite tres veces a sus discípulos: "No tengan miedo" (Mt 10,26.28.31). 

En esta línea, indicó que para Jesús:  “Lo que cuenta es no desperdiciar el mayor bien: La vida. No desperdiciar la vida. Solo esto debe asustarnos”. 

¿Por qué es bueno ir a Misa diariamente?

A continuación, el Santo Padre invitó: “Preguntémonos entonces: Yo, ¿de qué tengo miedo? ¿De no tener lo que me gusta? ¿De no alcanzar las metas que la sociedad impone? ¿Del juicio de los demás? ¿O más bien, de no agradar al Señor y de no poner en primer lugar su Evangelio?”. 


Los ídolos de la eficacia y el consumismo

El Papa afirmó que todo conlleva “cierta renuncia frente a los ídolos de la eficacia y el consumismo”. 

De este modo, recordó que hoy se desecha la vida de las personas: “Pensemos en los últimos, a menudo tratados como material de descarte y como objetos no deseados”. 

“Permanecer fiel -precisó el Pontífice- a lo que importa es costoso; cuesta ir contracorriente, liberarse de los condicionamientos del pensamiento común, ser apartado por los que “siguen la moda”. 


Las persecuciones y la violencia 

Por otro lado, en su predicación explicó que Jesús habló de las persecuciones que tendrán que soportar sus discípulos por causa del Evangelio. 

Destacó que “parece paradójico: el anuncio del Reino de Dios es un mensaje de paz y de justicia, fundado en la caridad fraterna y en el perdón y, sin embargo, encuentra oposición, violencia y persecución”. 

A pesar de esto, instó a no temer: “No porque todo irá bien en el mundo, sino porque para el Padre somos preciosos y nada de lo que es bueno se perderá. Por eso nos dice que no dejemos que el miedo nos detenga”. 

Luego indicó que el “verdadero miedo que hay que tener es el de desechar la propia vida”. En este sentido, señaló la “imagen que Jesús utiliza” en el Evangelio: “La del Valle ‘Gehenna’, que “era el gran vertedero de basura de la ciudad” de Jerusalén. 


Tener miedo a desperdiciar la vida 

Insistió para que los fieles no tengan tanto “miedo a sufrir incomprensiones y críticas, a perder prestigio y ventajas económicas por permanecer fieles al Evangelio, sino a desperdiciar la existencia buscando cosas de poco valor, que no dan sentido a la vida”. 

Recordó que “incluso hoy uno puede ser objeto de burlas o de discriminación si no sigue ciertos modelos de moda, que, sin embargo, a menudo ponen en el centro realidades de segunda categoría: cosas en lugar de personas, rendimientos en lugar de relaciones”.

El Santo Padre pensó en los padres, que “necesitan trabajar para mantener a su familia, pero no pueden vivir solo para el trabajo, sino que necesitan tiempo para estar con sus hijos”. 

“Pienso también —continuó— en un sacerdote o en una religiosa, que deben comprometerse en su servicio, pero sin olvidarse de dedicar tiempo a estar con Jesús, de lo contrario caen en la mundanidad espiritual y pierden el sentido de lo que son”, anotó. 

Asimismo, dirigió su mirada a los jóvenes que “tienen mil compromisos y pasiones: la escuela, el deporte, intereses varios, el teléfono móvil y las redes sociales, pero necesitan encontrarse con personas y realizar grandes sueños, sin perder el tiempo en cosas que pasan y no dejan huella”. 

“María, Virgen Sabia Madre, nos ayude a ser sabios y valientes en las decisiones que tomamos”, concluyó el Papa Francisco.  

domingo, 28 de mayo de 2023

PAPA FRANCISCO: CON LA AYUDA DEL ESPÍRITU SANTO PODEMOS VENCER AL DIABLO

 



Papa Francisco: Con la ayuda del Espíritu Santo podemos vencer al diablo

 Crédito: Daniel Ibáñez/ACI Prensa

Por Almudena Martínez-Bordiú

28 de mayo de 2023 


El Papa Francisco afirmó que con la ayuda del Espíritu Santo podemos vencer al diablo, que es el espíritu maligno y de la división que “goza con las injusticias y las calumnias”.

En la Solemnidad de Pentecostés, que se celebra este domingo 28 de mayo, el Papa Francisco presidió la Santa Misa a las 10 a.m. (hora de Roma), en la Basílica de San Pedro del Vaticano.

La ceremonia fue celebrada por el Cardenal Joao Braz de Aviz ante numerosos fieles y peregrinos de diferentes partes del mundo. 

En su homilía, el Santo Padre destacó 3 momentos en los que el Espíritu Santo actúa: en el mundo que ha creado, en la Iglesia y en nuestros corazones.


1. En el mundo que ha creado  

En primer lugar, el Pontífice explicó que el Espíritu Santo es “Aquel que, al principio y en todo tiempo, hace pasar las realidades creadas del desorden al orden, de la dispersión a la cohesión, de la confusión a la armonía”. 

