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viernes, 13 de julio de 2018

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 13 JULIO 2018



Lecturas de hoy Viernes de la 14ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, viernes, 13 de julio de 2018



Primera lectura
Lectura de la profecía de Oseas (14,2-10):

Así dice el Señor: «Israel, conviértete al Señor Dios tuyo, porque tropezaste por tu pecado. Preparad vuestro discurso, volved al Señor y decidle: "Perdona del todo la iniquidad, recibe benévolo el sacrificio de nuestros labios. No nos salvará Asiria, no montaremos a caballo, no volveremos a llamar Dios a la obra de nuestras manos. En ti encuentra piedad el huérfano." Yo curaré sus extravíos, los amaré sin que lo merezcan, mi cólera se apartará de ellos. Seré para Israel como rocío, florecerá como azucena, arraigará como el Líbano. Brotarán sus vástagos, será su esplendor como un olivo, su aroma como el Líbano. Vuelven a descansar a su sombra: harán brotar el trigo, florecerán como la viña; será su fama como la del vino del Líbano. Efraín, ¿qué te importan los ídolos? Yo le respondo y le miro: yo soy como un ciprés frondoso: de mí proceden tus frutos. ¿Quién es el sabio que lo comprenda, el prudente que lo entienda? Rectos son los caminos del Señor: los justos andan por ellos, los pecadores tropiezan en ellos.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 50

R/. Mi boca proclamará tu alabanza, Señor

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R/.

Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve. R/.

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R/.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,16-23):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Mirad que os mando como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas. Pero no os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán. Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra. Porque os aseguro que no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del hombre.» 

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy viernes, 13 de julio de 2018
 CR



Queridos amigos:

Vivimos en una sociedad donde cada día se aseguran más cosas: la casa, el coche, las joyas o las obras de arte (el que las tiene), el riesgo de averías, de incendios, la responsabilidad civil de los profesionales (y aún en las familias), la atención sanitaria privada,…

Necesitamos un respaldo, y la sociedad (algunas empresas) nos lo facilita por un módico precio. Es una forma de vender tranquilidad. Si algo me pasa, está el seguro.

Jesús, en este pasaje, anuncia las peores calamidades para sus seguidores: persecuciones, azotes, juicios,… pero también garantiza el respaldo. Lo que ocurre que esta vez es gratis. Dios mismo nos asiste en las desgracias, en los males sufridos por su causa. 

Se impone un ejercicio de confianza. Los que se encuentran con Dios personalmente, pueden (podemos) dar testimonio de la tranquilidad, la paz interior, la confianza que produce el saberse en sus manos. La fe, la Esperanza (con mayúscula), no evita los problemas, las preocupaciones, ni nos proporciona soluciones eficaces (mágicas) a los conflictos de cada día. Pero sí nos da la serenidad suficiente para abordar las dificultades con otro talante; para saber que, al final, está Dios, y que Él no nos deja solos, que nos da la fuerza necesaria para seguir adelante.

No nos van a perseguir, probablemente, ni nos van a llevar ante el juez por anunciar el Evangelio, pero sí padecemos a diario otras preocupaciones. Dios nos garantiza que, si contamos con Él, Él estará con nosotros. Y (repito) aunque eso no nos solucione automáticamente los conflictos, nos dará la serenidad y la entereza necesarias para buscar la salida, o para llevar adelante la dificultad con otro ánimo. Porque nada hay más poderoso que Dios, y Él está de nuestro lado. Es la experiencia de muchos.

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