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domingo, 12 de mayo de 2024

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA - DÍA 6, DÍA 7, DÍA 8, DÍA 9, DÍA 10 Y DÍA 11 DE MAYO

 




Los cinco minutos de María
Mayo 6



“Ciertamente cumplió Santa María con toda perfección la voluntad del Padre y por esto es más importante su condición de discípula de Cristo que la de Madre de Cristo; es más dichosa por ser discípula de Cristo que por ser Madre de Cristo.

Por esto María fue bienaventurada, porque, antes de dar a luz a su Maestro, lo llevó en su seno; llevó en su seno el cuerpo de Cristo; más aún, guardó en su mente la verdad de Cristo.

Cristo es la verdad. Cristo tuvo un cuerpo; en la mente de María estuvo Cristo, la verdad; en su seno estuvo Cristo hecho carne” (San Agustín).

Madre, espejo de todas las virtudes, que sepa mirarme en ti para imitarte.


* P. Alfonso Milagro



Los cinco minutos de María
Mayo 7



El amor que María tuvo a Dios fue un amor verdaderamente perfecto, porque amó a Dios con toda su intensidad y esa intensidad llegó a tal grado que nunca jamás ningún ser creado pudo ni de lejos igualar.

Ella sola cumplió al pie de la letra el precepto de amar a Dios con todo el corazón, con todas las fuerzas, con toda la mente y con toda el alma.

La medida de nuestro amor a Dios la dará el hecho de amarlo sin medida, sin límites, sin restricciones ni excepciones de ninguna clase.

Como afirma San Pablo, nada nos podrá separar del amor de Cristo: ni el hambre, ni la persecución, ni la muerte, ni ninguna otra cosa; siempre estaremos unidos a Él con los vínculos de la caridad.
Madre de la que hemos recibido el fruto de la vida, que no perdamos esa vida.



* P. Alfonso Milagro




Los cinco minutos de María - por Alfonso Milagro
8 de mayo




San Pedro cayó en el pecado de negar al Maestro; pero luego consiguió el arrepentimiento y, tras el arrepentimiento, alcanzó el perdón.

No nos cuesta mucho imaginar que San Pedro acudió a la Madre de Jesús para que ella le alcanzara el perdón de su divino Hijo, y tampoco nos cuesta imaginar el afecto y la ternura con que fue recibido el apóstol pecador, arrepentido y lloroso.

Ese y no otro debe ser el camino que nosotros debemos seguir, si en alguna oportunidad caemos en pecado; no debemos desesperar del perdón, pues conocemos las entrañas de misericordia con que Dios nos espera, pero haremos muy bien en acudir a la Madre del perdón, para que sea ella la que nos presente al divino Redentor.

Madre del amor, suscita en nosotros el arrepentimiento sincero de nuestras culpas.



Los cinco minutos de María - por Alfonso Milagro
9 de mayo



Algunas veces se representa a María teniendo a su Hijo Jesús de pie en sus rodillas y mostrándolo así al mundo, como diciendo a los hombres: "Aquí tienen a mi Hijo, que es su Salvador, el único que los puede librar del pecado, causa de todos los males; acudan a Él, a fin de que Él les conceda la salvación que en vano buscan en otros lugares".

Despreocuparse de Cristo es renunciar a la salvación. Buscar la salvación en otro que no sea Cristo es caminar hacia el fracaso más doloroso.

Madre y Señora de toda la creación, preséntala al Padre, para que la salve.




Los cinco minutos de María
Mayo 10



María dijo “sí” al enviado de Dios y asumió una vida pobre y humilde, llena de privaciones, y todo el dolor que significaría ser la Madre del Crucificado.

María percibió por la fe que, siendo Madre de Jesús, era la Madre del Mesías, siervo sufriente de su pueblo, con todo lo que eso suponía de dolor, humillación y muerte.

Por la fe, nosotros aceptamos a Cristo, pero debemos cobrar conciencia de que Cristo supone para nosotros sacrificios personales muy dolorosos, negaciones de nuestros gustos y conveniencias, humillaciones muy sentidas, muerte y renuncia a todo lo que no sea Dios.

Si nos abrazamos con Cristo, abracémonos con la cruz de Cristo.
Madre, que eres la omnipotencia suplicante, ruega por nosotros al Padre.



* P. Alfonso Milagro






Los cinco minutos de María
Mayo 11



Todos los actos de la vida de la Virgen estuvieron orientados hacia Dios. Todo lo hacía por su Hijo y para su Hijo; pero como su Hijo era Dios, todo en su vida empezaba y terminaba en Dios.

¿Podemos decir nosotros que Dios es el móvil de nuestros actos? ¿Nuestros actos se dirigen a Dios?

Cuanto hagamos en esta vida debe tener su proyección en la vida eterna, ya que esta vida terrena no tiene sentido en sí misma sino en cuanto es preparación para la vida definitiva. Por tanto, sepamos que todo cuanto no hagamos por Dios, se pierde y no tiene mérito para la vida eterna.

Madre, cuyo ruego poderoso es gracia y bendición, ruega por nosotros.


* P. Alfonso Milagro 


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