A continuación, el Santo Padre lamentó que hoy “estamos todos conectados y, sin embargo, nos encontramos desconectados entre nosotros, anestesiados por la indiferencia y oprimidos  por la soledad”. 

“Muchas guerras, muchos conflictos; parece increíble el mal que el hombre puede llegar a realizar. Pero, en realidad, lo que alimenta nuestras hostilidades es el espíritu de la división, el diablo, cuyo nombre significa precisamente ‘el que divide’”, explicó.

El Pontífice aseguró que “el espíritu maligno goza con los antagonismos, con las injusticias, con las calumnias”.

“Y, frente al mal de la discordia, nuestros esfuerzos por construir la armonía no son suficientes. He aquí entonces que el Señor, en el culmen de  su Pascua, en el culmen de la salvación, derramó sobre el mundo creado su Espíritu bueno, el Espíritu Santo, que se opone al espíritu de división porque es armonía; Espíritu de unidad que trae la paz. Pidámosle que venga cada día a nuestro mundo”, añadió


2. En la Iglesia

En segundo lugar, el Papa Francisco explicó que el Espíritu Santo llegó “descendiendo sobre cada uno de los apóstoles; cada uno recibió gracias particulares y carismas diferentes”. 

De este modo, afirmó que “su armonía no es un orden impuesto y homologado”, ya que “no creó una lengua igual para todos, no eliminó las diferencias, las culturas, sino que armonizó todo sin homologar, sin uniformar. Detengámonos en este aspecto: el Espíritu no comienza por un proyecto estructurado; no, Él empieza repartiendo dones gratuitos y sobreabundantes”.

Para el Papa Francisco, es así como el Espíritu crea armonía: “nos invita a dejar que su amor y sus dones, que están presentes en los demás, nos sorprendan”. 

“Ver a cada hermano y hermana en la fe como parte del mismo cuerpo al que pertenezco; esta es la mirada armoniosa del Espíritu, este es el camino que nos indica”.

En ese sentido, señaló que “el Sínodo que se está realizando es —y debe ser— un camino según el Espíritu; no un parlamento para reclamar derechos y necesidades de acuerdo a la agenda del mundo, no la ocasión para ir donde nos lleva el viento, sino la oportunidad para ser dóciles al soplo del Espíritu”.

A continuación, pidió volver “a poner al Espíritu Santo en el centro de la Iglesia, de lo contrario nuestro corazón no será inflamado de amor por Jesús, sino por nosotros mismos. Pongamos al Espíritu en el principio y en el centro de los trabajos sinodales”. 

“Sí, para mostrarse al mundo Él escogió el momento y el lugar en el que estaban todos juntos. Por lo tanto, el Pueblo de Dios, para ser colmado del Espíritu, debe caminar unido, hacer sínodo. Así se renueva la armonía en la Iglesia: caminando juntos con el Espíritu al centro. Construyamos armonía en la Iglesia”.


3. En nuestros corazones

Por último, el Papa Francisco remarcó que Dios nos entrega al Espíritu Santo “para perdonar los pecados, es decir, para reconciliar los ánimos, para armonizar los corazones lacerados por el mal, rotos por las heridas, disgregados por los sentimientos de culpa”. 

“Sólo el Espíritu devuelve la armonía al corazón porque es Aquel que crea la ‘intimidad con Dios. “Invoquemos al Espíritu Santo cada día, comencemos rezándole cada día, seamos dóciles a Él”.

Más tarde, el Santo Padre animó a los fieles a hacerse las siguientes preguntas: “¿Soy dócil a la armonía del Espíritu o sigo mis proyectos, mis ideas, sin dejarme modelar, sin dejarme transformar por Él? ¿Mi modo de vivir la fe es dócil o es testarudo a las palabras, a las llamadas doctrinas que sólo son expresiones de una vida fría?”.

“¿Me apresuro a juzgar, señalo con el dedo y le cierro la puerta en la cara a los demás, considerándome víctima de todo y de todos? O, por el contrario, ¿acojo su poder creador armonioso, la ‘gracia del conjunto’ que Él inspira, su perdón que da paz, y a mi vez perdono? El perdón es hacer espacio a que venga el Espíritu. ¿Promuevo reconciliación y creo comunión, o estoy siempre buscando, acercando la nariz donde hay dificultades, para hablar mal, para dividir, para destruir?”.

Por último, pidió que “si el mundo está dividido, si la Iglesia se polariza, si el corazón se fragmenta, no perdamos tiempo criticando a los demás y enojándonos con nosotros mismos, sino invoquemos al Espíritu, Él es capaz de resolver estas cosas”. 

domingo, 21 de mayo de 2023

ASCENSIÓN DEL SEÑOR: EL PAPA FRANCISCO EXPLICA QUÉ HACE AHORA JESÚS EN EL CIELO

 


 

Ascensión del Señor: El Papa explica qué hace ahora Jesús en el Cielo

Por Eduardo Berdejo

21 de mayo de 2023 / 7:52 a. m.



Este domingo, antes del rezo del Regina Caeli, el Papa Francisco reflexionó sobre la Ascensión del Señor y dijo que sobre esta solemnidad pueden surgir dos preguntas: ¿por qué celebrar la partida de Jesús de la tierra?, y ¿qué hace Jesús en el Cielo?

Sobre la primera pregunta, el Pontífice indicó que la partida de Cristo parecería ser un momento triste, “no precisamente algo por lo que estar alegre”.

Sin embargo, explicó que esta partida se celebra “porque con la Ascensión sucedió algo nuevo y hermoso: Jesús ha llevado nuestra humanidad, nuestra carne al Cielo - ¡es la primera vez! - es decir la ha llevado a Dios”.

“Esa humanidad, que había tomado en la tierra, no se ha quedado aquí. Jesús resucitado no era un espíritu, no, tenía su cuerpo humano, la carne, los huesos, todo, y ahí, en Dios, estará para siempre”, afirmó a los 25 mil fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.

En ese sentido, afirmó, “podemos decir, que desde el día de la Ascensión, Dios mismo ha ‘cambiado’: ¡desde entonces ya no es solo espíritu, sino que por todo lo que nos ama lleva en sí nuestra misma carne, nuestra humanidad!”.

“El lugar que nos espera está indicado, nuestro destino está ahí”, dijo el Papa, y recordó las palabras de San Gregorio de Nisa sobre la Resurrección: “¡Espléndida noticia! Aquel que se ha hecho hombre por nosotros […], para hacernos sus hermanos, se presenta como hombre delante del Padre, para llevar consigo a todos aquellos que están unidos a él”.

Por ello, afirmó, el Santo Padre, “hoy celebramos ‘la conquista del Cielo’: Jesús que vuelve al Padre, pero con nuestra humanidad. Y así el Cielo es ya un poco nuestro. Jesús ha abierto la puerta y su cuerpo está ahí”.


¿Qué hace Jesús en el Cielo?

Sobre la segunda pregunta, el Papa Francisco explicó que Cristo “está por nosotros delante del Padre, le muestra continuamente nuestra humanidad, muestra las llagas”.

“A mí me gusta pensar que Jesús, delante del Padre, reza así, enseñándole las llagas. ‘Esto es lo que he sufrido por los hombres: ¡haz algo!’. Le enseña el precio de la redención, y el Padre se conmueve. Esto es algo que me gusta pensar. Así reza Jesús”, expresó el Pontífice.

El Papa Francisco aseguró a los fieles que Jesús “no nos ha dejado solos. De hecho, antes de ascender nos dijo, como dice el Evangelio hoy: ‘Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el final del mundo’”.

“Está siempre con nosotros, nos mira, está ‘siempre vivo para interceder’ en nuestro favor. Para enseñar las llagas al Padre, por nosotros. En una palabra, Jesús intercede; está en el mejor ‘lugar’, delante del Padre suyo y nuestro, para interceder por nosotros”, afirmó.

El Santo Padre indicó que “la intercesión es fundamental”. “También nos ayuda a nosotros esta fe: nos ayuda a no perder la esperanza, a no desanimarnos. Delante del Padre hay alguien que le enseña las llagas e intercede. La Reina del Cielo nos ayude a interceder con la fuerza de la oración”, culminó.

domingo, 14 de mayo de 2023

EL PAPA FRANCISCO REZÓ A LA VIRGEN MARÍA POR LAS MADRES DEL MUNDO EN SU DÍA

  


El Papa Francisco rezó a la Virgen María por las madres del mundo en su día
Por Ary Waldir Ramos Díaz
14 de mayo de 2023 / 6:39 a. m.



Tras la oración del Regina Caeli, el Papa Francisco pidió oraciones por las mamás vivas o en el cielo este domingo 14 de mayo, cuando en más de 90 países se celebra el Día de la Madre. 

"Hoy, en tantos países, se celebra la fiesta de la mamá. Recordemos con gratitud y afecto a todas las madres, a aquellas que todavía están entre nosotros y aquellas que subieron al cielo. Las confiamos a la Virgen María, madre de Jesús, ¡y por favor para ellas un fuerte aplauso!", afirmó el Papa Francisco, asomado desde la ventana del Palacio Apostólico. 

Ante los fieles y peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro, después de presidir la oración mariana, el Papa Francisco pidió por el fin de la violencia entre israelíes y palestinos, porque con las armas "se destruye toda esperanza”. 

Recordando que hoy es el Día de la Madre, el Pontífice dijo que "en los últimos días hemos vuelto a ser testigos de enfrentamientos armados entre israelíes y palestinos, en los que han perdido la vida personas inocentes, entre ellas mujeres y niños”. 

Por eso, afirmó que "la tregua que se acaba de alcanzar se estabilice, que las armas callen, porque con las armas nunca se conseguirá la seguridad y la estabilidad, sino que, por el contrario, se seguirá destruyendo cualquier esperanza de paz”. 

El Papa, entonces, recordando a todas las madres "que todavía están entre nosotros y a las que se han ido al cielo", las encomendó a María, pensando en el teatro de otra dramática guerra, la de Ucrania. 

"A ti nos dirigimos pidiéndote que alivies el sufrimiento de la atormentada Ucrania y de todas las naciones heridas por la guerra y la violencia", expresó. Apenas ayer el Santo Padre recibió la visita en el Vaticano del presidente de Ucrania. 

Por último, el Papa saludó a Caritas Internationalis, que ayer eligió a su nuevo presidente, invitado por Francisco a avanzar "con valentía por el camino de las reformas". 


domingo, 7 de mayo de 2023

EL PAPA FRANCISCO ANIMA A VIVIR CON LA MIRADA HACIA EL CIELO Y RECUERDA QUE LA META ES LA ETERNIDAD

 



El Papa anima a vivir con la mirada hacia el cielo y recuerda que la meta es la eternidad

Por Almudena Martínez-Bordiú

7 de mayo de 2023 / 6:17 a. m.



En el Regina Coeli de este domingo 7 de mayo, el Papa Francisco invitó a los fieles a recordar hacia dónde se dirige su vida, incluso en el cansancio: “Mirar hacia arriba, hacia el cielo, recordemos la meta, pensemos que estamos llamados a la eternidad”.

Antes de dirigir esta oración mariana del tiempo pascual ante los fieles que le escuchaban desde la Plaza de San Pedro del Vaticano, el Papa Francisco reflexionó acerca del Evangelio del día, que relata el último discurso de Jesús antes de su muerte.

El Santo Padre explicó que Jesús no dejó solos a sus discípulos, sino que les invitó a “no tener miedo” y les indicó “que va a preparar un lugar para ellos y a guiarles hacia esa meta”.

“El Señor hoy nos indica así a todos nosotros el maravilloso lugar al que ir, y, al mismo tiempo, nos dice cómo ir, nos enseña el camino a recorrer. Nos dice dónde ir y cómo ir”, destacó.

En ese sentido, señaló que el “miedo” que sintieron los discípulos es el mismo que muchas veces sentimos nosotros, “cuando nos vemos obligados a separarnos de alguien a quien queremos”.

Sin embargo, el Papa indicó que Jesús asegura a sus discípulos que serán acogidos “para siempre con el calor de un abrazo” y que estará en el cielo preparándoles un lugar.

Más tarde, puntualizó que estas palabras son “fuente de consuelo y esperanza”, ya que “Jesús no se ha separado de nosotros, sino que nos ha abierto el camino, anticipando nuestro destino final: el encuentro con Dios Padre, en cuyo corazón hay un puesto para cada uno de nosotros”.

De este modo, el Santo Padre animó a los fieles a “recordar hacia dónde se dirige nuestra vida cuando experimentemos cansancio, desconcierto e incluso fracaso”.

“No debemos  perder de vista la meta, incluso si hoy corremos el riesgo de olvidarlo, de olvidar las preguntas finales, las importantes: ¿Adónde vamos? ¿Hacia dónde caminamos? ¿Por qué vale la pena vivir? Sin estas preguntas solo exprimimos la vida en el presente, pensamos que debemos disfrutarla lo máximo posible y terminamos por vivir al día, sin un objetivo, sin una finalidad”, añadió.

Asimismo, afirmó que Jesús también nos indica el camino a recorrer. “A veces, sobre todo cuando hay grandes problemas que afrontar está la sensación de que el mal es más fuerte, nos preguntamos: ¿Qué debo hacer? ¿Qué camino debo seguir?  Escuchemos la respuesta de Jesús: ‘Yo soy el camino y la verdad y la vida’”.

“Jesús mismo es el camino a seguir para vivir en la verdad y tener vida en abundancia. Él es el camino y, por tanto, la fe en  Él no es un ‘paquete de ideas’ en las que creer, sino un camino a recorrer, un viaje que cumplir, un camino con Él”. 

Para el Santo Padre, “Él es el camino que conduce a la felicidad que no perece. Es imitarlo, especialmente con gestos de cercanía y misericordia hacia los demás”.

Esta es, según el Pontífice, la “brújula” para alcanzar el cielo: “Amar a Jesús, el camino, convirtiéndose en señales de su amor en la tierra”.

Por último, el Papa Francisco invitó a los fieles a “mirar hacia arriba, hacia el Cielo, recordemos la meta, pensemos que estamos llamados a la eternidad, al encuentro con Dios. Y, desde el cielo al corazón, renovemos hoy la elección de Jesús, la elección de amarlo y de caminar detrás de Él”.


Palabras tras el Regina Coeli

Al finalizar este rezo, el Papa Franciscó mencionó a la Asociación Meter y a su fundador, el P. Fortunato Di Noto, “que llevan adelante el compromiso de prevenir y combatir la violencia contra los menores”.

El Santo Padre recordó que este 7 de mayo celebran la XXVII Jornada de los Niños Víctimas y que desde hace 30 años “defienden a la infancia de los abusos y la violencia”. 

“Estoy cerca de vosotros, hermanos y hermanas, y os acompaño con mi oración y mi afecto. No os canséis nunca de estar al lado de la víctima, ahí está el Niño Jesús esperándoos, ¡gracias!”.

Además, dirigió un saludo especial a los nuevos guardias suizos, “a sus familiares y amigos, y a las autoridades suizas que participaron en las celebraciones de este benemérito Cuerpo”.

Por último, recordó que mañana, 8 de mayo, se elevará en Pompeya (Italia), la tradicional Súplica a Nuestra Señora del Rosario, “en aquel Santuario que el Beato Bartolo Longo quiso dedicar a la paz”. 

“En este mes de mayo recemos el Rosario, pidiendo a la Santísima Virgen el don de la paz, especialmente para la atormentada Ucrania. Que los gobernantes de las naciones escuchen el deseo de los pueblos que sufren y quieren la paz”, concluyó. 

domingo, 9 de abril de 2023

IMÁGENES DEL PAPA FRANCISCO EN DOMINGO DE RESURRECCIÓN 2023

 













 📷 Queridos hermanos y hermanas, sigamos a Jesús hasta Galilea, encontremos con él y adorémosle allí, donde nos espera a cada uno de nosotros. Reanudemos la belleza de aquel momento en que nos dimos cuenta de que está vivo y lo convertimos en el Señor de nuestra vida. Volvamos a Galilea, a la Galilea del primer amor. Que cada uno de nosotros regrese a su propia Galilea, al lugar donde lo encontramos por primera vez. ¡Levantémonos a una vida nueva!  Papa Francisco, Domingo de Pascua 2023

Imágenes: Pablo Esparza

EWTN

viernes, 7 de abril de 2023

HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN LA MISA CRISMAL DEL JUEVES SANTO 2023



Homilía del Papa Francisco en la Misa Crismal de Jueves Santo 2023

6 de abril de 2023 



El Papa presidió la Misa Crismal este Jueves Santo, 6 de abril, en el altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro del Vaticano con la asistencia de numerosos sacerdotes de la Diócesis de Roma y miembros de la Curia Romana, a quienes advirtió sobre 3 “tentaciones peligrosas” que pueden superar gracias al Espíritu Santo. 


A continuación, la homilía completa del Papa Francisco:

“El Espíritu del Señor está sobre mí” (Lc 4,18). A partir de este versículo comenzó la predicación de Jesús y este mismo versículo dio inicio a la Palabra que acabamos de escuchar (cf. Is 61,1). Así pues, al principio está el Espíritu del Señor. 

Y sobre Él quisiera reflexionar hoy con ustedes, queridos hermanos. Porque sin el Espíritu del Señor no hay vida cristiana y, sin su unción, no hay santidad. Él es el protagonista y, en este día en que nació el sacerdocio, es hermoso reconocer que Él está en el origen de nuestro ministerio, de la vida y de la vitalidad de todo pastor. 

En efecto, la santa Madre Iglesia nos enseña a profesar que el Espíritu Santo es “dador de vida”, como lo afirmó Jesús diciendo: “El Espíritu es el que da Vida” (Jn 6,63); una enseñanza de la que se hizo eco el apóstol Pablo, quien escribió que “la letra mata, pero el Espíritu da vida” (2 Co 3,6) y habló de “la ley del Espíritu, que da la Vida...en Cristo Jesús” (Rm 8,2). 

Sin Él, tampoco la Iglesia sería la Esposa viva de Cristo, sino a lo sumo una organización religiosa; no el Cuerpo de Cristo, sino un templo construido por manos humanas. ¿Cómo, pues, puede edificarse la Iglesia, si no es a partir del hecho de que somos “templos del Espíritu Santo” que “habita en nosotros” (cf. 1 Co 6,19; 3,16)? No podemos dejarlo de lado o aparcarlo en alguna zona de devoción. Necesitamos decirle cada día: “Ven porque sin tu ayuda divina no hay nada en el hombre”. 

El Espíritu del Señor está sobre mí. Cada uno de nosotros puede decir esto; no es presunción, sino realidad, pues todo cristiano, especialmente todo sacerdote, puede hacer suyas las siguientes palabras: “porque el Señor me ha ungido” (Is 61,1). Hermanos, sin méritos, por pura gracia hemos recibido una unción que nos ha hecho padres y pastores en el Pueblo santo de Dios. Consideremos, pues, este aspecto del Espíritu: la unción. 

Tras la primera “unción” que tuvo lugar en el vientre de María, el Espíritu descendió sobre Jesús en el Jordán. Después de esto, como explica san Basilio, “toda acción [de Cristo] se iba realizando con la copresencia del Espíritu Santo”. 

En efecto, por el poder de esa unción, predicaba y realizaba signos; en virtud de ella “salía de Él una fuerza que sanaba a todos” (Lc 6,19). Jesús y el Espíritu actúan siempre juntos, de modo que son como las dos manos del Padre[4] que, extendidas hacia nosotros, nos abrazan y nos levantan, Ireneo decía esto. Y por ellas fueron marcadas nuestras manos, ungidas por el Espíritu de Cristo. Sí, hermanos míos, el Señor no sólo nos ha elegido y llamado, sino que ha derramado en nosotros la unción de su Espíritu, el mismo Espíritu que descendió sobre los Apóstoles. Hermanos, estamos ungidos. 

Fijémonos, pues, en ellos, en los Apóstoles. Jesús los eligió y a su llamada dejaron sus barcas, sus redes, sus casas. La unción de la Palabra cambió sus vidas. Con entusiasmo siguieron al Maestro y comenzaron a predicar, convencidos de que más tarde realizarían cosas aún mayores; hasta que llegó la Pascua. Allí todo pareció detenerse; llegaron a renegar y a abandonar al Maestro, Pedro fue el primero. 

No tengamos miedo, seamos valientes leyendo nuestra propia vida y nuestras propias caídas. Tomaron conciencia de su propia incapacidad y se dieron cuenta de que no lo habían entendido. El “no conozco a ese hombre” (cf. Mc 14,71), que Pedro pronunció en el patio del sumo sacerdote después de la Última Cena, no es sólo una defensa impulsiva, sino una confesión de ignorancia espiritual: él y los demás quizá se esperaban una vida de éxito detrás de un Mesías que atraía multitudes y hacía prodigios, pero no reconocían el escándalo de la cruz, que echó por tierra sus certezas. Jesús sabía que no lograrían nada solos, y por eso les prometió el Paráclito. 

Y fue precisamente esa “segunda unción”, en Pentecostés, la que transformó a los discípulos, llevándolos a pastorear el rebaño de Dios y ya no a sí mismos. Esta es la contradicción por resolver; ser pastores del pueblo de Dios o ser pastores de sí mismos, y es el Espíritu que señala el camino. Fue esa unción fervorosa la que extinguió su religiosidad centrada en sí mismos y en sus propias capacidades. 

Al recibir el Espíritu, los miedos y vacilaciones de Pedro se evaporan; Santiago y Juan, consumidos por el deseo de dar la vida, dejan de buscar puestos de honor (cf. Mc 10,35-45), hermanos, nuestro carrerismo; los demás ya no permanecen encerrados y temerosos en el cenáculo, sino que salen y se convierten en apóstoles en el mundo. El Espíritu es el que cambia nuestro corazón, lo pone en otro nivel distinto y diferente.   

Hermanos, un itinerario como éste abarca nuestra vida sacerdotal y apostólica. También para nosotros hubo una primera unción, que comenzó con una llamada de amor que cautivó nuestros corazones. Por ella soltamos las amarras, y sobre ese entusiasmo genuino descendió la fuerza del Espíritu, que nos consagró. Luego, según el tiempo de Dios, llega para cada uno la etapa pascual, que marca el momento de la verdad. Y es un momento de crisis, que reviste diversas formas. 

A todos, antes o después, nos sucede que experimentamos decepciones, dificultades y debilidades, con el ideal que parece desgastarse entre las exigencias de la realidad, mientras se impone una cierta costumbre; y algunas pruebas, antes difíciles de imaginar, hacen que la fidelidad parezca más difícil que antes. Esta etapa, de esta tentación y prueba que, todos tuvimos y tendremos,  representa un momento culminante para quienes han recibido la unción. 

De ella se puede salir mal parado, deslizándose hacia una cierta mediocridad, arrastrándose cansinamente hacia una “normalidad” en la que se insinúan tres tentaciones peligrosas: la del compromiso, por la que uno se conforma con lo que puede hacer; la de los sucedáneos, por la que uno intenta “llenarse” con algo distinto respecto a nuestra unción; la del desánimo, por la que, insatisfecho, uno sigue adelante por pura inercia. 

Y aquí está el gran riesgo: mientras las apariencias permanecen intactas, nos replegamos sobre nosotros mismos y seguimos adelante desmotivados; la fragancia de la unción ya no perfuma la vida y el corazón ya no se ensancha, sino que se encoge, envuelto en el desencanto. Es un mixto de cosas; cuando el sacerdocio lentamente resbala en el clericalismo y el sacerdote se olvida de ser un pastor del pueblo para convertirse en un clérigo de estado. 

Pero esta crisis puede convertirse también en el punto de inflexión del sacerdocio, en la “etapa decisiva de la vida espiritual, en la que hay que hacer la elección definitiva entre Jesús y el mundo, entre la heroicidad de la caridad y la mediocridad, entre la cruz y un cierto bienestar, entre la santidad y una honesta fidelidad al compromiso religioso”[5]. Al final de esta celebración recibirán en regalo, un libro clásico que trata sobre este problema: “La Segunda llamada” de padre Voillaume, léanlo porque todos necesitamos reflexionar sobre este momento de nuestro sacerdocio. 

Es el momento bendito en el que, como los discípulos en Pascua, estamos llamados a ser “suficientemente humildes para confesarnos vencidos por Cristo humillado y crucificado, y aceptar iniciar un nuevo camino, el del Espíritu, el de la fe y el de un amor fuerte y sin ilusiones”. Es el kairós en el que descubrir que “las cosas no se reducen a abandonar la barca y las redes para seguir a Jesús durante un tiempo determinado, sino que exige ir hasta el Calvario, acoger la lección y el fruto, e ir con la ayuda del Espíritu Santo hasta el final de una vida que debe terminar en la perfección de la divina Caridad”.

 Con la ayuda del Espíritu Santo: es el tiempo, para nosotros como para los Apóstoles, de una “segunda unción”, una segunda llamada, en la que acojamos al Espíritu no en el entusiasmo de nuestros sueños, sino en la fragilidad de nuestra realidad. Es una unción que desvela la verdad en lo profundo de nosotros mismos, que le permite al Espíritu ungir nuestras debilidades, nuestros trabajos, nuestra pobreza interior. Entonces la unción tiene de nuevo buen olor: la fragancia de Cristo, no la nuestra. 

En este momento, estoy recordando interiormente algunos de ustedes que se encuentran en crisis, desorientados y que no sabe como volver al camino en esta segunda unción del Espíritu. Pienso en estos hermanos y les digo simplemente: Coraje, el Señor es más grande de tus debilidades, de tus pecados, confía en el Señor y déjate llamar una segunda vez, esta vez con la unción del Espíritu Santo; la doble vida no te ayudará, botar todo por la ventana tampoco, mira hacía adelante, déjate acariciar por la unción del Espíritu Santo. 

El camino para ello es admitir la verdad de la propia debilidad. A esto nos exhorta “el Espíritu de la Verdad” (Jn 16,13), que nos impulsa a mirar hasta el fondo de nosotros mismos, para preguntarnos: ¿mi realización depende de lo bueno que soy, del cargo que obtengo, de los cumplidos que recibo, de la carrera que hago, de los superiores o colaboradores que tengo, de las comodidades que puedo garantizarme, o de la unción que perfuma mi vida? Hermanos, la madurez sacerdotal pasa por el Espíritu Santo, se realiza cuando Él se convierte en el protagonista de nuestra vida. 

Entonces todo cambia de perspectiva, incluso las decepciones y las amarguras, también los pecados, porque ya no se trata de mejorar componiendo algo, sino de entregarnos, sin reservarnos nada, a Aquel que nos ha impregnado de su unción y quiere llegar hasta lo más profundo de nosotros. Hermanos redescubramos entonces que la vida espiritual se vuelve libre y gozosa no cuando se guardan las formas y se hace un remiendo, sino cuando se deja la iniciativa al Espíritu y, abandonados a sus designios, nos disponemos a servir donde y como se nos pida. ¡Nuestro sacerdocio no crece remendando, sino desbordándose! 

Si dejamos actuar en nosotros al Espíritu de la verdad custodiaremos la unción, porque saldrán a la luz las falsedades, las hipocresías clericales, con las que estamos tentados de convivir. Y el Espíritu, que “lava las manchas”, nos sugerirá, sin cansarse, que “no manchemos la unción”, ni un poco. Me viene a la memoria aquella frase de Qohélet que dice: “Una mosca muerta corrompe y hace fermentar el óleo del perfumista” (10,1). 

Es verdad, toda doblez, la doblez clerical por favor, toda doblez que se insinúa es peligrosa, no hay que tolerarla, sino sacarla a la luz del Espíritu. Porque si “nada es más tortuoso que el corazón humano y no tiene arreglo” (Jr 17,9), el Espíritu Santo es el único que nos cura de la infidelidad (cf. Os 14,5). 

Para nosotros es una lucha a la que no podemos renunciar, en efecto, es indispensable, como escribía san Gregorio Magno, que “quien predica la palabra de Dios considere primero cómo debe vivir, para que luego, de su vida, deduzca qué y cómo debe predicar. Que no se atreva a decir exteriormente lo que no hubiera oído primero en el interior”. El maestro interior al que hay que escuchar es el Espíritu, sabiendo que no hay nada en nosotros que Él no quiera ungir. 

Hermanos, custodiemos la unción; que invocar al Espíritu no sea una práctica ocasional, sino el aliento de cada día. Yo, ungido por Él, estoy llamado a sumergirme en Él, a dejar que su luz entre en mi opacidad, que tenemos tantas, para encontrar la verdad de lo que soy. Dejémonos impulsar por Él para combatir las falsedades que se agitan en nuestro interior; y dejémonos regenerar por Él en la adoración, porque cuando lo adoramos, Él derrama su Espíritu en nuestros corazones. 

“El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Él me envió” -continúa la profecía- a llevar una buena nueva, liberación, curación y gracia (cf. Is 61,1-2; Lc 4,18-19); en una palabra, a llevar armonía donde no la hay. Porque como dice San Basilio: “El Espíritu es la armonía”, es Él el que hace la armonía. Después de haberles hablado de la unción, quisiera decirles algo sobre la armonía, que es su consecuencia. En efecto, el Espíritu Santo es armonía. Antes que nada, en el cielo. San Basilio explica que “toda esa armonía sobrecelestial e indecible en el servicio de Dios y en la sinfonía mutua de las potencias supracósmicas, es imposible que se conserve si no es por la autoridad del Espíritu”[9]. Y luego, en la tierra. 

Él es, en efecto, en la Iglesia, esa “Armonía divina y musical” que lo une todo. Él suscita la diversidad de los carismas y la recompone en la unidad, crea una concordia que no se basa en la homologación, sino en la creatividad de la caridad. Así crea armonía en la multiplicidad. Así crea armonía en un presbiterio. 

En los años del Concilio Vaticano II, don del Espíritu, un teólogo publicó un estudio en el que hablaba del Espíritu no en clave individual, sino plural. Invitaba a pensar en él como una Persona divina no tanto singular, sino “plural”, como el “nosotros de Dios”, el “nosotros” del Padre y del Hijo, porque es su nexo, es en sí mismo concordia, comunión, armonía. Recuerdo que cuando leí este tratado teológico, era estudiante de teología, me escandalicé, parecía una herejía. Porque en nuestra formación no se entendía bien como era el Espíritu Santo. 

Crear armonía es lo que Él desea, especialmente a través de aquellos en quienes ha derramado su unción. Hermanos, crear armonía entre nosotros no es sólo un método adecuado para que la coordinación eclesial funcione mejor, no es una cuestión de estrategia o cortesía, sino una exigencia interna de la vida en el Espíritu. 

Se peca contra el Espíritu, que es comunión, cuando nos convertimos, aunque sea por ligereza, en instrumentos de división, el chismorreo, cuando somos instrumentos de división, pecamos contra el Espíritu; y le hacemos el juego al enemigo, que no sale a la luz y ama los rumores y las insinuaciones, que fomenta los partidos y las cordadas, alimenta la nostalgia del pasado, la desconfianza, el pesimismo, el miedo. 

Tengamos cuidado, por favor, de no ensuciar la unción del Espíritu y el manto de la Madre Iglesia con la desunión, con las polarizaciones, con cualquier falta de caridad y de comunión. Recordemos que el Espíritu, “el nosotros de Dios”, prefiere la forma comunitaria: la disponibilidad respecto a las propias necesidades, la obediencia respecto a los propios gustos, la humildad respecto a las propias pretensiones. 

La armonía no es una virtud entre otras, es mucho más. San Gregorio Magno escribe: ˝De cuánto valga, pues, la virtud de la concordia consta, puesto que, sin ella, queda demostrado que las demás virtudes no son virtudes˝. 

Ayudémonos, hermanos, a custodiar la armonía, empezando no por los demás, sino por uno mismo; preguntándonos: mis palabras, mis comentarios, lo que digo y escribo, ¿tienen el sello del Espíritu o el del mundo? Pienso también en la amabilidad del sacerdote, pero tantas veces los sacerdotes somos unos maleducados, pensemos en la amabilidad del sacerdote: si la gente encuentra incluso en nosotros personas insatisfechas y descontentas, solterones, que critican y señalan con el dedo, ¿dónde descubrirán la armonía? ¡Cuánta gente no se acerca o se aleja porque en la Iglesia no se siente acogida y amada, sino mirada con recelo y juzgada! 

En nombre de Dios, ¡acojamos y perdonemos siempre! Recordemos que ser agrios y quejumbrosos, además de no producir nada bueno, corrompe el anuncio, porque contra-testimonia a Dios, que es comunión y armonía. Esto desagrada sobre todo al Espíritu Santo, a quien el apóstol Pablo nos exhorta a no entristecer (cf. Ef 4,30). 

Hermanos, les dejo estas reflexiones que llevo en el corazón y concluyo dirigiéndoles una palabra sencilla e importante: gracias. Gracias por su testimonio y gracias por su servicio; gracias por el bien escondido que hacen, por el perdón y el consuelo que dan en nombre de Dios, perdone siempre, por favor, nunca negar el perdón; gracias por su ministerio, que a menudo se realiza en medio de mucho esfuerzo y poco reconocimiento. 

Que el Espíritu de Dios, que no defrauda a los que confían en Él, los llene de paz y lleve a término lo que ha comenzado en ustedes, para que sean profetas de su unción y apóstoles de armonía. 

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